■ Suplemento Cultural de La Jornada ■ Domingo 25 de diciembre de 2016 ■ Núm. 1138 ■ Directora General: Carmen Lira Saade
Tepito:
historia, resistencia cultural y dignidad Fabrizio Lorusso
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Joseph Roth en sus cartas Ricardo Bada Chile y la memoria: la voz de B eatriz B rinkmann
Esther Andradi
Hugo Gutiérrez Vega después de su traducción a la otra orilla
Adolfo Castañón
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La condición legendaria del mítico barrio de Tepito comienza desde la caída misma de México-
Foto: Yuliana García Hernández/ laojosaaa.blogspot.mx
Tenochtitlan, pues es ahí donde
Alexander Naime S. Henkel
Tiempo en Copilco
fue hecho prisionero Cuauhtémoc, el último tlatoani azteca, el 13 de agosto de 1521. Desde entonces, y a pesar de una mala
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“ESPAÑOLES Y LOS AZTECAS DIVIDIDOS POR UN MUNDO”
fama muchas veces originada en el desconocimiento, Tepito ha sido un bastión histórico y cultural no sólo para Ciudad de México sino para el país entero. La crónica de Fabrizio Lorusso llega al corazón mismo del barrio bravo y lo muestra como ha sido siempre: latente, lleno de vida y de futuro. Publicamos además la entrañable semblanza que Adolfo Castañón hace de nuestro querido Hugo Gutiérrez Vega, así como un texto sobre la literatura epistolar de Joseph Roth y otro sobre la chilena Beatriz Brinkmann, autora de Itinerario de la impunidad. Chile 1973-1999. Un desafío a la dignidad. Comentarios y opiniones: jsemanal@jornada.com.mx
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mí me pasa a veces que voy por los andenes de Copilco y se me ocurre una cabeza olmeca recorriendo el laberinto del Metro como un Pac-Man o, bueno, un Olmec-Man. O se me ocurre Quetzalcóatl, enorme emplumada serpiente colorida que después de milenios regresa en busca de su pueblo y lo veo y le grito “aquí estamos” y les digo a otros que le griten, pero nadie responde y el pobre dios se pierde en su búsqueda por lo que ya no existe. A veces se me ocurre que todos los del vagón tenemos cinco años y nos hacemos chiquitos para poder mover los pies y jugar a la tierra de nadie, pero no se puede porque algo o alguien me dijo que el recreo no cuenta y por eso ando así, todo serio, agarrado del tubo, viéndolos de perfil, tímido, como castigado. Lo más extraño que se me ha ocurrido se lo conté a Juan que se lo contó a Pedro que se lo contó a Jesús que me lo recontó a mí todo chueco y mal hasta que ya nunca supe si en serio me había ocurrido a mí o a alguien que se hizo pasar por yo. Algo tendrá que ver con el mural. Ahí se ven los españoles y los aztecas divididos por un mundo, y de ellos se desprenden dos historias, cada cual costeando un andén: las Américas y el resto del mundo. Un señor en mi andén también miraba el mural. No era un mirar de ver, sino un mirar de vigilar. Alerta. Era fantástico mirar cómo miraba ese señor. Me olvidé del mural para observarlo. Su boca se movía sin parar, atrapado en un monólogo susurrante. Discreto, me acerqué algunos pasos para detallar su rostro y escuchar lo que decía. Apreté los ojos para verlo mejor y noté que estaba hecho de letras. Letras culebreaban por su piel blanqueada, serpenteaban sus extremidades, reptaban amenazantes a lo largo de su cuerpo, comas y puntos y comillas brincaban de él como pulgas o moscas. Los puntos de la i le goteaban de la nariz y la s
se enredaba en su cuello. Letras se encontraban y se enlazaban, formando palabras, frases y párrafos que se frustraban en su vientre de anaconda y no las dejaba salir. Todo el lenguaje encerrado en este hombre que balbuceaba una sola palabra. La escuché tanto que perdió significado. Se fue minimizando en el ronroneo del Metro y cuando me creía perdido en la insensatez comencé a escuchar otras palabras, palabras adentro de esa única palabra que contenía otras palabras y tiempos. “Copilco. Copilco. Copilco. Copilco. Copilco. Copilco. Copilco. Copilco. Copilco. Copilco.” Somos ese “Es” de manos que pintan verdades, con pinceles de cuándo y colores de todavía, para ilustrar presentes sin jamases ni siempres. Todas las figuras pintadas viven en miles de corazones y hay miles más desconocidas que no tienen lugar para ser exhibidas. En cada corazón late otra realidad, una no compartida, para la cual existimos. Aun así la vida tiene propósito y gira no alrededor de fantasías, sino de estrellas y cuerpos celestes que brillan en una corona negra. Este es nuestro universo, este nuestro tormento. Reyes de un momento vacío. Como pedazos de lo eterno, sabemos que en la realidad no hay nunca ni aún ni mientras. Hay fragmentos. Ahoritas. Este mural es la muestra de que seremos siendo somos, trozos de lo divino que se perfilan en el instante. “Copilco. Copilco. Copilco. Copilco Copilco. Copilco. Copilco. Copilco. Copilco. Copilco.”
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*El icono de la estación Copilco del Metro representa una imagen de la cultura olmeca y una pequeña serpiente acuática destinada a ser el dragón celeste, el Dios del Agua. En náhuatl, “copilco” significa “en la corona real”. El mural de Guillermo Ceniceros se llama El perfil del tiempo.
Directora General: C armen L ira S aade , Director: H ugo g utiérrez V ega (†) , Jefe de Redacción: L uiS t oVar , Edición: F ranCiSCo t orreS C ó r d o Va , a L e y d a a g u i r r e r o d r í g u e z y r i C a r d o y á ñ e z . Coordinador de ar te y diseño: F r a n C i S C o g a r C í a n o r i e g a , Diseño de portada y dossier: m arga P eña , Diseño de Columnas: J uan g abrieL P uga , Relaciones públicas: V eróniCa S iLVa ; Tel. 5604 5520. Retoque Digital: a Le Jandro P aVón , Publicidad: e Va V argaS y r ubén H inoJoSa , 5688 7591, 5688 7913 y 5688 8195. Correo electrónico: jsemanal@jornada.com.mx, Página web: www.jornada.unam.mx
Portada: Grafitti en un muro en el barrio tepiteño de los Marco Polo Foto: Angélica Portales. Fuente: Flickr/ CC BY-NC-ND 2.0
La Jornada Semanal, suplemento semanal del periódico La Jornada, editado por Demos, Desarrollo de Medios, S.A. de CV; Av. Cuauhtémoc núm. 1236, colonia Santa Cruz Atoyac, CP 03310, Delegación Benito Juárez, México, DF, Tel. 9183 0300. Impreso por Imprenta de Medios, SA de CV, Av. Cuitláhuac núm. 3353, colonia Ampliación Cosmopolita, Azcapotzalco, México, DF, tel. 5355 6702, 5355 7794. Reserva al uso exclusivo del título La Jornada Semanal núm. 04-2003-081318015900-107, del 13 de agosto de 2003, otorgado por la Dirección General de Reserva de Derechos de Autor, INDAUTOR/SEP. Prohibida la reproducción parcial o total del contenido de esta publicación, por cualquier medio, sin permiso expreso de los editores. La redacción no responde por originales no solicitados ni sostiene correspondencia al respecto. Toda colaboración es responsabilidad de su autor. Títulos y subtítulos de la redacción.
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Chile y la memoria:
la voz de Beatriz Brinkmann Esther Andradi BRINKMANN ES AUTORA DE ITINERARIO DE LA IMPUNIDAD. FUE ACUSADA DE ORQUESTAR EL ATENTADO CONTRA EL DICTADOR AUGUSTO PINOCHET.
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erá cierto que Beatriz guió a Dante y lo protegió del infierno? Nada se sabe con certeza. La verdad es una figura escurridiza que se mueve en terreno duro, infértil. Cuando se habla de Beatriz Brinkmann, la acusada de ser el “cerebro” de un atentado contra el dictador Augusto Pinochet, una se la imagina puro yang: agresiva y triunfante, pero resulta que cuando una encuentra a la persona Beatriz Brinkmann en su hotel, espe rando como si fuera una joven, casi una colegiala, la imaginación pierde. Porque la imaginación suele tener el toque del prejuicio. Y se equivoca. Beatriz Brinkmann nació en Chile en 1942, descendiente de varias generaciones de alemanes que se asentaron en el sur de ese país y mantuvieron el idioma. Es bilingüe, es decir, habla español chileno y alemán sin acento. Esta mujer, el 11 de septiembre de 1973, el día que partió en dos la historia de su país, estaba estudiando en Hannover, Alemania, gracias a una beca. Vivió el golpe y los horrores del golpe a través de los informativos de la tV alemana y el relato de los primeros exiliados. Se comprometió sin límites organizando redes de solidaridad con el pueblo chileno desde Alemania, donde se doctoró en Filosofía y, como todos los años, lo único que deseaba era volver. Finalmente lo hizo en 1986. Fue apresada, acusada de ser la autora intelectual del frustrado atentado contra Pinochet y torturada, hasta que en 1987 marchó otra vez a Alemania, como exiliada. El plebiscito que le dijo No al dictador la trajo de vuelta a Santiago, donde comenzó a trabajar con el Cintras, Centro de Salud Mental y de Derechos Humanos, que se ocupa de asistir a las víctimas de la dictadura y a sus familiares. http://www.cintras.org. Está segura –siempre estuvo segura– de que hubiera bastado con que un grupo de soldados tomara La Moneda, apresara al presidente Allende y su pequeña comitiva, y “a otra cosa mariposa”. Pero no. Era necesario bombardear la casa de gobierno, dice Beatriz. Reducir a escombros lo que fue el sueño de una democracia socialista en América Latina. Y lo lograron. No sólo pulverizaron la utopía sino que asesinaron a los hombres y mujeres que la sostenían, eliminaron sus instituciones y expulsaron a miles de chilenos al exilio y otros tantos presos y muchos desaparecidos y más muerte y muerte. Beatriz Brinckmann habla con una voz que pende como un hilo sobre esta sala repleta de gente que participa en el Simposio Memory and Justice, encuentro organizado por la Academia de las Artes de Berlín y el European Center for Constitutional and Human Rights ( eCCHr), que durante tres días reúne manifestaciones artísticas junto con organizaciones por los derechos humanos y contra crímenes de guerra y la tortura. La memoria y la justicia como únicos caminos para superar la violencia dictatorial y genocidios bélicos. Participantes de todos los continentes se han convocado en Berlín:
Beatriz Brinkmann. Fuente: YouTube.com
sobrevivientes de las dictaduras del Cono Sur de América y de las guerras de Vietnam, Irak, Siria, transmiten con sus experiencias la urgencia de justicia. De Argentina ha llegado Estela de Carlotto, presidenta de la organización Abuelas de Plaza de Mayo, quien relata la búsqueda de los niños secuestrados junto con sus padres durante la dictadura argentina, o que nacieron en cautiverio y fueron dados en adopción, después de asesinar a sus madres. De Uruguay participa Sara Méndez, secuestrada durante la dictadura argentina, y a quien le arrebataron a Simón, su bebé de tres meses de vida. La búsqueda de Simón a lo largo de los años inspira el testimonio Sara y Simón, del escritor austríaco Erich Hackl, presente también en este Simposio. Beatriz Brinkmann, autora de Itinerario de la impunidad. Chile 1973-1999. Un desafío a la dignidad, explica las dificultades de la memoria en Chile, de la impunidad que se vive a más de cuarenta años del golpe militar, de la sociedad chilena, dividida entre la soledad y la negación. La soledad de los expresos políticos, de las víctimas de la tortura, de los familiares de los detenidos-desaparecidos, de los asesinados, de los exiliados… La negación de la complicidad de la sociedad con la dictadura que desgarró al país.
La voz de Brinkmann apenas atraviesa el micrófono. Escribe su pensamiento con una ductilidad y sobriedad que asombran. No se resigna. Sin embargo, es una voz sin pathos, sin desesperación, que cuenta con detalle el horror, y es como si enhebrara en silencio lo que cada boca conoce y ninguna garganta es capaz de formular. Pero cuando está en estrés, su voz se diluye. Las palabras se cuelgan en algún lugar de la garganta y resisten, camufladas en sonidos que devora un suspiro, un aullar interno. Por eso, cuando los militares de la dina la apresaron en 1986, creyeron que se burlaba de ellos. En vano la torturaron junto a once militantes más, acusándola de ser la autora intelectual del fallido atentado contra Pinochet. Beatriz no tenía voz para contestar el feroz interrogatorio, y como callaba, la confinaron a una celda de castigo. Y a María Cristina, la otra mujer detenida, la llevaron con las presas comunes, en una habitación donde se juntaba la mugre y el horror de tantos otros prisioneros. Después llegó una tercera, condenada por haber sido testigo de cómo torturaron a Beatriz. Entre las tres armaron un mundo de redes y tejidos con las presidiarias comunes, una organización que surgió de la nada y con una ocupación que devolvió dignidad a estas mujeres sencillas. Reconocida en Alemania como una de las iniciadoras del movimiento de la solidaridad con Chile, ese movimiento se puso el nombre de Brinkmann al hombro para exigir al gobierno alemán que se comprometiera y presionara al dictador chileno para lograr su liberación y la de los demás presos políticos. Pero hasta que la sociedad chilena no reconozca su complicidad con lo que pasó, dice Beatriz, el tejido social no podrá recomponerse. Es urgente hacer memoria. Y justicia
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Hugo Gutiérre
después d Adolfo Castañón
I Un día soñamos con nuestra propia muerte. Arribamos a una ciudad sin nombre y miramos la hora en un reloj sin tiempo. […] Crece el dolor en el espejo de la soledad. Para vivir requerimos el viento de la infancia. El nacimiento del crepúsculo nos hace recordar la morada del padre. Hugo Gutiérrez Vega, “El sueño que despierta”, Buscado amor (1965) Era el tiempo en que se nos abría el paraíso en todos los minutos del día. Días de minutos largos, de palabras recién conocidas. El ojo de la magia les daba una iluminación irrepetible. Y sucedió después que el paraíso era un engaño de la luz, que a los amigos les bastaba un segundo para morirse, que los amores llevaban dentro una almendra agria. En la noche el paraíso sigue abriendo su rendija, un fantasma de la luz, el que hace que los amigos estén siempre aquí, que los amores se conformen con su almendra agria, que el corazón no rompa a aullar en la montaña.
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Hugo Gutiérrez Vega, “Variaciones sobre una Mujtathth de Al-Sharif Al –Radi”
Hugo Gutiérrez Vega lo vi por vez primera afuera del escenario de un teatro en Tijuana hacia 1976. Hugo iba vestido impecablemente de negro, como un notario. Creo que había participado en una función de teatro, quizá del Tío Vania, de Chejov. Él tenía cincuenta y dos años y yo veinticuatro. Me llevaba muchos años de vuelo y experiencia. Nacido en Lagos de Moreno, Jalisco, en los años previos al incendio de la guerra Cristera, fue educado ahí y luego en Guadalajara. Hugo fue un lector y un actor precoz. Desde niño, al igual que Alfonso Reyes o Rodolfo Usigli, jugó al teatro, a la representación, a la poesía en voz alta. Practicó, como él mismo dice, algunos de los divertimentos incluidos en la Flor de juegos antiguos, de Agustín Yáñez: “Yo me acuerdo muchísimo de uno donde te arrodillas frente a la muchachita que más te gustaba y le decías: ‘me arrodillo a los pies de Hugo Gutiérrez Vega. Foto: archivo La Jornada
ez Vega
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de su traducción a la otra orilla EL TEATRO REPRESENTÓ PARA ÉL UNA PUERTA, UNA INICIACIÓN “UN INSTRUMENTO PARA SU VOCACIÓN POÉTICA”.
mi amante, me arrodillo galante y constante’, y si ella te daba la mano y te levantaba, ya te podías perder con ella por las calles oscuras del pueblo. Pero había otros juegos más ingenuos, por supuesto, y eran juegos rituales: las escondidas, Doña Blanca está cubierta de pilares de oro y plata, los encantados, y todo esto llegaba a hipnotizarnos realmente. No hay cosa más seria que un niño jugando.” (David Olguín, Conversaciones con Hugo Gutiérrez Vega.) El jugador, el homo ludens, el actor con máscara y sin ella, el que al salir del escenario no sabe si el verdadero teatro empieza en la calle o viceversa, la vocación ávida de encarnarse en el otro y en la experiencia presentida se despliegan en el tablero de este observador que contempla su propia infancia apenas unos años después de transcurrida. De la infancia muy poco ha quedado. Digo esto a las cuatro de la mañana mientras los buitres hacen ronda sobre la higuera del mundo. Es la hora en que los reporteros tiran el café; la hora en que los escritores miran su amanecida cuadriculada. Digo esto mientras las ciudades cuentan sus muertos. Lo digo con las manos caídas a lo largo de este cuerpo que sirve para que me siente a contemplar la puesta de sol de las islas griegas, la amanecida de la cuarta torre de san Gimignano. Algún día escribiré algo sobre los mitos de la época en que me he dedicado a vivir. Hablaré de los dioses y de los semidioses de las tiras cómicas –barrruuummm splah cuas ratatatata– que ahora dicen más que el hermoso plumaje de palabras que los hombres han llevado siempre sobre la espalda, a lo largo de este cuerpo presentido por los colores del cáncer, señor de los ejércitos, gran liberador de la “pesada carga de la carne”. Tendría que escribirse la nueva teogonía asomada más a la tierra, a los entresijos de las mujeres, los hombres y las ovejas, que a las cumbres de las nubes, península y playa de un olimpo que habitaban los dioses hechos a la medida de los hombres. Después vino Nietzsche…
Dice Hugo Gutiérrez Vega en el fragmento inicial de “Dos letanías de la madrugada”, dedicadas a Carlos Fuentes y escritas en Inglaterra. Luego de los juegos de
infancia, Hugo se dio al teatro y abrió sus pupilas fascinadas al cine, a sus atmósferas y mundos fantasmales que poblarán sus insomnios y vigilias con las siluetas de esos poetas de la acción: El Gordo y el Flaco, Buster Keaton, Charlie Chaplin, los hermanos Marx, Vittorio de Sica, Pedro Infante, Fernando Soler. Sin embargo, el teatro, el de la carpa y el artístico, el literario y el poético, la Commedia dell’ Arte, el foro y la farándula en todas sus formas, la zarzuela, hasta la misma palestra política… El teatro representó para él una puerta y una iniciación, una vocación y un instrumento para su vocación poética. Es profunda su huella en esta venerable actividad donde la expresión oral y la expresión escrita se abren y cierran como puertas giratorias en torno al cuerpo y la voz. Es ineludible repasar el anecdotario conocido: a los dieciocho años, siendo estudiante de Derecho, llegó a ser jefe nacional juvenil del Pan , incluso candidato a diputado. Sus dotes para la oratoria, la elocuencia forense y familiar, su buena memoria y su inquieta vocación, lo hicieron naturalmente un guía. Sin embargo, sus ideas progresistas lo obligaron a pasar penurias y a sufrir cárcel y un exilio juvenil en Belice. Carlos Monsiváis ha dejado una estampa memorable de aquel primer encuentro con el joven Hugo Gutiérrez Vega: Conocí a Hugo Gutiérrez Vega en Aguascalientes, en julio de 1955. Yo era un adolescente no muy seguro de las devociones liberales y un tanto fastidiado con los manuales soviéticos, en cuya verdad creía sin embargo, a falta de mejor proposición totalizadora. Un compañero de estudios nos invitó a verlo ganar estrepitosamente un certamen de oratoria (¡El Concurso Nacional de El Universal!) y fuimos con sonrisa triunfadora a conocer la entonces provincia gentil mientras nuestro paladín ensayaba en el camión metáforas aladas (aptas para cualquier tema). El día del concurso fue fácil advertir el escaso impacto de las expresiones buriladas de nuestro campeón y el entusiasmo que concitaban los desplantes de un joven delgado, pelado a la brush, de ademanes tajantes y desdeñosos. Rápidamente averiguamos su nombre y su filiación: HgV , de Guadalajara, presidente del Consejo Juvenil del Partido Acción Nacional. “¡La reacción pura!”, advertimos instantáneamente y redoblamos los vítores a favor del gélido defensor de las instituciones laicas y priistas. Gutiérrez Vega se impuso a las porras cívicas con discursos que yo califiqué “de plazuela” y frases que fustigaban a los jóvenes “de calcetines de rombos, camisas amarillas y pensamientos del color de las camisas”. Irritado por tal victoria ultramontana, discutí con Hugo en el vestíbulo de un hotel, le recordé la vigencia de Juárez, él me citó los derechos del alma (por lo menos así evoco la escena) y nos separamos convencidos mutuamente (supongo) de haber adquirido un enemigo ideológico para toda la vida.
Efectivamente, se dio una fraternidad electiva, una amistad sostenida a lo largo de los años y sustentada en lecturas y espectáculos compartidos entre el poeta cosmopolita y el cronista tumultuario. En Londres compartieron noches blancas ante las pantallas del cine. Podría ser un ejercicio interesante reconstruir en un modelo para armar los asombros paralelos de estos dos aficionados a las mismas causas. Hugo recordó así a Monsiváis:
RetRato de mi amigo CaRlos Al fondo la ciudad, su cielo gris, sus pájaros confusos; a la derecha un teatro de arrabal y el reparto de seres en la noche alburera. A la izquierda la cultura entre poeta, sabio y puta callejera. Detrás de tus anteojos miras pasar los seres y las cosas. Los calificas y te arrepientes pronto. Tu arte es rectificar, contradiciéndote te mueves sin parar, siempre estás vivo. Te ríes con una forma de tristeza te duele tu serena inteligencia. Nadie conoce tu ser silencioso; todos se apresuran a asignarte papeles, pero huyes; tú siempre estás huyendo y eres de esta ciudad de cielo gris, de pájaros confusos.
Además, en Londres, Hugo Gutiérrez Vega se encontró con la poesía en la persona de José Carlos Becerra, entonces novio de Silvia Molina, el alto poeta del cual le tocaría ser anfitrión y amigo, y cuya desaparición en los días finales de mayo de 1970 lamentaría en por lo menos dos elegías.
II Volviendo a aquel fugaz encuentro en Tijuana en el año de 1976, entre el poeta consagrado y el aprendiz de escritor, debo confesar que, aunque yo ignoraba entonces estas historias relativamente familiares, presentía que Hugo Gutiérrez Vega compartía con José Emilio sigue
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Pacheco, Carlos Monsiváis y Juan José Arreola el hecho de haber vivido una infancia marcada, en el horizonte mundial, por la Guerra civil española y, en el horizonte nacional, por la Revolución Mexicana en su etapa constructiva y el rescoldo todavía vivo de la Guerra cristera. Al natural entusiasmo de la juventud se sumó el impulso optimista de la cultura de la postguerra, tan agudamente consciente de la herencia acuciante de la destrucción, el exterminio de los pueblos judíos en Europa y el significado de las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki, la realidad de los campos de concentración, el Holocausto, las dictaduras en América Latina. El joven de veinticuatro años que veía con admiración a Hugo Gutiérrez Vega sabía vagamente que le había tocado vivir un México a la par provinciano, aldeano, pero también cosmopolita. Sin embargo, el precoz insolente no sabía hasta qué punto el teatro, la escena, la representación de la palabra lo habían llevado desde muy temprana edad a fundar con éxito una compañía teatral llamada Los Cómicos de la Legua. Ignoraba que Hugo se había dado el lujo de estrenar en lengua española y en México una obra de Eugene Ionesco, que vino aquí a verla, aplaudió la puesta en escena y se hizo amigo suyo. La experiencia teatral le dio a Hugo una perspectiva crítica e irónica de su vocación poética y
que se encogen impunes ante la injusta muerte, cuando parecería que el turbión de la sangre y los escombros segase al hombre todos los sentidos, raro es ver que el poeta en la alta noche puede oír el temblor de un corazón desnudo, construir el amor a la distancia, decir esas palabras que se llevará el viento… a la vez que escuchar el gemido del toro, la espantada agonía del caballo tundido, el grito de la madre con la boca sin vida del niño entre los senos o el gran ojo de Dios, gloriándose, impasible, de sí mismo, en tanto que hacia él asciende de la tierra el descompuesto vaho de una nada ya inerte. Que el buen amor, amigo, y la esperanza nunca jamás te dejen de su mano. (Rafael Alberti, “Hugo Gutiérrez Vega”)
Todos los caminos conducen a Roma, y más en este caso. Roma comparte con México el hecho de ser una ciudad milenaria en cuyos subterráneos, terrazas, templos y jardines conviven varias civilizaciones y se mez-
Con su hermano mayor, Rafael Alberti. Foto: Archivo familiar
literaria y lo afirmó como un heredero singular de la generación de los Contemporáneos. Fue discípulo, admirador y seguidor de Rodolfo Usigli y Salvador Novo. Conoció como director, por dentro, las obras teatrales de Xavier Villaurrutia. Antes de salir a Roma como agregado cultural, recibió de José Gorostiza un consejo que guardaría y practicaría toda su vida: no dejar de escribir ni un día, aunque sólo fuese una línea de un poema. En Roma, se acercó y se hizo un poco amigo adoptivo de Rafael Alberti, por entonces de sesenta y tres años, quien accedió a prologar su primer libro Buscado amor, estampado por la editorial Losada. En aquella primavera de 1965 el poeta español supo reconocer la voz de aquel mexicano de treinta y un años. Antes de seguir adelante una observación al paso: Gutiérrez Vega supo hacerse adoptar por autores de mayor edad que él, pero también supo adoptar a los jóvenes que venían adelante como consta en las páginas abiertas a escritores jóvenes de La Jornada Semanal. Hermosa voz, a veces desolada y a tientas, aunque siempre capaz de volver clara, pura y joven del más hondo desierto. Raro es en estos días, en estos tiempos ásperos, de hombros
clan las genealogías de distintos pueblos. Aquí la multitud variopinta de los prehispánicos, coloniales, mestizos, remediados y mejorados; allá, en la capital de la península Itálica, se yuxtaponen las multánimes capas de los etruscos, ligures, griegos, romanos, romá nicos y otros hijos del Mediterráneo. A la Roma de aquellos años la vivieron también otros mexicanos y españoles como María Zambrano, Juan Soriano, Jorge Hernández Campos, Tomás Segovia, Sergio Pitol, entre muchos otros a quienes cruzó o conoció el legendario peregrino elegante que salió de México hacia Nueva York, Londres, Roma, Atenas, Madrid, Río de Janeiro, Puerto Rico, sin dejar de ser fiel a su nativa raíz jalisciense. En Roma, Gutiérrez Vega conocería a muchos amigos europeos, rumanos e ingleses, pero en particular lo marcaría la visita al poeta Ezra Pound. Por cierto, otra visita mexicana que tuvo el gran poeta estadunidense fue la de la historiadora del arte Teresa del Conde.
III Vuelvo a aquel fugaz encuentro con Hugo en Tijuana para confesar que casi todas estas noticias aquel joven de veinticuatro años no las conocía del todo, y acaso las presentía y adivinaba que formaban parte de la cauda invisible de aquel señor de barba entrecana con aires
Con Octavio Paz, Juan José Arreola, Juan García Ponce, Salvador Elizondo, José Emilio Pacheco y Carlos Monsiváis, Hugo Gutiérrez Vega fue uno de los herederos de la generación de los Contemporáneos. principescos a quien volvería a encontrar años más tarde, poco antes de que muriera en su departamento de Copilco en compañía de su amorosa Lucinda. Las últimas veces que conversé con Hugo se dieron precisamente en ese departamento. Lo pude visitar con relativa frecuencia, pues éramos vecinos y en algunas ocasiones lo acompañé a su casa al salir de las sesiones de la Academia. Siempre que asistía llevaba alguna publicación suya, ya fuese una traducción de algunos poemas suyos al griego o al rumano, la edición de algún escritor jalisciense en la que había tenido que ver, o libros sobre él como el de David Olguín o la entrevista realizada por Angélica María Aguado Hernández y José Jaime Paulín Larracoechea, que ha sido en parte el respaldo de esta estampa. Lo visité varias veces. Tenía yo la idea de invitarlo a que hiciera para la colección Las semanas del jardín, de la editorial Bonilla, un libro suyo. Pensaba en que armara para esa serie un libro de la memoria donde estuviesen los escritores y artistas congregados en torno a la revista Contemporáneos: José Gorostiza, Rodolfo Usigli, Salvador Novo, Carlos Pellicer, Jaime Torres Bodet, que fueron de algún modo sus maestros y, aunque no conoció a Xavier Villaurrutia, Jorge Cuesta, Gilberto Owen, los leyó y estudió, y sus ámbitos, espacios y atmósferas eran en buena medida los suyos. Había conocido a Manuel Rodríguez Lozano y en su nativo Jalisco había conocido a no pocos de los coetáneos de esa generación, y en México había tratado a los estridentistas. Le presumí a Hugo que tenía yo El sendero gris y otros poemas 1919-1920, de Arqueles Vela, impreso en México, ejemplar dedicado al académico Alfonso Teja Sabre. Le brillaron los ojos ante esa curiosidad del quién sabe si guatemalteco o chiapaneco cuyo seudónimo era Silvestre Paradox. De estos temas hablamos en ese rincón suyo limpio y ordenado. En cierta ocasión llegué a visitarlo pero él se había ido al periódico para atender 43 urgencias de la sierra de Guerrero. Me recibió su esposa Lucinda, quien me dijo que al menos me tomara un vaso de agua. No me negué. Mientras degustaba la suave y fresca limonada, sentí que en la atmósfera campeaba una cierta angélica armonía mientras entraba a la pieza la mansa luz de la tarde. Sentí la hospitalidad contenida en ese espacio y agradecí a Lucinda su insistencia para quedarme y conversar un poco, aunque lamenté no saludar a sus hijas. Una semana después volví y me encontré con Hugo. Le dije lo que había creído advertir. Hugo me sonrió y agradeció el comentario con una sonrisa y con mirada de “si tú supieras…” Pero de aquel proyecto de libro solamente quedó mi certeza de que Hugo Gutiérrez Vega forma parte de ese archipiélago de ínsulas extrañas y que su nombre está para mí asociado necesariamente al de ese otro patricio de las letras, Alí Chumacero, cuyo sitial ocupó entre nosotros. Atesoro aquellos momentos en que pude entrar al espacio encantado de la torre b donde residía la familia Gutiérrez Vega. Sé que para un británico como lo era Hugo, abrir las puertas de su domicilio a alguien es franquear el puente levadizo del castillo. Al tocar alguna vez la puerta, recordé una anécdota de Hugo con Graham Greene en Londres: “Yo estaba sentado al lado de Greene –recuerda– y cuando se enteró que era el agregado cultural de la Embajada de México, que era poeta y acababa
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El poeta Hugo Gutiérrez Vega, en entrevista con La Jornada, 26 de mayo de 2009. Foto: Roberto García Ortiz/ La Jornada
IV de escribir El lamento de Paddington me dijo clarísimamente: ‘Odio su país’, y le contesté: ‘Mire qué curioso, ¡yo lo odio también! ’‘Pero también lo amo’, dijo Greene, y le respondí: ‘Esto es todavía más curioso porque ¡yo también lo amo!’.” Hugo Gutiérrez Vega hizo buena química con los ingleses de una y otra atmósfera: cuando quiso conocer a la hija de Sigmund Freud, Ana, en Londres, ella preguntó por qué. Hugo respondió que era admirador de Freud como escritor: “Si admira a mi padre como escritor, lo recibo hoy mismo a las cuatro de la tarde.” Hugo llegó puntualmente a la cita y no sólo conoció la biblioteca y el museo personales, sino que la hija de Freud lo llevó hasta el jardín donde ella le tomó a Freud sus últimas fotos. En Roma, Hugo Gutiérrez Vega conoció también a Rafael Fuentes, el padre del escritor. Años antes Roma había fascinado a otro mexicano, a Carlos Pellicer, el autor de unas hermosísimas Cartas desde Italia (escritas en 1927). Gutiérrez Vega fue lector y amigo de Carlos Pellicer y, más tarde, en los años de Londres, anfitrión fraternal del poeta José Carlos Becerra. La vocación del poeta es un llamado de la mente a sí misma a través de la palabra, un sopesarse en el aire y en la luz: Hoy, con la entrada de la primavera hemos dicho que el poeta es más fuerte que el mundo. Cernuda debe haber reído silenciosamente desde lo alto de su montaña morada. Están abiertas todas las ventanas. Todas las calles van hacia el sol. Nadie se atreverá a contradecirnos. Borges recorrerá esas calles hasta el último día del mundo. Conspiran a nuestro favor una clara madrugada y un bosque de altas ramas con los brotes apenas nacidos. Ayer la tierra desnuda tenía un dedo puesto en los labios. Hoy que abre los brazos es posible tocarla, decir que la soledad es buena, que los poetas son más fuertes que el mundo,
que los anillos de hierro, los billetes de banco, los discursos, las rejas.
2 A mi invitación al juego contestas con una declaración escrita. A mis saltos chaplinianos respondes con tu cara de discurso. A mi tristeza de Buster Keaton opones tu deseo de subir. Te saco la lengua amigablemente. Yo seguiré representando mi farsa. Quédate en la tribuna aquilina y que una trompeta ronca te despida del planeta. Desde la fosa común te saludaré con mi corbata. Hasta tu mausoleo llegarán mis proyectiles: pasteles de crema, helados de frambuesa.
Con Octavio Paz, Juan José Arreola, Juan García Ponce, Salvador Elizondo, José Emilio Pacheco y Carlos Monsiváis, Hugo Gutiérrez Vega fue uno de los herederos activos y casi diría militantes del legado artístico de la generación de los Contemporáneos. No en balde dice de Paz: “Es el gran ordenador de la poesía moderna mexicana. Sus comentarios sobre los Contemporáneos desmitifican y, al mismo tiempo, consagran a ese ‘grupo sin grupo’ que nos llevó a la modernidad y superó nuestro atraso cultural. Su ensayo sobre López Velarde en Cuadrivio, es una rica reflexión sobre un gran poeta y su tiempo histórico. Después de Villaurrutia, es Octavio quien da las opiniones definitivas sobre la poesía de nuestro padre soltero.” No en balde su discurso de ingreso a la Academia Mexicana de la Lengua versó en torno a Ramón López Velarde, ese padre soltero. Hugo Gutiérrez Vega fue elegido el 10 de septiembre de 2011, tomó posesión de su sitial y leyó su discurso el 11 de septiembre del año siguiente. Fue el 3er. ocupante de la silla xxiV , en la que sucedió a Alí Chumacero, le dio la bienvenida el entonces secretario don Gonzalo Celorio. Fue traducido a la otra orilla el 25 de septiembre de 2015.
Gutiérrez Vega no sólo conoció y trató a varios de los escritores de la generación de Contemporáneos. Como nació en Jalisco y vivió en Guadalajara también, tuvo la oportunidad de tratar a los coetáneos de ellos en aquella ciudad. Esta es quizás una de las claves de la fisionomía intelectual de Hugo Gutiérrez Vega: la tensión complementaria de la oralidad y la escritura, de la conversación y el teatro. Hugo Gutiérrez Vega se alimentó con el contrapunto informado de lo que sucede simultáneamente en la gran ciudad y en las no tan pequeñas urbes que la rodean. Una prueba de esto es que sus empeños teatrales en Jalisco y Querétaro hayan coincidido con el proyecto de Poesía en Voz Alta animado por Juan José Arreola, Héctor Mendoza y José Luis Ibáñez, en asociación con Octavio Paz y Elena Garro. Esta genealogía teatral y literaria sería también una genealogía de la irreverencia crítica y de la desobediencia intelectual. Quizá este conjunto de circunstancias condujeron a Hugo a no escribir obras de teatro, sino a actuarlas, promoverlas y representarlas. También lo llevó, probablemente, a escribir una poesía en la cual se presiente el soplo de la palabra dicha en voz alta. Al igual que el poeta Eduardo Lizalde, Hugo Gutiérrez Vega es el autor no sólo de un conjunto de poemas, sino también y sobre todo, como reconoció Alberti, de una voz. A esa genealogía de Gutiérrez Vega hay que añadir otra, la que lo sitúa en el espacio helénico: ya no sólo de la Grecia soñada y leída de Alfonso Reyes, sino de la vivida de Jaime García Terrés, José Luis Martínez, Álvaro Mutis y, más recientemente, Selma Ancira y Francisco Torres Córdova. La figura de Hugo Gutiérrez Vega cifra una estela plural: persona y personalidad compleja y completa: poeta, diplomático, hombre de mundo, señor de muchas atmósferas, actor y director teatral, editor, maestro, pero sobre todo, ser humano diligente y generoso, hombre atento a seguir sin traicionar los pasos y los llamados de su vocación. Miente quien diga que no sé arrepentirme. Me he pasado la vida lamentando la mayor parte de las cosas que hago; y por eso bendigo lo que impide que tenga tiempo para hacer más cosas
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Tepito:
historia, resistencia cultu
FUE ELEGIDO COMO REFUGIO POR CUAUHTÉMOC Y AHÍ MISMO FUE HECHO PRISIONERO P LOS LUGAREÑOS TRABAJAN DESDE QUE CANTA EL GALLO HASTA QUE LO HACE EL GRILLO Y ASEGU
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a sala de juntas del Centro Estudios Tepiteños, en el corazón olvidado de Ciudad de México, es un museo de la memoria de una de las zonas más afamadas, e incluso temidas de América Latina. Fotos, trofeos, recortes de periódicos, artefactos barriales y pósteres llamativos decoran sus paredes. “En Tepito todo se vende menos la dignidad.” “Es un orgullo ser mexicano, pero es un don de Dios ser de Tepito”, se lee. Estigmatizado por los medios como madriguera de delincuentes, evitado por mexicanos y extranjeros por su presunta peligrosidad y considerado como el reino de la fayuca, Tepito es un enclave de resistencia, identidad y creatividad. El Centro se dedica a preservar y difundir las tradiciones y las labores de hombres y mujeres comerciantes, artesanos, taqueros, relojeros, inventores, vividores, boxeadores y bailarines que hicieron y hacen cada día la historia de este “otro centro” de la capital. Su frontera principal es el Eje 1 Norte, caótica arteria vial que une el poniente y el oriente de la urbe y en donde está vigente el sistema de circulación de triple sentido: coches de oeste a este; transporte público en el carril exclusivo opuesto; diablitos y motonetas tepiteñas en diagonal o en cualquiera de los anteriores. Desde temprano el asfalto bulle. Vendedores, transportadores, ayudantes, compradores y buscadores de gangas vivifican el tianguis más grande del continente. El hormiguero no descansa. Del crepúsculo al amanecer el enjambre de repartidores fluye sanguíneo en las vías del mercado. Deslizan diablitos y carritos, vacían almacenes y bodegas, llenan puestos y tiendas incesantemente. “¡Cuidado con el diablo!”, así preanuncian su paso entre la gente. Hay carretillas de carga personalizadas, una trae un cartel motivacional: “Sufren porque quieren, estoy libre y de buen humor. Mañana me iré, guarden luto, chicas, quién sabe si volveré.” “En Tepito somos gente chambeadora y honesta; hay delincuencia, claro, porque hay dinero, pero el barrio es reconocido mundialmente porque somos fuertes en el baile y se trabaja duro hasta que se hace oscuro, del canto del gallo al del grillo”, explica don Luis, un anciano y enérgico tepiteño quien, orgulloso de su marca de fábrica, siempre trae un tarjetón que lo define: “Hecho en Tepito.” En los intersticios del tianguis, la calle Tenochtitlan es conocida entre sus frecuentadoras como el “bazar de las ganas”, pero algunos varones la bautizaron como “la calle de las frustraciones”. Es una enorme sex shop callejero donde se vende la gama completa de herramientas para el placer sexual y las fantasías eróticas: vibradores individuales, dobles y circulares de todo color y tamaño; sex toys y masturbadores; vestiditos y muñequitas; artefactos para la estimulación física y la excitación virtual y remota; artículos para el bondage y el sadomasoquismo; libritos educativos y hasta con-
dones de Mickey Mouse con las orejitas que se llenan en el momento culminante. Alfonso Hernández, hojalatero social y director del Centro Tepiteño, concibió el Safari Tour del barrio, llamado Tepi-Town Tour en inglés, con el cual da a conocer sus rincones ocultos y curiosidades a un público de investigadores, periodistas e interesados. “En Lion, en 1988, se inauguró la Rue Tepito porque el gobierno de Mitterand promovió intercambios artísticos y culturales entre Francia y los barrios populares mexicanos, y hemos estado también en Colombia y Chile para explicar cómo sobrevivimos y no hemos sido barridos por la depredación urbana o por el narco, pese a que la opinión común sostenga lo contrario”, precisa.
DEL VIEJO TEPIQUEUHCAN AL BARRIO BRAVO
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quí el comercio es una vocación ancestral. Ya desde el siglo xiV la zona estaba reservada a los mandaderos y mensajeros de los señores de Tlatelolco. Justo por su estructura laberíntica y porque funcionaba las 24 horas, Tepito fue elegido por el último tlatoani, Cuauhtémoc, como refugio ante la invasión de los españoles. Hoy, en la esquina entre las calles Constancia y Tenochtitlan, una placa recuerda que estamos en “Tepiqueuhcan [nombre indígena de Tepito], lugar en donde empezó la esclavitud y fue hecho prisionero Cuauhtémoc la tarde del 13 de agosto de 1521.” El sitio de los ibéricos y de los tlaxcatlecas duró noventa días y después Cuauhtémoc fue sometido al suplicio de la quema de los pies. Desde entonces Tepis, como se le conoce coloquialmente, ha sido un arrabal de indios y migrantes de otros estados, artesanos y comerciantes, en resistencia. Por eso la pertinacia de sus habitantes es notoria y se le llama “el barrio bravo”, indómito y salvaje. Pero el apodo es válido también porque Tepito siempre ha sido un semillero de campeones de box y luchadores de todo tipo, además de ser un nodo de tráficos, fortunas y miserias en que la policía tiende a no entrar. De todas maneras, los locales, cansados de las etiquetas negativas y los estigmas, invierten los términos de la ecuación al decir, más bien: “¡Bravo el barrio!” “Tras la masacre de la conquista, la capital azteca apestaba tanto que Cortés se estableció más al sur, en Coyoacán, y desde allí ordenó la construcción de la iglesia de San Hipólito, que hoy es el santo patrono de Ciudad de México y se celebra el 13 de agosto, justo en el día de la caída de Tenochtitlan”, narra Alfonso. En Tepito las tradiciones indígenas no se han apagado del todo. El dios prehispánico Xipe Tótec, “Nuestro Señor el Desollado”, una deidad sin piel que propicia la renovación y la fertilidad, aún protege las calles del barrio. “Metafóricamente los comerciantes reconstruyen a diario el esqueleto del dios con tubos de metal y repisas de madera, mientras que las lonas y las som-
Reportaje del barrio bravo, diciembre de 2005. Foto: Jesús Villaseca/ La Jornada
brillas forman su segunda piel y completan el armazón del tianguis”, explica Alfonso. “El obrero trabaja para comer, el comerciante para vivir bien”, reza la filosofía del mercado. Un puesto en renta cuesta alrededor de 200 o 300 pesos al día y los espacios disponibles están repartidos al cincuenta por ciento entre la gente de la zona y los externos. El día de descanso es el martes. Después del terremoto del ’85, fue escogido este día para las obras de remoción de los escombros y de reconstrucción; ahora los martes son días libres y las calles semivacías dormitan. “Contrario a lo que se cree, el comercio aquí genera una riqueza suficiente para que los hijos vayan a la escuela y egresen de universidades privadas de prestigio como el Tec o la Ibero”, destaca Alfonso. “Y están los llamados Marco Polo de Tepito, que viajan a China para traer a México las novedades. Son muchos los que hablan inglés o mandarín y, a veces, convencen a sus papás a seguirlos en Oriente, haciendo de guías turísticas para ellos, de Beijing a Shanghái”, relata. Hugo Bautista arregla relojes, tiene su puestito en la calle Tolteca, en frente del sabroso restaurante La Güera, un punto de no retorno para los paladares amantes de las migas y de las emociones especiadas. Pocos dirían que gracias a su oficio Hugo ha podido viajar tres veces a Europa. “De este puestito he podido ahorrar en
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Fabrizio Lorusso
ural y dignidad
POR LOS ESPAÑOLES. URAN QUE ES UN DON DE DIOS SER DE ESE SITIO.
Foto: Eneas De Troya. Fuente: Flickr/ CC BY 2.0
el pasado para tomar cursos de relojería en Suiza y conocer otros países, luego hasta encontré a mi esposa por allí”, cuenta Hugo mientras muestra sus fotos en la feria del Salón Mundial de Relojería Baselworld de Basilea. En la calle Díaz de León se consiguen a precios increíbles todas las novedades de la electrónica, tanto originales y de buena marca como clonadas o chinas. Algunos mayoristas están tan a la vanguardia que Sony los considera “pioneros del mercado” y los invita cada año a Las Vegas a la Feria Internacional de la Electrónica de Consumo.
LAS 7 CABRONAS Y LA RESISTENCIA CULTURAL
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n Tepito rige una suerte de matriarcado. Se dice que “los hombres llevan los pantalones pero nada más a la tintorería”, porque en muchas familias
son las mujeres quienes se la rifan y necesitan volverse “más cabronas que bonitas” para sacar adelante a la familia, independientemente de la buena voluntad o de la presencia de los hombres que eventualmente las acompañen. En este entorno nació el proyecto de historia oral y difusión cultural, coordinado por la antropóloga catalana Miereia Sallarès, Las 7 cabronas e invisibles de Tepito, que nos cuenta las vicisitudes de siete mujeres admirables y resueltas, siete cabronas que antes eran invisibles y ahora representan el lado femenil y luchador del barrio que se las arregla en la jungla de la megalópolis. En 2007, el exjefe de gobierno del dF , Marcelo Ebrard, ordenó la expropiación de unos predios anunciando que finalmente se había expugnado la fortaleza de Tepito para restituir a la zona “su dignidad con modernidad y legalidad”. El político no sabía que la verdadera “fortaleza de Tepito” es otro condominio. Desde 2009 allí se pueden admirar la estela conmemorativa y la obra de street art mural sobre Las 7 cabronas... El visitante no va a ver escritos los nombres de estas mujeres, pues sus historias se entienden como universales para “las de ayer y las que vendrán”, como indica la placa. Cerca de la Fortaleza, en Alfarería 12, está la Santa Muerte más famosa del mundo. Es un icono popular, con su guadaña protectora y segadora. Representa una devoción prohibida por la Iglesia pero practicada por millones. En el verano de 2001, la guardiana de la imagen, doña Enriqueta Romero, la puso en el balconcito de su casa porque ya no tenía espacio adentro y desde entonces el flujo de personas que la visitan y que el primero del mes acuden al rosario no ha parado. La Niña Blanca o Flaquita es la patrona del barrio. “Tengo siete hijos, cincuenta y siete nietos y treinta y ocho bisnietos”, refiere Enriqueta, “y cuando era pequeña heredé la devoción de una tía que traía una imagen de la Santa siempre consigo”. Los sabios tepiteños cuentan que antes había vecindades de tipo “mediterráneo”, cerradas y protegidas, con casas de ladrillos, un patio central y dos salidas a la calle. El terremoto del ’85 asoló la ciudad y el modelo de vivienda cambió según las líneas del Banco Mundial: casas más compactas y estandarizadas y edificios más bajos con cimientos firmes que, sin embargo, representan un tercio del costo total de las construcciones. Así, se tuvo que ahorrar en otras partes de las casas. Para un barrio como Tepis el problema es evidente: se ha demostrado que la arquitectura estándar más económica, en el lapso de una década, fractura los núcleos familiares y reduce la calidad de vida. “Es como comprarse
zapatos mal diseñados de un pésimo material”, avisa Alfonso. “Recuerda que estamos en el cuadro b del Centro Histórico, expuestos a las especulaciones, porque los terrenos y los negocios tienen un alto valor y son ambicionados por el gran capital; es un problema que no se ve pero existe”, detalla.
CON EL ÁNGEL DE LA GUARDA EN CHINGA
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n la década de los años cincuenta el antropólogo estadunidense Oscar Lewis vivió en la Casa Blanca, una vecindad tradicional de Tepito, y documentó la vida de una familia en su libro Los hijos de Sánchez. Acuñó el término “cultura de la pobreza”, la idea de una pobreza vivida con dignidad, y contradijo el discurso propagandístico del entonces presidente Miguel Alemán, que presentaba un país moderno e industrial. Tepito se volvió, por tanto, un asunto de Estado, una vergüenza más que esconder. “Las viviendas se reconstruyeron tras el sismo, pero antes cada familia se juntaba alrededor de un oficio y un taller y ahora ya no, las personas tienden a quedarse fuera de las unidades, en la calle, y el tianguis se transformó en un ancla de salvamento”, explica Alfonso. Y sigue: “No han sacado a la gente todavía, pero la abandonaron a su suerte, y así el crimen y la dejadez de las autoridades hacen de Tepito un santuario de impunidad; los chicos se chingan solos con las drogas y las personas se matan entre sí, por lo que el gobierno, cuando habla mal de la informalidad y del ambulantaje, no sabe que para nosotros es una modesta fábrica social contra la poderosa industria del crimen.” En 1970, Lewis, que había sido expulsado del país, escribió Una muerte en la familia Sánchez, en donde describe la muerte de una tía de esta familia que vivía por la calle Panaderos, que hoy es famosa por dos motivos: el crack y la comida rica. Bajo la lona de doña Elvia hierven ollas, frituras y pasiones. La señora muestra la portada de la revista Playboy en la que se publicó un reportaje sobre sus migas, el plato típico que preparaban las abuelas en tiempos de crisis usando pan, ajo, huesos y patas de cerdo, cartílagos y carnes frías. Son imperdibles sus gorditas de piloncillo de a peso. Por la calle Mineros destaca el Mural de los Ausentes, dedicado a los caídos del barrio, y en la Peralvillo la galería J . m . Velasco, en donde siempre hay exposiciones y talleres. El tour acaba aquí pero podría ser infinito, como las historias y los personajes de Tepito, barrio ancestral de maravillas en donde todos traen en chinga a su ángel de la guarda
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Joseph Roth Joseph Roth, circa 1925
Ricardo Bada
DEL NOVELISTA Y PERIODISTA DE ORIGEN AUSTRÍACO LA OBRA MÁS CONOCIDA ES LA MARCHA RADETZKY.
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omo soy epistolómano convicto y confeso, que antes de acceder a internet debía andar por encima del millar anual de cartas, y no debo andar por menos de los tres millares de emails anuales, siempre me dio mucho que pensar la desgana epistolar hispanoamericana. Tanta, que Pedro Salinas se sintió obligado a escribir su Defensa de la carta misiva y la correspondencia epistolar, libro –para mi gusto– en exceso retórico. De todos modos, hay algunos tesoros. Diversas fundaciones han publicado en volúmenes independientes la correspondencia de Manuel de Falla. Vieron también la luz las deliciosas cartas de amor de la Pardo Bazán a su “ratonciño” [Benito Pérez Galdós], y tenemos varios tomos más de correspondencia de Juan Valera, Ramón Pérez de Ayala, Juan Ramón Jiménez, María Zambrano, Luis Cernuda, e incluso el epistolario completo –y a fe mía que bastante exiguo– entre Ortega y Unamuno. Del otro lado del Atlántico, la cosecha de correspondencia dada a la imprenta nos gratifica con los nombres de Gabriela Mistral, Pablo Neruda, Porfirio BarbaJacob, Teresa de la Parra, César Vallejo, José Revueltas, Rosario Castellanos, Juan Rulfo, Macedonio Fernández, los cinco tomos del epistolario de Julio Cortázar y, sobre todo, los dos volúmenes jamás reeditados, que yo sepa, y poco menos que inencontrables, de las cartas de Horacio Quiroga, un mundo (o mejor, un panóptico) estremecedor. Pero, como ven, no es mucho. En mi biblioteca hay anaqueles enteros dedicados a epistolarios, y los dedos se me vuelven huéspedes en el momento de ir a elegir: Joyce, Huxley, Gramsci, Lawrence (d. H., ça va sans dire!), Groucho Marx, las hijas de Marx (don Carlos, q.e.p.d.), Pavese, Pessoa, Ezra Pound, Václav Havel, Durrell, Henry Miller, Faulkner, Éluard, Croce, Céline, Lewis Carroll, Freud (¡hasta las que escribió en un español macarrónico!, ver ljs 3/ xi /2013), Ibsen, Anaïs Nin, Bertrand Russell, Calamity Jones, ¡Flaubert!, ¡¡Van Gogh!!... y podría continuar rellenando espacio con nombres que le dan a la carta una carta de nobleza en la literatura universal.
INTERCAMBIO EPISTOLAR
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e detendré sólo en un libro que estoy releyendo de manera apasionada: el espléndido volumen con la correspondencia de Joseph Roth,
publicado en 1970 por Kiepenheuer & Witsch (la editorial de Heinrich Böll y García Márquez) en esta ciudad de Colonia, de mis culpas y pecados. (Tengo registro de una edición en castellano, Ser amigo mío es funesto: Correspondencia, 1927-1938, hecha por Acantilado en Barcelona 2014, pero no dispongo de la misma y por lo tanto no sé si recoge íntegramente la de Colonia, aunque creo que no, ya que esta comienza dieciséis años antes y termina un año después, según revela su título, Briefe 1911-1939.). Son más de seiscientas páginas que no tienen pierde, editadas y prologadas por un amigo personal de Joseph Roth, y excelente escritor por añadidura: Hermann Kesten. A este hombre le debemos eterno agradecimiento quienes amamos la figura y la obra de Roth, porque su epistolario nos lo revela de cuerpo entero y de alma entera, generoso, atrevido, satírico, doliente, brutal a veces, y otras tierno hasta la melaza, magistral casi siempre en su escritura, hasta en las misivas más breves; un hombre y un escritor en una simbiosis indisoluble y a una altura de pensamiento que en raras ocasiones se encuentra en este género. Aunque luego me ocuparé más en detalle del tema, vaya por delante que el mayor número de sus cartas es el de las dirigidas a Stefan Zweig, así como también son de Stefan Zweig el mayor número de cartas que no son de Joseph Roth en este volumen. Porque esa es otra: Kesten tuvo la feliz idea de imprimir no sólo las cartas de Roth, sino añadir las que se han conservado de entre las que recibió. Es más, incluye algunas en la que Roth sólo es el motivo, como la de Einstein al editor estadunidense de nuestro autor y que no me resisto a traducir: Princeton nJ , 24/ii /1935 Estimado Sr. Hübsch, le estoy realmente muy agradecido por haberme enviado este libro tan confortante. [Se trata de Job, y continúa Einstein:] Leyéndolo se comparte el dolor por las injusticias y dolores que la ceguera anímica de los tiempos presentes le han infligido a un alma humana clara y bondadosa, y se siente uno sorprendentemente liberado gracias a esa objetividad de la que sólo es capaz el temperamento artístico tocado por la gracia. Le saluda amistosamente, suyo, A. Einstein.
Joseph Roth, manuscritos (presumiblemente de 1934) Archivo del exilio alemán de 1933-1945 de la Biblioteca Alemana
Posdata: Le ruego que haga llegar esta carta al respetado autor, y a usted lo autorizo con mucho gusto para hacer de ella el uso que crea necesario en favor de la difusión del libro.
Valga este hermoso testimonio como botón de muestra de las cartas que no son de Roth en el libro que comento, y traduciré ahora dos fragmentos de sendas cartas suyas a Klaus Mann, el hijo de Thomas Mann y autor del célebre Mephisto. Desde el exilio al que se marchó en 1933, cuando los nazis tomaron el poder, Klaus Mann dirigió Die Sammlung, revista literaria mensual que contaba con el patronato de André Gide, de Aldous Huxley y de su tío Heinrich Mann, y se imprimía y lanzaba desde Ámsterdam, el gran puerto de refugio (con la editorial Querido) para la diáspora publicística alemana. Pues bien, he aquí entre otras cosas lo que Roth le escribe a Klaus Mann con fecha 12 / i /1934. Es un fragmento que selecciono por lo mucho que dice, pero más aún, sin duda alguna, por lo mucho más que deja leer entre líneas: En el último número de Die Sammlung publica usted un artículo bastante largo (y además bastante sagaz) de Golo Mann sobre Ernst Jünger. Lo considero en extremo adiplomático [En las citas de Roth las cursivas son siempre suyas.] Hay, por así decirlo, una política de la emigración alemana. No nos metamos en la cuestión de la importancia de Jünger. Supuesto el caso de que tuviese alguna –pero según mi opinión es un insensato, un bárbaro y un confuso–, o bien habría que dejar de tomarlo en cuenta, o bien despacharlo con dos frases desdeñosas. En estos tiempos, una revista no está para dedicarse al negocio literario ni a la política literaria. Usted mismo ha demostrado que lo sabe a través de sus juiciosas reseñas de libros. ¿Es que hemos abandonado Alemania para llamar la atención fuera, en todo el mundo, sobre las “interesantes” no-
en sus cartas vedades literarias del bárbaro paganismo? ¿Es necesario hacerlo? Pero hay algo más: la revista de usted se dirige a emigrantes, a literatos, a los guías del amplio público que son enemigos absolutos de la especie Jünger. Usted no solamente los ofende, usted los insulta. Pues todo individuo es presumido y se pregunta, no sin razón, ¿por qué no publican seis páginas acerca de mí? (Apenas necesito decirle que no me cuento en ese número). En otras palabras, se crea usted enemigos innecesarios.
En aquellos lejanos tiempos, el correo tenía una eficacia con la que hoy sólo podemos soñar. La carta de Roth, del 12 de enero, escrita en París, la responde Klaus Mann en Ámsterdam el 14 del mismo mes, y esa respuesta de Mann le merece a Roth, en París, sólo dos días después, el día 16, la siguiente contestación: Estimado Sr. Klaus Mann, le quedo muy agradecido por su carta del 14/i . Si usted se remite a los comunistas, “emigrantes radicales” como usted los llama, quienes le habrían dicho que su tarea consiste en describir exactamente las cabezas más interesantes del campo enemigo, ese no es un argumento (al menos para mí). Para mí, las cabezas comunistas de los alemanes (de los alemanes, insisto) no son muy distintas de las de los nazis. Independientemente de ello se equivoca usted si cree que Jünger tiene alguna influencia en Alemania. Con prescindencia de todo lo que se podría decir de él, desde mi punto de vista, es humanamente tan honesto que la gente en Alemania siente mucha desconfianza frente a él. Así que no es “políticamente actual” tan interesante como creen los comunistas. En cualquier otra dimensión (como escritor, “pensador” o lo que usted quiera) es una cabeza de chorlito. Pero si no hay dentro del iii Reich una diferencia entre su honradez humana privada y la absoluta falta de honradez (inclusive la humana privada del iii Reich), entonces, para mí y para muchos otros, hay hacia afuera una identidad entre Jünger y Goebbels. Ya sea que por confusión o por necedad haya preparado o apoyado la ideología bestial del nacionalsocialismo, y eso sin dejar de ser un hombre honrado, entonces es de veras ridículo que en una revista de los emigrantes, sus víctimas mediatas e inmediatas, se le dediquen seis páginas, aunque sean desfavorables.
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a incluir en el sobre “una pequeñez [...] sólo para que esté un par de días sin preocupaciones”, añade luego la siguiente posdata: “No, no incluiré la pequeñez en el sobre, se la envío a Kesten [en cuya casa de Niza se alojaba Roth por aquel entonces] para que él le compre lo más necesario. Por una carta posterior, de Roth a Zweig, nos enteraremos de que la pequeñez fueron 10 £ (¡de las de 1934!), las cuales Kesten aún no se las ha entregado, y lo comenta con amargo humor: “Pienso que un buen sudario sería una buena inversión.”
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n esa correspondencia con Zweig, llega el momento fatal de la anexión de Austria por Hitler,
el ominoso Anschluss del 12/iii /1938, y sobre ambos exiliados se cierne la sombra de un futuro incierto. Stefan Zweig piensa ya en la huida al Brasil, y Roth debe haber pensado también en América (no necesariamente Latinoamérica) como refugio. Registro por ello con carácter de curiosidad este breve párrafo de la última carta que se conserva de las enviadas a Zweig por Roth, fechada el 10/x/1938 en París: “El jefe superior de la policía mexicana me ha escrito espontáneamente. Puedo ganarlo para mi causa. De inmediato. Pues se trata de un viejo oficial austríaco.” En su magnífico prólogo al volumen Briefe 19111939, Hermann Kesten se pregunta qué habrá sido de la mayoría de las alrededor de 5 mil cartas que escribió Roth, y comenta, no sin cierta triste ironía, que ese hom-
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bre que coleccionaba cuchillos y bastones (en especial bastones con estoque) no se ocupaba en cambio de conservar ni archivar sus cartas, aparte de que tampoco andaba rodeado de libros ni manuscritos: “Escribía una carta comercial, después una de amor, cartas a editores, a colegas o a lectores y a esposas de colegas, a políticos y periodistas, a rabinos y a los hijos de un emperador, a compañeras de cama y a compañeros de exilio, a mecenas y a quienes le escribían suplicando ayuda, a sus primas y al Santo Padre en Roma. Era uno de los más atareados corresponsales.” Pero, dice Kesten: “Hasta donde yo sé, ni siquiera tuvo nunca una cuenta en un Banco.” A lo que añade: “No poseía ejemplares de sus propios libros ni los recortes de las críticas de ellos. Y en cuanto a las novedades que iban apareciendo y le enviaban los editores, con frecuencia las arrojaba defraudado a la papelera después de leer las primeras páginas.” Del epistolómano infatigable, y afortunadamente recuperado, aunque sólo sea un diez por ciento de su correspondencia total, hay una luminosísima instantánea que nos brinda Kesten: “Muchas veces he estado sentado, ocioso, junto a Roth, y él escribía cartas, una detrás de la otra, con ágil precisión y letra diminuta, sin interrupción, como si escribiese un dictado; un escribiente decidido y tenaz que pesaba cada palabra, cada ocurrencia, cada emoción, con la exactitud de una balanza de orfebre. Y eso sin dejar de escribir a la velocidad instintiva de un buen centroforward.” Dan ganas, de a de veras, de sentarse a una mesa en una terraza, poner la hoja en blanco al lado de la copa de Chardonnay frío, y empezar: “Querido Joseph Roth:”
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Zweig y Roth en Ostende, Belgica, en 1936
Como dejé dicho, la mayor parte de la correspondencia conservada de Joseph Roth es el intercambio epistolar con Stefan Zweig, quien tenía en la más alta estima posible la obra de su colega, al que consideraba un genio, y no sólo eso, sino además el modelo de lo que debería ser un verdadero creador, al que ayudó de todas las maneras imaginables, también con dinero contante y sonante... si bien a veces, después de anunciarle en alguna carta, como una de julio de 1934, que le va
en nuestro próximo número:
los RostRos de la posmodeRnidad: la cultuRa naRcisista
maRio campuzano
La Jornada Semanal @JornadaSemanal jsemanal@jornada.com.mx
ARTE Y PENSAMIENTO ........
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Naief Yehya
Agustín Ramos
STA ZONA DE HOSPITALES me da frío. La primera vez que vine en calidad de paciente fue a mitad del año que acaba de irse mucho... Me trajeron mis crías, que son adultas, claro, pero jamás antes necesitaron demostrarlo. Llegué a bordo del Fí-ga-ro-sí, flamante bólido de la mayor, que de buenas a primeras se internó en esta selva como Pedro por su chante… Aunque no me internaron como todos (Judas incluido) temíamos, concedieron de inmediato una consulta externa (el término “conceder” no representa un rasgo de mi típico estilo elegante, je je, no, es el verbo preciso para designar el privilegio de prioridad en un hospital desborda-
Susan Sontag
do por la demanda y por la exigüidad conocida y misteriosa sea su enfermepresupuestal). La facultativa que se me dad, su “mal” es mayor… Estas reflexioasignó (de esta mamonería sí me hago nes paran y se sintetizan en dos afirresponsable, porque estoy muy agrade- maciones: “La enfermedad [es] tan cido, muy agradecido, muy agradecido legítimamente natural como la salud…” con quien) ordenó el madral de exáme- Sin embargo, conforme más se le conones… El cumplimiento de los mismos ce más se va precisando el lenguaje no fue menos expedito (saco). De mi terapéutico, de modo que algún día “sí estancia se hizo cargo la menor, porque será moralmente lícito, como no lo es mis vástagas y sus parejas se pasaban hoy, usar el cáncer como metáfora”. Pero, ¿acaso la misma palabra “enla estafeta según conviniera a sus responsabilidades maternas, laborales y fermedad” no es, en sí misma, una meacadémicas, sin molestar ni alarmar a táfora? Para no hablar de las llamadas nadie más, en parte por autosuficiencia enfermedades mentales; desde el déy en parte, sospecho, porque lo mío, co- ficit de atención y los trastornos de esmo dice Celia, es mental. A las citas e trés postraumático, pasando por, ¡uf!, el indagaciones subsiguientes acudo so- mal de amores, hasta llegar a la uf y relito y solo (snif ), lo que todavía es más contrauf locura. Para quienes viajan en de admirar, porque no cualquiera tran- Metro y para quienes, con o sin título sita las transotas de ado (que a cada rato universitario, curan de verdad, no hay sube la tarifa), el Metro, el tren ligero y enfermedades sino enfermos. Sin emrutas anexas nachas. Y, lo dicho, sin me- bargo, ¿qué sucede cuando tales inditáfora, sigo necesitando abrigo para viduos, sobre todo los denominados “enfermos mentales”, sobresalen notovenir aquí. Para “liberarnos de metáforas si- riamente en alguna actividad? Por una niestras”, Susan Sontag se propuso parte el eje más sólido de la antipsidemostrar que, al menos por ahora,“la quiatría rechaza las fronteras convenenfermedad no es una metáfora”. Y en cionales entre comportamientos “nordos libros elaboró una filosofía de las males” y “anormales”; por otra hay patologías de la mente y el cuerpo hu- quienes, como Buero Vallejo en Locos manos: el ser de las enfermedades, la egregios, reconocen y (ojo) superlativiética con que se abordan y la retórica zan la “anormalidad” particular de algupara calificarlas (descalificarlas, mejor nas figuras históricas. Ahora mal, sadicho). En La enfermedad y sus metáfo- biendo lo que significa la normalidad ras resalta el primer fallo ante la enfer- para el egregio autor de La historia de la medad, la ignorancia. De esa ignorancia, locura: la domesticación de la naturaque podría considerarse inocente, pa- leza humana, su ubicación dentro de samos a fantasear y mitificar, encami- una normativa en la que la norma equinándonos mediante simplificaciones a vale al redil, a las redilas, a la reja de un metaforizar la enfermedad como “el penal emocional y, sabiendo también mal”, un mal mediante el cual se enjui- lo que son para él las figuras históricas, cia (y condena) al enfermo. Dicho de decreto que, enferma o sana colita de otro modo, el desconocimiento de una rana, la literatura seguirá siendo el arte determinada enfermedad incuba un que, a veces errando y a veces acertanmito. La vulgarización de ese mito deri- do, mitificando siempre, irá a la vanva en acusación contra la enfermedad, guardia contra los misterios de la huculpabilizando al enfermo y confirien- mana naturaleza. Yo, el rey. …Tanto choro para dar y desear grado potestad de juez a quien se autoconsidera sano. Por lo anterior, además de cias a quienes, allá se los haya, me mantener una enfermedad, el paciente su- tuvieron vivo el año en que la huesuda fre el estigma de que mientras menos anduvo en chinga •
Obama, el primer presidente de la guerra permanente (ii y última) La guerra remota Barack Obama eligió el dron como su método preferido para pelear guerras de baja intensidad. El sueño era eliminar únicamente a los líderes y a las amenazas inminentes sin causar daño colateral. Por tanto, el “líder del mundo libre” apostó la seguridad del planeta a una kill list o lista secreta de personas para ser eliminadas. Durante los últimos ocho años, Obama y su administración crearon una infraestructura para asesinar a gente sin tener que rendir cuentas a nadie. Consolidaron una flotilla de drones desplegada sobre una variedad de países incluyendo Afganistán, Paquistán, Irak, Siria, Yemen, Libia y Somalia. Obama lanzó su primer ataque con drones apenas tres días después de asumir su cargo, el 23 de enero de 2009: dos drones dispararon sobre un grupo de sospechosos en Paquistán matando a quince personas. Según reportes, ninguno de ellos era líder de Al Qaeda ni estaba en la lista de muerte. A partir de entonces condujo miles de asesinatos extrajudiciales (2 mil por lo menos de acuerdo con el propio conteo oficial), en contra de presuntos terroristas. Una auténtica carnicería masiva internacional que no fue supervisada por el Congreso, la onu o cualquier otra institución. No solamente esta campaña costó la vida a numerosos inocentes, sino que además agravió a millones que ven en ella una actitud cobarde y cruel de parte de un agresor al cual no se puede confrontar. Esta robotización de la muerte ha servido como una poderosa herramienta de reclutamiento para el ei, Al Qaeda, el Talibán y otros grupos radicales. Podemos interpretar esta estrategia como una de las facetas de la proverbial política de las manos sucias, en la que un líder debe cometer actos inmorales para proteger a la población o impedir un mal mayor. Donald Trump, un hombre que aseguró que volverá a emplear la tortura, “el waterboarding y mucho peor”, que ha amenazado con matar a los familiares de los terroristas, bombardear a sus enemigos hasta reducirlos a polvo, y que no tiene ningún respeto por las leyes internacionales, está a punto de heredar esta política de manos sucias, este sistema secreto de eliminación de “enemigos del Estado”.
DesconsueLo El triste legado de Obama, un hombre que desconfía de la efectividad del intervencionismo estadunidense, es que pasó más tiempo en guerra durante su presidencia que ningún otro presidente estadunidense: dos períodos completos sin conocer un solo día de paz. Por supuesto que las tropas que él deja desplegadas en los diferentes teatros de combate son muchísimas menos que las que dejó Bush. Obama trató de evitar que estas guerras dominaran toda su presidencia, por lo que
intentó limitar su impacto en la sociedad y evitó movilizar a la población. Sin embargo, esto no resolvió uno solo de esos conflictos. Resulta desconsolador ver que por una vez un presidente estadunidense optó por considerar la paz y fracasó, que quiso emplear la diplomacia y fue embaucado, trató de usar recursos tecnológicos militares para evitar las masacres y terminó convirtiendo el mundo en un campo de batalla.
La cabaLLería no LLegará aL rescate La fantasía de que eu estaba siempre listo para rescatar a poblaciones enteras de gobiernos dictatoriales y milicias genocidas inspiró a parte de la humanidad, desde Vietnam hasta Cuba, pasando por Sarajevo y Kuwait, durante el siglo xx. Esta ilusión no sobrevivió en el siglo xxi ni al cinismo brutal de la Guerra contra el Terror, un conflicto sin fronteras ni limitaciones temporales ni enemigos definidos. Obama llegó a la presidencia esperando ser un “constructor de naciones” no un destructor de culturas y terminó volviéndose el símbolo de la “presidencia letal”, como escribió Tom Junod en Esquire.
obama, asesino seriaL Barack Obama es un ciudadano modelo, racional, educado, honorable, decente y Premio Nobel de la Paz. Como presidente creyó que podría erradicar la desigualdad, eliminar el racismo y el sexismo, trabajar positivamente con la oposición, dedicar más recursos a la ciencia y el desarrollo, proteger los derechos humanos en la nación y en el mundo. Sin embargo, se vio atrapado en la lógica paranoica de la Guerra contra el Terror, por lo que eligió la que creyó era la menos mala de las opciones al belicismo convencional: el asesinato como eje de la seguridad nacional. Al hacer suya la política de ejecuciones por fuerzas especiales y mediante drones, dio la espalda a la noción de capturar sospechosos así como al anonimato del combate y se situó en un terreno de ambigüedad moral, en el que se convirtió en el responsable directo de miles de asesinatos, en el ejecutor en jefe y en el asesino serial de la Casa Blanca. Si eso le sucedió a un hombre intachable como Obama, imaginemos lo que hará un individuo indecente e irresponsable como Trump con semejante poder •
JORNADA VIRTUAL
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TOMAR LA PALABRA
Gracias
naief.yehya@gmail.com
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........ ARTE Y PENSAMIENTO
Jornada Semanal • Número 1138 • 25 de diciembre de 2016
Alonso Arreola @LabAlonso
El universo Víctor Fosado
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N EL MUSEO Carrillo Gil se presenta una exposición fascinante y por demás singular: Víctor Fosado: con mil diablos a caballo. Salvo quienes lo conocieron en vida, es muy probable que la mayoría de la gente no sepa hoy en día quién fue Víctor Fosado. Por eso resulta una gran aportación de este museo rescatar la imagen de un personaje sui generis cuya injerencia en distintos ámbitos de la cultura mexicana del siglo xx fue paradigmática y trascendental. Artista polifacético, inquieto e incansable, Víctor Fosado (1931-2002) exploró una gran diversidad de terrenos, cosechando éxito en todo lo que emprendía: fue investigador, promo-
tor y divulgador del arte y las tradiciones populares mexicanas, pintor, escultor, músico, actor de teatro y participó en el cine como actor, diseñador de ambientaciones y escenografías, así como composición musical en películas de Alejandro Jodorowsky, Alfonso Arau, Paul Leduc, Alberto Isaac, Ronaldo Klein y José Nieto. Quizás su oficio más conocido es el diseño de sus soberbias joyas portantes que le valió una espléndida muestra en el Museo Franz Mayer hace unos años. Víctor Fosado fue un espíritu visionario con una imaginación y una energía desbordantes que dejó un legado invaluable a la cultura mexicana de la segunda mitad del siglo xx, como se puede apreciar en la presente exposición. Como bien apunta Guillermo Santamarina en su texto de introducción a la ecléctica muestra, Fosado es ejemplo del proceso interdisciplinario que hoy forma parte crucial del discurso de la estética contemporánea. Desde muy pequeño abrevó en las fuentes de la cultura nacionalista postrevolucionaria y tuvo una formación abierta y sin fronteras a todos los lenguajes de la creación artística. Su padre, Víctor Fosado Contreras, abrió en 1940 la primera tienda que vendía arte popular en México –Víctor Artes Populares, en la calle de Madero, en el Centro– donde Diego Rivera compraba sus famosos Judas. Víctor hijo trabajó ahí desde niño, al mismo tiempo que estudiaba pintura y música. Con su padre recorrió el país para visitar las comunidades indígenas donde pudo ver y experimentar las tradiciones más arraigadas. Durante un par de años estudió en la Escuela de Antropología, pero sus investigaciones –sobre todo en torno a la música prehispánica– fueron desarrolladas a través del contacto directo con los propios indígenas. Se presenta en la muestra un video de entrevistas realizado por Emilio Maillé (también se puede ver en Youtube:https//www.youtube.com/ watch?v=cO8SPSOtM4) en el que se recogen testimonios de numerosos y muy diversos artistas que esbozan la versatilidad del genio creativo de Víctor Fosado, y todos coinciden en que fue un personaje cautivador en el más amplio sentido del término. Su participación en los circuitos más vanguardistas en los años sesenta y setenta dejó huellas indelebles. A partir de su profunda investigación sobre la música autóctona, aprendió a tocar el teponaxtle y otros instrumentos, y fue pionero en la creación de música con raíces indígenas. Con Juan José Gurrola formó en 1970 el grupo Escorpión en Ascendente y grabó el mítico disco Música en silencio, considerado el primer jazz auténticamente mexicano; acuñó el término “música neuro-atonal” para referirse a ese género totalmente experimental y vanguardista. Con Luis Urías y Antonio Zepeda formó el grupo El Inconsciente Colectivo, donde a la música experimental integraron poesía y textos indígenas. Fue creador también de los espectáculos escénicos Fortuismos ensayo alquímico y Desmonólogo para teatro de cámara y participó en el experimento de la Danza hebdomadaria, de Rocío Sagaón. En 1967 abrió el Café Las Musas y la Galería Víctor en la calle de Filomeno Mata, espacios de difusión de la música, teatro y artes plásticas y populares donde, a decir de Felipe Ehrenberg,“reunió a la crema y nata de los excéntricos en México”. La curaduría y museografía de una exposición tan complicada por los diferentes temas que abarca estuvo a cargo de Víctor Fosado iii y el galerista Julien Cuisset (Le laboratoire), quienes lograron presentar con maestría los diferentes núcleos temáticos para que el espectador capte las conexiones entre las diferentes facetas de Fosado y entienda que su creación fue un constante vaivén entre la tradición del México antiguo y profundo y las vanguardias nacionales e internacionales de su época. “¡Con mil diablos a caballo!” era la expresión que Fosado usaba para referirse al “acelere” que significaba su vida intensa y apasionada, inmersa en tantos y tan disímiles proyectos. Así se percibe en esta divertida y sorprendente muestra que es sólo un vistazo a lo que fue el Universo Fosado • 1. Víctor Fosado 2. Víctor Fosado, escultura y pintura 3. Vista de la exposición
ARTES VISUALES
Germaine Gómez Haro germainegh@casalamm.com.mx
Regálese estos discos, lectora, lector
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ELIZ DÍA DE ASUETO y fiesta, lectora, lector. ¿Recibió el regalo deseado? ¿Hubo dinero para cumplirle capricho a sus seres amados? ¿Le duele la panza? ¿El alcohol causó estragos? ¿Se arrepiente de lo que dijo pasadas las 3 am? ¿Jura que el próximo año hará las cosas de manera diferente? Entendemos. Nosotros aún estamos tendidos en la cama, lejos de la Navidad presente, recordando árboles y esferas de infancia adolescente. En un rato vamos a levantarnos para revisar el periódico La Jornada y, dentro de él, esta precisa edición de La Jornada Semanal que tiene frente a los ojos y en la que intentaremos repasar los nombres
de figuras musicales conocidas cuyas obras de 2016 fueron celebradas unánimemente. Comenzaremos diciendo que los álbumes Blackstar y You Want It Darker, de los desaparecidos David Bowie y Leonard Cohen, respectivamente, se llevan las palmas de nuestro corazón. Son obras magistrales que muestran asuntos maravillosos. Uno: el buen envejecimiento, la madurez y la serenidad que estos autores tuvieron para seguir avanzando sin atender expectativas o presiones externas, por el solo interés de construir preguntas y ensayar respuestas. Otro: ambos se despidieron sabiendo que habían llegado al punto final de su carrera. Digamos que utilizaron el estudio de grabación para escribir una última carta cifrada, llena de provocaciones y retos, examen para una exégesis con bisturí. Bowie y Cohen, Cohen y Bowie, dos genios muertos en actitud de ataque. Otro disco en que coinciden propios y extraños es We Got It From Here… Thank You 4 Your Service, del reunido combo de rap de los noventa A Tribe Called Quest. Una producción sorprendente, abigarrada a base de sampleos, programaciones, arrebatos vocales y numerosos invitados cuya estructura es la de una historia a dieciséis tracks. Hablamos de una masterización que hace retumbar los vidrios de la habitación, los intestinos y el plato de sopa. Phife Dawg (muerto a inicios de 2016), Ali Shaheed Muhammad y Q-Tip, miembros fundadores de la Tribu, organizaron una auténtica fiesta de negritud a la que se sumaron Busta Rhymes, Kendrick Lamar, Kanye West y André 3000, así como un par de blancos y talentosos convidados: el guitarrista Jack White y el compositor y pianista Elton John. Entretenido, experimental, extraño, agridulce… es la mejor manera que el trío tuvo para reconciliarse, decir adiós y acrecentar la lista de trabajos míticos, como The Low End Theory de 1991. Nos da gusto, por otro lado, que Charles Bradley, cantante de soul, rhythm and blues y funk con casi setenta años de edad, haya golpeado tantos oídos cansados de la “perfección” con que se graba la música de nuestros días. Bajo el título de Changes, su tercer álbum en estudio, es una oda, un homenaje a la manera en que James Brown y sus contemporáneos producían discos. Una joya interpretativa que nos obliga a pensar en la voz como vehículo de plegarias, súplicas y reclamos trascendentes. Once piezas sin desperdicio con las que Bradley
ofrece una máquina del tiempo para transportarnos a finales de los años sesenta. Coros, metales, baile, desgarramientos, todo cabe en esta producción del guitarrista de The Budos Band y Menahan Street Band, Thomas Brenneck, hombre comprometido con la naturaleza del género y que supo cobijar a Bradley de la mejor manera, sin obligarlo a fusiones forzadas más allá de “Changes”, canción original de Black Sabbath, transformada aquí para darle nombre al álbum y crear puentes intergénero. Un trabajo bellísimo. Atendiendo a las mismas ganas de continuar, otros viejos guerreros que también sumaron trabajos a las listas más respetadas de 2016 fueron: Iggy Pop con su tremendísimo Post Pop Depression al lado de Joshua Homme (Queens Of The Stone Age), ampliamente reseñado en esta columna; Nick Cave & The Bad Seeds con Skeleton Tree, una obra oscura que le permitió exorcizarse tras la muerte de su hijo; Radiohead con A Moon Shaped Pool, más etéreo y poético que sus recientes entregas; los Rolling Stones con Blue & Lonesome, grabación realizada en tres días –con la colaboración de Eric Clapton– en la que sus Satánicas Majestades homenajean a viejas estrellas del blues; Paul Simon con Stranger to Stranger, una elegante colección de once temas que combinan el espíritu de la África acústica con las programaciones del pop y que cuenta con invitados notables como Bobby McFerrin y Jack Dejohnette. Una deliciosa urdimbre que apuesta por el ritmo y la melodía sin profundizar en la matemática armónica. Dicho esto, también hubo artistas nuevos, jóvenes, cuyos lanzamientos fueron excepcionales en 2016, un año violento en México y el mundo y que, aunque sea un poco, puede reconfigurar su bondad a través de la música. Pero de ellos hablaremos luego. Mientras tanto busque la sustancia de estas fuentes probadas, cada vez más sabias. Buen domingo. Buena semana. Buenos sonidos •
BEMOL SOSTENIDO
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ARTE Y PENSAMIENTO ........
25 de diciembre de 2016 • Número 1138 • Jornada Semanal
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Jorge Moch Ana García Bergua
tumbaburros@yahoo.com Twitter: @JorgeMoch
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L DÍA 25 DE DICIEMBRE, los niños de la familia Sánchez se despertaron temprano para abrir sus regalos. En lugar de ellos se encontraron a un señor sentado bajo el árbol de Navidad. Los niños Sánchez creyeron haber cachado a Santaclós y pegaron gritos de emoción. Por el contrario, sus padres, que esperaban descubrir a sus polluelos en plena magia navideña, pensaron que era un vil ladrón. Antes de que pudieran pensar en llamar a la policía, con los terrores y las desconfianzas del caso, el hombre se levantó y les dijo: Yo soy su Regalo de Navidad. Bailo, canto, limpio, fijo y doy esplendor. La familia Sánchez se quedó patidifusa. El Regalo, vestido
con un curioso traje de labrador que no carecía de encanto –especialmente la camisa de cuadritos, pensó la señora Sánchez, tan bien combinados– dio unos ágiles pasos y preguntó: ¿por dónde empiezo? Por la cocina, le indicó rápidamente Rosalba Sánchez, pensando que si era un sueño convenía aprovecharlo al máximo. Quedó un platerío tremendo, ayer vino toda la familia, añadió. Y, en efecto, la casa estaba hecha un horror, eso sí, lleno de moños y esferitas. Rubén Sánchez, el paterfamilias, tuvo una mejor idea y le indicó al Regalo dónde estaba el expendio de barbacoa. Aquí a dos cuadras, das la vuelta a la derecha. Junto venden cerveza, te traes dos caguamas. Pero los niños Sánchez estaban enfurruñados,. Qué clase de regalo era ese. ¿No que bailas?, preguntó Leonora Sánchez, pues baila. Y sin previo aviso, el Regalo ejecutó una danza llena de ilusión, tan buena que la música ni falta hizo. Para Serafín Sánchez, el más pequeño, dio una muy pasable exhibición de karate con el cenicero horrendo que le había obsequiado la tía Petunia al señor Sánchez la noche anterior. Muchas gracias por romperlo, dijo doña Rosalba, no sabía qué hacer con él. La familia Sánchez pasó una de las mañanas más felices de sus vidas. El incansable Regalo fue por el desayuno, dejó la casa hecha un espejo, bailó, cantó y hasta arregló la tele para que el señor Sánchez viera el futbol. Los regalos originales –estaban ocultos bajo el trasero del Regalo– hicieron las delicias de los niños. El matrimonio se pudo echar una siestecita y al rato ya estaba la comida. En la tarde se empezaron a preguntar qué harían con el Regalo o más bien qué harían sin él. ¿Tú crees que pueda ir a la oficina por mí?, susurró don Rubén. A lo mejor puede llevar a los niños a la escuela, sugirió su esposa que estaba empezando a tomar clases de natación. Por ahí puede pasar al banco y recoger la ropa de la tintorería. Hicie-
ron una lista muy detallada de cosas que encargarle, mientras escuchaban a los niños reírse de la función de circo que el Regalo les daba en el comedor. Y que esté aquí a las dos en punto porque tengo una cita con el médico. ¿Y si va a tu cita? No sería mala idea. ¿Se podrá enfermar por uno? En una de ésas… Al anochecer le preguntaron dónde dormiría. Bajo el árbol de Navidad, indicó el Regalo, ese es mi lugar. Sííí, palmoteó Leonor Sánchez, así nunca, nunca, quitaremos el árbol. Nunca nunca, repitieron los papás Sánchez. Se pusieron a tomar café con leche y galletas, y la idea de nunca quitar el árbol les revoloteaba por la cabeza. ¿Hasta en el verano tenemos que dejarlo? El Regalo estaba cantando canciones de Bing Crosby y no respondió. ¿En la época de lluvias también, en los calorones de mayo? A la señora Sánchez ya no le pareció tan guapo el Regalo, ni tan bonita la camisa. Se lo imaginó sentado bajo el árbol de Navidad, todas las noches de todo el año, el árbol secándose, las esferitas rompiéndose una a una… Habrá que estar renovando el árbol, exclamó Rubén Sánchez, y ponte a encontrar árboles de Navidad en junio. ¿No puede dormir en otro lado? El Regalo meneó la cabeza. Les empezó a parecer como una de esas mascotas exigentes y caras. Quizá no es para nosotros, murmuraron. Miraban a los niños trepando por los brazos del hombre, felices, y pensaban cómo explicarles, cómo decirles que el Regalo no se podría quedar. Es como esos milagros de las películas, se desvanecen al final para que los personajes puedan seguir sus propias vidas, dijo con sabiduría la señora Sánchez y el señor Sánchez la encontró guapísima. Y apreciar lo que tenemos, añadió con entusiasmo. Y todas esas cosas, zanjó ella. ¿Pero ahora cómo les decimos? El Regalo se había puesto a bailar y cantar cargando a los niños. De repente, Serafín Sánchez le mordió una oreja. ¡Sabe a chocolate!, exclamó •
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IN DUDA DEBIÓ AYUDAR en sus inicios, allá por los finales de los años cuarenta e inicios de los cincuenta –justo cuando nacía la televisión como el medio masivo de comunicación que revolucionaría el mundo– ser hermano menor de un prolífico actor, director cinematográfico y productor como fue Lord Richard Samuel Attenborough, Bón Attenborough de Richmond-Upon-Thames, pero sería terriblemente injusto negarle a David Attenborough merecido reconocimiento como uno de los más grandes divulgadores de ciencia natural del mundo y colocarlo en la misma categoría de los grandes nombres de la ciencia que la han hecho de alguna manera accesible a nosotros, los de a pie, divulgando asombros y multiplicando hallazgos. Agnóstico por definición propia, cosa no menor porque ha sido confrontado y cuestionado, sobre todo por la ultramontana cristiana estadunidense ante su constante defensoría de la evolución de las especies como explicación plausible de la diversidad biológica, mientras reafirma un tozudo y afortunado desdén a creacionismos religiosos, David Attenborough es un pionero occidental moderno, como Wallace o Shackleton, como el mismo Darwin, y quizá sea, junto con el capitán francés Jacques Cousteau, el occidental más famoso por sus programas de televisión acerca de la vida de la fauna y la flora en nuestro planeta. Es gracias a David Attenborough que muchos seres humanos conocimos la vida en regiones remotas del planeta y sobre todo la existencia y la fragilidad de numerosos ecosistemas habitados, como él mismo ha dicho muchas veces, por los verdaderos dueños de este planeta. Es antológica su disertación sobre el Génesis bíblico judeocristiano como origen de ese complejo de superioridad que supone antropocentrismo absurdo, abusivo y explotador que se traduce luego en extinción, ausencia y muerte. El mundo moderno puede dar fe de todo ello hoy. Las aventuras de Attenborough comenzaron hacia mediados de la década de 1950 en una Inglaterra ansiosa de dejar atrás el horror de la segunda guerra mundial que además, en pleno auge de la cinematografía, vería nacer a la televisión como un valioso instrumento de divulgación de contenidos informativos y culturales; como es sabido, el modelo británico de la televisión, que tomó cuerpo en la Brittish Broadcasting Company, o bbc, fue desde un principio de carácter público y con marcaje gubernamental en lo que toca a contenidos. Lamentablemente, por estos rumbos la cosa fue muy otra con el modelo estadunidense, fundamentado en la propiedad privada y el albedrío empresarial que, como sabemos quienes tenemos que padecer a Sony Television,
Televisa, Tv Azteca o Cadena Tres, deja enormes fortunas, pero genera contenidos televisivos de una pobreza lamentable. Attenborough se lanzó a hacer televisión de divulgación naturalista primero como productor. Su primera creación fue el famoso programa Zoo Quest, que fue por décadas el favorito de muchos hogares ingleses y luego, cuando la bbc expandió sus horizontes de teleaudiencia a otros lugares del mundo, para millones de televidentes ávidos de sorpresas. En realidad, el conductor era un biólogo encargado del serpentario del zoológico de Londres, Jack Lester. La primera producción de Zoo Quest fue documentar la expedición de búsqueda de ejemplares vivos en Sierra Leona, en África. La fotografía estuvo a cargo de Charles Lagus. Esa primera expedición supuso varios metros de pietaje fílmico con el que Attenborough produjo su primera serie de documentales. La siguiente excursión fue en 1955 a lo que entonces se conocía como Guayana Británica y hoy conocemos como República Cooperativa de Guyana, en vecindad con Venezuela y Brasil, con el que comparte una porción del Mato Grosso. En el transcurso de las filmaciones en Guyana, Lester cayó gravemente enfermo y de hecho no se recuperó jamás, y murió poco después. Entonces Attenborough ocupó el lugar de su amigo y desde entonces ha sido uno de los más grandes embajadores del conocimiento científico. Desde los pininos de Zoo Quest hasta las más recientes producciones en las que aparece Attenborough, como su Birds of Paradise, o los fascinantes capítulos de Life on Earth de la bbc , Sir David Attenborough ha logrado reunir a lo largo de décadas de trabajo una impresionante cantidad de reconocimientos –títulos nobiliarios y condecoraciones, membresías honorarias a reputadas asociaciones filantrópicas y doctorados– que, como él mismo ha dicho alguna vez, no son nada en comparación al enorme agradecimiento de su público en el mundo. Gracias, Attenborough •
CABEZALCUBO
Attenborough
PASO A RETIRARME
Un cuento de (Post)navidad
........ ARTE Y PENSAMIENTO O
Jornada Semanal • Número 1138 • 25 de diciembre de 2016
Luis Tovar
Juan Domingo Argüelles
Twitter: @luistovars
El cine en México: la brutalidad y la estulticia (i de ii)
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SÍ COMO HAY “aedas” hay “aedos”, así como hay “analfabetas” hay “analfabetos”, “autodidactas” y “autodidactos”, “retrógradas” y “retrógrados”, “soldadas” y “soldados”, “histriones” e “histrionisas”, “profetas” y “profetisas”, “sacerdotes” y “sacerdotisas”, porque a cada adjetivo y sustantivo masculino se opone un adjetivo y sustantivo femenino, ya sea por desinencia o bien por artículo, en el caso de los términos que se utilizan lo mismo para el masculino que para el femenino, como en “el modista” y “la modista” (que no, por cierto, el modisto, pues no decimos el artisto, sino “el artista” y “la artista”).
La derivación de profeta-profetisa y sacerdote-sacerdotisa es exactamente la que rige a “poeta” y “poetisa”, que no es el caso de “pitonisa” porque este sustantivo carece de forma masculina, pues se refiere específicamente a una mujer: la sacerdotisa de Apolo, que daba los oráculos en el templo de Delfos sentada en el trípode y que, por extensión, se aplica siempre a la adivinadora, encantadora o hechicera. Siendo un oficio únicamente femenino, que parte de una figura mitológica femenina y un personaje legendario femenino, no hay “pitonisos” por supuesto; en todo caso, son adivinos. El drae admite y precisa que “para el femenino se usa también la forma poeta”, pero privilegia el término “poetisa” (del francés medieval poétisse). María Moliner, al definir el sustantivo “poeta” (del latín poêta), dice: “Persona que compone poesía.” Siendo así no distingue el sexo. Pero acota que “poetisa” (del latín poetissa) es la “forma femenina de ‘poeta’. ” En el Clave, diccionario de uso del español actual, en la entrada “poeta”, hay también una acotación: “Aunque su femenino es poetisa, poeta se usa mucho como sustantivo de género común: el poeta, la poeta.” En los últimos tiempos, las poetisas han venido rechazando el término femenino que les corresponde por su oficio; esto por considerar que “poetisa” tiene un estigma de cursilería o ridiculez debido a tantas “poetisas” que “poetisan” así, con faltas de ortografía, y ausencia de talento, en lugar de “poetizar” como es lo correcto. Así lo entienden y así lo dicen porque en la historia de la poesía, desde el siglo xix, cierto tipo de “poetisas” se dieron más bien a la recitación y a la afectación. Siguiendo este criterio, pareciera que “poetisa” (para la mujer) equivale al “poetastro” (para el hombre). Es decir, “mala poeta” y “mal poeta”. Pero se olvida que también existen las “poetastras” que es el sustantivo femenino para las malas poetisas, tal como lo define la rae. En el Libro de estilo del diario español El País se hace énfasis en lo siguiente: a pesar de que la Academia admite también “la poeta”, poetisa es el “feme-
nino correcto de poeta”. Y en su Diccionario de usos y dudas del español actual, José Martínez de Sousa, define el término “poeta” como “hombre que compone poesías” y a él le opone el sustantivo “poetisa” como “mujer que compone poesías”. Acto seguido afirma: “No se entiende por qué esta forma es rechazada precisamente por las mujeres que escriben poesía, algunas de las cuales tienden a decir de sí que son poetas. El peligro que se corre con estas decisiones es que dentro de un tiempo a alguien se le ocurra convertir poeta masculino en poeto... Ya se ha dado con una pareja como modista/modisto.” En su Repertorio de disparates, Pedro Gringoire señala lo siguiente: “Se pretexta que la voz poetisa ha adquirido un matiz peyorativo, pero si así fuera lo que habría que hacer es dignificar el término y no eliminarlo. Lo cierto es que ni poetisa ni poeta implican calidad. Por su etimología (griego poieo, hacer), el poeta y la poetisa son los autores de obras poéticas, buenas o malas, y hay tantos malos poetas cuanto malas poetisas. Y si la Academia define que poeta es el que tiene las facultades necesarias para componer obras poéticas, así define también a la poetisa. No hay razón, pues, en el uso de un vocablo masculino aplicado a persona del sexo femenino. Eso es incurrir en machismo gramatical.” Sea como fuere, muchas mujeres que escriben poesía hoy revindican, para sí, el término “poeta” como sustantivo de género común. En México, quizá la última gran poetisa que reivindicó el sustantivo femenino como identidad de su oficio fue Rosario Castellanos, quien en su poema “Pequeña crónica” escribe: “Virgen a los treinta años ¡y poetisa!” Pero aun asumiendo dicho sustantivo no dejó de ironizar al respecto, en relación con las poetisas típicas de Hispanoamérica. Sentenció y explicó: “No soy más que una poetisa (poetisastra o poetastrisa, proponía Mejía Sánchez como alternativas) que escribe ¡también! sobre el amor. ¡Manes de Delmira Agustini, de Juana de Ibarbourou, de Alfonsina Storni, estaos quedos! No es precisamente lo mismo. No quisiera yo resignarme a que fuera lo mismo” •
JORNADA DE POESÍA
Poetas, poetisas
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OR LA IMPORTANCIA que tiene, se reproduce aquí la parte sustancial del comunicado que la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas de México (amacc) difundió el pasado martes 13 de diciembre:
Los recortes presupuestales a los programas culturales de la sociedad atentan contra la diversidad y pluralidad de contenidos y voces en el cine. Hoy, los festivales, muestras, encuentros y foros donde se presenta el cine mexicano y del mundo, son espacios fundamentales de difusión ante un discurso único, complaciente y de fórmula que se privilegia en las pantallas comerciales.
[…] Nos sorprende particularmente que una de las más sólidas estructuras de la industria cinematográfica y del mundo cultural de nuestro país reciba una merma económica en lugar de fortalecerla. El recorte que hemos recibido pone en serias dificultades la vida sana de nuestra Academia y de un conjunto de asociaciones y proyectos de nuestra comunidad cinematográfica, que han demostrado su importancia y contribución. Invitamos a la comunidad cultural, artística, cinematográfica y audiovisual y al pueblo de México, a que demanden a los poderes Legislativo y Ejecutivo la transparencia necesaria en los procesos de asignación presupuestal, así como el apoyo justo que merecen las organizaciones civiles que hacen una labor fundamental y exitosa, visibilizando nuestro cine y sus creadores, promoviendo su constante crecimiento como uno de los pilares del arte y la cultura nacionales y, por tanto, de toda la sociedad mexicana. Por lo tanto, solicitamos: Que se transparenten los procesos de asignación de recursos y los criterios de selección y de rendición de cuentas de los proyectos. Que se abra una consulta con los representantes del sector cultural y los diputados de las comisiones de Cultura y Cinematografía y de Hacienda y Crédito Público, para la revisión y reasignación del proyecto presupuestal 2017 a los proyectos no gubernamentales del sector cinematográfico.
[…] Prácticamente todas y cada una de las iniciativa s c u l t u r a l e s v i e r o n drásticamente reducido su apoyo presupuestal. La disminución en las asignaciones presupuestales es de: Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas ( amacc ): 77%. Instituto Mexicano de Cinematografía (imcine): 17%. Estudios Churubusco: 41%. Centro de Capacitación Cinematográfica (ccc): 26%. R e v i s t a C i n e To m a : 100%. Festival Internacional de Cine de Morelia (ficm): 38%. Festival de Cine de San Cristóbal: 100%.
Gira de documentales Ambulante: 65%. Cinema 23: 71%.
tiros en eL pie (y mucho más arriba) No es la primera vez –y de seguro, y por desgracia, no será la última– que los errores, las torpezas, la corrupción feroz y cínica, y la ley del embudo con la que desde hace tres décadas y media es manejada la economía de este jodido país nuestro, conducen a una situación como la presente: una devaluación de la moneda superior a cincuenta por ciento en lo que va del sexenio, una inflación mal disfrazada por cifras oficiales en las que no cree el bolsillo de nadie, una balanza comercial tremendamente deficitaria, una deuda externa que ya rebasa la mitad de todo lo que el país entero produce en un año, un pseudocrecimiento anual que jamás alcanza siquiera el tres por ciento del pib … y agárrense porque, de acuerdo con la mayoría de especialistas en la materia, lo peor aún está por venir. Ante una situación así, lo único que se les ocurre a las “autoridades” es recortar gastos –tocar el modelo económico es algo que ni en drogas harían, por más evidencias que haya de su total inutilidad–, y aunque ahora lo han extendido a muchos más rubros, como educación, salud y otras cuestiones fundamentales, Todomundo sabe que donde primero sacan la tijera es en el rubro cultural, así juzgado de secundario y prescindible como si se tratara de un simple y costoso ornato. Ejemplos hay de sobra, pero cítese aquí sólo el siguiente, muestra clara de dónde sí y dónde no se hacen los recortes: los “bonos”, aguinaldos y demás “apoyos” que tan sólo en estas fechas se dan a sí mismos los quinientos diputados federales, casi alcanzan ¡mil millones de pesos! El recor te presupuestal a la cultura y, con ella, a la cinematografía, es sencillamente brutal, como brutal es lo que esos detentadores del poder, en su infinita estulticia, están haciéndole al país: es como darse no uno, sino varios tiros, y no en el pie sino mucho más arriba • (Continuará.)
CINEXCUSAS
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ENSAYO
Colosales explosiones en el Universo:
25 de diciembre de 2016 • Número 1138 • Jornada Semanal
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a la caza de rayos gamma Norma Ávila Jiménez
Telescopio magic
E
sa noche fue especial. Los astrónomos que trabajaban en el Observatorio del Roque de los Muchachos, ubicado en la isla canaria de La Palma, dirigieron los telescopios hacia el mismo punto en el cielo: habían recibido una alerta de explosión de rayos gamma y las coordenadas de la ubicación, enviada por los satélites que observan el cosmos. Probablemente en el telescopio Magic Atmospheric Gamma Imaging Cherenkov ( magic ) hubo más revuelo, ya que este instrumento fue construido precisamente para detectar esas radiaciones, las más energéticas del Universo. magic
En la isla de La Palma gustan de acompañar la carne o el pescado con mojo verde o rojo, salsas hechas a base de pimientos que fue posible probar en el comedor del citado observatorio, administrado por el Instituto de Astrofísica de Canarias. Pero hay otra pimienta especial: la llamada de “la puta madre”, por picosa. Esa misma expresión se atraviesa en la mente cuando uno, sorprendido, ve por primera vez magic , un sistema de dos telescopios con espejos hiperbrillantes de 17 metros de diámetro divididos en 260 fragmentos. A los visitantes les llama la atención que m a g i c está al aire libre, así como ver su reflejo de cabeza al pararse frente a los espejos. Detecta los rayos gamma de muy alta energía y es tan ligero que si se cambia el punto de observación, los especialistas sólo tardan 30 segundos en apuntarlo nuevamente, como sucedió aquella noche. Jezabel Rodríguez García, quien realiza su tesis de postgrado sobre la electrónica de m a g i c , enfatiza que este telescopio recibe cada segundo un giga de información y guarda un giga por minuto. “Lo que queremos es registrar rayos gamma, pero los protones que vienen del Universo dan casi la misma señal”, por lo tanto, cuentan con una especie de filtro que confirma si las radiaciones son de su interés para grabarlas.
Foto: cortesía de commons.wikimedia.org
Basados en esos registros pueden reconstruir si “esa luz invisible fue despedida, entre otros objetos, por un agujero negro supermasivo, una estrella de neutrones o una hipernova”, subraya el doctor Dario Hrupec. Las hipernovas –una nueva clasificación para designar a las explosiones colosales de estrellas muy masivas al morir– “ocurren en los confines del Universo, a billones de años luz. El análisis de esta radiación puede ayudar a conocer a la materia oscura”, sólo detectada por las perturbaciones gravitacionales que ocasiona en los cuerpos celestes. Es tal la importancia de esa ventana del Universo, que próximamente se construirá la Red de Telescopios Cherenkov que incluirá a 120 centinelas distribuidos en varios puntos del planeta para observar fenómenos diez veces más energéticos que los simulados en el acelerador de partículas más potente del mundo, el Large Hadron Collider. Esta red contará con dos sedes responsables del proyecto: la del hemisferio norte, que se ubicará en La Palma –donde se construirá un prototipo de 21 metros de diámetro–, y la del sur, en terrenos del Observatorio Europeo Austral, explicaron los astrónomos Nayra Rodríguez (nuestra guía en el observatorio) y Dario Hrupec. Sólo el cinco por ciento del Universo es materia visible para los expertos. Esa noche, magic era dirigido a tratar de incrementar ese porcentaje.¿Qué sucedía en el gtc y el William Herschel? Aunque el Gran Telescopio de Canarias ( gtc ) y el William Herschel Telescope (wht) sólo detectan la luz óptica, también fueron dirigidos hacia el punto señalado en la alerta. El objetivo era ayudar a detectar qué objeto cósmico pudo haber emitido la violenta radiación. Cuando llegamos al g t c , el astrónomo de soporte, Riccardo Scarpa, trabajaba con el instrumento Canarias Infrared Camera Experiment ( cirse ) instalado en ese telescopio de 10.4 metros de diámetro en el espejo para captar imágenes en el rango infrarrojo. Debido al citado aviso, en ese momento no registraba lo solicitado por los astrónomos de España, México o la Universidad de
Florida en sus proyectos aceptados por el comité que otorga los tiempos de observación. En los telescopios modernos los astrónomos de planta hacen las observaciones debido a que el manejo de los equipos es complejo, y los visitantes tardarían en aprender a usarlos, puntualizó el doctor Scarpa. Entre otros cuerpos celestes, con cirse es posible registrar el desplazamiento de las galaxias hacia la luz roja. La teoría más aceptada señala que eso ocurre porque se están alejando debido a la expansión del Universo. Riccardo Scarpa, experto en cuásares, los objetos más luminosos del Universo, difiere al respecto. Enfatiza que el desplazamiento al rojo puede ser consecuencia de la pérdida de energía de los fotones (partículas de luz). “Las galaxias podrían no estar alejándose. La hipótesis relativa a la expansión no es la única.” Al escuchar esto fue inevitable abrir más los ojos. Y así nos dirigimos al w h t , de 4.2 metros de diámetro en el espejo, en donde la doctora Cecilia Fariña, astrónoma de soporte del wht , tomaba imágenes de calibración. Esta especialista en la formación de estrellas masivas encendía una especie de lamparita dentro de la unidad de calibración del instrumento acam instalado en el wht , para conocer la longitud de onda de la luz despedida por los objetos celestes. Apoyada en el instrumento citado –que registra imagen y realiza espectroscopía que puede usarse, entre otras cosas, para detectar los componentes químicos de los cuerpos cósmicos–, se sumergiría entre galaxias para detectar qué cataclismo pudo haber propagado los rayos gamma. Mientras la doctora Fariña afinaba detalles, Florencia Jiménez, operadora del wht , informó que en ese telescopio y con el instrumento Canary se realizan pruebas relacionadas con el desarrollo de alta tecnología que tendrá el Telescopio Europeo Extremadamente Grande que se construye en Chile. Aunque esa noche no se encontró información nueva sobre los rayos gamma, los astrónomos insistirán hasta conocer su esencia •