Con la misma naturalidad que se reponen chapas rotas, para seguir poniendo ladrillos a cuentagotas, se promociona la violencia insultando hasta las pelotas. Pero guarda, fieritas, que no todos somos papas fritas. Como su hijo, Sergio tiene la sangre del Diego, con olor a tierra y cultura villera, porque esa gambeta que nos desvela tiene el acento de Florencio Varela.