31-12-11 LITERARIA LA GACETA

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SAN MIGUEL DE TUCUMAN, SABADO 31 DE DICIEMBRE DE 2011

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Alberdi (sus textos y las obras que sigue inspirando) fue el más mencionado en la encuesta encarada por este suplemento.

Un recorrido por la vida y la obra de Nicanor Parra, el chileno que confesó que tenía orden de liquidar la poesía.

5 a SECCION

UN AÑO DE PAPEL

LOS MEJORES

LIBROS DE 2011

Santiago Kovadloff, James Neilson, Roberto Cortés Conde, Hugo Caligaris, Maximiliano Tomas, Carlos Floria, Federico Van Mameren, Ezequiel Martínez y Ernesto Schoo, entre otros, nos recomiendan 68 alternativas para leer. ◆

Por Daniel Dessein

PARA LA GACETA - TUCUMAN ste año se editaron más de 20.000 títulos en la Argentina. Antes de que 2011 termine, les pedimos a 33 calificados lectores que eligieran aquellos libros que sobresalen dentro de esa vasta oferta editorial. Les preguntamos cuáles eran los mejores textos de autor argentino y de autor extranjero que habían leído dentro de los publicados en los últimos 12 meses. El resultado es una valiosa guía para encontrar aquellos títulos que se nos pueden haber escapado, una lista de 68 alternativas para leer. En el conjunto, la novela es el género más votado (24 veces), seguida muy cerca por el ensayo (22). Dentro de este último hay de todo: filosofía, sociología, historia, política, ciencia. Libros de poesía, crónica, investigación periodística y cuentos completan una nómina que se caracteriza por su diversidad. En la encuesta de preferencias bibliográficas que realizamos el año pasado no hubo ningún libro elegido por más de

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uno de nuestros colaboradores, a diferencia de los que ocurrió en 2009, año en el que la novela Purgatorio, de Tomás Eloy Martínez, fue votada por siete de ellos. En la versión 2011, el libro más mencionado por los participantes de la encuesta fue nominado tres veces. Se trata de una antología de Juan Bautista Alberdi, el ilustre tucumano al que, a raíz de su bicentenario, la Cámara de Diputados le rindió homenaje con esta excelente publicación, encabezada por un sólido estudio preliminar de Roberto Pucci. Los dos tomos que la conforman eluden deliberadamente los títulos clásicos de Alberdi -accesibles en numerosas reediciones- y reúnen una amplia gama de textos. Piezas dramáticas, fragmentos de sus memorias, ensayos políticos y filosóficos, artículos periodísticos y un escrito casi inhallable (Las Cosas del Plata explicadas por sus hombres) configuran esta muestra de la multiplicidad de intereses y de géneros que el autor de Las

Bases abordó a lo largo de su vida. El nombre de Alberdi aparece, además, en otro de los títulos seleccionados: Juan Bautista Alberdi. Apología y crítica de su pensamiento, volumen que contiene diferentes análisis sobre su obra compilados por Carmen Fontán. Otros siete autores fueron nombrados más de una vez. Eduardo Berti por El país imaginado, novela ganadora del premio Emecé 2011 en la que la protagonista esquiva el destino que tiene trazado en la opresiva China de la década del 30 del siglo pasado. José María Brindisi por Placebo, una nouvelle protagonizada por un hombre que pasa unas asfixiantes vacaciones en las que su mundo implosionará. Un ensayo político y un libro de investigación periodística enfocan dos aspectos del kirchnerismo: La audacia y el cálculo, en el que Beatriz Sarlo desmenuza el proceso de acumulación de poder de los Kirchner, y Pecado original, de Graciela Mochkofsky, una reconstrucción

de la pelea del gobierno con el grupo Clarín. César Aira es mencionado dos veces pero por dos libros distintos: la reedición de La liebre y El mármol, una típica nouvelle airiana que emplea la improvisación como estrategia narrativa. Los únicos autores extranjeros mencionados en más de una oportunidad son Sándor Márai, por la reedición de La gaviota, primera novela del escritor húngaro que se suicidó en 1989, y el italiano Umberto Eco, por dos libros: la novela El cementerio de Praga y el ensayo Confesiones de un novelista. Destacados escritores, críticos, editores, historiadores y periodistas respondieron la encuesta. Con sus elecciones armaron un catálogo rico y heterogéneo, un estante de biblioteca de un metro y medio en el que seguramente buena parte de nuestros lectores encontrará varios textos que valga la pena rescatar del mar de novedades que inundó 2011. © LA GACETA

LOS MÁS VOTADOS Juan Bautista Alberdi: Antología conmemorativa (Cámara de Diputados de la Nación) y Apología y crítica de su pensamiento (Constitución para todos). Eduardo Berti: El país imaginado (Emecé). José María Brindisi: Placebo (Entropía). Graciela Mochkofsky: Pecado original (Planeta) Beatriz Sarlo: La audacia y el cálculo (Siglo XXI) César Aira: por La liebre (Emecé) y El mármol (La Bestia equilátera). Sándor Márai: La gaviota (Salamandra). Umberto Eco: El cementerio de Praga (Lumen) y Confesiones de un novelista (Lumen).


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LA GACETA

LITERARIA SABADO 31 DE DICIEMBRE DE 2011

LOS MEJORES LIBROS / LA GACETA LITERARIA / LOS MEJORES LIBROS / LA GACETA LITERARIA / LOS MEJORES LIBROS

ALVARO AURANE

WILLY BOUILLON

MARIA EUGENIA BESTANI

CRISTINA BULACIO

HUGO CALIGARIS

(LICENCIADO EN COMUNICACIÓN SOCIAL, PROSECRETARIO DE REDACCIÓN DE LA GACETA)

(CRÍTICO LITERARIO, PERIODISTA DE LA NACIÓN)

(PROFESORA DE LITERATURA INGLESA DE LA UNT)

(ESCRITORA, PROFESORA DE FILOSOFÍA Y ANTROPOLOGÍA DE LA UNT)

(PERIODISTA, EDITOR DE LA REVISTA ADN/LA NACIÓN)

1) Obra poética, de Hugo Foguet, e Infancia entre dos esquinas, de Alicia Ortiz. 2) El mapa y el territorio, de Michel Houellebecq.

1) Del silencio como porvenir, de Ivonne Bordelois. 2) Después de la muerte de Dios, de Gianni Vattimo y John Caputo.

1) El país imaginado, de Eduardo Berti. Una novela de iniciación amorosa construida con delicadeza y altísima calidad literaria. El autor supera el triple desafío de asumir una voz femenina para contar la historia en primera persona, de ubicar esa historia en el pasado, en la década del 30 del siglo XX, y de centrarla en un pueblo de China. 2) Verano y amor, de William Trevor. También es una novela sobre el amor. O mejor, sobre los amores: un collar de relatos como perlas perfectamente engarzadas por este autor irlandés, muy poco difundido en nuestro idioma, aunque en Gran Bretaña se lo considera uno de los escritores más importantes de las últimas décadas.

1) Juan Bautista Alberdi. Apología y crítica de su pensamiento, Carmen Fontán (compiladora). 2) Cómo cambiar el mundo, de Eric Hobsbawm.

1) Blanco nocturno, de Ricardo Piglia. 2) La acabadora, de Michela Murgia.

ENCUESTA

2011

1) ¿Cuál es el mejor libro de autor argentino que leyó entre los publicados en los últimos 12 meses?

ROBERTO CORTES CONDE (HISTORIADOR, PROFESOR EMÉRITO DE LA UNIVERSIDAD DE SAN ANDRÉS) 1) La audacia y el cálculo, de Beatriz Sarlo. 2) Solar, de Ian Mac Ewan.

2) ¿Cuál es el mejor libro de autor extranjero que leyó entre los publicados en el mismo período?

VICTOR ELIAS (ECONOMISTA, DOCTOR EN ECONOMÍA DE LA UNIVERSIDAD DE CHICAGO)

MARCELO DAMIANI (ESCRITOR, PROFESOR DE LA UNIVERSIDAD MAIMÓNIDES)

MIGUEL ANGEL DE MARCO

JUAN CARLOS DI LULLO

CARLOS DUGUECH

(CRÍTICO DE CINE, PERIODISTA DE LA GACETA)

1) A la santidad del jugador de juegos de azar, de Héctor Libertella, y El veneno de la vida, de Marcos Rosenzvaig. 2) Cuerpos divinos, de Guillermo Cabrera Infante

(HISTORIADOR, MIEMBRO DE LA ACADEMIA NACIONAL DE LA HISTORIA)

(ESCRITOR, ANALISTA POLÍTICO DE RADIO UNIVERSIDAD)

1) El país imaginado, de Eduardo Berti. 2) La edad de oro de los virreyes, de Manuel Rivero Rodríguez.

1) Pecado original. Clarín, los Kirchner y la lucha por el poder, de Graciela Mochkofsky. 2) El cementerio de Praga, de Umberto Eco.

1) Antología conmemorativa, de Juan Bautista Alberdi. Una impecable y necesaria edición de la Cámara de Diputados de la Nación que nos invita a leer esos textos del más encumbrado de los pensadores que le dieron estructura a la Argentina. 2) Conversaciones conmigo mismo, de Nelson Mandela. Necesario para comprender esa gesta personal y humanitaria del vencedor del “Apartheid” sudafricano. Aun a costa de 27 años de cárcel, que ni le generaron resentimientos ni abandono: fueron el motor de la epopeya mandeliana.

1) Siete Guerreros Nortumbrios. Enigmas y Secretos en la lápida de Jorge Luis Borges, de Martín Hadis. 2) Triumph of the City: How our Greatest Invention Makes us Richer, Smarter, Greener, Healthier and Happier, de Edward Glaeser, y The Changing Body, Robert Fogel (editor).

JORGE ESTRELLA

ROBERTO ESPINOSA (ESCRITOR, PERIODISTA DE LA GACETA) 1) Poéticas y Formaciones Teatrales en el Noroeste Argentino: Tucumán, 19541976, de Mauricio Tossi. 2) Las aventuras de un violonchelo. Historias y memorias, de Carlos Prieto.

(ESCRITOR, EX PROFESOR DE FILOSOFÍA DE LA UNIVERSIDAD DE CHILE)

EUGENIA FLORES DE MOLINILLO

1) Los libros de autores argentinos que leí durante 2011 son anteriores a los últimos doce meses. 2) El gran diseño, de Stephen Hawking y Leonard Mlodinow. Un texto notable por su esfuerzo de poner al alcance de personas informadas, pero no especialistas, la imagen del universo que está brindando la cosmología contemporánea.

1) Antología conmemorativa, de Juan Bautista Alberdi. Una obra enriquecida por el “Estudio Preliminar” y los comentarios de Roberto Pucci, que publicara la Cámara de Diputados de la Nación por iniciativa de la diputada Norah Castaldo. Habiendo tenido por mucho tiempo el interés de leer a Alberdi, la oportunidad de hacerlo colaborando con el Profesor Pucci en la actualización de los textos alberdianos fue una experiencia de lectura que colmó mis expectativas. 2) The Cat’s Table, de Michael Ondaatje. Un texto cargado de la pericia narrativa y la magia descriptiva con que el autor de El paciente inglés, ciudadano canadiense nacido en Sri Lanka, cuenta una historia de iniciación protagonizada por un grupo de estudiantes de su país natal hacia Londres.

(PROFESORA DE LITERATURA NORTEAMERICANA DE LA UNT)

CARLOS FLORIA (HISTORIADOR, MIEMBRO DE LA ACADEMIA DE CIENCIAS MORALES Y POLÍTICAS) 1) Las fuentes de la Constitución Nacional, de Manuel Garcìa Mansilla. 2) Essais sur la France. Declin ou Renouveau, de Stanley Hoffmann.


LA GACETA

LITERARIA SABADO 31 DE DICIEMBRE DE 2011

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LOS MEJORES LIBROS / LA GACETA LITERARIA / LOS MEJORES LIBROS / LA GACETA LITERARIA / LOS MEJORES LIBROS

DARDO NOFAL (ESCRITOR, PERIODISTA)

MARIO KOSTZER

SANTIAGO KOVADLOFF

EZEQUIEL MARTINEZ

JAMES NEILSON

(EDITOR, LIBRERO)

(ESCRITOR, MIEMBRO DE LA ACADEMIA ARGENTINA DE LA LETRAS)

(PERIODISTA, EDITOR DE LA REVISTA Ñ/CLARÍN)

(PERIODISTA, COLUMNISTA DE LA REVISTA NOTICIAS)

1) Meditaciones orgánicas, de Cristina Piña. 2) La relation énigmatique entre philosophie et politique, de Alain Badiou.

1) Placebo, de José María Brindisi. 2) Formas de volver a casa, de Alejandro Zambra.

1) Noticias bajo fuego, de Gustavo González 2) Arguably, de Christopher Hitchens.

1) La audacia y el cálculo, de Beatriz Sarlo. Analista puntiaguda de la política argentina y polemista de alta eficacia, Beatriz Sarlo enfoca en este trabajo las estrategias que desplegó Néstor Kirchner para construir poder desde casi nada. Libro lúcido y válido 2) El coraje de la verdad, de Michel Foucault. Poco tiempo antes de morir, el filósofo francés, en un ciclo de conferencias, dejó su testimonio sobre el angustiante duelo que libran la vida y la verdad. Un libro formidable.

LUCIA PIOSSEK PREBISCH

ELENA ROJAS MAYER

(FILÓSOFA, PROFESORA EMÉRITA DE LA UNT)

(PROFESORA EN LETRAS, EX DECANA DE LA FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS DE LA UNT)

1) La Liebre, de César Aira. 2) La elegancia del erizo, de Muriel Barbery.

CARMEN PERILLI (PROFESORA DE LITERATURA DE LA UNT)

ALBA OMIL (ESCRITORA Y EDITORA) 1) Antología conmemorativa, de Juan Bautista Alberdi. 2) Que empiece la fiesta, de Niccolò Ammaniti.

CARLOS PAEZ DE LA TORRE (HISTORIADOR, MIEMBRO DE LA ACADEMIA NACIONAL DE LA HISTORIA) 1) El señor González y otros fachos, Rolando Hanglin. 2) Las mujeres de los dictadores, Diane Ducret.

HISPANOAMERICANA

1) Balada, de Marcelo Cohen, y Los falsificadores de Borges, de Jaime Correas. 2) Muerte en Estambul, de Petros Markaris; Biblioteca llenas de fantasmas, de Jacques Bonnet, y El ruido de las cosas al caer, de Juan Gabriel Vázquez.

1) Virgilio. Memorias del poeta. Una autobiografía espiritual, de Hugo Francisco Bauzá. 2) La gaviota, de Sándor Márai

MARCOS ROSENZVAIG (DRAMATURGO, CRÍTICO LITERARIO) 1) El mármol, de César Aira. 2) La gaviota, de Sándor Márai.

ERNESTO SCHOO

FABIAN SOBERÓN

(CRÍTICO TEATRAL, PERIODISTA DE LA NACIÓN)

(ESCRITOR, PROFESOR DE COMUNICACIÓN AUDIOVISUAL DE LA UNT)

1) Lejos de dónde, de Edgardo Cozarinsky. 2) Crónica general, de Juan Gil-Albert.

JUAN TRIBULO (ACTOR, DRAMATURGO) 1) ¿Es posible conocer la realidad? Nuevos y viejos debates en el siglo XXI, de Rosa Nassif. Una profunda investigación, desde el punto de vista de la psicología social, de las distintas corrientes contemporáneas de pensamiento filosófico que adhieren o cuestionan a la dialéctica materialista como método para “conocer la realidad”. 2) El fin es mi principio (Un padre, un hijo y el gran viaje de la vida), de Tiziano Terzani. La historia de vida del reconocido periodista, que es a la vez historia de las últimas guerras y transformaciones sociales y políticas, que de alguna manera, es una historia paralela al texto de Rosa Nassif, y que culmina con reflexiones profundas sobre la vida y la muerte.

FEDERICO VAN MAMEREN (PERIODISTA, SECRETARIO DE REDACCIÓN DE LA GACETA) 1) Argentinismos, de Martín Caparrós. Fue un gran espejo para mirarnos. Y Pecado original, de Graciela Mochkofky. Fue un aporte para armar el rompecabezas de un tema central en la agenda argentina. 2) Javier Darío Restrepo, periodismo y pasión, José María Poirier (editor). Fue un soplido fundamental para encender las brasas del oficio. Y Confesiones de un joven novelista, de Umberto Eco. Sirvió para revivir viejos libros. Además Eco es un gran motivador para disfrutar de la literatura y para confiar en uno.

1) Cine, de Juan Martini. La trilogía Cine, de Juan Martini, narra la furiosa y monótona vida de Sívori, un director de cine que se enamora de Pina Bosch, la mujer de enfrente. Pero también narra, con el tono sentencioso de una salmodia, el inevitable final de Eva Perón. Las tres novelas conforman un arco polifónico que une historias diversas y paralelas. Con una prosa que sigue el ritmo sincopado del jazz, Martini arma y desarma el mapa del amor en el siglo XXI. 2) Retratos y encuentros, de Gay Talese En sus narraciones, Talese une la vida cotidiana y los conflictos sociales del siglo XX. Con una prosa rítmica y minuciosa y siguiendo la lógica microscópica de la escena, Talese esculpe retratos íntimos y perfiles precisos de perdedores célebres. En el relato que disecciona los ajetreados días de Frank Sinatra alcanza la difícil fusión de crónica y ficción. Dicho de mejor modo, Talese reinventa el género de la crónica-ficción.

ROGELIO RAMOS SIGNES (ESCRITOR)

1) Borges, de Adolfo Bioy Casares. En esta edición de Back List (Barcelona, 2011), a pesar de que no se cuenta todo lo que decía Bioy en la memoria de 1.700 páginas publicada en 2006, deleita la prosa del autor y la mayoría de los pasajes en que muestra la amistad que tuvieron Borges y él durante 60 años; aunque más que la amistad profunda de ambos, Bioy se preocupa por fortalecer la figura universal de su amigo. Sin embargo da un goce especial el humor fino e hiriente que se percibe en muchas de sus páginas. 2) La casa del viento, de Tatiana Hardie. A pesar de su extensión (650 páginas), mantiene la atención del lector a lo largo de las dos historias aparentemente independientes entre sí, que acercan el presente (2007) en San Francisco y el pasado (1347) en Toscana, con la participación de dos jóvenes de distintos orígenes que viven en un clima de misterio que se centraliza en las ruinas de la vieja Casa del Viento y que embruja el pensamiento de dos mujeres que tratan de encontrar un lugar en un mundo difícil de acceder.

1) Poesía completa, de Jorge Leonidas Escudero. 2) Tres luces, de Claire Keegan.

MAXIMILIANO TOMAS (PERIODISTA, DIRECTOR DEL SUPLEMENTO CULTURAL DE PERFIL)

SANTIAGO SYLVESTER (ESCRITOR, EDITOR) 1) Los nada, de Javier Adúriz. 2) La folie Baudelaire, de Roberto Calasso.

1) Un amor para toda la vida, de Sergio Bizzio. Aunque en verdad se trata de una reedición. Textos nuevos, serían dos: Trampa de luz, de Matías Capelli, y Placebo, de José María Brindisi. Y en no ficción, las crónicas de Trash, de Alejandro Seselovsky. 2) No hay nada como sumergirse en las 600 páginas de los Cuentos completos, de Graham Greene. Pero si el autor debe estar vivo, no habrá nada como los ensayos de Simon Reynolds editados bajo el título Después del rock. Psicodelia, postpunk, electrónica y otras revoluciones inconclusas.


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LA GACETA

LITERARIA SABADO 31 DE DICIEMBRE DE 2011

Nicanor Parra, un recorrido por la vida y la poesía del Premio Cervantes 2011

En el canto IV de Altazor (1931), de Vicente Huidobro, se lee: “Aquí yace Altazor azor fulminado por la altura / Aquí yace Vicente Huidobro antipoeta y mago”. De ahí provendrán los antipoemas de Nicanor Parra. ◆

Por Juan Gustavo Cobo Borda PARA LA GACETA - BOGOTÁ

n 1993, para el centenario del nacimiento de Huidobro, Parra leyó uno de sus ya celebres Discursos de sobremesa (2006), titulado “Also sprach Altazor”. Comienza con un “Antes de comenzar”:

E

“Una pregunta: Que sería de Chile sin Huidobro. Que sería de la poesía chilena sin este duende Fácil imaginárselo Desde luego no habría libertad de expresión Todos estaríamos escribiendo Sonetos Odas elementales O gemidos Alabado sea el Santísimo” (p. 107)

psicología pedagógica”, con reflexiones acerca de la propia poesía (”La poesia reside en las cosas o es simplemente / un espejismo del espíritu”), y la figura del propio poeta, sarcástico, cuestionado, clown irrisorio y tan absurdo, o mas aún, que el mundo en que habita. Dos poemas, “Autorretrato” y “Epitafio”, nos permiten abrir y cerrar esta peripecia. En el caso de “Epitafio”, abre una veta siempre cultivada por Parra: el burlarse de sí mismo y de la muerte. Epitafio De estatura mediana, Con una voz ni delgada ni gruesa,

De vinagre y de aceite de comer ¡Un embutido de ángel y bestia!

Teatro de uno solo Como lo señaló José Miguel Oviedo, allí se dan “confesiones eróticas, crisis sentimentales, imágenes oníricas, fragmentos psicoanalíticos y obsesiones intelectuales”. Una vida casi neurótica y al borde de la locura, pero no por eso excepcional” (p. 147, Historia de la literatura hispanoamericana, v.IV). Parra seguiría oponiendo a la poesía nocturna una poesía de la claridad, pero este estudioso de la física atómica y la mecánica celeste incorporaría

Hijo de un profesor primario y una modista de trastienda, Nicanor Parra tiene ocho hermanos. Nació en el sur de Chile, cerca a Chillán, en San Fabián de Alico, y pasará una infancia de pie pelado en difíciles condiciones económicas, viviría en lo que se llamaría una población callampa. Solo en 1932 llegará a Santiago donde estudiará (el único de la familia) matemáticas y física, en el Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile. En 1937, con 29 poemas, Nicanor Parra publica su primer libro, Cancionero sin nombre, muy influenciado por Federico García Lorca y una veta directa popular, donde la sencillez tenía algo de encanto provinciano, de aldea quieta con mínimos dramas. El año siguiente gana el Premio Municipal. En 1941, Carlos Poblete, en su Exposición de la poesía chilena, publicado en Buenos Aires, por la editorial Claridad, escribirá un concepto muy poco halagüeño sobre Parra: “Nació en 1914. Es la cabeza visible entre la falange de ‘guitarreros’ que ha invadido un sector de la poesía chilena. Poesía epidérmica, efímera, como todo lo que no se nutre en la realidad profunda del hombre. Es profesor de Matemáticas y Física en un liceo de provincia” e incluye poemas como este, del primer Parra: “He de partir un día con el lirio derramado en la mano, dulcemente, dentro del corazón el mar umbrío y una ascensión de pájaros perennes. Lejano y solo caeré dormido bajo la fría luna de noviembre sin oír la palabra de un amigo que me diga hasta luego para siempre”. Preconizaba una poesía espontánea en contra de una cerebral y por el 42 anunciaba un libro, La luz del día, que nunca, claro está, vería la mencionada luz. Aquí un paréntesis sobre Parra y sus títulos. Cuando iba a publicar lo que por fin se llamaría Versos de salón (1962), Parra se debatía entre estos títulos: Baile sobre una tumba; Licencia poética; Pan pan, vino vino; Poesía para poetas; Las cuatro operaciones; El gato montés; Nebulosa, 1960. Cuando preparaba Hojas de Parra (1985) dudaba entre: Cachureo; Ampliaciones; Algo por el estilo; Base de operaciones; Ejercicios respiratorios; Cero problema.

Liquidar la poesía Esperaría muchos años y solo en 1964 se atreve a desprenderse, casi en contra suya, de lo que sería su libro clave, Poemas y antipoemas. Libro cuya solapa, escrita por Pablo Neurda, dirá: “Entre todos los poetas del sur de América, poetas extremadamente terrestres, la poesía versátil de Nicanor Parra se destaca por su follaje singular y sus fuertes raíces. Este gran trovador puede de un solo vuelo cruzar los mas sombríos misterios o redondear como una vasija el canto con las sutiles líneas de la gracia”. “Tengo orden de liquidar la poesía”, dirá Parra por aquellos años y a ello dedica toda su inteligencia provocadora. “La poesía no puede ser otra cosa / que la mala conciencia de la época”. Becado por el Consejo Británico, estudio matemáticas superiores y cosmología con E.A. Milner, en Oxford, de 1949 a 1952. Poemas y antipoemas iba a llamarse antes Oxford 1950 y en el conviven muchos influjos de época: existencialismo, sicoanálisis, surrealismo, marxismo. “El antipoema no es otra cosa que el poema tradicional enriquecido por la savia surrealista”. Pero como lo señaló Mercedes Rein, “la negación radical, el soterrado nihilismo que es, si no me equivoco, la raíz profunda de esta antipoesía”. La cual fue recibida por el padre capuchino Salvatirra con esta andanada: “¿Puede admitirse que se lance al público una obra como esa, sin pies ni cabeza, que destila veneno y podredumbre, demencia y satanismo? Me han preguntado si este librito es inmoral. Yo diría que no; es demasiado sucio para ser inmoral. Un tarro de basura no es inmoral por muchas vueltas que le demos para examinar su contenido”. Por su parte, Pablo de Rokha concluirá furioso: “Los antipoemas inspiran lastima y asco”. ¿Que traían ellos para producir semejante reacción? Allí convivían la mirada fría e impersonal, de noticiero, acerca de todos los vicios del mundo moderno. “La exaltación del folklore a categoría del espíritu, el desarrollo excesivo de la dietética y de la

llamado Einstein dice que es”. Jorge Edwards en un admirativo texto sobre Parra de octubre del 2000, titulado El demonio de la poesía, nos da una clave para acceder mejor a su mundo. Recuerda allí cómo su hermana, Violeta Parra, quien se había iniciado como una cantante popular, en el sentido comercial del término, “hasta que decidió buscar en el campo, entre viejos cantores y cantoras, las raíces de lo que se llamaba por tierras de Chillán adentro, hacia la cordillera, canciones a lo humano y lo divino, profanas y religiosas” (Edwards: Diálogos en un tejado, editorial Tusquets, Barcelona, 2003, p. 63) A esto se añadiría la lectura fervorosa del Martín Fierro, de José Hernandez, todo en pos de una voz natural: “la voz de la conversación diaria”. Un lenguaje hablado, como le explicó a José Donoso, en 1960: “Mi unidad es el verso, que en mi poesía aparece como aislado, como una serie de pedradas lanzadas hacia el lector” (José Donoso: El escribidor intruso, Chile, Universidad Diego Portales, 2004, p. 73-80) Confluyen entonces muchas vertientes- el recuerdo de su padre y sus hermanos que habían trabajo en circos, Violeta Parra y su guitarra que estudiaba el folclore ancestral, en sus sobrevivientes, Parra que se internaba en la poesía española del Romancero, el cancionero, los autos sacramentales, y el muy rico sustrato de la Edad Media, los trovadores del siglo XII, los juglares, la cultura albigense, y esos cantores que lo hacen con la Biblia en la mano, por decirlo así; y las canciones de borrachos. “Un día que Asuero estaba / tomando cierto recreo, / vino a verlo Mardoqueo, / a quien el rey apreciaba”. Y todo lo que había mamado en los barrios, en Chillán, en la carpa donde Violeta cantaba: “En una mesa puse / un plato de chicharrones, / María no seas ingrata / bajate los calzones”. Si habían pasado 17 años entre su primer y segundo libro, su tercero no se demoraría tanto. La cueca larga es de 1958. Allí se palpa toda la maliciosa picardía de la copla popular, de los cinco y siete versos de la cueca traviesa, hable de licor o sexo, mencione las metidas de pata o incorpore al baile los huasos y los rotos chilenos, en la precisión geográfica, en el ingenio desafiante y arrabalero (”Dos esqueletos daban / Hueso con hueso”). Era sorpresivo el tránsito de una poesía de la alienación urbana, de la cosificación del ser, en un mercado donde la miseria real coexiste con las necesidades superfluas que la publicidad promueve con este zapateo y estas palmas de fiesta de pueblo. Lo que era denuncia desgarrada del individuo que del campo a la ciudad pretende triunfar y es estafado, como mostró muy bien Federico Schopf en “Introducción a la antipoesía de Nicanor Parra (1971), es ahora el retorno a un mundo inmóvil, que “se representa como paisaje de tarjeta postal -conformado por rasgos típicos y populistas”. Sin embargo, allí donde tampoco hay dinero para cancelar las deudas y las cosechas son incertidumbre y riesgo, el vino libera y permite escapar en el canto y el duelo, en la parranda que exorciza y reconforta. Que permite gritar eufóricos e inconscientes. El personaje de los Artefactos es un energúmeno, alguien salido de sí, que desarrolla una incesante energía, y que puede efectuar tres operaciones básicas: levitar, hacerse invisible y conversar con los muertos. En tal sentido, el personaje pasivo de Kafka, a quien leyó con tanto fervor, se trueca en un agitado y descompuesto Charles Chaplin de cine mudo. Y de un Chile que ya bajo la dictadura de Pinochet buscaba con recursiva astucia recobrar la libertad de expresión. Por ello los poemas últimos eran solo frases, consignas, renglones, chistes, greguerías subversivas. Tres muestras del Parra último podrían ser estas: “A ver a ver tu que eres tan diablito ven para acá ¿hay o no hay libertad de expresión en este país ...? -Hay ay aay!”

Hijo mayor de un profesor primario Y de una modista de trastienda; Flaco de nacimiento Aunque devoto de la buena mesa; De mejillas escuálidas Y de más bien abundantes orejas; Con un rostro cuadrado En que los ojos se abren apenas Y una nariz de boxeador mulato Baja a la boca de un ídolo azteca -Todo esto bañado Por una luz entre irónica y pérfida-, Ni muy listo ni tonto de remate Fui lo que fui: una mezcla

dos principios claves a su poesía: ya no la física de Newton sino la de la relatividad y la indeterminación. Un mundo en perpetuo flujo, que vibra, oscila y cambia, donde el poema ya no es plegaria religiosa sino parlamento dramático. Un teatro de uno solo, donde se descartaban los alquimistas y se invitaba al aterrizaje. A un lenguaje y una poesía practica. Que más tarde, en uno de sus Artefactos (1973), cuando el antipoema ha estallado en fragmentos, lo expresaría de modo muy crudo: “El mundo es lo que es y no lo que un hijo de puta

“Chile fue primero un país de gramáticos un país de historiadores un país de poetas ahora es un país de ... puntos suspensivos”. Urnas y ataúdes “Un ataúd le dice a una urna te amo no puedo vivir sin ti y la urna lo mira de reojo”. Un final digno de Nicanor Parra. © LA GACETA Juan Gustavo Cobo Borda Miembro de la Academia Colombiana de la Lengua y de la Real Academia Española.


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