Por primera vez, el grito de tapa no sorprende. No hay rasgos extraños, ni caries imprevistas, ni gestos inéditos, porque toda la vida lo vimos así, con la garganta al aire y el poder al viento. Ahí está, su cara más frecuente, su foto carnet, su bramido épico y sublime, haciéndonos saltar a todos los demás. “Más que preocuparse por la inseguridad, hay que analizar cómo nace”.