Fotos11092014 by La Jornada

LAS FOTOS DE Suplemento Especial Directora General: Carmen Lira Saade Director Fundador: Carlos Payรกn Velver Septiembre 2014

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1984. El periodismo no tiene espejo retrovisor porque lo nuestro no es la historia, aunque, ¡oh paradoja!, el trabajo que hacemos es imposible sin las historias que, como decía André Malraux, van tejiendo todos los días la gran Historia. Por ejemplo, esta imagen captada en febrero 2009, es una suerte de máquina del tiempo, una especie también de galería de espejos. En esa foto se ve a nuestra directora, Carmen Lira, sosteniendo una foto tomada el 17 de septiembre de 1984 en las instalaciones que entonces tenía La Jornada, en la calle de Balderas. Gabriel García Márquez y ella revisaban uno de los últimos números cero del

diario antes de su salida, el 19 de septiembre. Gabo le comentó entonces que él tenía 5 millones de dólares para sacar un diario en Bogotá, y al enterarse que los jornaleros sólo contábamos con dinero suficiente para cubrir el pago del papel del periódico durante unos cuantos días, soltó: “Ustedes están locos”. Sin embargo, la nave sigue yendo, a veces contra la marea y en aguas turbulentas, pero sin perder el rumbo ni dejar de dar voz a quienes aún no la tienen. Fotos: Pedro Valtierra y Fabrizio León Diez

Portada. 1985 Jornaleros del Soconusco, en una finca cafetalera. Foto: Fabrizio León Diez

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LAS FOTOS DE LA JORNADA.

30 AÑOS

ste suplemento ha sido integrado a partir de una selección de las 120 imágenes que componen la muestra Las fotos de La Jornada. 30 años, que a partir del 8 de septiembre y hasta el 12 de octubre se exhibe en la Galería Abierta de las Rejas de Chapultepec de la ciudad de México para celebrar las tres décadas de la aparición del periódico. La exposición ha sido posible gracias al interés de la Secretaría de Cultura del Gobierno del Distrito Federal por mostrar estas fotografías, que son un testimonio vital acerca de un tramo fundamental de la historia de México.

anticipado un camino que otros medios decidieron reco-

Se trata de un exuberante collar elaborado con muy

rrer después.

disímbolas cuentas. Cada foto tiene el sello de su autor, su bagaje ocular, su particular forma de testimoniar gráﬁ-

Si la fotografía provoca que se pregunte, se cuestione, se

camente la noticia. Pero, al mismo tiempo, en conjunto, la

reﬂexione y se investigue, también da sentido a los acon-

exposición expresa la mirada editorial de La Jornada, su

tecimientos, genera indignación u orgullo, provoca asom-

forma de “congelar” visualmente un acontecimiento, de

bro y satisfacción en quien la ve. Muestra de ello son las

poner el fragmento de una imagen entre paréntesis para

imágenes de esta exposición.

sintetizar una situación más amplia, para dotar de sentido

Sabemos que las fotografías andan con harta frecuencia

a una nota. En la selección de las fotos y su secuencia hay

su propio camino, diferente al de la palabra escrita e, inclu-

tanto una propuesta estética como una imagen de país.

so, autónomo de sus autores. No sólo acompañan o ilustran

Efectivamente, en ella se da cuenta de cómo hemos

el texto, son un texto en sí mismas. En la lucha permanente

retratado los pasados 30 años de nuestra historia y de al-

que en casi todo medio escrito se da entre el espacio que

gunos grandes acontecimientos mundiales que nos han

se dedica a las fotos y el que se otorga a notas, reporta-

sacudido. Buscamos hacer evidente lo soterrado, narran-

jes, crónicas y artículos de opinión, La Jornada ha apostado

do visualmente tres décadas del México de arriba y del

por darle a la imagen un lugar privilegiado. Por ello, con

México de abajo, de los políticos en turno y de los héroes

frecuencia, las fotos ocupan las ocho columnas. Esa suerte

anónimos que hacen la historia, de los momentos clave

tuvieron en su día las fotografías aquí desplegadas.

en los que se resume el ejercicio del poder estatal y de la

Esta exposición no es un ejercicio de nostalgia sino un

participación popular en movilizaciones y celebraciones.

dramático recordatorio de dónde venimos. Es un dique

Estas fotografías, y el halo documental que las acom-

para impedir que el pasado se escurra entre las manos

paña, son reveladoras de situaciones sociales y políticas.

de la indiferencia. Es el testimonio de una visualidad

Muchas fueron en su momento irredentas, novedosas, di-

distinta de la política y la sociedad que recupera las

ferentes, alejadas del lugar común. Elaboradas reivindi-

grandes gestas sociales. Es la prueba de una dinámica

cando el punto de vista del fotoperiodista, son, al tiempo,

representación gráﬁca de expectativas y sentimientos

testimonio periodístico, muestra de compromiso artísti-

de nuestro accidentado itinerario como nación. Es una

co y opinión implícita nacida de un juicio moral. Se han

huella única de nuestros grandes y trágicos momentos

convertido así, con frecuencia, en documento social y de

como país. Es, en suma, una historia para mirar y una

denuncia de presencia perturbadora. En los hechos, han

mirada para la historia.

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1984. San Juanico era el páramo de la desgracia el 19 de noviembre: sus calles quedaron sembradas de dolor y muerte. En el ambiente aún flotaba

1984. En medio de la penumbra, tres días después, el pueblo de San Juan Ixhuatepec sepultó a 276 víctimas, en una zanja abierta con excavadora, en el panteón civil de la colonia Caracol, en Tlanepantla. Prácticamente, después del tremendo golpe emocional del día 19, ya no hubo lágrimas por los fallecidos, algunos de ellos calcinados e imposibles de reconocer. Fotos: Fabrizio León Diez

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un fuerte olor a gas después del estruendo de las explosiones, “como de muchos jets” que despegaran al mismo tiempo, según relató un testigo.

1984. Es mediodía y el sol está en su cenit. Rechinido de llantas y estruendo que rompe la rutina cotidiana sobre avenida Insurgentes, donde un motociclista estrelló su vehículo contra un auto. No tardan nada en llegar los curiosos –con esa oportunidad que probablemente no existe en ningún otro

país–, alguien sabe primeros auxilios y empieza atender al herido. Poco después la autoridad se hace presente y resguarda al accidentado en espera de los servicios médicos. Luego todo seguirá igual, con el sol todavía cayendo a plomo. Foto: Luis Humberto González

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1985. 19 septiembre. Hoteles emblemáticos de la capital, dependencias oficiales, escuelas y hospitales quedaron reducidos a escombros. Como el edificio Nuevo León, en la Unidad Habitacional Tlatelolco. Los ciudadanos se improvisaron como rescatistas y trabajaron sin descanso junto a las brigadas internacionales, con la esperanza de sacar con vida a los atrapados en los derrumbes. Así, el miedo y la solidaridad convivieron en el valle de México, cuyos habitantes, un día después del terremoto, vivieron con espanto una fuerte réplica la noche del viernes, que provocó caos e histeria. Foto: Marco Antonio Cruz

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1985. Frente a la Plaza Garibaldi el 20 de septiembre, aproximadamente a las 20 horas, el pavor y la fe se hicieron presentes durante una de las réplicas más intensas del terremoto. Foto: Andrés Garay

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1985. Desnudos, los mineros de la Compañía Real del Monte y Pachuca protestaron en demanda de ropa de trabajo, equipo de seguridad y contra el despido de trabajadores eventuales. No había rubor en su desnudez, ya que

aseguraban que eran peores las condiciones en que laboraban en el inﬁerno de la mina, siempre con el riesgo de quedar “mutilados o aplastados en un derrumbe”, aseguraron durante el paro del 24 de mayo. Foto: Pedro Valtierra

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1988. En el Metro, las multitudes anónimas esceniﬁcan complejidades de la realidad social mexicana. En la lucha diaria por la subsistencia, miles de imágenes y personajes convergen signi-

ﬁcativamente en ese No Lugar que es el transporte colectivo, y donde sólo el ojo entrenado es capaz de ver la fugacidad de un instante memorable. Foto: Elsa Medina

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1991. Es 10 de mayo y en el Zócalo una niña asumía con resignación el pesado fardo de la crianza, mientras en el resto de la ciudad se formaban largas ﬁlas en tiendas y restaurantes para celebrar la vocación de

sacriﬁcio y abnegación, con la que una avalancha discursiva y comercial exalta cada año la maternidad. Foto: José Antonio López

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1986. El eterno líder obrero Fidel Velázquez convocó a una Reunión Nacional Agropecuaria del Sector Social, en donde se discutirían los problemas que aquejaban a asalariados y labriegos, y la necesidad de proponer políticas para mejorar el nivel de vida de estos sectores de la población. El encuentro arrancó el 27 de noviembre y fue inaugurado por el presidente Miguel de la Madrid, quien escuchaba atento la exigencia de elevar a rango constitucional el derecho a la alimentación. En un sitio destacado, durante las sesiones en

las que se analizaba cómo revertir el creciente empobrecimiento del sector obrero y campesino, el encargado de la Secretaría de Programación y Presupuesto, Carlos Salinas de Gortari, estaba ﬂanqueado por el dirigente de la CTM y a la derecha por el secretario de Agricultura y Recursos Hidráulicos, Eduardo Pesqueira, bromista sempiterno, al que nunca le perdonó sus “travesuras” quien llegaría a ser presidente de la República.

1986. Los parroquianos del Salón Corona, en el Centro Histórico, seguían los movimientos de Hugo Sánchez en el momento de tirar un penal al ﬁnal del partido contra Paraguay durante el mundial, el que estaba empatado

1-1 . El delantero se colocó en el manchón para cobrar la falta que daría la victoria a México, disparó... y el balón fue directo a las manos del guardameta Gato Fernández. Fotos: Fabrizio León Diez

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1986. El mediodía del 22 de noviembre, cuando el asaltante de bancos Alfredo Ríos Galeana se fugó del Reclusorio Oriente, en el juzgado 33 se realizaba una diligencia que fue interrumpida por un comando armado integrado por 13 personas, de esa acción proviene ese impacto en un cristal. No era la primera vez que se fugaba; lo hizo recurrentemente a lo largo de su trayectoria como asaltante, en la que –según algunas versiones– robó mil millones de pesos, y durante siete años dio un gol-

pe al mes. Ríos Galeana se convirtió en el hombre más buscado de México, por lo que varias veces recurrió a la cirugía plástica y adoptó muchas personalidades, incluso se transformó en cantante de ranchero y grabó un disco con el nombre de Luis Fernando, El Charro Cantor, sin que nadie lo descubriera. Veinte años después, el 12 de julio de 2005, fue capturado en un barrio de Los Ángeles, California, donde vivía como un ciudadano ejemplar. Foto: Elsa Medina

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1987. Nido de las Águilas, Tijuana, Baja California. Con el sol cayendo a plomo o en el intenso frío de la noche, los migrantes cruzan la frontera rumbo a Estados Unidos, expulsados por el desempleo e imantados por la necesidad de mano de obra en la pujante economía del vecino del norte.

Muchos mueren en el intento, otros padecen abusos de la migra. A raíz de la aprobación de la Ley Simpson-Rodino se endureció el control de la frontera, de inmediato múltiples organizaciones formaron frentes en defensa de los derechos de migrantes. Foto: Elsa Medina

1989. La Semana Santa invita al recogimiento, pero en México es además buen pretexto para la holganza. No importa en qué circunstancias, o si se tienen recursos o se carece de ellos. Lo que importa es el chapuzón, donde sea: en playas atestadas o en las aguas caldosas de una alberca citadina.

En el oriente de la ciudad, el Balneario Olímpico de Pantitlán, era un oasis para escapar al vía crucis del encierro doméstico, donde con un poco de coraje se puede arriesgar el físico –el propio y el ajeno– y desaﬁar a la gravedad. Foto: Francisco Mata Rosas.

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1991. El día se hizo noche, todos levantaron la vista al Sol que se ocultó por unos minutos. Confundidos, aullaron los perros, los pájaros regresaron alterados a sus nidos y los gallos cantaron durante aquel extra-

ño amanecer que causó el eclipse del 10 de julio a las 13:24 horas, fenómeno sideral que paralizó al país. Aquí, Ocosingo, Chiapas. Foto: Antonio Turok

1993. El miércoles 9 de junio, en Guatemala, fue capturado Joaquín Guzmán Loera, El Chapo; un día después fue presentado en el penal de alta seguridad de Almoloya de Juárez. Bajo la lluvia, tranquilo, el capo encaró a la prensa. “¿Es cierto que eres el rey de la coca?”, le preguntaron. Él lo negó: “soy comerciante y agricultor”, respondió. Posteriormente fue trasladado a la prisión de Puente Grande, en Jalisco, también de alta seguridad, de donde el 18 de enero de 2001 se fugó

saliendo, precisamente, por la puerta, e iniciando un largo periplo que duró los sexenios de los panistas Vicente Fox y Felipe Calderón; incluso ocupó espacio en las páginas de la revista Forbes como uno de los hombres más acaudalados del planeta, hasta que el sábado 22 de febrero de este año fue aprehendido en Mazatlán, Sinaloa, en un operativo que ha despertado sospecha. Foto: Fabrizio León Diez

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1994. El Ejército Zapatista de Liberación Nacional no es una fuerza guerrillera clásica –explicaba el subcomandante Marcos–, es un movimiento étnico que durante 10 años ha hecho trabajo político y de preparación; las tropas que están en los Altos de Chiapas continuarán avanzando hacia otras plazas, advertía el líder insurgente la mañana del primero de enero, en San Cristóbal de Las Casas, luego que en el amanecer de ese inicio de año que marcaba la entrada de México al Tratado de Libre Comercio de América del Norte, un contingente de indígenas armados irrumpió en esa ciudad chiapaneca. Foto: Antonio Turok

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1994. El subcomandante Marcos durante la Convención Nacional Democrática, donde el líder guerrillero hablaba con la voz de los “sin rostro” para expresar la necesidad de avanzar en el camino de la paz, la de-

mocracia, la libertad y la justicia; claro, esgrimiendo la palabra en una mano, y el humor y la ironía en la otra. Foto: Raúl Ortega

1994. Después de intensos y desiguales combates, el Ejército sitió San Cristóbal de las Casas cuatro días después y el gobierno federal anunció la recuperación de la ciudad, además de los municipios de Ocosingo, Las Margaritas y Altamirano. A Chiapas llegaron 10 mil efectivos en una amplia operación militar, que presuntamente había paciﬁcado la zona de conﬂicto. Sin embargo, aún había enfrentamientos esporádi-

cos en los alrededores, como podía constatarse por disparos aislados cerca de las cabeceras municipales. El parte oﬁcial indicaba 93 muertos, pero estimaciones de algunas organizaciones no gubernamentales calculaban que la cifra era de aproximadamente 400 personas ultimadas. Foto: Carlos Cisneros

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1996. El 30 de diciembre, a la una y media de la tarde, la sucursal bancaria de la calzada Ignacio Zaragoza, en la colonia Agrícola Oriental, pareció convertirse en el set de una película de acción, sólo que en este caso el terror era real. Un sujeto intentó asaltarla, pero sus planes fracasaron y en sólo minutos cientos de policías rodearon el inmueble. Durante seis horas, el asaltante negoció con las autoridades que le proporcionaran un auto

para escapar y le dieran el dinero de la bóveda, a cambio de liberar a los rehenes. Al ﬁlo de las 19:40, ya con sólo tres personas cautivas, abordó un auto para huir, pero elementos policiacos lo sorprendieron. Se escucharon tres disparos. El asaltante murió por un impacto de bala que, según sostiene la versión oﬁcial, se disparó él mismo. Fotos: Carlos Ramos Mamahua

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1996. La imagen fue captada durante una convenci贸n de sacerdotes en un hotel capitalino, en donde el tema fue, precisamente, la necesidad de mostrar el rostro humano del clero. Foto: Guillermo Sologuren

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1996. Era abril y hacía calor. En el parque de los Venados un hombre mayor con aspecto de otra época, de traje y sombrero, conversaba con una muchacha y un joven. Se despidieron. El ambiente se había vuelto sofocante, así que el muchacho no lo pensó y caminó directo

hacia una de las fuentes del jardín para refrescarse. A veces el calor en la ciudad de México es insoportable y la frescura de la juventud se impone. Foto: Elsa Medina

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1998. El 3 de enero los soldados avanzaron hacia X´oyep, en Chenalhó, el segundo campamento de refugiados más grande en el estado, como parte de una ofensiva militar contra zonas zapatistas, que incluyó el ingreso a La Realidad y al Aguascalientes. Las tropas de infantería y la Policía Militar se enfrentaron a una muralla humana, integrada principalmente por mujeres y niños tzotziles, entonces empezó el forcejeo,

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que por momentos parecía que iba a desembocar en tragedia. De pronto apareció una columna de cien siluetas femeninas –muchas de ellas con niños en los brazos y en la espalda– y acorralaron a los militares durante casi cuatro horas. Ellas, diminutas, armadas sólo con su convicción y su decisión de resistir, los detuvieron. Esta imagen se convirtió en icono de la resistencia zapatista. Foto: Pedro Valtierra

2000. Dormían cuando entraron los cuerpos de elite de la Policía Federal Preventiva (PFP). Eran las 6:45 del 6 de febrero cuando en el auditorio de Filosofía de Ciudad Universitaria alguien dio la alerta: “¡Compañeros, ya viene la policía!”, demasiado tarde, ya estaban ahí. Después de 10 meses de paro, miles de elementos policiacos aprehendieron a casi mil jóvenes integrantes del Consejo General de Huelga, quienes

desﬁlaron pálidos y angustiados hasta los camiones que los transportaron al Ministerio Público. A 85 paristas se les dictó formal prisión, acusados de delitos de terrorismo, motín, lesiones, asociación delictuosa, sabotaje y robo. Días después, más de cien mil personas protestaron por la incursión de la PFP en la Universidad Nacional Autónoma de México. Foto: Francisco Olvera

2000. Una trifulca por el control político y administrativo entre grupos priístas en Chimalhuacán dejó 10 personas muertas, 98 heridas de bala y 204 detenidas. La cacique Guadalupe Buendía, La Loba, intentó impedir con sus huestes la toma de posesión de las nuevas autoridades; el poder acumulado por la lideresa y sus familiares era descomunal: imponía y destituía funcionarios e incluso, desde una de sus propie-

dades, tenía un acceso especial a la casa de gobierno. Esa mañana, todo empezó con la detonación de petardos y ﬂamazos de las bombas molotov en el jardín de palacio municipal, y entonces se desató el caos provocado por una balacera desde la azotea de la alcaldía y el fuego cruzado de los adversarios en la explanada del ayuntamiento. Foto: José Carlo González

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2002. Fue extraño, pero al terminar su segunda comparecencia ante la Fiscalía Especializada en Movimientos Sociales y Políticos del Pasado, el ex presidente Luis Echeverría salió a la calle solo, sin la escolta del Estado Mayor Presidencial que lo sigue como sombra desde hace 32 años. Apenas lo vieron los integrantes del Comité 68 le soltaron a bocajarro: “¡Asesi-

no! ¡Asesino!”, en medio de empujones y gritos. Ese día, Echeverría eludió toda acusación y aseguró que no temía ir a la cárcel porque no se pasaba ni un alto, pero el pavor que reﬂejó su rostro, tampoco pasó inadvertido. Foto: José Núñez

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2003. Un cartel en su pecho gritaba “La OMC mata campesinos”, palabras que vibraban en el cuerpo de Lee Kyung Hae, labriego coreano que llevó la protesta contra la globalización al extremo de la inmolación, el 10 de septiembre en Cancún. Durante la marcha de altermundistas opuestos a la reunión de la Organización Mundial de Comercio, el grupo de coreanos se manifestaba con tambores y bai-

laba su descontento. Al llegar a la valla instalada por el operativo policiaco y militar, que impedía a los manifestantes ingresar a la sede del encuentro internacional, el agricultor y ex presidente de la Federación Coreana de Granjeros, escaló la cerca y se clavó una navaja en el pecho, justo donde solía colgar su cartulina de protesta. Foto: Jesús Villaseca

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2004. Para muchos menores, acarrear agua a sus hogares es una tarea cotidiana. Según la Encuesta Nacional sobre Niveles de Vida de los Hogares, realizada en 8 mil 440 viviendas de todos los estratos sociales en 150 poblaciones del país, 25 por ciento de los adolescentes mexicanos diariamente tienen que trasladar baldes de agua ante la carencia del líquido en sus viviendas. El estudio reveló también que 6 por

ciento de la población que vive por debajo de la línea oﬁcial de pobreza alimentaria, había sido víctima de algún delito. Tales resultados explican la sinceridad brutal en colonias como San Luis Tlaxialtemanco, en Xochimilco, que cambió la cordialidad del anﬁtrión por el expresivo letrero con la ironía surgida del desencanto. Foto: Alfredo Domínguez

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2006. El lunes 22 de mayo una movilización de maestros oaxaqueños de la sección 22 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación demandaba mejoras contractuales; la represión que se enderezó contra ellos detonó una de las más grandes revueltas en la historia contemporánea de México. Durante meses, en Oaxaca fue creciendo una crisis política y social que alcanzó momentos de ingobernabilidad en el estado. Articulados en la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca, los ciudadanos concentraron su fuerza en la lucha para destituir al gobernador Ulises Ruiz. No lo lograron. La capital de la entidad se convirtió en un auténtico campo de batalla; cuyos momentos más dramáticos ocurrieron durante la entrada de la Policía Federal Preventiva a la ciudad, el 29 de octubre, y con el asesinato del periodista estadunidense Brad Will, abatido, según todos los testimonios, por pistoleros al servicio del gobernador, quien tres años después fue tardíamente señalado por la Suprema Corte de Justicia como violador de derechos humanos durante el conflicto. Fotos: Francisco Olvera

2005. Imagen de los tiempos sin Prozac, ¿augurio del futuro de la tan cacareada pareja presidencial?. Foto: José Antonio López

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2008. Aspecto de la comandancia de la policia ministerial de Guamuchil tras el ataque de un comando armado. Foto : Marco Pelรกez

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2007. Pertenecer y distinguirse. Ser uno y no lo otro, así se gestan las subculturas que brotan con sus símbolos y rituales entre los jóvenes urbanos. A veces se distinguen con violencia; otras se mezclan en nuevos significados. Punks y metaleros, darks y rastas, emos y lo que sigue en la evolución juvenil. En 2007 los emos –mezcla de símbolos de distintas tradiciones– fueron

blanco de rechazo social, pero en tiempos determinados y en espacios indicados toda esa diversidad se fusionaba como un organismo efervescente. El Tianguis Cultural del Chopo, ese no lugar que nace y muere cada sábado, ha sido un ejemplo de convivencia de la igualdad y la diferencia. Foto: Yazmin Ortega

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2006. La fría tarde del 20 de noviembre, el Zócalo fue el escenario para la toma de protesta de Andrés Manuel López Obrador como “presidente legítimo”, ante cientos de miles de asistentes. Luego de meses de resistencia civil, el ex candidato de la coalición Por el Bien de Todos emprendió una nueva etapa en la lucha política, al asumir el compromiso de proteger los derechos del pueblo y la so-

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beranía nacional, para iniciar, como aseguró, una transformación profunda del país. El viento sopló fuerte ese día y despeinó a López Obrador, pero no impidió que se ciñera la banda tricolor que le entregó doña Rosario Ibarra de Piedra. Al final de la ceremonia, en la Plaza de la Constitución dominaba una proclama: “¡Se ve, se siente, tenemos presidente!”. Foto: Cristina Rodríguez.

2009. La lideresa magisterial vitalicia Elba Esther Gordillo consolidó sus nexos con Emilio Azcárraga Jean. El 15 de junio, se ﬁrmó un acuerdo para que el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación y Televisa produjeran el programa de concursos Todo mundo cree que sabe, donde –según palabras de la maestra– se demostraría que era posible divertirse mientras

se educa. La dirigente de los docentes se desdobló en presentadora televisiva e invitó al teleauditorio a sintonizar, “por favor”, la emisión y, de paso, extendió el exhorto la comunidad cientíﬁca, porque –sostuvo– “se van a divertir, no tengo la menor duda”. Foto: Marco Peláez

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2011. El Zócalo de la ciudad de México es depositario de los sentimientos y anhelos del país. Ahí convergen tiempos, pasajes históricos, enojos y alegrías. Ahí, el máximo representante del poder político arenga

ante su pueblo. Ahí también, a veces, ese mismo pueblo le responde. Foto: Maria Luisa Severiano.

2012. Ese día un funcionario del estado de Morelos afirmó que el Proyecto Integral Morelos –que incluiría dos plantas termoeléctricas y un gasoducto– se construiría en las inmediaciones del volcán Popocatépetl aún con la oposición de los habitantes de la zona. Ese funcionario ase-

guró que “tres o cuatro agitadores” no impedirían el plan. Por la noche, iluminado por la Luna llena de agosto, Don Goyo se rebelaba con una incuestionable estampa. Foto: José Carlo González

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2012. Miles de personas salieron a las calles para protestar contra la manipulación informativa en el movimiento estudiantil Yo soy 132, realizaron concentraciones en la Estela de Luz, marcharon sobre Reforma y se plan-

taron en Televisa Chapultepec, ciudad de México, el 23 de mayo del 2012. Foto: José Carlo González

2014. La acción colectiva de la sociedad civil fue la respuesta a la inmovilidad institucional en el estado de Michoacán. Pobladores de distintos puntos de la entidad se levantaron contra los abusos del grupo delictivo de Los Caballeros Templarios, hartos de extorsiones y violencia a las que eran sometidos ante la omisión o complicidad de las autoridades. La avanzada empezó a ganar palmo a palmo las zonas que antes dominaba el crimen organizado y fue recibida con la solidaridad de los pobladores, que vieron en las autodefensas una suerte de ejército libertario. El gobierno

federal aún mira con recelo cómo surgen los liderazgos de estas fuerzas civiles que congregan alrededor de 25 mil voluntarios, hombres y mujeres, bien armados. De hecho, el 27 de junio pasado fue detenido uno de los más destacados comandantes de estos grupos, el doctor José Manuel Mireles, La convicción de los autodefensas tal vez quedó resumida en algunos mensajes que se leían durante su campaña en enero: “estamos listos para morir”. Foto: Alfredo Domínguez.

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2014. De octubre de 2013 a julio de 2014 cientos de niños migrantes cruzaron la frontera de Estados Unidos desde México. En menos de un año, más de 50 mil menores no acompañados viajaron desde Honduras, El Salvador y Guatemala por razones diversas: escapar de la violencia de las pandillas, la precariedad de condiciones de vida y, fundamentalmente, para reunirse con sus familiares que viven sin documentos al otro lado del Río Bravo. A lomo de La Bestia –el tren que simboliza el drama de la migración centroamericana–, esos menores sortearon una de las zonas más peligrosas para la migración en el sur de México. Muchachos que fueron clientes de

polleros –los traﬁcantes de personas indocumentadas–, víctimas del crimen organizado –de grupos célebres por su crueldad, como Los Zetas– y objeto de la persecución de los 18 mil agentes de la policía fronteriza estadunidense. El presidente Barack Obama caliﬁcó esto como una crisis humanitaria que se debe atender con urgencia y solicitó un presupuesto de 3 mil 700 millones de dólares para enfrentarla. Pero la solución propuesta no será humanitaria, según los indicios que ha dado la Casa Blanca, lo que se avecina es la deportación de miles de menores devueltos a una realidad que siempre les dio espalda. Foto: Alfredo Domínguez

Directora General: Carmen Lira Saade; Gerente General: Jorge Martínez; Coordinador de Publicidad: Marco Hinojosa; Edición: Fabrizio León Díez; Presentación: Luis Hernández Navarro; Procesamiento y conservación de imágenes: Rebeca Panameño, Coordinador de Arte y Diseño: Francisco García Noriega; Formación: Jorge Navas; Redacción: Juan Manuel Vázquez Soriano; Investigación: Isaura Oseguera Pizaña; Documentación iconográﬁca: Elizabeth Mendizabal Arzate; Búsqueda iconográﬁca: Sabrina Quiroz, Kenny D. Molina; Corrección de estilo: Andrés Ruiz; Digitalización: Alejandro Pavón Hernández, Elvira Maldondo, Francisco del Toro, Pablo Camacho, Felipe Carrasco y Andrés Torres; Asistentes: Jovita Crispín, Erica Salvador y Roberto García. Editado por Demos, Desarrollo de Medios, SA de CV. Cuauhtémoc 1236, colonia Santa Cruz Atoyac, deleg. Benito Juárez México, DF, CP 03310, tel.: 9183 0300. Coordinación de impresión: Enrique Martínez. Impreso en: Imprenta de Medios, SA de CV. Cuitláhuac número 3353/ col. Ampliación Cosmopolita, Azcapotzalco, México, DF. Tels: 5355 6702, 5355 7794.

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Prohibida la reproducción parcial o total del contenido de esta publicación, por cualquier medio, sin permiso expreso de los editores. México, DF, / jueves 11 de septiembre de 2014.

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