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FERNANDO PESSOA:

Con tres novelas y un cuentario previo en su haber –Los diablos de Teresa–, además de su labor cotidiana en la prensa escrita, la narradora y periodista Gabriela Fonseca, con discreción, constancia y buena pluma, bien podría o, mejor dicho, debería ser considerada entre las literatas mexicanas contemporáneas vivas más interesantes. Que así no suceda, por infortunio, no se debe a la calidad de su escritura sino a las sempiternas distorsiones de un medio, el literario, que desde hace lustros que son décadas permanece virtualmente secuestrado por un puñado de nombres que se quieren a sí mismos como los únicos valiosos o atendibles, y que no por casualidad suelen publicar sus cosas bajo el sello y amparo de editoriales cuya “grandeza” no tiene que ver con su catálogo sino con su capacidad mediática y promocional. Quien haya tenido la fortuna de leer el citado libro de relatos Los diablos…, o las novelas Peso muerto, Secretos del mar y, particularmente, La pasión de Trista, sabe bien que la nacida en Ciudad de México en 1966 no le pide nada, narrativamente hablando, a ningún autor coetáneo, mujer u hombre –y vaya la especificación genérica para quienes todavía recurren a la antigualla misógina según la cual “conviene” abordar de diferente modo lo que escribe cada cual según su sexo–, y mucho menos, en este caso particular, a quienes decantan su obra por las rutas de la literatura fantástica, que por ahí transitan los ocho cuentos reunidos en Piel de centauro y muerte Fantástica, efectivamente, pero más que eso, pues Fonseca no se ha limitado a cumplir uno por uno los atributos exigibles en el género, tales como una atmósfera que transite de lo real a lo irreal pero de manera por completo verosímil, así como personajes de apariencia “normal” súbita e inesperadamente trocados en seres ya fabulosos, ya etéreos, ya fantasmales, ya mágicos. Los seres que pueblan este libro son así; el ambiente en el que transcurren sus historias son así, pero la autora supo dotar su escritura de un par de elementos si no ausentes en el género, sí atípicos en él: una ironía finísima, LA MULTITUD DE UN

Solo Hombre

Artes visuales / Germaine Gómez Haro

Arte y feminismo en reflexiones ilustradas

Hay una historia que no está en la historia y que sólo se puede rescatar aguzando el oído y escuchando el susurro de las mujeres.

Rosa Montero

EL ARTE DE la ilustración potencia el significado de una lectura cuando se consigue una afortunada simbiosis entre texto e imagen. Dos publicaciones en torno al feminismo bellamente ilustradas son un claro ejemplo. El libro Feminist Art. Mujeres que revolucionaron el arte, recién aparecido en su versión en español bajo el sello de Editorial Liana, es un interesante trabajo colaborativo de la profesora y escritora Valentina Grande y la ilustradora especialista en cómic Eva Rossetti. La publicación presenta a tres artistas visuales y un colectivo que marcaron el arte feminista de los años sesenta a ochenta en Estados Unidos: Judy Chicago, Faith Ringgold, Ana Mendieta y el provocador grupo conocido como las Guerrilla Girls. Con respecto al Feminist Art, escribe Valentina Grande: “El arte feminista no es el arte realizado por mujeres, no es un movimiento que se caracteriza por ciertas elecciones técnicas o por adoptar formas innovadoras, es más un movimiento artístico y político en el que las artistas son activistas que reivindican los derechos de las mujeres y que usan el arte como una herramienta de lucha.” Bajo este tenor, vemos y leemos en los textos de Grande y en las ilustra- ciones de Rossetti cuatro episodios biográficos y los monólogos interiores de las protagonistas que desde sus muy personales reflexiones existenciales representan a todas las mujeres que han sido olvidadas e invisibilizadas. Sus luchas, expresa Grande, “denuncian las injusticias en el mundo del arte perpetradas no sólo hacia las mujeres, sino también hacia las personas negras, gais, lesbianas, trans y todas las que están oprimidas por un poder basado en un privilegio patriarcal”. Los episodios plasmados, siguiendo el estilo de la historieta popular o cómic, ofrecen al lector una visión a un tiempo aguda y amena de hechos paradigmáticos que cambiaron el devenir del arte de la segunda mitad del siglo XX.

Mujeres en el arte. 50 intrépidas creadoras que inspiraron al mundo es una edición de Nordicacómic/Capitán Swing de la escritora e ilustradora estadunidense Rachel Ignotofsky, quien también ha recopilado en otros volúmenes historias de mujeres que han destacado en la ciencia y en el deporte, ámbitos en los que la presencia femenina ha resultado asimismo invisibilizada. Aquí la autora compila una breve biografía de cada integrante –artistas visuales, arquitectas, compositoras, diseñadoras, fotógrafas, cineastas, arquitectas– y las presenta rodeadas de sus principales obras en ilustraciones frescas y desenfadadas en un estilo naif atractivo y de fácil lectura visual. Ignotofsky nos muestra a mujeres famosas desde la Antigüedad hasta figuras contemporáneas, cuyos nombres son para muchos desconocidos, como la diseñadora gráfica Paula Scher, autora del logo de Windows y de otras compañías mundiales, o la compositora trans Wendy Carlos, inventora del sintetizador sensible al tacto que revolucionó la música electrónica. Se incluyen dos mexicanas: Frida Kahlo y Lola Álvarez Bravo. Dentro de las artes no sólo destaca a artistas plásticas reconocidas, sino que incluye a creadoras del medio textil tradicional, a una ceramista nativa de la cultura hopi, y las primeras artistas y luchadoras sociales afroamericanas. La autora subraya que la inclusión de estas últimas obedece a su interés por destacar la doble discriminación que significa, además de ser mujer, ser indígena o negra. Se trata de un buen ejercicio de recopilación de mujeres notables a lo largo de casi mil años de creatividad femenina, desde la poeta y pintora china Guan Daosheng (1262-1319) hasta la multicelebrada escultora, diseñadora y arquitecta estadunidense Maya Lin, nacida en 1959. Dos libros para aplaudir, celebrar la aportación femenina a la cultura y a la sociedad de todos los tiempos l

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