Pateando el teclado de las revoluciones virtuales y poniendo el cuerpo donde otros ponen las redes sociales, ya copamos los Tribunales para que la mafia de la corporación judicial estalle, pero no vamos a parar hasta que explote la calle. Una y mil veces, han convocado a la Plaza por boludeces, vendiendo por rebeldía la defensa de los intereses de una minoría.