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■ Suplemento Cultural de La Jornada ■ Domingo 14 de Mayo de 2017 ■ Núm. 1158 ■ Directora General: Carmen Lira Saade ■ Director Fundador: Carlos Payán Velver

Cervantes y Freud:

influencias, fantasía y realidad

Mario Campuzano

El caos como germen: forma y fuerza en el arte

Peter Pál Pelbart

Platicar con T rotsky . A hmed N ayi

Juan

Centenario de

Rulfo Las mujeres en el universo rulfiano Marco Antonio Campos


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Ahmed Nayi

Platicar con Trotsky CeNteNArio de JuAN rulfo Juan Nepomuceno Carlos Pérez Rulfo Vizcaíno nació el 16 de mayo de 1917 en Sayula, Jalisco. A los veintiséis años publicó el libro de cuentos El Llano en llamas y dos años más tarde la novela Pedro Páramo. En 1956 recibió el Premio Xavier Villaurrutia por esta última obra; en 1970 el Premio Nacional de Ciencias y Artes en Literatura, y el Príncipe de Asturias en 1983. Desde 1980 fue miembro de la Academia Mexicana de la Lengua y en 1985, un año antes de su

Ahmed NAyi, “libre sobre el AsfAlto”

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l 21 de febrero de 2016, en el número 1094 de este suplemento, se publicó la traducción del árabe al español del quinto capítulo de Istijdam al-Hayat (El uso de la vida), novela del escritor egipcio Ahmed Nayi (Mansura, 1985). En aquel entonces, Nayi enfrentaba un juicio en la corte penal de su país por haber “difamado la moral pública”. Según esto, la lectura del dicho capítulo, que apareció en el suplemento cultural cairota Ajbar al-Adab, le causó un “trastorno del ritmo cardíaco, fatiga severa y presión baja” a un ciudadano egipcio, según la demanda del procurador del Estado. Mientras la corte penal declaró inocente a Nayi, el 20 de febrero del año pasado otra corte superior lo condenó a un máximo de dos años de encarcelamiento. Nayi fue llevado directamente de la sala del tribunal a la cárcel, donde purgó sentencia por diez meses. Ahora se encuentra fuera (“libre sobre el asfalto”, como dicen los egipcios respecto de sus prisioneros políticos cuando salen de la cárcel) pero tiene prohibido salir del país y está a la espera de una sesión del tribunal para seguir con el proceso de apelación, que se llevará a cabo el próximo día primero de abril. El 16 de mayo de 2016, Nayi fue galardonado con el pen /Barbey Freedom to Write Award (Premio Libertad para Escribir). Este cuento fue escrito por Nayi en 2008 y nos fue enviado por el mismo autor para su publicación en lengua española. Shadi Rohana

muerte, recibió el doctorado Honoris Causa por la UNAM. Entre otros oficios, fue fotógrafo y funcionario de gobierno. Estos son los datos biográficos escuetos de Juan Rulfo, el narrador más grande nacido en México, de quien se ha hablado y se hablará interminablemente. Para festejar el primer centenario de su nacimiento, publicamos un espléndido ensayo de Marco Antonio Campos relativo a las mujeres en el universo rulfiano. Comentarios y opiniones: jsemanal@jornada.com.mx

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n las tiendas Tawhid & Nur se concentran casi todas las lámparas de neón de Egipto”, fue lo que le dije a Trotsky mientras comíamos juntos en el restaurante Star, en la Plaza Líbano, en Guiza. Las palabras salieron de mi boca corriendo, como si formaran un proverbio chino cuya sabiduría milenaria es incuestionable. Trotsky colocó en su boca un pedazo de papa horneada y asintió con su cabeza. Trotsky me deja nervioso cuando asiente con su cabeza, así que seguí hablando: “Las tiendas Tawhid & Nur se encuentran a lo largo y ancho del país. Todas las ciudades, con cada una de sus colonias, las tienen. Es que no importa el nivel económico o social de los habitantes. La colonia Zamalek tiene Tawhid & Nur, en la delegación Muhandessin existen las Tawhid & Nur, en Plaza Guizah Tawhid & Nur, en la calle Faisal Tawhid & Nur, en la delegación Shubra Tawhid & Nur, en Mansura no faltan las Tawhid & Nur, en Alexandria Tawhid & Nur, en Minya, en el sur del país, tienen Tawhid & Nur, en Quena aún más al sur la gente hace sus

compras en Tawhid & Nur, en la ciudad de Al-Sálam, en la Ciudad Nasser, entre las mansiones de Maadi… Todo el mundo acude a su sucursal de Tawhid & Nur. Yo opino que lo que distingue a nuestra querida república es su carácter nur-aniy, o sea, ser bendecida por la luz de Dios, y que en ella, en cada uno de sus rincones, se predica el tawhid: la proclamación del Único, es decir, afirmar que Dios es el único dios, el omnipotente, el omnisapiente. Y déjame decirte que los trabajadores de Tawhid & Nur son los que decoran las vitrinas de sus tiendas con el mayor número posible de lámparas de neón.” Tomé la manguera de la shisha y ronroneé. Eché una nube de humo en la cara de Trotsky y seguí hablando: “Pero la cosa es que las mercancías que te venden en Tawhid & Nur son conocidas por ser malas, malísimas. Ya sea la ropa, zapatos, artículos para el hogar… Todo lo que te venden ahí son productos sin ningún sentido de originalidad ni de estética. Para colmo, en la mayoría de las sucursales a los trabajadores no les importa mantener limpias las muestras exhibidas. Imagínate: las muestras

Directora General: C arMen l ira S aade , Director: l uiS t ovar , E d ic i ón : F ranCiSCo t orreS C órdova y r iCardo y áñez . Coordinador de arte y diseño: F ranCiSCo G arCía n orieGa , Formación: M arGa p eña , Diseño de Columnas: J uan G abriel p uGa , Relaciones públicas:

v eróniCa S ilva ; Tel. 5604 5520. Retoque Digital: a leJandro p avón , Publicidad: e va v arGaS y r ubén h inoJoSa , 5688 7591, 5688 7913 y 5688 8195. Correo electrónico: jsemanal@jornada.com.mx, Página web: www.jornada.unam.mx

Portada: Permanencia de un grande Fotos de Rogelio Cuéllar

La Jornada Semanal, suplemento semanal del periódico La Jornada, editado por Demos, Desarrollo de Medios, S.A. de CV; Av. Cuauh témoc núm. 1236, colonia Santa Cruz Atoyac, CP 03310, Delegación Benito Juárez, México, DF, Tel. 9183 0300. Impreso por Imprenta de Medios, SA de CV, Av. Cui tláhuac núm. 3353, colonia Ampliación Cosmopolita, Azcapotzalco, México, DF, tel. 5355 6702, 5355 7794. Reserva al uso exclusivo del título La Jornada Semanal núm. 04-2003-081318015900-107, del 13 de agosto de 2003, otorgado por la Dirección General de Reserva de Derechos de Autor, INDAUTOR/SEP. Prohibida la reproducción parcial o total del contenido de esta publicación, por cualquier medio, sin permiso expreso de los editores. La redacción no responde por originales no solicitados ni sostiene correspondencia al respecto. Toda colaboración es responsabilidad de su autor. Títulos y subtítulos de la redacción.


3 14 de mayo de 2017 • Número 1158 • Jornada Semanal Ahmed Nayi. Fuente: PEN Canadá

están llenas de polvo. Dado que las vitrinas están repletas de las lámparas de neón, lo que ves es polvo acumulado y mezclado con el mal gusto de colores y diseños; una fiesta de mal gusto iluminada por la luz blanca del neón.” En la mesa de al lado se sentaron tres chicas con las cabezas cubiertas por el velo. De vez en cuando se escuchaban sus carcajadas chillonas. Una nube de humo sabor a manzanas las rodeaba. Una nube intensa, un sabor indistinto. “Tawhid & Nur… Mira, es que esas tiendas ¡me encantan! Son como un modelo pequeño, un espejo que refleja la mierda que es la sociedad egipcia de hoy. Tawhid & Nur son el orgullo de lo hecho en Egipto; son el producto de siete mil años de civilización concentrados en unos seres atormentados por la paranoia perfecta y que sufren de las enfermedades más feas que pueda padecer un alma humana. Es que esto es lo que somos los egipcios de hoy. Ya sabes; todo lo que ves en las otras civilizaciones del mundo es nada más ni menos que puras copias tal vez algo mejor que el original, es decir, Egipto. Nosotros hemos transcurrido todas las etapas de la civilización humana. Lo que hacen los gringos hoy ya lo habíamos hecho nosotros hace miles de años… Somos el orgullo de la humanidad. Hablo en serio, ¿eh?” Miraba hacia las chicas mientras intercambiaban tonos para sus teléfonos celulares. Uno de los tonos llamó la atención de Trotsky, quien volteó su cara hacia ellas. Después volvió su cara hacia mí y seguía asintiendo con la cabeza, lo que me puso más nervioso. “Por ejemplo, paseando por los pasillos Tawhid & Nur, si te fijas en las caras de los niños, siempre es lo mismo: o están llorando, o están deprimidos. Nunca les gusta la ropa que les compran sus papás. Pero los pobres papás no pueden comprar ropa en ningún otro lado. Lo que les están comprando a sus hijos es ropa nueva para las fiestas, y los hijos saben que van a llevar la misma ropa puesta todo el año hasta las próximas fiestas o por lo menos hasta que entren de nuevo a la escuela.” Trotsky levantó el dedo para indicarme que acabara de llegar al meollo del asunto. Dijo: “Entonces, es la pobreza.” “Sí, la pobreza.” “Qué cosa tan fea, la pobreza.”

“Sí claro, es feísima. Pero fíjate, Davidovich, que las paredes de Tawhid & Nur están llenas de posters de ésos que te dicen ‘Reza a Dios’, ‘Hermana, pon tu hiyab’, ‘La fe en Dios es un tesoro inagotable’… Si un día vas a visitar, dentro de las tiendas vas a escuchar, de repente, la voz de un imam saliendo de las bocinas y que predica sobre la austeridad de los primeros cuatro califas que sucedieron a Mahoma, o sobre cómo el Profeta una vez tenía dos piedras atadas a su estómago para pasar hambre. Así, en los umbrales de Tawhid & Nur puedes observar a un buen número de egipcios que, al salir de la tienda, repiten frases como ‘La salud es lo primero’, ‘La fe en Dios es un tesoro inagotable’, ‘Hoy, gracias a Dios, hemos arropado a nuestros hijos y alhamdulillah’, mientras asienten con sus cabezas. Una de las chicas se levantó de su silla y se ubicó detrás de las otras dos. Acercaron sus cabezas mientras una de ellas les mostraba un video o una imagen en la pantalla del celular. Fumé un jalón de la shisha y solté el humo hacia el techo. “Déjame explicarte una cosa, Lev. La lámparas de neón chupan las energías de tu cuerpo, causan inercia. Por eso las usan en los hospitales para calmar a los pacientes, o en los lugares de trabajo para subyugar a los empleados y tenerlos bajo control. Déjame decirte que todos los empleados en Tawhid & Nur son jóvenes de ésos que tienen títulos universitarios. Antes no tenían barbas. Pero después de un tiempo de trabajar, expuestos a las luces de las lámparas de neón, les comienza a crecer la barba. La cuidan muy bien, la barba. Junto con ella les crece una pequeña panza, y poco a poco los ves ascendiendo en la escala laboral. Los comienzas a ver como cajeros, como jefes de piso. En las

tiendas Tawhid & Nur tener barba es una condición necesaria para ganar un ascenso.” Trotsky tomó la botella de catsup. La apretó y extrajo el líquido rojo mientras apuntaba a la esquina de su plato. Luego tomó un trozo de papa. Tras bañarlo en catsup lo lanzó a su boca. Dijo: “Es bien sabido cómo el capitalismo crea patrones de consumo para crear una hegemonía cultural, y así, legitima su domino…” Aquí yo me vi obligado a interrumpir a Trotsky, pues volvió a agarrar la botella de catsup y comenzó a llenar su plato con el líquido rojo: “Sí tienes razón, pero, hombre, Bronstien, tran quilo con la botella del catsup. Así te vas a engordar y arruinar tu dieta.” Me miró descontento y devolvió la botella de catsup a su lugar. De repente se escuchó un grito corto desde la mesa de al lado. Una de las chicas retiró su silla y súbitamente se levantó. La jarra de agua había caído y mojado el pantalón de lino blanco que se pegó a sus muslos. Caminando hacia el baño, se veía entre sus muslos una línea de rojo claro que chorreaba desde la parte delantera del pantalón

TRaducción del áRabe al eSpañol de S hadi R ohana

“es bien sabido cóMo el capitalisMo crea patrones de consuMo para crear una hegeMonía cultural , y así , legitiMa su doMino …”


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14 de mayo de 2017 • Número 1158 • Jornada Semanal

Cervantes y

Mario Campuzano

LA GRAN SABIDURÍA DE CERVANTES INFLUYÓ EN EL PENSAMIENTO DEL PADRE DEL PSICOANÁLISIS CON SILBERSTEIN, AMIGO DE SUS AÑOS DE ESTUDIANTE, FREUD FUNDÓ LA ACADEMIA CASTELLANA

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ay aspectos de la vida de Freud poco conocidos y menos difundidos que tienen una gran importancia. Es el caso de la influencia de Cervantes en el futuro creador del psicoanálisis, de acuerdo con las investigaciones de Gedo y Wolff (Freud´s Novelas Ejemplares, 1967) y en la realizada posteriormente por León Grinberg y Juan Francisco Rodríguez ( La influencia de Cervantes sobre el futuro creador del psicoanálisis,1983), quienes rastrearon la influencia de Cervantes en la vida juvenil de Freud, especialmente en el área correspondiente a sus intereses literarios y filosóficos. Sin que su familia supiera cómo lo hizo, aprendió español en la adolescencia, en buena medida para poder leer a sus autores, en particular a Miguel de Cervantes Saavedra. Con su amigo de esa época, Silberstein, fundó la Academia Castellana, de la que ellos dos eran los únicos miembros, y emprendieron juntos la lectura de algunas obras. Les despertaron gran interés las Novelas Ejemplares, que fue publicada unos años después de Don Quijote de la Mancha, por lo cual la obra fue menos conocida pero no por ello menos importante. En una carta a su novia, Marta Bernays, el 7 de febrero de 1884, le cuenta ese episodio: Mi dulce niña […] Por fin tendré tiempo para mis pacientes y también para leer algo […] Silberstein estuvo aquí de nuevo hoy, tan simpático y buena persona como siempre. Nos hicimos amigos en la época en que la amistad no es ni un deporte ni una conveniencia, obedeciendo más bien a la realidad de tener a alguien con quien compartir las cosas. Acostumbrábamos estar juntos, literalmente, todas las horas del día que no pasábamos en el aula. Aprendimos español juntos y poseíamos una mitología que nos era peculiar, así como ciertos nombres secretos que habíamos extraído de los diálogos del gran Cervantes. Cuando estábamos empezando a estudiar el idioma encontramos en nuestro libro una conversación humorística-filosófica entre dos perros que están echados pacíficamente en la puerta de un hospital, y nos adueñamos de sus nombres. Tanto al escribirnos como en la conversación yo le llamaba Berganza, y él a mí, Cipión. ¡Cuántas veces he escrito: Querido Berganza, y he terminado la carta: Tu fiel Cipión!… Juntos fundamos una extraña sociedad escolástica: la Academia Castellana, compilamos una gran masa de obras humorísticas que aún deben andar por algún rincón de mis viejos papeles, compartimos nuestros frugales refrigerios y jamás nos aburrimos mutuamente.

Dentro de las novelas cortas o cuentos largos que componen ese volumen destaca El coloquio de los perros, donde un enfermo, castigado por altas fiebres e internado en un hospital, cuenta a un amigo cómo, al creerlo dormido, iniciaron un diálogo dos perros, Cipión y

Berganza, que se mantuvo a lo largo de toda la noche. En la presentación de la novela, Cervantes precisa: “Perros del hospital de la Resurrección que está en la ciudad de Valladolid, fuera de la puerta del campo, a quien comúnmente llaman los perros de mahudes.” En el texto, sin saberlo con claridad todavía, Freud abreva en los temas cervantinos de la fantasía derivada del delirio y el sueño o la hechicería, en interjuego con la realidad, temática que lo define como antecesor cultural del ulterior Freud psicoanalista, cuya teoría gira en torno a la existencia del inconsciente y el interjuego dinámico de la fantasía y la realidad. En la novela misma se plantean interrogantes iniciales y finales: ¿es posible que dos perros hablen?, o ¿es un sueño o fantasía del convaleciente? El diálogo se inicia así: Cipión: Berganza amigo, dejemos esta noche el hospital en guarda de la confianza, y retirémonos a esta soledad y entre estas esteras, donde podremos gozar sin ser sentidos de esta no vista merced que el cielo, en un mismo punto, a los dos nos ha hecho. Berganza: Cipión, hermano, óyote hablar y sé que te hablo, y no puedo creerlo, por parecerme que el hablar nosotros pasa de los términos de la naturaleza.

La obra está construida como un diálogo, forma poco común en una novela, y su temática la ubica dentro de la picaresca española de la época, género seguramente poco o nada conocido para los jóvenes centroeuropeos Freud y Silberstein, pero a ellos les impactó no sólo la temática, sino sobre todo el peculiar diálogo entre los perros donde uno, Berganza, cuenta su vida y vicisitudes con sus diferentes amos, todos ellos hacedores de trampas y triquiñuelas para ganarse la vida, que es la forma que adopta la crítica social en la novela picaresca, mientras el otro perro, Cipión, establece con-

Freud abreva en los teMas cervantinos de la Fantasía derivada del delirio y el sueño o la hechicería , en interjuego con la realidad .

diciones al diálogo de Berganza, lo que en la técnica psicoanalítica se llama el encuadre, y alienta y facilita un diálogo libre y catártico que puntúa con comentarios esclarecedores y didácticos, todo un antecedente de la técnica psicoanalítica de la asociación libre y la interpretación. Cipión: Sea esta la manera, Berganza amigo; que esta noche me cuentes tu vida, y los trances por dónde has venido al punto en que ahora te hallas; y si mañana en la noche estuviéramos con habla, yo te contaré la mía. Porque mejor será gastar el tiempo en contar las propias que en procurar saber las ajenas vidas.

Freud y su amigo no se conformaron con leer el diálogo de los perros, sino que posteriormente jugaron a dramatizarlo con sus propios temas. Como era de esperar, Freud tomó el papel de Cipión, comentarista/psicoanalista, y Silberstein el de Berganza, relator de su vida/ psicoanalizando. Vamos a tomar como ejemplo algunas intervenciones de Cipión, aunque estén fuera de contexto de las largas intervenciones de Berganza, pero que permiten apreciar cómo realiza la conducción y puntuación de los relatos de Berganza: Cipión: Por haber oído decir que dijo un gran poeta de los antiguos que era difícil cosa el no escribir sátiras, consentiré que murmures un poco de luz y no de sangre; quiero decir, que señales y no hieras a ninguno en cosa señalada; que no es buena la murmuración, aunque haga reir mucho, si mata a uno. Y si puedes agradar sin ella, te tendré por muy discreto… Cipión: Aprovechándote vas, Berganza, de mi aviso. Murmura, pica, y pasa; y sea tu intención limpia, aunque la lengua no lo parezca… Cipión: Esa fue respuesta de un simple. Pero tú, si eres discreto o lo quieres ser, nunca has de decir cosa de que debas dar disculpa. Di, adelante….

En el curso de contar su vida, Berganza recuerda el encuentro con una hechicera que le dice que él y Cipión son hermanos e hijos de otra hechicera a la cual, por envidia, una tercera hechicera, maestra de ambas, transformó a sus hijos gemelos en perros en el momento del nacimiento. Aquí tenemos otra vez, desde la literatura, el germen de lo que después será el concepto psicoanalítico de la envidia y su tendencia destructora como uno de los importantes temas de la psique humana. En estos juegos adolescentes, tan intelectuales y alejados de la realidad contemporánea, puede ya verse la importancia de la realidad y la fantasía, la fantasía como gran fuerza motivacional y la necesidad de su discriminación y ajuste con la realidad, la envidia y su tendencia destructiva. También destaca la existencia de un modelo de diálogo catártico, esclarecedor y di-


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influencias, fantasía y realidad

dáctico que será el aplicado en los casos pioneros de tratamiento de mujeres con padecimientos histéricos que hiciera Freud en compañía de Breuer, mediante un modelo de tratamiento psicológico ayudado con la hipnosis que llamaron “método catártico”, mismo que una de las pacientes famosas de ese ensayo describió como “limpieza de la chimenea”, limpieza de vivencias conflictivas cargadas de afecto, expresadas en una combinación de sufrimiento emocional y manifestaciones somáticas cargadas de simbolismo que había que “descargar catárticamente” y, ya en la etapa posterior de creación del método psicoanalítico, había que interpretar para favorecer su esclarecimiento, su comprensión, lo que permitiría salir del conflicto psíquico y su correspondiente cortejo sintomático.

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os psicoanalistas Gedo y Wolf, al comentar este episodio de la vida freudiana, han hecho la aguda observación de que el rol y el nombre que Freud adoptara en el diálogo de los perros, Cipión, se relaciona con Escipión el Africano –quien fue un político destacado en la República Romana, actuó como general en algunas de las guerras de la época y se hizo famoso por haber derrotado a Aníbal en una de esas batallas–. y conduce a sus sueños infantiles de grandeza al identificarse con personajes notables como Aníbal. Grinberg y Rodríguez concluyen que, al colocarse este Freud adolescente en el papel de Cipión, “está expresando su sueño quijotesco de ser un gran hombre y conquistar el mundo… creando el psicoanálisis”. Sueño de grandeza como fantasía movilizadora que logra convertirse en proyecto de vida y realidad concreta. Secuencia exitosa del proceso vital de un genio, pero que igual puede tener lugar en la escala modesta de los hombres y mujeres comunes. Aunque en esta época juvenil Freud leyó también el Quijote, vuelve a leerlo en la época en que, como parte de su formación médica, asiste a la Clínica Psiquiátrica del profesor Meynert donde, enfrentado a los fenómenos delirantes y alucinatorios psicóticos, busca su comprensión más allá de lo que los textos psiquiátricos y la anatomía del cerebro explican. Y ¿a qué fuentes acude?, a las literarias, entre ellas El Quijote. ¿Por qué le resulta tan atractivo el tratamiento cervantino del tema? Seguramente por dos razones: en primera, por la claridad en que la obra aparece el interjuego entre fantasía y realidad en forma no dilemática y, por la otra, por plantear el delirio y la locura como comprensibles a partir de motivos profundamente humanos, como convertirse en caballero andante para salir del aislamiento y la melancolía, la razón de la sinrazón, como lo destacan Grinberg y Rodríguez. Don Quijote se lo explica al sacerdote que atacaba los libros de caballerías: “lea vuesa merced estos libros y verá cómo se des-

tierran la melancolía que tuviere y le mejoran la condición si acaso la tiene mala. De mí sé decir que desde que soy caballero andante soy valiente, comedido, liberal, bien cuidado, generoso, cortés, atrevido, blando, paciente, sufrido de trabajos, prisiones y encantos”. Don Quijote aparece como representante no sólo del delirio sino también representante de las fantasías, tan universalmente humanas, al punto que en una de las cartas a su novia, escribe: “todos hemos sido nobles caballeros que pasábamos por el mundo prisioneros de un sueño…” Y Freud justamente estaba en esa situación de conflicto entre la fantasía y la realidad al enamorarse de Marta y querer construir con ella una familia, para lo cual requería de ingresos económicos

que, como le hizo notar Brücke, el director del instituto de investigaciones donde trabajaba desde años atrás, no le iba a proporcionar su carrera de investigador, por lo cual le animó a buscarlos en la práctica clínica privada. De acuerdo con Jones, primer biógrafo de Freud, esta intervención le despertó bruscamente del sueño idealista de servir a la ciencia al margen de toda consideración mundana. Las obras de Cervantes fueron, como queda claro en esta breve revisión, una gran fuente de inspiración para que Freud pudiera construir algunos elementos importantes de la teoría psicoanalítica a partir de sus agudas observaciones y comprensión de la condición humana

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Freud:


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Peter Pál Pelbart

El caos como germen: forma y fuerza en el arte (fragmento) FRANCIS BACON AFIRMA QUE EN LA PINTURA HAY QUE DESORGANIZAR LA TELA PARA DARLE UNA OPORTUNIDAD A LO PROBABLE

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ormas y fuerzas: este es el problema capital de toda estética. En las artes, tanto en pintura como en música, no se trata de reproducir o inventar formas, sino de captar fuerzas, dice Gilles Deleuze en Logique de la sensation (1981). La tarea de la pintura se define por la tentativa de hacer visibles fuerzas invisibles –“no reproducir lo visible, sino hacer visible”, diría Klee– y la de la música hacer sonoras fuerzas insonoras. ¿Qué fuerzas? Por ejemplo, el Tiempo, que es invisible e insonoro. O la presión, la inercia, el peso, la atracción, la gravitación, la germinación, o el grito y el sonido para la pintura, y el color para la música. O, en el caso del pintor Francis Bacon que Deleuze analiza, la dilatación, la contracción, el achatamiento, el estiramiento ejercidos sobre una cabeza inmóvil, deformada. No se trata, allí, de mostrar la descomposición de los elementos, ni la transformación de la forma, sino los efectos de las fuerzas diversas sobre un mismo cuerpo desfigurado. Desfigurado, aquí, significa: que deja de ser figurativo, de figurar, de representar un objeto, de narrar una historia, de ilustrar una situación, para liberar una Figura (Figura es un conjunto simultáneo de formas) que sea un hecho, la captación de una fuerza. Cézanne habría mostrado la fuerza de germinación de una manzana, la fuerza térmica de un paisaje, la fuerza de curvatura de una montaña; Van Gogh habría inventado la “fuerza del girasol”. El cuerpo visible muestra las fuerzas invisibles por las marcas que éstas dejan en él, y haciéndolas visibles las potencializa y eleva a un nivel superior, vital. Incluso cuando esa fuerza es la muerte, al volverla sensación pictórica, se vuelve rayo intenso, poder de risa de la vida, dirá Deleuze. El horror se vuelve vida; la abyección, esplendor. El pesimismo cerebral se vuelve optimismo nervioso. Y es que aunque la fuerza no sea sensación, llega como tal a nosotros. La sensación es la traducción pictórica (a través de todos sus elementos) de la fuerza. Pero ¿cómo surge en la tela una fuerza nueva, por ejemplo, si la tela y el pintor, antes incluso del acto de pintar, están repletos de imágenes, clichés, probabilidades? Francis Bacon insiste en que el artista debe, antes que nada, limpiar la tela, luchar contra esa figuratividad pre-pictórica como contra un destino, una herencia, una necesidad, desorganizándola, dando una oportunidad a lo improbable. “Extraer la Figura improbable del conjunto de las probabilidades figurativas.” Eso puede lograrse dejando marcas manuales del azar, marcas libres, pre-pictóricas, pero que son ya, en otro sentido, una elección, pues esas marcas serán reutilizadas para liberar alguna Figura. Pueden ser trazos y líneas, pueden ser manchas y colores sobrepuestos en una figura, prolongando una boca, creando una zona de indeterminación en un detalle cualquiera. Marcas involuntarias, dice Bacon, que funcionan como especies de diagrama. “Se ve implantar, al interior de ese

diagrama, posibilidades de hechos de todo tipo.” Un repliegue puede contener el Sahara, una piel, un rinoceronte, etcétera. El diagrama son esas marcas involuntarias, libres, irracionales, accidentales, insignificantes y asignificantes, confusas, hechas a mano con una esponja, trapo, cepillo, “como si la mano ganara una independencia y pasara al servicio de otras fuerzas, trazando marcas que no dependen ya de nuestra voluntad ni de nuestra vista”. La intrusión de la mano desorganiza el control óptico y figurativo, provocando una catástrofe, un caos. La función del diagrama –“conjunto operativo de líneas y de zonas, de trazos y de manchas asignificantes y no representativas” (Deleuze)– es “sugerir” (Bacon) o introducir “posibilidades de hecho” (Wittgenstein). Por sí solo el diagrama no es un hecho (pictórico, esto es, una Figura), pero éste lo torna visible. Es un caos, una catástrofe que puede generar un orden y un ritmo, caosgermen. En Cézanne, es el “abismo”; en Klee, el “punto gris”. Cada pintor enfrenta esa catástrofe a su modo y la supera con su genio. Cada pintor tiene su diagrama, del cual puede hacer germinar una Figura o en el que puede acabar sucumbiendo. Por ejemplo: el diagrama de Van Gogh es “el conjunto de achurados rectos y curvos que hacen subir y bajar al suelo, retuercen los árboles, hacen palpitar el cielo, y que adquieren una intensidad particular a partir de 1888”. […] Es necesario, dice Bacon, controlar el diagrama, confinarlo a una región de la tela, evitar que prolifere, que aborte sus posibilidades. Debe ser operativo. Es la posibilidad de hecho, pero no el Hecho en sí. Éste debe emerger de la catástrofe, desmarcarse de ella, haciendo claras las líneas y nítidas las sensaciones. Es lo que Deleuze llama la “utilización moderada del diagrama”. El diagrama es la catástrofe, pero no debe producir catástrofe. Es una zona mixta, pero no por eso debe producir lo indiferenciado. Es el mapa de la mezcla de fuerzas, que dibuja el recorrido posible de la materia movimiento; no un recorrido, mucho menos dos, sino la guerra de los posibles. El Foto: John Deakin, Francis Bacon en 1952 diagrama es multipotencial y plurilineal, y, en esa simultaneidad de posibilidades, es el caos-germen. Es una catástrofe necesaria, que en algún momento necesita intervenir para limpiar los clichés de la tela y para que las formas virtuales se coloquen a merced de todas las fuerzas involucradas. Por ejemplo, los planos se liberan de la perspectiva, el color y sus modulaciones de los opuestos claro/oscuro, luz/sombra, y el cuerpo se libera del organismo, rompiendo la relación entre forma y fondo, todo ello gracias a la catástrofe, al diagrama y al desequilibrio que éste provoca. Pero la triple liberación del plano, del color y del cuerpo sólo se hace efectiva cuando se está libre de esa catástrofe que la viabiliza TRaducción del poRTuguéS de iván gaRcía


crónica

14 de mayo de 2017 • Número 1158 • Jornada Semanal

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priMero de Mayo en

Foto: Saúl Toledo. “Ni miedo ni odio. Los inmigrantes son bienvenidos aquí”.

Saúl Toledo Ramos

Austin, Texas

UNA ENTRE LAS MUCHAS MANIFESTACIONES A NIVEL NACIONAL EN EU CONTRA LA POLÍTICA MIGRATORIA DE DONALD TRUMP

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Con todo mi amor para Kikis

ine porque tengo una hija de doce años a la que no veo desde hace diez. Mi madre murió en el 2015; no pude ir al sepelio. Nunca más pude verla ni hablar personalmente con ella. Las figuras de muchas de las personas que quiero, familiares y amigos, están desvaneciéndose en mi mente; unos ya se fueron y cada que me dicen de un nuevo fallecimiento es como si pusieran una piedra sobre mi espalda.” El sol del primer día de mayo despliega su ímpetu sobre el capitolio de Austin, en Texas, sede del gobierno. Hoy hay manifestaciones a nivel nacional para protestar contra los comportamientos raciales de Donald Trump y Greg Abbot, gobernador del estado. “No podemos decir que sean políticas. Son berrinches de juniors, de sujetos que para su fortuna han vivido en la opulencia y ahora que están en el poder piensan que se debe hacer su voluntad sin importar a quién afecten.” Mentiríamos si dijéramos que los manifestantes son legión. Es raro, pero en estos tiempos de incertidumbre la convocatoria movió sólo a un puñado de personas, y eso que su realización fue divulgada por varios medios y que la implementación de la ley Sb 4 –que autoriza a la policía local a hacer trabajos de agentes de migración– afecta a miles en esta área. No deja de sorprender la cantidad de nativos que acudieron a mostrar su fraternidad a los inmigrantes. Niños y adultos corean canciones de apoyo en un español lastimoso pero que surge del corazón. Casi todos ellos levantan pancartas en las que se leen consignas de respaldo a los venidos de otros países. –¿Qué los motivó a venir? –Humanidad. Cuando ves que tu país está en manos de un nazi; cuando sabes que muchas de sus acciones

son crímenes disfrazados de legalidad y tienes hijos, vienes con ellos y les enseñas que el mundo puede ser mejor, que los seres humanos somos iguales y que nadie debe estar por encima de los demás. Niños hay varios. Unen sus vocecitas al coro: “ Sb 4 debe de caer, así es como se vive una democracia.” Una de las oradoras presenta a su hija: “Es una valiente. Como otros niños, debería estar haciendo la tarea, jugando, preparando su ropa para mañana. Pero quiso venir a apoyar porque el gobierno les ha infundido miedo a nuestros niños, miedo a que cualquier día migración agarre a sus padres y deshagan más familias.” Hace calor, hambre y sed. Algunos se repegan a los árboles en busca de cobijo contra los rayos solares. Vaya uno a saber de dónde, de repente aparecen una dama y un caballero que acarrean cajas de pizza y botellas de agua fría. No hay arrebatos ni alboroto. Se hacen dos filas y cada quien recibe su refrigerio. Tres voluntarios espontáneos toman sendas cajas y reparten agua a quienes están más alejados, incluso a un cuarteto de policías que, a prudente distancia, admira con recelo la protesta. Como si fuera pecado aceptar el líquido, ninguno de ellos lo recibe. Los manifestantes han tomado un edificio aledaño al Capitolio. Los que llegaron primero –estadunidenses casi todos– ingresaron al inmueble y con sus pancartas pro inmigrantes se plantaron en el corredor principal. “La Sb 4 desaparecerá” es el grito que retumba y provoca un eco emocionante. Una oradora pide en inglés y español: “Por favor, no se vaya nadie, no se den por vencidos en esta lucha. Los compañeros que están adentro serán arrestados. No podemos dejarlos solos, demostrémosles nuestro apoyo.” El poco aire que circula y los últimos destellos del astro rey se cargan de tensión, lo mismo que los rostros

de los presentes, cuando ocho policías en bicicleta y pantalones cortos irrumpen y hacen un muro entre la concurrencia y la entrada al edificio. “No queremos muro, lo que queremos es trabajo” es el coro que se escucha. La tirantez desaparece, excepto de los cuerpos y caras de los policías, cinco de las cuales, por cierto, revelan rasgos de hispanidad. Las sombras se hacen largas, el calor ha disminuido su intensidad al tiempo que llega un poco más de gente. “Compañeros –arenga la oradora–, les pido que algunos de ustedes vayan a la parte de atrás, allá hay otra puerta y por ahí van a sacar a nuestros compañeros. Los llevarán presos y no debemos dejarlos solos.” Muchos corren hacia la otra puerta; al llegar descubren que la entrada ya está cercada por uniformados. “iCe y policía, la misma porquería, iCe y policía, la misma porquería” es el clamor que entonces estremece los oídos. Enfrente hay un hotel turístico, en su acceso el despliegue policíaco es más nutrido. Al llegar los autobuses, los paseantes estiran los pescuezos. Los gritos llaman su atención y quieren saber qué acontece. Los agentes los conminan a que ingresen de inmediato a sus habitaciones. Todo parece terminar cuando los manifestantes que tomaron las oficinas pertenecientes al gobierno son sacados, esposados y llevados a las patrullas. Mientras se dispersan, los últimos asistentes gritan: “No somos cien, no somos mil, somos millones, cuéntanos bien.” A un costado queda solamente un señor que vende paletas. “Vendí bastante, vacié el carrito dos veces. Me fue muy bien.” Y, escéptico, pregunta: “¿Cuáles millones? Aquí no hubo ni mil. Mañana juega el Real Madrid, ve a cualquier taquería y ahí encontrarás a los mexicanos viendo el partido.”


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Juan

CentenaRio de

Rulfo Marco Antonio Campos

UNA LÚCIDA REFLEXIÓN SOBRE LA MUJER EN LA INAGOTABLE OBRA DE JUAN RULFO SUSANA SAN JUAN Y DOLORES PRECIADO SON LAS DOS FIGURAS FEMENINAS MÁS IMPORTANTES EN PEDRO PÁRAMO

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n El Llano en llamas y en Pedro Páramo de Juan Rulfo las mujeres tienen un lugar marginal en la vida diaria. Apenas cuentan. Ninguna ocupa un puesto de poder político ni tiene un papel socialmente activo. La única que resalta de una manera descollante es Susana San Juan, pero sobresale por Pedro Páramo, o si se quiere, por el gran amor desesperanzado de Pedro Páramo. Sin embargo, cuando vuelve al pueblo y a la Media Luna, ya vive mentalmente en el limbo, o peor, como ella cree, en el infierno 1. El 18 de septiembre de 1953 aparece El Llano en llamas; apenas en México, dos meses después, se aprobaría el voto femenino. La igualdad era aún una quimera: prevalecía en casi todas las esferas y órdenes la hegemonía masculina: en la vida política, económica, financiera, empresarial, industrial, deportiva. En las regiones rurales y los pueblos de México, en las décadas en que pasa la narrativa rulfiana (digamos del porfiriato a los años cuarenta), la autoridad violenta del hombre era norma y no excepción2. En los cuentos de Rulfo las mujeres pueden ser iniciadoras lúdicas en el sexo (Felipa en “Macario”); o viven en relaciones incestuosas (Margarita “En la madrugada” o la Berenjena en “Acuérdate”); o en adulterio (Natalia en “Talpa”), o son muchachas secuestradas por el bandidaje disfrazado de Revolución (la mujer del Pichón en “El Llano en llamas”); o esposas, que pese a las exaltaciones de sus bondades y belleza, no alcanzan a tomar forma en el cuento (la mujer del perseguidor en “El hombre” y Matilde Arcángel en el cuento en que el arriero habla de su desdichada herencia); o nos encontramos con un grupo de viejas algo pícaras y más gazmoñas, que pasaron por las armas sexuales del niño Anacleto Morones, y que buscan al yerno para que testimonie los milagros del protosanto más indecente. Como en Calvino o Cortázar, hay en Rulfo cuentos contados desde el punto de vista del niño (“Macario” y “Es que somos muy pobres”). Macario, en su monólogo de niño falto de entendederas, relata cómo Felipa le da a beber de sus senos, que a él le saben –los saborea– como la flor del obelisco. Collage: Manuel / moleski-nadas. Foto de Juan Rulfo: Rogelio Cuéllar

Uno de los mayores tabúes de la civilización occidental es el incesto. En una de las grandes novelas del siglo xx , Cien años de soledad, inclusive, están condenados, en caso de tener progenie –como alguna vez ocurrió con los Buendía y los Iguarán y al final de la novela volverá a suceder– a que los hijos nazcan con cola de puerco. García Márquez asimismo admiró los dramas de Sófocles; baste recordar que es suyo el guión cinematógrafico de Edipo alcalde (1996), dirigida por el colombiano Jorge Alí Triana, una muy buena recreación moderna del Edipo Rey griego con la relación de madre e hijo, ignorada por ambos, relación que tendría en la Colombia de los años noventa –en el pandemónium de la lucha de la guerrilla, el ejército, los paramilitares, la policía y el narcotráfico (uno peor que otro)–, consecuencias nefastas. En el cuento “En la madrugada”3, Don Justo Brambila mantiene una relación sexual

en Las regiones ruraLes y Los puebLos de m éxico , en Las décadas en que pasa La narrativa ruLfiana ( digamos deL porfiriato a Los años cuarenta ), La autoridad vioLenta deL hombre era norma y no excepción .


9 14 de mayo de 2017 • Número 1158 • Jornada Semanal Sergio Michilini, Las viejas indinas, 2012. (Protagonistas de “Anacleto Morones”, de Juan Rulfo)

Las mujeres en eL universo ruLfiano con su sobrina Margarita, ante la indignación feroz de la madre de ésta, quien es hermana también de aquél, la cual vive en la casa. La madre no deja de increparla y aun en un momento la apostrofa de prostituta. Don Justo quisiera legalizar la relación: “Si el señor cura autorizara esto, yo me casaría con ella, pero estoy seguro de que armará un escándalo si se lo pido. Dirá que es un incesto y nos excomulgará a los dos. Más vale dejar las cosas en secreto.” Don Justo, el rico del pueblo, dueño aun de la luz en San Gabriel, no sabía que le quedaban minutos de vida. En “Talpa” está lo prohibido legalmente (el adulterio), ¿pero en las relaciones sexuales de Natalia con el cuñado hay propiamente incesto? Unos psicoanalistas dirían no, y otros, que en la escala del incesto es el grado más bajo. En el cuento hay un triángulo entre Tanilo, su esposa Natalia y su hermano 4, pero Tanilo no sospecha la relación entre ellos. Contrastan en el cuento el gran mapa de llagas y pústulas que se va volviendo el cuerpo de Tanilo y los pasajes apasionadamente ardientes entre Natalia y el cuñado, quizá los más intensamente eróticos en la obra rulfiana. Tanilo cree que sólo la Virgen de Talpa puede curarlo; Natalia y el hermano no sólo le toman la palabra, sino de hecho lo constriñen a hacer la larga peregrinación de Zenzontla a Talpa. Cuando por la muerte de Tanilo lo prohibido deja de serlo, la llama ardiente que unía los cuerpos de Natalia y el cuñado se extingue y a Natalia la desesperan los remordimientos. Menos culposo que chusco es el incesto en “Acuérdate”. Desde niño Urbano Gómez tenía agarrones con su prima la Arremangada. Son descubiertos. Urbano es expulsado de la escuela “antes del quinto año” por andar “jugando a marido y mujer detrás de los lavaderos de la escuela, metidos en un aljibe seco”. El incesto lo

hay del todo en “Anacleto Morones”, pero acaba por tener un perfil cómico. Cuando van a ver las beatas taimadas a Lucas Lucatero y le dicen que Anacleto incluso le dio a su hija por mujer, Lucas responde: “Así fue, me la dio cargada como de cuatro meses cuando menos.” “Pero olía a santidad.”“Olía pura pestilencia […] Era una sinvergüenza. Eso era la hija de Anacleto Morones.” Alguna le arguye que era un “fruto del Santo Niño”; Lucas contesta: “¡Monsergas! Adentro de la hija de Anacleto Morones estaba el nieto de Anacleto Morones.” En Pedro Páramo, Juan Preciado, poco después de quedarse con Eduviges Dyada, pasa a dormir en un cuarto donde conviven Donis y su hermana. Sin que lo supiera al principio, ella intuía que la relación estaba mal. El cura, al ir ella a contárselo, espantado, sólo contesta: “Sepárense.” Por eso ella casi no sale al pueblo. Cree que por el pecado las manchas se le ven en la cara y por dentro siente que está “hecha un mar de lodo”. Una vez Donis se despide y dice –falsamente– que no volverá. Esa noche Juan Preciado y la hermana de Donis duermen juntos. Horrorizado, se da cuenta que el cuerpo de la mujer se le desmorona en la manos. Sale a la calle y va hacia la plaza aciaga. También en la novela, cuando Fulgor Sedano avisa a Pedro Páramo que “anda por ahí” Bartolomé San Juan, Pedro pregunta si vienen los dos, Fulgor responde que sí, él y su mujer. Pedro pregunta si no será su hija, y el administrador responde: “Pues por el modo como la trata más parece su mujer.” Sin embargo, por lo que se cuenta después, el “parece” no tiene mayores visos reales o al menos queda muy ambiguo: en su locura Susana lo trata con excesiva familiaridad y él le pide de continuo respeto diciéndole que es su padre. “De éstas que llaman del partido”, como escribió con gracia Cervantes en el Quijote. Desde alguno de sus

primeros cuentos (“La mujer que llegaba a las seis”), en la obra de García Márquez las prostitutas son parte de la vida diaria de los pueblos caribeños que le sirven de fondo, y su función es tan necesaria como la del carpintero, el gallero o el doctor, e incluso a veces llegan a convivir en la casa, aun si mentidamente, como Meme, con el odiado médico de La hojarasca. En Memoria de mis putas tristes, el nonagenario Sabio termina enamorado de Delgadina, la adolescente del burdel de Rosa Cabarcas. En las narraciones de José Revueltas la prostituta puede llegar a ser de modo natural la amante. “Puta” es en alguna ocasión la palabra sagrada para designar a una muchacha decente de dieciséis años que sonríe con complicidad a la tía al saberse descubierta. O aun, en casos extremos, como en su admirable cuento “Hegel y yo”, uno de los protagonistas puede estar tan lleno de culpa por la puta que amó y asesinó, que lo afligen una y otra vez la pena y el remordimiento. En los cuentos de Rulfo las mujeres pueden llegar a la prostitución por pobreza o por el mero gusto del ejercicio, o por ambos motivos, como las hermanas de Tacha (“Es que somos muy pobres”) o la Berenjena en “Acuérdate”. Quien va en vías de serlo, deduce su hermano ante la catástrofe de haber perdido la vaca en la inundación, es la propia Tacha. Pero en general las prostitutas apenas cuentan en la narrativa de Rulfo: asoman fugazmente en los cuentos y en la novela nunca se ve una en las calles o casas de Comala. Como ejemplo paradigmático del cacique, Pedro Páramo5 tiene una visión patrimonialista: tierra y pueblo le pertenecen, y por ende, en ello, los cuerpos de las mujeres6. A su hija Susana, cuando vuelven al pueblo, Bartolomé San Juan le advierte que Pedro Páramo “es casado y ha tenido infinidad de mujeres”. Desde luego lo de casado es relativo: Dolores Preciado, la únisigue

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ca esposa legítima, hacía buen número de años no vivía en la hacienda; lo de “infinidad de mujeres” es el número sin número que ha creado la leyenda en el pueblo y la Media Luna. Sin embargo, en esto no hay lamento ni queja de ninguna: todas parecen sentirse muy a gusto con él, aun las sirvientas. ¿No dice hacia el final Damiana Cisneros, quien por derecho propio era una suerte de mayordoma de la hacienda y la caporala de las sirvientas de Comala y de la Media Luna, que al patrón le salió lo “gatero”? De los hijos que tuvo, al único que reconoció y aun quiso, el único que llevó su apellido, fue Miguel Páramo, quien se acaba matando en el caballo en el camino de Contla cuando va a visitar a la novia 7. Nunca sabemos quién fue la madre, salvo que murió al nacer el niño. Del arriero Abundio, quien confiesa al principio a Juan Preciado que también es hijo de Pedro Páramo, ignoramos asimismo quién fue su madre, pero en los pasajes finales, cuando muere su mujer, se emborracha y mata a cuchilladas a Pedro Páramo, sabemos que su apellido es Martínez, seguramente el materno.

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os mujeres resaltan triste y altamente en la novela y Rulfo tuvo la virtud al crearlas que pasaran inolvidablemente al imaginario literario del lector: Dolores Preciado y Susana San Juan. Ambas se crean como personajes, gracias, ante todo, a evocaciones plenas de una nostalgia sin fondo. Las de Dolores son dichas por ella misma, pero quien las oye en la memoria es su hijo Juan Preciado mientras se encamina de Sayula a Comala y las oye aún en Comala; aquellas evocaciones donde se exalta la figura de Susana son pensadas o dichas por Pedro Páramo como para sí mismo. Las evocaciones de Dolores Preciado y Pedro Páramo son momentos de gran belleza en una novela llena de bellezas. Lo que se oyó por varias generaciones en las letras de la canción mexicana, en especial boleros y rancheras, fue al hombre abandonado y destrozado por la mujer; todo mundo sabe que históricamente ha sido lo opuesto. El mejor ejemplo aquí es Dolores Preciado. Pedro Páramo se casa con la joven para apropiarse de los terrenos del rancho de En Medio, le hace el hijo que nunca llevará el apellido paterno, la trata como cosa inservible, y finalmente, a la primera insinuación que suena a queja, la echa de la Media Luna y la envía a Colima a casa de su hermana Gertrudis, donde vivirá de “arrimada”, recordando –mitificando– las bellezas del pueblo y del paisaje del terruño, y rezumando rencor contra Pedro Páramo. Como personaje Dolores acaba dejando en el lector una honda dulzura triste. “El abandono en que nos tuvo, mi hijo, cóbraselo caro”, le dice al hijo en su lecho de muerte, sin imaginar que mandaba al hijo a la muerte. Lo único puro en medio de tanta maldad en Pedro Páramo es Susana San Juan, o más bien, la Susana de la infancia y la puericia. Carlos Fuentes observa que la función de Susana “es la de ser soñada por un niño y la de abrir, en ese niño que va a ser el tirano Pedro Páramo, una ventana anímica que acabará por destruirlo. Si al final de la novela Pedro Páramo se desmorona como si fuera un montón de piedras, es porque la fisura de su alma fue abierta por el sueño infantil de Susana” (La gran novela latinoamericana, “La revolución mexicana”). En sus evocaciones Pedro Páramo recuerda cuando en los años distantes lanzaban papalotes al aire y Susana tenía los labios humedecidos como si los hubiera mojado el rocío. Se bañaban desnudos en el río. Recuerda el día que Susana dejó el pueblo, y al despedirse dijo que odiaba al pueblo, menos a él 8. El mu-

Abel Quezada y Juan Rulfo tomando cerveza Fotograma del filme En este pueblo no hay ladrones, 1964

Las prostitutas apenas cuentan en La narrativa de

ruLfo: asoman fugazmente en Los cuentos y en La noveLa nunca se ve una en Las caLLes o casas de c omaLa . chacho que era Pedro creyó que no regresaría nunca. Pero el levantamiento revolucionario trajo a su padre y a Susana “a buscar seguridad en un lugar habitado”. Al enterarse, Pedro llora de alegría. Regresa la que es para él “la mujer más hermosa que se ha dado sobre la tierra”. Allana pronto el único obstáculo: ordena a Fulgor desaparecer a Bartolomé San Juan. Pero la mujer que vuelve es muy otra de aquella con quien compartió el gran jardín de la infancia: la que regresa es una mujer abierta a los vientos en la intemperie de la locura. Susana la pasa en su cuarto dormida o simulando que duerme, sola o acompañada por Justina. Pedro Páramo sufre sin reposo. “Desde que la había traído aquí no sabía de otras noches pasadas a su lado, sino de estas noches doloridas, de interminable inquietud. Y se preguntaba hasta cuándo duraría aquello.” Susana San Juan sueña y recuerda lascivamente en su desvarío a un hombre, lo “sueña sin sosiego”, pero no es Pedro Páramo, sino Florencio, su marido de quien

enviudó, alto, de voz dura, seca. Se recuerda desnuda con él en las playas y el mar. Susana no ama a Pedro Páramo. Ni siquiera comparte con él la infancia iluminada. Pero a Pedro Páramo en último caso no le importa que hayan pasado treinta años desde que se fue, que se haya casado y enviudado, que aún pase tres años en el desvarío mental, y lo peor, que no lo ame; le basta que esté cerca de él. Al final, con las mujeres con quienes Pedro Páramo se acuesta cree encontrar en sus cuerpos el cuerpo de Susana. Lentamente, en el infierno sin círculos de la locura, Susana va extinguiéndose. “La señora está perdida para todos”, dice Justina. El padre Rentería confiesa por último a Susana San Juan, y en vez de preguntar si estaba arrepentida –venganza indirecta contra Pedro Páramo– le llena los oídos de imágenes aterradoras; Susana ni siquiera es consciente de eso; le contesta con frases eróticas como si le hablara a Florencio en los momentos de hacer el amor. Al morir Susana empieza el repique de campanas 9. Se oye durante días. En vez de duelo la gente festeja, llega gente de pueblos próximos, llega el circo, llegan músicos, y en Comala, en una fiesta de todas las horas, irrumpe la feria, mientras en la Media Luna se alargan los días tristes. Agraviado, Pedro Páramo toma venganza. Sin el gran patrón que lo hacía vivir, el pueblo se fue llenando de adioses. Desde el primer momento y hasta el final, Dolores Preciado, para Pedro Páramo, fue una cosa: primero útil, luego inservible; Susana San Juan fue el primero y último ángel y el más alto amor.


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ara terminar quisiera proponer un juego especulativo a la manera de Borges o Piglia. En sus memorias (Vivir para contarla), Gabriel García Márquez se preciaba de su extraordinaria memoria. En ese gran espectro memorioso, según escribió en el artículo “Los encuentros con Juan Rulfo” de 2003 en El Universal, sabía no sólo párrafos de Pedro Páramo: “La verdad iba más lejos: podía recitar el libro completo al derecho y al revés, sin una falla apreciable, y podía decir en qué página de mi edición se encontraba cada episodio, y no había un solo rasgo del carácter de un personaje que no conociera a fondo.” Sin duda es algo que hubiera fascinado a Ray Bradbury. En uno de los personajes que actuaba en su vida, García Márquez se volvió un libro que hablaba. Es decir, pudo haber sido uno de los personajes literarios de esa minoría secreta que aparece en Fahrenheit 451, la prodigiosa novela de Bradbury, donde al final cada uno y cada una es un libro que repiten de memoria para enseñárselos a otros más jóvenes, que los grabarán a su vez en su memoria, para evitar que las obras maestras acaben incendiadas por los bomberos a causa de que el Estado juzga dañino pensar, imaginar, sentir, escribir y leer, y pasen oralmente de generación en generación, hasta que llegue un momento en que los libros no sean objetos prohibidos. Quisiera imaginar que García Márquez se volvió un personaje del Fahrenheit 451 y es parte de esa valiosa minoría secreta para que las generaciones venideras oigan hasta el fin de los tiempos un libro inolvidable llamado Pedro Páramo. Notas

1. Hay una mujer, Bernarda Cutiño la Caponera, cantadora de palenques, que está en el libro-argumento de Rulfo para el filme El gallo de oro. Es una mujer de fuerte temperamento, andariega, libre, pero a quien acaba absorbiendo y dominando la figura del hombre: primero un tahúr, Lorenzo Benavides, y luego el gallero, Dionisio Pinzón. Debe tomarse en cuenta que es un argumento que sirvió para guión cinematográfico, pero sin pretensiones literarias. Cuando conocí a Rulfo en

1980 en la cafetería de la librería Gandhi, con pena le dije que había escrito contra ese libro. Hizo un gesto de no darle importancia, y repuso algo como: “No tiene mayor interés.” Ahora, al releer el libro-argumento, sigo pensando como en 1980. 2. De los Bajos de Jalisco, la región rulfiana, aparecen en su narrativa pueblos y ciudades pequeñas –lo eran entonces– como Zapotlán, Contla, Ayutla, San Gabriel, Zenzontla, Talpa, Tolimán, Alima, Tuxcacuesco, Apulco, Armería, San Pedro, San Buenaventura, Autlán… 3. En El Llano en llamas hay al menos nueve cuentos que son piezas maestras: “Nos han dado la tierra”, “La cuesta de las comadres”, “Es que somos muy pobres”, “Talpa”, “En la madrugada”, ¡Diles que no me maten!”, “Luvina”, “La noche que lo dejaron solo” y “No oyes ladrar los perros”. ¿De qué otro libro de cuentos de lengua española puede decirse lo mismo? Es curioso y aun para tomarse muy en cuenta: García Márquez, en un artículo muy citado, publicado y vuelto a publicar, desde que apareció en la revista Proceso en 1980, “Los encuentros con Juan Rulfo” (cito la versión abreviada que apareció en El Universal, 19/ IX/2003), ubica “La herencia de Matilde Arcángel” como una obra magistral; nosotros no sentimos la sostenida tensión y el manejo del drama que hay en los cuentos arriba citados. 4. En la película de 1955, dirigida por el superprolífico director Alfredo b. Crevenna, Natalia se llama Juana y el hermano de Tanilo tiene nombre: Esteban. El personaje femenino en el filme es Lilia Prado. No se pudo elegir, en el incendio erótico, a alguien mejor que se correspondiera con la imagen que da Natalia en el cuento. Pero quizá por la moral de la época el incendio fue mínimo. El problema del filme no fue su índole comercial o que no fuera fiel al texto, sino que es simplemente lento, aburrido, malo, y con un final decepcionante. En una entrevista de 1959, Juan Rulfo le dice a José Emilio Pacheco que el cine no le interesa. “Hace tres años el cine asesinó mi cuento [“Talpa”], lo despedazó en una película abominable” (“Imagen de Juan Rulfo”, México en la Cultura, Novedades, 20/ VII /1959). Sin embargo, en la década de los sesenta Rulfo estaría de varias maneras cerca del cine. 5. En borradores de la novela (Los cuadernos de Juan Rulfo, 1994), Pedro Páramo puede aparecer como Maurilio Gutié-

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rrez, Susana San Juan como Susana Foster, el padre Rentería como el padre Sebastián Villalpando, Tuxcacuesco y no Comala es el pueblo… En la versión mecanografiada de 1954 Abundio Martínez es Bonifacio Páramo y el padre Rentería se llama Aniceto. No suenan. Como refiere García Márquez en su artículo sobre Rulfo: “Por subjetivo que se crea, todo nombre se parece de algún modo a quien lo lleva, eso es mucho más notable en la ficción que en la vida real.” Por fortuna Rulfo, al corregir, con intuición sonora, halló el correspondiente imperecedero entre nombres y personas. 6. En la página 56 de Los cuadernos de Juan Rulfo, leemos en los borradores algo que no aparecería en la novela: “Maurilio Gutiérrez [Pedro Páramo], arrodillado frente al altar, adelante del pueblo, como un garañón, guiando la manada de yeguas, con las mujeres de Comala detrás de él, todas sus mujeres y los hombres a un lado, un tanto por ciento hijos suyos aunque negados, casi desconocidos.” No es la mejor prosa de Rulfo, pero ilustra cómo el cacique era visto y cómo se veía a sí mismo: el garañón, el macho por excelencia, el dueño del cuerpo de las mujeres. 7. En uno de los borradores de Los cuadernos de Juan Rulfo sabemos que la muchacha se llamaba Esperanza y era la novia formal. Miguel Páramo se mata yendo a Contla; en la versión final del libro veladamente lo parece también. Apenas muerto, llega a casa de Eduviges Dyada y, desde el caballo, así le contesta Miguel a Eduviges la pregunta sobre si la muchacha le daba calabazas: “No. Ella me sigue queriendo. Lo que sucede es que yo no pude dar con ella. Se me perdió el pueblo. Había mucha neblina o humo o no sé qué; pero sí sé que Contla no existe. Fui más allá, según mis cálculos, pero no encontré nada.” 8. En Los cuadernos de Juan Rulfo ( III , 85-87), en páginas que no se incorporaron al libro, se detallan momentos del lejano pasado de Pedro Páramo y Susana San Juan que son muy interesantes. Ambos, “desde los tiempos primeros”, iban juntos a la escuela de Mónica Aldrete, a la que llegaban tomados de la mano, y más tarde, ya de trece años, asistían los sábados a la doctrina. Pedro sólo quería que fuera el día siguiente para volver a verla. En estas páginas Bartolomé San Juan ya está muerto. Cuando muere también su madrastra, Susana se va del pueblo, pero no se sabe con quién ni cómo. Pedro Páramo “vivía soñando, vivía recordándola”. La madre de Pedro, cuando supo que la niña se fue, le preguntaba a Pedro por ella, por la niña divertida, que iba a la casa de los Páramo. La madre de Pedro la recordaba como una gran contadora de historias y una niña hermosísima. 9. Respecto a la edad de Susana San Juan y Pedro Páramo hagamos un ejercicio aritmético que una la página del borrador Los cuadernos de Juan Rulfo con datos que hallamos en Pedro Páramo. En el borrador Rulfo escribe que Susana San Juan y Pedro Páramo tenían trece años cuando iban a la doctrina. Si deducimos que a esa edad Susana pudo irse de Comala y regresó, como se dice en la versión final, sólo treinta años después, tendría a su vuelta cuarenta y tres años. Si Susana pasa tres años en el cuarto de la hacienda de la Media Luna, habría muerto de cuarenta y seis y el mismo Pedro Páramo tendría en ese momento cuarenta y seis

en nuestro próximo número:

Jeanine MeerapFel: arte, cultura y autenticidad

eSther andradi

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ARTE Y PENSAMIENTO ........

14 de mayo de 2017 • Número 1158 • Jornada Semanal

OMO EN AQUEL TIEMPO casi nadie me visitaba, esa madrugada recibí feliz al recién llegado, quien me contuvo: –Sé fuerte, Agustín. –Parece que lo vuelvo a tener frente a mí, su silueta obstruyendo los retazos de un firmamento lívido. Para soportar el recuerdo atroz del anuncio de las muertes de mi hijo, de mi madre, de mis amigos, desvío la mirada y descubro en un abrecartas, puntiagudo y de doble filo, el último refugio ante la nueva catástrofe que, estoy seguro, me comunicará el recién llegado cuando deje de sujetarme por los hombros.

–La capital ha caído. –Me clava sus lo era la necesidad de descubrir otra ojos con la fuerza que no tengo para verdad, invencible y final, un lugar cohundirle el abrecartas en el vientre mún nuevo. Cualquiera puede representar un y matarlo. ¿Matar? Este pensamiento tan fugaz punto determinante en la historia. tarda más tiempo del que dura todo el Aun habiendo llegado, como yo, a un repaso de mi vida revelándome que de mundo ya hecho y enfilado, aun con la niño jamás habría escogido la calidez debilidad propia del recién nacido, con brillante de mis sentidos y mucho me- su vulnerabilidad y su dependencia tonos este continente miserable ni esta tal a la que sólo contrarresta la energía era de mentiras, traiciones y destruc- con que entra en esta vida. Por lo deción, ¿cómo disfrutar a plenitud de un más, siempre dependemos, aunque mundo que se pudre conforme uno las formas de la dependencia se vayan envejece?, ¿quién puede gozar la satis- haciendo más sutiles conforme madufacción de apetitos que siempre rena- ramos en nuestra razón y en nuestra cen y el placer que apenas aparecido voluntad. Quien esto escribe, en el año se comienza a escurrir entre las manos? 17 de este Siglo Tuyo, se llama como yo, Tampoco, por cierto, elegí mi nombre, pero a diferencia mía no ama el saber ni Agustín, que más que designio celes- tampoco, nunca, antes de amar el saber, tial encierra signos de luz metálica y amó de verdad el hacer. Mi vida, en camcarnalidad… Sin embargo, aun siendo bio, consistió en pasar de la pura acción ya mayor, cuando tenía claro que en mi a la acción movida por y hacia la Fe que tiempo se estaban decidiendo, como me proporcionó el conocimiento. De nunca antes, todos los destinos, no ha- no haber amado el hacer en mi juvenbría podido ni sabido elegir cuándo ni tud, al culminar mi conversión hacia el dónde nacer, cómo llamarme, qué amar. saber habría desechado la acción. Y no Todo esto lo comprendí cuando mi ma- fue así, aunque ya no me movía como dre aún vivía y mi carne había gozado a al principio, por amor a la acción miscuatro mujeres –con una de ellas pro- ma, conforme mi conversión me iba creé a mi hijo del que con engaños y moldeando pasé a ser un hombre cuautoengaños terminé por apoderar- ya acción se determina por y para la Fe. me. Sacando la nariz entre tanta asfi- Transité, pues, de la búsqueda del goce xia a la que se sumaban otros odios y físico a la del goce inmaterial, de la actemores propios y ajenos, calumnias ción por sí misma a la acción por Tu contra mí y mentiras contra Ti, nave- designio, del placer principalmente gando sobre la inteligencia y el instinto corporal a un placer principalmente llegué a encabezar mi comunidad. Pe- intelectual. ¿Fue este paso a la más saro, en esa alborada terrible, ¿de qué ser- tisfactoria forma del amor una ilumivía lo vivido y sabido? De qué, haber nación graciosa o la culminación de mi superado la satisfacción a mis apegos, entrega absoluta al trabajo de saberte? el amor de hembra, el brillo de la ino- Quizá la clave se halle hace siete años cencia y la ternura filial, eso que supe de hoy, cuando me dieron la noticia fuadmirar, palpar y disfrutar hasta una nesta, la que me estremeció de cuerpo saciedad casi falsa de tan breve. De qué entero fulminando todo orden en mis servía, ante las ruinas de lo que abracé ideas ¿Ya esperaba la noticia? Sí, pero con pasión siempre a punto de con- nadie puede estar preparado para la vencerme de que me llevaría hacia al- caída de nuestro lugar común. Entongo más, siempre probando fuerzas con ces La ciudad no estaba en Roma, como la duda. Así que, quizá, como fruto del tampoco mi persona ni mis creencias errar y el admitir los yerros, se me con- estaban en Ti, en consecuencia me vi cedió la gracia, ¿cómo llamarla de otra obligado, como cualquiera, a represenforma?, de reaccionar en pos de la Fe, la tar un punto determinante de la histodesgarrada Fe de que aquella caída só- ria. ¿Lo logré? •

TOMAR LA PALABRA

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Lolita con velo

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L 10 DE FEBRERO de 1978, las mujeres iraníes –profesionistas, universitarias, intelectuales – se van a dormir preocupadas por el rumbo que toman las cosas en su país. Se desmaquillan sin imaginar que no volverá a tocar los cosméticos. Y cuando despiertan, la República Islámica estaba ahí: imposible salir a la calle si no es con un chador, tipo de velo intermedio al precioso hiyab y a la pavorosa burka, pero más próximo a ésta. Azar Nafisi (1948) es hija de Ahmad Nafisi, exalcalde de Teherán, y de Nezhat Nafisi, primera mujer en ser elegida para el parlamento iraní. Su padre le leyó a

Rumi, Hafez y Khayam, entre otras glorias iraníes de las letras, condenadas a la hoguera por el ayatollah Jomeini. Se doctorará en Literatura inglesa y estadunidense en la Universidad de Oklahoma. Por la época del golpe al sha Reza Pahlevi, occidentalizador de Irán, Azar lleva dieciocho años impartiendo cátedra en la Universidad de Teherán, transmitiendo su pasión a diversas generaciones, incluso a los más renuentes a dejarse seducir por la cultura occidental. La catedrática se las ingeniará para mantener la dinámica de la clase, eludiendo a los vigilantes de la moral que merodean por los pasillos de la universidad. Cualquier tontería amerita una retahíla de azotes, desde mordisquear “inadecuadamente” una manzana, hasta la lascivia de un hombre santo que responsabilizará de sus malos pensamientos al objeto de su deseo. Y si una condenada a muerte es virgen, será violada tumultuariamente antes de pasar al paredón, para frustrar su ingreso al cielo. Irónicamente, la abuela musulmana de Azar sufrió por lo contrario: se veía impedida a portar el velo durante el gobierno liberal del sha, pero se rebelaba. Azar se niega, como su abuela, a que decidan por ella. Como la mayoría de las iraníes disfruta intensamente cualquier acto subversivo, por insignificante, por íntimo que sea… como pintarse las uñas de los pies. Terminará asqueada de las exhaustivas inspecciones de ingreso al campus, donde verifican hasta el color de su ropa interior. Su único consuelo y mayor acto de subversión es el club de lectura que ha formado en su casa. Las jovencitas llegan arrebujadas ante su puerta para, una vez dentro, arrancarse el chador y transformarse en chicas normales que visten jeans, se esponjan el cabello y admiran a Madonna. Sus visitas a la doctora Nafisi no sólo les permiten engullir helado de café con almendras sino, sobre todo, adquirir conciencia crítica a través del fervor literario; de las novelas de Nabokov, el que más les gusta junto

Azar Nafisi

con Jane Austen. Se vuelven conscientes de la injusticia de la que son objeto a manos de una horda de hombres y mujeres fanatizados, patrullando a bordo de Toyotas, prestos a azotar sin piedad a cualquier chica que deje expuesto un tramo de piel o un mechón de cabellos. No tardaría en desencadenarse el bombardeo irakí; a las loas al Ayatollah se suman las enloquecidas sirenas rojas y blancas. A las mujeres se les exige dormir envueltas como momias para proteger su pudor de los ojos invasores, en caso de perecer bajo las bombas, y Azar se avitualla de libros que lee a la luz de una vela, guardando como hoja seca su miedo al interior de Orgullo y prejuicio. Es durante aquella época que empieza a escribir crítica literaria y surgen diversos ensayos sobre Nabokov y la crónica novelada Lolita en Teherán (El Aleph, 2003, traducción de Ma. Luz García de la Hoz). Continúa reuniéndose en secreto con su mejor amigo, conocido intelectual al que denomina “mi mago”; relación que se prestaría a los peores entendidos pese a que Bijan, el solidario esposo de Azar, está enterado. Durante su último encuentro con su amigo en una pastelería, huyen de la acechanza de una patrulla de la decencia que no perdona que un hombre y una mujer que no sean marido y mujer compartan una mesa. Es cuando la profesora se dice, con mayor firmeza que nunca:“Me voy, no puedo más”. Su esposo, próspero ingeniero, decide seguirla junto con sus dos hijos. El 24 de junio de 1997, la familia marcha con rumbo a Estados Unidos. Actualmente Azar Nafisi imparte cátedra en la Universidad John Hopkins, en Washington. Nunca perdió contacto con sus alumnas, algunas de las cuales siguieron su ejemplo y salieron de Irán. De “su mago” no volvió a saber nada: él mismo le pidió no dar señales de conocerlo, por el bien de los dos. Aunque ha editado varios libros posteriores a éste, en especial ensayos, sólo se ha publicado en España Cosas que he callado •

BIBLIOTECA FANTASMA

Eve Gil

Agustín Ramos Confesión

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Jornada Semanal • Número 1158 • 14 de mayo de 2017

Alonso Arreola @LabAlonso

Arte cubano en Nueva York

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ACE CINCO AÑOS el Museo Nacional de Bellas Artes de La Habana (mnba) y el Museo de Arte del Bronx de Nueva York (bxma) establecieron una colaboración para llevar a cabo un intercambio cultural sin precedentes entre los dos países, en su momento aún inmersos en la Guerra fría. La idea inicial fue presentar una exhibición de arte estadunidense en La Habana y la muestra recíproca de arte cubano en el Bronx, ambas a partir de un diálogo entre las colecciones de los dos museos. Wild noise/Ruido salvaje es el nombre de la exposición que se inauguró dentro del marco de la xii Bienal de La Habana en 2015, la cual tuve la oportunidad de visitar

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y constatar un guión curatorial interesante y atractivo integrado por ochenta obras que revelaban la vocación multicultural del Museo del Bronx. La edición cubana en Nueva York estaba programada para 2016, pero fue sufriendo retrasos por una serie de desavenencias. Cuando por fin se anunció su inauguración para este año, ya con Trump instalado en la Casa Blanca, al parecer las autoridades cubanas decidieron cancelar el compromiso por temor a que las obras pertenecientes al mnba fueran incautadas al entrar a territorio estadunidense, en respuesta a las demandas legales de los cubanos de ese país que persiguen la recuperación de sus propiedades nacionalizadas después de la Revolución. La directora del Museo del Bronx, Holly Block, quien gentilmente me hizo la visita guiada a la exhibición, anunció previamente que el museo había obtenido la inmu- 1 nidad de la incautación para su museo, pero las autoridades cubanas ya no dieron respuesta. Pasó el tiempo y la directora decidió no esperar más y organizar una muestra con la obra de su colección y de otras particulares y públicas de Nueva York, de Florida y de los propios artistas. Serena y discreta, Holly Block tiene confianza en que los tiempos de cambio serán favorables y más adelante llegará al Museo del Bronx la colección del mnba de La Habana. Por el momento, sin tener la pretensión de ser una muestra exhaustiva, la presente cumple con el objetivo de las curadoras cubanas Corina Matamoros y Aylet Ojeda Jaquín, quiens colaboraron con el equipo del Bronx para mostrar un panorama del arte cubano contemporáneo a partir de unas sesenta obras de una cuarentena de artistas de varias generaciones que dan cuenta de las preocupaciones conceptuales, filosóficas y plásticas de reconocidos creadores de la Isla y de la diáspora. La exposición original prometía ser mucho más ambiciosa, pero mientras el clima político no acabe de aclararse, se puede decir que esta muestra organizada al vapor es digna y disfrutable, y la original, confiemos en que llegará…. Al entrar en la sala de exhibición, el visitante queda perplejo al escuchar la voz del Comandante en Jefe Fidel Castro repitiendo sin pausa cifras, con esa voz firme e histriónica, inconfundible para quienes alguna vez lo escucharon. Se trata de la obra Opus, de los artistas Meira Marrero y José Ángel Toirac, cuyo trabajo se ha centrado en la exploración de la iconografía cultural y política mediante la apropiación de imágenes de revistas, libros, periódicos y programas de televisión producidos por el gobierno cubano. Esta obra se presenta en un monitor de televisión antiguo donde se ven sólo las cifras interminables que el Comandante pronunció durante un discurso, haciendo referencia, a decir de las curadoras,“a la fijación que los políticos tienen con la cuantificación, la reducción de individuos a números, y evocando pérdida y acumulación”. Recorrer la muestra con la voz del Comandante de fondo resulta un tanto inquietante, toda vez que la gran mayoría de los artistas cubanos contemporáneos hablan de política en su obra, unos de viva voz, otros de una “callada manera”, como canta Pablo Milanés. La política en el arte cubano está siempre presente y, desde mi óptica, esto es gratificante. El espectador capta el pulso de los acontecimientos que ese pueblo ha vivido a través de toda suerte de metáforas, unas ácidas y otras poéticas, en las que se entreveran la historia, la memoria, el exilio, la identidad, la patria, la insularidad, la libertad, la emigración con la poesía, la sensualidad, el misticismo, la religiosidad, la melancolía, la nostalgia y el orgullo por la cubanía… Uno escucha las voces silenciosas de los artistas que hablan de sus muy diversas realidades con obras de gran calidad estética y el rigor técnico que los caracteriza, en tanto que Fidel, como una figura omnipresente, sigue diciendo cifras • 3 1. Sin título (Ángel decapitado), Carlos Garaicoa. 2. Siempre fue verde kcho (Alexis Leyva Machado). 3. Sin título, de la serie Degradaciones, Diana Fonseca.

ARTES VISUALES

Germaine Gómez Haro germainegh@casalamm.com.mx

El imperio del ruido

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S DOMINGO. No pudimos dormir. Nuestro vecino enguarurado –o el cuidador de su gran terreno– dejó fuera al “perro que cuida”. No en la calle. En el patio. Horas de llanto lastimero. Durante el día los albañiles que trabajan ampliando su palacio utilizan taladros, esmeriladoras, martillos. Encima de todo, claro, se comunican a gritos y sintonizan música en decibeles impropios. Frente a ellos, una escuela pública intenta educar a cientos de niños que, apenas llega la salida, lo llenan todo con desperdicios de golosinas mientras gritan tocando timbres vecinales.

Un día antes tampoco dormimos. ira inmediata. Tesoro de quienes pueCierta marca de tenis organizó una ca- den aislarse con dinero. Fue en 2004 cuando escribimos un rrera en el parque que está cruzando la avenida. La noche se diluyó en el soni- artículo sobre los sonidos de Ciudad de do de quienes levantaban tribunas, México para la revista Rolling Stone. puestos y baños desmontables. A las 6 Grabamos lo que ocurría en las calles am comenzó la vorágine del dj contra- del Centro un 12 de Diciembre. Hablatado para animar a los competidores. mos con autoridades. Ni la OrganizaMúsica de antro cruzó el amanecer ción Panamericana de la Salud, ni la rompiendo el sueño de ardillas horro- Secretaría del Medio Ambiente de Mérizadas. Convertida en club nocturno, xico, ni el Instituto Nacional de Ecología la calle se pobló con gritos que llama- mostraban indicadores de ruido. El enban al punto de salida. Quedamos se- tonces director del Centro Nacional de cuestrados por el conductor del evento Investigación y Capacitación Ambienque parecía estar en una fiesta de quin- tal nos anunció la creación de sistemas ce años: “¿Cómo la están pasando? No para la estadística del fenómeno. En la Secretaría del Medio Ambiente del los escuchooooooooooooooo.” Pasadas tres horas de tortura, nues- otrora df nos hablaron sobre un plan tro vecino respondió así cuando le su- para formar la Red de Monitoreo de Ruiplicamos que no se pusiera a cortar ma- do. Nada prosperó. dera con sierra eléctrica: “Hacen más Nuestra relación con el volumen siruido el perro y los de la carrera.” Toda guió empeorando. Escudo involuntario, la semana convierte su casa en taller la música se impone a vendedores, esimprovisado. Nada podemos contra su tablecimientos comerciales, artistas contaminación auditiva (ni contra la callejeros, cláxones e imprecaciones tubería que baja de su lavadora direc- que reflejan encono generalizado. Sea tamente a la calle). Vive en el Medioevo. en directo o a través de audífonos, el Pero hoy es domingo. “Por favor”, le de- arte sonoro cumple función de máscacimos. Su contestación, empero, ejem- ra, de tapadera, de obstáculo para deplifica la manera como nos relaciona- tener al entorno sonoroso. La estridenmos. Sin respeto físico menos habrá cia llegó para quedarse. Se presenta en respeto auditivo. los políticos gritones. En conductores “Se escuchan más el perro y los de la de radio y televisión gritones. En cliencarrera.” Justificación por efecto domi- tes gritones de restoranes con televinó. Si nadie atiende al oído ajeno por siones prendidas y música de fondo. qué ha de hacerlo él. Ante nuestra inLa Declaración de la Asociación Mésistencia accede a callarse. Luego vol- dica Mundial sobre la Contaminación verá a la carga al igual que los albañiles, por el Ruido (adoptada en San Pablo en quienes no tienen permiso para traba- 1976 y revisada en Singapur en 1984 y jar el séptimo día de la semana. Alguien en Marbella en 1992) dice:“Los niveles llama a la patrulla. Llega. Regresa el si- excesivos de sonido producidos por lencio. Más tarde volverán a la carga y fuentes industriales, sistemas de transretornará la Ley. Un cuento de nunca porte, sistemas de audio y otros medios, acabar.“Si están adentro del terreno no pueden llevar a la pérdida permanente podemos hacer nada”, explica el poli- del oído, a otros efectos patofisiológicía. ¿Le suenan conocidas estas histo- cos y a trastornos emocionales.” En ella rias, lectora, lector? se estableció el 24 de abril como Día Nosotros somos músicos. Soporta- Internacional de Concienciación Sobre mos bien el mundo aéreo. Esta colum- el Problema del Ruido. Nadie lo celebra. na no es una queja sino una reflexión Piense pues en la basura invisible sobre lo que el imperio del ruido oca- que produce su presencia. No deje que siona en la vida cotidiana y, más aún, en sea el ruido el que anuncie su estar ni la percepción de la música. Ese Impe- su llegada. Aléjese de la estridencia. rio del Ruido, diría un amigo, que se No acepte que sus conversaciones y aprovecha del silencio, superficie que momentos musicales pierdan la bataacepta trazos violentos, espacio sin lla. En la calma es más fácil encontrarfronteras que conduce empatías, insen- nos. Buen domingo. Buena semana. sibilidades y revanchas. Vehículo de la Buenos sonidos •

BEMOL SOSTENIDO

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ARTE Y PENSAMIENTO ........

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Jorge Moch Ana García Bergua

tumbaburros@yahoo.com Twitter: @JorgeMoch

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MAGÍNENSE QUE VAN A visitar a su tío Enrique y éste sale a recibirlos caminando con patas de conejo en lugar de piernas. O que su prima Gladis, mientras conversa, los mira desde unos ojos de color y forma muy distintos de los suyos. O que el tendero de la esquina usa una mano de princesa con pulseras para despachar un cuarto de jamón. Suena divertido, como de Lewis Carroll, aunque un poco desconcertante. Malo que, para colmo, las patas de conejo, los ojos raros y la mano de princesa se fueran repitiendo, en conocidos y desconocidos. Ahí la cosa comenzaría a aburrir, uno quisiera ver a su tío, su prima, el tendero o la señora de la tintorería

tal y como son, resultaría más variado e interesante. Y bueno, eso me pasa con el doblaje, como si los actores aparecieran con patas de conejo y cabeza de pescado. Ver películas dobladas es sólo enterarse de la mitad de la película, con la mitad de los actores –sin voz– y la mitad del sonido, que siempre queda opacado, como en sordina. Y las voces en español siempre son más o menos las mismas, los mismos actores remedando ora a la viejita, ora al hombre de acción, pujando, carraspeando y suspirando para que los labios de los personajes, en la imagen, correspondan con el español esquemático y extraño en que supuestamente se manifiestan. El español de doblaje, doblañol podríamos llamarlo, no lo habla nadie en ningún lugar. Español neutro le dicen, de tan neutro marciano, uno que quizá hablarían unos hispanohablantes de distintos países y acentos, los cuales han pasado veinte años encerrados en una cueva detestándose y para no matarse terminaron por limar todos sus giros y tonos, haciendo pausas con pujidos dudosos. Pero ni así terminarían hablando una cosa como el doblañol. Gracias al cielo en México nunca nos lo impusieron en el cine. En la televisión sí, durante mucho tiempo, y la verdad entre las series que añoro de mi infancia hay muchas voces dobladas. Hechizada pujaba y suspiraba, y Tony y Douglas, mientras flotaban por El túnel del tiempo, también, pero no imaginábamos que existiera otra cosa. Incluso a lo mejor terminamos hablando doblañol como aquellos personajes, aunque siempre nos quedará la ilusión de que los antiguos actores de doblaje eran mejores, sobre todo los de las caricaturas. Por ejemplo, Tin Tán como el gato de Los aristógatos o Balú el oso de El libro de la selva, de Disney, o los animales de la Warner Brothers. A esos sí no me los toquen. Pero el doblaje obligatorio pasó e incluso en la televisión puede uno cam-

biar la película a su idioma original. Sólo hay unos lugares donde el doblaje es una especie de tortura china y lo peor es que son sitios de los que uno no puede salir y necesita distraerse un rato. Vas en el autobús y agradeces la pantallita que te brindará unas horas de olvido, mas oh desgracia, tendrás que escuchar a Nicole Kidman carraspeando como tu tía Engracia de maneras extrañas o a Brad Pitt con una voz igualita a la de Peña Nieto (muchas voces de doblaje suenan igual que la del presidente, juro que no sé por qué). Quizá en los aviones, donde también hay pantallitas, te podrás esforzar por entender los diálogos en inglés, pero la gente que viaja en los autobuses no habla inglés, decidió alguien que tampoco lo habla, y no hay manera. Es muy triste. De verdad que se podrían poner los subtítulos, ni que la pantalla fuera tan microscópica. Esas limitaciones merman el prodigio de la pantalla en el autobús que a alguien de mi edad le parece un lujo exótico, hasta que me doy cuenta de que sólo puedo ver películas dobladas. Eso si no es de los autobuses con una sola pantalla que pasa una sola película y se escucha en altavoz. La voz de galán nos acompaña a lo largo del camino, con sus pausas misteriosas en lo que la boca de James Bond se estira para formar algo que parezca español. Nos puede arruinar el paisaje más bonito. Alguien inteligente, no como yo, me dirá que qué alzada, cuán políticamente incorrecta, pero yo digo que no, lo del doblaje es un tema de educación pública. Escuchar películas en otro idioma y con subtítulos ayuda a aprender esos idiomas y favorece la familiaridad con sus sonidos. Y leer subtítulos es… leer, caray. ¿Por qué hablan tan mal inglés los españoles? Porque durante muchos, muchos años, no vieron sino películas dobladas (todavía recuerdo una versión baturra del Cotton Club, de Coppola). Caray, habría que decir que leer subtítulos y ver la película ayuda a prevenir el Alzheimer, a ver si así •

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UCHAS VECES HE DENOSTADO en estas mismas páginas el género de la telenovela porque lo que las televisoras mexicanas, sus productores y guionistas, sus directores e histriones hicieron con él es imperdonable. La hicieron una fuente predecible de dramones ridículos, patéticos, cursis y sobreactuados. Casi desde sus inicios, la televisión mexicana se ha empeñado en modelar formas de convivencia social. Las telenovelas se convirtieron con el tiempo en una suerte de tácito manual de conducta que premiaba vicios sociales, como la sumisión, con promesas de redención social por venir; curiosamente el mismo esquema

de recompensa al sacrificio que ofrece la mayoría de los credos religiosos: aguántate hoy que ya mañana serás resarcido. Así que algunos estamos convencidos de que la televisión, con el machacante argumento de sus telenovelas repetido una y otra vez, ha tenido un rol fundamental en el condicionamiento de los mexicanos como agachones, aguantadores, dispuestos siempre al martirio. Ya chole con eso. Pero la triste realidad es que en México hace mucho no hay redención, ni cambio, ni mejoría. En cuatro décadas o menos alcanzamos niveles de degradación social que antes nos hubieran resultado impensables. El país está de bruces. La moral bajísima. Vivimos aterrados. El Estado es una lamentable mezcolanza de intereses mezquinos, partidistas y de grupo, de preservación de canonjías en lugar de reparto más equitativo de riquezas; de profundas, insalvables diferencias en el nivel de vida de quienes habitamos este país. De sálvese quien pueda, de avaricia, consumismo, frenesí violento y demencial. ¿Hay modo de cambiar al país? ¿Ese modo es sacando de los entresijos del poder político y económico a la escoria que dice gobernar hoy? ¿Cómo? ¿Con procesos electorales que son simulación, búsqueda de mañas, engaños, compra de votos y todas las triquiñuelas que ya conocemos hasta el hartazgo? El papel de la televisión como agente modelador del pensamiento colectivo es innegable. ¿Puede un producto televisivo incidir para bien en el rumbo de la sociedad? Ojalá. Porque esa sería la única razón plausible por la que un productor televisivo como Epigmenio Ibarra llegue a realizar proyectos de nuevas telenovelas de corte crítico y de denuncia, tal que Ibarra suele imprimir en sus producciones, como vimos cuando pasó por tv Azteca con sus Nada personal o Mirada de mujer. Pero… ¿en Televisa? Se ha negado o disimulado en el consorcio de Azcárraga que el produc-

tor de toda la vida, Luis de Llano, salió después de cuarenta y siete años de relación con esa empresa y se dice que ello se debe a que Epigmenio Ibarra se incorpora como productor de una nueva hornada de telenovelas que Televisa, tratando de adelantarse a posibles cambios de timón con la posible llegada al poder en 2018 de un Andrés Manuel López Obrador que parece estar creciendo exponencialmente en las preferencias del electorado, pretende lanzar al aire para empezar a reposicionarse como una entidad más bien crítica que propagandística. Aunque desde luego nadie con dos dedos de frente confiaría en presuntas buenas, sanas intenciones por parte del consorcio privado de medios que es en los hechos la voz de la propaganda y el oficialismo, la histórica defensora de politicastros violentos, corruptos, cobardes y traidores: una pandilla de cabrones que siempre ha tenido en Televisa, t v Azteca y algunas otras empresas privadas de comunicaciones, sea prensa escrita o radio, ardientes defensorías, encendidos embajadores y cabilderos amén de una inacabable fuente de cochupos y turbios enjuagues, como el de la casa blanca de Las Lomas, escándalo sexenal de corrupción que exhibió los vínculos irrompibles entre los intereses de un empresario, Juan Armando Hinojosa, del Grupo Higa, y nada menos que el mismísimo presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, aceptando el cochupo, embarrándose de porquería, hundiéndonos en el descrédito mundial. Qué asco. Así como para mal, tampoco para bien subestimemos el poder de una telenovela. Aunque ahora se dirá, una y otra vez, que sólo es entretenimiento porque seguramente un contenido diseñado por Ibarra será incómodo al régimen. Pero a ver si alguna telenovela en Televisa hace que la gente se percate de los abusos de que es víctima. Ya es hora de que esas televisoras de verdad sirvan de algo más que hacer dinero •

CABEZALCUBO

De la telenovela como agente subversivo

PASO A RETIRARME

Doblados


........ ARTE Y PENSAMIENTO

Jornada Semanal • Número 1158 • 14 de mayo de 2017

Luis Tovar

Juan Domingo Argüelles

Twitter: @luistovars

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UANDO, EN 1993, Baudelio Camarillo (Xicoténcatl, Tamaulipas, 1959) obtuvo el Premio de Poesía Aguascalientes, el más importante reconocimiento por concurso para un poeta en México, esto fue sorprendente para algunos, no así para quienes ya habíamos leído poemas suyos en dos breves cuadernos publicados en 1989 y 1992, respectivamente: Espejos que se apagan y La casa del poeta y otros poemas. En memoria del reino (publicado en 1994 y reeditado, en 2016, por Valparaíso Ediciones), el poemario con el que mereció el Premio de Poesía Aguascalientes, estrictamente fue su primer libro, y los dos cuadernos mencionados constituyeron

su “práctica de vuelo”, para decirlo con aliento de Dios/ no pudo desprenderlas hermosas palabras de Carlos Pellicer. nos de esta tierra.” El amor a la tierra, la devoción por el Espejos que se apagan y La casa del poeta y otros poemas ya anunciaban, origen, el apego a las raíces están siemcon su intensa emoción descriptiva a pre presentes en el libro inaugural de través de la cual invoca y convoca los Baudelio Camarillo, pero también readetalles de las cosas y el alma humana, parecen, una y otra vez, con fuerza, con a un auténtico poeta, riguroso en la constancia, sin omisión, en sus otros liforma, preciso en cada verso y capaz de bros: Poemas de agua dulce, en 2000, y aguantar prolongadamente la respira- La noche es el mar que nos separa, en ción al bajar a las aguas más profundas 2005. De hecho, podríamos hablar de una trilogía del origen, con la secuencia del sentimiento inteligente. Todo esto junto lo concentró en los de estos dos libros antecedidos por En poemas de En memoria del reino, desde memoria del reino. Los versos con los que abre Camarilos primeros versos de anunciación y consejo (“No des el agua a los sedien- llo sus Poemas de agua dulce preludian tos./ En la tierra que habitas/ cada una la atmósfera del viaje a la semilla que de las rocas esconde un manantial;/ só- lleva a cabo el poeta:“Entramos al jardín lo has de decirles/ de qué manera han inmenso del día/ por las puertas abierde golpear su frente/ contra ellas”) has- tas de la luz./ Ningún esfuerzo hacemos ta los últimos de confirmación, en los para pasar del sueño/ al patio que cirque enfatiza sus certezas poéticas (“Se cunda nuestra casa./ Despertar o soñar abren puertas rojizas que conducen la es lo mismo en nosotros./ Nuestra maimagen/ hasta lo más profundo del co- dre lo sabe:/ dormidos o despiertos/ razón humano”), pasando por imáge- tenemos siempre el pecho iluminado.” La última instancia de esta trilogía, nes tan esenciales como la siguiente, portento de síntesis verbal que nos re- La noche es el mar que nos separa, cancuerda el prodigio de la sentenciosa ta al amor sexual y a la sensualidad de brevedad oriental: “No hay agua esta la existencia, pero, otra vez, el regreso noche:/ es la luz de la luna/ la que llena a la infancia, al mundo primigenio, encuentra sitio para la evocación de la este cauce.” En memoria del reino es uno de los historia personal que se vuelve metáfomejores libros que se hayan galardona- ra de toda una vida y reincidencia del do en el Premio de Poesía Aguascalien- recuerdo digno de atesorar. Baudelio Camarillo sabe que la poetes, uno de los más memorables, uno que aún vive y que perdurará todavía sía que conmueve es la que perdura, más tiempo en la historia de la poesía que la poesía que sobrevive al final del mexicana de la segunda mitad del si- día y de los días conlleva una revaloraglo xx . En sus páginas, hay poemas es- ción de la palabra y la inteligencia al pléndidos y versos extraordinarios que servicio de la emoción. No escribe poemas pirotécnicos, no provienen (¡cómo no habría de ser!) del eco de la infancia, de esa “edad de hace cabriolas ni artimañas con el lenoro” que nutre toda la obra de un buen guaje. Pone la imagen y la metáfora, el sentido y la música ahí donde produpoeta. De la infancia o, mejor dicho, del lí- cen la más intensa sensación de estar viquido nutricio de la infancia, vienen viendo lo que nombra. No hay invención estos versos de su “Agua materna”: “El “literaria”, hay vida concentrada, es decir, verde de estas aguas/ no se marchita hay poesía. Sus temas son, además de la nunca en nuestros ojos./ Cuanto más búsqueda intensa del ayer, el amor, el contemplamos ese follaje intenso de fervor al entorno, el gusto por las cosas, sus olas/ tienen más savia nuestros hue- la gratitud de vivir y haber vivido. No essos./ Aquí nacimos. El barro que aho- cribe para la posteridad, escribe para ra somos/ se amasó con esta agua/ y el hoy, pero sus versos vivirán mañana •

Oscuro velo develado

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O DICE EL CINEASTA haitiano Raoul Peck, con precisión y claridad idénticas a las que definen No soy tu negro (I Am Not Your Negro, eu , 2016), su notable documental:

El racismo no se desarrolla en el vacío. Siempre es parte de una agenda más grande, una realidad más estructural. Si perteneces a la “minoría” en turno (o si eres mujer, por ejemplo), serás discriminado, rechazado, incluso asesinado. El racismo da a un grupo de personas el poder suficiente para hacer lo que quiera. No necesitan ninguna justificación,más que sentirse superiores.

James Baldwin

Dicho sea de paso, esta película no resa redescubrirlo porque en la era es más importante porque haya sido de Donald Trump y de la decadennominada para el Oscar, ese premio cia de Europa, su pensamiento es funmás mercadotécnico que cinemato- damental. Bien puede añadirse, pensando en gráfico que, urgido como suele estar de lavarse la cara, en su entrega más la situación local, que la obra y el pensareciente hizo ganador a un filme tam- miento de Baldwin también arrojará bién perteneciente al ámbito sociocul- buena y necesaria luz sobre el acendratural de la negritud estadunidense, sólo do, soterrado y tantas veces hipócritaque uno de ésos –Moonlight, se titula– mente negado racismo a la mexicana, cuya única consecuencia verdadera es ése que balbuce pseudoideas y asesta permitirle a las buenas conciencias un ofensas inaceptables disfrazadas de aliviado suspirito de autosatisfacción idiosincrasia cuando profiere palabras luego de ver la cinta. Imposible, para “la como “nacos”, “chairos”, “indios”, “marías” academia”, lo que habría sido tanto co- y demás. No es frecuente hallar un filme domo darse un tiro en el pie, debido entre otras razones al agudísimo filo con el cumental con una profundidad concepque Peck –o más bien dicho James Bald- tual como la que muestra No soy tu newin, verdadero epicentro de la historia– gro, cuya impecable fac tura viene revisita ciertos momentos de la filmo- siendo una simple consecuencia de la grafía estadunidense, aquellos que brillante organización discursiva y desde su estreno y aun el día de hoy han la riqueza intelectual del citado James colaborado de manera sustancial a de- Baldwin, nacido en 1924 y muerto en finir un imaginario colectivo insultante, 1987, cuya obra Remember This House denigrante y degradante para la comu- [Recuerda esta casa] es el pilar sobre el nidad afroamericana. Pero si de reco- que se sostiene el filme. Ver y escuchar a Baldwin en el docunocimientos se trata, No soy tu negro ha sido nominado al menos treinta y mental de Peck es una experiencia al ocho veces en diferentes eventos cine- mismo tiempo gozosa y estremecedomatográficos y ha obtenido casi una ra: de palabra elocuente y elegante, veintena de premios, entre los cuales Baldwin da todo el tiempo en la diana y destacan la Berlinale, el Festival de To- no quita el dedo de la llaga cuando haronto, el de la Asociación Internacional bla de la invención convenenciera de de Documentales, del Festival de Cine conceptos como “raza”, y “negro”, cuanDocumental de Tesalónica, así como do vincula esas exclusiones con otras Los Angeles Film Critics Association, de diferente envergadura pero igual de San Francisco Film Critics Circle, Chi- nocivas, cuando explica desde la perspectiva de un sometimiento perfectacago, Dublín, Filadelfia… mente planeado tramas y momentos específicos de ciertos filmes, obras liteAdiós Al rAcismo Sigue hablando Raoul Peck –entrevis- rarias, documentos legales, textos consta publicada en el por tal Aristegui titucionales… lo mismo que cuando Noticias el 28/ iv /17–, con meridiana aborda la importancia histórica e ideológica de Malcolm x, Martin Luther King elocuencia: y Medgar Evers, los líderes más recordaJames Baldwin no sólo es uno de los dos de la emancipación racial estadunimejores escritores estadunidenses del siglo xx , su voz es una de las más im- dense, a quienes conoció en persona, portantes de la literatura moderna. Su siendo él mismo uno de ellos. No por nada este filme documental lectura es determinante y obligatoria, al igual que Hemingway, Zola, Carpen- ha convocado la escasísima unanimitier, García Márquez o Sartre. Da igual dad de la crítica pero, más importante si eres blanco o negro, él debe formar que eso, ha quitado el velo que sobre parte de la cultura general. Es quien estos temas cubría los ojos de una cifra más ha escrito sobre la historia de la innumerable de espectadores en todo política del concepto “raza”. Me inte- el mundo •

CINEXCUSAS

Baudelio Camarillo: Memoria y poesía

JORNADA DE POESÍA

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CREACIÓN

14 de mayo de 2017 • Número 1158 • Jornada Semanal

Cintio Vitier

¿

Foto: Ahmed Velázquez/cortesía de wwwgranma.com para Fina

Te estabas despidiendo, verdad, Cintio? ¿Querías decirme adiós ayer, el primer día del mes de octubre, en la mañana, cuando me detuve antes de salir camino a la librería, frente a la biblioteca donde está una parte de mis autores cubanos, donde estás tú, Fina, Lezama, Dulce María, Carilda, Fayad, Luis Rogelio, Gastón, Cleva, Fefé...? Miré tus libros, me senté en el piso y los saqué todos y los puse frente a mí, en una hilera, en el mismo orden de estatura en que se acompañan. Los abrí uno por uno y leí cada una de las dedicatorias; encontré, sabes, unas fotos que ya había olvidado, unas que tomé el día del lanzamiento de Epifanías, tú rodeado de niñas de colegio, firmando libro tras libro... Les quité el polvo que siempre se acumula, ése que nos muestra que el tiempo hace sus huellas, y los volví a acomodar. Mirarlos, ver las fechas y el lugar en donde los compré, es sumergirme en la memoria, sentir que ha sido mucho el tiempo que ha pasado y que ha sido más, demasiado más, lo que hemos compartido, los tres. En la noche, cuando llegué a mi casa, encendí el computador y abrí el correo electrónico. Un mensaje sin asunto se distinguía entre todos. Era de Betania: “Álvaro. Cintio Vitier murió en horas de la tarde….” ¿De manera que te has ido, descansaste al fin, que ya haces parte de la eternidad? ¿Por eso miré tus libros esta mañana? ¿Fue tu manera de decirme adiós? Guardé silencio un momento. Cerré mis ojos que poco a poco se van haciendo lágrimas. No puedo hacer un recuento de todos estos años. Y eso me parece perfecto: habitas en esa parte de mi memoria donde se guarda el tiempo del día a día, el de la vida compartida sin afanes, el de lo que nos abriga siempre. Hay muchas imágenes. Me quedo ahora con dos. Fina, Cleva, tú y yo en el patio del convento de San Francisco, en junio de 1996. Los cuatro sentados en un banco. Cada uno con una cajita de

merienda, comiendo croquetas de pollo, hablando de Camilo Torres, cuya vida y obra tanto los ayudó y acompañó en el camino de la Revolución. La otra, la última, de hace apenas dieciocho días. El 12 de septiembre, en la sala de tu casa. Fina fue un momento al estudio a buscar un libro que me quiere regalar, Sin romper el silencio, donde están sus palabras de agradecimiento por el Premio Pablo Neruda. Le quedan dos ejemplares. Quiere que yo tenga uno. Me miras y me dices (casi no puedo entenderte): “Ráscame la espalda.” Me acerco y lo hago. Cierras los ojos. Descansas. Entre el comer unas croquetas de pollo y el rascarte la espalda se deslizaron, fueron, catorce años de amistad. Catorce años de mi vida. Los conocí en ese evento dedicado a los treinta años de Paradiso. Al año siguiente, Betanita, la nieta de Catalina, la hija de Miguelito, la sobrina de Betania, me llevó un día a tu casa, en Línea y Paseo. Fue una tarde maravillosa en la que la conversación fue como un río. Y desde entonces siempre, todos los años, sin falta, una o dos veces, en cada viaje, ya no recuerdo cuántos son, había una tarde reservada, siempre después de las cuatro, en la que nos encontrábamos los tres y seguíamos conversando. De todo y de nada. De la vida y el tiempo. De las luces y las sombras. De la Revolución. De José Martí. De las decisiones. Fina y tú, tú y Fina, “Cinfin”, como me firmaste en alguna dedicatoria, son para mí el testimonio (palabra querida para ti) de honestidad, claridad, fidelidad y consecuencia a un destino. Amor a la vida y a la Patria,

Cinfin Álvaro Castillo Granada

a esa opción “con los pobres de la tierra”. En la sala, en el estudio, en el comedor fueron nuestros momentos. Charlas siempre largas, a veces acompañadas por un vino o un jugo o un cake o un chocolate o una panetela o un helado, donde jamás, nunca, me hicieron, hiciste sentir un extraño. No importaba que fueras treinta y ocho años mayor que yo. Nunca fuimos ajenos: siempre nos miramos a los ojos y conversamos como conversan los amigos, sin importar la distancia ni el tiempo, porque siempre “decíamos ayer”. El tiempo para nosotros era un espacio para habitar. Cuando menos lo pensábamos ya el sol se había ido y, no puede ser, ya la noche nos convocaba. Un poema tuyo siempre me acompañó, “Cuánto diera”, del libro Poemas de mayo y junio: No quiero irme sin dejar pasando en limpio este confuso borrador, sin corregir el minucioso error que en sueños me ha tenido desvelado. Me martiriza el inconcluso estado de todo lo que hice en el hervor de los días que fueron, y el terror de no acabar lo que ya está acabado. Cuánto diera por terminar mi vida como los árboles que tan serenos se desploman por toda despedida. Mas algo siempre en mí echo de menos; en algún sitio algo se me olvida; mis vacíos, de enmiendas están llenos. Haces, hacen, parte de mi vida, de ésa que camina todos los días y se enfrenta a las circunstancias. No puedo decir muchas cosas, Cintio, en este momento. Sólo que agradezco el haber podido conocerte y ser tu amigo. Porque eso fuimos, eso somos. Martianamente amigos, que es decirlo y serlo todo •

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