TEMA LIBRE Las cenizas del fracaso
SAN MIGUEL DE TUCUMAN, LUNES 16 DE SEPTIEMBRE DE 2013 - 2DA. SECCION
TUCUMANOS
ÁLVARO JOSÉ AURANE LA GACETA
@AlvaroAurane aaurane@lagaceta.com.ar
a buena noticia es que reaccionamos como sociedad ante el incendio en el cerro San Javier. La mala es que, desde hace mucho tiempo, sólo funcionamos así ante la tragedia. Ya sea de gran escala, como en este caso. Ya sea de orden individual, como cuando familias pobres excluidas del sistema se enfrentan a una situación límite, y aparecen entonces buenos samaritanos, tan anónimos como generosos, que dan la solución material que parecía inalcanzable. Igual, siguen siendo conductas frente a la desgracia. Valiosas, sin duda, porque tratan de reparar o de paliar un mal. Pero, en definitiva, siguen siendo reacciones para remediar. No para construir. Lo que denuncia que somos una sociedad de tejidos rotos, que necesitan ser reconstituidos, pero que ha perdido muchos de los elementos con los cuales aplicar esa curación. No siempre fue así. Ni siquiera hace mucho. De hecho, con cierta frecuencia aparecen fotos de ese pasado reciente. Son fotos de egresados de secundarios estatales se reúnen a festejar los 40 o los 50 años de la promoción. Y aparecen, acodados, el pequeño comerciante, el gran empresario, el empleado público, el profesional independiente, la ama de casa, el encumbrado funcionario, el productor rural y el magistrado. No están sonriendo para la cámara, sino que están asociados por un bien público: la escuela. Porque una sociedad es eso: personas asociadas por instituciones comunes. El pobre mandaba a sus hijos a esas escuelas porque no podía pagar una cuota. El rico también los matriculaba allí, porque eran garantía de excelente calidad educativa. Y, aunque sea para los cumpleaños de los chicos, había un contacto social entre ambos sectores. O sea, se entramaban tejidos sociales diversos, que se prolongaban en el tiempo. Cuando no existen esos bienes sociales que nos asocian, fracasamos como sociedad. El que quiera buena educación que la pague, fue la primera derrota. Siguió con la seguridad: el que quiera vivir seguro, que se aísle en un barrio cerrado. Nos quedan, aún, los hospitales: instituciones públicas que salvan por igual a ricos y pobres. Aunque, otra vez, el infortunio debe asomarse para llegar a esa instancia. Si podemos movilizarnos para dar pelea a la desgracia, también debiéramos hacerlo para reconstruirnos como sociedad. Para asociarnos. Para ser socios. Porque el cerro San Javier ha sido consumido por las llamas esta vez, pero en la provincia hay incendios sociales todos los días. Todo el día. Sus cenizas son nuestro fracaso como colectivo social.
L
DE ESTO SE HABLA
Cuando el Indio Solari pisó el escenario y vio la inmensa masa que copó el autódromo de San Martín, Mendoza, dijo: “somos una ciudad”. Y no estaba errado. Más de 120.000 fanáticos asistieron al recital del ex Redondito de Ricota, y se habla ya del concierto más grande de la historia del rock argentino. La capacidad hotelera de Mendoza y de los municipios cercanos a San Martín, así como los departamentos particulares, colapsaron ante la llegada del Indio. Además, se agotaron los pasajes de Aerolíneas y de LAN, y las empresas de ómnibus aumentaron su frecuencia. Según Infobae, el recital dejó una ganancia de $ 50 millones a la provincia. Y lo mejor de todo: ni un caso de violencia ni incidentes. Tocaron varios temas del repertorio redondo y cuando sonó “Ji ji ji”, el autódromo vibró en lo que pasará a los libros como el pogo más grande de la historia de la banda.
TUCULTURA HOY A LAS 20, EN EL MUNT, INAUGURA LA MUESTRA DE FOTOS DE ARGRA. UN AÑO MOVIDO CONTADO EN IMÁGENES.
SIN DEFENSA. Vendedores ambulantes de frutas usan los árboles para colgar balanzas o bolsas plásticas, como sucede en Córdoba al 600.
LA GACETA / FOTO DE INES QUINTEROS ORIO
EL POGO MÁS GRANDE SALIÓ “REDONDITO”
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ÁRBOLES
EL dePESO la desidia urbana Los mismos vecinos de San Miguel de Tucumán logran que el 40% de los árboles que se plantan en la ciudad no supere los dos años de vida. ¿Qué hacen? Se vuelven vándalos y quiebran sus incipientes ramas, los arrancan de raíz, les arrojan basura en las tazas o agua con detergente, y les atan bicicletas con cadenas pesadas. La zona en la que más daños se registran es el centro, según la Municipalidad.
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