S A N M I G U E L D E T U C U M A N , D O M I N G O 2 DA . S E C C I O N - 1 2 PA G I N A S
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LA GACETA / FOTOS EZEQUIEL LAZARTE Y ANTONIO FERRONI
TEMA LIBRE Pido permiso para hablar FEDERICO TÜRPE SECRETARIO DE REDACCION JEFE DE INFORMACION
@fedeturpe fturpe@lagaceta.com.ar
odo tiempo pasado fue mejor” sostienen a menudo personas que viven anclados en el tiempo y no saben, no pueden o no quieren adaptarse a los cambios. No aceptan que el universo y cada átomo que habita en él está en movimiento permanente y evoluciona a cada segundo. Evolucionar tampoco significa barrer con todo y empezar de cero a cada rato, porque así nos quedaríamos siempre en el mismo sitio sin avanzar. Es saber conservar lo bueno, lo que nos hace bien, lo que amamos, lo que es útil y sirve, lo que sabemos que resulta, y también poder desechar lo malo, lo que nos hace mal, lo que causa problemas y no brinda buenos resultados. Hecha esta extensa aclaración, traigo a la memoria un almuerzo familiar tipo, en cualquier rincón de la Argentina, de hace unos, supongamos, 30 o 40 años, y no imagino a los niños y a los jóvenes levantándose de la mesa sin la autorización de los padres. Incluso, los adultos decían “permiso” antes de abandonar la comida. En algunas casas hasta para hablar los niños debían pedir autorización y contar con el previo consentimiento de los padres para poder opinar o inmiscuirse en conversaciones de mayores. Es más, estaba absolutamente prohibido interrumpir una charla de adultos. Hoy, sin ser exagerados, en la mayoría de las casas los niños no sólo se levantan de la mesa cuando se les da la gana sino que hasta se sientan a comer cuando se les antoja. Y para hablar, prácticamente son los padres los que deben pedir permiso. Las libertades de expresión (que no son sólo de palabra, también son gestos y actitudes) han cambiado drásticamente y sobran los ejemplos en las redes sociales y en la misma calle. Es probable que las libertades de expresión estén evolucionando y sean mejores, pero no debemos olvidar, ni desechar, que antes que un derecho son una responsabilidad y esto si no se aprende de niño no se aprende nunca más.
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LA GACETA se propuso hacer una radiografía de la noche, la de antes y la de ahora. Para eso, congregó en un boliche a bailarines de cinco generaciones que relataron anécdotas
PÁGINAS 2, 3, 4, 5, 6 Y 7
de las épocas en que salían a romper la noche. Otros recuerdos vinieron de la mano de un barman, un DJ y un patovica, que trazaron la línea del tiempo de la música, los tragos y la seguridad. Por otro lado, un equipo periodístico salió a recorrer y filmar cómo viven hoy la nocturnidad los hijos del 4 am: ¿bailan menos? ¿Toman más? ¿Adónde sigue la fiesta? ¿Cómo es el levante? La conclusión fue la misma en todas las charlas: la noche tucumana ha sido y sigue siendo irresistible. Historias para recordar y relamerse.
LA PREVIA, INFALTABLE
REINAS DE LA MINIFALDA
A BANCARSE LA FILA
LA MANITO BIEN ARRIBA
Los bares de la Chacabuco y Las Piedras son los predilectos. Cerveza y snacks para todos.
Las promotoras van mesa por mesa en los bares y se llevan las miradas de ellos.
Desde antes de entrar a los boliches, los chicos buscan y saludan a conocidos.
Reggaeton y electrónica es lo más escuchado en las pistas. Ya nadie recuerda los lentos.