José Rivera Guadarrama
COMPRAR Y DESECHAR LA OBSOLESCENCIA PROGRAMADA EN LA TECNOLOGÍA
Imágenes del Tata: Lázaro Cárdenas y el cine Rafael Aviña Agustín Lara, el trovador Juan Vadillo
SEMANAL SUPLEMENTO CULTURAL DE LA JORNADA DOMINGO 29 DE AGOSTO DE 2021 NÚMERO 1382
LA JORNADA SEMANAL
Portada: Rosario Mateo Calderón.
2 29 de agosto de 2021 // Número 1382
AGUSTÍN LARA,
el trovador con alma de pirata
COMPRAR Y DESECHAR: LA OBSOLESCENCIA PROGRAMADA EN LA TECNOLOGÍA La adquisición compulsiva e inmoderada de bienes materiales –el consumismo– es uno de los más lamentables signos de estos tiempos, que no se basa sólo en estrategias mercadotécnicas y manipulación publicitaria, cuyo cometido es generar la falsa necesidad de abundantes y siempre renovadas posesiones sino que, de manera definitivamente perversa, dicho consumismo se articula con la obsolescencia programada en la tecnología, a la que los fabricantes de bienes materiales han recurrido en su afán sin freno por incrementar sus utilidades. La continua insatisfacción de quienes ya no son considerados personas sino meros clientes –triste apelativo al que se nos reduce socialmente–, es la principal enemiga de la reutilización, el reciclaje y cualquier otro modo de actuar acorde con un mundo sustentable y, no menos importante, acorde con la dignidad humana, en estos tiempos en los que, colectivamente, hemos sido reducidos a la categoría de simples “consumidores”.
||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||| DIRECTORA GENERAL: Carmen Lira Saade DIRECTOR: Luis Tovar EDICIÓN: Francisco Torres Córdova COORDINADOR DE ARTE Y DISEÑO: Francisco García Noriega FORMACIÓN: Rosario Mateo Calderón LABORATORIO DE FOTO: Adrián García Báez, Israel Benítez Delgadillo, Jesús Díaz, y Ricardo Flores. PUBLICIDAD: Eva Vargas y Rubén Hinojosa 5688 7591, 5688 7913 y 5688 8195. CORREO ELECTRÓNICO: jsemanal@jornada.com.mx PÁGINA WEB: http://semanal.jornada.com.mx/ TELÉFONO: 5604 5520. ||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||| La Jornada Semanal, suplemento semanal del periódico La Jornada, editado por Demos, Desarrollo de Medios, S.A. de CV; Av. Cuauhtémoc núm. 1236, colonia Santa Cruz Atoyac, CP 03310, Delegación Benito Juárez, México, DF, Tel. 9183 0300. Impreso por Imprenta de Medios, SA de CV, Av. Cuitláhuac núm. 3353, colonia Ampliación Cosmopolita, Azcapotzalco, México, DF, tel. 5355 6702, 5355 7794. Reserva al uso exclusivo del título La Jornada Semanal núm. 04-2003081318015900-107, del 13 de agosto de 2003, otorgado por la Dirección General de Reserva de Derechos de Autor, INDAUTOR/SEP. Prohibida la reproducción parcial o total del contenido de esta publicación, por cualquier medio, sin permiso expreso de los editores. La redacción no responde por originales no solicitados ni sostiene correspondencia al respecto. Toda colaboración es responsabilidad de su autor. Títulos y subtítulos de la redacción.
Imagen del disco 15 Inolvidables en La Voz de Agustín Lara (1984)
Ángel Agustín María Carlos Fausto Mariano Alfonso del Sagrado Corazón de Jesús Lara y Aguirre del Pino, conocido como el Músico poeta, el Flaco de oro, o simplemente Agustín Lara, rumbero trovador del alma al cuerpo y de ahí al piano y la figura que será, como el genio, hasta la sepultura.
Juan Vadillo ||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
A Pável Granados
A
gustín Lara nació trovador y rumbero. La rumba es un palo1 de ida y vuelta, es decir un estilo musical que, junto con la guajira y la colombiana, se fue forjando en los viajes marinos entre los puertos andaluces y las playas doradas del nuevo mundo. La rumba cubana tiene sus cualidades y la guitarra flamenca supo asimilarlas y transformarlas extendiendo la palma sobre las seis cuerdas, para crear un ritmo lleno de frescura y erotismo. Sobra decir que la cadencia de la rumba flamenca lleva el sabor de dos orillas y un mismo mar. Rumbear significa encontrar el rumbo justamente cuando se pierde el rumbo, bailar para siempre, embarcarse en un viaje que no tiene regreso. Ahora bien, un rumbero puede tocar el cajón, los bongós o las palmas, o simplemente caminar con jícamo para sortear la vida, pero un trovador rumbero, además, tiene que revestir los huesos del ritmo para que surja la canción.
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Fotograma de una película en donde aparece Agustín Lara.
Imaginamos al trovador rumbero y jarocho Agustín Lara, sentado frente a la melancolía del piano, dibujando gardenias con el humo, tan cerca de las playas lejanas, vagando entre burdeles y cantinas: “Volando voy, volando vengo –dice la letra de una rumba flamenca– por el camino yo me entretengo.”2 Es decir, ir perdido, de aquí para allá, ir sin rumbo fijo, es decir ir rumbeando. Así nos imaginamos al Flaco trovador, rumbeando de aquí para allá con sus grandes solapas, y su cigarrito papel de arroz, esperando el azul de amanecer. Y es que rumbear es también poner la mano en el corazón para escribir canciones. Es decir que la canción nace rumbeando hasta que cobra plena forma en las teclas del piano y en la garganta del trovador. De ahí que los mejores trovadores también sean rumberos, transformando sus caminos en melodías y palabras, en canciones que sólo se pueden encontrar cuando se pierden. El trovador, igual que el pirata romántico, encuentra su tesoro después de perderse en el mar; el pirata, como el trovador, navega sin rumbo fijo. El vaivén de las olas también se parce a la cadencia de la rumba que alegoriza el mar. La única patria del trovador es la que se ha perdido, la del pirata es el mar. Para ambos las playas siempre son lejanas, nunca se acaba de llegar a tierra firme. Por eso nuestro trovador tiene alma de pirata, tiene esa melancolía del que huye profundamente, del que amaina su dolor en el viaje, del que respira el aire de la amada sin poder tocarla. La luna de plata consigue embriagar al trovador, en duermevela, a cierta hora, cuando viene el viento, como dice la copla flamenca: “A las doce o a la una,/ cuando viene el viento,/ siempre me encuentra borracho de luna/ sin conocimiento.” Es la misma luna del delirio, la que riela en el mar guiando al pirata de Espronceda. La misma luna rumbera que protagoniza tantas coplas. Borracho de luna, el trovador encuentra en el piano una alegoría del mar. Aquel amor que se desvanece en un acorde. Aquel amor del descorazonado que siempre está rumbeando, que busca y nunca encuentra como dice la copla: “Hay qué mala suerte tengo/ hay dios mío qué disgusto/ buscando lo que no encuentro/ encuentro lo que no busco.” Y que por eso nunca deja de buscar. Como el perseguidor de Cortázar, que puede meter la
Así nos imaginamos al Flaco trovador, rumbeando de aquí para allá con sus grandes solapas, y su cigarrito papel de arroz, esperando el azul de amanecer. Y es que rumbear es también poner la mano en el corazón para escribir canciones.
eternidad en los cuatro pulsos de un compás y de inmediato perderla. O como el poeta descorazonado que escribe estos versos: “¿Pondré la oreja en mi pecho/ como en el pulso la mano?/ Mi pecho estará vacío y yo descorazonado.”3 Poniendo la mano en el corazón, en el pulso, en el compás: silencio y sonido, vacío y memoria. Poner las manos en el piano como en la arena y la espuma. Recordar en el piano una borrachera de olvido. Sentarse en el piano después de rumbear, para escuchar la melodía del viaje, la melodía que aun cobrando forma se desvanece. Se escuchan los bongós y brillan las palmeras borrachas, y el territorio del piano se extiende como una playa. La guitarra rumbera suena entre dos aguas con el cajón y las palmas, evocando el son de los navegantes. Los marinos escuchan la rumba en la cadencia del mar. Esta música nace de los viajes, de lo que se recuerda de los viajes cuando se llega a puerto. Granada, recuerdo de un viaje inexistente. Ciudad que se sueña sin conocerla, del otro lado del mar. La cadencia andaluza desata la fantasía. El trovador le canta a esa ciudad que se convierte en mujer: “¡Oh ciudad de los gitanos!/ ¿Quién te vio y no te recuerda?/ dejadla lejos del mar/ sin peines para sus crenchas.”4 La ciudad es una mujer embrujada, ojos moros, boca de grana. Granada entera es melancolía sonora. Melancolía por algo desconocido, algo que se escucha en las coplas flamencas que llegan al puerto de Veracruz. La rumba es un palo de ida y vuelta, expresión de dos mundos. Es también una forma de soñar, de perderse en la vida. El rumbero, alma de pirata, se pierde mar adentro para soñar una ciudad inexistente, evocada por los acordes de la cadencia andaluza. Su canción está hecha de fantasía, de nostalgia por un viaje que nunca se ha emprendido. Pero a su vez está hecha por la melancolía de otro viaje que no tiene regreso ● Notas 1 Término que se utiliza para designar cada uno de los estilos o subgéneros del arte flamenco. 2 La rumba se llama “Volando voy” y es del rumbero Kiko Veneno. También la canta Camarón. 3 Versos del “Nocturno grito”, de Xavier Villaurrutia. 4 Versos del “Romance de la Guardia Civil Española”, del Romancero gitano, de Federico García Lorca.
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José Ramón Calvo Fernández, doctor en medicina y cirugía, y miembro de excelencia de la Real Academia Europea de Doctores de Barcelona, ha compilado una serie de magníficos artículos de autores diversos, entre los que destaca un Premio Nobel, así como científicos, políticos, periodistas y poetas, bajo el título La gran pausa, gramática de una pandemia (Malpaso, Barcelona, 2020), con el claro propósito de que no sea “un libro efímero”. La pandemia del coronavirus que produce el Covid-19 es, todavía, una pandemia joven: aunque en muy poco tiempo mucho se ha descubierto (las múltiples vacunas ahora disponibles), los contagios a escala mundial siguen aumentando. Es imprescindible, se afirma aquí, invertir en “investigación, salud, educación y cuidado de adultos mayores. Los países que no investigan son esclavos de lo que otros descubren.”
La gramática de la pandemia Entrevista con/ el doctor José Ramón Calvo Fernández ||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
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l libro nace en mayo de 2020 –señala el entrevistado con sonrisa bonachona, algo resignada. La editorial Malpaso me sugiere un libro al respecto y se me ocurrió realizar un esfuerzo mayor e invitar a un grupo de personalidades capaces de abordar diversas facetas de la situación que vivíamos, y seguimos viviendo, desde la perspectiva de las diversas especialidades de los autores.
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Eve Gil ||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
–A un año de decretada “la nueva normalidad”, se mantiene una percepción apocalíptica respecto a la pandemia… –Cuando tenemos un millón de muertos, 8 mil casos diarios en España, con una incidencia que repuntó en Semana Santa, y empezamos a perder a personas entre los cincuenta y cuarenta años cuando al principio los más afectados fueron los adultos mayores, es imposible dejar de percibirlo así. Una persona muy cercana a mí, de cincuenta y cinco años, en perfecto estado de salud previo, tuvo una muerte fulminante en estos días. Además de doloroso, me pareció ilógico. Hace justo un año soñábamos con una vacuna. Actualmente
tenemos nueve, y otras tres en camino, lo que aporta una luz de esperanza… pero la magnitud de los daños sigue siendo terrible. –En México, las playas lucieron atiborradas durante Semana Santa. Todos llevaban cubrebocas pero muchos no lo usaban de manera correcta, ¿sucedió algo parecido en España? –La gente ya se ha cansado de esto y el negacionismo campea, y se escuchan cada vez más estupideces. Esta Semana Santa, en España, hubo enormes restricciones, se cerraron los accesos entre cada una de las comunidades autónomas, no se podía mover entre uno y otro. En teoría se iba a levantar, pero en Cataluña decidieron no sólo no levantarlo, sino hacerlo aun más estrecho. No se puede salir de los pueblos porque se han vuelto a disparar las llegadas a cuidados intensivos, más de la mitad están ocupadas por pacientes Covid. La gente sigue teniendo infartos, cánceres, derrames… pero la mitad de nuestras unidades de cuidados intensivos y el esfuerzo brutal de nuestros sanitarios están consagrados a tratar la patología de Covid. Por eso me enfada enormemente ver a esta cantidad de descerebrados en Barcelona bailando y cantando en las calles… que cada quien se suicide como quiera pero están matando a otros, porque usted, cuando se contagia, a lo mejor no le pasa nada, pero su padre o su madre podrían morir. La pandemia, sin duda, ha puesto en manifiesto lo mejor de la humanidad; los sanitarios de todo el mundo son una raza especial que se sacrifica por el bien común y nunca alcanzaremos a pagar la cantidad de vidas que han salvado a costa
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hábitats naturales de virus y de bacterias. Cuando la zona helada del ártico se descongela por razón del calentamiento global, lo que saldrá de ahí son virus y bacterias congelados desde hace cinco millones de años. Esa generación incontrolable de efecto invernadero, con metano, ácido nitroso o CO2 podría tener alguna trascendencia con la generación de nuevas pandemias, porque estamos modificando hábitats naturales. Se dice que la naturaleza tiene sus formas de defenderse de las agresiones y una de ellas podría ser obligarnos a mantenernos quietitos en casa.
Página anterior: estudio sobre la publicidad sobre el Covid entre los jóvenes. Cultura España, Europa Asturias. Universidad de Oviedo. Arriba: Acapulco, Guerrero, abril de 2021. Con motivo de las vacaciones de la Semana Mayor, cientos de turistas abarrotan las las playas pese al llamado de autoridades de quedarse en casa por el Covid-19. Foto: Rogelio Morales/ cuartoscuro.com
de la suya, empezando por el oftalmólogo chino, Li Wenliang, que alertó de la presencia de un virus muy peligroso y estuvo a punto de ir a prisión, y murió a consecuencia de ese mismo virus. Ahora mismo, en España y en otros países de Europa, han decidido hacer obligatorio el uso del cubrebocas en todas las circunstancias públicas habidas y por haber, ha habido problemas con quienes se quejan de que al usarlo en la playa se les quedarán marcas… ojalá todo fuera tan sencillo. Se ha decidido por tanto que, sólo en caso de estar en una playa deshabitada, puede prescindirse del cubrebocas. No se puede poner un policía detrás de cada persona. Y hay cantidad de gente con comportamientos poco solidarios con el prójimo. Con las vacunas el nivel de negacionismo es muy alto. Hace un rato asistí a una rueda de prensa para hablar sobre los problemas de la vacuna AstraZeneka, y se mencionó la fabula relacionada con el chip de la vacuna de Pfizer en la que, se dice, unos hackers rusos lograron extraer el famoso chip… pero resultó que el chip era de un pedal de guitarra Roland lo que generó montones de bromas y memes… pero la gente se lo creyó. –Se dice que la crisis climática ha disminuido porque la gente dejó de circular. ¿Podríamos señalar esto como una “ventaja” de la pandemia? –Los niveles de CO2 disminuyen porque los coches no circulan, las fabricas están cerradas… pero la deforestación de ciertas partes del mundo como Indonesia, donde se han barrido zonas de árboles para plantar palmas de donde extraer aceite resulta mucho más rentable, pero para esto se han movido hábitats de murciélagos hacia zonas habitadas, y estos son reservorios naturales de muchos coronavirus y el riesgo se está incrementando. El cambio climático está modificando
Me enfada enormemente ver a esta cantidad de descerebrados en Barcelona bailando y cantando en las calles… que cada quien se suicide como quiera pero están matando a otros, porque usted, cuando se contagia, a lo mejor no le pasa nada, pero su padre o su madre podrían morir.
–Se menciona el escaso interés del gobierno español y otros más en la investigación científica pese al aviso que representó la pandemia por influenza en 2009. –Definitivamente hay cuatro cosas en las que no se debería escatimar: investigación, salud, educación y cuidado de adultos mayores. Los países que no investigan son esclavos de lo que otros descubren. México tiene al menos una que yo conozco, que se elaboró en Querétaro, magnífica. España tiene en marcha por lo menos cuatro vacunas, una que será de administración nasal, una dosis única que, además de inmunizar, mata el virus. En torno a esta se tiene a dieciséis personas trabajando, mientras que Pfizer empleó al menos 3 mil para trabajar en su vacuna. Si en España se contara con el mismo presupuesto no tendríamos que esperar tanto, especialmente para la de aplicación nasal, que tiene una eficacia del cien por ciento. En este momento la prioridad mundial tendrían que ser las vacunas. –Esta situación nos ha obligado a recurrir a tecnologías que resultan familiares para los muy jóvenes, pero no para quienes pertenecemos a otras generaciones, que nos hemos visto forzados a hiperconectarnos. –La enseñanza online requiere una pauta, una disciplina, debemos incorporar en los maestros y estudiantes formación para sacar partido a la enseñanza online, ahora mismo tenemos que incorporar ese método de enseñanza en niños y jóvenes. Hay gente que intenta mantener en Zoom las mismas rutinas educativas que se ejecutan de modo presencial, pero los alumnos se aburren, se desconectan, y es que resulta muy complicado mantenerlos atentos a través de una pantalla. La enseñanza presencial nunca dejará de existir, pero en caso de que se nos obligue a optar por esto hay que procurar mantener esa maquinaria bien engrasada. Ahora bien, el acceso a internet debería ser un bien de uso universal para que nadie se quede sin educación. –Se menciona el caso de Nueva Zelanda como un gran ejemplo en el manejo de la pandemia. –Los países que mejor están manejando la pandemia están gobernados por mujeres, y uno de ellos es Nueva Zelanda, un paradigma de hacer las cosas bien. La primera ministra Jacinda Ardern, que por cierto es muy joven (cuarenta años) tuvo muy claro desde el principio, apenas enterarse de lo sucedido en China, y sin un solo caso confirmado en su país, la importancia de cerrar los accesos. Lo cierto es que si todo el mundo, en todos los lugares, hubieran empleado correctamente el cubrebocas durante quince días, se hubiera acabado la pandemia. El CDC de Atlanta descubrió que el riesgo de contaminarse a través de superficies es prácticamente nulo. Solo queda la vía aérea. Pero no ha habido voluntad política ni ciudadana para llevarlo a cabo ●
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En nuestro país, el período signado por la figura de Lázaro Cárdenas generó un cine que reflexiona sobre las consecuencias de la Reforma Agraria y la expropiación petrolera en la sociedad. Este artículo presenta la filmografía nacional que explora ese tema tan arraigado en nuestra historia.
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n un México que de manera literal se caía a pedazos, a un mes del devastador sismo de septiembre de 1985, el veterano Alejandro Galindo cerraba su filmografía con el ambicioso y disparejo proyecto titulado Lázaro Cárdenas, curiosa mezcla de ficción y documental costeada con el apoyo de dos figuras de su generación: la exactriz Medea de Novara y el productor Juan José Pérez Padilla. El filme fue censurado en su momento debido a que su estreno, en febrero de 1988, coincidía con la campaña presidencial de Cuauhtémoc Cárdenas, en apariencia derrotado por el candidato del PRI, Carlos Salinas de Gortari. Por ello, Lázaro Cárdenas nunca se estrenó en Ciudad de México. Galindo intentó revalorar uno de los momentos más intensos de nuestro país en una cinta que arranca en los años ochenta, en una escuela primaria que hoy ocupa una antigua casa del general Lázaro Cárdenas en Palmira, Morelos, justo en la conmemoración del “Día del maíz”. Un anciano vecino, Carrana (Adalberto Martínez Resortes, actor clave de Galindo), exige que se celebre a su vez el aniversario del deceso del exmandatario y, por ello, es encerrado en un baño para que no moleste a los funcionarios. Carrana consigue escapar y relata a los niños la historia del Tata Cárdenas: la expropiación petrolera, acto compartido con el general Francisco José Múgica, su secretario de Economía, así como la ayuda y protección a los exiliados españoles que huían de la Guerra Civil de su país entre 1936 y 1939 y más, en una apología del cardenismo didáctica y
Rafael Aviña ||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
Imágenes del Tata:
LÁZARO CÁRDENAS Y EL CINE envejecida, apoyada en varios materiales de archivo de poca calidad en una obra casi inédita. Para 1934, año en que iniciaba el mandato del presidente Lázaro Cárdenas, el cine nacional ponía en marcha una curiosa mezcla de documental y ficción producida por el Departamento de Antropología de la Secretaría de Agricultura y Fomento, titulada Rebelión y dirigida por Manuel S. Gómez. Para otorgar un toque de realismo que se anticipaba incluso a los experimentos neorrealistas italianos, el director utilizó como actores improvisados a lugareños de San Juan Teotihuacán, en un relato cercano a uno de los episodios de la trágica experiencia de Eisenstein en tierras nacionales ¡Qué viva México! (1931).
El rancho anticardenista UN CLÁSICO DE la cinematografía nacional es Allá en el Rancho Grande, realizada en 1936 por Fernando de Fuentes, una película donde prevalece la idea de la hacienda alegre cuyos únicos conflictos son los del honor y el amor, rodeada de peones felices y cantarines y leves equívocos entre caporales y hacendados; un contraste total con la realidad que el cardenismo establecía. Una épica conciliadora donde predomina el paternalismo porfiriano en un ambiente idílico que parecía ignorar la Revolución y más aún la Reforma Agraria cardenista.
Con Cárdenas y su radicalismo progresista iniciaba una de las mayores reparticiones de tierra; más de lo que se había distribuido en las dos décadas posteriores a la Revolución Mexicana. En cambio, ese filme ingenuo y candoroso en apariencia como Allá en el Rancho Grande parecía negar los decretos sociales con que el primer mandatario intentaba dar prestancia a sus intentos de unificación campesina. En Xoxontla, tierra que arde (1976), de Alberto Mariscal, centrada en el heroísmo de un médico rural (Carlos Castañón), dispuesto a defender a campesinos explotados y despojados de sus parcelas en territorio morelense allá por 1943, año en que se decretaba la educación gratuita para todo el pueblo de México, durante el gobierno Manuel Ávila Camacho, se cancelaba la educación socialista y se creaba el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE). En un pasaje de Xoxontla se dice que, a instancias del presidente Cárdenas, al pueblo se le dotó de agua potable y no obstante el paludismo y otras enfermedades prosiguieron junto con las lacras del caciquismo y el sometimiento. Un ingeniero agrónomo, funcionario federal enviado por el presidente Lázaro Cárdenas a Veracruz, e interpretado por Ignacio López Tarso, es el protagonista de Y Dios la llamó tierra (1960), de Carlos Toussaint, según el libro Cuando Cárdenas nos dio la tierra, de Roberto Blanco Moheno. Ins-
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pirado en hechos reales, el filme, centrado en ese cardenismo emprendedor y repartidor de tierras, según lo dispuesto por la Reforma Agraria del Tata Cárdenas, fue un intento más de paternalismo benevolente realizado por nuestro cine y metaforizado en esos campesinos ignorantes que se portan de manera irresponsable con sus nuevas tierras y sólo entristecen al funcionario, cuya labor es dignificar los decretos presidenciales.
La rosa petrolera ENTRE PINTORESQUISMOS, cursilería, demagogia e ideales cardenistas, Y Dios la llamó tierra destaca por ser una de las pocas cintas mexicanas que hacen referencia al impulso campesino otorgado por Cárdenas y cuyo desenlace es la lectura por parte del protagonista Efrén Domínguez, de una carta firmada por el mismísimo presidente donde se concede crédito a los nuevos ejidatarios. De nuevo López Tarso y la figura de Cárdenas se convierten en otra loa en Rosa Blanca (1961), de Roberto Gavaldón, producida incluso con la participación de Pemex, para dignificar el tema de la expropiación petrolera como una suerte de epopeya social. Lo curioso es que la película fue enlatada a lo largo de once años. Mucho se especuló que afectaba intereses políticos; el riesgo de que Estados Unidos se ofendiera por el recalcitrante nacionalismo del filme, al denunciar de manera tan violenta como melodramática los manejos de los grandes trust del petróleo. Se dijo también que algunos diálogos aludían a la CTM, o la doble alusión a la familia del expresidente Miguel Alemán (la interpretación de Christiane Martel como la ambiciosa amante del director de la Condor Oil y el papel de Alejandro Ciangherotti como gobernador del Estado de Veracruz en 1937, año en que inicia la trama). Rosa Blanca pagó con creces su ingenuidad; sin embargo, quedan ahí sus memorables imágenes documentales y triunfalistas de un pueblo volcado en el Zócalo ante el decreto de Lázaro Cárdenas o en el interior del Palacio de Bellas Artes, donde niños y adultos cooperan para liquidar a las compañías trasnacionales del petróleo, así como la bella música de Raúl Lavista y los grabados de Leopoldo Méndez.
La Reforma Agraria y el “maldito cardenismo” SI FILMES COMO los de Toussaint y Gavaldón representaban el punto de vista de los nobles
Si filmes como los de Toussaint y Gavaldón representaban el punto de vista de los nobles intereses del régimen cardenista, Los indolentes, realizada en 1977 por José el Perro Estrada con guión de Rubén Torres y Hugo Argüelles, era en cambio la oblicua visión de los vencidos; es decir, los latifundistas despojados por el gobierno de Cárdenas.
intereses del régimen cardenista, Los indolentes, realizada en 1977 por José el Perro Estrada con guión de Rubén Torres y Hugo Argüelles, era en cambio la oblicua visión de los vencidos; es decir, los latifundistas despojados por el gobierno de Cárdenas, de sus tesoros intocables. Un cuadro de descomposición familiar encarnado en un hijo inútil y con un Edipo no resuelto (Miguel Ángel Ferriz), una madre frustrada (Rita Macedo), un padre ausente (Antonio de Rubín) y una abuela paralítica (Isabela Corona), en plena provincia alemanista que funciona como alegoría de las reformas sociales emprendidas tiempo atrás por Cárdenas y los cambios de esa nueva modernidad. “Maldito cardenismo”, es la frase recurrente de la familia Alday; fantasmas y lacras sociales que viven del recuerdo de su esplendor porfirista. Un clan que guarda un fuerte rencor hacia la Reforma Agraria que ha menguado su territorio latifundista y que, para colmo, sufre una nueva amenaza en el hecho de que el resto de sus tierras se desperdicien por la falta de mano de obra, debido a la invasión de campesinos para quienes el reparto nunca llegó y, a su vez, por la fiebre aftosa que afecta a su escaso ganado. También, en Oficio de Tinieblas (1976), de Archibaldo Burns (y José Luis Urquieta) y Balún Canán (1976), de Benito Alazraki, a partir de un par de novelas de Rosario Castellanos, la Reforma Agraria es vista como una pesadilla para terrate-
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Página anterior: foto archivo de la familia Suárez. Allá en el Rancho Grande, de Fernando de Fuentes, 1936. Un embrujo, de Carlos Carrera, 1998. Rosa Blanca, de Roberto Gavaldón, 1961. Cartel de Xoxontla, tierra que arde, de Alberto Mariscal, 1976.
nientes explotadores de Ciudad Real, Chiapas y para una aristócrata venida a menos interpretada por Saby Kamalich, quien se aferra a su hacienda cañera en Comitán, Chiapas. De nada sirve el preciosismo fotográfico del veterano Gabriel Figueroa, que capta con belleza tanto la hermosa desnudez de Pilar Pellicer como los paisajes del agro nacional en Morelos y Chiapas en Balún Canán. Menos aún, el regreso de la legendaria Rosaura Revueltas, o el hermoso texto de la escritora Rosario Castellanos tasajeado por el propio realizador. Se trata de otro fatídico relato familiar con trasfondo cardenista y sus enmiendas sobre la repartición de tierras en clave de melodrama. Por último, otra historia que se desarrolla en esos mismos años es Un embrujo (1998), de Carlos Carrera. Aquí, la mítica figura de Lázaro Cárdenas y los años previos a la Reforma Agraria son el marco de un relato de sensualidad y demonios interiores ambientado en Progreso, Yucatán. Relata los avatares de Eliseo (Daniel Acuña y Mario Zaragoza) a partir de 1928, en el ambiente de estibadores portuarios en Progreso. La vida familiar de la que desea escapar, las relaciones con sus amigos, la curiosa presencia de un circo en el lugar y el despertar sexual a manos de su maestra Felipa (Blanca Guerra), a la que recupera siendo adulto, todo adornado con una bella fotografía de Rodrigo Prieto, que se contrapone a una serie de diálogos demasiado elaborados, en un relato sobre el impacto sociopolítico de la corrupción sindical en los años previos al cardenismo, para cerrar con la triunfalista imagen del verdadero Tata Cárdenas ●
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COMPRAR Y DESECHAR:
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Junto a la violencia generalizada, el signo de los tiempos en todo el planeta es el consumo, pero no el estrictamente necesario para la supervivencia, sino el desmedido, diseñado y organizado mediante los productos, casi de todo tipo, con fecha de caducidad programada. Las consecuencias son terribles.
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José Rivera Guadarrama ||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
or cuestiones naturales, todos los seres vivos necesitamos del consumo para nuestra subsistencia. Sin embargo, en este avanzado cambio de milenio, insertos en complejas comunidades políticas, con gustos y preferencias variadas, cambiantes, da la impresión de que esta actividad se ha convertido en la primordial función humana, pero más cercana al acaparamiento. Para Jean Baudrillard, “el consumo es un sistema que asegura el orden de los signos y la integración del grupo”. Es decir, es una estructura de correlatividad. En ella, “el individuo consume para sí mismo, pero cuando consume, no lo hace solo, sino que entra en un sistema generalizado de intercambio y de producción de valores codificados, en el cual, a pesar de sí mismos, todos los consumidores están, de forma recíproca, implicados”. De manera que las adquisiciones y el consumo son, en cada época, procesos de adaptación a nuevos tipos de conductas colectivas. A través de estos actos expresamos nuestros valores y creencias. Aunque, a pesar de ello, desde los primeros años de este siglo no hay signos alentadores que indiquen algún avance en nuestro bienestar pues, a estas alturas del milenio, nuestras adquisiciones compulsivas muestran, algunas veces, lo contrario. Estamos en una especie de voraz acaparamiento. Buena parte de la sociedad contemporánea está segura de que la culpa de esta insatisfac-
ción viene acentuada por cuestiones tecnológicas y por reglas de mercado, debido a que se acrecienta el hecho de que lo imperecedero, lo durable, ya no debe existir. Lo que ahora predomina es la obsolescencia programada, actividad que tiene como propósito fundamental diseñar productos con fechas concretas para que dejen de ser funcionales. Si los fabricantes desean vender más, recurren a la aceleración del desgaste de los productos, a la promoción del consumo efímero y continuado o a la renovación anticipada de los insumos. Incluso, a la inducción a una adquisición desmesurada, ya que la progresiva ilusión en la presunta reducción de costos deriva en la sustitución inmediata y no en la reparación. En este orden de ideas, es preferible la continua insatisfacción del consumidor. Para lograrlo es indispensable ponderar la noción de que las nuevas adquisiciones son mejores que la reutilización o el reciclaje. Para mantener esta constante labor en el imaginario de las multitudes, diversos especialistas han clasificado algunas características importantes al respecto. Se pueden agrupar o resumir en los siguientes tipos: obsolescencia funcional por defecto; obsolescencia por incompatibilidad; obsolescencia indirecta y obsolescencia por notificación. Al no encontrar alternativa, los usuarios descartarán las exigencias de mejor calidad en los productos, de reclamar precios justificados, de recibir buenos servicios, de una mejor y mayor transpa-
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olescencia amada ecnología rencia en los procesos de manufactura, incluido el respeto al medio ambiente y reducción en los niveles de contaminación. Para los fabricantes, lo más conveniente será decir que aquellos artículos se volvieron obsoletos, inactuales.
No hay mal (ni bien) que dure cien años A DECIR VERDAD, es un error pensar en que esta actividad sólo se centra en esos productos. Va más allá, es más antigua de lo que pensamos o de lo que nos han hecho creer. La obsolescencia programada no es un invento humano, tampoco es del todo una perversa estrategia de consumo. Es, sobre todo y de manera fundamental, una cuestión que está dentro de la naturaleza. Así observada, la naturaleza tiene una finitud. Determinados frutos, plantas y animales no pueden superar los límites de su caducidad. Tampoco ningún ser humano puede vivir más de dos siglos. Es decir, estamos diseñados para desaparecer en cualquier momento. Somos precarios. El campo de afectación de este fenómeno también está involucrando ahora a la industria de los medicamentos y a los alimentos envasados, con las fechas de caducidad o de consumo preferente marcado en cada uno de ellos. El punto de agravio, la verdadera afrenta de la obsolescencia programada es que está inserta en las dinámicas perversas de la producción en masa y de nuestra sociedad de consumo, que tiene claros fines de lucro. Fue notoria también en los primeros años de la industria automotriz, cuando Ford fabricó automóviles duraderos, al alcance de la mayoría. Sin embargo, una vez que todos tuvieran algún vehículo, el mercado y sus ganancias se detendrían. Esto ocasionó que las compañías competidoras comenzaran a crear automóviles con la intención de que fueran reemplazados cada tres años por modelos más nuevos, coloridos, sofisticados. Remontándonos al posible origen de esta actividad, diversos estudios coinciden en que comenzó con la reunión del grupo de Phoebus, en Estados Unidos, cuando a principios del siglo xx un comité obligó a los fabricantes de bombillas a reducir la vida útil de estos productos. El objetivo era aumentar las ganancias. Por lo tanto, a partir de esos momentos, desecharían las de mayor durabilidad. Poco tiempo después, este modelo lo adoptó la industria automotriz. En la actualidad, sin duda, los dispositivos electrónicos también están insertos en esta dinámica de mercado. El momento álgido de esta situación fue en 2003, cuando la multinacional Apple fue demandada por un usuario debido a que las baterías del iPod estaban fabricadas bajo el esquema de obsolescencia programada. Al reclamar el problema a la compañía, la única solución que tenía el comprador era la de adquirir un nuevo aparato. Más adelante, en 2013, hubo otra polémica, ya que a
Todo el mito es un drama del conocimiento, tanto del lado de los dioses como del lado de los hombres. El ejemplo más evidente de esto son los Misterios eleusinos, que no son, al menos como se ha venido diciendo, un intento humano por usurpar de alguna manera a los dioses griegos esa inmortalidad que ellos estaban tan reacios a conceder.
Imágenes de Banksy.
tres años de la salida al mercado del iPhone 3G, los clientes no podían instalar la aplicación de mensajería instantánea. La única forma de lograrlo era mediante la compra de la versión reciente de otro teléfono celular. La durabilidad y la buena calidad son contrarias a los actuales modelos de producción. Si nuestros electrodomésticos, por ejemplo, estuvieran diseñados para durar toda la vida, no tendría caso seguir produciéndolos, puesto que la lógica del mercado de consumo es generar necesidades de compra. Para este sector, el objetivo es obtener mayores y continuas ganancias.
Homo consumens EL PROBLEMA SE acentúa, sobre todo, en la industria del software y de las tecnologías digitales, que a estas alturas del siglo XXI son de las más representativas y consumidas a nivel mundial. Podríamos decir que incluso son imprescindibles. En los hechos, estamos supeditados a las actualizaciones constantes de determinadas aplicaciones o funciones de esos aparatos. Es así que la obsolescencia genera pánico ante la adversidad. Con estas dinámicas, estamos incorporando una clasificación más a nuestro tipo de sociedad, distinta y curiosa respecto a las previas. Hemos transitado del Homo faber, hombre con capacidad de producir, al Homo sapiens, hombre con capacidad de pensar; de ahí, al Homo ludens, hombre con capacidad de jugar. Como bien lo señala la filósofa Adela Cortina, es oportuno agregar a nuestro tiempo la de Homo consumens, esto es, “mujer y varón con capacidad de consumir”.
Con el consumo y destrucción de nuestro entorno natural, la mayor tragedia es el problema ecológico. Respecto de todo lo anterior, lo que debemos resaltar para mejorar es la problemática de la creciente contaminación y degradación de los recursos no renovables. Esta es una de las consecuencias más alarmantes y perjudiciales de la obsolescencia programada, ya que en ella está inserta la del agotamiento de materias primas y la consecuente acumulación de desechos o residuos tóxicos. A partir de estas problemáticas, todas las propuestas deben ir enfocadas a concretar una conducta de la responsabilidad que tome en serio la construcción del todo social, ante el hecho de que es nuestro todo, y sólo en conjunto lograremos perfeccionarlo. Debemos, además, fomentar y mantenernos abiertos a la crítica y autocrítica permanente. Para revertir la actitud conformista al respecto, Adela Cortina propone una especie de “pacto global sobre el consumo”, que involucraría a todos los países del planeta, o al menos a los de libre mercado, para establecer relevantes principios orientados al mejoramiento de una impartición y ejercicio de equidad colectiva. Si bien es cierto que es complicado, por lo pronto, dejar de lado el lucro desmedido que se obtiene con estas perniciosas dinámicas, los planteamientos, en primera instancia, deben ir en conjunto entre industria y sociedad en general. A partir de esto se podría lograr un bienestar mediante propuestas y actividades encaminadas al fortalecimiento de nuestro entorno natural. El objetivo, por lo tanto, debe ser encontrar alternativas efectivas al acaparamiento, producción y consumo desmedido de productos de corta duración ●
LA JORNADA SEMANAL
10 29 de agosto de 2021 // Número 1382
REINER STACH y la singularidad kafkiana En ¿Éste es Kafka? 99 hallazgos, traducido recientemente al español, Reiner Stach (Rochlitz, Sajonia, 1951) –autor de la prodigiosa biografía Kafka. Los primeros años. Los años de las decisiones. Los años del conocimiento– desmonta el mito del escritor perpetuamente atormentado a través de noventa y nueve “imágenes alternativas” que revelan aspectos poco conocidos de la personalidad y de la vida del escritor praguense.
Contornos, sombras y reconstrucción REINER STACH (Rochlitz, Sajonia, 1951) es el autor de la portentosa biografía Kafka. Los primeros años. Los años de las decisiones. Los años del conocimiento. De 2 mil 368 páginas, la obra fue traducida por Carlos Fortea y publicada por Acantilado en dos volúmenes con un estuche en noviembre de 2016. S. Fischer Verlag publicó la obra en tres tomos independientes, en 2002, 2008 y 2014. En el ensayo “Un Kafka diferente”, John Banville escribió: “En su biografía de Kafka, Reiner Stach también busca un conocimiento íntimo de su sujeto, y del tiempo y del lugar en el que vivía y trabajaba. Stach es al mismo tiempo altamente ambicioso y admirablemente modesto. Desea, nos dice, experimentar ‘cómo era ser Franz Kafka’; sin embargo, no deja de comentar que el esfuerzo de ‘acercarse aunque sea un poco’ es ilusorio”. El escritor irlandés dijo sobre Stach: “Se impuso la tarea proustiana de reunir, y resumir, un mundo entero, y ha realizado esta tarea con un éxito notable. El resultado es un retrato desconcertantemente presente de uno de los maestros más enigmáticos y perdurables de la literatura.” Banville sabe que Stach compara la evidencia biográfica con la evidencia autobiográfica incluida en la obra y se ciñe estrictamente a la inmensidad de información que conoce, sin especulaciones. Richard T. Gray, germanista de la Universidad de Washington, ahondó en las limitaciones inherentes a la biografía literaria. Enfatizó que la reconstrucción biográfica está restringida por la casualidad de la cantidad y tipo de documentación que sobrevive. “Stach admite que, en muchos casos, ‘los biógrafos no tienen nada para continuar mas que pistas dispersas en la documentación existente. Hay contornos, sombras y gestos mudos; el resto es reconstrucción’”, dice Gray.
Imágenes alternativas
Alejandro García Abreu ||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
EN 2012, dos años antes de publicar el tercer y último tomo del magno proyecto, Stach lanzó, también en S. Fischer Verlag, ¿Éste es Kafka? 99 hallazgos (traducción de Luis Fernando Moreno Claros, Acantilado, Barcelona, 2021), libro en el que el biógrafo se propone desmontar el mito del escritor perpetuamente atormentado a través de noventa y nueve fragmentos –“imágenes alternativas”– que revelan aspectos poco conocidos de la personalidad y de la vida del genio praguense. Se perciben los contornos y las sombras referidas: “Mientras se documentaba para su monumental biografía de Kafka, Reiner Stach visitó numerosas bibliotecas y archivos de Praga e Israel, donde hizo incontables hallazgos fascinantes”, infieren los editores de Acantilado. En ¿Éste es Kafka? 99 hallazgos, Stach escribió que en cierto sentido “toda la vida de Kafka fue literatura”. Entre los hallazgos están el dibujante, el hombre que “no podía mentir”, el atento oyente de su canción favorita, el enemigo del médico y escritor
Ernst Weiss, el caballero de ojos de color “gris azulado oscuro”, el ávido bebedor de cerveza, el individuo que lloraba desolado, el visitante de burdeles, el espectador de un cuadro de Edward John Gregory, el paciente que no cree a los médicos, el autor que describe su escritorio, el sujeto fascinado por una tarjeta postal, el admirador de Voltaire, el poeta de intentos líricos, el lector de sucesivas galeradas de Un médico rural, el redactor en el Instituto de Seguros de Accidentes de Trabajo, la persona a la que le dan miedo los ratones, el viajero en Europa, el destinatario de un poema de amor, el experimentado nadador y remero con aspiraciones olímpicas, el doctor en Derecho, el falsificador de firmas, el descriptor de un accidente automovilístico en París, el elegido por la Editorial Kurt Wolff en Leipzig, el pasajero del Metro parisino, el testigo del desdén de Karl Kraus, el signatario de notas testamentarias, el letraherido que en marzo de 1924 regresó a Praga por muy poco tiempo y escribió Josefina la cantante, el enfermo que en abril se alojó en el sanatorio Wienerwald en Ortmann –Baja Austria– por tuberculosis de laringe, el compañero cuidado por Dora Diamant que ingresó en la Clínica Universitaria de Viena y después en el sanatorio del doctor Hugo Hoffmann en Kierling, el pensador acompañado de Diamant y del médico Robert Klopstock, el ser humano que padeció insoportables dolores y que con gran dificultad podía tragar, el eminente creador de mundos desconcertantes que se volvió “un bebedor apasionado”, el fallecido el 3 de junio hacia el mediodía, el artista cuya necrológica fue escrita por Milena Jesenská, el fantasma que lee la inscripción en su propia tumba. Esta suma –y mucho más– compone la singularidad kafkiana en el imaginario de Reiner Stach ●
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LA JORNADA SEMANAL 29 de agosto de 2021 // Número 1382
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CUARTOS ASEDIADOS Blanco Móvil, núm. 149-150, primavera-verano 2021.
Eve Gil |||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
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urioso escribir sobre otras pandemias, justo ahora que no terminamos de quitarnos una de encima. Algunos, o varios de nosotros, hemos perdido gente muy querida a consecuencia del Covid-19 y nuestra cotidianidad se ha modificado de manera sustancial. Queda, pese a la zozobra y la incertidumbre, la esperanza de un término y de un nuevo amanecer; de que en algún momento recuperaremos la libertad y dejaremos de experimentar miedo de la calle, del aire, de las muchedumbres. De respirar. ¿Cuándo, sin embargo, terminarán otras pandemias vitalicias para las que parece no existir una vacuna efectiva? ¿En qué momento permitimos que la peste de la violencia de género, cuya guinda son los feminicidios, se instaurara en una antigua normalidad y se volviera tan cotidiana como desinfectarse las manos con gel? ¿Quién, cómo, dónde y por qué se decidió que “ciertas” mujeres merecíamos ser degradadas, violadas y/o muertas a merced de los prejuicios y de una moral retorcida y más letal que cualquier virus surgido de las cloacas o fugitivo de algún laboratorio? Ese es el tema central del número 149-150 de la revista Blanco Móvil, “Las pandemias sociales”. En mi aportación, que es un fragmento de una novela autobiográfica, quien habla es la víctima y no la sobreviviente, y nunca como ahora, en especial tras la lectura de estos relatos, ensayos y otros fragmentos, me pregunto si tal supervivencia existe… y si existe, en qué momento se gradúa una como tal, máxime cuando formamos parte de una sociedad que nos quiere imponer un “lenguaje-inclusivo-políticamente-correcto”, en vez de modificar leyes o contenidos educativos que contribuyan a extirpar los tumores desde su raíz. Doblegar las formas expresivas es un pobre sucedáneo del eufemismo gastado y, peor aún, de la hipocresía, que también es virus, y mata más que cualquier coronavirus. No extraña, por tanto, que la mayoría de las protagonistas de estos relatos vivan diversas formas de confinamiento, desde la cárcel hasta el propio hogar, pasando por otros más atroces como una relación tóxica, incluso una suerte de predestinación. De esta última existen dos vías de escape: morir o rebelarse. El miedo es el sentimiento predominante, protagónico, casi siempre vinculado a la sobrevivencia pero también a la pérdida, porque pareciera que llevamos las de perder, cualquiera sea el caso. Los luminosos relatos de Elena Poniatowska y Francesca Gargallo ofrecen alguna escapatoria, aunque Luisa, protagonista de “Las Pachecas”, lo hace a través del chemo, y cuando cree encontrar una madre, ésta la repudia tras ser violada por “su hombre” y se le abandona en un anexo que no es precisamente el paraíso pero, en cierta forma, le permite conocer la amistad y el enamoramiento. La protagonista de “Como quien se percata de una hormiguita” es una madre soltera que inicia una relación erótica con un sujeto que, cuando menos se lo espera, se ha instalado en su casa, de la cual termina por apoderarse como también de ella, quien comienza a vivir una existencia paralela en su desesperación por recobrar su existencia anterior, en la que incluso peligra su vida,
según confirma al toparse en uno de sus cajones con una pistola. Cuando recurre a la ley, ésta le responde: “Vuelva, prepárele una cena y verá como su marido nunca va a amenazarla.” Esta sentencia, de una simpleza pasmosa y repelente, provoca que uno se cuestione: ¿hasta qué punto, quienes se dicen representantes de la ley, son cómplices y hasta incitadores de los hasta once feminicidios que, se dice, se registran diariamente en nuestro país? Impresiona también la resignación de la madre y hermana de Esperancita, en “Esperanzas rotas”, ante el asesinato de la niña de quince años que corresponde a un perfil que podría ser el de miles de mexicanas, “morena, pelo negro y largo”. Se agradece la intervención paródica de Rosa Beltrán con su cuento “La supervivencia del más apto”, aunque la risa que provoca esta situación anómala, en la que el esposo luce convencidísimo de la fragilidad y estupidez de su mujer, sea más bien opaca y triste. El magnífico ensayo de Sandra Ivette González Ruiz nos muestra una radical variante de “el cuarto propio” de Virginia Wolf, al referirse a las poetas secuestradas y torturadas durante las dictaduras argentina y chilena: “nuestros cuartos propios (son) muy diversos y en muy diversas condiciones […] Todos los cuartos asediados por las violencias machistas, capitalistas, coloniales, políticas”. Este texto se vincula con el de Rodrigo Rey Rosa, donde una yazidi narra los pormenores del trato infrahumano sufrido por las mujeres de esta minoría kurda a manos de los integrantes de ISIS. Otros colaboradores de este número son Ana Clavel con un fragmento muy a propósito del tema de su más reciente novela, Breve tratado del corazón, así como otros textos asimismo trascendentes de las autorías de Gustavo Ogarrio, Javier Mosquera Sarabia, Isabel Hernández, Roberto Bardini, Macarena Muñoz Ramos y Eli Bartra, quien en la presentación de la revista señala: “El feminismo es utópico o no es.” ●
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12 29 de agosto de 2021 // Número 1382
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LA SAGA DE LOS POETAS DE LOS CINCUENTA Con-versatorias III. Entrevistas a poetas mexicanos de los 50, Ricardo Venegas (coordinador), Ediciones Eternos Malabares/ Fonca,México, 2020.
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a nómina de los poetas mexicanos nacidos en la década de los años cincuenta es amplia, señala Ricardo Venegas en el primer tomo (Con-versatorias, entrevistas a poetas mexicanos de los 50) de esta saga: muchos comenzaron a publicar después de los treinta o cuarenta años; algunas de estas voces sólo aparecieron con su debut y despedida implícita en un solo libro. La dispersión, reflexiona Venegas, es otra característica de este grupo, como también su diversidad de lecturas. Pese a lo anterior, parece que no hemos indagado lo suficiente: ¿por qué un poeta se entromete en la vivencia de alguien más?, ¿por qué seguir escribiendo y leyendo poemas?, ¿qué se busca en el poema?, ¿qué es el efecto Bolaño?, ¿es la poesía para una élite?, ¿los poetas han sido influidos por el movimiento del ’68, el budismo, los gatos, la música, el amor?, ¿quiénes escribieron poemarios que se complacen en títulos como Textículos de amor gozoso y Víbora de dos cabezas?, ¿qué se le diría a un joven que quiere escribir poesía? Estas son algunas preguntas que nos responderán hombres y mujeres poetas de importante
Adriana Tafoya |||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
En nuestro próximo número ro
MI DULCE GEORGE HARRISON: 50 AÑOS DE
SEMANAL SUPLEMENTO CULTURAL DE LA JORNADA
ALL THINGS MUST PASS
trayectoria como Rosina Conde, Kyra Galván, Carmen Leñero, Gabriel Trujillo, Jorge Valdés Díaz-Vélez, Edmundo Lizardi, Rafael Torres Sánchez, Carlos López Beltrán, Víctor Manuel Mendiola, Carlos López, Juan Manz, Rolando Rosas Galicia, Jorge Souza, Antonio Leal, Tomás Calvillo, Becky Rubinstein y Socorro Trejo Sirvent, por mencionar algunos y para no ahorrar la tarea a los lectores de adentrarse en las páginas de este “libro universo de los vates” y descubrir los otros nombres de su interés y empatía, que también darán respuestas y nuevas inquietudes sobre el arte de la lírica y las personalidades que la representan en estas Con-versatorias III, volumen prologado por Roberto López Moreno. Maravilloso trabajo periodístico y, a la vez, de investigación del poeta y editor Ricardo Venegas ●
Arte y pensamiento
LA JORNADA SEMANAL 29 de agosto de 2021 // Número 1382
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Artes visuales / Germaine Gómez Haro germainegh@casalamm.com.mx
Pablo de Laborde Lascaris: de barro y de silencio De izquierda a derecha: De barro y de silencio. Vista de la exposición. De barro y de silencio, acercamiento. Exposición en Casa Wabi Santa María.
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a Fundación Casa Wabi es una Asociación Civil sin fines de lucro creada hace unos años por el artista Bosco Sodi para fomentar el diálogo entre el arte contemporáneo y las comunidades locales en sus tres sedes: Puerto Escondido, Ciudad de México y Tokio. En nuestra ciudad cuenta con un espacio de exhibición sui generis en pleno corazón del barrio de Santa María la Ribera; se trata de un pequeño local de unos 20 m2 a pie de calle (Dr. Atl #62) que parece el aparador de un negocio, pero cuya finalidad es presentar, a puertas abiertas, exhibiciones de artistas emergentes. Actualmente, las restricciones por la pandemia no permiten el acceso a la sala a más de dos personas, por sus reducidas dimensiones. Durante mi visita me tocó esperar a que un par de visitantes terminara de leer con detenimiento el texto del curador Alberto Ríos de la Rosa escrito para la muestra De barro y de silencio, del escultor Pablo de Laborde Lascaris. Qué maravilla toparte inesperadamente con un espacio totalmente accesible al transeúnte y que invita a hacer una pausa en el caminar cotidiano para entrar en contacto con una obra de arte. Y en este caso, una instalación escultórica que llama la atención por su belleza y elegancia, toda vez que sacude por el trasfondo de su mensaje conceptual. La práctica de Pablo de Laborde se ha enfocado en la reinterpretación de los objetos cotidianos
cuya alteración le permite crear un diálogo con la escultura contemporánea. En entrevista vía Zoom desde Bélgica charlamos acerca de esta pieza inquietante y misteriosa: “Se trata de una obra antimonumento al número creciente y alarmante de periodistas asesinados en nuestro país. Es un tema que surge de manera natural por la preocupación de la situación que estamos viviendo. Pienso que a veces se nos olvida la importancia de la libertad. Mi esperanza es que a través de esta pieza se abra el diálogo y el hecho de que esté en Casa Wabi Santa María lo propicia, porque entra a verla mucha gente de todos los medios. Eso es inspirador, sobre todo en estos tiempos en los que hay una tendencia a separar las clases sociales cuando debería de propiciarse el diálogo y el respeto a los diferentes puntos de vista.” La obra que conforma De barro y de silencio es el resultado de un proceso técnico de una gran complejidad en la realización de 265 campanas de barro cocidas con óxidos que dan como resultado diversos tonos rosados y dotan a cada pieza de un carácter orgánico. Son la representación simbólica de los numerosos periodistas asesinados en
nuestro país. Comenta de Laborde: “Las campanas de diferentes tonalidades me hacen pensar en frutos colgantes en distintas etapas de maduración y lo asocié a la famosa canción ‘Strange Fruit’, de Billie Holiday que denuncia de manera poética los linchamientos de los negros en Estados Unidos.” Frente a las hileras de campanas colgantes, sobre un pedestal se colocaron los badajos de latón y plomo que crean un franco contraste de materiales: el barro asociado a la vida y los metales relacionados con las balas tradicionales y, por consiguiente, la muerte. Una campana sin badajo es muda como un periodista sin voz. En charla con el curador Alberto Ríos de la Rosa me comenta: “Es una obra contestataria, muy fuerte y sólida. Pablo da un gran salto al abordar un tema de contenido social y político que no había tocado antes. Vivimos en el país más peligroso del mundo y el artista levanta la voz para sensibilizarnos.” “En un mundo de plástico y ruido, quiero ser de barro y de silencio”, expresó el escritor uruguayo Eduardo Galeano, hermosa y sugerente reflexión que inspiró el título de la obra. Así se percibe la instalación de Pablo de Laborde, una obra de belleza estética y poética que invita al espectador a ser interpretada más allá de la mirada y escudriñar la profunda crudeza de su mensaje. Aquí, el poder del silencio sacude más que el grito ●
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14 29 de agosto de 2021 // Número 1382
Arte y pensamiento
Tomar la palabra/ Agustín Ramos
El anuncio de la no renuncia BRENDA LOZANO PUBLICA un anuncio de no renuncia titulado “Sobre mi nombramiento”. El País lo encabeza así: “La escritora asegura que la polémica suscitada por su designación como agregada cultural de México le dejó sola en una guerra política…” Pero aunque destaca esa soledad, el diario la deja sola con notables errores de concordancia y lógica desde las primeras líneas (acepté “con humildad –dice ella– representar las muy diversas expresiones culturales mexicanas en un país en el extranjero”), ¿o es sólo una astucia editorial para entramparnos en la redacción mientras nos estafa de contrabando? Porque es bueno enfatizar el “genuino interés” en la juventud, el género, la diversidad, la vulnerabilidad y los pueblos originarios, desde una postura “no patriarcal” y “antirracista”. Es bueno considerarse de un feminismo nuevo y deslindarse del conservadurismo, de las “luchas de poder que en el fondo poco tienen que ver” con ella y de grupos intelectuales “presididos por hombres ya mayores”, para defender “desde su trinchera”, “desde dentro”, en la “comunidad cultural”, las libertades (la de expresión la repite cinco veces). Empero, lo que necesita es probar tal militancia con algo más que dichos de hora última y de propósitos promocionales. (Promocionales inmundos e intragables, demagogia barata son Las mañaneras, irrumpe en mi muro la amiga A, ya te borré, sentencia. Creí que me habías borrado desde hace mucho, le digo, y tu sagaz observación me anima a seguir ocupándome de la demagogia cara. Cuánto desprecio y resentimiento, tercia la amiga B. Encajo lo del “desprecio y resentimiento” porque me interesa saber qué opina de Lozano. Ella está defendiendo con dignidad y riesgo su nombramiento, dice, frente al escarnio autoritario de imponer proponiendo a “una poeta indígena…” Lo de “autoritario” ya no lo cree ni Jorge Ramos, digo, además un tirano no impone proponiendo y aferrarse a un cargo no es nada digno, AMLO puede ser indefendible pero se defiende solo, en cambio sus detractores invierten dinero y hacen tenebra para juntar firmas. Soy ciudadana activista de a pie y creo que una agregada cultural no es una Comisaria Cultural del Pueblo, dice, o no debería serlo. Entonces, siguiendo tu metáfora, tampoco debería ser una agente de la Rusia blanca, digo, ¿o crees que ella sea hoy la agregada idónea? Fin del intermedio.) Primero la promoción y después la victimización. La agregada que rehúsa renunciar se queja de ataques violentos (sic), misoginia, injurias, amenazas, falsedades. Y todo por “haber disentido”. Así que volviendo a ondear banderas en ella inverosímiles advierte que no renunciará; al contrario, en el puesto, mediante “una política cultural abierta que represente la diversidad”, enfrentará la norma “de que la cultura mexicana debe requerir una afiliación ideológica”. También promueve su idoneidad para el cargo atribuyendo los cuestionamientos a que disiente y ejerce el “pensamiento crítico”. Los voceros de la alta cultura la pertrechan contra una “guerra sucia”, “bárbara”, “talibán”, “totalitaria”; los autoerigidos liberales, la misandria amlófoba y los agentes aduanales de la cultura encomian todos a una su “valentía”. En España, donde la realeza y sus leales súbditos no son lo que se dice amlovers, la esposa de Claudio X. González –socia de esa diplomacia cultural– se alegra de ver a Brenda “al frente de la estrategia cultural de la Embajada”. Acá, en el contexto de un destape absurdo, menudean las rencillas internas y el peor estalinismo irrita a la hegemonía adueñada de las agregadurías culturales, destapando la pugna entre reales, virtuales, falsos y auténticos partidarios de Claudia y Marcelo. Concluyo, todas las opiniones, tanto las neutrales como las favorables y contrarias, vertidas en medios tradicionales y en redes, en torno al nombramiento de quien en redes expresó su antipatía por AMLO, evidencian la rotunda falsedad del contenido del anuncio de la no renuncia ●
Biblioteca fantasma/ Eve Gil
La guía Montemayor
IMAGINEN ESTE ESCENARIO: una joven pareja, acompañada de su hija pequeña, deciden aceptar el reto, por razones profesionales de la esposa, de radicar por un tiempo en “la peor ciudad para vivir en México”: Chilpancingo, Guerrero. Coahuilense de origen, el esposo, un escritor de nombre Vicente Alfonso (Torreón, 1977), posiblemente piensa que no pasará de sufrir incomodidades y correr algunos riesgos, como en tantas zonas de nuestro país… pero el hedor de la tremenda realidad les da en plena cara, apenas entrar: no hay vuelta atrás. El origen de aquella fetidez tiene relación con un grave problema que, sin embargo, no es nada comparado con otros: “Ver un camión de la basura en Chilpancingo es casi una señal de buena suerte”, porque de cuarenta y seis vehículos recolectores sólo funcionan dieciocho. Poco a poco descubrirá que, como todo infierno que se precie de serlo, aquella ciudad tiene rasgos novelescos y apasionantes. A la orilla de la carretera (Crónicas desde Chilpancingo) (Universidad Autónoma de Nuevo León, 2021), libro ganador del Premio Bellas Artes de Crónica Literaria, nos muestra otra faceta del autor de novelas fascinantes como Partitura para mujer muerta y Huesos de San Lorenzo, en la que no sólo cohabitan periodismo y literatura, se advierte también un cruce de géneros diversos como la propia crónica, la entrevista, el ensayo, el diario y la autobiografía, logrando un gran efecto de suspense. Se trata, asimismo, de una obra con dos capas: por un lado, las vivencias de esta joven familia en su transitoria residencia, por otro, un homenaje al autor chihuahuense Carlos Montemayor (1947-2010), autor de la novela emblemática de la violencia que desde los años setenta asola aquella región y tuvo su clímax en la llamada “noche de Iguala”: Guerra en el paraíso (1997). Esta obra, de hecho, representa un verdadero milagro en medio de una genuina sequía cultural, “lejos de ser provincia literaria,
las montañas de Guerrero son tierra de nadie”. Alfonso abraza su ejemplar de la citada obra como a una reliquia que le permite sobrellevar su estancia en un lugar que lo incita más a la reflexión que a la ficción. Los asistentes al taller literario que él preside parecen aquejados por su mismo “mal”: la imposibilidad de olvidar los constantes riesgos que corren cada día. La necesidad de hacer más periodismo que literatura. Cuando me refiero a Chilpancingo como “infierno”, uno de tantos que se localizan en la geografía mexicana, lo hago en un sentido literal que, a través de la brillante prosa Alfonsina, adquiere una dimensión casi poética que, aunque salten algunos, me trajo a la memoria el recorrido de Dante por aquellos nueve círculos. A cada paso, el narrador encuentra personas que, no obstante su aparente sencillez, incluso su calma, han vivido historias traumáticas, equiparables con haber sobrevivido a una guerra: secuestros, orfandad, violaciones, acoso, amenazas… la conmovedora maestra que le confía, con esa terrorífica serenidad que otorgan la resignación y la impotencia, que cada día queda vacío otro pupitre, no por deserción sino porque los alumnos sencillamente desaparecen, se los traga la tierra. Levantados. Los jóvenes de entre quince y veinticinco años son los más propensos a esfumarse, como en una diabólica Gran Tribulación. Los padres huérfanos de hijos deambulan como muertos vivientes. Padre de una hija pequeña, no puede evitar experimentar una poderosa empatía: “En México –dice un médico forense entrevistado por Alfonso– desaparecer significa hacerlo tres veces: la primera físicamente, la segunda de los registros y la tercera de la memoria de la gente”, y tras la desmemoria, la total impunidad. Alfonso busca en Ciudad de México a algunos personajes de Montemayor, así como a estudiosos de su obra a autores diversos cuya obra alude a los mismos hechos de Guerra en el paraíso, y redondea así esta obra caleidoscópica ●
Arte y pensamiento
LA JORNADA SEMANAL 29 de agosto de 2021 // Número 1382
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Bemol sostenido / Alonso Arreola
T : @LabAlonso / IG : @AlonsoArreolaEscribajista
Por el clima y contra la pobreza, GC Live QUÉ? GLOBAL CITIZEN Live, un concierto que busca defender al planeta y derrotar a la pobreza movilizando al mundo, una acción a la vez. ¿Cuándo? 25 de septiembre. ¿Dónde? Por lo pronto, en ocho ciudades de seis continentes: Lagos, París, Nueva York, Londres, Los Ángeles, Río de Janeiro, Seúl y Sidney. Tal como reza un aviso en su página web, este evento es parte de la campaña Un Plan de Recuperación para el Mundo, que intenta “ponerle fin al Covid-19, a la crisis del hambre, reanudar la educación para todos, defender el planeta y alcanzar la equidad”. Se trata de una noble iniciativa que se ha puesto en marcha para acabar con la pandemia y conseguir justicia en los ámbitos más básicos de la vida: alimentación, educación e igualdad, objetivos que siguen fuera de nuestro alcance por la mala distribución de la riqueza, por la corrupción y por la falta de sensibilidad política, pero que podemos perseguir con un activismo solidario e informado. En el pasado hemos compartido proyectos de Global Citizen, pero éste merece especial atención, pues sin duda es el más grande hasta el momento. Durante veinticuatro días decenas de artistas –músicos y actores sobre todo– harán sonar sus voces para generar conciencia y conseguir fondos que ayuden a los más de setecientos millones de pobres que hay en el mundo. Hablamos de nombres que viven en la cúspide de la industria y que, movilizados por la pandemia y sus efectos colaterales, decidieron sumarse para potenciar el llamado de ayuda: Adam Lambert, Black Eyed Peas, BTS, Billie Eilish, DJ Snake, Demi Lovato, Angélique Kidjo, Andrea Bocelli, Camila Cabello, Coldplay, Duran Duran, Femi Kuti, Ed Sheeran, Green Day, HER, Keith Urban, Metallica, Lang Lang, Lizzo, Lorde, Ricky Martin, The Weekend, Usher y Shawn Mendes, entre muchos más. Como se puede leer en esa lista, hay un esfuerzo genuino por disolver barreras generacionales y estéticas en pos del mismo sentido, lo que aplaudimos pese a la paupérrima representación hispana –por ya no decir latinoamericana– que una vez más se verá reducida a un par de entertainers aprobados por el gusto anglosajón. Nada nuevo, aunque siempre desconcertante. Veremos qué sucede conforme se acerque el evento, empero, pues han prometido dar más nombres de artistas y ciudades sede, así como de celebridades y líderes con participaciones especiales. Dicho esto, y aunque la transmisión ocurrirá en vivo para el mundo entero, lo que le recomendamos hoy, lectora, lector, es que visite cuanto antes el sitio de www.gobalcitizen.org para suscribirse y llevar a cabo acciones de ayuda inmediata. Se trata de un portal que ofrece vías efectivas y amigables para que pueda participar con ideas, mensajes a mandatarios o incluso con reclamos de justicia colectivos. El equipo que se halla detrás parece honesto; está constituido por gente de la sociedad civil que ha decidido organizarse de una manera transparente y atractiva. Claro que este megaconcierto nos recuerda el ocurrido en 1985 para combatir la hambruna en África: el legendario Live Aid producido por Bob Geldof (y por el cual se seleccionó el 13 de julio como el Día Internacional del Rock). También nos recuerda a otros que sucedieron en el nuevo milenio, intentando continuar con su legado. Hablamos de Live 8 y Live Earth. Uno se enfocó en combatir la pobreza y el otro en detener el calentamiento global. Sin embargo, aunque ambos tuvieron gran resonancia mediática creemos que también perpetraron una costumbre de la Buena Intención que no logra cambios de largo aliento. Esperemos que este festival de Global Citizen, a diferencia de aquéllos, pueda tener un mejor destino; que obtenga frutos superiores al momento de sensibilidad reactiva para que pronto transformemos los malos hábitos macroeconómicos, haciendo lo que nos corresponde diariamente. Buen domingo. Buena semana. Buenos sonidos ●
Cinexcusas/ Luis Tovar @luistovars
Una de cal argentina DIRIGIDO POR EL bonaerense Sebastián Schindel, coescrito por él mismo y Pablo del Teso, cinefotografiado por Julián Apezteguía, musicalizado por Sebastián Escofet, coproducido por un grupo de empresas privadas en colaboración con el INCAA –equivalente al mexicano Imcine– y distribuido por Netflix, el largometraje de ficción Crímenes de familia (Argentina, 2020) es un estupendo ejemplo de que las plataformas de servicio streaming no están limitadas, ni mucho menos obligadas, a colmar de miasma su oferta fílmica y pueden, como es el caso, incluir una producción que bien puede considerarse a caballo entre un cine del llamado “comercial” o de mero entretenimiento, y aquel otro que se siente llamado a rebasar una cota así de elemental y busca, en virtud de su temática y el tratamiento que le da, generar al menos un poco de reflexión.
Injusticias del sistema de justicia EN SU RELATO Schindel recurre, a partes iguales, a la fragmentación del tiempo diegético para dosificar la información –uno de los recursos narrativos más usuales en la confección de un thriller– y, en tanto la trama depende significativamente del desarrollo de procesos judiciales, a ese otro recurso indispensable del subgénero conocido de manera popular como “cine de juzgados”, es decir a las audiencias que se llevan a cabo en juicios orales. La yuxtaposición de dos diferentes enjuiciamientos, uno contra el hijo de una pareja madura y económicamente acomodada, a quien se acusa de violencia intrafamiliar y violación, el otro contra la trabajadora doméstica de esa misma pareja, acusada de homicidio calificado, se hilvana con el desarrollo pausado de las causas y el contexto que ha llevado a los protagonistas a dicho estado de las cosas. Centrada de manera fundamental en el personaje de Alicia –estupenda, Cecilia Roth–, es decir la mujer madura de alta posición económica, la trama consistente
en el desenhebrado de la presunta culpabilidad de los indiciados poco a poco va dando paso al verdadero quid: quién sí y quién no tiene acceso a la justicia, en función de sus posibilidades económicas, sus conocidos, influencias y palancas pero, sobre todo, en función de su origen social: por un lado está Daniel (Benjamín Amadeo), el hijo de la pareja pudiente, quien a sus casi treinta años no ha sido capaz de dejar atrás la minoría de edad psicológica ni material y sigue aprovechándose del tantas veces enceguecido amor de madre; por el otro está Gladys –una sobresaliente Yanina Ávila–, la empleada doméstica para quien la vida entera ha sido una sucesión de vejaciones, utilizaciones y humillaciones, que la han reducido emocionalmente a su mínima expresión y, desde la perspectiva de casi todos los otros, han hecho de ella una permanente receptora pasiva de los actos ajenos, ya sea en calidad de víctima o de damnificada. Sorprende y es bienvenida, por inusual en filmes de esta naturaleza, la sobriedad con que son empleados ciertos recursos formales: la cinefotografía se limita espléndidamente a ser eficiente, sin pirotecnias icónicas ni engolosinamientos –lo cual destaca en la inclusión de un leitmotiv visual revelador–, mientras la sonorización extradiegética evitó felizmente esa tara despreciable que consiste en emplastar motivos musicales dizque ad hoc a cada rato, para cada situación y hasta el hartazgo. Algo similar puede decirse de los diálogos que, a diferencia de películas concebidas con pericia evidentemente mucho menor, no cuentan de nuevo el cuento y verbalizan sólo aquello que debe ser escuchado precisamente porque no es visto –que para eso está la imagen–, redondeando la narrativa y volviéndola capaz de llevar al espectador un par de pasos más allá de la trama misma, es decir, al fondo del asunto, resumible aquí en la ya citada oposición y diferencia socioeconómica, así como en la condición de vulnerabilidad femenina, en un caso agravada por antecedentes de la infancia y en otro por prejuicios de clase ●
LA JORNADA SEMANAL
16 29 de agosto de 2021 // Número 1382
Aranxa Albarrán
Lele, la viajera más famosa de México La muñeca Lele, de colores de arco iris fosforescente, ha invadido de luminosidad no sólo entidades mexicanas, sino también países como Inglaterra, Australia y China, cuando en 2019 la cancillería mexicana decidió crear lazos entre naciones y representar la belleza de las mujeres y niñas otomíes a través de la pequeña artesanía.
L
ele significa “bebé” en otomí, la lengua de 288 mil 52 hablantes pertenecientes a esa cultura indígena, según el Atlas de los Pueblos Indígenas de México. Aunque cuenta con nueve variantes dependiendo de la zona en la que se encuentren establecidos, sus tradiciones son las mismas y la formidable creación artesanal está presente en cualquiera de sus manos. El origen de Lele está en Amealco, municipio perteneciente al estado de Querétaro; no obstante, su producción se da en cada una de las entidades con población otomí: Estado de México, Hidalgo, Guanajuato, Querétaro, Puebla y Veracruz; es conocida por pobladores y turistas no parlantes de la lengua como “muñeca de trapo”. A pesar de que llamarle así es ofensivo para algunos de sus artesanos y pertenecientes a la cultura, han aceptado que Lele sea reconocida para enaltecer no sólo la creatividad de su mente y manos, sino de su alma y raíces, especialmente por darles la oportunidad de ser valorizados a través de ella. Actualmente Lele es considerada como Patrimonio Cultural desde el 18 de abril de 2018, particularmente por su autenticidad al ser hecha a mano con bordados y paciencia inaudita de sus artesanas; es bien sabido que el corazón de cada una de las muñecas es creado por mujeres otomíes. Para su elaboración se emplean los siguientes elementos: trapo para elaborar el cuerpo, una blusa de manga larga hecha con tela de “Jacquard” de color y holanes con encaje; una faja en la cintura, llamada “chincuete”, y la falda rayada con encaje en lo alto. En cuanto al pei-
Primera Feria de la Muñeca Otomí-Hñöhñö, así como la Muñeca Gigante Ar Lele. Ciudad de México, 17 de diciembre de 2019. Foto: NOTIMEX/JAVIER LIRA/JLO/ ACE/GVP.
nado, se compone de dos trenzas adornadas por listones de colores y su objetivo es representar a las niñas de las comunidades otomíes. No obstante el empeño y esfuerzo de cada una de las artesanas para su elaboración, hay empresas, especialmente de capital extranjero, que se han apropiado de la artesanía, así como de su significado, para elaborarlas masivamente y exportarlas o venderlas como si fueran originales y auténticas; empero, la comunidad otomí considera que se trata de un acto injusto y soez, dado que la mayor parte de su sustento proviene de su producción artesanal. A inicios del año pasado, la Casa Queretana de las Artesanías (CQA) informó que la venta de Lele había aumentado un ciento cuarenta y ocho por ciento; sin embargo, las inclemencias impuestas por la pandemia han derivado en graves afectaciones en la venta de artesanías, obligando a sus creadores a aceptar regateos y un alta disminución en su producción. A pesar de la gira internacional de Lele en tamaño gigante para la atracción de turistas al país, el respeto por el trabajo de elaboración y la valorización continúan sin verse del todo, dado que artesanos otomíes padecen una situación grave de falta de apoyo mientras la mejor viajera de México permanece sin movimiento ●