Lamentablemente, La Garganta no se abrió al inicio de la historia universal, ni el día ideal. Nació sumergida en una sociedad de consumo, adiestrada para aplaudir tetas, culos y humo. Comprendiendo tal coyuntura actual, ajena a la ideología y la valoración personal, debimos planear una estrategia para arrancar esa venda que desde siempre invisibilizó nuestra agenda.