04 08 2013 la gaceta literaria

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SAN MIGUEL DE TUCUMAN, DOMINGO 4 DE AGOSTO DE 2013

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El español José Ovejero, ganador del premio Alfaguara, confiesa que la resignación nunca fue lo suyo.

Según Steiner, el recelo de Borges con la novela se adivina en la indefinición de sus personajes femeninos.

5 a SECCION

E N T R E V I S TA A A N D R E A C A M I L L E R I SGIORNALEDIBRESCIA.IT

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odríamos encontrarnos en Vigata, la ficticia ciudad siciliana que es el escenario de las novelas del comisario Montalbán, que no es otra que Puerto Empédocles, en Agrigento, pero Andrea Camilleri está en “el continente” como se dice cuando no se está en Sicilia. Acaba de publicar su último libro -una suerte de autobiografía y de reflexionesy, por ello, tiene múltiples compromisos que cumplir para publicitarlo. “El café con hielo picado, crema y medialunas, nuestro típico desayuno siciliano –dice– tendrá que esperar todavía algunas semanas”. Lo llamo a su humeante casa romana. Camilleri tiene 88 años y se concede el lujo de fumar 60 cigarrillos al día. “Si dejo ahora –me dice con su voz ronca– me muero de inmediato”. Camilleri es un hombre “récord”. Conoció el éxito a los 70 años después de haber trabajado en el teatro y en la Rai. Es el escritor italiano más exitoso: ha vendido 21 millones de copias y ha sido traducido en todo el mundo. Hablar con él significa afrontar sus dos grandes pasiones: George Simenon, una de las más grandes “máquinas” de escribir de la historia de la literatura, y la política. - ¿Qué puntos en común piensa que tiene con Simenon? - Simenon tenía una serie infinita de trucos, artimañas y recursos que lo convirtieron en un archivo monumental hecho de apuntes, mapas y documentos. Yo no. Sí tengo una óptima memoria, soy ordenado y metódico. Simenon frecuentó la escuela de un comisario del Quai des Orfevres, en París, para aprender las técnicas de la investigación policial. Yo las conocí después de haber escrito algunas novelas cuyo personaje es el comisario Montalbano. A diferencia de Simenon yo, quizás, tengo más el ánimo de un “perro de policía” pero, como casi todos los autores de sagas, compartimos la tendencia a repetir hasta el infinito las condiciones de la primera obra -El curso de las cosas en mi caso-, es decir: horarios de escritura, lectura de crónicas policiales y la inmersión en la realidad cotidiana. Me gusta sumergirme en la realidad. Gogol decía que él no poseía fantasía. La inspiración para escribir Las ánimas muertas se la sugirió Puskin, que había apenas leído la noticia en algún diario. Si debo ser sincero jamás entendí cómo nacen mis novelas. Leo muchos hechos pequeños, escucho frases por la calle, dos o tres se me fijan en la mente y crecen hasta resultar una historia. Ayer, por ejemplo, salí a comprar cigarrillos y escuché que una muchacha, por teléfono, decía: “¿Pero cómo quieres hacer el amor conmigo sin haber consultado antes al tarot?”. Es un magnífico punto de partida para una novela. - En las novelas convencionales desaparecieron las largas descripciones de los clásicos. El mismo rostro de su comisario Montalbano es un misterio. ¿Es una técnica suya? - No. En mi caso la formación teatral hizo que me resultara natural escribir los diálogos antes que otra cosa. Cuando he establecido cómo habla un personaje, comienzo a deducir cómo se viste,

El autor revela que contaba a su padre moribundo lo que estaba escribiendo. Usaba el italiano para las razones, y el dialecto siciliano para la pasión.

más culto que el monstruo. Tengo que decir que muchos traductores, especialmente los que traducen al castellano, trasmiten muy bien lo que intento decir. - Usted comenzó a escribir novelas históricas y luego llegó al éxito con las novelas policiales del comisario Montalbano - Sí. Todo nació como un juego. Para escribir tenía necesidad de un contenedor. ¿Y qué mejor contenedor existe que los policiales? Subí de 5.000 a 900.000 copias vendidas. Un delirio. Y también una presión enorme. Hace tiempo que pienso en “asesinar” a Montalbano. Pero hace unos diez años nos encontramos, en París, con Manuel Vázquez Montalbán y con Jean Claude Izzo y empezamos a discutir cómo matar a nuestros investigadores. Luego, imprevistamente, murieron mis dos escritores amigos sin lograr desembarazarse de sus personajes. Y, entonces yo, que como buen hombre del sur, soy muy supersticioso, he renunciado a cometer ese “delito”.

“Hace tiempo que pienso en asesinar a Montalbano” ◆

Por Cristiana Zanetto

PARA LA GACETA - ROMA

Con 21 millones de ejemplares vendidos, es el escritor más popular de Italia y uno de los más leídos del mundo. Montalbano, protagonista de 19 de sus libros, es un personaje que ha dejado una huella indeleble en la literatura policial de todos los tiempos. Su creador cuenta aquí, entre otras cosas, qué ocurrió cuando se reunió con Manuel Vázquez Montalbán y con Jean Claude Izzo para eliminar a sus personajes. adónde vive, etcétera. No tengo una técnica precisa para escribir. A mis alumnos suelo decirles que la mejor escuela para aprender a escribir es saber escuchar. Y, naturalmente, leer los escritores que nos gustan e intentar entender cómo han hecho ellos. Yo adoro a Chejov y Gogol. Cuentos de San Petersburgo es la perfección literaria. También me gustan Beckett, Faulkner, Sterne, Pirandello, Leonardo Sciascia e Ítalo Calvino, para mí, un dios de la escritura. - A propósito de lengua y escritura, ¿por qué la decisión de escribir en esa mezcla de italiano de la pequeña burguesía italiana y dialecto siciliano?

PERFIL Andrea Camilleri nació en 1925, en Sicilia, y actualmente vive en Roma. Durante 40 años fue guionista y director de teatro y televisión. Su primer libro, publicado en 1978 en una edición pagada por el autor, fue un fracaso. Estuvo 12 años sin escribir, logró éxito de ventas y crítica con La temporada de caza. En 1994 publicó La forma del agua, primera novela en la que aparece Salvo Montalbano, el entrañable comisario siciliano que protagonizaría una serie que en la actualidad consta de 19 novelas. Todos sus libros ocupan habitualmente el primer puesto en las listas de libros más vendidos en Italia y en varios países europeos. Sus libros fueron traducidos a 120 idiomas y han vendido 21 millones de ejemplares (7 millones en su país, 1 millón en España). En la Argentina es publicado por la editorial Salamandra.

- Porque para mí es perfecto. Me di cuenta una noche, en el lecho de muerte de mi padre. Para hacerle compañía le contaba lo que estaba escribiendo y lo hacía en esa mezcla porque, a veces, el italiano me servía para expresar el concepto sobre algo mientras que el dialecto describía mejor el sentimiento. Es una lección maravillosa que he aprendido de Pirandello en su maravillosa traducción del Cíclope de Eurípides en dialecto siciliano. Él logra un resultado extraordinario al operar con dos niveles del dialecto: el de los campesinos, que usa el cíclope y un lenguaje más culto, que es en el que se expresa Ulises, hombre que ha viajado y que, se supone, es

- ¿Por qué suele ser Sicilia el escenario casi exclusivo de sus novelas? - Sicilia ha tenido 13 dominaciones y de cada una hemos tomado lo mejor y lo peor, es decir que es muy compleja. Puedes hablar de un hecho sucedido en el 1.500 en Sicilia y reencontrarlo igual en un suceso acontecido ayer. Satisface mis exigencias beber de esta agua y de esta fuente. - Usted no es sólo el escritor italiano que más ha vendido sino también representa una importante desmentida al lugar común según el cual los lectores italianos no aprecian el sentido del humor. - En Italia, la sátira siempre fue considerada un género menor. ¿Recuerda las polémicas por el Nobel a Darío Fo? En este país se ha tenido siempre la snob idea de que la llamada “alta literatura” debe ser, necesariamente, seria. Yo no pienso así. Curiosamente la misma exigencia de seriedad no es aplicada por los italianos a la política. No me gusta decirlo pero todavía hay un modo de pensar fascista. Lamentablemente aún seduce la prepotencia. - ¿Continúa definiéndose como un marxista? - Mire... hoy más que nunca, aunque hace algunos años me había convencido de que lo mejor era una izquierda definida como liberal-democrática. Me parece que hoy la izquierda italiana necesita una sesión psiquiátrica. Esto de gobernar con Berlusconi... ¿qué es sino una enfermedad? A mi edad quisiera todavía llegar a comprender qué pasa en mi país, comprender cosas difíciles de justificar es el único modo serio de resistir a la vida. Y a esta voluntad de entender yo se la he trasmitido a mi personaje Montalbano. Edipo, que descubre que su ciudad es víctima de una peste, quiere encontrar al culpable y a la verdad. Hace una investigación y descubre que el culpable es él mismo. Es un policial de una belleza extraordinaria, ¿no? ¡Eso! Yo no sé todavía quién es el culpable de cómo está Italia... Pero una idea tengo... © LA GACETA Cristiana Zanetto – Periodista italiana de medios gráficos y audiovisuales.

El escritor confiesa que, por su formación teatral, primero escribe los diálogos. Luego de fijar cómo habla un personaje, deduce cómo viste.


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LA GACETA

LITERARIA DOMINGO 4 DE AGOSTO DE 2013

LANZAMIENTOS / LA GACETA LITERARIA / CRITICA DE LIBROS / LA GACETA LITERARIA / LANZAMIENTOS / LA GACETA LITERARIA

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Una idea derrotada de la Justicia

o v e d a d e s

EL GRANO DE LA VOZ Roland Barthes

Montalbano, una ola de calor, el deseo de venganza y un cadáver

El grano de la voz reúne entrevistas concedidas por Roland Barthes desde 1962 hasta su muerte, en 1980, y realiza “una puesta en escena” de ideas, redes de lectura, desarrollos y combates de una poética teórica tan voluptuosa como subversiva.

FOTO DE FRANCESCO PETRUCCI

POLICIAL ARDORES DE AGOSTO

Javier es una leyenda viva: el caricaturista político más influyente del país. Pero todo cambia cuando recibe la visita inesperada de una mujer. Tras remontarse con ella al recuerdo de una noche ya remota, se verá obligado a revaluar su vida y a poner en entredicho su posición.

UN TIEMPO DE RUPTURAS Eric Hobsbawm

$ 149

CRÍTICA (312 PAGINAS)

Hobsbawm escribe sobre lo que les sucedió al arte y a la cultura de la sociedad burguesa cuando ella se esfumó, tras 1914. Su destrucción surge de la revolución en la ciencia y la tecnología, del desarrollo de la sociedad de consumo y de la entrada de las masas en la política.

CINE Y REGÍMENES AUTORITARIOS DEL SIGLO XX Raphaël Muller y Thomas Wieder

$ 130

NUEVA VISIÓN (256 PÁGINAS)

Mussolini veía en el cine “el arma más fuerte” de su política de propaganda, Goebbels quería convertirlo en “una fuerza mundial” y Lenin consideraba que era “la más importante” de todas las artes. El cine, en el siglo XX, no deja indiferente a ningún dictador.

ESCUELA NORMAL DE MONTEROS Arturo Dionisio Zelaya

$ 90

LA AGUJA DE BUFFON EDICIONES (384 PÁGINAS)

La Escuela Normal Mixta fue la institución señera para el progreso de Monteros. El libro recorre la historia de la ciudad en la primera mitad del siglo XX. Personajes y anécdotas reflejan con nitidez la sociedad de la época y su perfil como pueblo amante de la educación.

RUPTURA Y RECONCILIACIÓN Coordinado por Carlos Malamud

$ 150

TAURUS – FUNDACIÓN MAPFRE (408 PÁGINAS)

España y el reconocimiento de las independencias latinoamericanas, es el subtítulo de esta obra que también reflexiona sobre la potencia y la presencia de América Latina en tiempos de globalización, en los que se ha convertido en destacada protagonista.

UNA VENTANA A GRECIA Y ALGO MÁS… Santos Nerone

$ 70

EDITORIAL DUNKEN (96 PÁGINAS)

Cuando el universo poético encuadrado en 30 años de amor encuentra su cauce propicio en Grecia, se puede lograr desde la belleza visual, y desde la transparencia de los versos inspirados en la historia y en su impronta, una auténtica exaltación de los sentidos.

Hace falta leer Ardores de agosto, de Andrea Camilleri, para saber realmente de qué se trata una ola de calor. Un calor que convierte al cerebro “en una mermelada” y tiene “el mismo efecto que tres pastillas de somnífero”. En ese aturdimiento, “hasta los asesinos esperan a que llegue el otoño”. Y es al ya mítico personaje Salvo Montalbano a quien le toca vivir esas tórridas circunstancias. Montalbano: un hombre que gusta de bañarse desnudo en el mar y comer en la trattoria de Enzo, que lee tanto tragedias griegas como al Dante o novelas policiales (“de dos autores suecos que eran marido y mujer, y en la cual no había ni una sola página que no contuviera un despiadado ataque a la social-democracia y el gobierno. Montalbano lo dedicó a todos aquellos que no se dignaban leer novelas policíacas por considerarlas un mero pasatiempo repleto de enigmas”). Eternamente de novio con la difícil Livia, Montalbano tiene 55 años y siente pronta su vejez, discute con sus colegas y superiores, y se escribe cartas a sí mismo en vez de tomar apuntes o repasar mentalmente el caso que tiene entre manos. Le disgustan la suciedad y la contaminación ambiental, y es dueño de una verborragia y una retórica admirables, una moral que no duda en ocultar o falsear información con el fin de dar con la verdad, y un humor ácido, cínico, por momentos chandleriano. Salvo Montalbano es a Andrea Camilleri lo que Kurt Wallander a Henning Mankell: su sabueso preferido. Además de que el nombre de este policía detective es un homenaje al escritor espa-

“Il COMISSARIO MONTALBANO”. El actor Luca Zingaretti da vida al detective Salvo Montalbano en la popular serie televisiva italiana.

Un cadáver en el baúl Ardores de agosto comienza cuando una pareja de amigos de la novia de Montalbano alquila una casa (¿maldita, embrujada?) que sufre invasiones de todo tipo de alimañas: escaraba-

DESAFIANDO IMPOSIBLES Verónica de Andrés – Florencia Andrés

$ 164

VORÁGINE Marcos Iván

COMPILACIÓN LA GRAN VENTANA DE LOS SUEÑOS RODOLFO FOGWILL (Alfaguara – Buenos Aires)

SIN DATOS

ALACENA ROJA (214 PÁGINAS)

“Desde su título, este libro ya nos indica que no vamos a encontrar en sus páginas aburridos lirios ni cansadas ninfas, sino una vida en plena efervescencia, un poeta con verso vivo y audas”, afirma Luisa Navarrete en el prólogo del volumen.

OCHO LECCIONES SOBRE ÉTICA Y DERECHO PARA PENSAR LA DEMOCRACIA Carlos Nino

$ 75

SIGLO VEINTIUNO EDITORES (192 PÁGINAS)

Esta obra tiene un doble mérito: popularizar las ideas de un estudioso que dialogaba con la gran tradición jurídica y filosófica; y mostrar su compromiso con los dilemas que entonces y ahora afronta la democracia.

RAYMOND ARON, LA FILOSOFÍA DE LA HISTORIA Y LAS CIENCIAS SOCIALES Jean-Claude Chamboredon (Editor)

$ 75

NUEVA VISIÓN (144 PÁGINAS)

Aron fue filósofo, sociólogo, profesor, intelectual, epistemólogo, economista y, también estratega. Georges Canguilhem, François Furet, Alain Boyer, Jean Gatty y Jean-Claude Chamboredon releen esa obra y debaten la relación de Aron con la filosofía de la historia.

PAUL RICOEUR – LOS SENTIDOS DE UNA VIDA (1913-2005) François Dosse

$ 287

FONDO DE CULTURA ECONÓMICA (768 PÁGINAS)

En esta biografía intelectual, François Dosse intenta hacer justicia al gran pensador, cuya obra se ubica en el entrecruzamiento de la tradición reflexiva francesa, la filosofía continental y la filosofía analítica anglosajona, de un filósofo de la escucha, gran creador de conceptos.

Primera mentira de la jornada. sas siempre acaban entre parentescos peligrosos, relaciones entre mafia y política, entre mafia y empresariado, entre política y bancos de blanqueo y usura”. Lo que queda es -como en el mejor de los policiales negros- una idea derrotada de la justicia. Sobre el final, se develará -detrás de un amor pasajero, una pasión carnal- la venganza que ha permanecido oculta durante un largo lustro, y que no hará más que aumentar los ardores de agosto. © LA GACETA

HERNÁN CARBONEL ◆

Los sueños de Fogwill

PLANETA (400 PÁGINAS)

Siete pasos para derribar obstáculos y alcanzar tus metas, es el subtítulo de las conocidas autoras de obras de autoayuda. La idea principal es generar un cambio real y duradero, que tenga en cuenta la autoestima, la salud, la relación con otros y el éxito profesional.

jos, ratones, arañas. El accidente del hijo de esta familia es el que permite el hallazgo, azaroso, de una propiedad oculta, ilegal, primero; y el cadáver de una mujer después, en un baúl, muerta seis años atrás. Y allí se dispara la historia. Surge la depravación sexual de algunos personajes (un fiscal, un arquitecto, un loco alemán); los risueños ayudantes de Montalbano (dueños de una oralidad hilarante); la ilegalidad reinante en una “Italia actual”, donde abunda “la aprobación de leyes cada vez más permisivas a favor del culpable”; donde “las co-

ñol Manuel Vázquez Montalbán, también cultivador del género policial y creador del también mítico Pepe Carvalho. Surgido en la novela La forma del agua (1994), los libros que lo tienen como protagonista lo han convertido en un héroe italiano, incluso protagonista de una serie de televisión.

- Salvo, pero ¿dónde estabas? ¡Llevo media hora llamando! - Perdona, Livia, estaba en la ducha, no oía nada.

Poco antes de morir, Fogwill le entregó al grupo de artistas plásticos Mondongo un volumen con notas de y sobre sus sueños. Sobre la base de este material y de documentos que se encontraron en la computadora del escritor, se compiló el libro La ventana de los sueños, publicado casi tres años después de la muerte de su escritor. Fascinado por su propio mundo

onírico -efímero por naturaleza-, Fogwill se propuso anotar sus sueños durante 40 años de su vida, con el objetivo de recordarlos, o más precisamente, no olvidarlos. “uno mismo termina hecho de olvido”, afirma un Fogwill ya casi septuagenario en el primer texto del libro, que funciona a modo de prólogo. La gran ventana… está estructurado en una serie de textos breves, en general compuestos alrededor del recuerdo de un sueño -hay unos pocos que tratan sobre temas relacionados al sueño, como los colores con los que se sueña o los

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a n k i n g TUCUMAN

FICCION

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INFERNO Dan Brown LA RIDÍCULA IDEA DE NO VOLVERTE A VER Rosa Montero RAYUELA - 50 AÑOS Julio Cortázar MACANUDO Ricardo Liniers CINCUENTA SOMBRAS DE GREY E.L. James

NO FICCION

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LA TRAMA DE MADRID Juan Bautista Yofre ONE DIRECTION Julio García VIOLETA, EN MI MUNDO Disney ÁGIL MENTE Estanislao Bachrach ECONOMÍA A CONTRAMANO Alfredo Zaiat

accidentes nocturnos-. En algunos casos, el escritor usa el relato de un sueño como plataforma para indagar sobre la naturaleza de la memoria y el olvido, sobre la vejez y la muerte que, claramente, percibe como un hecho próximo. Aquí la enorme lucidez y elocuencia de Fogwill toman carrera y el texto llega a momentos brillantes. En (muchos) otros fragmentos, se describe un sueño en asombroso detalle, aunque todo lo que se narra es inconsecuente y finalmente aburrido, como suelen ser los sueños para el universo que excede a la pareja soñador-psicoanalista.

Fogwill escribió algunos de los cuentos más notables de la literatura argentina contemporánea, y fue un prosista exquisito. Para confirmarlo basta releer La larga risa de todos estos años. En La gran ventana de los sueños hay rastros del escritor genial y abundancia de material que, por su misma naturaleza, pareciera destinado más a un registro íntimo que al público. “Y tal vez sean obra”, propone el mismo Fogwill, indeciso, al presentar los textos de este libro. El veredicto queda en manos del lector. © LA GACETA

MÁXIMO CHEHÍN ◆

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FUENTE: REVISTA Ñ

$ 120

ALFAGUARA (144 PÁGINAS)

Estaba durmiendo de tal forma que ni siquiera un cañonazo lo habría despertado. O mejor: un cañonazo no, pero el timbre del teléfono sí. Un hombre que en los tiempos que corren vive en un país civilizado como el nuestro (es un decir), si oye en pleno sueño unos cañonazos, está claro que los confunde con los truenos de un temporal, las tracas de las fiestas del santo patrón o el desplazamiento de unos muebles por parte de esos cabrones del piso de arriba, y sigue durmiendo como tal cosa. En cambio, el sonido del teléfono, la melodía del móvil, el timbre de la puerta, eso no, ésos no son ruidos de llamadas ante las cuales el hombre civilizado (es un decir) no tiene más remedio que emerger de las profundidades del sueño y contestar. Por consiguiente, Montalbano se levantó de la cama, consultó el reloj, miró hacia la ventana, comprendió que hacía mucho calor y se dirigió al comedor, donde el teléfono sonaba como un desesperado.

ANDREA CAMILLERI (Salamandra - Barcelona)

LAS REPUTACIONES Juan Gabriel Vásquez

FRAGMENTO DE ARDORES DE AGOSTO

LIBRERIAS EL ATENEO, EL GRIEGO Y LA FERIA DEL LIBRO

$ 130

SIGLO VEINTIUNO EDITORES (320 PÁGINAS)

a n k i n g ARGENTINA

FICCION

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INFERNO Dan Brown CINCUENTA SOMBRAS DE GREY E. L. James CINCUENTA SOMBRAS MÁS OSCURAS E. L. James LA RIDÍCULA IDEA DE NO VOLVERTE A VER Rosa Montero ATARDECER EN PARÍS Nicolás Barreau

NO FICCION

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LA TRAMA DE MADRID Juan Bautista Yofre ECONOMÍA DESCUBIERTA Tomás Bulat ÁGIL MENTE Estanislao Bachrach SOBRE EL CIELO Y LA TIERRA J. Bergoglio y A. Skorska SAN FRANCISCO DE ASÍS Herman Hesse


LA GACETA

LITERARIA DOMINGO 4 DE AGOSTO DE 2013

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CRITICAS DE LIBROS / LA GACETA LITERARIA / CRITICAS DE LIBROS / LA GACETA LITERARIA / CRITICAS DE LIBROS /

ENTREVISTA A JOSÉ OVEJERO

“Uno rara vez está, a los 40, en el sitio en que se imaginaba a los 20” ◆

Por Alejandro Duchini

PERFIL

PARA LA GACETA - BUENOS AIRES ste premio es una tranquilidad económica porque la crisis en España pega fuerte: los anticipos son menores, las conferencias las pagan cada vez menos, si es que las pagan. Y veía que no podía vivir de la escritura. Ahora sí. Es un respiro de años, de tres o cuatro años. No lo sé. Y desde lo literario, me da la posibilidad de viajar por toda América para presentar el libro”, comenta José Ovejero. Lo dice desde las oficinas que la editorial Alfaguara tiene en Retiro, en pleno Buenos Aires. Pasó varios días en esta ciudad, donde vino a presentar el trabajo. Se trata de una historia que comienza con un llamado telefónico en plena madrugada. Samuel, el protagonista, sabe que a esas horas sólo puede ser una mala noticia. Pero no lo es. Se trata de un error. Alguien lo confunde y le cuenta que ha muerto una mujer. Esa muerte lo irá llevando por otra vida a través de una identidad inventada. Abrirá su mundo y así, su forma de verlo.

“E

- ¿Qué te pasa al ver gente, por ejemplo en una calle, leyendo aquello que escribiste? - Es extraño, tanto como que me escriba alguien para decirme que mi libro fue importante para él. Uno cuando escribe no piensa en la humanidad sino que lo hace porque se divierte, porque le gusta. Es una sensación casi de embarazo: sentir que en el fondo no es tan importante lo que se hace.

Nacido en Madrid en 1958, José Ovejero escribió poesía, cuento, novela, ensayo, libros de viajes y de teatro. Algunas de sus obras son Qué raros son los hombres (cuentos), Añoranza del héroe (novela), Los políticos (teatro) y China para hipocondríacos (viajes). “Julio Cortázar fue mi primer modelo de escritor. Hasta tal punto que lo imitaba. Y me impuse no volver a leerlo hasta que no tuviese una voz propia. Estuve diez años así”, le dice a este diario cuando recuerda a sus autores favoritos. Actualmente vive en Madrid.

El escritor español, flamante ganador del Premio Alfaguara de novela 2013 con La invención del amor, dialogó con LA GACETA Literaria acerca de los riesgos que se corren en la vida, en general, y en la literatura que él escribe, en particular. “La crisis empieza porque te das cuenta de que te equivocaste y no cambias”, concluye.

LA GANADORA DEL PREMIO ALFAGUARA 2013 UNA HISTORIA DE AMOR, INFIDELIDAD E IDENTIDAD A LO PAUL AUSTER

NOVELA LA INVENCIÓN DEL AMOR JOSÉ OVEJERO (Alfaguara – Buenos Aires) Samuel es un hombre gris, de 40 años, al que le gusta beber en la soledad de su terraza y desde ahí ver Madrid. Empleado y a la vez accionista de una empresa de materiales para la construcción, es perezoso, conformista, hábil en la elaboración de mentiras y reacio a los compromisos afectivos. Todo cambia en su vida el día en que, a partir de una llamada telefónica equivocada, se entera de la muerte de una tal Clara en un accidente automovilístico. Samuel no podrá evitar convertirse en otro, adentrarse en el recuerdo de algo que nunca sucedió, enamorarse de alguien a quien nunca vio. Conocerá, sí, a Carina, al otro Samuel -aquel con quien lo han confundido- y a Alejandro (hermano, amante y esposo, respectivamente, de la chica fallecida). Y Clara será a partir de entonces una entelequia, una especie de Godot: eje sobre el cual girará la historia, personaje omnipresente a la vez que ser ausente, referencia invariable sin voz propia.

- Leí un autorretrato tuyo en el que decís que “siempre que soy de verdad feliz tengo veinticinco años”. ¿Qué te pasó a esa edad? - Me fui de España, de repente. Dejé mis estudios como egiptólogo y me fui a vivir con mi mujer y sus hijas a Alemania. Ella era alemana. La acababa de conocer en Alemania, a donde había ido un par de meses. Volví a España, pensé que no tenía sentido quedarme, y me fui. Dejé todo, me fui y cambié completamente el guión. - ¿Costó? - Fue facilísimo tomar el valor para cambiar. Facilísimo. Quedarme resignado nunca ha sido lo mío. En mi vida hay varios quiebres de este tipo. He sido funcionario de la OEA y lo dejé porque me aburría. Y la gente me decía “no puedes dejar un salario”. Pero sí. Conformarme nunca ha sido mi fuerte. - ¿Desde cuándo sos escritor? - Ya cuando trabajaba como traductor simultáneo y en los ratos libres me dedicaba a escribir. Un día trabajaba mucho, otro poco. Pero siempre supe que quería ser escritor. Sólo que era sensato y no podía pretender vivir de la escritura. Entonces hacía otros trabajos pero pensaba que era escritor. Si me preguntaban, decía que era escritor. Aunque no hubiese publicado. En los hechos enviaba mis libros a editoriales que no me respondían. Lo típico cuando no conoces a nadie. Empecé a publicar tarde, a los 35. Ahora la escritura es mi forma de vida. Pero no es algo que me plantee como definitivo. Puedo vivir de esto sin hacer cosas que no tenga ganas, como escribir artículos semanales o cuentos por encargo. Si veo, y con la crisis en España es posible, que no puedo seguir viviendo de esto, volveré a ser intérprete, trabajaré como free lance, pero no me dedicaré a escribir una columna semanal durante un año porque no se me ocurren cosas. No tengo suficientes opiniones sobre la realidad. Haré otras cosas. No sé. - ¿Es cierto que escribís de pie y con capucha? - Sí. Puse mi computadora en una especie de tarima para tenerla a mi altura. Si estoy sentado me siento atado a la silla. De pie, te mueves. Cuando escribo de verdad, está muy bien estar de pie. Y la capucha te aísla. Pero ahora me mudé a Madrid y deberé prescindir de la capucha, por el calor. Además, vivo en un ático, como Samuel. - La invención del amor habla de los 40. ¿Por qué?

- Me parece una edad muy interesante. A los 45, 38, me refiero. A esa edad, por lo que he visto, por los amigos, por mí mismo, a menudo ya tienes un trabajo, una especie de camino, más o menos ves hacia dónde vas. Y por lo general, a donde vas no es a donde querías ir. Uno rara vez está a los 40 en el sitio en que se imaginaba a los 20 o 25. Te preguntas entonces si te has equivocado. La respuesta a menudo es que sí. Y uno puede equivocarse y cambiar. Pero la crisis empieza porque te das cuenta de que te equivocaste y no cambias. Porque tienes tu seguridad, tus rutinas, las expectativas de los demás a tu alrededor, utilizas a tu familia, dices que tienes hijos. Es una edad en la que cristalizan las contradicciones. Mi hija mayor me dijo algo inteligente a mis 40: “No me vayas a decir dentro de 20 años que has seguido así para pagarme la Universidad. Porque para pagarla veré cómo me las arreglo”. No tiene sentido tener un padre infeliz, que dé seguridad. Posiblemente prefiera la inseguridad a un padre infeliz. Además es una carga injusta, la de tu propia infelicidad. - Hay momentos del relato en los que se nota cierta nostalgia, melancolía. ¿A qué se debe? - Hay algo triste, pero también es triste morirse, aunque inevitable. Las cosas son como son. No existe la perfecta comunión. Estaría bien que exista, pero no existe. Refiero a esa soledad de la parte de cada uno que es absolutamente incomunicable. Ahí estás solo, te jodiste. ¿Que sería más agradable otra cosa? Sí, pero las cosas son como son. Es algo que siempre me ha gustado, tanto en la literatura como en la vida: no conformarme, pero sí aceptar los límites. Puedo arriesgar muchas cosas, pero al final

soy una persona limitada y el mundo es limitado. Es fundamental reconocer las diferencias entre las limitaciones reales y las que uno se autoimpone. Es fundamental para vivir de una manera razonable, sensata, inteligente. Es difícil, claro. Porque tendemos a culpar a lo que nos rodea de nuestros propios miedos, como esos maridos que echan a culpa a su mujer de no poder vivir tal o cual cosa. No, la decisión es de uno. - Justamente, el protagonista de tu novela intenta hacerse cargo de esas responsabilidades. - Samuel dice algo interesante: a partir de los 40 uno no tiene padres. Lo que quiere decir es que hay un momento en que uno debe asumir la responsabilidad de lo que es y dejar de echar la culpa a lo que le hicieron los padres, al trauma infantil. Una cosa es reconocer que eres quien eres porque has tenido ciertos padres, porque has vivido en cierto ambiente, y otra cosa es pasarte la vida echando la culpa a ellos. Las cosas son como son y vives con ellas. A partir de cierto momento la vida es tu responsabilidad. Saber quiénes eran tus padres es bueno para saber por qué eres como eres, pero no para estar siempre recriminándoles ni haciéndoles responsables de tu vida. De la misma manera que cuando tienes hijos también descubres que hay cosas que no sabes, que no puedes hacer, y que en cierto sentido todos los padres le joden la vida a sus hijos. Es inevitable. La única manera de crecer es separarte de tus padres. Pero una vez que pasó el proceso de separación no puedes seguir pegado a ellos por la culpa. Eso es lo que viene a decir Samuel. © LA GACETA

Reminiscencias Pero aquello de suplantar a aquel con quien lo han confundido, la marca del azar, la idea del doble; por qué los hombres se adueñan de situaciones que no les pertenecen, y la sensación de que el orden de las cosas ha de alterarse en cualquier momento -“una transformación que quizás haga que todo lo que era deje de ser”hace de La invención del amor la variante de un argumento de Paul Auster. Sea la llamada errónea que despierta en el personaje la necesidad de una sustitución de identidad, tal cual le sucede al Quinn de Ciudad de cristal, de la Trilogía de Nueva York; sea el título que resuena a La invención de la soledad, la primera novela de Auster. Y así, con la España de hoy (caída de las ventas, cierre de empresas, huelgas, despidos) como decorado de fondo, Samuel será ese hombre del que se adueñan las contradicciones humanas: vuelve sin haberse ido, se debate entre la inocuidad del amor y su dependencia, muda la piel, se transforma. La invención del amor fue presentada al concurso Alfaguara bajo el título Triángulo imperfecto. Tanto uno como otro la refieren muy bien, pero ninguno hace que deje de ser una historia sencilla, de estructura elemental y final previsible. Pero ya lo dice Samuel: todas las historias de amor han sido ya contadas, y a él mismo no le gusta “la palabra amor”. Lo más rico de la novela quizás sean las reflexiones sobre las relaciones de pareja, el matrimonio, la fidelidad -la infidelidad-, el deseo, la mentira, las contradicciones humanas; en fin, la imagen del otro como espejo de uno mismo (“solo el contacto con el otro te vuelve consciente de tus límites”). © LA GACETA HERNÁN CARBONEL ◆

El más serio de todos los libros que se ha escrito, según Wittgenstein TESTIMONIO CONFESIONES DE UN PECADOR SAN AGUSTÍN (Taurus - Buenos Aires) Ludwig Wittgenstein, el filósofo que batalló contra los hechizos del lenguaje y creía que el libro que tornaría superfluo a todos los demás libros sería un verdadero libro de ética, sentenció categóricamente que las Confesiones de San Agustín es el libro más serio que se haya escrito. Otros beneficiados por su lectura, y son legión, han dicho que es el mejor libro de psicología, creador del género literario autobiográfico… uno de los más bellos y encantadores libros escritos, dirigidos al hombre sediento de verdad y de amor; dando testi-

monio del anhelo humano universal de amar y ser amado. Más allá del pecadillo editorial de titular esta antología agustiniana como Confesiones de un pecador y de las disputables traducciones en uno u otro pasaje, este texto que ofrece Taurus renueva la ocasión de aventurarse en el conmovedor relato de la propia vida de Agustín de Hipona, que es a la vez una biografía del mismo Dios. Confesiones es la narración de la vida de un corazón inquieto, contando la historia de dos amores, el amor terreno del propio Agustín y el Amor de Dios; corazón humano en búsqueda, relato de la aventura de un hombre buscando a Dios y del mismo Dios Amor saliendo al encuentro del hombre, amado y amante. © LA GACETA

RAMÓN EDUARDO RUIZ PESCE ◆

FRAGMENTO DE CONFESIONES DE UN PECADOR

SAN AGUSTÍN DE HIPONA. Retrato del siglo XVII de Philippe de Champaigne.

“Yo, Señor, sé con certeza que te amo y no tengo duda en ello. Pero ¿qué es lo que yo amo cuando te amo? Amo una fragancia, un cierto manjar y un cierto deleite cuando amo a mi Dios, que es la luz, melodía, fragancia, alimentos y deleite de mi alma; amo un bien tan delicioso, que por más que se goce y se sacie el deseo; saboreo las delicias que ninguna saciedad puede extirpar. Todo esto es lo que amo cuando amo a mi Dios. Y te busco, Dios mío, para tener una vida feliz. ¿No es acaso una vida bienaventurada lo que todos buscamos y no hay nadie que no la quiera? Y la felicidad consiste en el gozo de la Verdad; oh Dios, mi luz y la salvación de mi rostro; gozar de Ti, para Ti y por Ti. Todos quieren esta vida bienaventurada, y desean el gozo y alegría de la verdad; aunque he tratado a muchos que quisieran engañar a otros, a ninguno he visto que desee ser engañado. Conocieron la vida feliz donde conocieron la verdad; y a ésta la aman pues no quieren ser engañados; y amando la vida bienaventurada, que no es sino una alegría de la verdad, aman La Verdad; te aman a Ti, mi Dios”.


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LA GACETA

LITERARIA DOMINGO 4 DE AGOSTO DE 2013

Borges

en el espejo de George Steiner Es uno de los intelectuales

TILBURG SCHOOL OF HUMANITIES

más destacados del mundo. Le cuestionó a Borges la indefinición de sus personajes femeninos. Esas lagunas en su obra explican, según Steiner, su recelo hacia la novela. Pero afirma que si hubiera producido nada más que Ficciones, estaría entre los pocos soñadores nuevos que ha habido desde Edgar Alan Poe y Charles Baudelaire. ◆

Por Alina Diaconú

PARA LA GACETA - BUENOS AIRES uál es el reflejo que George Steiner recibe al leer a Borges? Un interesante artículo publicado en The New Yorker en 1970, bajo el título Tigres en el espejo, alude a un Borges ya muy conocido en el exterior como un escritor absolutamente peculiar. El texto pertenece a un libro titulado George Steiner en The New Yorker (Editorial Tezontle, México), con una impecable traducción y un notable prólogo de Robert Boyers. Comprende, justamente, textos escritos por Steiner para esa revista entre 1967 y 1997. Recordemos que Emile Cioran (sobre el cual Steiner también opina en un ensayo, en ese mismo volumen) consideraba a Borges “el último de los delicados” y lamentaba, al igual que Steiner, su excesivo éxito, que -según el pensador rumano francés- le estaba quitando ya ese misterioso y apreciado halo de escritor secreto. Se refirió a ese aspecto en una carta dirigida a Fernando Savater en 1976 (publicada en Ejercicios de admiración, donde Cioran manifestaba: “La desdicha de ser reconocido se abatió sobre él (Borges). Merecía más que eso. Merecía permanecer en la sombra, en lo imperceptible, permanecer tan intangible y tan impopular como la levedad del matiz”. Su idea sobre Borges era que se trataba de “un monstruo espléndido y condenado” a la consagración, lo cual, según Cioran, era el peor de los castigos.

¿C

Año clave Steiner considera que el año clave para el prestigio internacional de Borges

EL ESCRUTADOR DE ESCRITORES. La literatura comparada es el ámbito en dónde se mueve Steiner, cuyo último libro es, precisamente, Los libros que nunca he escrito. fue 1961, cuando se le otorgó –junto a Samuel Beckett- el Premio Formentor. A partir de allí se multiplicaron los premios, las traducciones, las conferencias a través del mundo, los honores. También afirma Steiner que Borges tuvo muchos imitadores en cuanto a su estilo. “Hay giros mágicos que muchos escritores, muchos estudiantes dorados de vida perspicaz, pueden simular: la desviación autodesaprobadora que hay en el tono de Borges, el oculto fantaseo de referencias literarias e históricas que salpican sus narraciones, la alternancia de afirmación directa y pelada con sinuosa evasión. (…) Los marcadores heráldicos del mundo de Borges han adquirido amplia difusión”. Todo un análisis con la que Steiner interpreta el universo borgesiano. Steiner también compara a Borges con Lewis Carroll por convertir “sueños autistas” en esa naturaleza privada, que es exótica y personalísima. Borges, para Steiner, es un escritor universalista. Afirma que ese universalismo es una estrategia imaginativa, donde “reagrupa elementos de la realidad en la forma de otros mundos posibles”. También atribuye ese universalismo a su educación, al dominio de los idiomas, a su ceguera que lo hacía moverse “con seguridad felina por el mundo sonoro de muchas lenguas”.Y porque, además, veía el mundo “como un inmenso alfabeto.” Steiner repara en la gran erudición del escritor argentino, en su poliglotía y en las distintas máscaras que -en su apreciación- Borges se coloca en sus textos para ser un criminal de guerra nazi o el

PERFIL George Steiner nació en París, en 1929. Crítico, escritor, teórico de la cultura, es profesor en el Churchill College de la Universidad de Cambridge y en el St. Anne College de la Universidad de Oxford. Considerado uno de los intelectuales contemporáneos más brillantes, sus reflexiones influyeron enormemente en el pensamiento crítico de las últimas décadas. Publicó libros de ensayos, novelas y poesía. Entre ellos, La muerte de la tragedia (1961), Después de Babel (1975), Heidegger (1978), Una idea de Europa (2005), Los logócratas (2003), Diez (posibles) razones para la tristeza del pensamiento (2005), Los libros que nunca he escrito (2008). irlandés Vincent Moon o el doctor Yu Tsun o el comentarista islámico de Aristóteles. Steiner advierte también la importancia de la cabalística en la producción de Borges, la función del espejo y del laberinto, y de “los tigres soñados que aguardan detrás del espejo o, mejor dicho, en su silencioso laberinto de cristal”. Lo que le cuestiona al escritor argentino en su obra es su forma de presentar a las mujeres. Como si no tuviesen carnadura, como si no tuviesen un viso de realidad palpable. Salvo Emma Zunz, la única mujer creíble para Steiner, las demás aparecen “desdibujadas, objetos de las fantasías o de los recuerdos de los hombres”. “Sabemos que uno

de los cuentos que menos le gustaban a Borges de su producción era precisamente el de Emma Zunz, historia real que le había sido contada por una amiga. Steiner hace extensiva esa característica de indefinición casi onírica, donde las figuras parecen flotar, con respecto a algunos personajes masculinos también y a un espacio que siempre es mítico y no social. Según el autor “son estas lagunas, estas intensas especializaciones de la conciencia, las que explican a mi juicio, los recelos de Borges hacia la novela”. Hay un análisis muy laudatorio de varios cuentos de Borges (desde El jardín de senderos que se bifurcan hasta La Intrusa, Pierre Menard, autor del Quijote o de poemas que lo fascinan, como Elogio de la sombra). Steiner dice que tanto Pierre Menard, como La Biblioteca de Babel, Las ruinas circulares, El Aleph, Tlön, Uqbar, OrbisTertius y La búsqueda de Averroes son “lacónicas obras maestras”. Encontramos descripciones muy agudas de Steiner sobre su atmósfera y sus espacios, así como también una indagación en las preferencias literarias de Borges, desde sus maestros locales y primeros compañeros como Macedonio Fernández, Lugones, Carriego, hasta los escritores de habla inglesa, sobre todo las de Stevenson, De Quincey, Kipling y Chesterton.

Con Poe y Baudelaire A pesar de algunas rajaduras que marca en la narrativa y poética de Borges, Steiner lo premia con elogiosos comentarios, como decir que “Si hubiera

producido nada más que Ficciones, Borges estaría entre los pocos soñadores nuevos que ha habido desde Poe y Baudelaire”. Y siguiendo con esa cualidad de “soñador” que le atribuye, dice que “el gran escritor es a la vez anarquista y arquitecto; sus sueños socavan y reconstruyen el paisaje chapuceado, provisional, de la realidad”. Reflexiones de este tenor componen la inteligente mirada de Steiner al dirigir su atención hacia los espejos de Borges. Esos espejos donde Borges creía que las formas se habían congelado, pero que un día, saldrán de él y “antes de la invasión -escribe Borges- oiremos desde el fondo de los espejos el rumor de las armas” (Animales de los espejos). En el espejo de Steiner reconocemos a un Borges cuya obra no estaba acabada aún -no estaban publicados todavía El libro de arena, La rosa profunda, La cifra, Los conjurados y Atlas, entre otrospero que ya contenía verdaderos “chefs d’oeuvres” que permiten una visión de esencias. Gran parte de esos textos -de esos “sueños”, como los llama Steiner- son, en su opinión, inalienablemente de Borges. Pero somos nosotros, los lectores, dice Steiner, quienes despertamos de ellos, “acrecentados”. Un universo onírico es el que aparece en el espejo de Steiner cuando mira la misteriosa textura del imaginario de Borges. © LA GACETA Alina Diaconú – Escritora. Autora de ficción, poesía y ensayos.

Macedonio ◆

Marcelo Damiani

PARA LA GACETA - BUENOS AIRES

Sus prólogos son la mímica l año pasado se cumplió el 60° aniversario de la muerte de Macedonio Fernández (1874-1952), y también el 45° de la publicación post mortem de su obra magna: Museo de la novela de la Eterna (1967). Considerado el primer metafísico argentino, amigo de Raúl Scalabrini Ortiz y maestro de Borges, fue curioso que casi no se le realizaran homenajes, salvo el organizado conjuntamente por el Malba y la Biblioteca Nacional. Allí, durante dos días se reunieron los macedonianos, verdadera cofradía cuasi secreta, para aportar nuevas lecturas o refrendar otras, muchas de ellas compiladas por Roberto Ferro (organizador del evento) en Macedonio (1997), el volumen 7 de la Historia crítica de la literatura argentina. Las jornadas fueron abiertas por Ricardo Piglia y Horacio González, y cerradas por Noé Jitrik. En el medio hubo una gran cantidad de investigadores y escritores argentinos, pero también otros provenientes de Brasil, México, Italia y Francia.

E

Sería imposible hacer aquí un resumen de lo expuesto en todas las ponencias. Sin embargo, es de destacar la de Daniel Attala, de la Universidad de Bretaña Sur: En pronto mayor: Improvisación y comienzo en Macedonio Fernández. Allí, luego de señalar acertadamente la pasión macedoniana por los comienzos, Attala se lanza a un análisis inédito de la relación entre la escritura de Macedonio y la música clásica, sobre todo en relación a Chopin. En este sentido, de la misma forma que la prosa de Borges puede ser relacionada con el tango, la de Cortázar con el jazz y la de Saer con las arias de Bach, podríamos decir que recién ahora la prosa macedoniana está empezando a ser escuchada con atención académica. Por mi parte, tuve la suerte de ser invitado para llevar a cabo un viejo proyecto: Escribir sobre los 57 prólogos del Museo… Es que siempre pensé que ahí se cifraba el gran gesto macedoniano, ese que le hizo reconocer en “Tantalia” una estructura histérica (en el buen sen-

reiterada de un gesto histérico, de ruptura, antes de la huida victoriosa, sin culpas, para que otros terminen el trabajo realizado a medias. tido) a toda su obra: “El mundo es de inspiración tantálica”, anotó allí: “Todo lo que desea un hombre le es brindado y negado. Yo también pensé: Tienta y niega”. Acá Macedonio nos proporciona su clave secreta de lectura. Una política de la seducción y el rechazo como un doble

movimiento indivisible. Por un lado, la tentación del humor, los chistes, la ironía; por el otro, el desaire críptico, la sintaxis enredada en aporías, en paradojas, en formulaciones imposibles. Es decir, la resistencia de Macedonio a la escritura (entendida como una forma de comunicación social) sería el correlato del rechazo (en el que se filtra su ideología anarquista) de la forma novela-realista (un tipo de suicidio artístico, pensaba él) como parte constitutiva del statu quo literario-burgués. Los efectos más visibles de la poética macedoniana, por supuesto, son la gran cantidad de prólogos firmados por Borges y su resistencia a escribir una novela, no sólo el género popular por excelencia, sino también el que su maestro se tomó el trabajo de dinamitar desde el más allá. Los prólogos de Macedonio, por último, son la mímica reiterada de un gesto histérico, de ruptura, antes de la huida victoriosa, sin culpas, para que otros ter-

minen el trabajo realizado a medias. Sus prólogos son la preparación para la novela, el anuncio infinito, la prefiguración imposible de una obra que quiere superar las expectativas y los horizontes de propagación. Una obra que pretende arrasar con todo a su paso como si se tratara de un tornado o un huracán. Tal vez por eso Libertella, quizá su único heredero, considerará que una de las pocas opciones literarias válidas, en concordancia con esta tradición vanguardista, será la escenificación de las ruinas luego del desastre. Ruinas habitadas por fantasmas, esquirlas de una lengua incomprensible o hermética y un imaginario desértico, dispuesto para ser reconstruido desde las cavernas, con los virtuales vestigios del porvenir. El futuro, por ahora, le está dando la razón. © LA GACETA Marcelo Damiani – Novelista, crítico, profesor de la Universidad Maimónides.


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