Semanal01112015

Page 1

■ Suplemento Cultural de La Jornada ■ Domingo 1 de noviembre de 2015 ■ Núm. 1078 ■ Directora General: Carmen Lira Saade ■ Director Fundador: Carlos Payán Velver

Un viajante llamado

Arthur Miller Santa Muerte, blanca Niña Bonita

ricardo bada

Fabrizio Lorusso

roa bárcena y los

cuentos de aparecidos

Luis G. ibarra

La reserva ecológica del Pedregal • La hermosa monstruosidad de los insectos


2

El 17 de diciembre de 1915, en el neoyorquino y célebre barrio de Harlem, nació quien para muchos

EL ARTISTA MICHOACANO DA SU TESTIMONIO PICTÓRICO DE LA SITUACIÓN POLÍTICA DE CHERÁN

especialistas y téoricos del teatro es uno de los mejores dramaturgos de

Foto: Iván Sánchez/ La Jornada Michoacán

todos los tiempos: Arthur Miller, muerto hace diez años. Si bien algunos

Hice rayas y manchas de colores en el lienzo con una espátula y los hice cantar con toda la intensidad de la que era capaz.

supuesto aún más famosa Marilyn Monroe, a Miller se le debe al menos una de las piezas teatrales que verdaderamente pueden ser consideradas obra cumbre: La muerte de un viajante. Para conmemorar el centenario de su nacimiento y la primera década de su desaparición física, ofrecemos a nuestros lectores la semblanza que Ricardo Bada escribió sobre este hombre de teatro, guionista cinematográfico y narrador excepcional. Publicamos además un artículo de Fabrizio Lorusso acerca de la Santa Muerte, otro de Luis g . Ibarra dedicado a la cuentística de José María Roa Bárcena, así como la evocación que hace Armando Alanís del poeta mexicano desaparecido Samuel Noyola. Comentarios y opiniones: jsemanal@jornada.com.mx

testigo de nuestro tiempo

Gaspar Aguilera Díaz

lo recuerdan especialmente por haber sido uno de los cónyuges de la por

Ángel Pahuamba, Wassily Kandinsky

L

a obra de este joven artista visual michoacano (Cherán, 1977) que ha incursionado en el muralismo, la gráfica, el dibujo, la pintura y la ilustración de libros, además de su admirable labor en los talleres infantiles, se inscribe en la tradición y corriente de las artes plásticas contemporáneas del estado de Michoacán, que incluye pintores como Luis Sahagún, Manuel Pérez Coronado, Marco Antonio López Prado, Gilberto Ramírez, Miguel Carmona, Miguel Pasaye, Erandi Adonái Figueroa, César Carlos Zamarripa, Enrique Ortega, Eduardo Rubio, Ioulia Akhmadeeva, Derli Romero, Esteban Silva, Juan Guerrero, Sergio Ávila, Juan Pablo Luna, Rafael Sosa, Samuel Díaz Gaona, Rosa Angélica Gómez, Jair Leal, Fernando García, Mizraím Cárdenas, René Serrano, Carolina Ortega y Celeste Jaime, para señalar sólo algunos, aunque su propuesta va más allá de lo regional. Al contemplar la obra de Ángel Pahuamba se descubren no sólo los aspectos importantes que integran la composición figurativa, el brillante cromatismo y las referencias específicas a un tiempo y un tema concretos, sino también la magia, la luminosidad y las texturas que se van desbordando en la mayoría de sus cuadros y sus personajes en una visión lúdica. Otro elemento cualitativo lo constituyen las historias o referencias que conforman el contenido sustancial de carácter ético; por ejemplo, sus cuadros de la serie Cherán: Un pueblo en resistencia i, ii, iii y iV, contienen un carácter testimonial muy fuerte y admirable, en los que se pueden leer acontecimientos políticos, sociales y culturales recientes de gran importan-

cia –no sólo para el estado sino para todo el país–, pero además acompañados de rasgos imaginativos de gran significación que logran una obra singular, fresca y trascendente. Lo mismo podría señalarse de Historia paralela de dos pueblos, que es un contundente reflejo de Cherán y del pueblo Mapuche chileno. Hay además una reconstrucción de personajes deslumbrantes que van apareciendo como en un teatro mágico, tanto los de carácter y de raíz popular como los que provienen de la infancia del artista: La danza de los diablitos, El torito, los autorretratos, los autos y vochos diminutos, las yácatas, Daniel y sus monitos. Son igualmente impresionantes los retratos que aparecen ahí, como los de los abuelos. El espectador se encuentra con una poderosa fuerza expresiva y comunicativa que, contra lo que pudiera pensarse, no se opone con los elementos abstractos que contiene la obra. Cuando se admira además la fauna de Ángel Pahuamba, uno recuerda las figuras de los animales creados e imaginados por Francisco Toledo, o bien algunas figuras geométricas que utiliza Vicente Rojo. Ese recorrido por una historia y una geografía lastimada pero digna y nunca rota, a través de los diestros y sensibles recursos plásticos de Pahuamba, además de la sorpresa que provoca, deja con un estado de ánimo de absoluta sensibilidad cómplice respecto al significado profundo de su trabajo. En otros cuadros de esta misma colección, como Dark en la fiesta, Otaku en el Facebook y por otro lado: Deseada, Soñadora y Para siempre, que pertenecen a la colección La buena tiniebla, contemplamos el manejo de una sutil sensualidad, pero plena de significado erótico, lo que define el muy amplio registro de su universo estético

Directora General: Carmen Lira Saade, Director: Hugo gutiérrez Vega(†), Jefe de Redacción: LuiS toVar, Edición: FranCiSCo torreS C órdoVa , a Leyda a guirre r odríguez y r iCardo y áñez , Coordinador de arte y diseño: F ranCiSCo g arCía n oriega , Diseño de portada y dossier: marga Peña, Diseño de Columnas: J uan g abrieL P uga , Relaciones públicas: V eróniCa S iLVa ; Tel. 5604 5520. Retoque Digital: a LeJandro P aVón , Publicidad: e Va V argaS y r ubén H inoJoSa , 5688 7591, 5688 7913 y 5688 8195. Correo electrónico: jsemanal@jornada.com.mx, Página web: www.jornada.unam.mx

Portada: El dramaturgo de una época Collage digital de Marga Peña Foto: wikiwand.com/ CC BY-SA 3.0 NL

La Jornada Semanal, suplemento semanal del periódico La Jornada, editado por Demos, Desarrollo de Medios, S.A. de CV; Av. Cuauhtémoc núm. 1236, colonia Santa Cruz Atoyac, CP 03310, Delegación Benito Juárez, México, DF, Tel. 9183 0300. Impreso por Imprenta de Medios, SA de CV, Av. Cuitláhuac núm. 3353, colonia Ampliación Cosmopolita, Azcapotzalco, México, DF, tel. 5355 6702, 5355 7794. Reserva al uso exclusivo del título La Jornada Sema­ nal núm. 04-2003-081318015900-107, del 13 de agosto de 2003, otorgado por la Dirección General de Reserva de Derechos de Autor, INDAUTOR/ SEP. Prohibida la reproducción parcial o total del contenido de esta publicación, por cualquier medio, sin permiso expreso de los editores. La redacción no responde por originales no solicitados ni sostiene correspondencia al respecto. Toda colaboración es responsabilidad de su autor. Títulos y subtítulos de la redacción.


3

1 de noviembre de 2015 • Número 1078 • Jornada Semanal

Edgar Aguilar

Roa Bárcena y los cuentos de aparecidos SE LE CONSIDERA EL INICIADOR DEL CUENTO MODERNO EN MÉXICO. ES AUTOR DE “LANCHITAS”, CUENTO FANTÁSTICO “ENTRAÑABLEMENTE CONCEBIDO”, HABLA SOBRE UN MUERTO CON APARIENCIA DE VIVO. Fuente: academia.org.mx

Para dejar consignada tal anécdota, trazo estas líneas, sin meterme a calificarla. Al cabo, si es absurda, vivimos bajo el pleno reinado del absurdo. José María Roa Bárcena, “Lanchitas”

L

a obra de José María Roa Bárcena (Xalapa, 1827-Ciudad de México, 1908) se nos presenta como una pieza única en la historia de la literatura nacional. Se le ha considerado, insistente y unánimemente, por los estudiosos en la materia, como el iniciador del cuento moderno en México. Esto bastaría para otorgarle el lugar prominente que le corresponde en nuestras letras. ¿Qué otro escritor de su generación goza en la actualidad de tan grande epíteto? “Roa Bárcena” es también el nombre de un callejón (bautizado en la época colonial con el enigmático nombre de “Callejón del Aire”) ubicado en el centro de Xalapa, en honor de aquél. Aunque, probablemente, no le haga mucho honor. O a lo mejor sí: una callejuela empedrada y sórdida, parcamente iluminada por las noches, que se quiebra hacia cuatro de los puntos principales y de los más antiguos de la ciudad. Bardas y paredes con grafitti, “negocios” con las cortinas echadas abajo de manera permanente, olor –también permanente– a orines, añadiendo al singular cuadro una hermosa y solitaria casa de rasgos porfirianos –que, por lo que se ve, funciona como “notaría pública”– en una de las esquinas. Roa Bárcena es el autor de uno de los cuentos más extrañamente concebidos de la literatura mexicana: “Lanchitas”. Esta extraordinaria narración, que aparece en las mejores antologías de cuento fantástico moderno en lengua española, nos introduce en el tema siempre insaciable de la muerte, tan caro a nuestra cultura, pero con especial particularidad en aquello que da cabida al territorio desconocido mas harto atrayente de lo sobrenatural. En “Lanchitas” se da un fenómeno que rompe con lo ordinario, cuando un joven sacerdote se ve orillado a brindar la última absolución a un moribundo. Afectará de tal modo esta circunstancia nada fortuita al padre Lanzas, que así se le llama, pues su apellido es Lanzas, que su ulterior transformación en “Lanchitas” nos afectará de igual forma por el carácter de ultratumba que tiene el decisivo encuentro de éste –aunque él no lo sepa– con el personaje del moribundo, que no es otra cosa que un muerto “vuelto a la vida”. Un difunto, por otra parte, fallecido “muchos años atrás”. Este elemento fantástico, el del encuentro de un hombre vivo con otro en apariencia vivo, pero que en realidad está muerto, es una constante en la tradición oral a lo largo del siglo xix y aún en las postrimerías del siglo xx . Es lo que la gente, tanto del campo como de la ciudad, conocía al referirse a ellos como relatos o

historias de “aparecidos”. Muertos –en calidad de vivos– que se presentan ante los vivos por una razón en particular. “Lanchitas”, sin embargo, es un cuento aterrador no por la simple develación de ese muerto casi en estado putrefacto que ansía desesperadamente confesar su vida llena de vicios, sino por el efecto estremecedor que provoca dicha “aparición”, en un ambiente completamente lóbrego y en presencia de una vieja miserable (otra suerte de “aparecido”), en la mente y el espíritu del protagonista. Es decir, en la profunda transgresión interna, que se manifestará exteriormente, en la actitud y comportamiento posteriores –que sólo conocemos de “oídas”– del padre Lanzas. A tal grado que, en lugar de horrorizarnos termine por conmovernos, como al personaje que narra la historia: “¿Quién no ha oído alguno de tantos cuentos, más o menos salados, en que Lanchitas funge de protagonista y que la tradición oral va trasmitiendo a la nueva generación? Algunos me hicieron reír más de veinte años ha, cuando acaso aún vivía el personaje […], se me ha presentado en la especie de linterna mágica de la imaginación, Lanchitas, tal como me lo describieron sus coetáneos, limpio, manso y sencillo de corazón, envuelto en sus hábitos clericales, avanzando por esas calles de Dios con la cabeza siempre descubierta y los ojos en el suelo.” Por lo demás, el estilo brillante y resuelto a la vez, en forma y contenido, en que Roa Bárcena describe magistralmente la “anécdota”, nos remite sin duda a las narraciones de terror de los grandes maestros europeos del siglo xix , en las que un personaje cuenta la historia que asimismo a él le fue contada. Una experiencia doblemente gozosa para el lector-oyente –recibe lo que el narrador recibió a su vez de otro narrador–, en donde lo narrado adquiere un inequívoco y sugerente tono de verosimilitud: “No recuerdo el día, el mes, ni el año del suceso, ni si mi interlocutor lo señaló; sólo entiendo que se refería a la época de 1820 a 30; y en lo que no me cabe duda es en que se trataba del principio de una noche oscura, fría y lluviosa, como suelen serlo las de invierno”. Qué fortuna leer “Lanchitas”, el “primer cuento moderno” escrito en México, como un extraño relato acaecido hace casi dos siglos, en el que un “aparecido” trastoca no sólo el mundo ordinario y lógico, sino la mente cultivada, lúcida y racional de un hombre “superior en conocimientos a la mayor parte de los clérigos de su tiempo”, el cual sencillamente cumplía, por otro lado, con su noble y humilde ministerio. Si sucedió verdaderamente, como todo lo que nos cuentan hasta calarnos los huesos debido a esa remotísima sensación de miedo en una noche oscura, fría y lluviosa (la tradición oral es las más de las veces cíclica), es lo que menos debe importar

Tumba de la Llorona, panteón de Jerez, Zacatecas


4

1 de noviembre de 2015 • Número 1078 • Jornada Semanal

La hermosa MONS Armando Alanís Pulido ENTREVISTA CON EL POETA SAMUEL NOYOLA, EN EL CINCUENTENARIO DE SU NACIMIENTO.

n este 2015 Samuel Noyola cumple medio siglo de vida, se desconoce su paradero y se siguen contando historias sobre su vida y su obra. Para celebrar sus cincuenta (donde quiera que esté) comparto esta historia y una entrevista que le realicé hace algunos años. Samuel me dijo que no , que Paloma negra produc­ tions lo iba a editar Enrique Krauze en varios idiomas y que le iba a pagar una lanota. –Miles de dólares, poeta, miles de dólares, man… Pero bueno, te haré una lectura si seguimos be biendo… –Va –le contesté. No recuerdo mucho, sólo que al final una mujer que siempre estuvo acompañándolo en la lectura me dijo sonriendo: –Yo tengo en archivo una copia de ese libro… dame tu correo y lo descargamos… –De una vez –le dije. Así que bajamos el archivo y rápidamente tenía el libro en mi computadora, regresé a Monterrey con un plan y con un libro que considero desde su primera leída un clásico de la poesía mexicana contemporánea. El libro apareció publicado a finales de 2003. Meses después, Samuel llamó por teléfono (por cobrar) a mi casa: –Óyeme, poeta, ¿o sea que ahora eres mi editor? –me dijo con voz amenazante. –Pues sí… –contesté temerosamente. –Chingón. ¿Y de qué color es el libro? – Amarillo. –¡Amarillo! –gritó Samuel desde el otro lado. –Sí: brillante como tus poemas, brillante como el sol de Monterrey… –Sobres… Eso me late, pero de cualquier manera voy a demandar a los de Conarte. –Eso me encantaría –le dije. Supe que Samuel les habló por teléfono (a los del Consejo para la Cultura y las Artes de Nuevo León) y asustó a un par de burócratas culturales que decidieron, a partir de la amenaza, guardar los libros en una bodega. Cuando acudí a las oficinas para solicitar los ejemplares que le correspondían al autor sin decirles nada, me entregaron una cantidad considerable de libros en varias cajas (supongo que era el total de la edición); se acercaba la feria del libro y aprovecharía para ponerlos a la venta. Vendí muchos. Samuel había creado un mito en torno a su persona. “El poeta maldito de Monterrey”, escribí en una pequeña cartulina junto a una copia de un dibujo de una calavera que Samuel había dibujado cuando me autografió Tequila con calavera.

Casi un año después, una inconfundible voz me recitaba el poema “Me divierte la muerte cuando pasa”, de Gonzalo Rojas, para inmediatamente decirme: –Eres mi hermano; si no fuera así, te partía tu madre. ¿Cuándo vienes? –me dijo, eufórico, en otra llamada telefónica por cobrar que hacía desde la casa de su hermana en el dF ; ahí aproveché para informarle el éxito de ventas que era Paloma negra. –La próxima semana ahí te caigo, te llevo algunos ejemplares y el dinero de algo así como tus regalías. –Sobres, sirve que te digo personalmente algo muy importante que voy a hacer… –y colgó. Samuel me recibió en el aeropuerto de Ciudad de México. Ahí mismo le entregué el efectivo y dos cajas de libros. –Oye, Sam, siempre he pensado que un poeta en algún momento de su vida debe lucir como un indigente, pero creo que tú ya alargaste mucho esa etapa… –Es un camuflaje, mi buen, detrás de esta facha de buen hombre se esconde nada menos y nada más que un buen hombre. La gente nos miraba raro, porque la verdad sí nos veíamos muy sospechosos, el intercambio de dinero y cajas sumado a la efusividad de Noyola no pasaban desapercibidos para nadie. En ese acto me regaló, como parte del trato, una apestosa gabardina de color púrpura. Tomamos un taxi y nos hospedamos en el hotel Canadá en el centro histórico, compramos detergente para lavar la gabardina, muchísima cerveza, hielo, dos botellas de mezcal y una de tequila y nos enclaustramos un par de días para charlar de poesía y de planes futuros. En algunos momentos le recordé que tenía que decirme algo importante, a lo que siempre respondía con versos de Rubén Bonifaz Nuño. –Mira, poeta, sabes que “La imprudencia ejerzo del que a tientas ensangrienta espinas pretendiendo gozar la flor de la biznaga…” Así es que no comas ansias, ya te contaré, ya te contaré –terminaba diciendo ante mis insistencias. Cuando la bebida se acabó decidimos irnos de paseo, salimos a desayunar y entramos a un restaurante de un hotel que está frente a la Alameda. En una mesa de junto se encontraba Andrés Manuel López Obrador. Samuel le gritaba que éramos poetas, que éramos de Monterrey, que éramos de izquierda… amLo nos hizo una seña y fuimos a su mesa a platicar, al salir abordamos el turibús. Samuel seguía bebiendo, su reserva estaba en una anforita de metal que tenía grabada la leyenda “Bébete la poesía”. Me platicó que la ganó en una partida de póker en Buenos Aires y que había pertenecido a Roberto Juarroz. Ahora platicaba con dos bellas

turistas francesas, las hacía reír mucho; el guía de turistas, molesto, le llamó la atención porque estaba bebiendo. Samuel le contestó en francés y discutieron en francés, las turistas lo defendieron divertidas, luego se asustaron y le dieron sus correos electrónicos escritos en un papelito y se bajaron en el Auditorio Nacional. Noyola sonreía y me dijo, sin dejar de hablar en francés: –Son las dueñas de una librería de viejo en París, les dije que tengo los tres tomos de Antologhie des poétes francais contemporains, de Walch, en la edición de 1910, y mañana me ganaré 600 euros y una cena en Polanco y, haciendo cuentas, al menos ocho besos. Inmediatamente después entabló una larga charla (ahora en alemán) con un hombre que venía sentado hasta el fondo y que después supe que era periodista; yo sólo los observaba sin entender nada. –Estamos platicando de poesía –me dijo al ver mi cara de sorpresa. El periodista abrazó efusivamente a Samuel y se bajó cerca de una tienda de tarots que previamente le había recomendado. Noyola se me acerca y me dice:

B

B

E

“ESCRIBIR POEMAS ES COMO DECIR BUENOS DÍAS”: SN

B

El joven poeta Samuel Foto: Archivo familiar


B

5

STRUOSIDAD de los insectos

E N T R E V I S TA –¿Qué es para ti la poesía? –Hay una referencia tácita que yo cultivo, que es la definición de logos de Sócrates, que relaciona todas las sensaciones con el mundo; creo que la poesía no tiene forma ni fondo, y ahí sí me lanzo contra los académicos y contra los teóricos de la poesía; la poesía se hace con palabras o es un acto sin palabras, la poesía siempre está presente; pero como una definición personal y a la vez un aforismo. Para mí la poesía es una imagen que está sellada; tiene una cadencia, una melodía y perdura sobre el tiempo. –¿A dónde te ha llevado la poesía? –Me ha llevado a contraer no un compromiso, sino una especie de experiencia que a su vez me lleva a construir frases en el sueño, a vivirlas personalmente en la calle, al aire libre sin que tenga que escribir un poema y no apreciarlas de una manera estética sino vivirlas desde un presente que tenga un contrapunto, porque los poetas, dicen, queman el presente; el contrapunto sería una frase que conserve el lenguaje. Yo escribo para expresarme; el proceso empieza como una sensación y dentro de ella hay una melodía que tiene una sintaxis y dentro de esa sintaxis trato de fabricar un poema que tenga un cuerpo, no que sea sensual, pero que tenga una presencia; no un objeto, como dirían los estructuralistas, la presencia a la que yo me refiero tiene que ser musical. –Tú manejas las formas clásicas. ¿Eres un poeta inspirado?

Arriba: Última foto del poeta Samuel Noyola tomada por Óscar David López . 28 de abril de 2006. Fuente: poetassigloveintiuno.blogspot.mx

Soy un insecto on the road, y yo la hermosa monstruosidad de

–En contra de nuestros mayores poetas vanguardistas, desde los franceses hasta los alemanes, pasando por los mexicanos, sigo creyendo que la inspiración existe. Concuerdo con Gonzalo Rojas, que dice que una inspiración contrae una espiración y para espirar uno necesita escribir, y hablando de las formas hay que cultivarlas como uno cultiva y cuida su peinado o su ropa, como uno cultiva su imagen, pero eso no tiene sustancia o no perdura –otra vez– sobre el tiempo sino tiene una cadencia, una melodía. –¿Te aplicas a lo formal para buscar un fondo en el lenguaje? –No soy un fetichista de la forma, la he estudiado dentro de los grandes clásicos de la lengua castellana, desde Francisco de Herrera, Miguel de Cervantes, mi querido Arcipreste de Hita… Hay que cabalgar sobre esa forma, lograr lo que tú quieres expresar, el dominio no es sobre la forma, el dominio es que la forma sea un molde para poder amplificar en un sentido acústico tu mensaje.

–¿Qué cuál lector anhelo?, al que cándido me olvida y olvida al mundo también y sólo vive en el libro… Goethe es Goethe –gritó, y el malhumorado guía de turistas le volvió a llamar la atención, discutieron esta vez en español y Samuel le rayó la madre en varios idiomas. Despuesito me dijo: –Yo aquí me bajo, brother. Cuando lo vi desde el segundo piso del turibús pensé dos cosas: que no me dijo la cosa importante que personalmente me tenía que decir, y (no sé por qué), que ya no lo volvería a ver nunca más. Desde la calle me gritó: –La poesía está en la calle… Pensé bajarme y darle un abrazo, el turibús arrancó y la figura recostada en la calle se fue haciendo chiquita, luego un puntito. Recordé lo que me dijo al final de la entrevista que le había hecho unos días antes: Soy un insecto on the road, y yo sólo pensé en la hermosa monstruosidad de los insectos.

sólo pensé en los insectos.

–Tu obra publicada es breve… –Pero acechante, como dice la cuarta de forros de Paloma negra productions, que tú me hiciste el favor de escribir. Sabes, yo suelo escribir mucho y ya cuando realizo una cosa que se llama poema, representa para mí una especie de dibujo arquitectónico de lo que quise expresar en el momento en que lo fabriqué como un objeto, no textual como dicen los viejísimos estructuralistas, que aportaron mucho a la observación de la lingüística, pero envejecieron mucho también. Para mí escribir un poema es como decir buenos días, con toda la carga que la frase tiene. No hay una hilación entre mis libros, es cierto, por la simple razón de que escribo poemas, pero como conjunto Nadar sabe mi llama, Te­ quila con calavera y Paloma negra productions forman un ensamble. –¿Cómo te defines a ti mismo? –He vivido bajo la piel de los días intransitables que son los que no tienen tiempo, trato de ser amigo de mis amigos, soy un insecto on the road


Santa Mue

6

Fabrizio Lorusso

Foto: Marco Peláez/ La Jornada

a Santísima Muerte no puede dormir. La sempiterna luz del día la alcanza de un paralelo al otro del globo. El sepulcro cubre la totalidad, es la arena de la playa y el fondo del mar, el polvo del desierto y la pólvora de las guerras, el esmog de la ciudad y las estrellas pulverizadas en las cumbres de las montañas. Las noches de oscuridad y tiniebla complacen a la Niña Blanca mientras la Tierra gira, mareada en su gravitación, y la Vida, con su hermana Muerte, cumple su ciclo. Para la Señora no hay descansos ni vísperas, sólo vagabundeos y raptos segadores. No existe un antes, ni un después, nada más un instante final, repetido durante una eternidad inexplicable. La entronización de la Muerte santificada como icono popular mexicano se dio primero a escondidas, en los hogares del México profundo, luego la Flaca salió de la clandestinidad. Se tornó viral, 2.0, nacional, mundial, mística, mediática, cabrona, social, plastificada, divinizada, ensalzada y temida a la vez. Eso sucedió después de que, en agosto de 2001, doña Enriqueta Romero expusiera en su morada, en el barrio de Tepito, una enorme estatua de la Santa descarnada: un acto obligado, ya que no había espacio para guardarla en las angostas habitaciones de su hogar, y revolucionario, pues cambió la historia del culto a la que llaman Bonita. El altar de Alfarería 12 ya no era privado sino público. Cada mes se empezó a rezar un rosario ad hoc para la Santísima, y el altar de Alfarería ganó fama mundial por ser el más visitado y apreciado por devotos, curiosos, periodistas, académicos, vecinos, nacionales y extranjeros. El 31 de octubre cumple catorce años. Fue durante unos meses, tras siglos de secreto añejamiento, que la devoción se tornó explosiva, incomprendida, turbulenta y millonaria. No porque haya millones de dólares en torno a ella, sino porque hoy millones le encomiendan sus suertes, vaivenes y pareceres. Tepito, Morelos, la Merced, pasando por la Candelaria de los Patos, son paradas del Metro que diseñan una suerte de “Triángulo Dorado de la Santa Muerte”. Líneas imaginarias y efigies muy veneradas nos acechan entre el mercado de Sonora, la calle de Bravo, la iglesia de la Soledad con su turbulenta plaza, Ferrocarril de Cintura, Alarcón y el nicho de Alfarería. Barrios apodados “bravos”, constelados de aparadores y vitrinas en donde la Hermana Blanca se antoja bonita. Áreas urbanas densísimas, misteriosas, evitables y recónditas para la mayoría de los chilangos, y aún más para los foráneos. “No vayas allá”, recomiendan, como si hablaran del inframundo, el reino de Mictlantecuhtli y Mictecíhuatl que hoy rige su descendiente huesuda con guadaña y sayal. México y Tepito tienen las vocales emparedadas, suenan y vibran parejo, aunque pocos se sintonizan en sus frecuencias al mismo tiempo. La gente considera Tepis como un enclave de rarezas y torpezas, mientras

La Santa Muerte Peregrina recorre las calles del centro de Ciudad de México, 12 de enero de 2008. Foto: Yazmín Ortega Cortés/ La Jornada

...luego la Flaca salió de la clandesti-

L

AYER, 31 DE OCTUBRE, SE CUMPLIERON 14 AÑOS DE SU PRIMER ALTAR EN TEPITO. SU CULTO SE EXTIENDE MÁS ALLÁ DE CIUDAD DE MÉXICO, A ESTADOS UNIDOS E INCLUSO EUROPA.

nidad. Se tornó viral, 2.0, nacional,

mundial, mística, mediática, cabrona, social, plastificada, divinizada, ensalzada y temida a la vez.

que México sería otra cosa. En cambio, el emparedado de las sílabas de un barrio defeño y del país entero mucho comparten: los ingredientes y contrastes de la tradición olvidada y de la ultramodernidad neoliberal, el pasado artesano y la globalización, la alegría en la danza y la comida junto a la precariedad como estilo de vida y de muerte. Son frontera y tierra adentro a la vez. Preguntas una dirección. “Vete de Manuel Doblado a Paraguay”, contesta el homo tepitecus. Así bautizó el cronista Alfonso Hernández al “tepiteño”. Buscando una ruta entre altares callejeros, el albur te lleva al destino si es que agarras la onda. A la muerte domesticada la celebran por el día de muertos: lindo atractivo turístico y tradición cultural orgullosa. En cambio, la Muerte Santa, que la Iglesia combate con exorcismos, trabaja todo el año y no se deja cooptar. La Guadalupe es virgen y hace milagros; la Santa Muerte hace paros, amarres y chingados favores. Guardianas y matriarcas la cuidan, mientras que curas y patriarcas resguardan a la Virgen y a la Iglesia.

Relegadas en los rincones perdidos de la capital, las calles hormigueantes al Oriente del Zócalo, más allá de los confines turísticos, se entrelazan en tejidos vivos e incontrolables. Sus vibras infunden calor, tensión, tristeza y asombro al transeúnte de las entrañas del corazón pulsante y no remodelado del DeFe. Los ventrículos de este centro no comercial sangran. Se infartan a diario, tienen taquicardia y se embeben de aceites y gases de la urbe: en otras palabras, son un desmadre. Prostitución callejera y tequila desde la mañana, ruidos de mil especies, jungla de hoteles y olores clandestinos, raperos de las barriadas, buses baratísimos para donde sea, informalidad y piratería abarcadoras, diablitos corredores, maleantes, sobrevivientes, chambeadores, vividores, artesanos, cocineros: todo puebla los riesgos y los trances de callejones y calzadas. En Eje 1 Norte “Albañiles” con Eje 1 Oriente “Av. del Trabajo”, a la Santa la pusieron roja con cigarrillos; en la Peralvillo la vistieron oscura, pasen a ver. Antes del mercado de la Merced, por General Anaya, está de novia. Entre Alhóndiga y Jesús María campea sobre la mesa todo el día, retando a un San Juditas que nadie pela. No se hacen rituales aquí, sólo hay dones, promesas y persignaciones, mientras que en el pasillo esotérico del mercado de Sonora todo trabajo es posible.


erte,

1 de noviembre de 2015 • Número 1078 • Jornada Semanal

7

blanca Niña Bonita

LOS ALCANCES DE LA NIÑA BLANCA Sin indagar el acontecer de estos arrabales capitalinos, en el epicentro del “Triángulo de la Santa Muerte” es difícil comprender la esencia, las contradicciones, las dinámicas originarias y actuales de esta devoción. Los primeros tres espacios devocionales de la historia contemporánea del culto surgieron aquí, uno al lado de otro. Primero se hizo público el altar de Alfarería 12 de doña Queta. Luego, en pocos meses se popularizaron el oratorio de Santa (Muerte) Esperanza de doña Blanca, en

Alarcón 38 esquina con Ferrocarril de Cintura, y el Santuario Nacional de la Santa Muerte o iSCat Mex-uSa (Iglesia Santa Católica Apostólica Tradicional México-eu). Esta asociación religiosa, que tuvo registro de Gobernación entre 2003 y 2005, fue fundada por el padre David Romo, personaje controvertido que quiso institucionalizar el culto, ordenar diáconos, sembrar altares y grupos “asociados” para crear una Iglesia y una religión, pero cayó preso en 2011, condenado a sesenta y seis años de prisión por delitos graves. Su presencia Primera Peregrinación al Santuario de la Santa Muerte en Ciudad de México, 24 de junio de 2007 Foto: Cristina Rodríguez/ La Jornada

Allí se vende y se mira de cualquier color y versión: transfigurada en la Orisha Yemayá o embarazada (¿de quién?), sentada en el trono o de pie, con su fiel búho, de siete potencias o tipo quinceañera. Saliendo del Metro Candelaria, de San Ciprián a Circunvalación por Corregidora, aparece un bulto grisáceo lanoso entre escombros y desechos sobre la banqueta. A un lado juegan los niños, un retazo de jardín robado al camellón. Me acerco a la basura, el bulto se manifiesta: una oveja. No, es pequeño: un cordero sacrificial, lo decapitaron, sonoramente. Mi mirada tropieza en su cadáver por un instante, luego busca el camino a la Merced. Los brujos han de estar cerca, me guían.

Mediante innovaciones e imitaciones, rivalidades y sincretismos, en ciertas colonias se forjó y creció el culto público a la Santísima.

mediática, reforzada por iniciativas y declaraciones sensacionalistas, ofuscó la naturaleza masiva y popular, espontánea y horizontal de la fe en la Santísima que, en cambio, fue estigmatizada por los medios y la opinión pública, asociada simplonamente a la delincuencia y los bajos fondos. Mediante innovaciones e imitaciones, rivalidades y sincretismos, en ciertas colonias se forjó y creció el culto público a la Santísima, según lógicas de competencia y de cooperación al mismo tiempo, entre barrios y altares con identidades propias. Los enfoques y los objetivos eran distintos entre los primeros personajes que, al inicio de este milenio, animaron la devoción, escribieron los rosarios a la Flaca, oficiaron ceremonias y decoraron altares. El mítico Alfarería 12 aún es el más popular. El oratorio de Alarcón 38, después de una fracasada relación con la iSCat , tomó su propio camino. Un día unos rateros robaron allí todas las ofrendas preciosas de Santa Esperanza. Su guardiana, doña Blanca, dijo que se habían llevado todos los dolores de la gente; mejor así. El Santuario de Romo, con él en prisión, lo maneja el padre Juan Carlos; oficia cuatro misas al día, aunque poco habla de la Niña Blanca y mucho de los problemas económicos del templo. Los modelos rituales, las aventuras mediáticas y los inventos devocionales que marcaron la historia de la Santa en el Triángulo Dorado siguen hasta la fecha. El altar público, el rosario periódico, el oratorio o nicho semipúblico, las Santas peregrinas, las misas o ceremonias sincréticas, mezcla de santería, espiritualismo oriental, catolicismo y ocultismo, siguen. La siembra de altares, devocionarios y revistas, los grupos reales y en la red, los eventos masivos, peregrinaciones o marchas, y el comercio al menudeo de productos para santamuertis­ tas, son fenómenos que se consolidaron en el Triángulo, pero llegan por doquier: de Tultitlán, donde está la Santa de veintidós metros de Enriqueta Vargas y del fallecido Comandante Pantera, a Los Ángeles, de Ciudad Juárez, donde oficia la señora Salazar, a Madrid y Nueva York


Un viajante lla

Arthu

A

SU OBRA MÁXIMA TUVO FUERTE RESONANCIA, INCLUSO EN EL ESCRITOR ESTADUNIDENSE TIENE UNA AMPLIA BIBLIOGRA EN LA HISTORIA DE LA LITERATURA DRAMÁTICA”. Arthur Miller en diciembre de 1965. Fuente: tomada del libro 1960s. Decades of the 20th Century. Archivo de The Hulton Getty Picture collection

ntes de su estreno oficial en Broadway, en el Morosco, el 10 de febrero de 1949, y siguiendo una vieja tradición del teatro estadunidense, La muerte de un viajante subió a la escena en un teatro no neoyorquino, para ir pulsando la respuesta de la audiencia. Su primera función pública tuvo lugar en el Locust Street Theatre, de Filadelfia, en el 1411 de dicha calle, durante el mes de enero. Aquel mismo día, por la tarde, daba un concierto justo enfrente de ese teatro la Filarmónica de la ciudad, interpretando la sinfonía más fulminante de Ludwig van Beethoven, la 7.ª, y Elia Kazan, que dirigía la obra de Miller, dictaminó que Lee J . Cobb (el primer y dizque mejor Willy Loman de todos los que ha habido) tenía que oírla para cargar las pilas. “Nos sentamos en un palco, a derecha e izquierda de él –según contó Miller en sus memorias, Timebends, casi cuarenta años después–, y lo exhortamos a inhalar profundo el heroismo de esa música y exhalarlo a tope por la noche en su papel.” Por la noche, en el teatro, se oyó “una melodía tocada por una flauta, una música leve y fina, que habla de hierba, de árboles, de horizontes”, se levantó el telón y, por primera vez en la larga historia del teatro universal, Willy Loman, el viajante, entró en escena por la derecha, con dos grandes maletas de muestra: “La flauta sigue tocando –acota Miller. Willy la oye, aunque sin darse cuenta de ello. Su agotamiento es manifiesto hasta cuando cruza la escena hacia la entrada de la casa. Abre la puerta, entra en la cocina, deja su carga con alivio y palpa sus palmas doloridas. Deja escapar unas palabras en un suspiro; podrían ser: “¡Cielos! ¡Oh cielos...!” Y sigo citando de las memorias de Miller, porque supo contarlo de manera precisa y emocionante: Como en otras representaciones posteriores, no hubo aplausos cuando cayó el telón tras aquella primera función. Entre los espectadores pasaron cosas muy curiosas. Al caer el telón algunos se levantaron, se pusieron sus abrigos y se volvieron a sentar; otros, especialmente hombres, seguían sentados, inclinados hacia delante y escondían sus rostros entre sus manos; algunos lloraban sin recato. Hubo espectadores que cruzaron el patio de butacas para conversar con otros en voz baja. Pareció transcurrir una eternidad antes de que alguien pensara en aplaudir, y a partir de entonces la ovación fue interminable. Yo estaba al fondo de la platea, y observé a un señor anciano de apariencia distinguida que iba acompañado por el pasillo, hablando excitado con el que a todas luces era su secretario o su asistente. Más tarde supe que se trataba de Bernard

Gimbel, el director de una cadena de supermercados, quien esa noche dio la orden de que en sus negocios no se despidiese nunca más, por motivos de edad, a ningún empleado.

En el siguiente párrafo habla de los visitantes que viajaron de Nueva York en los días sucesivos, para ver la obra, entre ellos Kurt Weill y su esposa, Lotte Lenya, en compañía de Mab, la esposa de Maxwell Anderson; y que Weill le miraba meneando la cabeza sin decir palabra, y lo que Mab dijo: “Es la mejor pieza de teatro que se ha escrito nunca.” Un elogio sorprendente en labios de la esposa de un dramaturgo tan bueno y exitoso como Anderson, a quien se deben obras como Cayo Largo y Juana de Lorena, que él mismo adaptó al cine (Juana de Arco) para que Ingrid Bergman se luciese en una de sus mejores actuaciones ante la cámara. Un paréntesis. La frase de Mab Anderson me mueve a hacer un inciso y romper una lanza por el que pienso que sí ha sido el mejor drama escrito en el siglo pasado. El 10 de mayo de 1921, en el teratro Valle, en Roma, el repertorio universal se enriqueció con una obra maestra insuperada hasta la fecha: Seis personajes en busca de un autor, de Pirandello. Alguien que sabía tanto de teatro como George Bernard Shaw, la consideraba la más original y poderosa de todos los tiempos. Pero estos tres son maximalismos, y ninguno de ellos hace desmerecer algunas obras de Sófocles, Shakespeare, Lope –¡Fuenteovejuna!–, Calderón, Molière, Schiller, Ibsen, Chéjov, O’Neill, Brecht, Tennessee Williams y el propio Shaw, indiscutibles en la antología más estricta que seleccionase la mismísima Talía. Junto con la de Miller, claro está, y es hora de que vayamos cerrando este paréntesis. Arthur Miller no es tan sólo el autor de Death of a Sa­ lesman. En su amplia bibliografía figuran obras de una calidad inmensa: Todos eran mis hijos, Las brujas de Sa­ lem, Panorama desde el puente, Después de la caída, In­ cidente en Vichy...; bastaría esta media docena de piezas para asegurarle un lugar de honor en la historia de la literatura dramática. Pero son muchas más las que salieron de su pluma, amén de radioteatros y guiones de cine (The Misfits, que protagonizara su entonces esposa, Marilyn Monroe, junto a Clark Gable y Montgomery Clift, ¡que trío de ases!) Hay también un par de novelas firmadas por él, amén de sus memorias ya mencionadas, que en español se titularon Vueltas al tiempo, y varios tomos de ensayos, entre los que siempre destaco el prefacio a su venturosa versión de Un enemigo del pueblo, de Ibsen, prefacio que es una obra maestra de inteligencia aplicada al enten-

dimiento de una obra y un idioma ajenos. Tampoco olvidaré, sería injusto, los dos volúmenes con sus impresiones de viaje por la Unión Soviética (In Russia, 1969) y por China (Chinese Encounters, 1979), ambos ilustrados con las imágenes captadas por su tercera esposa, la fotógrafa austríaca Inge Morath.

EL PODER DEL ARTE Pero La muerte de un viajante es de lejos la que cimentó su fama mundial, la que se sigue y sigue representando sin que haya perdido un ápice de actualidad; antes bien, como si los tiempos hubieran ido acrecentándosela. Incluso en algún lugar que sería inverosímil pensar en él como posible escenario del montaje de una obra tan acendradamente estadunidense. Algún lugar como, por ejemplo, China. Pasados los horrores, y los errores, de la Revolución Cultural (la cual le costó la vida a uno de los mejores dramaturgos del mundo, Lao She, autor de esa obra imperecedera que es La casa de té), el Teatro del Arte del Pueblo, de Pekín, invitó en 1983 a Miller para producir y dirigir La muerte de un viajante en la capital china. Fruto de aquella experiencia fueron no sólo la escenificación de la obra, sino además un libro fascinante, que la corrección política de la época hizo que se editase en inglés como Salesman in Beijing, y en castellano “El viajante” en Beijing. De ese precioso libro deseo citar en extenso un pasaje iluminador del resto. Dice Arthur Miller: Ahora me entero de que en el mismo lugar en que nos deja y nos recoge el auto cada día, los Guardias Rojos rodearon a unas cuarenta personas que trabajaban en los distintos departamentos, tanto actores como escritores, entre ellos el más notable, el novelista y cuentista, y el más prolífico y mejor dramaturgo de China, Lao She, cuya obra El chico del rickshaw había tenido gran éxito en Estados Unidos. Tal y como lo expondría As Ying: –Cada actor de este teatro, y los de toda China, es fruto de las obras de Lao She. La casa de té, de Lao She, es para la compañía lo que fue La gaviota (de Chéjov) para el Teatro del Arte, de Moscú, bajo Stanislavsky: su sustento nutricio. Ya de más de sesenta años se mostró en total desacuerdo con aquellos ardientes maoístas que finalmente, aquella noche, le separaron del grupo en el patio, le riñeron, se burlaron de sus despreciables formas burguesas, de sus obras, de sus pretensiones, de su carácter, exaltándose hasta el punto de abusar físicamente de él. Intervino un policía de Beijing


amado

1 de noviembre de 2015 • Número 1078 • Jornada Semanal

ur Miller Ricardo Bada

CHINA. AFÍA, MISMA QUE LE ASEGURA “UN LUGAR DE HONOR

Arthur Miller a la izquierda, en1939 y a la derecha con su esposa Marilyn Monroe Fuente: flickr.com/ CC BY-SA 2.0

antes de que le golpeasen, y tras asegurar a los jóvenes milicianos que él se sentía tan ultrajado como ellos por Lao She, consiguió liberar al escritor de sus garras y ponerlo bajo su custodia. Lo retuvo consigo hasta altas horas de aquella noche, cuando creyó que se encontraba lo suficientemente a salvo como para permitirle regresar a su casa. En vez de ello, Lao She se dirigió hasta cierto estanque cerca del parque Beihai, donde la gente lo vio pasear a lo largo de sus orillas, en la oscuridad, mostrando un aspecto de lo más desanimado. Pero al parecer nadie intervino, por lo menos no de una forma lo bastante decisiva, y a la mañana siguiente su cuerpo fue encontrado flotando en el agua. Así se “revolucionó” este teatro. Además de traicionar a un genio, este movimiento no produjo nada, en los diez años siguientes, que alguien quisiera llevar de nuevo al escenario.

Imagen de una de las puestas en escena de Death of a Salesman

“El teatro no puede desaparecer porque es el único arte donde la humanidad se enfrenta a sí misma”. Arthur Miller

Seguir los ensayos de La muerte de un viajante en Pekín, viéndolos a través de los ojos del autor de la obra y director de su puesta en escena, es toda una lección de aprendizaje de la Historia y del encuentro de culturas tan ajenas, e incluso contrapuestas. Mencionaré nada más, como botón de muestra, los problemas que enfrentaron Miller y sus intérpretes a causa de que los parámetros socio-vitales eran harto distintos. Sin ir más lejos: el espectador chino no lograría jamás entender que Willy Loman se suicide simulando un accidente, para que su esposa, siendo ya viuda, cobre un buen seguro de vida... ¡En China no existe –o al menos no existía en 1983– esa invención tan característica del capitalismo que son los seguros de vida! De cualquier manera, Miller tiene ocasión de constatar que su elenco domina el texto, hasta el punto de provocar esta observación de la actriz que va a interpretar el papel de La Mujer: “–Nos sorprende siempre ver el buen ojo que tiene usted –dice Liu Jun, y se echa a reír. No podemos prescindir de nada, ni de una sola línea.” Y el autor y director extrapola: “De nuevo atribuyo esto a la increíble traducción de Ying Ruocheng. La obra dura ahora tan sólo dos minutos más que en inglés, algo que no es posible ni siquiera en francés o en alemán.” Pero luego los problemas derivados de las tradiciones teatrales autóctonas, que no se avenían con las propuestas de Miller; por ejemplo haciendo que nada más usaran pelucas algunos personajes, a fin de remarcar con ellas el paso del tiempo: Todo esto nos ha dejado con una peluca para Tío Ben y otras para Willy, Howard y Charley: a Howard con objeto de hacerlo más joven, a Charley para avejentarlo un poco. Como

es natural todos están allí con el desacostumbrado cabello colgándoles de las manos, como una banda de indios después de una excursión de escalpelo de cabelleras, asintiendo de manera expresiva y de indudable total acuerdo entre sí respecto a que todo el montaje está ahora amenazado. Una obra china sin pelucas: algo parecido a hacer representar a los actores en cueros.

Miller contó a su favor todo el tiempo con la indudable ventaja de que Inge Morath dominaba el chino y eso le permite incluso registrar algún apunte risueño: “Pequeña Golondrina, nuestra diminuta guía china, es dulce, cariñosa y muy competente, pero al saber que Inge es capaz de servirme de intérprete tan rápidamente como sea necesario, permite que su mente vagabundee, y duerme, además, una barbaridad.” O este de un viaje en tren: “Nunca he sido capaz de dormir en un vehículo, auto, tren o avión, y el coche-cama de Beijing a Datong no escapó a la regla, aunque se tratase de un tren limpio, que funcionaba bien –con la natural excepción del poderoso tifón de amoníaco del lavabo. El tren parece de tipo soviético y es muy cómodo, pero todas las estructuras socialistas que he visto tienen unos retretes que derivan de un único modelo diseñado por la Iglesia ortodoxa en la Rusia zarista, para asegurarse de que al hombre nunca se le permitirá olvidar la corrupción de la carne.” El estreno de La muerte de un viajante en Pekín fue apoteósico, en un momento de grave tensión entre ambos países: ruptura de relaciones culturales a causa de que la mejor tenista china, Hu Na, durante una gira del equipo nacional, eligió la libertad solicitando asilo político en California. “Esta noche –anota Miller–, una obra mía es nuestro único contacto cultural con China, contacto por el que sin duda el Departamento [de Estado] se muestra agradecido. Esta idea me hace muy feliz a causa del poder del Arte.”

9


LEER Garabato, Willivaldo Delgadillo, Samsara, México, 2015.

INVENCIÓN, MEMORIA Y TESTIMONIO LUIS HERNÁNDEZ NAVARRO

Garabato, la última novela de Willivaldo Delgadillo, es, de muchas maneras, un libro sobre Ciudad Juárez, convertida en un territorio literario acosado por la más amplia gama de estereotipos. Crítico implacable de quienes se apropian de atmósferas e historias que no entienden sólo para meterlas con camisa de fuerza a la ficción y ganar notoriedad, el novelista renuncia en Garabato al uso de un victimismo facilón. Por el contrario, su narrativa echa mano de los recursos de la ficción y de la literatura, con oficio y originalidad, para construir, desde la esfera de la imaginación, un relato mucho más verosímil que muchos reportajes periodísticos o ensayos académicos. Novela de novelas, frontera de fronteras, metarrelato, Garabato de Willivaldo Delgadillo retoma el camino andado por El garabato de Vicente Leñero. Lo hace siguiendo su propia ruta. Máscara sobre máscara, la obra del fundador de la revista Proceso trata sobre un escritor que inventa a un novelista que lee la novela de un autor inventado. Sombra de la sombra, el Garabato del norteño es un texto sobre un escritor que tiene que responder por un literato ausente que ha publicado tres novelas que forman parte del libro. A su manera, ambas obras están escritas en círculos. El Garabato de Willivaldo cuenta, simultánea y entreveradamente, las andanzas y reflexiones del escritor Basilio Muñoz, quien asiste a un congreso literario en Berlín para poner sus privilegios al servicio de los poetas ausentes, y la Trilogía juarense del autor Billy Garabato, compuesta por tres novelas “polémicas e intempestivas”: De alba roja, moteles del corazón y Sicario en El Jardín del Pulpo. Literatos fronterizos ambos, no hay entre Badillo y Garabato un antagonismo verdadero sino una relación cordial alimentada por la conversación sobre sus intuiciones en la escritura y las opiniones compartidas sobre asuntos públicos. En la novela, Basilio Muñoz es un escritor “que durante dos o tres años estuvo abocado a redactar un texto que no debía ser necesariamente un libro, un libro que no necesariamente debía tener un principio y un final, y tampoco una motivación fundamental ni una finalidad muy específica, excepto la de convertirse en polvo”. En cambio, Billy Garabato es un autor sobre el que cae la sospecha de ser un pseudónimo de varios escritores juarenses que se escudan en él para escribir lo que de otra manera los compromete y los expone a críticas devastadoras.

1 de noviembre de 2015 • Número 1078 • Jornada Semanal

En la crónica del congreso de los escritores mexicanos de Garabato, Willivaldo hace una taxonomía de la República de las Letras, dividida en dos bandos irreconciliables. De un lado, el grupo de los plumíferos finolis, adictos a las caricias del Príncipe; del otro, los bárbaros agrupados en el Frente Literario del Norte, especialistas en libar grandes cantidades de cerveza. Y es que, faltaba más, además de lanzar dardos envenenados contra sus compatriotas norteños, los finolis de Garabato, en plena recepción en la Embajada mexicana, fieles a sus patrocinadores, se sumaron entusiastas a una moción para suscribir una declaratoria sobre la buena marcha de los derechos humanos en México, que finalmente naufragó en los mares de los discursos oficiales. Mientras que, del otro lado de las barricadas, los toscos reivindicaban a la narrativa norteña entre lo mejor que se ha escrito en los últimos cien años en el país. La Trilogía juarense de Billy Garabato hace una radiografía de la capital mundial de los feminicidios. En De alba roja narra los avatares de la prensa fronteriza, atravesada y sacudida por la presión combinada de funcionarios públicos corruptos y criminales organizados. En Moteles del corazón disecciona el tráfico de influencias que hermana a los hombres de empresa, el narcotráfico y los políticos que quisieron engordar marranos para que no fueran tan trompudos como los anteriores, pero terminaron convertidos en puercos de hocico light, por aquello de que la genética es destino. Finalmente, en Sicario en El Jardín del Pulpo cuenta el despliegue de una ola de violencia que no respeta ni a los mismos muertos, auspiciada por Ejército y las policías. Todo ello se hace a través de ingeniosos dispositivos narrativos, alejados del panfleto. En un caso, en el que Willivaldo recupera su experiencia como periodista y editor de Opinión en el Diario de Juárez, se explica la absurda situación de un periodista gráfico que, al tomar unas vacaciones forzosas después de captar una imagen incómoda, es presentado por el periódico para el que trabaja como un desaparecido, hasta que él decide no convertirse en preso de un calabozo de papel. En otro, se describe el próspero negocio del turismo erótico y la demoledora estrategia de comunicación de los narcos, al parecer copiada por el Ejército Islámico. En otro más, se detallan los afanes de los juarenses de abajo para perseguir la chuleta entre negocios que se ven obligados a cerrar sus puertas por la violencia cotidiana. En Garabato, Delgadillo nos cuenta lo paradójico que resulta tratar de hablar de una ciudad sitiada por el ruido de las balas y el silencio. Y para ello nos inventa una orbe de fábula, en veces, más real que la ciudad misma llena de retenes militares. A pesar de los horrores que describe, es una obra polifónica grata al oído. Su ritmo y su sonoridad conducen al lector a través de las peores atrocidades sin exaltarlas. Garabato es un magnífico homenaje a ese epicentro del dolor tan olvidado por el resto del país que parece querer encontrar en la amnesia el alivio a la incomodidad que provoca el sufrimiento ajeno; a esa ciudad que la absurda guerra contra el narcotráfico de Felipe Calderón convirtió en un moderno Museo del Horror, y que hoy la administración de Enrique Peña Nieto quiere ocultar. Se trata, en suma, de un testimonio literario que hace del ejercicio de la memoria un instrumento para mantener viva la flama de la indignación moral •

Hacia el ámbito del Derecho Privado, Ricardo Tapia, Eduardo Oliva, Anahiby Becerril (coordinadores). Ediciones Eternos Malabares/uaem, México, 2015.

HACIA EL ÁMBITO DEL DERECHO PRIVADO RICARDO VENEGAS

E

diciones Eternos Malabares cumple su x x aniversario como una de las editoriales más antiguas de Cuernavaca, Morelos, y este es uno de sus más recientes títulos, en cuya edición participa el sello de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos. Coordinado por los doctores Ricardo Tapia Vega, Eduardo Oliva y Anahiby Becerril, esta compilación de ensayos jurídicos reúne a catedráticos, egresados y alumnos del postgrado de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la uaem; además, cuenta con la colaboración de un catedrático de la Institución Universitaria de Envigado, Colombia. Así, con este segundo número de la serie Temas Selectos, se consolida la labor de difusión de los productos de investigación del referido postgrado, y se comienza a delinear el derrotero para trabajos en colaboración académica internacional y, del mismo modo, se reafirma la calidad de la colección Derecho y Ciencias Sociales, cuyo rumbo dirige el doctor Ricardo Tapia Vega. En esta obra, dedicada al ámbito del derecho privado, se presentan los siguientes ensayos: “La naturaleza jurídica del Derecho de Familia: Reflexiones en el contexto del sistema jurídico mexicano”; “Vivienda digna derecho fundamental de la familia en México”; “Medidas de protección y prevención como instrumento garante contra la violencia infantil”; “El proceso en clave de Derechos Humanos. Hacia el ámbito del Derecho Privado”; “El abc del proceso de nulidad matrimonial canónico, apuntes elementales”; “El testamento electrónico”; “Imprecisión normativa del Derecho a la Identidad de los hijos nacidos mediante técnicas de reproducción asistida en México”; “La bioética y los avances científicos y tecnológicos en la voluntad anticipada”; y “La necesidad de limitar la responsabilidad patrimonial del comerciante individual. ¿La sociedad unipersonal o la empresa individual de responsabilidad limitada?” Con toda razón, el doctor Víctor m . Castrillón y Luna afirma en el prólogo: “Se trata de una obra por demás interesante, no sólo por la trayectoria de los autores, sino también por la diversidad de los temas que en la misma se incluyen. […] representa, sin duda, una interesante contribución al estudio de instituciones jurídicas diversas y denota la preocupación de nuestra institución de hacer partícipes en sus trabajos académicos tanto a egresados de los programas de maestría y doctorado como a los que son aún estudiantes, pero con un desarrollo significativo y de gran responsabilidad que les coloca como herederos de los estudios de la ciencia jurídica en sus diversos aspectos.” •

10


11

LEER

Jornada Semanal • Número 1078 • 1 de noviembre de 2015

Blanco Trópico, Adrián Curiel Rivera, Alfaguara, México, 2014.

LAS VICISITUDES DE UN ACADÉMICO SONIA PEÑA

E

n Blanco Trópico, Adrián Curiel Rivera narra las desventuras de un académico con aspiraciones de escritor. No es la primera novela de Curiel, quien cuenta con varios libros de cuentos, novelas y ensayos; entre éstos destaco Novela española y boom hispanoamericano (2006), un excelente trabajo sobre el fenómeno que llevó a varios escritores latinoamericanos a la cúspide en los años sesenta. La trama tiene como protagonistas a Juan Ramírez Gallardo, mexicano becado en Madrid para realizar un doctorado en economía, y a su esposa Marcia, argentina, también becada para un doctorado en biología. A partir de la conclusión de las becas, la decisión de radicar en alguno de los países de origen de este “par de sudacas” es el primer escollo a sortear. Después de pasar por México la pareja se instala en Blanco Trópico, una isla perdida en medio del Atlántico, escenario de las vicisitudes del flamante economista. Si bien la obra logra que el receptor permanezca atento a las desventuras del doctor Juan Ramírez Gallardo, por momentos la prosa decae en sucesos que en lugar de distender la historia detienen el ritmo de una escritura fluida y por demás irónica. Por ejemplo, se interrumpe el hilo varias páginas para describir el parto de Marcia –algo que se podría resolver en un par de párrafos– cuando lo que interesa es saber qué pasará con la frustrante búsqueda de empleo de Juan; en otros momentos se sospecha de la verosimilitud del relato, puesto que los becarios, después de pagar dos boletos de avión MadridMéxico y despachar cuantiosas cajas por barco, se dan una vida bastante relajada en su paso por el Distrito Federal: comidas en buenos restaurantes –botellas de vino y tequila incluidas–, compra de numerosos libros y discos y el pago de dos boletos a Blanco Trópico. A quienes hemos dependido alguna vez de una beca nos cuesta creer que todo eso se pueda lograr con el raquítico depósito mensual que hay que cuidar como oro, aunque –aclara el narrador– se trata de una beca postdoctoral y en México los euros que deposita Caja Madrid rinden mucho más. Tampoco resulta “creíble” (sí maniqueísta) que el protago nista mantenga un casto historial de marido fiel a lo largo de toda la obra y sólo reseñe las aventuras de su colega Julián Zavala Dilinger y de su amigo Mayer Levitt, dos mujeriegos empedernidos; los únicos adulterios de Juan son imaginarios y a lo sumo llega a una masturbación en ausencia de su mujer.

La irrupción del azar es otro elemento que desconcierta al lector hacia el final de la novela, cuando el desafortunado doctor Ramírez y su colega Virginia Garfio regresan de una extenuante competencia por la única plaza disponible en el instituto en que laboran y ésta lo arroja al mar dejándolo a la deriva, y quien lo salva “vaya coincidencia, es un ingeniero polaco con quien Marcia y yo viajamos a la isla desde la ciudad de México”. No es novedad que el mismo autor se introduzca como protagonista o referencia dentro del relato, y Curiel no resiste a esta tentación al describir que Juan hacía mucho tiempo no leía ciencia ficción: “lo último que había leído, después de Laberinto de muerte y El fin de la infancia, era un relato asfixiante sobre las suplantadoras realidades virtuales difundidas impunemente por la televisión, en la línea de Fahrenheit 451. Se titulaba A bocajarro. Lo firmaba un oscuro autor, no recordaba su nombre”. A bocajarro es la tercera novela de Curiel publicada en 2008 y, colocarla “en la línea de Fahrenheit 451”, suena un tanto ostentoso de su parte. Pero si algo debemos destacar de Blanco Trópico es la acertada parodia que describe la presión que soportan los becarios, su agotadora tarea de conseguir un trabajo cuando terminan la carrera, las pandillas literarias que debe enfrentar el aspirante a escritor y la despiadada lucha por sobrevivir en la selva académica. ¿Hasta qué punto rige la “ética” profesional cuando se trata de ganar una plaza? ¿No llegaríamos a aplastar al contrincante e incluso al plagio con tal de conseguirla? ¿Es compatible la vida colegiada con la creación literaria o van por caminos opuestos? ¿Cómo se abre camino un escritor novato si las becas las maneja una mafia que antepone el amiguismo a las habilidades narrativas? ¿En verdad sentimos admiración por el colega que destaca o en el fondo es simple envidia? ¿Los organismos que promueven “el perfil deseable” son conscientes de la presión que ejercen sobre sus investigadores? ¿Es legítimo crear instituciones que venden como de vanguardia licenciaturas que a nadie sirven? A estas y otras preguntas responde con impecable sarcasmo Blanco Trópico. Quienes laboran en instituciones de “alto nivel académico” se verán reflejados en estas páginas y por momentos no sabrán si reír o llorar. Es fácil reconocer las instituciones aludidas y la ubicación geográfica de la isla en nuestra realidad mexicana. Pero eso es harina de otro costal •

13 ficciones del país sin soldados, Dorelia Barahona Riera, Literatura/Difusión Cultural unam, México, 2015.

De los trece autores convocados en esta antología deliciosa, una no nació en el afortunado país sin milicias, otra murió en México, otro más vive también aquí y se declara binacional, mientras el resto ve transcurrir sus días en aquella tierra entrañable de la pura vida. Sus fechas de nacimiento los hacen cubrir, en conjunto, un arco cronológico que abarca el siglo xx casi completo: la parteaguas y en muchos senti‑ dos fundadora Yolanda Oreamuno nació en 1916, mientras Daniel Quirós, el más joven de los antologados, vio la primera luz en 1979. El presente volumen significa una magnífica oportunidad para recalar en una narrativa que le hace todos los honores a la segunda palabra de la que se compone el nombre del país y, con ello, subsanar en algo la inve‑ terada costumbre mexicana de actuar como si la literatura hispanoamericana comenzara por estas tierras, hallando continuidad apenas hasta la sudamericana Colombia, y por lo tanto habiéndose brincado a una Centroamérica que tiene mucho que decir, no sólo lite‑ rariamente hablando, por supuesto.

visita nuestro PDF interactivo en: http://www.jornada.unam.mx/

@JornadaSemanal

La Jornada Semanal

En nuestro próximo número

GUENNADI AIGUI Y LA REBELDÍA DEL FUEGO Bei Dao, Iván García y Georgina Medina


ARTE Y PENSAMIENTO ........

1 de noviembre de 2015 • Número 1078 • Jornada Semanal

Naief Yehya

Agustín Ramos

L

A NOVELA Z, de Vasilis Vasilikós, y la cinta homónima, de Costa-Gavras, estuvieron prohibidas en la España franquista. Luego el franquismo pasó aunque sólo en parte, es decir, dejando el tufo de su bastardía en la nobleza retratada en las revistas chic y en los falsos progres que se ostentan en la prensa ídem. La traducción directa del griego al español de la novela clásica de Vasilikós viene a paliar el obstáculo histórico que significó esa prohibición y comienza a resolver una dificultad consustancial a la propia obra en su idioma original.

Empecemos por lo segundo, la traducción. Llevada a cabo “conforme a las indicaciones del autor”, como señala la traductora, la obra concilia dos registros lingüísticos (el “popular” y el “purista”), dos propósitos narrativos (la “ficción” y la “no ficción”) y un género literario distinto: la poesía. La comunicación de la traductora con el novelista debió por momentos parecer una confrontación con visos de indisoluble. Por lo menos esa impresión da un consumado prólogo que nos remite al hecho real inspirador de la novela, que expone ampliamente el contexto del atentado y sus consecuencias, que mete bisturí al proceso creativo de la obra, que traza una profunda semblanza del autor y finaliza relatando las peripecias de la traducción. Al autor le importaba, sobre todo, que el trasvase conservara “el tono y la intencionalidad”, “la funcionalidad” antes que la “literalidad”. “La obligación del traductor para el autor –dijo Vasilikós a Flores Liera– es resolver los problemas expresivos.” En ese sentido, lo más difícil para la traductora debió ser el hilvanar esos registros lingüísticos con todas las funciones que comportan. Para narrar los hechos, usó el lenguaje griego común y corriente; para hacer discursos y urdir prensa chayotera, manejó un lenguaje ampuloso (o sea con ámpulas, abiertas o cerradas, siempre llenas de la pus moral y física propia de principios de los años sesenta del siglo xx –ese ayer tan de hoy). Otro trabajo titánico hasta para una poeta como Guadalupe Flores Liera, fue verter el lenguaje lírico que encierra en un puño los caudalosos coros de Esquilo y las agujas invisibles de tan finas de las Heroidas, de Ovidio. Porque los imprescindibles e intransferibles tramos elegíacos de la novela expresan todas las emociones derivadas de la muerte múltiple de quien muere, del vivo a quien esa muerte esclaviza, de esos otros que en sentido menos recto sufren la amputación: los recuerdos gratos e ingratos, la resurrección de culpas, la maldita espe-

Escena de z

ranza de que todo sea un sueño, la nostalgia helada. “Me haces falta. Ya sé que no existe el retorno. Sólo podrás existir en nuestra memoria. Mientras nosotros vivamos vivirás tú también… “¿Cómo estás en ese silencio que no se escucha? “Jamás imaginé que yo habría de sobrevivir. Te había dicho que la vida te pertenece a ti… Es de noche. Afuera el calor borra las estrellas… Todo se vuelve adiposo, como la piel del elefante. No existo. El calor me atonta. No, no somos agua, puesto que te amamos y no muere lo que uno ama. Sólo que ojalá yo estuviera en tu lugar y hoy tuviera tu pensamiento pensando de esta manera en mí. No, uno no muere cuando miles de bocas gritan ‘inmortal’ –o lo hace al menos una sola boca: la mía.” Eso en cuanto a la traducción. Pero hay más: la novela Z recién publicada comienza a resolver otro problema, un problema histórico. Vetada, como ya se dijo, en los tiempos de la peseta a veinticinco y los curas a sueldo militar, esta obra maestra universal autentificada por medio siglo de rotunda vigencia ha carecido casi por completo de difusión entre los lectores hispanohablantes. Eso sin contar con que las versiones en español anteriores a la actual provenían del francés y no agradaban al autor. Igual que el público de cine, libros y periódicos, Vasilikós debió soportar la rebaba colonialista de las traducciones peninsulares (comentando la proliferación de diccionarios de los dialectos del español de Iberoamérica, Vicente Leñero proponía elaborar uno del español de España). Más allá de imperialismos rancios tan de moda, una voz muy autorizada sostiene “que la causa de que Z no haya calado en el mundo hispanohablante se debió a que no fue bien recibida en España”, y no sólo por cuestiones políticas e ideológicas, sino tambi é n porque algunas de las pesquisas del atentado dibujan en su real medida a la reina Federica de Grecia, la madre de Sofía •

Will Eisner, padre espiritual y moral del cómic (i de ii) "Yo no inventé el cómic" Hubo un tiempo, no muy remoto, en el que hacer cómics era considerado una actividad frívola. Entonces, hasta los dibujantes de las tiras cómicas más populares y reconocidas de periódico consideraban su trabajo una expresión desechable y superficial, algo que con suerte hacía reír a la gente, pero que al día siguiente de publicadas sólo servía para envolver pescado. Esto vino a cambiar con la pluma y la actitud de Will Eisner (1917-2005), un dibujante y autor prodigioso que, entre otras cosas, hacía la tira The Spirit, que transformó la narrativa

del cómic e inventó un lenguaje que ner vino a México, su charla me impreinspiró a docenas de autores y dibu- sionó mucho y hasta la fecha me sirve jantes. A pesar de que Harvey Kurtz- como estrella polar, incluso para preman publicó en 1959 su genial novela dicar cierta filosofía en mis talleres. gráfica Junglebook, muchos conside- Eisner decía que para qué queríamos ran que Eisner es el auténtico inven- más superhéroes, que ya había demator de ese formato con A Contract With siados y que le extrañaba que nosoGod (1978), no tanto por la extensión tros no contáramos nuestras propias del trabajo, sino por su ambición de historias. Nos contó que ese día lo haabordar temas profundos y “adultos”, bían llevado a Xochimilco a pasear y como el impacto emocional de la vio a varias Marías vendiendo flores o muerte de un hijo, el cuestionamiento muñecas con sus hijos a cuestas. Y dia la religión y la moral, así como las am- jo: ‘A mí me gustaría saber quiénes son bigüedades del deseo. Como dice el esas personas, qué piensan, qué sienlegendario editor Denis Kitchen: “En ten y no veo a nadie contando eso’. ” un tiempo en que hacer cómics era considerado una actividad irredimi- Portavoz de barrio ble, entretenimiento para ignorantes Aparte de recorrer una increíble variey futuros delincuentes, Eisner se atre- dad de paisajes, mundos y situaciones vió a decir que el cómic era literatura Eisner se convirtió en una especie de y arte.” Eisner, hijo de judíos vieneses y cronista de la experiencia de la inmirumanos, nacido en el barrio de Wi- gración judía en Nueva York en el pelliamsburg en Brooklyn (aunque de ríodo entre guerras. Recuperó con esto él mismo no estaba completa- gran dignidad las historias de los tenemente seguro), siempre se identificó ments, esos edificios de viviendas para con el Bronx y fue un pionero de la familias de bajos recursos que estaban viñeta, quien más de una vez declaró: en barrios miserables y que dieron “Yo no inventé el cómic pero estaba ahí acogida a las oleadas de migrantes cuando nació.” A pesar de sus enormes que busc aban una vida m ejor en aportaciones, Eisner no fue un dibu- “América”. Eisner, como tantos otros, jante de tiempo completo pues tuvo tuvo que sobrevivir a las tensiones ravarias aventuras empresariales y ade- ciales, étnicas y culturales de un Nueva más tomaba muy en serio su labor de York diverso y dividido. Desde entonces, el antisemitismo se volvió una de maestro en la School of Visual Arts. sus obsesiones y se dedicó a denunBef ciarlo y combatirlo con sus armas: la Bernardo Fernández Bef, uno de los tinta y el papel. Su último trabajo fue autores de cómic más importantes e The Plot, en el que expone la estafa del influyentes de México, creador del no- libelo antisemita Los protocolos de los table Uncle Bill, comenta: “Eisner es sabios de Sion, de 1902. Resulta inteuno de mis héroes. Lo leí de niño, a tra- resante que muchos de los inventores vés de Spirit, que me parece una obra del cómic estadunidense eran tammaestra del cómic gringo. A él le debe- bién hijos de inmigrantes judíos, como mos la integración del lenguaje cine- Bob Kahn (que se cambió el nombre matográfico en el cómic. Antes de él a Bob Kane) y Bill Finger, coautores de todo era muy estático. Es pionero en la Batman, Jack Kirby, Stan Lee (Los cuacreación de personajes complejos y tro fantásticos, Hulk, los hombres x , además fue de los primeros en impul- Thor) y el propio Kurtzman (revista sar el término de novela gráfica. Sin Mad). Entre todos los estudios que se duda un gran maestro del cómic al que han hecho de Eisner destaca el recién todos los autores contemporáneos le publicado Will Eisner: Champion of debemos algo.” the Graphic Novel (Abrams, 2015), del expresidente de dc Comics, editor e clement Otro de nuestros grandes del cómics, historiador Paul Levitz, un trabajo Edgar Clement, creador de un clásico que intenta situar su obra en el conmoderno de la novela gráfica, Opera- texto de su tiempo, así como explicar ción Bolívar, cuenta: “A mí no me influ- el valor único de sus aportaciones y yó tanto. Leía el Spirit de chavo pero su labor como defensor de la novela no recuerdo que entonces me hubie- gráfica • (Continuará.) ra marcado. Sin embargo, cuando Eis-

JORNADA VIRTUAL

Z, imaginación documentada (ii y última)

TOMAR LA PALABRA

naief.yehya@gmail.com

12


........ ARTE Y PENSAMIENTO O

Jornada Semanal • Número 1078 • 1 de noviembre de 2015

Alonso Arreola @LabAlonso

Tres décadas de la galería omr

L

A HISTORIA DEL ARTE contemporáneo de los países va estrechamente vinculada a las actividades de sus galerías importantes. En el mundo globalizado que estamos viviendo, las galerías juegan un papel preponderante en la promoción y difusión de los artistas, sobre todo con su participación en las ferias internacionales. La omr, una de las galerías más sólidas en nuestro país, a lo largo de tres décadas ha tenido su ojo puesto en los artistas del momento y ha sabido responder y actuar ante las vertiginosas transformaciones del mundo del arte del siglo xxi. Fue pionera en la incursión en las ferias importantes desde los años

ochenta, experiencia que despertó el interés de sus fundadores, Patricia Ortiz Monasterio y Jaime Riestra, por presentar en México creadores de muy diversas latitudes que, en muchas ocasiones, nunca se habían visto en este país. Hay que reconocer que, en su momento, fue una iniciativa arriesgada y compleja que prácticamente nadie en el medio estuvo dispuesto a asumir. La Galería omr cumple tres décadas de existencia en su sede en la Plaza Río de Janeiro 54, Colonia Roma, y se prepara para cerrar un capítulo y abrir la brecha a una segunda etapa que dará inicio en febrero de 2016 con un nuevo espacio ubicado a unas cuantas cuadras del actual, en la calle de Córdoba 100. Para conversar sobre este proceso de cambio me recibió Jaime Riestra en la galería, en el marco del proyecto que han organizado para celebrar la clausura de la emblemática sede: “El propósito de este proyecto fue sacar todo el material de las bodegas para que el acervo histórico quedara totalmente a la vista del público. Hemos abierto hasta el último rincón de la galería y la gente puede transitar por todos los espacios hasta ahora inaccesibles. De alguna manera, se llevan un pedazo de nuestra historia al visitar las ‘tripas’ de la galería.” El recorrido es divertido y depara sorpresas: se exponen decenas de obras almacenadas en anaqueles como si se tratase de las bodegas, y sobre los muros cuelgan pinturas y fotografías de los más variados creadores, mexicanos y extranjeros. La finalidad ha sido detenerse un momento a reflexionar sobre el devenir de la galería y sopesar su historia y su trayectoria. “Es un work in progress –comenta Riestra–, la obra está exhibida de una manera completamente libre y va cambiando cada día de acuerdo con lo que se sigue sacando de las bodegas.” Se ha hecho un inventario de todos los artistas que han pasado por la galería sin dar prioridad a ninguno y son presentados por orden alfabético, como parte de una revisión enciclopédi-

ca del trabajo de tres décadas. Adicionalmente, se han abierto el archivo, la biblioteca, la hemeroteca, la fototeca y la videoteca para su consulta a todos los interesados. Imposible mencionar la cantidad de artistas que confluyen en estos espacios de la galería y en su memoria histórica, pero en el recorrido apreciamos obras de creadores tan disímbolos como Eduardo Abaroa, Philip Bragar, Germán Venegas, Helio Montiel, Rubén Ortiz, Gilberto Aceves Navarro, Francis Alÿs, Julieta Aranda, Arturo Vega, Dulce María Núñez, Javier de la Garza, Alberto Gironella, Gabriel de la Mora, José Dávila, Esko Männikö, Daniel García, Julio Galán, Arturo Elizondo, Adolfo Riestra, Arturo Rivera, Alberto García Alix, Candida Höfer, Cisco Jiménez, Yishai Jusidman, Ray Smith, Daniela Rossell, Abel Quezada… El repertorio es larguísimo: unos quizás pasaron como estrellas fugaces y otros llegaron para quedarse. Quienes han seguido la trayectoria de la omr desde los años ochenta y han sido testigos de sus innovaciones y cambios de ruta, coincidirán conmigo en que cuesta trabajo saber que la bella casona porfiriana que alguna vez albergó a la Casa de España y al incipiente Colegio de México, cerrará sus puertas como galería. Pero los tiempos cambian y hay que adaptarse a las nuevas necesidades. Así lo expresa Riestra: “El proyecto va a cambiar sustancialmente. Estamos profesionalizando la galería en todos los aspectos. Vamos a verter nuestra experiencia en profesionalismo. Patricia y yo formaremos parte del Consejo y estamos delegando la operación a los nuevos profesionales, encabezados por nuestro hijo Cristóbal, que tiene su propia visión e irá definiendo el rumbo de la galería, incorporando a los artistas que él considera que aportan algo a la historia del arte contemporáneo.” E l p r oye c t o f i n a l d e l a o m r e n Plaza Río de Janeiro 54 permanecerá abierto hasta el 15 de noviembre. Estaremos atentos al segundo capítulo •

ARTES VISUALES

Germaine Gómez Haro germaine@casalamm.com.mx

Una nueva juglaría suena en internet

A

IDEÉ BALDERAS ES UNA persona concentrada y perseverante. Lo supimos desde el primer día que conversamos con ella en las instalaciones del Instituto Mexicano de la Radio (imer). Fue hace unos dos o tres años. Luego confirmamos su condición motora cuando nos escribió para alentar algunos textos sobre música popular mexicana y, más tarde, conforme nos la fuimos encontrando en actividades y sitios emblemáticos (Museo Nacional de las Culturas Populares, Lunario del Auditorio Nacional). Ella siempre anda haciendo algo en torno a la

música y la literatura tradicional. De allí su emisión radiofónica Sones y tradiciones. Pues bien, resulta que Aideé nos ha vuelto a contactar porque está escribiendo, produciendo y conduciendo un nuevo programa –también para el imer , pero en internet– llamado Trovadores y juglares. Al día de hoy se han transmitido cinco de los diez producidos para la primera serie. Nuestra lectora, nuestro lector, podrá acercarse a la liga que dejaremos en algún punto de esta columna para escuchar lo que ha salido al aire y enterarse de lo que vendrá. Créanos, no tiene desperdicio. Justo en este momento escuchamos la entrevista de Aideé con el escritor e investigador Alexis Díaz Pimienta. Estamos boquiabiertos con el nivel de reflexión a propósito de la improvisación en métricas definidas. Dicen que lo primero es el reto lingüístico. Estamos de acuerdo, la sola selección de palabras al vuelo es una pesadilla sintáctica. Luego, explican, vienen sus añadidos: la creación melódica, el humor o el contenido poético, la calidad del texto, su métrica (acaso el mayor de los desafíos). Sin duda es una de las artes más complejas que, bien cumplida, eriza la piel y arranca aplausos de pie. Importante desde los tiempos del mester de juglaría y el mester de clerecía en Europa, el de los trovadores viajantes no sólo es un acto de entretenimiento para el pueblo, sino un puente de unión cultural que brinda información y noticias allende las fronteras. De allí que sea tan valioso su eco en diferentes latitudes, pues la extensión del mensaje es parte de su esencia. Algo que en estos tiempos de economías torcidas pocas veces puede cumplirse, a no ser por el trabajo de gente como Aideé y de programas como Trovadores y juglares. Un espacio que subraya la capacidad de creación instantánea del hombre que canta sabiéndose al servicio de una tradición y no a la caza de fama o reconocimiento. Si tales cosas llegan, lo harán desde un lugar distinto al del ego y la codicia, y pergeñadas en el campo, la familia y la comunidad. Dicho esto, ¿cuáles son los programas emitidos y cuáles los que están por sonar? Ya pasaron Trovadores en Puerto Rico (con Roberto Silva), Huapango arribeño en México (con Guillermo Velázquez, sí, el de Leones de la Sierra de Xichú), Verseadores en

Foto: Cortesía de Galería omr

Islas Canarias (con Yeray Rodríguez), Cantores de mejorana en Panamá (con Jazmín Muñoz) y Repentistas en Cuba (con Alexis Díaz Pimienta). Los que están por venir: Payadores en Uruguay (con José Silvio Curbelo), Huapango arribeño en México ii (con Vincent Velázquez), Verseadores en Islas Canarias ii (con Eduardo Duque), Cantores de mejorana en Panamá ii (con José Augusto Broce) y Trovadores en Puerto Rico ii (con Omar Santiago). Como se puede ver, lo que propone la ordenada mente de Balderas fue dividir la investigación de cada zona (México, Panamá, Puerto Rico, Cuba, Islas Canarias) en dos emisiones (menos la de Uruguay), siempre aderezadas con la entrevista a algún protagonista. La música que se escucha allí fue grabada en vivo en los conciertos de la vi Semana del Trovador Puertorriqueño, la cual se llevó a cabo del 3 al 12 de octubre de 2014, gracias a la producción de Decimanía de Puerto Rico. Los programas se transmiten vía internet todos los jueves a las 20:00 horas y se repiten el domingo y miércoles siguientes, primero en el mismo horario y luego a las tres de la madrugada. Sin embargo, la totalidad de ellos puede conocerse y escucharse a la hora que usted guste y quiera, en esta liga: http://www.imer.mx/rmi/programas/ trovadores-y-juglares. ¿Le gusta la buena música y el arte de la improvisación vocal? ¿Le interesan las formas tradicionales? ¿Quiere tomarle el pulso a lo que suena en el mundo hispano? Esta es la oportunidad. Celebremos juntos que la voz repentina de estos hombres y mujeres sea tan saludable y vibrante. Buen domingo. Buena semana. Buenos sonidos •

BEMOL SOSTENIDO

13


ARTE Y PENSAMIENTO ........

1 de noviembre de 2015 • Número 1078 • Jornada Semanal

14

tumbaburros@yahoo.com @JorgeMoch

Una novela de nuestros días

Patricia o el telón mediático

L SÍNDICO JESÚS PASTRANA, militante de un hipotético Partido de Acción Democrática y aspirante a candidato por ese partido a la alcaldía de Cuernavaca, tiene todas las de ganar. Honesto, decidido a aplicar la ley a rajatabla, Pastrana está confiado en que lo logrará, incluso si en su vida personal ocurre una revolución: se enamora de un travesti que resulta ser el hermano gemelo del capo del narcotráfico en Morelos. En su novela La doble vida de Jesús (Alfaguara, 2014), el gran narrador Enrique Serna desentraña con feroz mala leche una historia no tan descabellada, cuyos rasgos más raros no estriban en la inclinación sexual, sino en la

incorruptibilidad del personaje, que lucha por mantenerse puro hasta donde pueda. Y también, claro, por mantener en secreto el amorío incómodo, la inclinación con la que pone fin a su aburrido matrimonio para ser fiel a sí mismo, amorío que si bien lo mete en problemas es también su inspiración, como lo demuestran sus pensamientos la primera vez que Pastrana y la transexual Leslie, como decíamos antes, hacen el amor: “La energía que brota de sus cojones lo encumbra en las lides políticas, lo catapulta a Los Pinos, le coloca la banda tricolor en el pecho. Pastrana, amigo, el pueblo está contigo. Se asoma desde el acantilado al mar que azota los riscos. Un paso más y serás espuma, vamos, cobarde, salta a las olas, entrega una vida que ya no es tuya.” Enrique Serna es un maestro del grand-guignol , de la farsa grandilocuente y trágica, como lo demostró en El seductor de la patria; también lo es del retrato incisivo de la homosexualidad, tema de la espléndida Fruta verde y de algunos de sus cuentos. En La doble vida de Jesús, el narrador aplica su escalpelo a nuestro drama nacional, en una Cuernavaca cuyos rincones por demás conoce bien: los golpes entre políticos, los sobornos del narco, las amenazas, las cabezas, la violencia, todo ello se pone en escena en esta novela que a ratos da risa y a ratos nos ofusca con el velo trágico de la violencia. A veces Serna ridiculiza a sus personajes sin piedad, en otras páginas los compadecemos. Así, Leslie, el travesti en vías de convertirse en transexual, es uno de los personajes mejor construidos de la novela: hermoso y brutal, vulgar y tierno, manipulador y hasta cierto punto inocente, dramático y risueño, una especie de Dama de las Camelias a la que le sale una barba cerrada cuando deja de tomar el tratamiento hormonal, una flor de asfalto literal en una relación turbia con su hermano gemelo narco. Leslie asciende a los límites del sacrificio mientras Jesús Pastra-

na, el político dispuesto a pasar todas las pruebas como una especie de mártir con doble vida, como bien dice el título, se hunde poco a poco en los sótanos de las justificaciones, las pullas, la abyección y la corrupción. Hace días, León Krauze hablaba en su columna de El Universal llamada “Sobre la valentía política”, del secretario de Gobernación y el escape del Chapo Guzmán: “Cree estar tan cerca del poder, lo desea a tal grado que ningún otro cálculo importa. Lo que sea antes de salirse de la pista, de perder carril en la carrera hacia la hipotética consagración. A él, como a otros políticos dominados por la ambición, se lo ha comido la indecencia. Lo mismo ha ocurrido con muchos periodistas, que interpretan todo lo que ocurre desde la óptica del costo-beneficio de esa misma persecución de poder. Así, lo que importa no son las circunstancias vergonzosas (y el video) de la fuga de Guzmán sino quién quiere pegarle a Osorio Chong con la filtración.” La novela de Serna toca esta danza de la cuerda floja que se ha vuelto tan común entre los políticos, cada vez más lejos del piso de su propia función, que los ha convertido en algo indecente: en realidad, el secretario trabaja para ser presidente, el alcalde para ser gobernador, el funcionario de poca monta para subir un escalón más, mientras todo a su alrededor se desmorona. El trabajo de los políticos consiste hoy en cuidarse las espaldas y alimentar al hipotético funcionario que serán, haciendo pésimamente el trabajo del funcionario que ya son. Andan por la vida como predestinados, como si por alguna razón merecieran llegar al tope del poder. La novela de Serna espejea las vacilaciones de Jesús Pastrana en ese camino de espinas con la idea –me temo que todos los políticos se engañan así– de que busca el bien común y puede capear la tempestad. Por lo menos, su amor por Leslie es sincero •

H

ACE POCO MÁS DE una semana se nos estaba acabando el mundo. El huracán Patricia, se desgañitaban la televisión, la radio y buena parte de los medios impresos, nos iba a arrasar. Nos decían que Patricia era hasta ahora uno de los ciclones más potentes cocinados en el Pacífico Sur, comparable apenas al tifón Haiyan que a su paso por el archipiélago filipino se cobró en 2013 la pavorosa cantidad de seis mil trescientas vidas humanas, miles de animales de granja y daños terribles en infraestructura y vivienda que supusieron pérdidas prácticamente incalculables. Así nos va a ir, nos decían. Escóndanse, nos recomendaban. No salgan de casa, en-

ciérrense, aprovisionen. Apechuguen. Y no se trata aquí de ninguna manera de minimizar los destrozos que el meteoro efectivamente causó a su paso por comunidades como La Huerta, Cihuatlán, Paraíso, Armería o Mascota entre otras comunidades sobre todo de Jalisco y Colima (o como Arteaga, en Michoacán), que no fueron tan poca cosa como luego se nos dijo, ni de hacer desprecio de quienes perdieron sus posesiones a causa del huracán. Pero tampoco resultó en la carnicería tan vaticinada: prácticamente no hubo pérdida de vidas humanas, y eso es algo que siempre hay que ponderar. No ha faltado el fundamentalismo religioso que alaba “amorosas manos” que protegieron a los mexicanos, aunque otros simplemente achacamos la causa a la inmutable presencia de la Sierra Madre Occidental. Como el sábado pasado todavía a m a n e c i m o s co n p a í s, s a l i m o s d e búnkeres, sótanos y albergues un poco abotagados por los desvelos y ya saboreando las acideces de la incredulidad pudimos constatar que no, que no había pasado casi nada de lo vaticinado en aquella televisión apocalíptica y por aquellos corifeos del nado sincronizado que dicho sea de paso, como sin querer hablaron primero, mezclando noticia incómoda con advertencias apocalípticas, de las modificaciones realizadas por el gobierno al esquema de liberación de precios de hidrocarburos, adelantando ajustes al régimen impositivo de la gasolina para 2016 entretanto aquí sigamos, vivitos y coleando, listos para el susto que viene, el berrinche que viene, el escándalo que viene… Como ya han apuntado algunos periodistas de buen oficio, no es posible saber si el énfasis en cataclismos que parecían inevitables les brotó al gobierno y sus vocerías oficialistas por concierto, por pura casualidad en un país donde no existen las casualidades o por simple prospectiva (siempre será mejor decir “te lo dije” que “se me chispoteó”), ni creo tampoco que la peligrosidad del

huracán fuera menor. Pero sí queda claro que la aparición del fosco horizonte grisáceo de la tormenta le vino de perlas al régimen, tan proclive al efectismo de la “cultura del shock”; buena falta le hace ahora, por ejemplo, el anuncio de la tercera (pero improbable) captura del Chapo… ¿Magnificaron el gobierno mexicano y su telón mediático el potencial de destrucción del huracán Patricia? Lo más probable es que no, que el huracán fue realmente colosal y de no mediar entre las costas mexicanas y el interior del país nuestra afortunada cordillera (insisto, fue gracias a la Sierra Madre Occidental y no la Virgen guadalupana ni los dioses y mucho menos las cadenas de oración o los mandatos rábidos de predicadores, clérigos o monjas que se contuvo la furia del viento hasta hacerlo disipar) la relatoría posterior sería otra, de nota inevitablemente trágica. O quizá sí, y el gobierno mexicano, que parece no aprender de sus propias torpezas, “infló” esa campaña mediática e histérica de miedo para taponar un poco la propia estulticia exhibida, condenada públicamente y luego taimadamente retirada del aire del spot infame aquel de “ya chole con tus quejas” o por la indignación que a muchos ha causado la “sorpresiva” aparición en cartelera de un docudrama producido por uno de esos corifeos del gobierno y un director de telenovelas para apuntalar la versión oficial de lo que finalmente pasó en Ayotzinapa… Por lo pronto, el miedo como mecanismo de supervivencia funcionó y la gente que debió ser evacuada lo hizo sin oponer la resistencia que hemos visto otras veces. Ni hubo, salvo algunos incidentes, saqueos masivos a tiendas departamentales, como ya también hemos visto. Ojalá que nuestra rana proverbial nos siga obsequiando milagrosos pelos para el próximo cataclismo amenazador. Porque fue por eso, por un pelito de rana, que esta vez nos salvamos, y la temporada de huracanes no ha hecho más que comenzar •

Foto: Archivo La Jornada

E

PASO A RETIRARME

Ana García Bergua

CABEZALCUBO

Jorge Moch


........ ARTE Y PENSAMIENTO O

15

Jornada Semanal • Número 1078 • 1 de noviembre de 2015

Luis Tovar

Juan Domingo Argüelles

@luistovars

A Lucinda, con cariño

P

OETA POR ENCIMA DE todo, pero también promotor cultural, periodista, cronista, divulgador del teatro, traductor y hombre afable y generoso dispuesto siempre a abrazar las mejores causas, Hugo Gutiérrez Vega (1934-2015) murió en la víspera de cumplirse un año de la desaparición de los estudiantes de Ayotzinapa, ese crimen de Estado que el Estado trata de esconder con discursos.

En el último tramo de sus peregrina- cero” no es otra cosa que intolerancia, ciones, Hugo se fue a acompañar a la justamente ésa que impulsa los resortes abuela que hablaba con pájaros cre- de la represión y el crimen. En 1968, Hugo escribió: “No queda yéndolos ángeles. Con sus palabras, con sus versos, podemos decirle hoy: mucho por decir/ después de tanto dis“La muerte grande te besó en las meji- curso./ Los poetas tendrían que hablar/ llas/ y nosotros lloramos y reímos./ Está- con acciones silenciosas.” Luego añadió bamos contigo./ Tu memoria no se de- una posdata: “Iremos todos caminando por el aire./ Los sentados en el suelo,/ los tuvo nunca.” La certeza mayor del poeta fue saber del pasillo de los manicomios,/ los de la que “lo único que hace la poesía es can- puerta del quirófano,/ los que seguitar lo que a todos pertenece”. Y así cantó mos las carrozas fúnebres,/ los que cesiempre.“Me gusta la vida y me aterra la rramos los ojos de las amadas gentes,/ posibilidad de que la destruyan”, escri- los que amamos a la orilla del mar.” Sabinianamente y sabiamente, Hubió también, poéticamente, proféticamente, en un país donde la destrucción go se fue cantando la hermosa vida. Nos de la vida se ha vuelto moneda corriente, queda su poesía y su gesto noble y gecomo la retórica y la demagogia de los neroso, siempre dispuesto a ponerse políticos que ahora, más que nunca, an- del lado de más débil, del desvalido, del dan de la mano con los criminales y se condenado a perder que ganará con la pérdida. Pero es que Hugo fue eso: un tapan con la misma cobija. Luego de tantas peregrinaciones (las ganador que perdió todo. Prestó servidel deseo y las de la realidad), sentenció: cios al país como diplomático y no se “Me inquietan las jornadas submarinas./ hizo rico. Otros, en cambio, con menos Sé volar y lo hago raras veces./ Aquí paré que eso se hacen millonarios y se sacan mi tienda. Sólo espero/ esa fiesta noc- la lotería cada lunes. Vivió de su trabajo, turna. Me moriré/ cuando el placer ter- y trabajando hasta los últimos días, no mine.” Así fue: el placer terminó, justa- sólo en La Jornada Semanal, sino tammente en un tiempo, en un mundo y en bién en otras tareas del diario, aun con un país donde el placer de vivir cada vez las dificultades de su andar que lo hiciees más raro. Regresaron al poder los de ron un viejo más querido. Hugo supo que todos los días perdesiempre: a hacer lo de siempre. La antipoesía lo invade todo, y la muerte es mos algo, pero lo dijo con tal hondura cosa que ya no asombra a nadie; sobre que la pérdida se volvió fortaleza: aprentodo, la muerte que viene con el tufo de der a renunciar a aquello que nos deja, y quedarnos con su esencia: lo vivido. Por la podredumbre cómplice. En la poesía de Hugo están siempre ello escribió:“Agradezco las noches que las cosas pequeñas, las indefensas, las me han dado,/ me inclino en la mañana,/ causas perdidas, los paraísos devasta- y agradezco estos rayos de sol,/ pero sé dos, la vida de todos los días con sus ires que en la puerta/ algo se habrá perdido,/ y venires, los soles griegos, pero también ‘el esplendor tan encendido antaño’/ se las íntimas canciones y melodías, la nos- ocultará en la sombra,/ y aquel muro ya talgia, la defensa de la infancia, el gusto sólo será un muro.” A Hugo lo perdimos, ganándolo. de paladear cada palabra y cada instante, el amor que se parece mucho a la fe- “¡Viejo, qué gusto verte!”, decía, con ese licidad, y la alegría de abrir los ojos a un “viejo” (tratamiento entrañable) nos nuevo día. Citando a Camus, dijo: “En el hacía sentir niños a todos. Es uno de hombre hay más cosas dignas de com- nuestros mejores poetas, pero tampasión que de odio.” Más que piedad, lo bién uno de los más queridos, en un que le dio al mundo fue comprensión. tiempo donde los poetas casi no quieLa grosería, la estupidez, la maldita co- ren a nadie, pero desean todos que los sa que hoy los políticos llaman (llenán- quieran. En su caso, leerlo es quererlo. dose la boca) “tolerancia cero”, nada Afable y noble. Hugo casi sin ego. Adiós, tenía que ver con él, porque “tolerancia Hugo, hasta siempre •

C

OMO HA SIDO DESDE sus inicios, la decimotercera edición del Festival Internacional de Cine de Morelia (ficm13) –que al momento de ser escritas estas líneas va a la mitad, y que habrá concluido cuando sean leídas– es de nueva cuenta el escaparate más buscado por los cineastas mexicanos de cualquier género –es decir, largometrajes y cortometrajes tanto de ficción como documental–, así como la oportunidad más amplia para el público de tomarle el pulso a la cinematografía no sólo nacional sino, en este caso, también la proveniente de Europa sobre todo, vía Cannes, pero también de un Estados Unidos diríase off Hollywood, y en esta ocasión con la presencia abundante de cine del Reino Unido.

como dice el dicho: con estos bueYes...

cinéfilo contemporáneo, mayoritario y creciente, que asiste al cine y lo valora como si éste hubiera comenzado a existir en el preciso momento en que el espectador desavisado vio su primera película; o peor, como si a sabiendas de que no es verdad, puesto que el cine ya va cumpliendo doce décadas de vida, de todos modos le aplicara lo que una canción de José José le aplica al amor y creyera que “ya lo pasado pasado, no me interesa”. Función didáctica involuntaria la de este ficm 13, tanto más encomiable cuanto no emana de intenciones pedagógico-escolares sino del gusto grande por el cine y el deseo ídem de compartirlo.

No es que en ediciones anteriores haya faltado este componente, dada la constante inclusión de retrospectivas de autor o de alguna otra naturaleza, pero esta vez ha adquirido relevancia notable la programación de hitos fílmicos que sí ameritan ese nombre y que el cinéfilo de-a-deveras agradece. Entre otras auténticas joyas, han podido ser vistos en pantalla grande, entre varias más de otros géneros, 2001: una odisea del espacio y Blade Runner, es decir, los dos filmes cumbre de ciencia ficción de todos los tiempos. Se han exhibido también obras fundamentales del género de terror, mexicanas y extranjeras, como el Drácula, de Melford, de 1931; los Dos ...haY que arar monjes, de Bustillo Oro y El fantasma del La convivencia generacional arriba convento, de Fernando de Fuentes, am- mencionada, tanto en el sentido cinebas de 1934, así como la extraordinaria- matográfico como en el cronológico, mente lozana El esqueleto de la señora queda patente en el caso mexicano en Morales, lo mismo que cintas insoslaya- la cohabitación festivalera entre el vebles para una cultura cinematográfica terano Arturo Ripstein, de quien se exque se respete, verbigracia el Dr. Zhiva- hibió fuera de competencia La calle de la go, de Lean, la jipi-yonqui non plus ul- amargura –su cinta más reciente auntra sesentera More, ópera prima de que, al mismo tiempo, no la menos vieja, Barbet Schroeder, o el Espantapájaros de lo cual se hablará aquí en otra oporde Schatzberg, película poco recorda- tunidad–, y la treintena de cortometrada para mal no de ella, sino de quien jistas en competencia, así como, desde la desconozca –entre muchas otras luego, con el grueso de los realizadores virtudes, contiene un duelo actoral de de los largometrajes de ficción de la secmáxima altura entre un par de jóvenes ción México, igualmente en liza. llamados Al Pacino y Gene Hackman. Respecto de esta última sección, y a El resultado de este diseño progra- reserva también de ampliar las siguienmático, en el que un cine que muchos tes consideraciones de manera casuístiquieren hacer caber completo en el ca, debe mencionarse la clara disminudemasiado pequeño adjetivo “clásico” ción en el nivel de calidad de los largos tiene un espacio preponderante, es la en competencia, si son vistos en conjunconvivencia en el festival de varias ge- to. Si bien tampoco significa que hayan neraciones cinematográficas, desde los sido vistos trabajos notables en este fundacionales años treinta del siglo pa- sentido, no se habla aquí tanto de insado hasta el momento actual. El aspec- consistencias técnicas o chambonerías to más importante de que sea así es que de realización, sino de la tenaz presenla decisión de los programadores del cia de un cine que definitivamente ya dio ficm abona muchísimo a favor de algo de sí, a despecho de que sus hacedores siempre necesario, pero quizá hoy más no hayan acusado aún recibo, y que alguque en cualquier otro tiemnos hemos preferido denominar “cine po: la formación –y una de nuca contemplativa”, debido a caudisculpa por el término sas estrictamente literales, de las que academizante– de cierto se hablará aquí en la siguiente entrega • (Continuará.)

CINEXCUSAS

Morelia 13 (i de ii)

JORNADA DE POESÍA

Adiós, Hugo, hasta siempre


orgullo universitario, es uno de los últimos esPacios

ENSAYO

H

ay quienes creen que son terrenos baldíos de Ciudad Universitaria, sin imaginarse que forman parte de uno de los últimos espacios del sur del Distrito Federal que conservan la flora y fauna original. Las especies sobrevivieron a la erupción del Xitle –ocurrida en el siglo cuatro de nuestra era–, cuya lava cubrió 80 kilómetros cuadrados de Cuicuilco. Gravitando inseguros –como diría Francisco Neumann–, el helecho, el palo loco y las plantas herbáceas se afianzaron a la roca volcánica para crecer, semejando una coreografía asimétrica o la composición Número 5, de Jackson Pollock, mientras la rana Eleutherodactylus grandis, el tlacuache y la zorra gris, se reprodujeron entre la aspereza y el cuasi silencio. Dividida en tres partes –núcleos poniente, oriente y sur oriente– y partida por la avenida de los Insurgentes, la Reserva Ecológica del Pedregal de San Ángel ( repsa), además de ser un relicto (espacio sobreviviente de fenómenos naturales) en donde conviven más de mil 800 especies, como una esponja absorbe agua de lluvia que ayuda a abastecer el manto freático de la ciudad. Entre las brechas –en donde a veces se observan los restos del cambio de piel de una serpiente cascabel–, y las cuevas-casa de murciélagos, “todavía se respira aire puro”, asegura el doctor Luis Zambrano, secretario ejecutivo de la reserva. Aun con esas características, los especialistas responsables de este espacio de 237 hectáreas, a diario lidian batallas por defender lo que no deberían defender, sino simplemente cuidar y mantener.

Un puente para tlacuaches y cacomixtles La invasión de especies exóticas (no nativas), se ha convertido en un grave contratiempo. Mientras el biólogo Guillermo Gil me muestra una trampa-jaula para perros colocada dentro del núcleo sur oriente, subraya: “Desde hace tres años estamos controlando a los perros que entran acompañando a indigentes, y a los ferales, aquellos que nacen y crecen entre manadas, debido a que sus dueños los abandonan. Andan en jaurías, son listos y acaban con las especies nativas. “La gente también abandona gatos, búhos, tuca-

en el df que conservan su flora Y fauna original

4 de octubre de 2015 • Número 1074 • Jornada Semanal

La reserva ecológica del Pedregal de la unam Norma Ávila Jiménez

nes y boas, entre otros animales. Cuando los hemos encontrado vivos, están enfermos porque no es su ambiente.” Guillermo Gil, quien aprendió a saltar el enrejado para entrar inmediatamente a la reserva a sacar indigentes, drogadictos y estudiantes, continuamente es solicitado para rescatar fauna nativa enredada entre las concertinas (espirales de púas), escondida entre los ductos y plafones de las oficinas, o atropellada. “Dentro de Ciudad Universitaria, a diario circulan 70 mil vehículos y los conductores no respetan el límite de velocidad, de 40 kilómetros por hora –asegura Luis Zambrano. Si lo respetaran, se evitarían atropellamientos de animales, les daría tiempo de atravesar. Se salen de la reserva en busca de comida y espacio, porque no conocen límites y la unam está construida sobre su hábitat; nosotros los estamos invadiendo, no al revés, y poca gente es consciente de eso.” Eso último recuerda lo que subrayaba el filósofo Friedrich von Schelling (1775-1854): el espíritu consciente del hombre es el espíritu de la naturaleza que se contempla a sí mismo. Naturaleza y hombre son lo mismo, aunque muchos traten de negarlo. Entre las acciones para proteger a la fauna, desde hace tres años ya se observan letreros que anuncian su tránsito entre los circuitos universitarios, y uno de los proyectos es la construcción de un puente que atraviese Insurgentes, sin caseta y exclusivo para tlacuaches, cacomixtles y plantas. El arquitecto de paisaje de la repsa , Pedro Camarena, apunta que esa idea se tomó de Canadá, “en donde se han construido corredores sobre una

carretera para permitir el libre flujo de la fauna y flora. Han tenido cuidado y respeto por la naturaleza dentro de sus límites geográficos.” Otra invasión a este espacio que se conecta con el Bosque de Tlalpan, el Ajusco y Xochimilco, es la del pasto africano o kikuyo, usado generalmente en los jardines artificiales y plantado en algunas zonas de amortiguamiento (áreas inmediatas a la reserva para minimizar los cambios abruptos de área) de la repsa . Está ganando terreno y desplazando a la dahlia, flor del tigre, la begonia carne de doncella y a las plantas orejas de burro y mala mujer, entre otras de nombres inolvidables. Para minimizar el efecto de ese desplazamiento, el arquitecto Camarena subraya: “Una de la ideas es que los jardines de las dependencias universitarias estén basados en la vegetación de la reserva, aunque a mucha gente le disgustaría, por ser plantas que crecen con cierto desorden y están acostumbrados a las rosas. Sin embargo, esta vegetación ayudaría a generar corredores biológicos por todo el campus, con lo que se lograría un mejor control y manejo de las especies.”

Edificios y más edificios Los incendios –provocados, en un noventa por ciento– y las construcciones son otros problemas que ahogan a la reserva. “Es importante el desarrollo desmedido que ha tenido la universidad y casi nadie lo ve –enfatiza Guillermo Gil. En diez años se construyeron cuarenta edificios, mientras que en los últimos dos años se han levantado veinte. En la unam no se hace evaluación de impacto ambiental, y aunque se hiciera y saliera en contra, autorizarían la construcción.” “Aun con esos problemas, el trabajo en la repsa cada día es más esperanzador: muchos se están dando cuenta de su importancia y ya hay más gente que la protege. La reserva es un orgullo universitario, las especies también son pumas”, enfatiza Luis Zambrano. Caspar David Friedrich (1774-1840), veía con su “ojo interior” lo que es la naturaleza para después fundirla con el paisaje exterior y estructurar, con su pincel, la comunión ser humanofauna-flora. Ojalá y esa trinidad se vuelva un eco constante dentro del espíritu universitario • Fotos: conabio.inaturalist.org

16


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.