■ Suplemento Cultural de La Jornada ■ Domingo 13 de septiembre de 2015 ■ Núm. 1071 ■ Directora General: Carmen Lira Saade ■ Director Fundador: Carlos Payán Velver
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El Haití preelectoral y los derechos humanos, entrevista con e Vel F anFan El Puma y su presa celeste,
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Poemas de H ermann b ellinGHausen y r icardo V eneGas
13 de septiembre de 2015 • Número 1071 • Jornada Semanal
BAZAR DE ASOMBROS CRUCE DE CAMINOS
El 17 de septiembre de 1915 nació, en Algeciras, España, el filósofo, ensayista y catedrático Adolfo Sánchez Vázquez, uno de los intelectuales que el exilio republicano español de 1939 hizo avecindar en México. La influencia del pensamiento del autor de La filosofía de la praxis, Estética y marxismo, A tiempo y destiempo y muchos otros títulos, sigue haciéndose presente en el trabajo académico universitario, así como en los fundamentos teóricos de filósofos, economistas, politólogos y miembros de otras especialidades. Con la semblanza del maestro Sánchez Vázquez a cargo de Gabriel Vargas Lozano recordamos al gran pensador hispanomexicano, cuya importancia crece en estos tiempos en los que negar la propia ideología y satanizar la ajena es moda, a pesar de lo pernicioso que resulta para la vida pública. Publicamos además una entrevista con el abogado y defensor de los derechos humanos haitiano Evel Fanfan, sendos poemas de Hermann Bellinghausen y Ricardo Venegas, así como un texto de Anitzel Díaz sobre arte, y otro de Norma Ávila sobre ciencia.
Comentarios y opiniones: jsemanal@jornada.com.mx
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0 10 Portada: Crítico del pragmatismo Foto de Carlos Cisneros. Diseño de Marga Peña
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l autor de El camino del Tao, el doctor Gerard Guasch, ha recorrido muchos caminos de la ciencia y del espíritu. Escribió una inteligente y entrañable biografía de Wilhelm Reich y varios volúmenes sobre el cuerpo humano, la sexualidad y la urgencia de alcanzar una auténtica liberación. Ha realizado en México una valiosa tarea de divulgación del pensamiento de Reich y en Francia ha publicado una serie de libros en los que personajes como Arséne Lupin y Tintin se tienden en el diván de un psicoanalista que, sobre todas las virtudes, cultiva la del buen humor y practica la ironía. Quiero hablar de nuestro autor, no sólo como terapeuta sabio y generoso, sino fundamentalmente como escritor y estudioso divulgador del pensamiento taoísta. Advierto, antes de seguir adelante, que cultiva además la poesía, y que muchas de sus ideas y de sus emociones beben en las aguas milagrosas del río iluminado de Rimbaud. Escribir sobre la felicidad es un compromiso serio y delicado, pues el tema ha sido tratado por las religiones, la ciencia, el derecho, la filosofía y la poesía de todos los rumbos y de todas las épocas. Su seriedad y su delicadeza vienen de su estrecha ligazón con la vida misma y con nuestro destino en el tiempo y en el espacio. Por esta razón, Elias Canetti afirmaba que “todo se nos puede perdonar menos no haber sido felices”. Esta comprometida frase lleva dentro un mundo hecho de buenas intenciones, de fracasos y de obligaciones para con la sinceridad. Rubén Darío, el gran poeta modernista, decía en uno de sus poemas de mayor compromiso vital: “Si hay un alma sincera, ésa es la mía.” Gerard nos dice que la felicidad no es la misma para todos, pero lo que sí debe ser igual es su búsqueda y el respeto por la que puedan alcanzar los demás. Es claro que tiene un aspecto común para todos los miembros de nuestro grupo zoológico y es el de ser, de acuerdo con el pensamiento de Aristóteles, “una meta, un objetivo vital y el sentido de la mayor parte de las actividades humanas”. Por eso nuestro autor recorre un largo camino antes de llegar a su tema principal, que es el de la noción que proviene del Tao-Te-King, el pequeño e inmenso libro de Lao-Tsé y sus alumnos principales Choang-Tsé y Li-Tsé. Gerard partió de esta tradición para ilustrar el largo camino de la noción de felicidad en otros ámbitos y en otras voces. Al terminar su análisis regresa al Tao y dedica toda su atención a la sabiduría vital que se desprende de ese pensamiento y de esa actitud moral. Nos recuerda que Platón y la onu concuerdan con la idea de que la felicidad nace en el corazón de cada uno de los seres humanos. Para Montesquieu, el mejor gobierno es aquel que aporta al cuerpo social el mayor grado de felicidad. El doctor Guasch observa que el derecho tiene mucho que decir sobre el tema y recuerda que la Declaración de Independencia de Estados Unidos de América habla de la igualdad entre los seres humanos y de su derecho a la
Hugo Gutiérrez Vega búsqueda de la felicidad. La misma idea aparece en la Declaración de los Derechos de Hombre y del Ciudadano, y Saint-Just afirma que la Revolución debe luchar para que se alcance la perfecta felicidad humana. Por su parte, el inteligentísimo Voltaire decía que había decidido ser feliz porque esto es bueno para la salud. El libro recoge opiniones y encuestas sobre el tema, y habla de los países más felices: Dinamarca, Islandia, Finlandia; de la que proviene de la buena salud y se ha liberado de su enemigo principal, la depresión; de la que se desprende de un trabajo interesante y bien pagado, de las vacaciones en una hermosa playa, del éxito en los trabajos, del ahorro, de la seguridad y de la que brota de aquello que consideramos inútil. El joven pensador italiano Fabrizio Andreella afirma que en esta época de crisis debemos evitar que la economía se nos imponga como la principal experiencia vital. Para lograrlo, hay que insistir en la belleza de lo inútil, que es fundamental para la vida. Lo encontramos en una puesta del sol, la sonrisa de un niño, una noche estrellada, un viaje a ninguna parte en los placeres de ocio y de la creación artística. Esto vale hasta para un ministro de Hacienda. Gerard Guasch, traductor de Omar Khayyam y estudioso de los poetas sufíes, busca otras formas de felicidad y, poco a poco, nos va llevando hacia el camino del Tao. No quiere, para nuestra fortuna, llegar a conclusiones enfáticas o dar recetas infalibles, pues sabe que a través de la meditación el seguidor del Tao llegará tarde o temprano a esa luz que ilumina el camino y que nace de nosotros mismos. Para llegar a ese camino nos propone una serie de acciones físicas capaces de propiciar una meditación más profunda que debe abarcar todos nuestros órganos. Este método ayuda a la liberación de lo que podemos llamar “la hormona de la felicidad”. No es necesario insistir en que estas disciplinas físicas nos llevan al camino de la plenitud que busca el Tao y que proviene de nuestro propio ser. El escritor inglés Chesterton nos habla de un hombre que quiso buscar un lugar que le permitiera llegar a esa plenitud espiritual. Recorrió el mundo entero y viajó sin parar hasta que una mañana vio a lo lejos una isla y supo que era la que buscaba. Al llegar se dio cuenta de que era la misma de la que había partido. Termino con este ejemplo de la sabiduría occidental que se une a la idea expresada en el capitulo 67 del Tao-Te-King: Tengo tres tesoros que yo guardo y venero: El primero es el amor, el segundo la moderación y el tercero es la humildad
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VOZ INTERROGADA
El Haití preelectoral y los derechos humanos
Personas acampadas delante de los escombros del Palacio de Gobierno de Haití, destruido por el terremoto. Fuente: commons.wikimedia.org/ CC BY 3.0 BR
entrevista con Evel Fanfan Fabrizio Lorusso y Romina Vinci Evel Fanfan es un abogado de cuarenta años, director de Aumohd (Asociación de Unidades Motivadas por un Haití de Derechos), defensor de los derechos humanos y laborales. Por su labor, Evel vive bajo amenaza y está protegido por las autoridades; su esposa tuvo que refugiarse en Estados Unidos. Colaboramos con él desde 2010, año del terremoto que arrojó 250 mil víctimas. Para nuestro libro La fame di Haiti (end, Aosta, 2015), lo entrevistamos sobre la situación actual, en vísperas de las elecciones presidenciales de octubre. En 2015 la coyuntura del país más pobre de las Américas fue marcada por tres hechos importantes. El jaque parlamentario, que se arrastraba desde 2014, por lo que el presidente Michel Martelly ha estado gobernando por decreto debido a la imposibilidad de celebrar comicios y renovar el Congreso, se destrabó en agosto pues se votó en primera vuelta para 119 diputados y veinte senadores. Segundo, en 2014 se frenó la expansión del cólera, imparable desde 2010, y que hasta el 25 de julio de este año muestra un recrudecimiento con 171 muertes y 20 mil 43 infecciones. Finalmente, el conflicto con República Dominicana, determinado por una decisión de la Suprema Corte de ese país que quita retroactivamente la ciudadanía a miles de descendientes de extranjeros, y ha provocado la deportación forzada de cientos de haitianos, con repetidas violaciones a derechos humanos, y una crisis diplomática entre Puerto Príncipe y Santo Domingo, además de condenas de la comunidad internacional y fundadas acusaciones de racismo.
EVEL FANFAN DIRIGE LA ASOCIACIÓN DE UNIDADES MOTIVADAS POR UN HAITÍ DE DERECHOS. EL PRÓXIMO MES DE OCTUBRE SE CELEBRAN ELECCIONES PRESIDENCIALES EN EL PAÍS CARIBEÑO.
-¿C
uál es la situación actual de Haití? –El terremoto del 12 de enero de 2010 destruyó buena parte del territorio. Diría que la situación no ha cambiado realmente. Es como si para algunos el sismo acabara de pasar, como si hubiese ocurrido sólo hace un año. En el país, pese a la generosidad de los ciudadanos y las organizaciones de todo el mundo, el cambio no es apreciable. Dependemos todavía de las ayudas humanitarias, aún hay escombros a la vista y hospitales, escuelas, instituciones públicas que esperan ser reconstruidas. Miles de personas siguen viviendo en pésimas condiciones sanitarias, ambientales y de seguridad. La nueva ciudad-miseria de Canaan es un ejemplo concreto de lo que digo. –¿Qué pasó con la reconstrucción y el dinero internacional? –Lo que pasa es que el dinero para las víctimas, reunido por personas solidarias y la comunidad internacional, ha sido orientado en beneficio de los mismos gerentes de la comunidad internacional. El 13 de octubre de 2014, al expresidente de eu , Bill Clinton, y al exprimer ministro haitiano, Jean Max Bellerive, copresidente de la Comisión Interina para la Reconstrucción de Haití (CirH), se les pidió que publicaran los informes de su gestión de los fondos recolectados y ejercidos por la Comisión durante dieciocho meses de administración, pero todavía en 2015 la gente sigue esperando una rendición de cuentas. –¿Continúa la emergencia del cólera? –El cólera fue introducido en Haití por la misión Minustah de la onu , a través del batallón nepalés, cuyas heces contaminaron por negligencia las aguas del río más largo del país. La epidemia ha ocasionado más de 8 mil 500 víctimas y 700 mil contagios, y las Naciones Unidas siempre han rechazado reconocer oficialmente su responsabilidad. –A raíz de la “suspensión” del Parlamento en enero y por ser año electoral, hubo muchas marchas, protestas y presos políticos. ¿Qué ha hecho Aumohd? –Durante el mandato de Martelly, muchos ciudadanos han sido detenidos por sus convicciones políticas. Por ejemplo, está el caso de los hermanos Josué y Eneld Florestal, emblemático de las violaciones a los derechos humanos. El 1 de mayo de 2014 fueron arresta-
dos doce activistas políticos y echados a la cárcel. Aumohd y su equipo de abogados intervinieron para defender a los presos ante el fiscal. El 20 de mayo seis de ellos fueron liberados, los demás salieron el 6 de junio por falta de pruebas. El 18 de octubre, dieciocho activistas que participaban en una manifestación pacífica fueron atacados, humillados y apresados por un grupo de individuos con el uniforme de la policía nacional, sin ninguna orden de aprehensión ni evidencia de flagrancia, sólo por ser militantes. El 26 de octubre dos líderes políticos, Rony Thimoté y Biron Spiritually, fueron detenidos, igualmente sin flagrancia de algún crimen, durante una protesta que habían organizado para pedir respeto a la Constitución y el regreso de la vida democrática en Haití. Desde el encarcelamiento de los dieciocho, hemos trabajado por ellos de distintas maneras, actuando en todas las instancias judiciales y logrando su liberación en noviembre de 2014, aunque aún estamos siguiendo el caso de Thimoté y Spiritually. –¿El expresidente, expulsado dos veces por golpes de Estado y ahora de nuevo en el país, Jean Bertrand Aristide, juega todavía un papel en el partido que fundó, el Lavalas, y en las protestas? –Sí, el partido del expresidente tiene un papel importante dentro de los movimientos de protesta y en las calles. Hay cuatro grupos que están reactivando la protesta popular: Pitit Desalinn, Fanmi Lavalas, moPod y monoP Platfom. –¿Cuáles son las perspectivas para Haití en los próximos meses? –En este “estado de emergencia haitiano”, en la segunda parte de 2015 tienen que realizarse elecciones. Mi esperanza es que sean libres y democráticas, para renovar a la clase política y hacer que el país vuelva a una situación normal, según la Constitución. Ojalá que esto se dé sin interferencias ni imposiciones por parte de la comunidad internacional, como fue el caso de la elección del actual mandatario. Aumohd debe seguir desarrollando una gran labor de promoción de los derechos y la dignidad de las personas. Mientras contesto estas preguntas, encaramos desafíos económicos para seguir adelante, por lo que, agradeciendo de antemano, debo lanzar una petición de ayuda para continuar nuestras actividades
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(Contacto: presidentaumohd@yahoo.fr). Solidaridad de dominicanos en recuerdo del terremoto que afectó al país caribeño el 12 de enero de 2010. Foto: sotojose2004. Fuente: www.flickr.com/ CC BY 2.0
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Dos Poetas Toda la noche soñé contigo
Bitácora para Cuauhnáhuac
Hermann Bellinghausen
Ricardo Venegas
Toda la noche soñé contigo
Se oyen los cuacos de la otra tierra
Como adolescentes
cruzando la Plazuela
frugal y descarado. besándose duro
metidos en un aprieto
cruzando el empedrado de las calles, como una procesión de trashumantes heridos de la noche.
de aquellos que aprietan
Sigue hospedado Alfonso Reyes en una habitación del Bella Vista
que nos ganaba la pena
en su premonición del griego antiguo,
pero tan sonrisa y risa pero poco, más bien
y escribe Homero en Cuernavaca mientras deambula lanza los versos del viajero y la Visión de Anáhuac,
el gusto enloquecido
escala Lowry en el volcán y en sus andanzas,
diminutos invisibles
a la memoria de los ancestros,
y la gana de ser
apretados uno al otro
en la entera extensión de nuestros labios uno por uno dos
cuatro por cuatro a todo embrujo
en esta cruz nos embriagamos hasta perder el juicio brinda en El Farolito,
bebe una turba de lenguajes
y en un dibujo de Montenegro deambula la Llorona, “todo será posible menos llamarse Carlos”, escribe Pellicer en La Parroquia.
lunáticos y, repito,
En el Casino de la Selva
y tú conmigo,
la ópera perpetua,
apretaditos, yo contigo dándole duro a lo más suave que
hay en el mundo.
los murmullos de bardos y bohemios, murales de la raza cósmica,
giros de la ruleta en el pincel, musas del bronce espiritual.
Es el Cantar de los Cantares en alcobas, huellas tatuadas como flores,
Ricardo Garibay conversa con los muertos en medio del oleaje de una voz
donde la Sulamita corta el tiempo. En su bitácora terrestre
Humboldt escucha la primavera eterna,
–eterna balacera, gritan las ánimas de los esteros,
pasan los trenes de la Estación –que ya es desierto de las almas– con una carga de nostalgia por un reloj que ya no marca las horas de las horas,
entran los pasajeros en diligencias que al abordar se desvanecen, suben airados por el polvo de alguna sed que avanza.
13 de septiembre de 2015 • Número 1071 • Jornada Semanal
Foto de la página web de la Fundación Barnes, ejemplo de cómo se colocan las obras en las galerías
LacolecciónBarnes
ESTÁ VALORADA ACTUALMENTE EN MÁS DE 80 MIL MILLONES DE DÓLARES. CUENTA CON OBRAS DE RUBENS, EL GRECO, TIZIANO, Y GOYA, ENTRE MUCHOS OTROS.
Anitzel Díaz Vivir y estudiar entre grandes pinturas ofrece mayor interés, variedad y satisfacción que ningún otro placer conocido por el hombre. Albert C. Barnes
E
ntrar a las salas del nuevo edificio donde está hospedada la colección Barnes trae a la memoria las exposiciones victorianas de La Real Academia de Artes de Londres, donde se exhibían pinturas de piso a techo, ni un centímetro libre. Pintura y arte decorativo adornan cada sala: muebles, vasijas, monedas, herrería, aldabas; la cantidad de piezas de Renoir es abrumadora. No hay descanso para la vista. Llama la atención sobretodo la museografía, o la inexistencia de tal, las obras están colgadas como Barnes las dejó. Se puede creer que es un capricho, el mismo Barnes nunca explicó su orden; las pinturas generalmente están intercaladas con diversas piezas de metal, que de alguna manera dan aire a las paredes. La colección está valorada actualmente en más de 80 mil millones de dólares. Es una de las más amplias colecciones de pintura moderna francesa, además de contar con piezas de maestros tales como Rubens, El Greco, Tiziano, y Goya, entre muchos otros. El coleccionista dejó por escrito que cada pieza debía permanecer en la posición que él las dejó; así el espectador se encuentra a un Modigliani junto a un Renoir que su vez está junto a un Rousseau. Una posible explicación del orden es que al mismo Barnes le gustaba cómo la composición y el color de cada pieza dialogaba con la otra. También fue su deseo expreso que no hubiera ningún tipo de rótulos. Albert Coombs Barnes, doctor en farmacia, forjó su fortuna con la creación de un medicamento: el Argyrol, utilizado inicialmente en el tratamiento de la gonorrea
y la prevención de ceguera infantil causada por la gonorrea. Vendió su compañía unos meses antes de la depresión económica de 1929. El doctor Barnes fue una figura controversial y excéntrica, le gustaba decir lo que pensaba, en especial detestaba a la clase alta y snob estadunidense. Aunque el concepto que se tiene de él depende de qué periódico se leyera en la época. Muchos lo ponderaban como una especie de Robin Hood, otros como un egomaníaco insoportable. La realidad es que procedía de una familia pobre, logró realizar sus estudios en farmacéutica gracias a una beca, pagando sus gastos de manutención como jugador de beisbol semiprofesional. William Glackens, pintor y amigo de Barnes, lo introduce en el mundo del arte y es él quien adquiere las primeras piezas de la colección: treinta y tres óleos y obras sobre papel, entre ellas: El cartero (Joseph-Etienne Roulin) (1889), de Vincent van Gogh, y Joven mujer portando un cigarro (1901), de Pablo Picasso. Glackens y Barnes eran amigos de la infancia, se conocieron en 1885 mientras cursaban bachillerato. En 1912 Barnes le pidió a Glackens que vaya a París con 20 mil dólares para que comparara “algunas pinturas buenas de arte moderno”. Glackens regresa con las treinta y tres piezas. Glackens estaba fascinado con la vida moderna, en particular el vaudeville, las mujeres y la moda. Fue uno de los mejores periodistas culturales de su época, muy buscado por los periódicos de Filadelfia y Nueva York, además de un intenso observador urbano. Quizá de estas características deriva el sello tan particular de la colección que ayudó a conformar a su amigo; además de sus propias obras, donde encontramos afinidades con artistas franceses como Matisse y Bonnard. A pesar de que Barnes, en un principio, no entendió la obra que su amigo adquirió para él, pronto supo apreciar su valor tanto estético como comercial. Comenzó a
viajar a París y a codearse con importantes coleccionistas como la misma Gertrude Stein, y artistas como Modigliani o Soutine. Incluso fue Barnes quien descubrió a Soutine y lo ayudó cuando el artista no tenía suficiente para comer. Cuando vio una pintura de Soutine en un café, la compró y buscó al artista. Lo encontró en una buhardilla donde tenía cincuenta y dos de sus obras. Barnes se las compró todas en aproximadamente 30 dólares cada una. Dos años después las mejores obras de Soutine se vendían por un precio entre 2 y 3 mil dólares. Muchas de las obras de la colección fueron adquiridas de manera parecida. El primer Picasso de Barnes lo adquirió por 20 dólares; su primer Matisse por 50. Ambas pinturas estaban valuadas en más de 20 mil en 1951. Encontró un Rousseau abandonado en una joyería y pagó sólo 10 dólares por él. Así, durante años el farmacéutico y coleccionista logró adquirir 4 mil 323 objetos, de los cuales mil 55 son pinturas y obras sobre papel. En 1922 creó la Fundación Barnes dentro de su propia mansión en Lower Merion, un suburbio de Filadelfia “para fomentar el avance en la educación y el amor a las Bellas Artes”. A Barnes no le gustaba prestar piezas de su colección para otros museos, lo que hizo que fuera calificado de intransigente. Después de su muerte, la Fundación ha continuado con su objetivo pedagógico. (Desarrolló cursos de aprendizaje, vigentes hoy en día, que conducen a que los estudiantes “vean” las pinturas, como luz, línea, color y espacio) hasta la década de los noventa cuando la fundación estuvo a punto de declararse en quiebra. Actualmente y después de más de diez años de querellas legales –la historia completa se puede ver en el documental de 2009, The Art of Steal (El arte de robar)– la Fundación se mudó al centro de Filadelfia, a un edificio diseñado por los arquitectos Tod Williams y Billie Tsien
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Animalia Gustavo Ogarrio
ANFIBIO
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stoy listo para volver al agua azulosa como fina lámina de acero, para que mi cuerpo lo levante la marea del olvido, para alojarme en algún hueco de mar hecho de un puro transcurrir ahogado y recomenzar la herida desde el silencio. Estoy a tiempo para que en mi memoria se dejen de filtrar mi nacimiento sin estrellas, la duda metódica de los que están ciegos de contar la misma historia, el misterio de los besos contra la muerte. Tengo mi espalda metafísica llena de promesas que esperan el crimen perfecto. Tengo mis brazos anfibios paralizados en un abrazo que no deja de ocurrir en cierta madrugada en la que escapé de una vida por los tejados y fui testigo del éxtasis solar de un amanecer en precipicio. Estoy listo para que en mí se vuelvan a derrumbar todos los seres y las cosas. Para hacerme de los peores oficios y limpiar con cuidado lámparas de hojalata y salir en la noche a matar cocodrilos; para levantar anclas y partir en medio de la tormenta matutina y desafiar los puertos en los que se trafica con el alma de los hombres; para mirar la foto de ella y no volver a sentir su rostro como un graznido de niña asustada que sonríe ante el ataque de su propio laberinto, para dejarla morir en la mañana tibia bajo la destreza vil del destino y de los árboles. ¡Ay, si yo tuviera un piano para hacer vibrar de nuevo a la Humanidad! ¡Si lo de hoy no fuera la repetición de tantos adioses, de tantas pasiones descompuestas, arrodilladas ante los ojos de agosto! ¡Ay, si yo no fuera este ritual de agonía disfrazado de canciones recién aprendidas que nunca borran los caminos! Estoy harto de los prodigios que se necesitan para llegar a la secreción de la ternura y de estos cuervos que me vigilan para que mis palabras finalicen, incurables ya en el filo de la vida y de la muerte.
ZAPPA para Camila
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uizá simplemente nos enseñaste que un perro melancólico como tú era también ese hueco de belleza que como herida de manicomio llevan los seres humanos en su triste palpitar de sombras. Un hueco, Zappa, un hueco de hermosos belfos húmedos, el hueco de tu pelambre color miel y de esa danza de murciélagos amables y magníficos en tu pecho. Un hueco como aquella tarde en que el rottwailer rompió su cadena de taller mecánico para perseguirte y buscar con el hocico siniestro los testículos de tu edad de cachorro. Herido y sitiado en la extensión de tu miedo de perro solar y veloz, temblando en el hueco de la noche, te recogimos extraviado para llevarte a la cama de la veterinaria; te cosieron las partes blandas mientras nos mirabas, asustado y vivo, desesperadamente vivo. Yo estoy seguro que desde tu silencio celeste nos decías: “Todos estamos vivos, tremendamente vivos y heridos, y ahora somos uno mismo en esta certidumbre atroz de vida que deja el aviso de la muerte.” ¡Ay, Zappa, yo también decidí en ese momento, con toda la devoción de este hueco de animal incompleto que todavía soy, que serás tú el que me ayudará a cruzar hacia el país cárdeno de la muerte! Francesco Zappa: sin religión, de colmillos casi de marfil, alabado por las masas de amigos que venían a verte y que olfateabas para averiguar los presagios de la vida; perro de luz enfebrecido por la calle inhabitable, domesticado por el jagüey que atravesabas a nado libre al pie de los cerros; me hubiera gustado que me gruñeras al oído: “soy un perro triste que dura mucho menos que ustedes y son infinitas las montañas que hay que conquistar”. Te vimos sucumbir ante la espantosa vida, anciano, digno y ya sin fuerzas; te fuiste como un animal sagrado que nos esperará por siempre al borde del camino para enseñarnos a cruzar el abismo
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CREACIÓN
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e ta rd é añ os en da rm e cu en ta de qu e m i vid a no tra ns cu rrí a no dentro de un lib ro en tre lib ro s, si, es de cir en el se no de es a an to lo gí a m ile ples voces y de mucha na ria de m úl tis generaciones cono cida como la Biblia. No la leído pa ra pa rti cip necesitaba haberar en las fie sta s de Na vid ad, ca nt ar las let o re za r –s in co m pren an ías de un a po sada de r ca si na da – el “Pad re nu es tro”, un o de lo s qu e, co n el “S er m ón do s ún ico s te xtos de la m onta ña”, de jó es e pe rso na je en igm hasta ser juzgado co át ico, co nt rove rti do mo impostor –Jesús el Cr isto– cuya exist dójicamente el hech encia comprueba pa o constatado de que ra haya desertado la tu ante s de di rigirs e, se mba dejándola vacía gú n alg un os, ha cia el Re in o Pe rd urab le y, recóndita Cachemira se gú n ot ro s, ha cia la donde habr ía muerto de cansada longevid Ad em ás, m e da ba cu ad. en ta de qu e viv ía de nt ro de es e lib ro po r ha be r sid o alu m br ad el he ch o m ism o de o a 19 52 añ os de di sta nc ia de la ed ad co nt cim ien to de l pe rso ad a a pa rti r de l nana je cu ya ex ist en cia fij a la di vis ió n de la ba ut iza da co m o la Sa m ist er io sa an to lo gí a gr ad a Bi bl ia en tre un An tig uo Te sta m en to fo rm e ib a yo prog re y un o Nu evo. Co nsa nd o en la cu rv a de la lo ng ev id ad, cre cía m e en co nt ra ba de nt la im pres ió n de qu e ro –y lo su br ayo– de es e lib ro de lib ro s, ca ro, sin po sib ili da d de si co m o un pr isi on esa lir de él, de sa lta r fu er a de su so m bra, de evad irm e de su inv isi bl e pe ro in fe cc io sa ra ig am bre se m án tic a. Y no só lo yo m e en co nt ra ba de nt ro de es e libr o, sin o ta m bi én lo s an im ale s, las pl an ta s y lo s de m ás ho m bres, lo s pa isa jes , lo s m ares, lo s cie lo s y la tie rra qu e flo ta ba n, se gú n yo , en tre las lín ea s y en lo s co nf in es de es e Lib ro in co nceb ib le. De ni ño y ad ol es ce nte, la Bi bl ia m e da ba m ied o y en re ali da d no la leí a, au nq ue ad ivi na se qu e ad en tro de es o –s e lla m ar a la de Ca sio do ro de Re yn a y Cipr ian o de Va ler a, la de Na ca r-Col un ga , la de Je ru sa lén , la arca ica De l Os o, la Br itá ni ca Au to riz ad a o de l Re y Ja im e, en tre m uc ha s ot ra s– m e po dí a en co nt ra r co m o si fu es e un a let ra o un sig no de pu nt ua ció n en es e es pa cio m onu m en ta l de l lib ro de lib ro s qu e sa n Je ró ni m o pu so en cin tu ra ed ito ria l y qu e se co no ce co m o la Vu lg at a.
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n los edificios donde trabajo viven algunos perso najes que llaman la at ención: dentro de es te conjunto, están las mujer es que pasean a sus perros. De éstas, las más llamat ivas son dos gigante sc as ru bi as –p ro ba bl em en te de or ig en es lav o– que campean con ob esa dignidad y pase an cada una a tres o cuat ro de diversos colores y tamaños. Cuando pa sean juntas, la algarabía recuerda los largo s trenes de invierno en Fuente: Flickr/ CC BY-
SA 2.0
las estepas o el voce río insumiso en el bo sque de las jaurías ve ell as ap ar en ta se r un natorias. La mayor de a m uj er de alr ed ed or de tre in ta añ os. Di go como bien se sabe, los ap ar en ta po rq ue, gordos no tienen ed ad. Risueña y pacífica ladridos de sus perro , transita como si los s le hicieran cosquillas . La menor parecería te, pu es cu an do la he menos deslumbran vis to so la se ve un po co m ás se ria . No so n, gi no, he rm an as, ig ua po r lo qu e m e im al so n m ad re e hi ja o vaya us te d a sa be r, ab posible con esas bruj ue la y ni et a, to do es as del norte. Uno de mis temores cuando lan do co m o ba rco s las veo acercarse osciso bre las ol as es qu ed ar en ce rra do co n elevador descompu ell as y su s pe rro s en esto. La imagen de las un risueñas domadoras salitre entre los más me persigue y filtra su severos pensamiento s. Hay otra mujer, muy distinta y distante. Es una morena alta, espi Portuguesa”. Lleva va gada: la llamo “La porosos pantalones de portivos, como de alg te m arcia l, y, so bre és ún asiático deporto s, un a am pl ia fal da . Pa re ce flo ta r so bre ser respetablemente su s te ni s qu e de be n caros. Usa guantes de l mismo color que los su ro stro co n un os en pantalones y cubre or m es lente s ne gros de alp in ist a qu e se at banda de un lado al ravie sa n co m o un a otro de su cabeza m elindrosamente peina perros, pasea una so da. Además de sus tre nr isita entre francisc s ana y sarcástica. Cuando tengo insom nio, acompaño en m i duer mevela a estas tando las vueltas qu mujeres, voy cone dan. Veo a cada un o de los perros. Cuan duer mo, siento que do por fin me soy uno de ellos. Al de sper tar, me miro con dad los pies. Dios an incredulida en los detalles.
EL JA RD ÍN DE LO S DO
H
S CU EN TO S...
ab ía un a ve z un gi ga nt e eg oí sta al qu e no le gu sta ba ni qu e lo s ni ño s fu eran a ju ga r a su jar dí n –cosa que en última insta ncia toleraba– ni muc ho menos qu e hu bi es e ot ro s gi ga nt es o gi ga nt as qu e le hi cie ra n co m pe te nc ia en es o de at en de r a ni ño s sin jardí n de ni ño s. Es o re alm en te lo po ní a fu rio so y er a ca pa z de ac ab ar po r ell o co n to do s lo s jardi ne s, co n to do s lo s ot ro s gi ga nt es e in clu so co n los juegos mism os, au nque no se atreviese demasia do a m ira r al es pe jo pa ra preg unta rle qu ién era el gi ga nte m ás eg oí sta , pu es era ta n de sc on fia do qu e ha sta so sp ec ha ba de lo s es pe jo s, so bre to do si ha bí an pe rte ne cid o a un pe lu qu ero, co m o lo ha bí a sid o el ab ue lo de l gi ga nt e qu e, gr ac ias a lo bi en qu e co rta ba el pe lo , se ha bí a po di do co m pr ar un ja rd ín pa ra he re da rlo a su s ni et os gi ga nt es qu e te nd ría n to do el de re ch o de qu e lo s ni ño s no fu eran a ju ga r a su jardí n.. .. ¿Q ui eres qu e te lo cu en te ot ra ve z?
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a cien años de
Adolfo Sánchez Gabriel Vargas Lozano
E
EL FILÓSOFO HISPANOMEX ES AUTOR, ENTRE OTROS LIBROS CLÁSIC
I
l próximo 17 de septiembre se cumplirán cien años del nacimiento de Adolfo Sánchez Vázquez en Algeciras, Cádiz, y cuatro años de su desaparición el 8 de julio de 2011 en Ciudad de México, y con ese motivo se organizó un importante coloquio los días 1,2 y 3 de septiembre en la Facultad de Filosofía y Letras de la unam . La vida de Sánchez Vázquez transcurrió entonces durante casi todo el siglo xx y parte del xxi y, en ese lapso, se vio enfrentado a diversos movimientos que conmocionaron al mundo, que le permitieron templar el carácter y enfrentar con entereza las adversidades de la historia. Su primera experiencia fue vivir en medio de una coyuntura histórica: la defensa de la República española frente al fascismo. Muy joven, se incorporó a la militancia política en las juventudes comunistas y tomó las armas en el frente de Aragón y en la batalla de Teruel. Para desgracia del mundo, los republicanos fueron derrotados y miles de españoles tuvieron que salir al exilio. Ha quedado para la historia aquel acto del Presidente Cárdenas abriendo las puertas de México a los refugiados entre los que venían algunos representantes de lo más granado de la ciencia, la filosofía, el arte y la literatura, para fortuna nuestra y para desgracia de España. Sánchez Vázquez, junto con sus compañeros de camarote en el Sinaia, Juan Rejano y Pedro Garfias, vislumbró a lo lejos las costas de Veracruz teniendo como horizonte un destino incierto. Cada vez que se ofrecía, Sánchez Vázquez recordaba los versos de Garfias: Como en otro tiempo por la mar salada Te va un río español de sangre roja, De generosa sangre desbordada… Pero eres tú, esta vez, quien nos conquista Y para siempre, ¡oh vieja y nueva España!
En aquel período, el joven Sánchez Vázquez quería ser poeta, como Machado, como Emilio Prados, como Rafael Alberti. Inclusive escribió un libro de poemas que perdió en la guerra, denominado El pulso ardiendo y que, con inmensa alegría, recuperó de manos de Manuel Altolaguirre en México. El exilio fue para Sánchez Vázquez un profundo trauma, un desgarrón, una ruptura interior, “una herida que nunca cierra”. Así lo escribió con todo su dramatismo en su epílogo al libro Exilio! que se publicara en 1977 en México, en el que participaron valiosos escritores y prologó García Márquez. Cada quien tiene el derecho de asumir una posición frente a sus experiencias vitales y de caracterizar acontecimientos tan dolorosos como la pérdida de su propia patria. Sin embargo, como el propio Sánchez Vázquez decía, había que asumir los retos que surgían en
En el frente de Cataluña en 1939, con Manuel Vidal, Fernando Claudín y Manuel Azcárate
la nueva tierra: había que luchar por la vida: traducir, enseñar, cuidar a los niños de Morelia, sintetizar argumentos de películas, pero también redoblar su militancia en el Partido Comunista Español: porque había que volver a España y derrotar al dictador. Pero llegó un momento en el cual la sección mexicana del Partido chocó con la dirigencia del PCe y este choque lo llevó a concentrarse en sus estudios de literatura y filosofía. Fue entonces que en la Facultad de Filosofía y Letras de la unam encontró, por primera vez en su vida, a un filósofo marxista “de carne y hueso”. Se llamaba Eli de Gortari, quien lo nombró su ayudante. Más tarde, Eli y Adolfo se convertirían en las dos figuras centrales del marxismo en México y Latinoamérica. Uno desarrollando la vía de la lógica dialéctica y la filosofía e historia de la ciencia, y el otro, realizando toda una impugnación de la profunda deformación a que habían sometido a Marx los burócratas del “socialismo real”. El primer golpe lo dio Sánchez Vázquez con su libro Las ideas estéticas de Marx (1965) en el cual demostró que había una enorme riqueza estética en sus ideas y que el realismo socialista era una auténtica falsificación. Se unía así a pensadores como Lukács, Brecht, Della Volpe, Gramsci y tantos otros que reunió en una antología de dos volúmenes (Estética y marxismo, 1970). El segundo golpe radical fue el de recusar la concepción mecanicista de la filosofía, el célebre “materialismo dialectico” staliniano y proponer la tesis central de que el “marxismo era una filosofía de la praxis” (Filosofía de la praxis, 1967). Aquí hay que afirmar que, a pesar de que otros autores como Gramsci y Labriola sostuvieron esta tesis, la vía profundizada por Sánchez Vázquez fue original y distinta a la seguida por ellos o después por la yugoslava Escuela de la praxis. He realizado un trabajo en el que confronté las posiciones de Sánchez Vázquez y Gramsci y en donde encuentro puntos
de identidad y diferencia, así como la necesidad de una síntesis superadora (En Raíces en otra tierra. El legado de Adolfo Sánchez Vázquez, varios autores, Era, 2013) Sus reflexiones sobre la estética y la filosofía de la praxis, que durarán toda su vida, representan, de por sí, una hazaña que sólo realizan los grandes filósofos al poner en cuestión las propias convicciones y emprender una profunda reforma del entendimiento. En efecto, las revelaciones de Jrushchov en el xx Congreso del PCuS en torno a los crímenes de Stalin; el triunfo de la Revolución cubana; la invasión del Pacto de Varsovia en Checoslovaquia para impedir la llamada “Primavera de Praga” y una rigurosa y penetrante reflexión sobre la obra del joven Marx que lo llevara a escribir su libro Filosofía y economía en el joven Marx (los manuscritos de 1844) publicado en 1982, le permitieron concluir que había que explorar la senda de las relaciones entre teoría y praxis. Sobre la estética posteriormente vino una serie de libros que culminaron con su Invitación a la estética y De la estética de la recepción a la estética de la participación (2005). Pero Sánchez Vázquez también profundizó en el terreno de la ética que había sido abordado de manera insuficiente en el marxismo. En su Ética (1969) declara que el movimiento estudiantil mundial de ese año, que culminó en México con la terrible matanza de Tlaltelolco, fue lo que lo llevó a publicar un libro de texto sobre este tópico. Sin embargo, era también necesario esclarecer la relación de la obra de Marx con la ética y los innumerables problemas que se han presentado en el terreno político. Es por ello que dos de sus últimos libros fueron dedicados a la reflexión sobre los valores (El valor del socialismo, 2003) y su crítica al pragmatismo en la izquierda y su evaluación de la no violencia a propósito del neozapatismo, movimiento con el cual se solidarizó (Ética y política, 2007), pero también agregaría su extraordinaria meditación sobre la violencia en su Filosofía de la praxis, abordando preguntas como: ¿qué es la violencia?, ¿cuáles son sus diversas formas?, ¿cuáles sus causas?, y también si es posible un mundo sin violencia. El tema de la ética también lo llevó a escribir ensayos como “Izquierda y derecha en la política ¿y en la moral?” II Entre 1965 y 1975, una interpretación del marxismo dividió seriamente a la izquierda: el althusserianismo. Fue por ello que Sánchez Vázquez emprendió un análisis a fondo de esta interpertación y publicó, en 1978, su libro Ciencia y revolución. El marxismo de Althusser. Sánchez Vázquez detectaba un divorcio entre teoría y praxis que no correspondía al auténtico legado de Marx. Este libro fue respon-
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e su nacimiento
Vázquez
XICANO NACIÓ EN ALGECIRAS EN 1915 Y MURIÓ EN CIUDAD DE MÉXICO EN 2011. COS, DE LAS IDEAS ESTÉTICAS DE MARX, ESTÉTICA Y MARXISMO Y ÉTICA Y POLÍTICA. Fuente: www.asv.filos.unam.mx
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Sus reflexiones sobre la estética y la filosofía de la praxis, que durarán toda su vida, representan, de por sí, una hazaña que sólo realizan los grandes filósofos al poner en cuestión las propias convicciones y emprender una
“ profunda
reforma del
entendimiento.
El escritor Adolfo Sánchez Vázquez saluda después de recoger el Premio Nacional de Artes 2002. Foto: Cristina Rodríguez / La Jornada
dido por el poeta y filósofo Enrique González Rojo, a través de su voluminoso libro titulado Epistemología y socialismo (1985) en donde expone coincidencias y diferencias. En 1985, Juliana González, Carlos Pereyra y el autor de estas líneas coordinamos un libro de homenaje al filósofo por su setenta aniversario, titulado Praxis y filosofía. En él se incluyeron dos textos de su autoría, “Mi obra filosófica” y “Postcriptum filosófico-político”, que son una importante autorreflexión sobre la evolución de su pensamiento. Y entre otros textos, se publicó uno especialmente crítico: “El concepto de ideología en Sánchez Vázquez” por el destacado filósofo Luis Villoro. De igual forma, con motivo del setenta aniversario del autor de Creer, saber, conocer, Sánchez Vázquez publicó su réplica (Epistemología y cultura, 1993). Se trata de una polémica extremadamente cuidadosa y respetuosa sobre las relaciones entre filosofía, ciencia e ideología que tuvo el resultado no sólo de profundizar en el tema, sino de consolidar la amistad y el reconocimiento de ambos filósofos, a pesar de que durante los setenta Villoro se había convertido en un defensor de la filosofía analítica a la que después superó. Pero a Sánchez Vázquez le tocó vivir uno de los sucesos históricos más conmocionantes y trascendentales que han ocurrido en la historia moderna: el derrumbe del llamado “socialismo realmente existente” en Europa del este y la urSS , entre 1989 y 1971. Este acontecimiento, como bien sabemos, produjo una recomposición económica, política, geográfica e ideológica del mundo. En México, como en muchos lugares, se llevaron a cabo, en la década de los ochenta, múltiples debates en torno a la naturaleza de los Estados socialistas y en ellos Sánchez Vázquez adoptó una actitud radical: el llamado “socialismo realmente existente”, escribió, no es un real socialismo, porque este tipo de sociedad debe implicar una interrelación profunda con la democracia, pero ello no significa que el capitalismo se convierta en una sociedad deseable o que sea la única alternativa. Por otro lado –afirmó– el pensamiento crítico de Marx sigue vigente mientras las condiciones actuales se mantengan. Cuando el derrumbe
ocurrió, como fuimos testigos, sobrevino el espectáculo de los derrotistas, fundamentalistas y tránsfugas. Es por ello que la obra de Sánchez Vázquez, realizada en forma crítica y autocrítica, no fue arrasada por el tsunami que sobrevino tras la caída del Muro de Berlín. En esta dirección, vale la pena escuchar su vibrante intervención en el coloquio organizado por Octavio Paz, El Siglo xx . La experiencia de la libertad, que representó una voz disidente con respecto a la tesis de que no sólo había que enterrar al “socialismo real”, sino al propio socialismo y al marxismo (https://www.youtube.com/watch?v=misDYBSkcpE) . Pero su posición crítica estaba siendo preparada desde hacía algunos años y en especial desde su reflexión sobre la utopía. En efecto, en 1971, la Facultad de Ciencias Política y Sociales de la unam , dirigida por Víctor Flores Olea, realizó un Coloquio de invierno dedicado al esclarecimiento de dicho concepto y en él participaron figuras como Kolakowsky, Marcuse, Morin, Garaudy y Colletti, cuyas intervenciones se publicaron en el libro Crítica de la utopía ( unam , 1971). En ese coloquio, Sánchez Vázquez pronuncia una importante conferencia titulada “Del socialismo científico al socialismo utópico”, mostrando la importancia y necesidad de la utopía en un sentido opuesto a la concepción oficial soviética que rechazaba la utopía. En otras palabras, aceptando la tesis engelsiana de que era necesario un análisis científico de la sociedad, Sánchez Vázquez muestra la necesidad e importancia de la utopía como una guía ética para la acción. Más tarde, nuestro autor escribió textos como “La utopía del Quijote” y la “Utopía del fin de la utopía” en donde exalta su importancia y necesidad en las actividades humanas. Muchas cosas más podrían decirse sobre su vasta obra. Sin embargo, no quiero dejar pasar su traducción e introducción del extraordinario libro del filósofo checo Karel Kosik, Dialéctica de lo concreto (1967), que es realmente un clásico del marxismo crítico. La obra de Sánchez Vázquez se desplegó también en la crítica literaria y artística. Así, en el libro titulado Incursiones literarias (2008) incluye textos espléndidos sobre Diego Rivera, Octavio Paz, Sor Juana Inés de la Cruz, José Revueltas, María Zambrano, Antonio Machado, Gogol, Kafka, León Felipe y otros. Ensayos de excelente factura que permiten conocer el amplio espectro de los intereses del autor. La obra y la vida de Sánchez Vázquez han enriquecido la filosofía en lengua española y las nuevas generaciones podrían extraer de ellas múltiples enseñanzas, entre las que se encuentran el rigor teórico, la creatividad, la búsqueda de nuevos horizontes, la fidelidad al espíritu de los clásicos y la ética que debe tener la izquierda, frente a las adversidades de los tiempos
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LEER La justicia prometida. El Poder Judicial de la Federación de 1900 a 1910, José Ramón Cossío Díaz, Conaculta, México, 2015.
LA HISTORIA JUDICIAL COMO REFERENTE RICARDO GUZMÁN WOLFFER
L
a historia cumple muchas funciones en la comprensión del presente, especialmente en áreas del quehacer humano en las que suele no contarse con toda la información para establecer el desarrollo de instituciones y modelos sociales. Uno de esos mundos paralelos en México es el Poder Judicial Federal: poco indagado en sus muchísimas resoluciones, a menos que se resuelva algún asunto publicitado (sea o no relevante para el desarrollo del país); con poca participación en la vida nacional por parte de sus integrantes (algunos ministros realizan actos académicos destacados pero, en general, ministros, jueces y magistrados apenas dan la cara laboral o académicamente); y menos aún son conocidos los funcionarios no titulares, salvo en las pequeñas poblaciones donde se asientan juzgados de distrito, como único contrapeso real a los poderes locales. Si en la época actual, en que la Suprema Corte de Justicia de la Nación transmite en vivo sus sesiones, en que las jurisprudencias se publican en línea antes que en el Semanario Judicial (lo cual incide en el minuto de su aplicación por parte de los funcionarios judiciales) y en que puede accederse a todas las resoluciones judiciales vía las oficinas de transparencia y acceso a la información del Consejo de la Judicatura Federal o de la propia Suprema Corte, apenas se llega más allá de tales aspectos, ya puede suponerse la dificultad que existe para tener una visión de ese Poder Judicial Federal hace un siglo. Esa es la tarea fundamental de Cossío Díaz en este libro. La calidad académica de Cossío le valió la postulación a Ministro de la Corte, de modo que estamos ante un autor que contempla esta disciplina desde dos visiones privilegiadas: la del catedrático y la del funcionario judicial del máximo tribunal. El libro se nutre de dos aspectos que permiten al lector tener su propia apreciación. Cossío resiste bien la tentación de calificar o descalificar el momento histórico y los factores que incidieron en la integración de la Suprema Corte porfirista y de los mecanismos que permitían su acceso a la población: presenta datos objetivos, numéricos, pero también habla de la percepción de los críticos del momento. Éstos están más calificados para apreciar lo entonces sucedido que quienes ahora miramos esos hechos, bajo el riesgo de hacer un juicio en referencia a lo actual. Por ejemplo, sería muy fácil criticar la facilidad con que muchos abogados o funcionarios aceptaron ser parte de tal poder judicial, pero difícilmente puede apreciarse la manera en que tales letrados formaban un mínimo porcentaje de la población y la necesidad social de sobrevivir a las políticas públicas de un presidente en nada acostumbrado a ser rebatido, menos aún por sectores desligados de la población iletrada. El autor se pronuncia sobre aspectos que desde hace un siglo formaban parte de la preocupación conceptual sobre el poder judicial: cómo escoger a los titulares y cuáles eran sus posibilidades de mantenerse en el cargo si actuaban libre y honesta-
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mente. Este hecho se vio reflejado, casi un siglo después, en la reforma con que el entonces presidente Zedillo entró a su sexenio: removió a casi todos los ministros y estableció nuevos mecanismos para nombrar a todos los titulares del Poder Judicial Federal. Lo mismo sucede con las remuneraciones de tales funcionarios. Cossío coloca varias tablas sobre las remuneraciones de 1899 a 1911. Así, es posible ver la mínima diferencia en salarios entre jueces y magistrados federales (de 4 mil “pesos corrientes”, ambos) con los ministros de la Suprema Corte (6 mil “pesos corrientes”), lo cual no sucede ahora, por haber un amplio margen entre los dos primeros y estos últimos, quienes nominalmente tienen mayores ingresos que el presidente de la República (claro, éste tiene otras prestaciones que lo llevan a tener mucho mayores ingresos). De ahí que sea dable la presunción de que el afán de subir de categoría escalafonaria se debiera sólo a la convicción de obtener el puesto, no a la búsqueda de mayores emolumentos: la carrera judicial como parte de la función pública. Cossío también explica y determina otra de las funciones más discutibles de la Suprema Corte: la formalmente legislativa. Con la facultad de emitir acuerdos, el tribunal terminal podía expedir normas de carácter general, como la jurisprudencia, entre otras, donde se interpretan leyes y se establecen directrices para todas las autoridades de la República. Un acierto del libro es el largo tratamiento que da a los justiciables. La percepción ciudadana, generalmente no informada, del quehacer judicial suele ser errónea, precisamente por la dificultad de allegarse todas las razones jurídicas utilizadas para resolver un juicio y, sobre todo, por la mínima formación jurídica de quienes interpretan o informan sobre esas decisiones judiciales. De ahí que la disociación entre población y entidades judiciales parezca irreconciliable. Y esto es grave cuando alguien que nunca ha estado en un juicio debe entrar a esos laberintos judiciales pensados para verdaderos especialistas. Si ahora litigantes y tribunales se especializan por materia, tipo de juicio y hasta por instancia, puede uno imaginarse cómo eran las cosas hace un siglo, cuando la posibilidad de acceder a la educación universitaria (o su equivalente) era mínima. Bien establece Cossío que el llegar al inicio del litigio judicial (el autor precisa, entre muchas variantes, que no todos los conflictos sociales eran litigables) apenas formaba parte del final de una larga cadena de obstáculos sociales y conceptuales para las partes. Si bien las conclusiones y el planteamiento inicial del libro se ocupan de la justicia porfirista, la amplia exposición de datos, mecanismos y documentadas impresiones de autores de la época llevará al lector necesariamente a preguntarse si esas condiciones de lo judicial han cambiado y si esos actores de lo jurídico no han sucumbido, como hace un siglo, a las condiciones sociales y de poder que los colocaron •
El misterio de la Marca, Amaury Colmenares, Ediciones Simiente, México, 2015.
THRILLER ESTILO CUERNAVACA JOAQUÍN GUILLÉN MÁRQUEZ
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ace años leí "La Obesea", cuento de Amaury Colmenares que apareció en la revista Cuadrivio. Dividido en cantos a la manera de una épica, el autor relata con solemnidad irónica la desgracia de una chica con desorden alimenticio. Desde los famosos epítetos de la Ilíada, hasta solicitar a las musas su intervención para que comiencen la historia, o incluso los diálogos, algunos escritos a manera de diálogo dramático, "La Obesea" fue la carta de presentación de un escritor con conocimiento de la Tradición, así en mayúsculas, y con ganas de subvertir. Celebro que Ediciones Simiente, que desde hace tres años se ha posicionado como escaparate independiente de jóvenes escritores, particularmente los que viven en Morelos, haya publicado El misterio de la Marca, la novela debut de Amaury Colmenares, que se debe al género policíaco y detectivesco, desde las historias de Arthur Conan Doyle hasta El complot mongol, de Rafael Bernal. Pero no sólo eso. Estamos ante una novela parecida, en idea, a Dublineses, de Joyce, y a De Zitilchén, de Hernán Lara Zavala, dos volúmenes de cuentos de diferentes latitudes que nos recuerdan que Colmenares es narrador antes que cuentista o novelista. El misterio de la Marca es una novela compuesta por varios misterios que podrían leerse como cuentos, cuyo vínculo descansa en su ambientación, en Cuernavaca, con una técnica que recuerda invariablemente Bajo el volcán por el conocimiento histórico de la ciudad, y en su relación con la incógnita que da pie al libro: la muerte del agente viajero en la Posada Marca Real, caso que tiene de cabeza a la policía municipal y a las personas involucradas. Al final todos los misterios que envuelven la novela son sólo un recordatorio de la historia inmediata de los personajes, que intentan comprender su presente a la vez que evitan cometer los mismos errores. Así, Colmenares narra una suerte de historia fundacional de Cuernavaca. O, como él dice: un misterio. Uno particular, que desencadenó muchos más y que fue engendrado por otros tantos. Uno que, como todos, produjo el horror de lo fortuito. Porque si una desgracia no tiene explicación, quiere decir que no hay mecanismo conocido para evitarla. Así que la gente busca la respuesta no para resolver la desgracia ajena, sino para evitar la propia. Un misterio sencillo y puro. Más allá del género policíaco y del final de la novela, que deja muchas más preguntas que respuestas, el estilo de Amaury es de lo más disfrutable y gracioso que he leído recientemente. A mediados de la novela se nos dice que la información que corresponde a uno de los misterios se publicó en forma de libro, cuya ubicación siempre fue una incógnita para los lectores, quienes creían que Cuernavaca era el nombre de un hotel feo. Y aquí continúa Amaury: "Incluso los pocos lectores de Cuernavaca se confundieron y se maravillaron de que La Marca fuera tan
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LEER
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parecida a su ciudad pero habitada por gente tan pretenciosa, envidiosa e ignorante." Pero acaso lo que más disfrutará el lector es el humor genuino que sale de estas páginas, para muestra un botón: Intrigado, acudió al lugar de los hechos el comandante Heriberto Mezquita escoltado por dos de sus subalternos. En la habitación 4B de la Posada Marca Real halló el cadáver de un hombre de aproximadamente cuarenta años, ataviado con un traje negro hecho de seda italiana. Los únicos enseres personales hallados fueron un portafolio, las prendas que vestía el occiso, un cuaderno en blanco guardado en el bolsillo interior del saco y una pluma estilográfica negra, marcha Sheaffer. Una inspección más detallada reveló que no tenía tinta •
Alba y abla, Víctor Toledo, Leviatán, Argentina, 2015.
ASIR LO INASIBLE MIGUEL GRINBERG
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omo un guerrero aplicado a la reconquista de una ancestral canción olvidada, en un mundo saturado de quimeras, Víctor Toledo navega pacientemente a través del mar de la imaginación, en pos de jardines mentales donde la tentación primera es el delirio. Como alquimista de la palabra, sus malabares son más veloces que el ojo del lector, y para poder capturar sus misteriosos ritos es preciso releerlo una y otra vez, verificando que entre los pliegues de su poesía hay mundos ocultos que se fecundan en extraños subsuelos de la introspección una vez que se han girado las páginas. Como astuto cazador de paradojas, no vacila en deshojarse sin cesar, hasta quedar más que desnudo en el páramo del canto visionario, sin aferrarse a la compañía de sus ángeles proféticos. Lo inasible es la esencia de la eternidad y por ahí navega Toledo como pescador solitario de dioses que arden en el horizonte como soles irradiantes. Porque “Dentro de cada cosa hay un reloj de arena” y al mismo tiempo, implacablemente, “somos los habitantes del polvo”. No hay modo de reposar entre los fantasmas de un siglo que agoniza. No es posible eludir el desfile de misterios cuando el alma se despoja de todos los pretextos que ha coleccionado por pereza o desesperación. Todo consiste en asumir la necesidad de convivir con lo sagrado como si se tratara de un desafío cósmico. ¿Su horizonte?: Reinventar la libertad. Porque “Dicen que el universo es un puñado de arena/ que arrojó Dios a los ojos de los hombres/ cuando se bañaba en las playas del infinito/ que no se sabe si se expandirá eternamente o si se contraerá”. Pero lo que sí se sabe es que cuando uno logra situarse cara a cara con la divinidad, la poesía arde con irresistible frenesí •
Los 43, Varios autores, Los Bastardos de la Uva, México, 2015.
Eusebio Ruvalcaba es el compilador de esta antología literaria, y para entender la naturaleza del volumen lo mejor será citarlo en extenso: “el cometido del libro no fue otro que mostrar la ira, el coraje. Por supuesto, al margen del panfleto y el lucro. Sin duda, la desaparición de los 43 normalistas generó un clima de indignación como hacía mucho no se había incubado [...] me decidí por tomar la pluma y redactar. No sin llevarme a varios escritores entre las patas. El primero, el maestro Jorge Arturo Borja [...], primero también en entusiasmarse y poner manos a la obra. Sin él, este libro jamás habría visto la luz.” Como informa el propio Eusebio, y pese a que “salvo contadas y honorables excepciones, todo mundo dijo ‘yo le entro’, su convocatoria rebasó la cifra de cuarenta y tres autores hasta alcanzar la de cincuenta y dos. Así pues, además del prólogo, a cargo de Luis Fernando Borja, hay aquí cincuenta y dos textos, entre poesía y prosa, en los que ha tomado cuerpo la indignación colectiva por la masacre pésimamente disfrazada de “verdad histórica” –por cierto recién quemada, ésa sí, en un basurero y no precisamente en el de Cocula–, que dentro de trece días cumplirá su primer año de opaca impunidad. El libro, de edición impecable, cuenta en su portada con la imagen de una obra generosamente donada por el maestro Francisco Toledo, y literalmente no tiene precio: su venta está prohibida y es de cooperación voluntaria para quien quiera hacerse con un ejemplar.
Lo peor de la buena suerte, Jonathan Minila, Fondo Editorial Tierra Adentro, México, 2015.
A sus treinta y cinco años y con solamente dos libros publicados hasta donde se sabe, el capitalino Minila demuestra estar en posesión absoluta de las únicas herramientas escriturales que separan, sin lugar a dudas, a un escritor interesado/ preocupado/atareado en la literatura, de aquellos otros a los que más bien les atañe todo lo que puede rodearla –comenzando y terminando por la fama, de cualquier modo e inevitablemente escueta, fugaz y escurridiza–, y escriben para agenciárselo. Siete relatos sólidamente estructurados, el quinto de los cuales da título al volumen, ponen de manifiesto lo antedicho: Minila sabe que la mejor escritura es la más honesta, o en otras palabras la menos encorsetada y menos interesada en apantallar a nadie; la menos pendiente de modas y tendencias, la más cercana al lenguaje de todos los días y todas las personas, y que algo similar sucede con eso que se cuenta: la cotidianidad, el hecho posible y verificable, sacudido por la irrupción de otro hecho igual, aunque inesperado, lógico y consecuente.
Filosofía y marxismo, Louis Althusser, Siglo xxi Editores, México, 2015. Este es un libro seguramente leído con mucha atención por Adolfo Sánchez Vázquez, de cuyo centenario dan cuenta las páginas centrales del suplemento este domingo, véase entre otras razones por qué: “Es muy difícil hablar de una filosofía marxista... si consideramos que lo esencial de la aportación de Marx es el haber realizado descubrimientos de carácter científico sobre el capitalismo... de la misma manera que sería difícil hablar de una filosofía física, biológica o matemática”: así habló, en una de las entrevistas que integran este libro, el reconocido filósofo francés Louis Althusser, quien añadía lo que, a su entender, era la verdadera tarea respecto del pensamiento y la obra de Carlos Marx: “saber qué tipo de filosofía es la que puede dar cuenta de los descubrimientos y los conceptos que Marx utiliza en El capital, pero en todo caso, no será una filosofía marxista, será una filosofía para el marxismo”. Originalmente publicado en 1988, el volumen recoge la entrevista que Fernanda Navarro le hiciera a Althusser, y esta nueva edición incorpora la correspondencia entre ambos, así como una conferencia dada por el filósofo en la ciudad de Granada.
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La Jornada Semanal
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LA IMAGEN CONTRA EL OLVIDO: a 30 años del terremoto Imágenes de Sergio Toledano
Textos de Carmona, Castellanos, Méndez, Padilla y Oxman
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13 de septiembre de 2015 • Número 1071 • Jornada Semanal
Jair Cortés jair_cm@hotmail.com @jaircortes
Felipe Garrido MENTIRAS TRANSPARENTES Trabados Cuando se dio cuenta, Gisela, la esposa de Gilberto, carraspeó un poquito y desvió la mirada, pero luego se aburrió y fue a sentarse en una banquita, a maquinar maldades. Memo, el marido de Meche, puso en manos del acomodador que le llevó el carro una propina excesiva, para que se fuera de allí, pero el otro caminó hacia atrás sin volver la espalda, para no perder detalle, y se juntó con los mirones que había en la salida, que no eran pocos. –Hacía mucho que no se veían –dijo una mujer a dos comadres suyas que llegaban, pero eso era mentira, porque la pareja acababa de conocerse–. Ese calvito es el esposo –y señaló con la barbilla a Memo, que le guiñó un ojo. Pero día a día pasaba el tiempo y cada vez había allí más gente que los veía en su abrazo, y a nadie se le ocurrió nada que pudiera separarlos. Así que Meche y Gilberto, olvidados del tiempo y del mundo, se quedaron abrazados donde se encontraron, a media tarde, a media calle, a media vida •
Rogelio Guedea rguedea@hotmail.com @rogelioguedea
AL VUELO Corredora fija Me miro en el espejo este domingo soleado y me doy cuenta de que traigo un poco de sobrepeso. Subo a la báscula y lo corroboro: cinco kilos de más, en menos de dos semanas. Se me ocurre lo que a todo el mundo se le ocurre en estos casos: comprar una corredora fija. Voy a la tienda de deportes del centro, elijo una buena pero no cara, pago lo correspondiente y a la tarde la tengo ya instalada en casa, entre mi cama y la ventana que da al jardín. Empiezo a correr en la corredora fija desde esa noche y me siento renovado, aun contra el rictus de mi mujer. Pero qué maravilla es una corredora fija, pienso. Me subo a ella cada día, todos los días. En algún momento me olvido que la he comprado para bajar de peso, pues a veces sólo me subo a caminar a un paso lento, como el de aquellos que suben una colina. Otras veces, corro a gran velocidad. Y así. Me gusta la corredora fija, sobre todo porque se parece mucho a mi vida. Por más kilómetros que avanzo nunca voy ni llego a ninguna parte •
bitácora bifronte Las correspondencias, de Alí Calderón: una cartografía de la memoria poética
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a memoria poética no se limita a recuperar el pasado. El poeta busca, por medio de una operación que involucra la razón y las emociones, revelar y comprender el lenguaje que le dicta su entorno, como en el famoso poema de Baudelaire, “Correspondencias”: “La Natura es un templo donde vividos pilares/ Dejan, a veces, brotar confusas palabras;/ el hombre pasa a través de bosques de símbolos/ que lo observan con miradas familiares […]”. Ese “bosque de símbolos” es el que explora el poeta y crítico Alí Calderón (nacido en México, en 1982) en su libro Las correspondencias (publicado por la editorial española Visor). Su poesía es resultado de una atenta lectura del universo: las ciudades, la naturaleza, la amistad, los lazos de sangre, el erotismo, la escritura, la celebración por la vida y el horror que provocan los crímenes de la historia. Alí Calderón asimila diferentes tradiciones, tanto a nivel formal como temático: retoma del haikú su breve intensidad, como en el poema “Central Park”: “Suenan mis pasos/ La hojarasca/ es mi tristeza”. En otro poema, “Qué digo cuando digo…” busca, en la composición de un tanka moderno, los instantes que le permitan contar una historia sentimental colectiva. Siguiendo su ruta, nutrida por el asombro y el desasosiego, nos enfrentamos a un poema desgarrador, “Democracia mexicana”, en el que confluyen diferentes momentos del tiempo histórico: la guerra que vive México desde tiempos inmemoriales hasta nuestros días, mezclando el verso libre con el tono de la crónica de los conquistadores españoles:“[…] y el viento de las madrugadas desbravó sus fauces/ envueltas en bolsas negras/ allí vienen los retenes/ Oydo he decir que millones de hematíes/ y también normocromáticos derraman/ las testas cercenadas que se apilan […]”. En “Postscriptum” se interna en la densidad del poema en prosa a través de un monólogo interior en donde nombres de amigos y lugares se alternan en un resumen de experiencias bajo el frenético ritmo del pensamiento fragmentado por los recuerdos:“El exterior es la metáfora del interior, los demás son extensión de uno mismo. Son las tres de la mañana. Acabo de girar y destrozar el coche. Es el segundo que sobreviene al desastre. No sé si estoy bien pero sólo puedo pensar en la cruz atrial de este convento, y en cómo los relámpagos azotan esta piedra, su corona de espinas y las llagas de Cristo […]” Dice Marco Antonio Campos, con justa razón, que este es “un libro de espléndida madurez, una bitácora de viaje y un diario del alma”. En Las correspondencias el mapa es la memoria y la brújula es la intuición poética. Los caminos con los que Alí Calderón, expedicionario poeta de poderosa voz, transita su realidad son los poemas con los que responde las preguntas de un verdadero viajero, ése que recorre el mundo para llegar a sí mismo •
Resurrección Kriton Athanasoúlis Hundido en el pantano, ahogado en la oscuridad me arrastré millas de distancia hasta el mar. Como si viera el sol por primera vez, se fue a través de mis ojos la muerte. Entonces recordé quién soy, quiénes me trajeron a la silenciosa playa, a las aguas poco profundas y corrí al encuentro de las voces que volvían inextinguibles sobre las olas y las rocas. Más allá estaban los tres de la playa con las redes en las manos y la desesperación, como si quisieran vivir una vida perdida a destiempo. El lodo estaba fundado en mi cuerpo y de mi pecho fluían abiertas las llaves y así sangre y lodo me hacían parecer condenado. “Señor –me reconocieron los Amistosos–, ¡oh! qué espléndida túnica llevas, de luz invisible y redes, eres todo pureza.” Yo les mostré el lodo y escuché: “Qué tierna carne, no está condenada.” Así me veían, así quiso el destino tender velos frente a lo repulsivo, que así floreciera brillante lo indecible. Yo me salvé ya como un miserable y debía ocultarlo, aparecer como si fuera lo que ellos veían. Por eso los dejé así extasiados y me perdí en la ciudad buscando una tumba, mientras ellos me veían erguido, orgulloso caminar hacia la Gran Casa de Gobierno del destino.
Kriton Athanasoúlis (Trípoli, 1916-Atenas, 1979), estudió Derecho en la Universidad de Atenas y trabajó hasta su muerte en la Asociación de Notarios de Atenas, de la cual fue director. Es autor de diecinueve libros de poesía, una obra de teatro y tres libros de ensayos. Fue miembro del equipo de edición y crítico de poesía de la revista El Diario de los Poetas. En 1956 recibió el premio internacional de poesía de la revista italiana Battaglia Litteraria; el del Grupo de los 12 en 1963 y el Segundo Premio Estatal de Poesía en 1970. Fue miembro de la Sociedad de Escritores Griegos. Véase La Jornada Semanal, núm. 760, 27/ ix /2009 Versión de Francisco Torres Córdova
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Jornada Semanal • Número 1071 • 13 de septiembre de 2015
Miguel Ángel Quemain quemainmx@gmail.com @mquemain
Representación de la representación en El Colegio Nacional
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ONFERENCIA SOBRE LA LLUVIA, de Juan Villoro, bajo la dirección de Sandra Félix, interpretada por Arturo Beristáin y con la producción de la Compañía Nacional de Teatro, se presentó en El Colegio Nacional con una gran concurrencia de público (un promedio de 600 personas en cada función) y abre con ello la posibilidad de un espacio para la actividad teatral que sea susceptible de trabajar en un escenario convencional (¿hay algo más ordinario y difícil para el teatro que un auditorio para conferencias?) con imaginación y creatividad. Este fenómeno de cuatro semanas obliga a hablar de las posibilidades virales de un trabajo creativo que ha convocado espectadores de todas partes y que en esas cuatro funciones, planeadas con una presentación/debate sobre las ideas de la obra, han rebasado las expectativas de asistencia y han tenido que colocarse pantallas para transmitir la obra en un circuito cerrado de televisión. Con todo y que el teatro presenta una exigencia de estar frente al actor, el público que asistió aceptó las condiciones y no dejó de entregarse plenamente, a pesar de la distancia que implica un circuito que transmite una toma abierta del escenario. Esta nueva oportunidad de ver la obra contó ahora con un intérprete que se enfrenta a un pasado de éxito, reconocimiento y una condición actoral de la que pocos gozan: que la obra pareciera escrita ex profeso para Diego Jáuregui, cuyas características personales coinciden en algunos puntos con el personaje de Villoro, creando de entrada una gran empatía e identificación. Arturo Beristáin enfrenta ese pasado inmediato, ese estilo de actuación y un número muy limitado de funciones y de ensayos para apropiarse de una obra, en condiciones que cuesta mucho trabajo para que un actor la haga suya, memorice y sienta el conjunto de situaciones que enfrenta
LA OTRA ESCENA en un monólogo interior muy difícil, que en materia de estilo opta por una diversidad de tonos y exploraciones al interior mismo del género, lo que debe descontrolar a un actor, pues no todo el texto es en clave realista, ni ocurre en el aquí y ahora pero, sobre todo, en las dimensiones de interioridad del personaje. Villoro explora intensamente en un sentido de la interpretación, se lanza en profundidad a indagar en las distintas posibilidades de contar una historia, interpretarla, colocar al propio narrador como objeto de su propia mirada, como en un espejo, y también frente al juicio del lector, que es capaz de ver al dueño del enunciado desde la orilla del personaje que habla y refiere lo que hace, lo que cree que hace y esa versión del “nosotros” que carga todo monólogo, incluso cuando la enunciación se hace desde la segunda persona.
Juan Villoro
Hay que decir que la energía de Villoro tomó un nuevo cauce como miembro de El Colegio Nacional. Si en un principio sorprendió gratamente, a muchos otros no les vino muy bien la noticia. Siempre hay consideraciones mezquinas sobre quién lo merece más, y en realidad nunca hay análisis de fondo que no tengan como paisaje la envidia (claro, todos dicen, “de la buena”). Ahora sorprende cómo es capaz de construir una convocatoria eficaz, festiva y llena de entusiasmo por visitar una institución que era una especie de mausoleo, bello sin duda, aun en aquellos tiempos en los que Fausto Vega, con enorme entrega y vitalidad, se sobreponía al polvo, al olvido e inventaba publicaciones, programas de radio y televisión y una estupenda página de internet que no son capaces de construir tantos que se la pasan pegados a su computadora, su tablet, su teléfono y su ipod, todo al mismo tiempo. El año pasado nos ocupamos de esta obra y ahora veo que su relectura, el contexto de su reposición y la luz que le da Arturo Beristáin, hacen de estos cuatro lunes una obra distinta, polifónica y vital. El personaje que interpreta este gran actor está vivo, pero también está hecho de lenguaje y no se atemoriza, lo muestra, lo escucha y nuevamente fluye hacia su interioridad en el paso justo. Beristáin es pausado, se distancia y se apropia del texto, escucha las coordenadas de una literatura que se apasiona en la dramaturgia pero que posee el corazón interpretativo de la novela, esa sustancia que en Villoro es una forma de lengua materna que le da acceso a una sabiduría sobre las intencionalidades, sobre el punto de mayor peso del iceberg que Beristáin presenta sin concesiones, con gran experiencia y firmeza. Esperemos que efectivamente esta vitalidad que da el teatro sea duradera •
Foto: archivo La Jornada
Alonso Arreola @LabAlonso
Precaución: reseña clavada: Lostoys: Lvis Mejía
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A NO RECORDAMOS CUÁNDO fue la primera vez que hicimos contacto con Lvis Mejía. Probablemente fue hace cinco años, más o menos, cuando preparaba sus presentaciones en el Museo Universitario de Arte Contemporáneo de la unam (2010). O un poco después, cuando vino al Festival Visiones Sonoras de Música y Nuevas Tecnologías 2011. O cuando tocó en el Mutek 2012... Lo cierto es que desde que escuchamos su música y leímos sus textos nos pareció que tratábamos con un creador triunfante de la electrónica apegada al mundo experimental, sí, pero también con un investigador tímbrico que postula meditaciones extremas sin caer en intelectualismos chabacanos o, simplemente, aburridos. Así, llevamos tiempo escribiéndonos con regularidad pero sin encontrarnos cara a cara. ¿Por qué? Siendo mexicano Lvis vive en Berlín, Alemania, desde donde manda ecos sobre sus muchas actividades en Europa, siempre al tanto de los esfuerzos contemporáneos que ocurren en nuestras tierras. De allí que celebremos el lanzamiento de su nuevo disco con el sello tijuanense Static, finísimo bastión creado por los productores Ejival y Murcof (músico de culto mundial de quien hemos escrito en numerosas ocasiones). ¡Bravo! Marcado con el número 74 del catálogo, Lostoys –que así se llama el álbum– es un trabajo excepcional que conquista y desconstruye organismos clásicos y de jazz, así como diversos paisajes sonoros de elevado diseño sónico (su portada sería celebrada por Vicente Rojo, creemos). Interesado en la fotografía, el video, las instalaciones y el género electroacústico, Lvis sazona su trabajo con elementos industriales que lo ubican geográficamente, pero sin alejarse de sus raíces latinas, perfectamente mimetizadas.
BEMOL SOSTENIDO Esto queda claro en “First Of All” y “Anyway, Home”, piezas de inicio cuyos ritmos se van armando lentamente, en lúdica contención, hasta llegar a sólidos tejidos de arquitectura funcionalista. “The Dawn Salutes You!”, por el contrario, es una brevísima provocación surrealista, un encuentro de pasillo para que el jazz deje su primera impronta de madrugada.“Banda, la última y nos vamos!”, con sus tres minutos, presenta un break beat ligero en el que se sustentan anómalos scratches y sampleos melódicos manipulados digitalmente. “Y que siga la rumba!”, volviendo a la raíz latina, juega con bajos análogos y contrapuntos de saxofones en feliz arremetimiento vanguardista. Como las demás, tampoco se solaza en extensiones estériles y termina cuando algo en nuestros músculos ha comenzado a desatarse. “Aghast Moiré”, la sexta, se nos presenta como una de las más complejas. En casi cinco minutos extiende múltiples disposiciones de aves e insectos alrededor de un beat reducido y errático, de pads sintetizados que alcanzan al establecimiento de armonías pero donde impera la promesa de una avalancha de serruchos. “Demons Over Juno” se concentra en el espectro más brillante de esta paleta multicolor.
Ritmos fracturados sostienen la insistencia de melodías estáticas mientras el bajo serpentea en su ronquera. “Trascendence”, atípica en el disco, propone tres movimientos. El primero se inclina al noise en una oscuridad de rasgaduras relampagueantes. El segundo establece tesis obsesionándose con temas lentos que liberan al ritmo, otra vez cíclico, otra vez incansable, otra vez inefable, acaso el signo de mayor unidad en Lostoys. Sampleos de pianos editados bajo el mando de una esquizofrenia en verdad entretenida, son anuncio de su tercera y última parada. Allí los elementos percusivos elevan su preeminencia, terminan por ahogar incontables atisbos de voces y zumbidos. “Dicey Reminiscence”, según parece, juega con kalimbas hipnóticas y procesadas. (¿Qué no lo está en la mente de Mejía?) Y aquí una aclaración para la lectora, el lector que haya llegado hasta este punto de nuestro clavado dominical: la juguetería del compositor, los tratamientos que de ella hace, prácticamente impiden identificar el origen, la voz del instrumento que se independiza o se somete al océano embravecido. Ello nos deja en un desamparo sin nomenclatura, pero al mismo tiempo redime al oído para que sean los resultados y no sus emisiones los que erijan el oasis cinemático. “Whole In Black”, la última, retorna al músculo. Perorata de bajo contra tambor, su despliegue inicial nos robotiza. No cabe duda: en Lvis Mejía hay un interés dialéctico que no debe llegar a conclusiones. La discusión es lo que vale. Compendio de lo hasta ahora escuchado, esta despedida cierra el uróboro con eficacia. Pianos, alientos, loops minmalistas, todo se entrega a un abismo que lentifica y asfixia sorpresivamente, dejándonos felizmente asqueados. ¿Dónde escuchar semejante cosa? ¿Dónde comprarla? El primer paso delo aquí: www. luismejia.net. Buen domingo. Buena semana. Buenos sonidos •
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13 de septiembre de 2015 • Número 1071 • Jornada Semanal
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Jorge Moch Verónica Murguía
Mentira histórica
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UNCA HAGO PLANES RÍGIDOS acerca de lo que voy a leer porque se deshacen. Pero en 2015, sin proponérmelo, las lecturas se ramificaron de forma lógica y por eso no he transitado por los días neblinosos que suelen atarantarme entre libro y libro. Tampoco he incurrido en mi vicio de leer una novela policíaca en cuanto las lecturas se ponen densas pues ahora los temas se han vinculado sin obstáculos. Los primeros meses del año me dediqué a leer libros de ensayo: sobre todo médicos y de viajes. Al principio lo hice porque quería escribir una crónica de viaje y necesitaba leer algunos ejemplos. En las antologías pude medir la longitud, el tono, los temas. Pero pronto el asunto de los viajes quedó atrás y me entregué a la lectura impulsada por los dos motivos más legítimos que se me pueden ocurrir: la indagación y el placer. No escribí mi ensayo pero leí como una posesa. Casi todo en inglés. Ensayos personales e intimistas, tanto que me han ido cambiando el gusto, porque yo no suelo leer a escritores con ese talante y hasta hace poco me aburría con las confesiones si no eran las de San Agustín. Parece que, debido a un caso de amor mal entendido, los sucesores inmediatos de Montaigne fueron los ensayistas ingleses. Los franceses quedaron tan orgullosos y maravillados por lo que su compatriota había creado, que se quedaron paralizados durante decenas de años. A quien tratara de escribir ensayo se le acusaba de pretencioso y arrogante. Montaigne había roto el molde. Según John Jeremiah Sullivan, quien seleccionó y prologó el volumen Los mejores ensayos norteamericanos de 2014, después de Montaigne el ensayo, ese nuevo género, no tuvo sucesores inmediatos. Se volvió algo más rígido.“Se convirtió en algo menos íntimo, más opaco, se convirtió en los Discursos de Descartes y los Pensamientos de Pascal.” En cambio los ingleses, ni tardos ni perezosos, se dedicaron a imitarlo apasionadamente, antes, incluso, de la aparición de los Ensayos, de Bacon. Es un género que se ajustó como un guante al temperamento literario de Inglaterra. Tengo para mí que a los escritores de habla española nos sucede lo que a los franceses. Muchos lectores exigen que el ensayo tenga la consistencia de una tesis. Demandan que cada hoja tenga un pie de página sobre el cual sostenerse, que se mencionen las lecturas, que se vea, pues, que el escritor no está hablando sin autoridad que lo ampare.Y eso no es una condición esencial del ensayo. El ensayo puede ser una opinión, una aproximación, la exploración libérrima de una idea. Desde el momento mismo de la traducción de Montaigne al castellano comenzaron las discusiones acerca de la ligereza que evoca la palabra “ensayo”.
Me sucedió que de tanto leer ensayo, me pasé a los libros de memorias. Eso sólo me había sucedido con los libros de Francisco González Crussí, un autor dotado de una gracia y una inteligencia que le permiten transitar con naturalidad por donde él quiera, desde la mesa de disección hasta el relato más íntimo. Este año, sin embargo, he leído cinco memorias en dos meses, cosa rara que me ha hecho sentir acompañada, parte de la humanidad. Leí Recor tes de mi vida y El dique seco, de Augusten Burroughs, libros al mismo tiempo sórdidos y exaltantes. Recortes de mi vida es una autobiografía novelada; El dique seco es una autobiografía sin ficción, que relata la adicción del autor al alcohol, su internamiento, sus recaídas, las juntas de aa , la muerte de su mejor amigo. También leí la vida de Martin Short, el célebre comediante canadiense, un tipo extraordinariamente optimista a pesar de las múltiples pérdidas –entre ellas la viudez – que ha padecido; Blackout, de Sarah Hepola, la historia de una mujer que bebía y sufría frecuentes episodios de amnesia y El año del pensamiento mágico, de Joan Didion, una conmovedora narración sobre la muerte de su esposo, el escritor John Gregory Dunne. Hoy que escribo esto, murió Oliver Sacks. Dejó, además de sus luminosos y profundos libros de ensayo, dos tomos de memorias: Tío Tungsteno, memorias de un químico precoz, publicado en 2001 y este año, On the Move: A life. En ellos, gracias a la paradójica intimidad pública que entraña la escritura, Sacks, un hombre muy tímido, fue capaz de exponer minuciosamente sus penas y alegrías. Leer autobiografías tan lúcidas como la de Sacks es un privilegio: el de la tenue pero auténtica intimidad con el pensamiento de un autor •
LAS RAYAS DE LA CEBRA
Vidas escritas
UÉ GUAMAZO. Las conclusiones del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (giei ) coordinado por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (cidh) desmantelaron el domingo pasado el montaje realizado por el gobierno federal mexicano en torno a la desaparición de 43 normalistas de Ayotzinapa, Guerrero, y la ejecución probada de al menos seis personas durante el desarrollo de esos mismos acontecimientos que signaron con tache siniestro los días 26 y 27 de septiembre de 2014 que habrían dejado, además, hasta cuarenta heridos. De hecho, el Informe Ayotzinapa del giei no sólo derrumba la versión oficial (en su momento llamada “verdad histórica” como si fuera impepinable, por el entonces procurador general, Jesús Murillo Karam, luego removido de la fiscalía general, paseado por estamentos burocráticos menos vistosos y finalmente pasado có-
modamente a retiro con posibilidad infamante de seguir mamando de la ubre pública desde la cómoda poltrona de una embajada), sino que exhibe al gobierno federal involucrado en la masacre por vía de su policía federal y el glorioso Ejército Mexicano y peor: como encubridor de los asesinos al intentar apuntalar sin evidencias sólidas la incineración colectiva que presuntamente tuvo lugar en el basurero de Cocula para eliminar los vestigios forenses del la posible ejecución múltiple. La única verdad incontrovertible hasta ahora es que algunos estudiantes fueron asesinados por policías y sicarios y que 42 más siguen sin aparecer. El giei, como lo consigna la nota de este mismo diario, firmada por José Antonio Román y Emir Olivares, publicada el domingo 26 de julio de 2015, “fue creado mediante el Acuerdo de Asistencia Técnica firmado por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos ( cidh ), y los representantes del gobierno mexicano y de los familiares afectados por los hechos de Iguala, Guerrero, en el contexto de las medidas cautelares que otorgó el órgano del Sistema Interamericano el 3 de octubre de 2014. Tiene el mandato de realizar su trabajo en tres ejes principales: la búsqueda con vida de los estudiantes desaparecidos, la investigación penal y la atención brindada a las víctimas. Podrá formular recomendaciones para mejorar la respuesta que se haya dado al caso específico…” Acerca de los integrantes del giei , Román y Olivares señalaron: “El grupo fue designado por la cidh el 16 de enero de 2015, y sus integrantes, escogidos de entre las propuestas hechas tanto por el Estado mexicano y las organizaciones, son: Carlos Beristáin, experto español en atención integral a víctimas de violaciones de derechos humanos con trabajo en Guatemala, Colombia, Perú, Paraguay, Ecuador y el Sahara; Ángela Buitrago, colombiana, abogada, exfiscal ante la Corte Su-
prema de Justicia y experta en desapariciones, corrupción y asesinatos políticos; Francisco Cox Vial, abogado chileno, quien trabajó en apoyo de la extradición del dictador Augusto Pinochet a España y como asesor de la cidh en diversos casos; Claudia Paz y Paz, abogada guatemalteca, especializada en derecho penal, jueza durante dieciocho años y experta en investigación del crimen organizado y violaciones de derechos humanos, y Alejandro Valencia, jurista colombiano, experto en derechos humanos, consultor de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, perito ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos y colaborador en Comisiones de la Verdad en Ecuador, Guatemala, Paraguay y Perú.” Ningún improvisado como se puede ver. El informe es vasto (más de 500 páginas), pero los sucesos trágicos del 26 y 27 de septiembre podrían resumirse en “un ataque masivo, con coordinación de eventos (y) fuerzas militares conscientes de todos los acontecimientos en el momento de su desarrollo”. Imposible saber cuál será el desenlace, cuáles los efectos específicos de estas revelaciones en el andamiaje del régimen tramposo de Enrique Peña Nieto. ¿Quizá dar la espalda a un Murillo expiatorio, acusarlo de obstrucción y encubrimiento criminal? Lo que por lo pronto es evidente es el descrédito del gobierno dentro y fuera de México, sus expuestas triquiñuelas y sobre todo la noción terrible de que efectivamente vivimos en un narcoestado, con narcogobernadores y quizá hasta un narcopresidente en funciones que de paso le da argumentos odiosos al antimexicanismo ya evidente en Estados Unidos con un desbocado Donald Trump al frente. Vaya que en lugar de soluciones creativas, este desgobierno causa problemas. Y lo que falta… •
CABEZALCUBO
tumbaburros@yahoo.com @JorgeMoch
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Jornada Semanal • Número 1071 • 13 de septiembre de 2015
Luis Tovar
El katechon
Dos filmes dos
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RENTE AL MISTERIO DEL mal, el mysterium iniquitatis, como lo define San Pablo en la Segunda Carta a los Tesalonicenses, que se complica inmensamente en el devenir de la Historia, siempre me he considerado un apocalíptico. Es decir, alguien que cree en el final de los tiempos.“Un catastrofista”, se me dirá. No obstante, contra lo que suele pensarse, el Apocalipsis no es la destrucción del mundo, sino su sentido etimológico, la Revelación de la verdad –el regreso prometido de Cristo–, una revelación que aparece, como sucede con las revelaciones extremas, en medio de una gran oscuridad, en este caso de un momento terrible donde el mal, que la tradición cristiana asocia con el Anticristo, parece invadirlo todo. En la Carta citada (2, 1, 11), San Pablo habla de ello de una manera enigmática –utilizo la versión de la Biblia de Luis Alonso Shökel, que es la más literaria–: “primero [antes de la revelación, del regreso de Cristo] tiene que suceder la apostasía y tiene que manifestarse el Hombre sin Ley (ho antopos tes anomias) proclamándose Dios […] Y ahora sabéis lo que lo retiene para que no se manifieste antes de tiempo. La fuerza oculta de la iniquidad ya está actuando (mystrion tes anomias, que la vulgata traduce como mysterium iniquitatis), sólo falta que el que la retiene (ho katechon) se quite de en medio...”. El Mal, esa cosa que nadie sabe de dónde viene ni qué quiere, pero que es tan concreto y aterrador como el crimen y sus secuelas; esa presencia que la capacidad técnica y sistémica del hombre ha potenciado a grados inauditos en medio de dos mil años de Evangelio y de una comparecencia sin precedentes de los derechos humanos, no termina de invadir completamente la Historia y permitir al fin la llegada de la revelación, a causa del katechon. Ese ser ha sido motivo de profundas disquisiciones teológicas y filosófico-políticas como la de Giorgio Agamben,“El misterio del mal. Benedicto xvi y el final de los tiempos”, publicado en el número 68 de la revista Fractal, y ha sido asociado a lo largo del tiempo con el Nombre de Dios, el Espíritu Santo, el Arcángel Miguel, el sacrificio perpetuo de la Eucaristía, el Papado y el Sacro Imperio Romano. Yo tengo para mí que el katechon es todo aquel que por un saber de la verdad y del sentido de la vida se opone al imperio absoluto del mal y, diría Günter Anders con un lenguaje moderno y ajeno a la revelación,“retrasa la catástrofe” y la instauración absoluta de la oscuridad. El Mal es una evidencia histórica, avanza de formas cada vez más exponenciales y sofisticadas. Pensemos en los campos de exterminio nazis, en los Gulag, en las atrocidades de las Juntas Militares,
en lo que sucede en México, en la bomba atómica y en las actuales armas de exterminio masivo; pensemos en las brutales contaminaciones del aire y el agua, en los arrasamientos de tierras y comunidades en nombre del desarrollo de la sofisticación técnica. Nadie puede detenerlo. Sólo retrasarlo por resistencia. ¿Habría entonces, como lo piensan los fundament a l i s t a s – o s u ve r s i ó n m a r x i s t a , l o s maoístas–, que extremar el horror o las contradicciones para que la verdad llegue– o simplemente dejar de resistir? No es mi posición. Amo a los katechon que habitan el Apocalipisis, a los que resisten a pesar de tener la batalla perdida, a los que encienden una vela a mitad de la noche y son una imagen en el tiempo de la revelación. Tengo, por lo mismo, una devoción inmensa por el Sísifo de Camus y el doctor Rieux de La peste; por Gandhi y los zapatistas, rostros modernos del katechon. Amo a esos seres que aunque tuvieran una fe en la respuesta de Dios –que es mi caso y el de Gandhi– defienden lo que les pertenece: este mundo con sus seres de ahora que son su siempre. Lo otro, lo que vendrá cuando el katechon sea vencido absolutamente, pertenece a Dios que está al final del Apocalipsis. Un tiempo que no conozco, que habita mi fe, pero que es ajeno a mi presente, a mi aquí y a mi ahora que es mi ser en el tiempo, en lo que me corresponde en el Apocalipsis. Además opino que hay que respetar los Acuerdos de San Andrés, detener la guerra, liberar a José Manuel Mireles, a sus autodefensas, a Nestora Salgado, a Mario Luna y a todos los presos políticos, hacer justicia a las víctimas de la violencia, juzgar a gobernadores y func i o n a r i o s c r i m i n a l e s, b o i co te a r l a s elecciones y devolverle su programa a Carmen Aristegui •
OMO ES HABITUAL, después de que los blockbusters de las majors ocuparon hegemónicamente las pantallas cinematográficas a lo largo de la temporada vacacional de verano, éstas por fin dejan algún espacio para que el cine nacional sea exhibido. Por esa razón, no es de extrañar que en este momento sean cinco los largometrajes mexicanos de ficción disponibles en salas comerciales, a los que se suma otro par, en Cineteca Nacional y cineclubes: los dos últimos son La tirisia, de Jorge Pérez Solano, y Manto acuífero, de Michael Rowe, mientras los primeros cinco son Elvira, te daría mi vida pero la estoy usando, de Manolo Caro; Eddie Reynolds y los Ángeles de Acero, de Gustavo Moheno; Alicia en el país de María, de Jesús Magaña; Un gallo
con muchos huevos, de Gabriel Riva Palacio y, finalmente, Hilda, de Andrés Clariond. Las primeras cuatro han sido abordadas en este espacio con anterioridad; aquí se dirá algo, así sea breve, respecto de las restantes.
Obsesión y OcasO Jesús Magaña debutó como largometrajista de ficción en 2003 con Sobreviviente, a la que siguió Eros una vez María, en 2007, luego de la cual adaptó a cine Abolición de la propiedad (2012), obra homónima de José Agustín. Más que consistir en los dos tercios iniciales de una trilogía, las dos primeras son algo así como la progresión formal de una misma historia, que a su vez funcionan a manera de ejecuciones preparatorias para el último tercio, que eso y no otra cosa es Alicia en el país de María. Dicha historia es la de un tal Tonatiuh, superlativamente obsesionado con una mujer llamada María, con quien alguna vez ha estado y ha compartido la vida, entregándole a cambio la totalidad de su atención y hasta de su memoria, lo cual se traduce de manera primordial en el terreno icónico; en otras palabras, la obsesión de Tonatiuh con la imagen de María hace de ésta un ser ubicuo al que puede encontrársele por todas partes, con independencia del entendimiento o la coincidencia con el mundo real que conlleve la capacidad de Tonatiuh para vivir literalmente rodeado de Marías. De este principio conceptual, el del objeto del deseo erigido en única posible razón de vida, ha partido Magaña tres veces ya, variando solamente, y de manera más bien leve, las circunstancias anecdóticas en las que ha puesto a interactuar a sus protagonistas. La de este director ha sido una apuesta temáticoformal personalísima –incluida la adaptación agustinesca, que no por azar es igualmente la historia de una pareja emproblemada hasta la médula– y, por consiguiente, la suya es una propuesta fílmica que no a pocos les resulta difícil de digerir. En el caso concreto de Alicia
en el país de María, más bien desconcierta ver a una Bárbara Mori reconocidamente farandulera, telenovelera y poco fiable histriónicamente hablando, en un papel exigente y difícil como el de la trashumante María de Jesús Magaña. Empero, no sale tan mal librada quizá debido a que su papel es más bien el de símbolo, de icono inmarcesible-inaccesible-inenarrable, para lo cual poca falta hace actuar y en lo que se debe ser muy hábil es en el arte de la pose, mismo para el que Mori se pinta sola. (Entre paréntesis, anótese que tres actrices menos reconocidas por su talento que por su estampa podrán decir –y si no lo dicen ellas no faltará quien lo aprecie– que algún día hicieron una película no complaciente, y el artífice habrá sido Jesús Magaña.)
UnOs güevOs de güeva Hasta el título de la cinta es un autogol: si algo le falta al largometraje de animación Un gallo con muchos huevos son precisamente güevos, con lo cual no solamente quiere decirse albureramente que le falta osadía en el argumento e incluso valentía léxica, lo cual tratándose de los personajes que se trata es un enorme contrasentido, si no una verdadera traición a sí mismos; quiere decirse también que literalmente a la película le faltan güevos, es decir personajes que respondan a la caracterización afortunada que se diera a conocer hace ya varios años, vía internet, en formato de cápsulas. De la primera película –Una película de huevos– a la segunda –Una película de huevos y un pollo–, se instauró una distancia notable al respecto, pero esta vez la lejanía es insalvable y, para peor, Un gallo... no es, por cuanto hace al guión, sino un pastiche desafortunado de cuanta película animada reciente pueda recordarse: hay pedazos mal disfrazados –si fueran “homenajes” o citas tendrían un aire más discreto– de Cars, Pollitos en fuga, Kung Fu Panda y varias más. Hasta para copiar bien le faltaron güevos a este gallo •
CINEXCUSAS
@luistovars
Javier Sicilia
CASA SOSEGADA
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ENSAYO
13 de septiembre de 2015 • Número 1071 • Jornada Semanal
El Puma y su presa celeste Norma Ávila Jiménez
E
n su poema “La tabla periódica”, el físico español David Jou compara los gases nobles con los domingos y días de descanso, porque rehúsan combinarse y son tranquilos. Al hidrógeno y al helio, dice, más que dos torres solitarias colocadas a los extremos, debería situárseles en la parte baja, ya que son raíces celestes, origen y fundamento. Al referirse a todos los elementos de la tabla, subraya: “Miradlos: aquí, los ladrillos del mundo, alineados en pisos [...] Ya no materia eterna e inmutable, sino historias de estrellas.” He aquí dos ejemplos de esas últimas palabras: la composición química del Sol relata que a esta estrella aún le quedan aproximadamente 5 mil millones de años para seguir generando auroras boreales, y el helio, carbono e hidrógeno, entre otros elementos que conforman a Betelgeuse, le dan el característico color rojo de una súper gigante, cuyo último aliento indudablemente será una explosión de supernova. Los elementos de la tabla periódica radioactivos ‒que recuerdan “su ensordecedor y tumultuoso origen‒, como la arena de las playas o la sal de los mares”, apunta Jou, tienen su huella digital: la radiación electromagnética que emiten (denominada espectro de emisión) y la que absorben (espectro de absorción). Esta energía en forma de ondas puede detectarse con ayuda de los espectroscopios, instrument o s que, colocados en los telescopios, se inmiscuyen entre las historias estelares que tanto interesan a los astrónomos. Tal como un prisma descompone la luz blanca en los colores del arcoíris cuando ésta lo atraviesa, los espectroscopios descomponen la luz emitida por las estrellas en las coloridas líneas de los elementos que la integran. De esta forma, los especialistas detectan los movimientos, edades y distancias de los astros, entre otros secretos. En ese lugar de remanso espiritual –por la oscuridad del cielo, las huellas de los coyotes y
borregos cimarrones o el olor a coníferas‒ que es el Observatorio Astronómico Nacional ubicado en la Sierra de San Pedro Mártir, Baja California, un grupo de especialistas del Instituto de Astronomía de la unam (iaunam) descifran algunas anécdotas celestes apoyados en El Puma (no son siglas, simplemente se llama así por ser universitario), espectroscopio diseñado y construido por Margarita Rosado, Abel Bernal y un equipo de ingenieros de ese instituto. “Entre las teorías a comprobar con ayuda de este instrumento, está la que señala que los brazos de las galaxias espirales se han formado como consecuencia de su interacción con otras vecinas, y no por violentas perturbaciones ocurridas dentro de las mismas, capaces de comprimir y deformar el material que las conforma. Otra, es la relativa a la actividad de las estrellas muy jóvenes: algunas en su proceso de formación hacen erupción varias veces, dando lugar a pequeñas nebulosas”, asegura la doctora Rosado. Actualmente los especialistas del i a u n a m trabajan para remotizar ‒como dicen coloquialmente‒a El Puma para poder observar desde su cubículo, en Ciudad Universitaria, sin necesidad de viajar a San Pedro Mártir. Se perderán de escuchar el silencio de la sierra, o de observar el destello verde que aparece al meterse el Sol, pero no de la rapidez del ojo felino: “Si con otros equipos me he tardado cinco horas en obtener el espectro de cuerpos celestes ubicados en una región de tres años luz, con El Puma haré lo mismo ocupando sólo tres horas y en una área mucho más amplia: 3 mil años luz”, enfatiza la investigadora. Los hijos de las estrellas ahondan en su origen a través del estudio de los ladrillos del cosmos y en esa búsqueda el instrumento universitario es fundamental.
El arte y el espectro electromagnético Después de leer el poema “La tabla periódica”,
de Jou ‒colocado al inicio de la exposición Años luz, de la cineasta e instalacionista catalana Eugenia Balcells‒, lo que admiraba el público eran las fotografías de los espectros de los elementos. Se quedaban parados un buen rato – estorbando a los que querían tomarse la selfie‒, frente a esas imágenes semejantes a persianas verticales con hojas de diferentes grosores y colores. Los legos no imaginarían que ese metal rojizo conductor de la electricidad –el cobre‒ tuviera un llamativo espectro de líneas color púrpura, azul, café, negro, naranja y rojo, o que el rubidio, capaz de arder espontáneamente en el aire, tuviera en el centro de su radiación un amarillo tan intenso. Más adelante, el espectador podía mezclarse, bailar, entre la proyección continua de los espectros. Esta exposición, que recientemente estuvo en el Centro Nacional de las Artes como una más de las actividades para celebrar el Año Internacional de la Luz, dio la oportunidad de fundirse en la representación de la esencia del Cosmos y de conocer las tonalidades características de los componentes de la Tabla Periódica. Margarita Rosado explica que los elementos proyectan esas líneas de color como consecuencia del comportamiento de los electrones, partículas que orbitan el núcleo de los átomos a determinada distancia, sin “apelmazarse en el mismo lugar” (distribución conocida como Fermi-Dirac, por sus descubridores), mientras que los bosones, que están dentro del núcleo, “sí pueden apelmazarse y formar condensaciones (denominadas Bose-Einstein). Si se excita a un átomo, los electrones pueden subir a otros niveles, esto es, se alejan más del núcleo, y ya que se desexcita al átomo, los electrones decaen o sea, regresan a su lugar. A ese comportamiento se le llama estado cuántico y es particular en cada uno de los elementos”. Eso genera su espectro, su luz única, que se convierte en la presa celeste de El Puma •
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