Desde su crucifixión imprevista, entrevistarlo para la revista parecía pecado, toda una herejía para la moral de mercado, pero como los medios nos volvieron expertos en estigmas de ciencia ficción, quisimos escuchar su propia confesión. Y por primera vez en años, sin caer en la lógica de los rebaños, ni rendirle alabanzas de rodillas, un todopoderoso pagano nos dijo: “Quiero conocer sus villas”.