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EL ARCHIVO HISTÓRICO SE CONVIERTE EN ESPACIO DE ARTE
ESTUDIAR EN LA ESCUELA DE BELLAS ARTES ES UNA TORTURA
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TEMA LIBRE Orejas para adictos
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LUIS MARÍA RUIZ LA GACETA
@luismariaruiz lruiz@lagaceta.com.ar
iempre detesté los textos que comienzan con el trillado recurso de analizar el origen del significado de las palabras -etimología, le dicen-, como cuando para hablar de la república nos aburren recordando que viene del latín res pública, que significa cosa pública, y ahí aprovechan para enganchar alguna idea alusiva, logrando atraer la atención del lector, a quien quizás imaginan expresando, exaltado: “¡qué bárbaro el dominio del latín de este escriba! Sin dudas sus ideas y conceptos serán de mi agrado”. Este periodista -o sea, yo- va a utilizar ese recurso. Pero, válgame Dios, no con ese fin. Nada sé de lenguas muertas y poco de alguna viva. ¿Por qué la aclaración? Me gustaría que charlemos, sin prejuicios ni pedanterías, sobre una palabra y sus supuestas raíces: el sustantivo adicto. Escuché hace pocos días a un buen hombre que decía: “adicto proviene del latín a dictum, es decir, aquel que no tiene dicción, que no puede hablar. De hecho, la incapacidad de expresar emociones, ideas, etcétera, es lo que suele derivar en que el sujeto comience a depender de algo para sustituir los lazos comunicativos que no ha logrado crear”. Interesado en esta explicación, bastante resumida e imprecisa aquí, busqué en internet más datos. Y me sorprendió que, en la mayoría de los sitios, la etimología de la palabra adicto se adjudicara a la voz latina addictus. Esta refiere de manera específica a un hombre libre que, durante el Imperio Romano, debía entregarse a otro como esclavo para saldar una deuda para él impagable. Así, ofrecía -quién sabe si condicionado o no- su libertad en pos de un objetivo. No sé ni me importa cuál es la interpretación correcta. Pero esto me hizo pensar en que, cuando hablamos con alguien que suponemos adicto -al alcohol, a las drogas, al trabajo, a Facebook, a una idea que juzguemos errada o a lo que sea- quizás muchas de nuestras palabras sobran. Quizás haya que tratar de escuchar, nada más. Alguien que no puede hablar o ha perdido su libertad seguramente tiene mucho para decir. Y le va a costar mucho hacerlo.
S S A N
M I G U E L
D E
T U C U M A N ,
M A R T E S
1 4
D E
M AY O
D E
2 0 1 3
-
2 D A .
S E C C I O N
-
8
P A G I N A S
LA GACETA / FOTO DE ANTONIO FERRONI
A diario, los inspectores de Tránsito le colocan el cepo a varias decenas de vehículos mal estacionados. En el municipio consideran que los trabarruedas son un arma eficaz para combatir la infracciones. Pero su futuro es incierto: en la Legislatura se presentó un proyecto que busca eliminarlos.
DE ESTO SE HABLA
SE OBSESIONÓ CON PARECER UNA MUÑECA
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cepos colocan los inspectorepor día s de Tránsito. Hay que pagar $200 para qu e lo saquen.
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Cuando creés que ya nada te puede sorprender, aparece una japonesa que invirtió U$S 100.000 en cirugías estéticas. ¿Cuál era su obsesión? Borrar sus rasgos asiáticos y parecerse a una muñeca de porcelana, según publicó el diario Clarín. “Porque a ellas nadie las llama feas”, explicó Vainilla Chamu, la joven modelo japonesa. A la primera intervención se la hizo a los 19 años y luego le siguieron 36 operaciones más. Saltó a la fama cuando participó de un programa de televisión en su país. En un video se mostraba paso a paso cómo había sido su transformación de chica japonesa de ojos rasgados a muñeca.