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■ Suplemento Cultural de La Jornada ■ Domingo 19 de julio de 2015 ■ Núm. 1063 ■ Directora General: Carmen Lira Saade ■ Director Fundador: Carlos Payán Velver

El imprescindible

Toledo Germaine Gómez Haro y antonio Valle

Entrevista con

HaVin Güneser,

activista kurda Canicular t our de F rance


19 de julio de 2015 • Número 1063 • Jornada Semanal

BAZAR DE ASOMBROS EL CINE DE INGMAR BERGMAN

Pareciera que acerca de Francisco Toledo se ha dicho todo, pero en realidad siempre queda todo por decir debido a que el incansable artista plástico, promotor cultural y activista juchiteco sigue dando, con más de siete décadas de vida, Bergman durante la producción de Fresas silvestres, 1957 Fuente: www.wikiwand.com

muestras cotidianas de lo que significa estar en el mundo: en constante movimiento creativo, así como en permanente ejercicio de su sensibilidad plástica e, invariablemente, en defensa de sus derechos sociales. Con los textos de Gómez Haro y Valle aquí publicados, festejamos que el pasado viernes 17 el maestro Toledo cumplió sus primeros setenta y cinco años. Completan este número una entrevista con Havin Güneser, activista y militante kurda que participara como ponente en un seminario organizado por el EZLN , un artículo de Juan Manuel Roca sobre José Ingenieros y la envidia, así como un texto de Vilma Fuentes acerca del canicular Tour de Francia, en pleno desarrollo en estos días.

Comentarios y opiniones: jsemanal@jornada.com.mx

Agradecemos al artista Francisco Toledo la autorización para la reproducción de su obra y fotografías familiares

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as películas que integran la trilogía de tema metafísico de Ingmar Bergman: Luces de invierno, Como en un espejo y El silencio son, funda­ mentalmente, el testimonio de una búsqueda de Dios a través de la aventura espiritual que contiene alegrías, dudas, encuentros y desencuentros. En la primera, el pastor luterano, en medio de un otoño que está a punto de caer en los brazos del invierno, busca, encuentra a veces, se desespera y decide se­ guir buscando. La segunda, basada en una frase de San Pablo, oscila entre los terrenos de la razón y la locura, y reflexiona sobre la enfermedad y el dolor. El silencio, filmada muchos años después, se arrastra por las calles de una extraña y deteriorada ciudad. En ella, el sexo es un intento de salida desesperado y frenético. Los enanitos velazquianos que caminan por los pasillos del viejo hotel son, a la vez, una en­ trañable deformidad y una burla circense. El diálogo silencioso entre el viejo camarero y el niño solitario dice todo al no decir nada. Ingrid Thulin tose y ago­ niza en la cama del final. Vi en un cine de una barriada romana varias pe­ lículas de Bergman dobladas al italiano. Como en todos los doblajes, el resultado era confuso y las voces no se correspondían con los rostros. Sin embargo, Bergman se imponía y sus imágenes, tan fuertes co­ mo los diálogos, nos entregaban todo lo que querían decir. Empezamos con El manantial de la doncella, la violación y la ejecución ritual de los violadores. El agua del milagro brotó en la peña y quedó como tes­ timonio de la joven vida y la temprana muerte de la doncella medieval. La película de Bergman que me

Hugo Gutiérrez Vega causa una mezcla de esperanza y de desasosiego es Fresas silvestres. Escribí un poema sobre ella y, a través de un amigo que trabajaba en la embajada mexicana en Suecia, se lo mandé al gran cineasta. Varios años de silencio y, ya perdida la esperanza, un buen día recibí en Londres su carta en la que me explicaba que su tardanza para contestarme se debía a que había meditado su respuesta para poder decirme que mi poema era una interpretación válida de la película. Guardo la carta como oro en paño y la leo cada vez que me asomo de nuevo a la casa de verano, las fresas silvestres, el reloj sin tiempo, el ataúd saliendo del carro mortuorio, el maestro y su sueño premonitorio, su viaje, los muchachos que lo regresan a la juventud, el doctorado, el diálogo con la madre aún más ancia­ na y, sobre todo, la juventud con sus besos en la nuca. La siguiente película fue Un verano con Mónica. En ella brilla el prodigioso desnudo de Harriet An­ dersson iluminando el verano de las islas suecas. El amor y el deseo se dan la mano en esta película que celebra la vida y sus emblemas. Cerró el ciclo una deliciosa comedia, El orzuelo del diablo. Bergman juega con temas escatológicos y nos da una lección de ingenio en el tema y en las actuaciones. Son muchos los temas que giran en películas co­ mo Voces y susurros, Persona y La hora del lobo. La agonía y la muerte, el silencio como respuesta a los vejámenes del tiempo y de la vida; la compasión, sobre todo la compasión, son el contenido de estas películas que se miran, se leen y son un ejemplo de sinceridad y de armonía entre el diálogo y la acción. He visto varias veces Fanny y Alexander. Es una película autobiográfica que contiene un homenaje al arte teatral y, con humor magistral, nos entrega una serie de momentos biológicos que van del naci­ miento y el sexo a la enfermedad y la muerte. Me quedo con la figura de Alexander participando en el sepelio de su padre, actor de un teatro de provincias, y diciendo una serie de palabras prohibidas: caca, pito, culo, coño, carajo, carajo, carajo... A los pocos días, la figura paterna aparece al fondo del salón y lo mira con melancolía. Alexander ya no tiene miedo, devuelve la mirada y en silencio repite las palabro­ tas del desahogo vital

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Juan Manuel Roca

Esquirlas que dialogan con

José Ingenieros LA ENVIDIA ES DE LOS HOMBRES MEDIOCRES ES EL GRILLETE QUE ARRASTRAN LOS FRACASADOS

que destila. Por eso busca entre las hordas resentidas y rastacueros a sus pares. “A pesar de sus temperamentos heterogéneos el destino suele agrupar a los envidiosos en camarillas o en círculos sirviéndoles de argamasa el común sufrimiento por la dicha ajena.” El envidioso es un “roedor de la gloria”. Es la lapa del que no pide permiso para ser. O, como diría en otro contexto Cioran, “una puta sin aceras”.

...Y

sí, los envidiosos asedian. Y no sólo en las artes que proveen a sus ejecutores de buenas sumas de dinero, como en la plástica o la arquitectura, o como en la ciencia y en la remota invidia medicorum, sino aun en el lánguido botín de la gloria que aguarda a la poesía. Son legendarias las pugnas envidiosas entre músicos, compositores, historiadores e inventores a lo largo de la historia. Y es triste. En el caso de los poetas es doloroso ver entre el magma de la medianía poética a unos Yagos de sainete extendiendo la escudilla en busca de algunas migajas de aplauso. Unas páginas ejemplares en la psicología de la envidia a las que siempre vale la pena volver, están impresas en el agudo libro del argentino José Ingenieros, El hom­ bre mediocre. Ingenieros es un viejo maestro de la juventud latinoamericana al que vale la pena regresar por su claridad meridiana. En su libro sienta el aserto de que “la envidia es una adoración de los hombres por las sombras, del mérito por la mediocridad... Es el grillete que arrastran los fracasados... El que envidia se rebaja sin saberlo, se confiesa subalterno”. Es cierto. Los envidiosos ladran al paso del que brilla. Hermano siamés de la envidia, el odio hace yunta con la bajeza de espíritu. El odio es, como dijera Ingenieros, un asunto propio de los viboreznos, de rapiñeros que rondan en manada. El pensador argentino recuerda, de otra parte, que el envidiado recibe un rango de altura inesperado por parte del envidioso, pues éste, sin darse cuenta, le erige un pedestal como si fuera su sombra canina, su esclavo irredento, la puta de su espejo. Cuando Ingenieros narra la fábula del sapo que rabia de envidia tras ver fulgurar a la luciérnaga y cómo se le echa encima con su panza blancuzca para cubrir la envidiada luminosidad, en su inocencia la volátil lámpara de los campos le preguntó al batracio por qué la cubría. “Y el sapo, congestionado de envidia sólo acertó a interrogar a su vez.: ‘¿Por qué brillas?’” El envidioso, reitera don José Ingenieros, “siembra la intriga entre sus propios cómplices, y, llegado el caso los traiciona”. Por acá, en los recodos mefíticos de Colombia lo hemos visto pasar, a veces disfrazado de crítico o de histrión, otras veces de bedel de las aulas o de pomposo académico, pero ya todos lo reconocen a leguas por el olor a impotencia

“No ser envidiado es una garantía inequívoca de mediocridad”

El hombre mediocre en edición de la Editorial Tomo

Que el talento es el tesoro más envidiado entre los hombres, resulta claro al leer El hombre mediocre, un espécimen que muchas veces es el hombre postergado, el que no termina por hacer lo que sueña por estar asediando y ensuciando los sueños ajenos. Ese Golem de sí mismo es capaz de perdonarlo todo menos “al que sale de las filas dando un paso adelante”. Por eso se le ve espiando lo que supone una gloria ajena, un pequeño reconocimiento, un festejo de alguien o de algo, unas palabras que conciten admiración y hasta una precaria consagración de barriada. El envidioso es alguien incapaz de la admiración y cuando lo hace es sólo para poner de su parte a un poeta frustrado, a un periodista desdeñoso, a unos muchachos lelos, a la secta de los cobardes y a la cofradía de los deshabitados. Con ellos hará sus ajustes sicariales, con ellos caminará un tramo del camino hasta que los utilice y exprima y entones ya pueda arrojarlos como a un papel arrugado. Suele repartir uno que otro elogio, eso sí, entre los más segundones, entre los lugartenientes de su sombra. En mi país a estos próceres de la academia bífida de la lengua los aplauden algunos obtusos, que por fortuna son pocos, y que como sus también oportunistas voceros son corifeos de la enfermedad política de un caballista oscuro que supone que Establecimiento viene de Establo. A todas éstas, en El hombre mediocre el autor dialoga con Temístocles, alguien que pensaba que no había realizado nada brillante o notable pues todavía nadie lo envidiaba. “No ser envidiado es una garantía inequívoca de mediocridad”, agregaba Ingenieros. También decía que Dante “consideró a los envidiosos indignos del infierno. En la sabia distribución de penas y castigos los recluyó en el purgatorio, lo que se aviene a su condición mediocre”. Almácigos de rencores, rumiando odios y calumnias en medio de un gallinero, algunos de la secta de estos comensales del prójimo viven esperando el turno para ejercer la calumnia que compran al menudeo en el mercado de las miserias. Pueden inventarse o tergiversar citas o sucesos, acusar a alguien de plagiario, aunque no digan a quién demonios plagió su víctima en turno, pues todo está en sus testas de viejas calabazas. Y bien, aceptando que el purgatorio es el círculo dantesco en el que deben arrebañarse los envidiosos, ¿qué tal si proponemos que este país deje de llamarse Colombia y empiece a llamarse Purgatoria?

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VOZ INTERROGADA

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Pelear para sobrevivir entrevista con Havin Güneser Renzo D’Alessandro

en la naturaleza INGENIERA, PERIODISTA Y ACTIVISTA KURDA A FAVOR DE LOS DERECHOS DE LA MUJER LA LUCHA ES CONTRA EL PATRIARCADO Y EL CAPITALISMO

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Manifestantes kurdos en Bolonia, Italia. Foto: Petar Milošević (CC BY-SA 4.0) Fuente: www.wikiwand.com

Según Güneser, ninguno de los gobiernos en la región ha sido una alternativa para el pueblo kurdo, como tampoco lo fueron las guerras iniciadas por el gobierno de Estados Unidos en Iraq o Afganistán, o su intervención indirecta para manejar el impulso de cambio de la población en Libia o Egipto, que ahora atraviesan una profunda crisis social y política. “Estamos de acuerdo con que el régimen de Al-Asad (en Siria) es malo, pero La Armada para la Liberación de Siria no es mejor. Entonces no apoyamos a ninguno. Los apoyaríamos sólo si ellos están de acuerdo en que exista más democracia, autonomía o derechos humanos. Pero nadie de la Armada para la Liberación Siria aceptó esto. En el iSiS la mayoría son mercenarios con dinero que creen que van a ir al cielo. Ellos pelean con un imaginario, pero el imaginario de los hombres y mujeres kurdos es para una vida con libertad, sin colonización, sin explotación, sin clases sociales”, afirma Güneser.

u pelo tiene el color de una cima nevada, como el de las montañas de Anatolia, por ejemplo, las mismas que han visto crecer a miles de kurdos que se han rebelado en el último siglo, hasta en veintinueve ocasiones, para ser reconocidos como pueblo en el Medio Oriente. Havin Güneser, activista internacional de origen kurdo, ha estudiado cada una de estas revoluciones dentro y fuera de esas montañas. El objetivo, para ella, es extender el eco de la lucha que actualmente enfrenta el Partido de los Trabajadores de Kurdistán ( Pkk ) y su brazo armado, una guerrilla de unos 50 mil combatientes de los que una cuarta parte son mujeres armadas con kalashnikovs. La bala más afilada, sin embargo, se encuentra en su pensamiento, que les otorga el derecho de ser autónomas en una sociedad ancestralmente dominada por el hombre. “Cada quien debe romper sus propios muros mentales antes de pelear contra la otra persona, contra el capitalismo, o lo que sea. Esta es una cuestión fundamental para el movimiento kurdo de liberación. Antes de recrear espacios autónomos hay que romper las características que el patriarcado y el capitalismo han creado”, afirma Güneser, invitada como ponente al Seminario del Pensamiento Crítico Frente a la Hidra Capitalista, organizado por el Ejército Zapatista de Liberación Nacional ( ezLn ) en San Cristóbal de las Casas, Chiapas. El de las mujeres es sólo una más de las batallas que se viven actualmente en el Kurdistán. La milicia kurda combate al Estado Islámico ( iSiS ) en una región convulsionada por la guerra civil en Siria y la inestabilidad de países como Iraq o Irán. Desde 2011, las bases de la guerrilla del Pkk en Siria actuaron para contener las acometidas del iSiS , el grupo yihaidista responsable, entre otros, de las decapitaciones del periodista estadunidense James Foley o el japonés Kenji Goto. En su intento por extenderse hacia la ciudad de Kobane, en la frontera siria, el iSiS ha encontrado un muro infranqueable, afirma Günesser. Las ciudades orientales del Kurdistán están prácticamente protegidas sólo por el partido homólogo del Pkk en Siria, el Partido de la Unión Democrática ( Pyd ), y su brazo armado, las Unidades de Protección Popular ( yPg ), que hasta hoy resisten las embestidas del Estado Islámico. En entrevista exclusiva con La Jornada Semanal, Güneser explica que el Pkk no actúa contra una organización o un gobierno en particular, sino contra toda posibilidad de vivir bajo un régimen fundamentalista que impida el proceso democrático y la autonomía por la que llevan luchando más de un siglo en el Kurdistán.

“No es un ejército, sino una idea de autodefensa. Cuando uno dice ‘ejército’ se escucha muy militar, y esto no es militar, sino la defensa de la vida propia, la de otros y de la sociedad”.


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Aunque no renuncian todavía a la independencia del pueblo kurdo, la propuesta actual del Pkk es un confederalismo donde las diferentes minorías étnicas en la región puedan desarrollar una autonomía política y social. La propuesta nace dentro de un rompecabezas geoestratégico con múltiples detractores, uno de ellos el gobierno turco. Desde la creación del Pkk en 1978, Turquía se ha opuesto a ceder a las pretensiones kurdas, presionando a la Unión Europea y a Estados Unidos para que declaren a las milicias kurdas “grupo terrorista”, aunque de hecho nunca hayan atacado intereses occidentales. “No es un ejército, sino una idea de autodefensa. Cuando uno dice ‘ejército’ se escucha muy militar, y esto no es militar, sino la defensa de la vida propia, la de otros y de la sociedad. En ese sentido, nuestros mártires son muy importantes. Ellos desafiaron todas estas políticas: el patriarcado kurdo, el capitalismo, el regionalismo impuesto, los poderes hegemónicos de Turquía, Irán, Iraq, Siria… Y quisieron establecer la meta de por qué lo hacían, por qué daban sus vidas. Lo hicieron por una vida que imaginaban diferente. Esta es la razón por la cual kurdos y kurdas pelean.” En ese combate la mujer ha sido una pieza clave, explica la activista. Una tercera parte de la guerrilla que actualmente enfrenta al iSiS en Siria o que lo ha hecho en Turquía desde principios de los años ochenta del siglo pasado, está conformada por mujeres. Las mujeres kurdas han comprendido que no necesitan la hegemonía del hombre para sobrevivir, dice Güneser, y han ganado espacios en la sociedad inverosímiles hace tres décadas. “Ellas no son libres del todo, son cinco siglos de esclavitud, pero ahora luchan por su cuenta y discuten cómo pueden vivir como mujeres. Las primeras mujeres del movimiento de liberación kurdo comenzaron en el Pkk, no en la sociedad. Estas mujeres líderes tenían que ser progresistas por ellas mismas y paralelamente en sus sociedades, porque no puedes tener solamente miembros del partido peleando. Ahora toda la sociedad está creando esta dinámica para empujar el desarrollo.” Parte de las propuestas sociales del pueblo kurdo sigue llegando de su máximo líder, Abdullah Ocalan, condenado en Turquía a cadena perpetua desde 1999 por cargos de “terrorismo y separatismo armado”. Ocalan se encuentra confinado con otros cinco ciudadanos kurdos ligados al Pkk en Imrali, una isla en el mar de Mármara donde, a pesar de la incomunicación, el líder nacionalista ha seguido tejiendo, según Güneser, los pasos de una política conciliatoria basada en la autonomía. Aunque las negociaciones con Turquía están estancadas, el Pkk depositó esperanzas en las elecciones presidenciales del pasado 7 de junio en el país otomano. Güneser apela a la unidad de organizaciones y colectivos internacionales que hagan converger las propuestas sociales y estudiar los procesos autónomos, como el caso del ezLn en México. Sobre el movimiento zapatista, Günesser afirma que existen similitudes con el movimiento de liberación kurdo que tienen que ver con un escenario geográfico y una mirada al pasado. Para Güneser, la montaña y el pueblo kurdo, como la selva para los zapatistas, es el vínculo natural con la revolución. “Gracias al territorio son capaces de crear este prototipo de una alternativa de sociedad para el futuro. Haciendo esto es como se dan cuenta de que el capitalismo y sus estructuras no existen materialmente ahí, pero sí existen en sus pensamientos. Una de las mujeres comandantes en la organización dentro del Partido, una mártir que murió hace tres años, dijo algo muy importante: ‘Peleamos para sobrevivir en la naturaleza’, porque luchaban en lo salvaje de las montañas, intentaban pelear y sobrevivir en la naturaleza”, afirma

Travesía Mariana Pérez Villoro

Nos reconoceremos en el vacío de un instante sin umbral frente al despeñadero de nuestros nombres.

En ese punto de quiebre, nos hermanará la inexistencia de los cuerpos.

La huella múltiple que reverbera en la memoria, se aquietará con el revés de las palabras.

Y en la cresta de la misma nota, hasta que se haga polvo, descansaremos.


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Antonio Valle

La vida con UN ZAPOTECO INQUIETANTEMENTE EUROPEO. EL CONTEMPLADOR DEL GRAN ARTE DEL MUNDO

invitados a la legión de seres fantásticos que Francisco Toledo había venido pintando desde varias décadas atrás. Desde entonces supe que buena parte de mi vida afectiva se definiría como un antes y un después de presenciar –y de ser beneficiado– por aquella magna exposición retrospectiva. 2 Autorretrato (soñador), 1996

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a chica y yo nos encontramos en el Museo de Arte Moderno. Cada quien por su lado había llegado a la gran exposición retrospectiva de Francisco Toledo. Fue Federico Gamboa quien, a finales de los años setenta, coordinó los inimaginables trabajos para llevar a cabo una muestra de semejantes dimensiones. Nuestras miradas se cruzaron por un instante justo en el momento en que ella entornaba los ojos tratando de entender lo que sucedía en el cuadro De sobremesa. Sonreía divertida mientras sus ojos color mar Egeo se deslizaban en la tela. Se me ocurrió que aquella obra podría titularse La sor­ presa. Tenía la impresión muy clara de que Toledo irrumpía sobre una puerta para, de pronto, descubrir una insólita escena. Digo insólita, para una sensibilidad cosmopolita como la mía; sin embargo, años más tarde pude comprobar que lo que sucedía en aquella pieza podía ser absolutamente verosímil para la vida cotidiana de los zapotecos de Juchitán, Oaxaca. En el lienzo se ve la cabeza, las colitas de caballo, los pechos y las puntas erguidas de una joven tirada de espaldas sobre una mesa de madera (mesa como las que solía usar Toledo en el iago para atender a sus visitantes). Encima de ella, un hombre –del que solamente vemos su sombrero y los dedos apoyados en la orilla de la mesa–, le hace el amor a la muchacha. Debajo de la mesa se ven las piernas bonitas de ella, que trae puestas unas zapatillas con las que apenas y toca el piso de madera; mientras, el amante se ve muy bien plantado enfundado en unos zapatos “de diseño.” Bajo la fantástica mesa del amor, un puerquito amarrado a una enorme calabaza saca la lengua como si él también se deleitara del festín. La escena es contemplada por dos personajes retratados desde una fotografía alucinante. Como en el buen cine de autor, lo que verdaderamente importa en esta pieza es lo que no se ve, es decir, la elipsis que deben “llenar” los espectadores, que sin ver nada saben perfectamente de qué va lo que sucede en la pieza que Toledo abrió para nosotros desde alguna remota aldea de Oaxaca. Esa misma noche, la chica de la sorpresa y yo también perdimos nuestras máscaras habituales para dar paso a los rostros ocultos del amor y el erotismo, teniendo como

Meses más tarde mi amiga se iría a Europa para cumplir con el ritual –a esas alturas casi extemporáneo– de iniciación artística en París. Así, mientras ella se convertía en pintora, yo, tratando de curarme la melancolía, decidí hacer un viaje por algunas regiones de Oaxaca. Ya para entonces me había enterado de algunas historias reales (y otras míticas) de Francisco Toledo. Por ejemplo, que Henry Miller le había dado la bienvenida jubilosamente a su pintura, cosa que me pareció absolutamente natural, ya que los dos artistas se ocupaban del amor y el erotismo con rabiosa/luminosa libertad. Entre las deliciosas novelas y relatos de Henry Miller no encontré nada como El coloso de Marusi para acompañar la experiencia mística y erótica que me hacían vivir las obras de Toledo. La luz, el misterio, el espíritu de transgresión, así como el poder narrativo de Miller, lograban que aquel mundo prehelénico y dionisíaco le viniera como anillo al dedo a las imágenes revoltosas, sagradas y sensuales del “prehispánico” Toledo. Al fin, una mañana salí de la ciudad de Oaxaca acompañado por Diana, una muchacha culta y preciosa que tenía importantes conocimientos sobre las “cosas de indios.” Mientras conducía el auto, ella leyó en voz alta este pasaje de El coloso de Marusi: Digo que el mundo entero, abriéndose en abanico en todas direcciones desde este lugar, vivía antiguamente de un modo que nadie es capaz de imaginar. Digo que los dioses erraban por todos los lugares, que eran hombres como nosotros en forma y esencia, pero estaban libres, eléctricamente libres. Al desaparecer de esta tierra se llevaron consigo el único secreto que jamás les arrancaremos mientras no seamos libres de nuevo.

Conservando ese tono, subimos “eléctricamente libres” por la Sierra sur de Miahuatlán. Pasamos por Lluvia de Sol, preciosa comunidad de nombre inolvidable. Nos detuvimos a beber una copa de mezcal en San José del Pacífico cuando vimos entre las nubes el mar al fondo. Luego, entre los puertos Escondido y Ángel encontramos la hora propicia para contemplar algunos tonos índigos y turquesas como los que Toledo usa. Un día, serpenteando por la carretera, escuchamos los tonos de “Europa”. –¿Europa? –le pregunté a Diana con ironía–, ¿realmente te parece que esa canción de Carlos Santana nos conecte con el continente donde mi amiga lucha por volverse artista? Negando con un movimiento de cabeza, dijo Diana: “Llegó el turno estelar de ‘Caminos del mal’.

La mesa, 1978

Con esa pieza recordamos La función del mago, esa bellísima pintura del lagarto o bestia mítica festejado en una de las velas o fiestas rituales que durante el mes de mayo se celebran en Juchitán; entonces una organización comunitaria –o mayordomía– tiende una gran carpa cósmica bajo la que se reúnen cientos –tal vez miles– de personas a beber y a danzar como un homenaje a ese animal sagrado, mago o símbolo prehistórico, que todavía en las poderosas riadas de agosto y de septiembre suele aparecerse en algunas rancherías. Entre bohíos y palmeras vimos con azoro algunos “fragmentos ensamblados” de África que lentamente se fueron disolviendo mientras nos acercábamos a Salina Cruz, añeja ciudad portuaria que nos hizo evocar algunas historias de Dashiell Hammett. Al día siguiente pasamos por Tehuantepec, preciosa comunidad cubierta de tejas y palmeras donde Porfirio Díaz mandó a construir una estación de trenes frente a la casa de su amante. Por fin llegamos a Juchitán. Después de hospedarnos en un hotelito pintoresco llamado Lidxibiusa (“casa de huéspedes”), que se encuentra a las espaldas del mercado y del palacio municipal, nos dirigimos a la Casa de la Cultura o “Lidxi Guendabiani” (la casa donde la luz ilumina el alma; vaya nombre). Por la noche, mientras descansábamos en el cinematográfico hotelito, tal vez influenciada por las imá-


Toledo genes del libro Los signos de la vida, Diana dijo sentir que los dedos de Toledo recorrían algunas veredas de su cuerpo, ese cuerpo tan dispuesto a las fiestas con esplendores del Autlán de Santana y del Xa Vicente de Toledo. Al otro día, mientras conducía por la carretera panamericana, Diana leyó en voz alta un nuevo pasaje de El coloso de Marusi; Todo lo que se desenmascara se desmorona al tocarlo. Y de la misma forma se desmoronan los mundos. Podemos cavar eternamente como topos, pero el miedo estará siempre con nosotros, clavándonos sus garras y violándonos.

Con esa frase arcana, casi de Pedro Páramo, llegamos a Mitla, donde vimos a un niño brotando con su perro por una espiral del tiempo. Enseguida desapareció la sensación de irrealidad cuando el pequeño nos ofreció artesanías delicadas o un “Viaje a Ixtlán”. Le compramos dulces y el viaje para hundirnos por uno de los laberintos de la inmortal ciudad precolombina. Grecas y escalas. Tiempo abierto para un poder que sube desde el mismo corazón de fuego de la tierra. ¿Cuáles serán los misterios que Toledo todavía nos revelará? Él es un iniciador a la vida verdadera, el último gran chamán capaz de producir verdaderos milagros y actos de resurrección, donde hasta la misma muerte se muere de placer. Es el exquisito dibujante, pintor, impresor, ceramista; lector sensible y uno de los mexicanos que más y mejor ha visto y contemplado –que no es lo mismo– el gran arte del mundo. En este sentido, es un hombre con una formación estética clásica, al que por supuesto no le es ajeno el arte de las vanguardias, lo que lo convierte en un zapoteco inquietantemente europeo. Haciendo estas reflexiones llegamos a la Antigua AnteMujer y conejo, 1974

quera, mientras cientos de grillos, conejos, brujas y sapos lujuriosos brincaban en los pechos, en las piernas y en las nalgas de mi amiga Diana. Al reverso de una postal le escribí unas líneas a mi amiga budista: “Te envío un poco de música y de danza ardiente al reverso de una pintura de Toledo. Me encantaría tener noticias tuyas –y de la antigua Europa– en el envés de una postal de Ensor o de Goya.” 3 Muchos años después, mi amiga, que como he dicho se transfiguró en una misteriosa artista-budista, por una especie de sistema telepático de vez en cuando me contactaba para que pudiéramos encontrarnos. Casi sin querer, es decir, por un milagro, ella volvía de Grecia o de París para hallarme en alguna comunidad del Istmo de Tehuantepec o del valle de Oaxaca. Mientras esperaba que el sol negro de la poesía regresara con nuevos lienzos y pinturas, supe que Toledo preparaba intensas ráfagas de luz. Entonces nos volvimos a encontrar en un abarrotado Museo de Arte Contemporáneo de Oaxaca, celebrando un importante premio que le otorgaron a Toledo. Como casi siempre en este tipo de homenajes, todo mundo estaba presente, excepto el festejado. Esa misma noche perdí de vista a mi amiga entre la multitud, y, por motivos que tienen que ver con la desesperación y la tristeza, terminé por irme con un grupo de “chilangos” a un table dance ubicado a las afueras de Oaxaca. Después de un rato las imágenes de sexo, sudor, pintura, lencería, danzas y lágrimas auténticas me invitaron a buscar una salida de emergencia. Por más descarnadas que fueran las imágenes de sexo, lo que hacían Miller y Toledo era llevar el arte de la ironía hasta un estado de gracia, mientras que lo que sucedía en ese antro de mala muerte era verdaderamente triste. Han pasado treinta y cinco años desde aquella gran exposición retrospectiva en el Museo de Arte Moderno. Recientemente, aunque ya sin señales de telepatía, mi amiga mística volvió a encontrarme. Después de mirarme compasivamente durante horas, y sin decir una palabra (como suele hacer Toledo), ella desapareció. Desde hace muchos años, no sólo la pintora perdida y yo sino también la mayoría de críticos e historiadores de arte, conocen buena parte de la vida y milagros de Francisco Toledo. Todos parecen estar al tanto de sus autorretratos, naguales y máscaras. Su estilo es inconfundible, es un verdadero clásico imitado innumerables veces. Literalmente, todo mundo sabe que Francisco Toledo es el artista plástico de México. Por supuesto no faltan algunas figuras viejas y resentidas, postmodernos neofigurativos o hipsters inéditos, cuya estética superficial alimenta a la gran matrix alienante, que lo infaman. No importa; Toledo cumple setenta y cinco años y, como en otras ocasiones, ahora tenemos noticias de su presencia lúcida en el Cerro del Fortín. Seguro fue por eso que volví a soñar con él.

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4 La ciudad de Oaxaca estaba deshabitada y limpia. El viento se entregaba a las piedras que silbaban de placer. Mi amiga, la artista budista del mundo flotante, traía entre sus manos un lienzo primordial; sin embargo me aterraba que no se movieran en el lienzo unas aguas color turquesa. En ese instante, con las manos chorreando de color, Toledo entró, me dio una esponja y dijo: “Limpia el lienzo con esta brújula de mar.” Apenas y pasé la “brújula” por encima del lienzo, se movieron las imágenes. “Transcribe lo que estés mirando”: Como una bandera solar Monte Albán ondea azul y transparente Sus pedernales abren el tiempo para sitiar el vértigo de la ciudad Un vendaval de voces en el aire sostiene al cielo ¡Qué luminosa es la muerte y es la vida jugando con las piedras y las nubes! Abajo en el valle de Oaxaca Santo Domingo brilla Más allá el cerro sagrado reverdece Un hombre habla con la multitud Ondeaban los estandartes festejando el regreso de las imágenes el retorno del hombre y sus palabras

Francisco Toledo en 1999 Foto: Omar Meneses/ La Jornada

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El imprescindible EL ARTISTA PLÁSTICO, ACTIVISTA, LUCHADOR SOCIAL, AMBIENTALISTA, PROMOTOR CULTURAL Y FILÁNTROPO DE LA “VOZ CHIQUITA”

Germaine Gómez Haro

¡Qué va! El Maestro se da tiempo para todo y todo lo lleva a cabo con una energía contagiosa. Por eso ha conformado un contingente de discípulos, colaboradores y cómplices que lo acompañan en sus contiendas sociales y políticas, y lo apoyan en la realización de sus aventuras filantrópicas y artísticas. Por eso también habla siempre en plural, nunca da el crédito a su persona. Lo suyo es un trabajo con y para la comunidad. –Ya se ha publicado mucho todo lo que hacemos, sólo me repito –me dice con su voz suavecita. –No, Maestro. En Oaxaca pasan muchas cosas, se pelean y se ganan muchas batallas. Es un ejemplo para el resto del país. No hay que cansarnos de difundir todo lo que con tanto esfuerzo y esmero se hace aquí. Los niños llegan al patio, saludan al Maestro y con sonrisas luminosas agradecen los cuadernos que les han regalado. En sus portadas vemos imágenes de grabados antiguos: un xoloitzcuintle, una víbora de cascabel, una tortuga, elegantes figuras finamente impresas. Nada más alejado de los diseños de dibujos animados o mujeres encueradas que aparecen comúnmente en los cuadernos

escolares. Este es uno de los proyectos que el Maestro está luchando por concretar: la producción de estos hermosos y finos cuadernos para distribuirlos gratuitamente en las escuelas públicas. Ya circulan en algunas regiones, pero se necesitan patrocinios para llegar más lejos. –No tenemos nada en contra de las mujeres encueradas que aparecen en los cuadernos –comenta Toledo entre risitas–, pero estamos tratando de mostrarles a los niños una estética diferente. Éstas son láminas antiguas y en la contraportada se incluyen textos en zapoteco y en español. La idea es que lleguen a las cuatro zonas de habla zapoteca donde se están realizando talleres de enseñanza y divulgación de estas lenguas que no se entienden entre sí. Parte de este esfuerzo se ha financiado con la impresión de esta carpeta. Me muestra el facsímil del libro Esopo, editado originalmente en Oaxaca en 1849, y ahora bellamente reproducido por Juan Pascoe, acompañado por un grabado del Maestro y contenidos dentro de una elegante caja forrada de lino. Una joya bibliográfica realizada por Ediciones Toledo y la Fundación Alfredo Harp Helú con cuya venta se patrocina el programa de los cuatro talleres.

Izquierda: Toledo pinta un papalote para la exposición colectiva del Centro de las Artes de San Agustín, Etla, Oaxaca, 31 de octubre de 2008. Foto: Roberto García Ortíz/ La Jornada

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a cita con Francisco Toledo en el Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca (iago ) era a las 10 horas. Al acercarme cinco minutos antes me encontré con una fila de niños perfectamente alineados que aguardaban su entrada al recinto. Era un grupo de primero de primaria de la Escuela Benito Juárez, según me informó una de las profesoras. Qué maravilla que tengan esta oportunidad, pensé. El iago es un espacio lleno de vida, y es muy estimulante ver siempre a un numeroso público de muy diversas edades consultando su fabulosa biblioteca, integrada por más de 50 mil volúmenes, la cual crece literalmente día con día gracias al amor que el Maestro profesa a los libros y su persistencia por conseguir los títulos importantes recién publicados en el mundo. Toledo me recibió en el exuberante patio del fondo, donde había unas mesas preparadas para acoger a los niños después de su visita. La cita era para conversar sobre sus proyectos recientes. El Maestro no tiene tregua. Que si la protesta contra el maíz transgénico, que si Ayotzinapa, que si la defensa de las lenguas zapotecas, que si el atentado contra el área natural en el Cerro del Fortín… Y todavía tiene la cortesía de aceptar una entrevista, con lo poco que le gustan. –¿De dónde saca tiempo para estar al frente de tantos proyectos? –Ahora que tengo barba blanca y canas, ¡ya no tengo tanto tiempo! Ya son setenta y cinco años y están pesados.

UNO, DIEZ, MUCHOS TOLEDOS...

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i hubiera un Toledo en cada estado, el país sería otro.” Creo profundamente en lo repetidamente dicho por muchas voces, a las que me uno, con admiración al Toledo artista, al Toledo promotor, al Toledo solidario, pero sobre todo al Toledo humanista. Pienso en la imagen de Leonardo da Vinci, El hombre de Vi truvio, el dibujo que se ha convertido en un símbolo universal en cuya perfección y armonía miro a Toledo, y en él al hombre reconfi gurado en un ser espiritual, centro sagrado del universo, donde se refunda una nueva generación de hombres libres que basan su existencia individual en la convivencia colectiva, con respeto a la diversidad, a las identidades y a la tolerancia. Tuve la fortuna de crecer cobijado por las iniciativas del maestro Toledo; primero en la Casa de la Cultura de Juchitán y después como estudiante de artes de la unam , con mis visitas periódicas al Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca, donde complementaba mi formación visual. En 2006 fundé el Centro Cultural La Curtiduría, un espacio en la ciudad oaxaqueña que no podría existir sin el aliento y ejemplar seguimiento con las implícitas enseñanzas del maestro Toledo, quien me inculcó que las artes y la cultura humanística nos brindan la posibilidad de tener seres más justos, que contengan la esencia de sus pueblos, de su memoria histórica y de las múltiples dimensiones de la vida y de los sueños que encarnan. Han pasado veinticinco años desde que tuve el privilegio de visitar al Maestro en su casa, posteriormente convertida en el cine club conocido como El Pochote. Lo vi trabajar sin decir palabra alguna entre nosotros durante horas en su Jardín de las Delicias. Esta vivencia me motivó a estudiar artes y empezó una admiración profunda hacia el maestro Toledo, que crece día a día. Felicidades, Maestro

Demián Flores, artista visual


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Toledo

Foto: Jorge A. Pérez Alfonso/ La Jornada

TOLEDO FILÁNTROPO Y ACTIVISTA SOCIAL La reivindicación de la lengua zapoteca ha sido una de las prioridades del artista desde que regresó a Juchitán en 1965, tras una estancia de un lustro en París. En 1972 creó la Casa de la Cultura de Juchitán, su primera incursión como promotor cultural. Ahí también sembró la semilla de la biblioteca y la colección de gráfica internacional que hoy cuenta con más de 12 mil obras que forman parte del acervo del iago . Su pasión por los libros lo impulsó a apoyar un proyecto editorial bajo el sello del Ayuntamiento Popular y la revista Guchachi Reza (Iguana rajada, en lengua zapoteca). En 1983 surgió Ediciones Toledo, donde se publicaron importantes trabajos de historia, arte y literatura, y desde 2006 encabeza la editorial Cálamus. En Juchitán hizo sus pininos como activista social y político al incorporarse a la Coalición Obrero-Campesino-Estudiantil del Istmo ( CoeCi ), que luchaba por el poder municipal y estaba ligada al movimiento cultural generado por la Casa de la Cultura. También ahí sufrió en una manifestación Francisco Toledo trabajando en una cerámica de alta temperatura engobe y policromada. Foto: Ezequiel Leyva/ La Jornada

Autorretrato, 1990

la primera agresión por pronunciarse contra la corrupción priísta en la zona, un hecho violento que propició su salida definitiva de Juchitán y su regreso a la ciudad de Oaxaca. En 1988, Toledo fundó el iago , centro neurálgico de su actividad filantrópica y social, al que le siguen el Museo de Arte Contemporáneo de Oaxaca (maCo ), el Centro Fotográfico Manuel Álvarez Bravo, la Biblioteca para Ciegos, Jorge Luis Borges, la Fonoteca Eduardo Mata, el Cine Club El Pochote, el Taller Arte Papel, y quizás su proyecto más ambicioso, al que ha dedicado los últimos diez años y que hoy en día es –sin temor a equivocarme– el centro cultural más importante de nuestro país: el Centro de las Artes de San Agustín (CaSa) en Etla, donde se imparten talleres de gráfica, fotografía, literatura, danza contemporánea, teatro, cine. CaSa recibió el año pasado a más de 5 mil alumnos provenientes de diez países y veinticuatro estados de la República, aunque la mayoría de los beneficiados vienen de las comunidades oaxaqueñas. Se han organizasigue

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ENSAYO do en este Centro exhibiciones de creadores mexicanos y extranjeros del más alto nivel en artes visuales, diseño, arquitectura y artes populares. Es un centro interdisciplinario que incluye en su programación cursos y talleres teóricos y prácticos, con la presencia de destacados artistas e intelectuales que vienen de diversas latitudes. En el contexto de la defensa del patrimonio artístico y ambiental –no nada más en Oaxaca, sino en el resto del país–, Toledo creó en 1993 el Patronato Pro Defensa y Conservación del Patrimonio Natural y Cultural del Estado de Oaxaca ( Pro oax ) apoyado por un grupo de artistas y personalidades influyentes, un organismo a través del cual se han librado numerosas luchas como la defensa a migrantes desamparados y a mujeres indígenas encarceladas injustamente; la protesta contra la instalación de McDonalds en el Centro Histórico de Oaxaca; la protección de la zona arqueológica de Monte Albán; el rescate del río Atoyac que atraviesa la ciudad; la irresponsable tala de árboles centenarios y la presencia de horribles bancas de concreto en el zócalo; la construcción del Walmart en Teotihuacán; la mediación en el conflicto político-social de 2006 entre el gobierno y la aPPPo , el intento de rescate del exconvento de Santa Catalina de Siena (hoy convertido en hotel), la intromisión ilícita de Casas Geo en las comunidades y, en tiempos más recientes, la denuncia del maíz transgénico, de la desaparición de los estudiantes de Ayotzinapa y del desastre ecológico que supone la construcción del Centro de Cultura y Convenciones en el Cerro del Fortín, por cuya protesta fue agredido violentamente en días pasados, hecho que ha consternado e indignado a todos los que sabemos que tiene toda la razón y exigimos una respuesta responsable e inmediata por parte del gobierno del estado. A lo largo de todas estas batallas –y las que haya faltado mencionar–, Toledo ha

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sido sujeto a todo tipo de calumnias e intrigas, pero nada ha sido capaz de quebrantar su postura ética y moral que lo ha convertido en el activista cultural y social más respetable que tiene nuestro país. Tuve el gran privilegio de formar parte del equipo de producción de la película El Informe Toledo, de Albino Álvarez, estrenada en 2010 y en la que ha quedado plasmada su vocación de servicio a la comunidad. Nunca dejaremos de agradecerle las incontables horas que nos regaló para la filmación de este testimonio visual de su admirable actividad humanista. Con la sencillez que lo caracteriza, comenta en el filme: “Cuando yo participaba en Juchitán en los ochentas, Tamayo me decía: ‘Ya deje de hacer esas cosas y póngase a trabajar. Usted es pintor, no político. Con esa voz que tiene tan chiquitita no va a hacer gran cosa.’ Y bueno,

Francisco Toledo con su hija Sara. Foto: Carol Patterson

debí de haberlo escuchado. Pero no, hay algo que me jala para otro lado.” Qué fortuna que no le hizo caso a Tamayo. Con esa “voz chiquitita”, Toledo ha llegado lejos y los resultados están a la vista. Es un líder imprescindible, toda vez que en ningún momento ha dejado de ser un extraordinario creador.

TOLEDO, EL ARTISTA En su estudio de París, circa 1961

ARTE Y COMUNIDAD

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l Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca, el iago , ha sido el motor de toda la vorágine cultural que se vive en Oaxaca. Soy producto de esta maravillosa biblioteca y si a Toledo le decimos Maestro, yo me considero su discípula. He tenido la fortuna de caminar junto a él, y aunque cada uno hace sus proyectos, siempre somos aliados. Él descubrió el hilo negro de servir a la sociedad a través del arte. Cuando llegué a Oaxaca sentía la vocación de servir a la sociedad, pero no sabía cómo. A través del Maestro encontré el camino. México es un país muy creativo, lleno de arte: una tierra que late, y estamos sedientos de espacios como los que ha generado el Maestro, donde la comunidad tiene acceso y participa. Proyectos plurales en los que las puertas están siempre abiertas para todo el mundo. La biblioteca está al día y el Maestro no escatima un centavo para tener las mejores novedades. Todo lo que hace está enfocado en cómo beneficiar a la sociedad, a su comunidad. Es un artista y tiene la sensibilidad a flor de piel, por eso le duele todo lo que pasa. Para mí ha sido un gran estímulo. No se predica más que con el ejemplo

m aría i sabel G rañen P orrúa Toledo vuela un papalote en el Centro de las Artes de San Agustín, Etla, Oaxaca. Foto: Roberto García Ortíz/ La Jornada

PreSidenta de La F undaCión a LFredo H arP H eLú

La pintura de Toledo fue celebrada desde su primera exposición en la galería de Antonio Souza en 1959, cuando éste le sugirió abreviar su nombre de pila –Francisco Benjamín López Toledo– y firmar Francisco Toledo. Su soltura y espontaneidad innatas fueron la piedra de toque de una creación artística que abarca pintura, dibujo, gráfica, escultura, cerámica y, en los últimos años, el desarrollo de un variado corpus de piezas realizadas en conjunto con excelsos artesanos: bordados, lámparas en papel, diseños en vidrio, joyería, tapices y objetos en felpa, mosaicos hidráulicos, tejidos en hilo de cobre con aplicaciones, rejas en hierro forjado, vitrales, diseños elaborados en placas radiográficas, todo esto en combinación con los artesanos a los que invita a trabajar en el CaSa, donde también participan renombrados artistas que incursionan en una plataforma de experimentación entre la tradición y el arte contemporáneo. Siguiendo al Maestro, los artistas donan sus diseños y regalías a CaSa para dar continuidad a otros proyectos y hacer autofinanciables los talleres. Omití mencionar al Maestro que nuestra charla tenía como objetivo este texto para conmemorar sus setenta y cinco años. A él no le gustan las celebraciones, y mucho menos ser el foco de atracción. Pero esta fecha es sólo el pretexto para recordar, subrayar y divulgar su incesante dedicación, durante más de cinco décadas, al trabajo social. Este país sería otro si existiesen muchos Toledos, y no hay que cansarse de decirlo, como tampoco hay que cansarse de agradecerle su infinita generosidad, su encomiable ejemplo de humanismo y solidaridad. Para fortuna de nuestro atribulado país, Toledo no se cansa y no se derrota. Según sus propias palabras: “Sigue la mata dando…”

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LEER

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La mano siniestra de José Clemente Orozco. Derivaciones, transbordos y fugas, Ernesto Lumbreras, Siglo xxi Editores/Universidad Autónoma de Sinaloa/El Colegio de Sinaloa, México, 2015.

LA MANO DEL ZURDO Y OTRAS MANOS ANTONIO SORIA

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Ernesto Lumbreras se le conoce sobre todo por su trabajo poético, incluso antes de que obtuviera el Premio Nacional de Poesía Aguascalientes en 1992, por Espuela para demorar el viaje, cuando el jalisciense contaba apenas con veintiséis años, y poemarios como Caballos en praderas magentas, de 2008; Numerosas bandas, de 2010, y Lo que dijeron las estrellas en el ojo de un sapo, de 2012, no han hecho sino acrecentar el bien ganado prestigio de Lumbreras en tanto dueño de una voz poética vigorosamente personal. Sin embargo, la prosa de ningún modo ha sido ajena a la pluma y el interés constante de este natural de Ahualulco, pues además de incursionar en revistas y suplementos culturales, siempre ha hecho del ensayo la otra vertiente de su pensamiento; ahí están para dar testimonio su Oro líquido en cuenco de obsidiana. Oaxaca en la obra de Malcolm Lowry, aún en prensa, con el que ganó el Premio Nacional de Ensayo Literario Malcolm Lowry en 2013, y antes de éste, en 2008, La ciudad imantada. Vida de Milton Vidrio, que le mereció el Premio Nacional de Testimonio Chihuahua. Con lo anterior bastaría para acreditar la abundancia y, sobre todo, la calidad del trabajo escritural de Lumbreras, pero considerando la naturaleza del libro aquí reseñado conviene mencionar un par de obras más: El ojo del fulgor. La pintura de Arturo Rivera, publicado hace casi tres lustros, y mucho más recientemente, en 2013, Coordenadas para una inminente catástrofe. Cinco pintores mexicanos, títulos que hablan claramente del constante interés plástico-ensayístico del autor, que es precisamente en el cual se inscribe este volumen, mismo que hizo a Lumbreras acreedor al duodécimo Premio Internacional de Ensayo, el más reciente convocado por la editorial Siglo xxi . En La mano siniestra…, Lumbreras despliega una vez más esa capacidad suya para conjuntar el flujo discursivo del ensayo con un ritmo y un tono decididamente pertenecientes a la poesía, diríase que a partes iguales pero obteniendo un resultado que no es, o no únicamente, aquello que suele denominarse como prosa poética, es decir, ese híbrido subgenérico en el que tantas veces lo más importante o lo más digno de ser destacado pareciera la forma y no

el fondo, el continente y no el contenido. A Lumbreras ensayista –pero irremediablemente poeta– le queda claro, como lo evidencia la textura de este volumen, que más bien debe tratarse de lo contrario: que la forma, por más inscrita o ceñida que pueda estar a los dictados inherentes a su propia naturaleza, no debe nunca abandonar su condición esencial de vehículo, que es tanto como decir que jamás debe erigirse en obstáculo, sin importar si es involuntario o producto de cierta exigencia –académica, por ejemplo–, tozudez –bisoña, en muchos casos–, e inclusive por limitación autoral, cuando quien empuña la pluma o aporrea el teclado sólo sabe decir las cosas de un solo modo. No es el caso: en consonancia con su objeto de estudio, La mano siniestra… más bien pareciera no haber podido ser escrito sino exactamente como se lee. En otras palabras, hasta por despropósito pasaría un ensayo dedicado a revisar, entender, disfrutar y compartir a la enormísima figura de José Clemente Orozco, pero concebido sin libertad de movimiento; sin generosidad en los márgenes del análisis y la interpretación; sin osadía en el aliento discursivo y, sobre todo, en la valoración conjunta del personaje y su obra magnífica. Estudios formales –o formalistas– hechos a rajatabla desde esta o aquella teoría plástica y dedicados a uno de los pintores cumbre que México ha visto nacer, con seguridad hay muchos; pocos, de seguro, imbuidos del arrojo ensayístico de Lumbreras, que además no se ha limitado a trazar la biografía de Orozco, ni tampoco a señalar una vez más la conocida relevancia, por ejemplo, de su labor como muralista, o a volver la mirada insistentemente a cierta o ciertas obras en particular y dejarla ahí. El hallazgo más feliz de todos los que este volumen incluye consiste en el movimiento analítico doble de la particularización y la intertextualidad; lo primero, en torno a la mano, las manos, la imagen de esta extremidad en la obra orozquiana, y lo segundo referido a los múltiples discursos que, a lo largo del tiempo y el mundo, diversos autores han manifestado con motivo, también, de las manos. Zurdo insospechado, el inagotable José Clemente Orozco aparece en las páginas del poético ensayo de Lumbreras en toda su dimensión, y engrandecido a partir de la mirada lúcida, creativa y enriquecedora de alguien que sabe ver y, a renglón seguido, compartir esa visión •

visita nuestro PDF interactivo en: http://www.jornada.unam.mx/

@JornadaSemanal La Jornada Semanal

Antología policiaca, Rafael Bernal, Fondo de Cultura Económica, México, 2015.

No han faltado nunca, pero este año aumentó el número de voces incurrentes en el despropósito de querer restarle méritos o regatearle al capitalino Rafael Bernal el primerísimo e indiscutible lugar que ocupa en el panorama de la literatura mexicana negra, policíaca, thriller o como cada quien prefiera denominarla. Fue como si el centenario de Ber‑ nal hubiera despertado esas nunca del todo adormecidas ganas de practicar el sempiterno parricidio literario/cultural/intelectual, de acuerdo con el cual hace falta “matar” al padre, es decir y de manera simbólica al líder o cabeza, para que ocupar su sitio deje de ser un mero anhelo eternamente frustrado: la triste lección paciana de minusvaluar al grande para quedar uno mismo como tal. Eso y nada más es lo que muchos volvieron a intentar recientemente cuando sostuvieron que El complot mongol, obra cumbre no sólo de su autor sino de todo el género en México, “no es para tanto”, “no es tan buena como se ha querido creer”, “ha sido superada por el tiempo”, “ha quedado rebasada por la obra de autores que vinieron después”, “le debe demasiado a los clásicos del género, cuyos artificios litera‑ rios hoy son anacrónicos”, más un mediana‑ mente largo etcétera de pronunciamientos ninguneadores, relativizantes y, tanto en el fondo como en la superficie, delatores de una envidia bastante mal disimulada, cuando no de un retorcido y quizá inconsciente reconocimiento de que, más de cuarenta años después de su muerte, todavía no se vislumbra a quien pudiera tomar la estafeta bernalesca sin que sus congéneres le caigan encima y se lo coman crudo, posiblemente aquí sí con buenos motivos. Afortunadamente, cerrar esas bocas es muy sencillo: basta con releer el célebre Complot y cotejarlo con los malabarismos dizque apan‑ tallantes de algunos, o releer estos últimos a la luz del cotejo, por ejemplo, de las piezas narrativas que componen este volumen que, en buena hora y para festejar el centenario de Rafael Bernal, el fce ha editado. Cuatro relatos y tres novelas breves de muy difícil acceso editorial hasta hoy, policíacos de pura cepa, previos a El complot mongol, y prologados por ese amante del género que es Martín Solares: un auténtico banquete que habrán de disfrutar lo mismo aficionados de hueso colorado al género, que todo tipo de lectores en busca de literatura de a deveras .

En nuestro próximo número

MIGUEL DONOSO: el enigma de las dos patrias Yanna Hadatty

Luisa Josefina Hernández: Mis tiendas y mis toldos


ARTE Y PENSAMIENTO ........

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Jair Cortés jair_cm@hotmail.com @jaircortes

Felipe Garrido

bitácora bifronte

MENTIRAS TRANSPARENTES En casa Don Atanasio Argúndez y Ávila, aquel juez que creía en la justicia más que en las leyes, saltó de la hamaca. Nada que hacer fuera de casa. Abrió la computadora pero no el correo. Frente a escribió y se detuvo; el basurero. Sacó la bolsa. Son dos semanas, dijo el hombre, y el juez buscó lo que le debían. De regreso contestó el teléfono. Está dormida, hable después; la añadió y tuvo que asomarse; el jardinero. Lo ayudó a sacar la escalera. Sintió la brisa; crisis, añadió y bajó para abrirle a Mary. No, él no sabía dónde estaba el colador. Le ayudó a buscarlo; en que añadió antes de hacer lugar para acomodar el café que la mujer le llevaba. Qué pena, dijo y tuvo que escuchar cómo el hijo había vuelto a las andadas. Puso vivimos; alzó la mirada. No, Mary, no necesitamos escobas. Agregó hace falta y atendió a Mary que le llevaba unos tlacoyos. Habían llegado los pintores, pero él no sabía qué iban a pintar. Me voy al juzgado, pensó y se puso de pie •

Rogelio Guedea AL VUELO Puristas del lenguaje No soy purista del lenguaje. Lo fui un tiempo, cuando recién empezaba a escribir. Creía que lo más importante era saber dónde iba una coma, dónde un punto y coma (que siempre he usado poco o nada), dónde el punto, etcétera. Presumía incluso saber que no se escribía ceviche sino cebiche y que no se decía diferencía sino diferencia. Qué tiempos aquellos, idos ya. Yo sé que algunos siguen creyendo que la forma es más importante que el fondo, pero a mí ahora me absorbe la idea de poder decir lo inefable con unas cuantas y simples palabras, lo complejo con unas cuantas y claras ideas, lo reprochable sin vergüenza y lo que realmente pienso sin miedo, no importa que no ponga las comas donde deben ir, equivoque un acento y ponga una z donde va una s. No sé bien si esto sea depurar un estilo o perderlo, pero, en todo caso, cada vez escribo con mayor felicidad y la felicidad, para aquellos que nos dedicamos a este oficio, nunca jierra •

Pier Paolo Pasolini contra el mundo

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ntre la extensa obra poética de Pier Paolo Pasolini, nacido en Boloña, Italia, en 1922, se encuentra un breve pero sustancioso poema titulado “Al príncipe”, que resume, en apenas catorce versos, una perspectiva melancólica de la vida del poeta italiano y una visión profética de su muerte. Contenido en el libro La religión de mi tiempo, publicado en Milán en 1961,“Al príncipe” es una pieza redonda que, a nivel formal y temático, resulta fascinante para cualquier lector (aquí cito la traducción de Guillermo Fernández, la mejor versión al español de la que tengo conocimiento):“Si vuelve el sol, si desciende la tarde,/ si la noche tiene un sabor de noches futuras,/ si una tarde de lluvia parece volver/ de tiempos tan amados y nunca del todo poseídos,/ ya no soy feliz al gozarlos o sufrirlos:/ no siento ya, frente a mí, toda la vida…/ Para ser poetas se necesita mucho tiempo:/ horas y horas de soledad son necesarias/ para formar algo que es fuerza, abandono,/ vicio, libertad, para darle forma al caos./ Poco tiempo me queda: por culpa de la muerte/ que me viene al encuentro en mi marchita juventud./ Mas por culpa también de nuestro mundo humano/ que le quita el pan a los hombres y a los poetas la paz.” El poema puede dividirse en cuatro partes, la primera (“Si vuelve el sol […]”) es un momento de revelación en el que el poeta acepta, con una amarga resignación, el paso y el peso del tiempo sobre sí mismo. La segunda parte (“Para ser poetas […]”), derivada de este primer enfrentamiento con la realidad, es una profunda reflexión sobre el oficio del poeta y su hambre de soledad. La tercera sección (“Poco tiempo […]”) puede leerse como una asombrosa premonición de su propia muerte, mientras que la cuarta y última parte (“Mas por culpa […]”) es la terrible y dramática conclusión a la que llega el poeta. Pero en su aparente claridad este poema guarda un misterio para mí indescifrable: su título. Puedo intuir que se trata de una dedicatoria a aquel que habrá de suceder al Rey, es decir, al hijo del que gobierna y que es una alegoría del Poder y sus abusos (que Pasolini criticó de manera vehemente), o puede ser que se refiriera a sí mismo como un príncipe que ve menguada su juventud y contados sus días en el reino del hombre. Cualquiera que sea la interpretación, Pasolini fue un artista genuino que encontró en el lenguaje poético (ya fuera en el cine o en la literatura) la única manera de darle una forma a la experiencia vital.“Al príncipe” es un poema en el que Pasolini vaticina, casi quince años antes, su trágico asesinato, en esa noche del 2 de noviembre de 1975 en la que la paz y la vida le fueron arrebatadas a golpes con su propio bastón, en circunstancias no esclarecidas hasta ahora pero en las que, probablemente, hubo participación del Estado italiano, que quiso disfrazar la muerte del poeta con el velo de un crimen pasional •

Las Erinias* Olga Votsi Las Erinias no han muerto. Respiran entre nosotros. Habitan ocultas en el extremo de las ciudades, en pequeños mechones de árboles, en rocas, se pasean en las calles con aspecto de dulces mujeres, asisten a frágiles viejas. Pero en la noche extienden las manos como garfios sobre los lechos de los que duermen, para sangrar pechos, corazones, y hundir la dolorosa espina en la carne. En la boca sin fondo de la noche se levanta de pronto un viento salvaje, en el cuerpo bailan inhóspitas piernas y como tumbas pesan los pechos. Pero los brazos piden paz, paz con el viejísimo espíritu herido del mundo –si derramas sangre, paz obtienes– hasta que llega el alba intrusa a recoger los terribles despojos. *Las Erinias (las Furias para los romanos), son unas divinidades violentas, fuerzas primitivas que no reconocen la autoridad de los dioses de la generación joven y que incluso Zeus se ve obligado a obedecer. Se distinguen en general tres: Alecto, Tisífone y Megera. Representadas como genios alados, con serpientes entremezcladas en el cabello y armadas con antorchas y látigos, enloquecen a sus víctimas y las torturan de mil maneras. (Véase Diccionario de mitología griega y romana, de Pierre Grimal). Olga Votsi (1922-1998), seudónimo literario de Olga Boúki-Plati, nació en El Pireo. Estudió Filología en la Universidad de Atenas y siguió cursos de Filología alemana e Historia del arte en la Universidad de Bonn. Trabajó como maestra en escuelas públicas y privadas en Atenas, en El Pireo y Lefkosia, Chipre. Escribió diez libros de poesía y uno de ensayos, y colaboró con varias revistas literarias, como Nueva Hestía, Responsabilidad y Chipre Espiritual. Hizo traducciones de Kafka, George Trakl, Dickinson, Celan, Keyes, Rilke, Mann y otros. Ha sido traducida al francés, italiano y polaco. En 1971 recibió el Segundo Premio Estatal de Poesía y fue miembro de la Asociación Nacional de Escritores Griegos. Véase La Jornada Semanal, núm. 899, 27/ v /2012 Versión de Francisco Torres Córdova

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........ ARTE Y PENSAMIENTO O

Miguel Ángel Quemain quemainmx@gmail.com @mquemain

Dramared, el mirador de Daniel Serrano

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L DIRECTOR Y DRAMATURGO Daniel Serrano ha construido un espacio virtual, Dramared.com, que no vive de los vínculos inmateriales que por lo regular caracterizan a los ámbitos de la red. Digo “el director” porque este escritor se concibe como un autor para la escena, o mejor dicho como el primer director de esas dramaturgias que lo colocan frente a unos personajes pirandellianos capaces de cualquier revuelta. Esa fuerza y esa intención poseen Los herederos del imperio y El amor del fondo, editadas bajo el sello editorial de Conaculta y el Centro Cultural Tijuana que ya están en circulación, por lo menos en el norte de México, junto con Teatro Bárbaro, de Bárbara Colio, en la misma colección. Las dos fueron presentadas en la pasada Feria del libro de Tijuana. Esta última también se incluyó en el conjunto de obras reunidas del poeta, en formato electrónico de libre descarga para todos los interesados en conocer nuestro teatro o llevar a escena cualquiera de las piezas. Propongo este texto como una introducción a un artista que, si bien es conocido en el ámbito teatral nacional, su producción dramatúrgica y su vínculo con la puesta en escena, así como su poder de convocatoria y gestión, hacen de su presencia en el norte del país un territorio de desarrollo del teatro con la posibilidad de continuar una tradición innovadora, como por ejemplo la que propuso Oscar Liera en el TATUAS. Hay una pasión decidida por la escena, una postura sobre el sentido de sus producciones literarias y, también, un dejo de modestia, porque sus obras ya constituyen un universo singular, interesante y fecundo cargado de un aliento poético que permite leer y releer muchos de sus textos dramáticos.

LA OTRA ESCENA Dramared no sólo es un espacio en la logosfera digital, también es el nombre de una compañía de teatro de una actualidad y vigencia que sorprenden. A diferencia de lo que sucede con muchos espacios en la red, no sólo dramáticos, el de Serrano posee el virtuosismo de una profunda modestia y el conocimiento para dotar cada elemento de una característica especial. Eso sucede con algunos de los objetos que pueblan su mundo. Dramared es un espacio de afinidades, expresiones de gratitud, empatía, y diálogo, como el que ocupa en su menú la categoría “Otros autores”, esos que no son Daniel Serrano, que tiene en el menú un espacio capital, pues la página gira en torno a su producción dramatúrgica y su papel como director de la compañía. Promete, sin fecha al calce, que próximamente habrá otros dieciséis autores que se sumen a una lista de veintitrés escritores que también exponen sus obras para quien se decida a montarlas. Las obras pueden leerse en línea y también descargarse. No monopoliza nada, pues incluso puede prescindirse de Dramared para contactar al autor

directamente, a través de su buzón electrónico: están Martín López Brie, Conchi León, Alberto Lomnitz, Hugo Alfredo Hinojosa, Berta Hiriart, Estela Leñero, Luis Enrique Gómez Ortiz Monasterio, Teófilo Guerrero, Elena Guiochins, Marisa Gómez, Sergio Galindo, Felipe Galván, Benjamín Gavarre, Jaime Chabaud, Edgar Chías, José Ramón Enríquez, Roberto Corella, Jorge Celaya, Alberto Castillo, Mario Cantú, Benjamín Bernal, César Aristóteles y Édgar Álvarez. Hay una sección de fotos con algunos montajes significativos: El hombre sin adjetivos, de Mario Cantú Toscano y Emmanuel Vega. Memorama, de Mario Cantú Toscano, ambas con la dirección de Daniel Serrano. El carbón en la boca de Porcia, texto y dirección: Daniel Serrano, y Roma al final de la vía, de Daniel Serrano. Con Norma Angélica y Julieta Ortiz. Dirección: Alberto Lomnitz. Es una sección muy limitada pero da una idea de la plástica de la propuesta escénica. Pasa algo muy semejante con la sección de videos. Un espacio prácticamente sin uso que enriquecería mucho la consulta a distancia. En la sección Montajes se consignan puestas en escena de la compañía. Se muestra cómo están dispuestas para su circulación y venta, y se propone una carpeta estructurada al modo de un estricto dossier técnico, donde se detallan los aspectos centrales de la puesta en escena para facilitarle a un posible productor el montaje o la elección del espacio escénico. Hay dos ámbitos más en el menú que son la sustancia de todo este pequeño portal: uno es Daniel Serrano y el otro, titulado Artículos, se refiere a la recepción crítica de la dramaturgia y la puesta en escena. Recordemos en Dramared los inicios de un autor que será uno de los puntos referenciales del teatro mexicano de este siglo •

Alonso Arreola @LabAlonso

$0.096

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NO ES EL DIRECTOR artístico en una disquera trasnacional. Otro trabaja en una sociedad de autores y compositores. Otro es director de un destacado sello independiente. Uno más es músico. No están en ningún congreso ni participando en una conferencia. Se han encontrado para, simplemente, platicar. Inevitablemente, tras algunos tequilas, han caído en las arenas movedizas del streaming. ¿Qué es eso? Escuchar música vía internet sin necesidad de descargarla ni de almacenarla, pagando mensualmente un plan Premium o recibiéndola gratuita pero limitadamente según la subvención de patrocinadores. Cada amigo parece tener la información que completa la del otro, pero faltan piezas cuya ubicación desconocen. Eso llama la atención. Si ellos no pueden armar la imagen global del negocio, ¿quién podría? Porcentajes van y vienen contradiciéndose, dejando en claro que la ausencia de parámetros y controles, la ignorancia de los músicos y la inercia de la vieja industria, perpetuarán un esquema injusto si no entendemos y criticamos los nuevos mecanismos. La conversación llegó a ese punto cuando el amigo músico mencionó lo sucedido hace unas semanas en Estados Unidos con Taylor Swift, exitosa cantante de pop que señaló el abuso que el nuevo sistema de streaming Apple Music –ligado a iTunes y Mac– pretendía cometer, pues anunció que no pagaría nada a los artistas, productores y disqueras por la música utilizada en los meses de prueba de cada posible contratación. Sobra decir que en un mundo tan veloz ese tiempo es crucial en el lanzamiento de un disco, y más si el streaming se ofrece con radio, curaduría y red social, como es el caso. Su justificación: por tratarse de un período de prueba gratuito no tendrían recaudación.

BEMOL SOSTENIDO De manera sospechosa y tras el gigantesco revuelo causado por Swift (muchos lo consideraron un “montaje”), la tienda desistió y ensalzó su responsabilidad con los artistas. Sincero o no su arrepentimiento, el asunto reavivó la discusión sobre la distribución del pastel en un mundo donde plataformas como Spotify, Pandora, Deezer, Rdio, Tidal y ahora Apple Music consolidan alrededor de 150 millones de miembros en más de 180 países, todos aportando mensualidades que oscilan entre los 160 y 240 pesos mexicanos. Hablamos de una cifra en movimiento y cambio constante que supera los 23 mil millones de pesos cada treinta días, pero que ofrece un retorno aproximado de (¿lista, listo para leer lo que sigue, querida lectora, lector?) $0.096 pesos por reproducción, o sea, por cada vez que alguien hace play a una canción (allí el título de esta columna). Menos de la décima parte de un peso; cifra irrisoria que pocos pueden reclamar y que debe dividirse entre los involucrados mencionados en el proceso de producción. Así las cosas, la reacción de Swift durante el lanzamiento de Apple Music no fue la primera ni es nueva en la indus-

tria (hace poco decidió retirar su catálogo de Spotify). Antes de ella hubo otros que se negaron a ofrecer música en streaming temiendo que las ventas físicas y digitales de su obra se vieran afectadas. Hablamos de The Beatles, Prince, Tool, Thom Yorke (Radiohead) y otros pocos gigantes con peso singular que no necesitan darse a conocer. Ello nos hace preguntarnos qué hay de los artistas emergentes y del grueso de la pirámide que vive sin los beneficios de quienes yacen en la pequeña cima. El vampírico argumento de las compañías que usufructúan los catálogos va justo en ese sentido:“su ganancia es la promoción”, dicen; algo que está a discusión pues, como ha pasado con Youtube, se sabe que sólo los grandes sellos tienen músculo para negociar sus contratos. Hacia el final de la reunión, los cuatro amigos recuerdan cuando Napster puso de cabeza a la industria y los usuarios intercambiaban su música sin pagar, alimentando una piratería vitaminada por el abaratamiento de la tecnología, por la solidificación de un sistema neoliberal que cosifica los bienes intelectuales. Sí, llegaron iTunes y el ipod para legitimar el negocio digital pero Youtube, Vevo, Soundcloud y otras plataformas con filosofía wiki (de contribución colectiva) acunaron vacíos legales irrefrenables. Entonces apareció el streaming que hoy nos ocupa, única modalidad que se mantiene saludable, pues si la gente ya no quiere tener discos físicos ni lidiar con descargas específicas, tampoco desea que los contenidos ocupen la sagrada memoria de sus dispositivos. Prefiere que todo venga de la nube, ese contenedor global, práctico e invisible en el que se confía cada vez más sin tener información suficiente.Ya veremos qué ácido nos moja en la próxima lluvia. Buen domingo. Buena semana. Buenos sonidos •


ARTE Y PENSAMIENTO ........

19 de julio de 2015 • Número 1063 • Jornada Semanal

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Jorge Moch Verónica Murguía

La huida y la carcajada

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Viñeta de Juan Puga

OS ÚNICOS EMPLEADOS DEL gobierno por los que siento una viva simpatía son los bomberos, los médicos y los carteros. Los bomberos porque ganan poco y son heroicos. Cuando, hace unas semanas, se incendió un asilo para ancianos en Mexicali, hecho en el que murieron dieciocho personas, escuché por la radio el testimonio de una mujer que aseguraba que uno de los bomberos había llorado de impotencia porque la pipa que llevaban no tenía presión y apenas agua. Me hizo polvo. Sinceramente, lo menos que merecemos todos, bomberos y ciudadanos, es agua en la pipa y equipo eficaz: no una manguera sin presión y un camión con las llantas lisas. Pero estamos en México, el país de la Guardería abc y del asilo Hermoso Atardecer. Ya ni la amuelan. Los médicos me caen bien porque suelen, casi todos, echarle

ganas en condiciones casi tan malas como las de los bomberos. Pero uno sólo se encuentra con bomberos y médicos en circunstancias emocionantes, por decir lo menos, así que seguro hay una parte de mí que los ve como salvadores. En cambio, la simpatía que siento por los carteros tiene otro signo: me caen bien porque pertenecen a una institución que tiene miles de años de creada: el correo. La Wikipedia nos informará que el correo se creó poco tiempo después de la escritura. Herodoto registró en los libros de la Historia las hazañas de los mensajeros persas, jinetes que recorrían el camino real de un lado a otro del Imperio Aqueménide. Según Herodoto, los mensajeros postales de Darío eran capaces de recorrer en quince días un tramo del camino real que iba de Sardes, ahora Turquía, hasta Babilonia, ahora Bagdad. Quince días a todo galope, cambiando los caballos agotados por monturas frescas en las postas. En zonas peligrosas los mensajeros eran protegidos por soldados, con las cartas (imagínese el lector unos papiros cubiertos de escritura cuneiforme) en la bolsa que colgaba del arzón. A ellos se debe el juramento “ni la lluvia, ni la nieve” que ha sido adoptado por todos los carteros del universo. Como este artículo no es una clase de historia sino una expresión de pasmo, quiero manifestar que aunque los carteros son mis servidores públicos favoritos, no confío en la institución para la que trabajan. Hace años, durante un viaje a Austin, decidí enviarle al hombre con quien vivía entonces una larga carta llena de fotos y babosadas varias. Nunca llegó. Como adoro las novelas de John Le Carré, sigo al pie de la letra los consejos que George Smiley, maestro de espías, imparte a sus aprendices. Por eso, he continuado enviándome yo sola cartas desde cualquier lugar adonde vaya. He comprobado con tristeza que si el sobre queda un poco

pachón, no llega. Se hace sospechoso de transportar riquezas y se pierde, eufemismo que quiere decir que alguien se lo quedó. Unos meses después de lo de Austin, me fui a Pátzcuaro a comprar una vajilla. Desde ahí le envié a mi gato Merlín una tarjeta postal que mostraba la Plaza de Tata Vasco. La tarjeta decía “Querido R.: Por favor léele a Merlín lo siguiente: miau miau miau purrumau. Firma: Verónica.” También se perdió. Todo se esfuma. Ahora que me he convertido en una aficionada a mirar subastas –de ropa usada– en eBay, me he percatado de que México está en una lista de países en los que no se puede confiar. La gente no quiere mandar cosas para acá. En la lista del Eje Perdelón están, por ejemplo, Sierra Leona, Egipto y Haití, lugares en los que, desde luego, los carteros han de enfrentar problemas muy serios. Estoy segura de que el cartero, el hombre que va con la bolsa en la moto, es inocente. El culpable es un extraño funcionario que está en la frontera. Un señor cuyo cargo es semejante al de un agente de aduanas. Me lo imagino sentado sobre una pila de paquetes. Muerto de risa, como un Santa Claus con uniforme rosa y verde, arroja en todas direcciones las cartas, postales y paquetes. Los patea, los abre, se burla un poco. Y mientras, mi vestido usado, rarísimo, como de monje, no llega. En el cine, cada vez que alguien abre una carta ajena, otro actor le dice:“¡Estás cometiendo un delito federal! ¡Puedes ir a la cárcel!” El funcionario ése jamás va al cine. Tienen razón los que no mandan nada para acá. Nuestras cartas y paquetes están en una bodega. Mientras, el pobre cartero reparte boletas de agua y requerimientos de Hacienda. Él no tiene la culpa. La tiene el de arriba. Se los apuesto •

LAS RAYAS DE LA CEBRA

Llueva, truene o relampaguee

I NO NOS REÍMOS nos ponemos a llorar. En medio de un panorama desolador para este México saqueado, agujereado, baleado, desecado, extenuado en muchos sentidos, dimensiones y recursos, quizá lo único de lo que podía jactarse el corrupto gobierno de Enrique Peña Nieto era de haber capturado, aunque fuera como murmulla con dientes apretados la maledicencia, cosa negociada y arreglada de antemano, Joaquín el Chapo Guzmán Loera: el más famoso y posiblemente uno de los más poderosos narcotraficantes de los últimos tiempos; el mismo que “se le peló” al gobierno de Vicente Fox del penal de alta seguridad de Puente Grande allá cerca de Guadalajara. El mismo que tenía (y por lo visto sigue teniendo) en la nómina a buena parte de los mandos medios y altos de los organismos de seguridad del Estado y una indeterminada pero copiosa cantidad de símiles en los estados de la República. Por todo el país se extendieron sus hilos. En todos lados tenía negocio, presencia y quien le cuidara las espaldas. Hace cosa de un año, cuando fue recapturado, un Enrique Peña Nieto orondo afirmaba en entrevista televisiva que sería imperdonable para el Estado mexicano una segunda fuga de un penal de alta seguridad como la que protagonizó el Chapo en 2001. Hoy Peña ha tenido que recordar amargamente esas pala bras suyas mientras tuvo que comérselas con algún canard à l’orange durante su viaje a Francia. El Chapo Guzmán es ya un personaje mediático enorme. Es usado lo mismo como parte de la información dura que nos sobresalta y nos desternilla –como su archicomentada segunda fuga, esta vez de la cárcel supuestamente más segura y hermética de todo México, el Penal de Alta Seguridad de La Palma en Almoloya, Estado de México– que como cortina de humo para que el gobierno disimule sus estrepitosos fracasos económicos y de gestión social. Hay quien dice, en este México apoteósico de teorías conspirativas, que la fuga del Chapo fue consensuada con el gobierno porque le hacía falta nuevamente un gran villano reventón sobre el que se pueda focalizar la atención de la gente; un enemigo público número uno que al menos por un tiempo dejara de ser (en las redes sociales, por ejemplo) el presidente de la República. Como sea, el resultado es proporcionalmente inverso y exponencialmente mayor en términos de deterioro de la imagen presidencial porque, para empezar, la primera estampa es la de una indolencia frívola: mal está un país cuando su delincuente más peligroso y afamado se fuga por segunda vez de una prisión federal de alta seguridad mientras su presidente se da la gran vida en Europa con un séquito sobrepoblado de cientos de personas conver-

tidas de pronto en simples parásitos de la sociedad. Mientras en México amanecíamos con la agitación que provoca un túnel de kilómetro y medio que nadie pudo detectar en uno de los sitios más vigilados del país, alguien en París desayunaba con mimosas posiblemente pagadas con dinero público. Eso es imperdonable. Así que el Chapo será de nuevo la gran noticia que acapare todos los frentes mediáticos donde el gobierno tiene la pata coja. Cosa más que comprensible en un régimen que gasta fortunas en autopromoción, según el análisis que las organizaciones Article 19 y Fundar, Centro de Análisis e Investigación, ac , hicieron a partir de las cifras preliminares que obtuvieron, en materia de gasto gubernamental en propaganda y publicidad en medios, por parte del Sistema de Comunicación Social ( comsoc ) del gobierno y donde, de los miles de millones de pesos dilapidados en imagen y fanfarria, desde luego era de esperarse que sea “ cuando menos preocupante la alta concentración de recursos en los proveedores contratados por el gobierno federal para difundir sus políticas y programas, sus logros y su imagen. Dos proveedores, Televisa, s . a . de c . v . y Estudios Azteca, s . a . de c . v . concentran el 27% de todo el dinero erogado, sumando en conjunto cerca de 930 mdp. Estas empresas se beneficiaron con más de una cuarta parte del total de los recursos ejercidos en publicidad oficial”. Gracias a la corrupción sin recato que nos azota y desgasta como una tisis México, sobre todo sus organismos de inteligencia, sus policías y sus fuerzas armadas (muy contentos deben estar en la Secretaría de Marina, que capturó al Chapo en febrero de 2014) es otra vez el hazmerreír mundial. Gracias a la frivolidad y la ineptitud de Enrique Peña Nieto el “milagro mexicano” es el fiasco del momento. Un fiasco escandalosamente oneroso, además. Qué pinche vergüenza y qué ridículo brutal •

CABEZALCUBO

tumbaburros@yahoo.com @JorgeMoch


Jornada Semanal • Número 1063 • 19 de julio de 2015

........ ARTE Y PENSAMIENTO Luis Tovar

El conocimiento poético

(Re)producciones

E

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N UN HERMOSO ENSAYO de Las palabras de la tribu, “Literatura e ideología”, José Ángel Valente define lo que podríamos llamar el conocimiento poético:“La palabra poética es, por el mero hecho de existir […] manifestación de lo encubierto.” Este conocer, que está en el ser de la poesía; esta forma del asombro que, a través de la palabra, hace surgir algo que está en la realidad, pero que nadie o muy pocos ven, ha ido perdiendo poco a poco su lugar en el mundo público. Aunque probablemente el origen de esa pérdida se encuentra a finales del siglo xvi , en el racionalismo y el surgimiento de las ideologías históricas, a principio del siglo xxi, se ha hecho más fuerte por la idea de la comunicación. En los últimos setenta años, la comunicación y sus sistemas –radio, televisión, internet, etcétera– se han

convertido en el centro privilegiado por donde el conocimiento pasa. Pero ese conocimiento, a diferencia del poético, encubre la profundidad de lo real, su dimensión insondable, y lo transforma, en sus límites ideológicos, en dominación. Ya en los años treinta, refiere Valente, el poeta Allen Tate –una de las figuras principales del New Criticism– hacía una clara distinción entre el conocimiento que emana de la comunicación y el que emana del universo poético. Citando a Coleridge –“El medio de mutua comprensión de los espíritus no es el aire circundante, sino la libertad poseída en común–, Tate insiste en que la comunicación, al uniformar el saber, “domina al hombre” y, envolviéndolo en el mismo aire, lo amputa de la libertad que la poesía ofrece como “forma humana de participación”. A diferencia de la comunicación, que parte siempre de un saber previamente conocido, la poesía está más allá de cualquier saber inmediato y dado. Se encuentra en una zona de oscuridad. La búsqueda del poeta se vuelve, por lo mismo, azarosa y precaria, es decir, un tanteo vacilante en las zonas oscuras de lo real.“Opera –dice José Ángel Valente– sobre el inmenso campo de la realidad experimentada, pero no conocida” aún. Así, el poeta, a diferencia del que comunica,“no dispone de antemano de un contenido de realidad conocida que se proponga trasmitir”. Cuando lo encuentra sólo se hace evidente en el poema, y esa evidencia, irrepetible, sorprendente, pone en crisis el conocimiento repetitivo, limitado, uniformador, de la comunicación. Quizá por ello, Platón expulsó al poeta de la República. Quizá por ello, los totalitarismos han perseguido a la poesía con rabia o han intentado dominarla bajo el yugo de lo ideológico –las vanguardias fueron un eco de esa demencia. Quizá por ello, también, el liberalismo,

sometido al relativismo de las propagandas del mercado, lo convirtió en un producto más de las mercancías profesionales, en un divertimento culto. El conocimiento poético, sin embargo y a diferencia de los relativismos de supermercado de nuestra época para la que sólo existe una multiplicidad de verdades comunicables, dice que la verdad existe, pero, a diferencia de los pensamientos duros de las ideologías que la circunscriben al estrecho universo de sus interpretaciones y dogmas, dice que esa verdad es tan grande e insondable que sólo puede revelar fragmentos de ella. No quiero decir con esto que la poesía excluya de su saber el acto comunicativo. Un gran poema se mueve siempre en un contexto conocido. Pero en ese contexto algo nuevo de lo real emerge, se desoculta, aparece como una revelación. Theodor Adorno lo dice con el saber del filósofo enfrentado a la ceguera de los totalitarismos:“Las obras de arte son exclusivamente grandes porque dejan hablar lo que oculta la ideología”, lo que destruye el orden de la dominación y deja emerger la libertad del común. Ese conocimiento, que aterraba a los universos totalitarios y su propaganda, se ha convertido, en medio del imperio del mercado de la comunicación, en nada, en una simple profesión de nicho cuyo saber ya no tiene la fuerza de develar lo oculto ni de cambiar nada; un ejercicio cuyo conocimiento está reservado a un puñado de marginales en medio de la noche del sinsentido. Además opino que hay que respetar los Acuerdos de San Andrés, detener la guerra, liberar a José Manuel Mireles, a sus autodefensas, a Nestora Salgado, a Mario Luna y a todos los presos políticos, hacer justicia a las víctimas de la violencia, juzgar a gobernadores y funcionarios criminales, boicotear las elecciones y devolverle su programa a Carmen Aristegui •

ACE NADA MENOS QUE diez meses, el domingo 21 de septiembre de 2014, apareció aquí el siguiente texto:

Contada como a media voz y lentamente, la historia que se despliega en Los bañistas es una suerte de relato múltiple, o una pintura al fresco de los varios rostros que pueden tener la soledad y la solidaridad, en ambos casos no espontáneas sino consecuencia de alguna imposición: para la primera, de las condiciones de vida a las que suele terminar orillado un habitante de la urbe cuando no tiene a la mano recursos tales como familia o boyantez económica, sumado a una vejez imposible de experimentar como lo que debería ser y que en este país, en una urbe como Ciudad de México, es quimera inalcanzable para tantos: tiempo para el reposo y el repaso de lo que pasó. No, porque sigue pasando todo, comenzando por la urgencia de sobrevivir y la obligación de hallar por propia cuenta el cómo y el con qué, y entonces la otra consecuencia impuesta: una solidaridad surgida de la necesidad, no de la espontaneidad, que le sirve lo mismo al que da que al que recibe para mantenerse ambos a flote. En el otro extremo de la cuerda, jovencísima y con todo por hacer y conocer, la deuteragonista de la historia tiene en común con aquel viejo mucho más de lo que podría suponerse, comenzando por el sitio marginal que la sociedad y sus neoliberales lineamientos le asignan a los dos: si no generas lana no eres nadie, y a ver cómo te las arreglas. Solidaridad que anula soledades: la incipiente de la chava que a pesar de sus desplantes onda “a mí me vale madre todo” va entendiendo que sola no se llega casi a ningún lado; la del viejo que cede a los embates contra su mundo aparte, aislado y excluyente, cuando la realidad le enseña, y a sus años, que solo no podrá llegar posiblemente ni al día siguiente, si es que quiere hacerlo con algo de comer entre las manos y, también y no menos importante, con algo que decirle a alguien y con alguien para decirle alguna cosa. A propósito, los bañistas que le dan título a la cinta no son ellos, por cierto muy bien caracterizados por Juan Carlos Colombo y Sofía Espinoza, sino un montón de otros no tan solos tal vez pero sí muy solidarios. Queden los pormenores de la trama en el tintero para que se conozcan de primera mano. Se reproduce debido a que, afortunadamente para el filme pero desafortunadamente para la cinematografía mexicana, la ópera prima de Max Zunino forma parte de la programación del trigésimo quinto Foro Internacional de la Cineteca, actualmente en curso. Afortunados Los bañistas (2014), como es obvio, porque finalmente y tras una espera desesperadamente larga –casi dos años después de haber sido concluida su realización– pudo concluir ese ciclo sin cuyo último elemento ninguna película está completa en realidad: el cotejo con un público tan amplio como sea posible. Desafortunadamente para el cine nacional en su conjunto, por varias razones: la primera, que no puede calificarse sino de pésima noticia que un filme producido hace tanto tiempo apenas esté saliendo a la luz fuera de fes-

tivales, y no precisamente en cartelera comercial sino en un evento como el Foro de la Cineteca. La segunda, peor noticia que la primera, es que si no fuese por estos ya un tanto añejos bañistas, por el Viento aparte de Alejandro Gerber, también añejada en larga postergación, y por Eco de la montaña, documental de Nicolás Echeverría del aún más lejano 2013, la cartelera en su conjunto no estaría ofreciendo, un día como hoy, ni una sola película mexicana. Ergo, una vez más, las casi 6 mil pantallas de cine a lo largo y ancho de un país con alrededor de 120 millones de habitantes, no le ofrecen a éstos sino un puñadito de funciones de cine mexicano al día, durante pocos días, en sólo tres pantallas al sur de Ciudad de México, a cambio de lo cual multiplica de amarillos e inarticulados estereotipos ojones la reproducción nauseabunda de vendibles lugares comunes. Mientras tanto, como se sabe, la cinematografía mexicana sigue generando una media entre noventa y cien títulos anuales, de los que ni siquiera la mitad logran ser exhibidos durante el año en el que se producen, reproduciendo así el triste fenómeno de un cine condenado a la clandestinidad. En vista de que parece impracticable la creación de una infraestructura exhibidora paralela a la copada por el virtual duopolio mexicano, tal vez habría que ir pensando, pero muy en serio, en abandonar los eternamente vanos intentos de “conquistar” una cartelera estructuralmente inconquistable, y resignarse a la reproducción cinematográfica en línea, a través de plataformas como Filminlatino •

CINEXCUSAS

@luistovars

Javier Sicilia

CASA SOSEGADA

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ENSAYO

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l Tour de France, la competencia ciclista más célebre del mundo, cumple este mes de julio de 2015 la centésima segunda representación de su espectáculo. Porque se trata, en efecto, de una representación, un desfile y una puesta en escena, es decir, un espectáculo, e incluso de un espectáculo de dimensiones excepcionales. Orson Welles, artista genial conocedor en la materia, invitado en 1950 por el director del Tour, Jacques Goddet, exclamó: “Es una superproducción, pero, el mejor de los filmes, ¿podría traducir fielmente su atmósfera y su verdad? La fascinación de los escritores por la leyenda de estos héroes, quienes se cubren de gloria montados en una bicicleta, devorando kilómetros y escalando montañas, condujo a algunos poetas y novelistas a poner al servicio de estos paladines sus plumas, transformándolos en semidioses a través de crónicas que hicieron célebres a Tristán Bernard o Antoine Blondin. Este último siguió el recorrido del Tour durante años. Su figura se volvió parte indispensable del evento. Su inclinación por la bebida no le impedía levantarse temprano al día siguiente para redactar su crónica de la etapa. Desde 1903, año de la creación del Tour, éste tiene lugar cada mes de julio, exceptuados los años de las dos guerras mundiales del siglo xx : 1914-1918 y 1939-1945. Poco más de un siglo de Historia –y de historias. A tal extremo que trae con él tantos relatos heroicos y legendarios que se incorporan muchas veces con el universo de los mitos. Forçats de la route, según la expresión del célebre periodista Albert Londres, retomada por cronistas y comentadores, para aludir a los primeros ciclistas de épocas ahora de leyenda cuando se consideraba imposible recorrer tantos kilómetros sin parar, incluso de noche, y comenzaron a trepar montañas escarpadas convirtiéndose en héroes populares. Gladiadores de nuestra época, incluso si las fieras que enfrentan sean sólo montañas o pruebas solitarias contra el tiempo, dispuestos a morir en una caída, un descenso peligroso bajo la lluvia, de un infarto provocado por el esfuerzo inhumano que deben desplegar para ganar la carrera bajo el sol de plomo o los aguacerazos que pueden conducirlos a un resbalón mortal en los descensos. Sólo un soñador o un loco hubiese podido inventar una carrera ciclista a través de Francia. Geo Lefèvre, director de la revista deportiva L’Auto, imaginó esta competencia sin sospechar los alcances planetarios que llegaría a tener. Espectáculo popular y gratuito, el primer Tour (giro, vuelta), en 1903, fue seguido por 200 mil espectadores en las orillas de las rutas. En los años recientes esta cifra se ha visto multiplicada por 200. Reseñado primero por la prensa

19 de julio de 2015 • Número 1063 • Jornada Semanal

escrita, accionaria del evento, como L’Auto y, luego, creado para dar cuenta de esta competencia, el todavía actual diario deportivo L’Equipe. Primer evento deportivo transmitido en directo por radio, gracias a su instalación sin cables en un auto. Pero su difusión a escala mundial se debe a la televisión: ochenta y cinco cadenas siguen la competencia transmitida en 195 países, sesenta en directo: China, India, Estados Unidos entre tantos otros. El Tour de France es visto por casi 4 mil millones de espectadores, o sea más de la mitad de la población del planeta. Cierto, con los años y la inmensa resonancia de este evento, se ha vuelto un gigantesco nego-

Canicular

To u r d e F r a n c e Vilma Fuentes

cio comercial y publicitario. La caravana de camiones cargados de regalos y de publicidad, la cual desfila en las rutas por donde van a pasar los ciclistas, representa una formidable organización financiera. Se puede lamentarla o criticarla, pero entonces igual podrían criticarse todas las manifestaciones deportivas a nivel mundial, Copa Mundial de Futbol o Juegos Olímpicos. O las grandes fiestas populares como el Carnaval de Río. Ninguno de estos eventos, por festivos que sean, podrían tener lugar sin un presupuesto en ocasiones tan considerable que pone en escena el deporte más despiadado del mundo: el del dinero. Una parte de los telespectadores no se interesa para nada en este deporte y, sin embargo mira los reportajes del Tour en la televisión. Y ése es su secreto y su atractivo: mientras en la Copa Mundial de Futbol o en las Olimpiadas las cámaras se limitan a filmar los estadios, el Tour pasea al espectador, día tras día, de ciudad en ciudad, de terruño en terruño, de la planicie a la montaña, con perspectivas insólitas, vistas desde un helicóptero, de un castillo, una iglesia, fortificaciones, ríos, bosques, monasterios. Pero también restaurantes, hotelitos, gastronomía regional. Viaje a lo largo y ancho de Francia, a sus raíces, a su presente. Un regalo que nadie rechazaría. Aunque ya en los años treinta se hablaba de estimulantes entre los ciclistas, el asunto no era motivo de escándalo ni prohibiciones. Acaso los dopantes eran menos peligrosos. En los últimos años el problema de la droga ha sacudido profundamente los principios deportivos y del Tour. Los escándalos se multiplican. El más célebre, el de Lance Armstrong, destituido de sus siete títulos de campeón por haber organizado un sistema de dopaje digno de la mafia. Sin duda, las trampas son condenables. Pero las conciencias morales, tan indignadas, ¿se p re g u n t a n c ó m o e x i g i r d e e s t o s “forzados de la ruta” esfuerzos sobrehumanos, sin comprender que puedan ser tentados por dopantes? Si para satisfacer un público ávido de proezas extraterrestres se les pide lo imposible, por qué asombrarse cuando estos desdichados héroes de circo utilizan métodos imposibles. Cada año, los ciclistas enfrentan uno de sus peores enemigos: la canícula, particularmente fuerte este mes de julio rebasando los 40 grados en Francia. A lo largo del mes, la palabra canícula ha sido, acaso, la más utilizada. ¿Cuál es su origen? Una estrella: Sirius, a la que los romanos llamaban en latín canicula: “pequeña perra”. Habían observado que la estrella aparecía al mismo tiempo que los fuertes calores. De ahí el invento de la palabra “canícula”, la cual llega cuando el Tour de France comienza. Gloria a los caniculares héroes del ciclismo •

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