■ Suplemento Cultural de La Jornada ■ Domingo 31 de enero de 2016 ■ Núm. 1091 ■ Directora General: Carmen Lira Saade ■ Director Fundador: Carlos Payán Velver
IdeologíA y dIscurso en el vAIvén socIopolítIco
América
en lA encrucIjAdA
latina
Gustavo oGarrio Argentina: cultura y memoria histórica contra el autoritarismo
OrlAndO limA rOchA
WOlfGAnG KAlecK,
Premio Hermann Kesten del Pen Club: con las armas del Derecho
esther AndrAdi
Entrevista exclusiva con AlejAndrA Gils,
Procuradora General de Justicia de Argentina
Argentin cultura y memoria histórica contra
La inveterada postración econó-
El racismo “buEna onda” dE macri, gobErnador “antidEmocrático quE llEgó dEmocráticamEntE”.
mica, política y cultural padecida
VuElta a la dErEcha siniEstra, intolErantE a la disidEncia política.
por América Latina dio visos de comenzar a cambiar hace poco menos de dos décadas, con el arribo al poder de fuerzas progresistas en Argentina, Brasil, Bolivia, Ecuador y Uruguay. Empero, dicha tendencia se halla en riesgo de retroceso, como se demuestra sobre todo en el caso de Argentina. Los ensayos de Ogarrio y Lima Rocha; los artículos de Wolfgang Kaleck, reciente ganador del Premio Hermann Kesten del Pen Club, y E. Raúl Zaffaroni, ex ministro de la Corte Suprema Argentina y miembro de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, así como la entrevista exclusiva con Alejandra Gils, actual Produradora General de Justicia argentina, analizan diversos aspectos ideológicos y de discurso en los vaivenes sociopolíticos que hoy afectan a Latinoamérica y que en gran medida determinarán su futuro. comentarios y opiniones: jsemanal@jornada.com.mx
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rgentina vive, con el nuevo gobierno, un período de sombras: una, que mira hacia el pasado, la sombra de la dictadura, cuya visión magra del Estado y exclusión de disidencia política y social se asemeja más a formas dictatoriales que a las democráticas; otra es la sombra del autoritarismo, debido a su forma de gobernar por decretos especiales que “saltan” el filtro legislativo y cuyos perfiles pueden leerse en las fronteras totalitarias, tal como lo hiciera notar hace poco el ex director de la biblioteca nacional, sociólogo y ensayista argentino horacio gonzález (Página 12, 15/i /2016). la cuestión no es menor. se trata del vuelco a una política de derecha en el Estado argentino; una derecha ciertamente no tan diestra y sí muy siniestra. El mandatario es un político neoliberal, ex presidente del equipo de futbol boca Juniors (nada menos que durante doce años, entre 1995 y 2007) y ex gobernador de la provincia de buenos aires. Es también un conservador, lo cual sobresalió desde la forma de tomar protesta como presidente al desconocer los acuerdos y protocolos, demandando judicialmente a la entonces presidenta cristina Fernández (cuestión que generó una acefalia del Ejecutivo y puede leerse, como lo han dicho algunos periodistas del país, como un golpe –¿de Estado?– por parte de macri). puede entonces afirmarse que el gobierno argentino actual hace gala del autoritarismo como una política de su gobierno, inclusive desde antes de conformarse en gobierno como tal. se trata, parafraseando el título de una de tantas notas sobre el tema, de “un gobierno antidemocrático que llegó democráticamente”. El sitio a la democracia, por cuyas puertas entró, hoy las quiere cerrar gobernando por decretos y su intolerancia a disidencias políticas. su administración opera más como empresa que como gobierno: de acuerdo con La Jornada (15/ i /2016), macri, un empresario que se hizo político apoyado en la oligarquía y el capital rentista, ha dejado a la fecha ya más de 30 mil desempleados. Esta es la derecha del neoliberalismo: tecnócratas empresarios que pretenden actuar como políticos (en realidad, fetichizan la práctica política) y cuyos
“ajustes” estructurales son pretendidamente necesarios en medio de una serie de “consecuencias colaterales” como el desempleo. En méxico, ese cuento ya lo conocemos muy bien.
Liposucción al Estado: El higiEnismo por dEcrEto intolerancia ideológica y “ajustes” estructurales de los puestos públicos con el consecuente adelgazamiento del Estado y magro mercado interno, son algunos de los elementos más notorios de la administración macri. Elementos que, dicho sea de paso, van de la mano como una “grasa” que está de más en las instituciones públicas, según la expresión metafórica reciente del secretario de hacienda, prat-gray: “eliminar la grasa de la militancia (peronista y en general disidente)”, como se indica en el diario Página 12 (14/ i /2016). Eliminarla del Estado, hacer una “liposucción” de trabajadores y, con ello, “limpiar” el cuerpo institucional hasta “sanarlo” y hacer de la asepsia ideológica una regla de juego político. nuevamente, siguiendo la metáfora, se trata de expulsar a la “sucia” sociedad del Estado, que según esto se encontraría en proceso de “purificación” ideológica para una “gobernabilidad eficaz”. El mercado es normativo en el macrismo y la metáfora se complementa con la dolarización de la economía argentina, que va en aumento en pos de integrar al país en una globalización “interdependiente”. la ola de despidos, represiones y políticas por decreto son acompañados por un folclorismo y racismo “buena onda” que, desde su cierre de campaña, cuando hizo gala de su presencia en tierras jujeñas, plantea la mercantilización de la tierra y la cultura con la voz de “pachamama o mercado” tras de sí. las recientes afrentas a los trabajadores y sus respuestas en marchas de miles de argentinos dejaron en claro el tipo de “embestida autoritaria y neoliberal del nuevo régimen” en un desgaste temprano (La Jornada, 30/ xii /2015). ni hablar de la libertad de expresión, que el macrismo más bien asume como una “libertad de industria” selectiva. Ya lo decía Eduardo galeano al retratar a las dictaduras del cono sur: “se encerraba a
directora general: Carmen Lira Saade, director: Hugo gutiérrez Vega(†), Jefe de redacción: LuiS toVar, Edición: FranCiSCo torreS C órdoVa , a Leyda a guirre r odríguez y r iCardo y áñez , coordinador de arte y diseño: F ranCiSCo g arCía n oriega , diseño de portada y dossier: marga Peña, diseño de columnas: J uan g abrieL P uga , relaciones públicas: V eróniCa S iLVa ; tel. 5604 5520. retoque digital: a LeJandro P aVón , publicidad: e Va V argaS y r ubén H inoJoSa , 5688 7591, 5688 7913 y 5688 8195. correo electrónico: jsemanal@jornada.com.mx, página web: www.jornada.unam.mx
portada: Nuestra América: avances y retrocesos ilustración de gabriela podestá
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el autoritarismo Orlando Lima Rocha *
las gentes para que los precios fueran libres”. El encierro es también una exclusión. tal situación podría leerse también desde lo que marcos roitmann, en Tiempos de oscuridad. Historia de los golpes de Estado en América Latina (2014), examina como un “nuevo golpismo” de Estado, que se gesta a partir de la “normalidad” democrática de la década de los años ochenta en la región: los golpes de Estado son “una opción para reforzar o sustituir a los productores del orden social” e imponer otro orden, por lo que en la actualidad se trataría ya no de uno militar o cívicomilitar, sino más bien civil y empresarial, a manos de la plutocracia apoyada en los medios masivos de comunicación oligopólicos. En este caso, el golpe “se produce sin destitución de autoridad legítima”, dejando actuar al jefe o jefa de Estado más como gestor administrativo que como político con visión nacional y se apoya a su vez en las políticas de adelgazamiento del Estado y de mercado interno. Eso es lo que parece sugerir el “higienismo” estatal argentino y su actuar político ante la disidencia política y social.
“Equipo” vErsus “ñoquis” o las mEtamorfosis dE la civilización por ello, también la cultura y la memoria histórica juegan un papel fundamental en la democracia sitiada por el actual gobierno argentino. En el artículo citado de horacio gonzález se menciona el renacimiento de un lenguaje gestado hace más de tres décadas en argentina para referirse a los trabajadores del Estado, los funcionarios públicos más propiamente peronistas: los “ñoquis”, palabra que refiere en sí misma a un tipo de pasta italiana, pero que, en la jerga popular, según gonzález, proviene “del habitual desdén que surge de los monopolios comunicacionales hacia las deficiencias históricas del Estado real, pero al que no le admiten ninguna de sus acciones necesarias” (en Página 12, 15/i/2016). así pues, los “ñoquis” representan simbólicamente aquellos funcionarios públicos que ahora están siendo despedidos. “Ñoquis” son, entonces, aquellos sectores sociales antes llamados “barbarie”. un término producto del higienismo del pensamiento conservador para renovar la conocida dicotomía sarmientina, “civilización y barbarie”, para nombrar enmascaradoramente un conflicto que, en realidad, tiene que ver con la humanidad misma de las personas. ¿pero entonces quién sería ahora la “civilización” en argentina? siguiendo al sociólogo citado, el término que en la cúpula macrista han preferido emplear para hablar de sí mismos es “equipo”, término coloquial cuyo sentido es vaciado de su significado para terminar apelando a “todos”, a condición de que esos “todos” sólo sean unos cuantos. un sentido falaz, considerando la dimensión selectiva y aristocrática que ha tomado en manos del macrismo: no sólo se trata de “limpiar” al Estado de sus lípidos ñoquis, sino también de usar y pulir hasta adel-
Protesta de trabajadores en el Ministerio de Trabajo por despidos injustificados en la nueva administración de Mauricio Macri, Buenos Aires, Argentina, 14 de enero de 2016. Foto: AP/ Víctor R. Caivano
gazar los términos colectivos cotidianamente empleados. aquí se completa la dupla dicotómica: “civilización versus barbarie” se transforma en “equipo versus ñoquis”. la referencia a sarmiento tiene plena vigencia y es reavivada hoy en su sentido conservador. como escribió el maestro y filósofo argentino arturo andrés roig (en su sugestivo ensayo “negatividad y positividad de la ‘barbarie’ en la tradición intelectual argentina”): “a través de esa multiplicidad discursiva se oculta y manifiesta el rostro de nuestra américa”. El giro a la derecha, gestado en el Estado argentino actual, es una vuelta de tuerca de tan macabro perfil que quiere encerrar en dualismos y moralinas de “buenos” y “malos” una conflictividad social latente en argentina (y en toda nuestra américa) desde la fundación de la
el giro a la derecha, gestado en el estado argentino actual, es una vuelta de tuerca de tan macabro perfil que quiere encerrar en dualismos y moralinas de “buenos” y “malos” una conflictividad social latente en Argentina (y en toda nuestra América) desde la fundación de la nación misma.
nación misma. después de todo, la “barbarie” siempre ha sido parte de la “civilización”, aunque en argentina hoy se quiera callar institucionalmente y “por decreto” la memoria histórica. Ejemplo de ello está en la reciente disolución del instituto nacional de revisionismo histórico argentino e iberoamericano manuel dorrego (creado en 2011 durante la administración de la entonces presidenta cristina Fernández y que, no obstante la noticia, su presidente Víctor ramos ha declarado que “continuará funcionando de todas formas”) porque con ello, según declaración oficial, el Estado dejaría de promover “una visión única de la historia” y el macrismo más bien parece querer olvidarse de ella –o, mejor aún, recordarla a su manera (La Nación, 4/i /2016).
dE EntrE las sombras: El valor dE la rEsistEncia social a pesar de todo, aún persiste la esperanza dentro del panorama argentino actual. si, como dice roitmann en su obra citada, argentina “es el país donde la impunidad ha sido menor”, no ha sido sólo gracias a sus gobernantes sino sobre todo a su gente. son ellos, sujetos sociales cuyo sentido político de la vida les ha llevado a consignar frases llenas de esperanza como los “¡nunca más!” y (aún desde la desesperanza) “que se vayan todos”. Frases como éstas, popularmente construidas, han marcado y marcan (quizá hoy más que nunca) la memoria y la trayectoria de sugerentes vías de pasión y proyección de demandas que, si bien no terminan de cumplirse, sí dan pautas de avance hacia otras situaciones colectivas. lo anterior pone sobre la mesa una resemantización autocrítica de “lo popular” que requiere encarar con toda agudeza las ambigüedades del término que le son constitutivas, y re-pensar también las derivas de términos a veces tan maniatados como el de “populismo”, empleado últimamente por sectores dominantes elitistas para referirse a las sociedades en resistencia y las demandas que atentan contra sus intereses. Es desde una resistencia gestada en la movilización social y el pensamiento crítico que se ha puesto de relieve la impopularidad de un gobierno pretendidamente democrático como el macrismo. Esa resistencia es la que impulsa el valor de vivir a la luz de la dignidad humana desde la cotidianidad del ejercicio político con base en una verdadera democracia y más allá de las sombras del autoritarismo y el temor totalitario
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*licenciado en Estudios latinoamericanos del cEla de la unam
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VOZ INTERROGADA Hace algún tiempo, y como parte de un programa de mujeres protagonistas, tuve la suerte de entrevistar a la jurista argentina Alejandra Gil Carbó (1958), procuradora General de la Nación. Me interesaba conversar con la primera mujer elegida para esa función en Argentina, gracias a su trayectoria en el Ministerio Público, y cuyo Programa de Género apuntaba a revertir el sistema de justicia de un país donde tres cuartas partes de los fiscales son varones. A mediados de 2013, apenas unos meses después de su elección casi por unanimidad –sólo tres votos en contra–, la procuradora parecía reunir todos los males. Gils Carbó era sometida a diversos ataques, desde sectores del Poder Judicial, los medios, la oposición política. Me dieron cita una y otra vez, y lo que parecía posible a las diez de la mañana, al mediodía ya era inimaginable. Mientras esperaba, admiré la madera que revestía las paredes de la adusta residencia del siglo xix y las flores frescas que siempre adornaban el mobiliario minimalista de esa sala de recepción, mientras una telefonista se excusaba una y otra vez frente a los más difíciles pedidos.En medio de esos traqueteos se hizo esta entrevista. Directa, amable, serena, la procuradora me recibió vestida con un trajecito rojo. Su voz clara, precisa, y toda su gestualidad asertiva, desde la cabeza hasta los pies. Esta jurista, proveniente de una familia de abogados, divorciada y madre de tres hijos, con una maestría en Economía Política y una brillante carrera en Derecho Comercial y Penal, no daba la impresión de temer desafíos ni decisiones cruciales. Antes bien parecía disfrutarlos. Siempre con una sonrisa, también en su mirada. Y no es un dato menor, porque desde su elección en agosto de 2012, no tuvo tregua: si esta conversación cobra inusitada actualidad es porque el nuevo gobierno argentino solicita su renuncia como Procuradora General, y existe gran presión para que “dé un paso al costado”, como se dice eufemísticamente en estos casos. Pero su cargo es vitalicio, como el de los jueces de la Corte Suprema de Justicia, y sólo puede ser removida por juicio político.
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Por una entrevista exclusiva con la Procuradora General de Justicia de la Nación argentina,
AlejAndrA Gils cArbó Esther Andradi
En opinión dE la Jurista, “la dEmocratización dE la Justicia no tiEnE quE VEr nEcEsariamEntE con una rEForma procEsal, sino con una rEForma dE la mEntalidad”. El nuEVo gobiErno argEntino Está solicitando la rEnuncia dE la procuradora.
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a justicia es ciega, dicen. Pero a veces tendría que ver un poco, ¿no le parece? –la “justicia ciega” responde realmente a otro tiempo porque hoy en día, que la justicia tenga los ojos vendados lleva a profundizar las asimetrías. En un país como argentina, donde la desigualdad, como en otros países de latinoamérica, es algo tan marcado, que en algún punto permite poner en duda la existencia de una democracia. cuando gran parte de la población no tiene acceso a un bienestar mínimo que le permita una vida digna, es difícil pensar que haya un gobierno para todos. aquí se ha progresado mucho, pero todavía hay una profunda desigualdad. En el año 2001 había un cincuenta y cuatro por ciento de pobreza y un veinticinco por ciento de indigencia, hoy ese porcentaje se ha reducido, la pobreza alcanza a un veinte por ciento y la indigencia seis por ciento. si la justicia está con los ojos vendados, las asimetrías del mercado y de la sociedad se trasladan a la justicia. Ésta se transforma entonces en un árbitro de un partido de tenis, que mira la lucha entre una poderosa corporación defendida por grandes estudios jurídicos, con aceitadas relaciones con los jueces, a través de cátedras e incluso relaciones sociales, y un consumidor que no tiene acceso a todos estos mecanismos. –Se habla de “la justicia” en general, pero la justicia a veces parece un mascarón de proa azotada por los vientos... de los intereses. –Es lo que está aflorando en estos momentos. durante muchas décadas, cuando había una simbiosis entre el poder político y las minorías, no había conflictos entre la justicia y el poder Ejecutivo. nadie hablaba del corporativismo judicial ni de “lobbies”, estos temas se silenciaban, pero estaban en los pasillos de los tribunales. hoy, después de treinta años de democracia, se ha puesto en cuestión. Es la madurez de la sociedad que se expresa en la expansión de derechos en muchos ámbitos. desde la asignación universal por hijo, que permite que toda persona con hijos sin distinción de partidos políticos acceda a un haber mínimo, desde los derechos que han sido reconocidos a las minorías sexuales, a pueblos originarios. se comienza a mirar de otra manera al “otro”, al que es más débil. Esa es la mirada que debe tener la justicia cuando falla. no basta con la letra del código procesal, que es frío y descarnado, sino comprender los dilemas sociales que hay bajo cada caso particular, donde siempre, en cada pleito, se están debatiendo intereses colectivos.
–Cuénteme del Programa de Género que usted ha elaborado. –Estamos trabajando en muchos ámbitos. El primero es actuar en los casos de violencia doméstica, porque una mirada conservadora hacía que cuando venía la mujer a hacer la denuncia, el fiscal la citaba para que se dieran un besito con su marido y volvieran a su casa. después aparecían las mujeres asesinadas. mi mirada de mujer es que una vez que ocurrió un acto de violencia, difícilmente debería una mujer continuar esa relación. con la expansión de los derechos que estamos viviendo, hoy es un tema candente, incluso en los medios, donde todos los días tenemos noticias de graves casos de violencia doméstica que antes aparecían silenciados. –Estaban ocultos bajo el rótulo de crímenes pasionales. –invisibilizados. no existía la palabra feminicidio, eran temas totalmente invisibilizados en los medios, en las comisarías ni siquiera se tomaban las denuncias –una amiga fue a hacer su denuncia y el comisario le dijo: “pero quién no le pegó alguna vez a su mujer, señora...”. Entonces hay que trabajar en los tribunales esa mentalidad conservadora, refractaria a darle el valor que debe tener este tipo de delitos. también internamente, en descubrir en todos aquellos ámbitos dentro del ministerio público Fiscal donde hay patrones de género que sostienen una mirada discriminatoria. –¿Y cómo se ejecuta este Programa? –hay un equipo de fiscales que además de intervenir en los casos de violencia doméstica, se relacionan con distintas unidades de la procuración, por ejemplo con la unidad de Violencia institucional, para analizar el tema de las cárceles, también desde una mirada de género. se interviene en casos de trata de personas, para aportar una mirada de género al rescate de las víctimas. porque un problema social y de vulnerabilidad no se soluciona sólo desde el punto de vista legal. Es necesaria una mirada interdisciplinaria que aporte a lo frío de la ley una mirada que llegue a una solución del problema social. Y el lenguaje es muy importante. cuando se define como “prostituta” a una joven de catorce años... esa definición se traduce como una persona vulnerable, menor, que nunca pudo hacer esa elección. descubrir esas trampas del lenguaje es esencial para abrir las mentes. –Usted es abogada, con una trayectoria en el Ministerio Público, ¿de dónde le viene este compromiso?
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justicia sin los ojos vendados “Ni una menos”, multitudinaria protesta contra la violencia de género en Buenos Aires, 3 de junio de 2015. Foto: Jaluj / Wikipedia
–somos un equipo y el día a día presenta dilemas que atender. además, a pesar de que mi especialidad es el derecho comercial, cuando me especialicé no busqué una carrera dentro de la abogacía, sino que hice un máster en Economía política. me parecía esencial entender cómo funcionaba este país en el momento de tomar decisiones, que eran jurídicas, pero que tenían que ver con mecanismos de mercado y de historia de argentina, de dónde venimos y hacia adónde vamos. Y aunque este máster era de economía, lo económico y lo social están íntimamente conectados, porque las distintas etapas económicas por las que pasó argentina son un reflejo de cómo han ido evolucionando sus luchas históricas y sociales. aquí también están las grandes desigualdades de la sociedad que provocan delitos tan aberrantes como la trata de personas, o la violencia institucional, no sólo en la cárceles sino en las comisarías, donde siempre son víctimas personas de escasos recursos, porque acá no hay una población pareja, sino que hay gente de color, a veces estigmatizada incluso por los medios de comunicación.
–Eso también es algo nuevo: la visibilización del racismo –o como se lo quiera llamar, en la sociedad. –la palabra es racismo. Es algo de lo que se habla poco en argentina. pero acá hay racismo. Y en esto se está trabajando y logrando bastante, al pensarse como parte de un conjunto, donde ese “otro” es alguien que tiene los mismos derechos que tiene uno. Y ese “otro” no tiene las mismas condiciones de bienestar que uno ha podido tener, con ese “otro” tenemos una deuda social, para que en este país rico, la riqueza llegue de alguna manera a todos, para que puedan tener una mínima satisfacción para desarrollarse como personas. –A nivel regional existe un intercambio de experiencias políticas y económicas entre los países, me refiero a Unasur. ¿Existe algo similar a nivel de justicia? –En quince días vamos a chile donde tienen un ministerio público muy desarrollado. Y a brasil. también hemos estado en italia para compartir experiencias. Empezamos por lo básico. porque si nos centramos en mirar cuál es el modelo que más nos gusta, nos estaríamos olvidando de Dominio público. Fuente: commons.wikimedia.org/wiki
no existía la palabra feminicidio, eran temas totalmente invisibilizados en los medios, en las comisarías ni siquiera se tomaban las denuncias –una amiga fue a hacer su denuncia y el comisario le dijo: “pero quién no le pegó alguna vez a su mujer, señora...”.
lo esencial, que es lo que se está planteando ahora en la justicia argentina, y que es el proceso de democratización de la justicia, que no tiene que ver necesariamente con una reforma procesal, sino con una reforma de la mentalidad. o sea, una justicia que inicialmente fue aristocrática, ante esa simbiosis entre el poder político y los sec tores económicos poderosos, que podían digitar las políticas públicas, se había ido formando una mentalidad corporativa también en lo judicial. una forma de obrar que funciona en defensa de grandes corporaciones. Y esto dio lugar al movimiento por una Justicia legítima. Este movimiento está integrado por jueces, por defensores, por trabajadores judiciales, por ciudadanos, por organizaciones sociales: va más allá del ministerio público. Y eso es más importante que la reforma procesal. porque podemos cambiar todos los códigos pero seguiremos teniendo jueces conservadores, a los que no les interesan los dilemas sociales, como si esa equivocada “neutralidad” fuera imparcialidad. imparcialidad tiene que haber también para apreciar las diferencias. porque ser indiferente frente a las diferencias es una forma de injusticia. –¿Qué la motivó a elegir la carrera de abogacía? –En mi familia hay varios abogados, mi hermano es abogado, mi sobrina es fiscal. tenía diecisiete años cuando la dictadura militar, y cuando una está saliendo del colegio secundario y de repente desaparecían personas, y algunas podían ser conocidas o no, y uno se encontraba con ese mundo tan incomprensible para alguien que no ha sido modelado culturalmente para aceptar eso.... ese germen hizo que estudiase derecho con verdadera vocación. haber ingresado a la justicia y haberme encontrado cotidianamene con esas paredes y darme cuenta de que esto estaba organizado para legitimar procesos políticos que no eran democráticos, ni siquiera aquellos que habían sido votados, porque cuando uno veía las políticas por ejemplo en los años noventa, cuando argentina remataba la empresa petrolera, la línea aérea, los servicios públicos estratégicos, políticas neoliberales que fueron vaciando el patrimonio social del país, que lo ponían en una situación muy vulnerable para lograr ese desarrollo regional que necesita un país tan vasto.... Ver todos esos procesos me condicionaron para ser una luchadora, pero no sólo a mí, porque está lleno de organizaciones sociales que han crecido a la luz de estas grandes injusticias, y que promueven proyectos legislativos, y la democratización del poder judicial. –Una última pregunta: su esperanza de modificación de la justicia con respecto al género ¿la siente como una posibilidad futura, visible o todavía es algo utópico? –creo que es una frase de Victor hugo, que dice: no se puede detener una idea cuando su tiempo ha llegado. El tiempo ha llegado. tardó bastante, ¡pero ha llegado!
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WolfgangKaleck: con las armas del Derecho Esther Andradi KalEcK rEcibió rEciEntEmEntE El prEmio hErmann KEstEn dE la asociación dE EscritorEs pEn club por su compromiso con los dErEchos humanos a Escala global. CC /Wikiwand.com
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Es uno dE los FundadorEs dEl cEntro EuropEo por los dErEchos constitucionalEs Y humanos.
e lee como una novela policial, pero es un libro donde el abogado alemán Wolfgang Kaleck, nacido en 1960, relata sus experiencias como defensor de los derechos humanos en diferentes regiones del mundo. se titula El Derecho contra el poder (Mit Recht gegen die Macht) y narra las lides de un trabajo con los instrumentos de la ley, la que se expresa en ese código que los legos nos imaginamos rudo, burocrático y de difícil comprensión. donde las palabras pesan. como una suerte de lírica del delito y la pena, el derecho se asienta en un andamiaje retórico donde un término de más –o uno de menos– puede significar el cadalso. como en la buena literatura, no debe faltar ni sobrar nada. “a veces estoy como aquel chileno desterrado del cuento ‘El ojo silva’, de roberto bolaño –escribe Kaleck–. lloro, me siento impotente, tremendamente furioso. pero luego me encuentro con una de esas tantas personas en esta misma lucha. Y me río. me río y me alegro de reencontrarme con alguno de los tantos protagonistas de estas historias que escribo. solamente por eso valió y vale la pena.” Kaleck es reconocido internacionalmente como el abogado alemán que integra el equipo de juristas que defiende al exinformante estadunidense Edward snowden, refugiado en moscú. pero su trabajo adquirió renombre más allá de las fronteras europeas en 2006, cuando elevó la acusación en tribunales de Francia y alemania contra el antiguo secretario de defensa estadunidense, donald rumsfeld, por crímenes de guerra y torturas. Kaleck era entonces una de las personalidades visibles de una red de juristas internacionales que se habían propuesto luchar por los derechos humanos en el mundo con los instrumentos del derecho. la necesidad de llevar el derecho a escala global en lo que hace a los derechos humanos tiene una tradición y antecedentes notables que se fueron afianzando después de la segunda guerra mundial. hoy día existen tribunales en la haya donde se juzgan crímenes de guerra. acusados del genocidio en ruanda y la exYugoslavia han pasado por allí, aunque no faltan las críticas que apuntan al tribunal por no ocuparse de los crímenes de guerra cometidos por países centrales. sin embargo, estos antecedentes generaron las bases para la coordinación internacional y global de los derechos humanos.
En 2007, Kaleck y un pequeño grupo de abogados de renombre decidieron fundar en berlín el centro Europeo por los derechos constitucionales y humanos ( eCCHr , por sus siglas en inglés) para garantizar y proteger los derechos humanos a nivel internacional. El genocidio, la tortura, los desplazamientos forzados, la represión, la discriminación, las privaciones de libertad o las persecuciones por motivos étnicos, políticos y religiosos, son prácticas tan extendidas como las restricciones de los derechos sociales, económicos y culturales. muchos gobiernos y autoridades estatales, a lo largo de décadas, han cometido de forma activa tales delitos, o los han tolerado y han negado a los seres humanos sus derechos más elementales, dice el eCCHr en sus fundamentos. pero también a través de brutales prácticas empresariales, las empresas privadas han dañado y vulnerado a menudo los derechos humanos. “nuestro accionar se da en los tribunales, en las fiscalías y en la opinión pública –escribe Kaleck. El problema es que últimamente en méxico, bogotá, manila o delhi se está criminalizando a los abogados, periodistas
“nuestro accionar se da en los tribunales, en las fiscalías y en la opinión pública.”
y activistas por los derechos humanos. las personas que pueden denunciar estos hechos están amenazadas. Y ese es el gran peligro.” un largo camino poblado de fracasos también puede conducir al éxito, parece ser la enseñanza en la acción con los instrumentos del derecho. después de la caída del muro de berlín, Kaleck defendió a activistas de derechos civiles que querían tener acceso a sus expedientes en los antiguos archivos de la seguridad del Estado y a víctimas de ataques de extremistas de derecha. En los años noventa hizo sus primeros pasos graduándose con los relatos de los perseguidos políticos guatemaltecos desplazados en méxico, y su conciencia social lo llevó al sur del continente, especialmente a uruguay y argentina. En buenos aires se encontró con las madres de plaza de mayo, que venían luchando obstinadamente por la recuperación con vida de sus hijos desaparecidos. pero en aquellos tiempos una ley de amnistía parecía bloquear cualquier acción contra los crímenes de la dictadura militar. Era necesario encontrar las fisuras que impedían el camino legal, trabajar en los delitos que no habían prescripto, como la desaparición de los recién nacidos. Y si no era posible iniciar un proceso en el país, ¿por qué no trascender las fronteras? si la justicia argentina no se ocupaba del tema, bien podría internacionalizarse y lograr que la justicia de su propio país interviniese para aclarar la situación de ciudadanos alemanes desaparecidos en el otro extremo del mundo. no fue fácil lograrlo. la falta de jurisprudencia y la ausencia de un interés político complicaban la situación. por aquellos años, aún sin correo electrónico, Kaleck escribió un cuidadoso fax detallando estas dificultades a la madre de plaza de mayo Ellen marx, al cual esta luchadora respondió con mucho coraje: “no espere de nosotras un ataque de histeria por esta negativa. hace años que nos cierran puertas en la cara y una más no hace mella, al contrario, nos fortalece en nuestra decisión de continuar.” Kaleck confiesa que se sintió avergonzado por subestimar la fuerza de estas mujeres y la energía infinita que sostenían sus palabras. El joven abogado comenzó a entender que si el poder tiene un blindaje, el derecho debe estar a la altura. que también de fracasos está alfombrado el camino del éxito. En efecto, tiempo después, junto con la asociación alemana coalición contra la impunidad, se iniciaron los juicios por las víctimas de la dictadura militar argentina
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Cartel en calle de Guatemala. Fuente: CC /Flickr
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Imágenes de víctimas de delitos de lesa humanidad cometidos en el Penal de Villa Urquiza son colocadas en sillas durante una audiencia, en Tucumán, Argentina, 11 de noviembre de 2014. Foto: Julio Pantoja/ Xinhua / TELAM
JustiCiA no es vengAnzA
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Wolfgang Kaleck
la búsquEda dE Justicia por los crímEnEs dE la dictadura argEntina En los aÑos sEtEnta, En riEsgo dE suspEndErsE tras El arribo dE mauricio macri al podEr.
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o habían transcurrido ni siquiera 48 horas desde la elección presidencial en argentina –donde resultó vencedor el candidato conservador de derecha mauricio macri– cuando el periódico La Nación publicó el titular “basta de venganza”, refiriéndose a los juicios por crímenes cometidos durante la dictadura argentina entre 1976 y 1983. En ese período fueron asesinadas más de 30 mil personas. la mayoría “desaparecidas” en campos de tortura, y sin rastro hasta hoy de muchas de ellas. habiendo ya sido juzgados más de 600 exmilitares, policías y civiles (entre ellos médicos, miembros de la iglesia católica y jueces), y pese a que la sociedad argentina tardó en enfrentar estos crímenes cometidos en el pasado, sin duda el trabajo realizado en argentina por superar la dictadura ha sido un ejemplo para el resto del mundo. En 2005 el gobierno de néstor Kirchner cimentó el inicio de los juicios contra los responsables de estos crímenes gracias a la derogación de la ley de amnistía. Esto hubiera sido inimaginable sin el empeño y los esfuerzos de familiares de las víctimas durante décadas, los propios supervivientes y los movimientos sociales, que lucharon sin descanso para obtener justicia. igualmente, muchos abogados y activistas alemanes también apoyan hasta el día de hoy los movimientos por los derechos humanos en argentina. hace algunos días presenté en berlín, junto a mi amiga la socióloga argentina rosario Figari layús, su nuevo libro Los juicios por sus protagonistas. Doce historias sobre los juicios de lesa humanidad en Argentina. En él se narran las entrevistas realizadas a las y los protagonistas de los juicios de derechos humanos, no sólo desde una perspectiva personal sino también enfocando la importancia para la sociedad argentina en el proceso de superación de la dictadura. los relatos demuestran de forma impactante que, en realidad, el castigo de los responsables dista de ser lo más importante. por ejemplo, para carlos soldati –sobreviviente de torturas y cuyo hermano fue, además, asesinado– lo esencial
es que se reconociera oficialmente y ante un tribunal como verdadero el asesinato de su hermano, tal y como lo venía relatando su familia. no obstante, aún hoy en democracia muchos supervivientes y víctimas de la dictadura continúan siendo estigmatizados. delia barrera, otra sobreviviente, relata cómo fue para ella constatar en el tribunal que los roles se habían invertido: ahora, ella era la testigo de los demandantes y quienes la habían agredido y torturado entraban a la sala esposados. se trató de un juicio de más de diez años, al fin del cual se determinó que los delitos cometidos en la dictadura eran efectivamente crímenes de lesa humanidad. Ya no hay duda del papel que desempeñaron los actores estatales –militares, agentes de inteligencia y, también, políticos. pero es importante, asimismo, reconocer la ayuda esencial que prestaron importantes empresas durante la dictadura; por ejemplo, al eliminar cualquier forma de organización de los trabajadores. reconocer la complicidad de muchas compañías ha sido una tarea difícil y con progresos escasos. de hecho, tras el triunfo de macri –candidato cercano a los empresarios– muchos activistas de los derechos humanos se preguntan si esto supondrá el fin de los juicios por los crímenes de la dictadura en argentina. la reacción de la opinión pública en argentina y del personal del periódico La Nación nos inspiran esperanza. los trabajadores de este medio de prensa se opusieron públicamente al titular que era contrario a los juicios. por su parte, sobrevivientes, familiares y la propia sociedad civil perseverarán en su esfuerzo por lograr justicia. Estos actores necesitan del apoyo solidario de la comunidad internacional para que el proceso de superación de la dictadura argentina siga escribiéndose como una historia de éxito y un ejemplo a seguir
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*Este texto se publicó el 3 de diciembre de 2015 en el blog semanal del autor, en el portal alemán Zeit Online.
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América N
latina
Para Virginia y Sergio, para Vanina y Francisco chino, para Leo
inguna polarización política –la misma “grieta” argentina o venezolana– ha logrado mantener una imagen uniforme de la américa latina actual, o al menos alejada de cierta heterogeneidad que complica cualquier definición de época. sobreviven, en cambio, la vulnerabilidad con la que las economías nacionales se suman a la globalización neoliberal, la herencia despótica de los regímenes políticos, el renovado empoderamiento de sociedades castigadas casi hasta el colapso, la continuidad cultural y artística de un subcontinente que, con testimonios y golpes de memoria, responde a las atroces lógicas del capitalismo tardío, pero también a la desviación autoritaria de las izquierdas gubernamentales. más allá del viejo y nostálgico esquema izquierda-derecha, en américa latina se juegan las orillas de cualquier destino político en la fluctuación de ese empoderamiento social que no sólo se define a partir de la lucha directa contra el capitalismo. los empoderamientos indígenas, de género, feministas, las luchas ambientales, contra la corrupción o contra los grandes monopolios de la comunicación, no son ya simples demandas de sector: ayudan a redefinir los alcances en el campo económico y cultural de la misma destrucción capitalista y ya no pueden ser soslayados por las mismas luchas de la izquierda partidista, a pesar de que muchas de ellas han querido ser incorporadas a la hegemonía de la sociedad política neoliberal. sin embargo, en américa latina –esa “bella durmiente de las utopías”, como la llamaría el cronista chileno pedro lemebel– el campo político por excelencia de las reorientaciones ideológicas sigue siendo el que se disputa en las elecciones. quizá porque, tanto a través de las cámaras legislativas como de las presidencias, se cierran los grandes acuerdos de subordinación de los países latinoamericanos al círculo de impunidad neoliberal, la democracia electoral sigue siendo el último refugio de legitimidad de las economías de mercado, pero también una herramienta estratégica del empoderamiento social. desde finales del siglo xx, un eje de izquierdas alcanzó el poder gubernamental a través de elecciones. hugo chávez en Venezuela (1999-2013), luiz inácio Lula da silva en brasil (2003-2010), néstor Kirchner y cristina Fernández de Kirchner en argentina (2003-2015), rafael correa en Ecuador (2006), Evo morales en bolivia (2005), José Pepe mujica en uruguay (2010-2014), formaron también una poderosa imagen de unidad latinoamericana “progresista” que en nuestros días parece entrar en una fase de agotamiento también por vía de las urnas. casi como el desenlace esperado por la narrativa que
más o menos unifica a las diferentes derechas en américa latina, el triunfo en la elección presidencial de mauricio macri en argentina y la derrota parlamentaria del chavismo en Venezuela estimulan la adrenalina mística de un nuevo ajuste conservador o del eterno retorno neoliberal: dos de los referentes más importantes de la izquierda partidista transformados en gobiernos nacionales en américa latina, y también de un posible orden ideológico de cierta unidad subcontinental, se desdibujan para documentar que el fantasma del “socialismo del siglo xxi ” está herido de muerte. sin embargo, tampoco la narrativa de la izquierda de partido o de coalición es suficiente para comprender este nuevo giro a la derecha y la restauración neoliberal en américa latina, que hoy amenaza con entrar por la puerta grande para sentar en sus piernas a las “masas” afiebradas de tanto “populismo” de izquierda. En esta cartografía de la caída tampoco alcanza con el lamento que susurra una incomprensión social de las políticas “progresistas”. los “monstruos” de la corrupción, del autoritarismo personalista y de la incapacidad para sentar las bases de “otra” economía, sumado a cierto desdén por temas como la despenalización del aborto o los derechos y la autonomía indígena, o la radicalidad para implementar políticas de género y ambientalistas, o la misma dimensión libidinal del consumo capitalista o las mitologías populares de matrices políticas como el peronismo o el mismo chavismo, son parte de los enigmas y de las lecciones que la izquierda ya sin poder gubernamental o parlamentario tendrá que revisar en su regreso a la política de calle, de barrio, de poblaciones, de villas miseria.
DécaDa K y lArgA AgoníA Del Peronismo: ¿hora de los “empoderados” sin vanguardismo ilustrado? las huellas de la elección de diciembre pasado en argentina se dejan ver en las calles y en las conversaciones: “Esto recién comienza…”, se dice como una exclamación nerviosa sin destinatario preciso. En un puente sobre avenida maipú, en buenos aires, cuelga todavía una manta en la que se postula a mauricio macri como presidente. En una de sus últimas emisiones, el programa de televisión 678 se despide bajo la consigna “Vamos a volver… a volver… a volver… vamos a volver”, que también se canta en la despedida masiva de cristina Fernández Kirchner en plaza de mayo, el 9 de diciembre. para el kirchnerismo que gobernó argentina durante doce años, la “década ganada”, es la hora también de cierta revisión crítica y de especulaciones retrospectivas; la derrota es el monstruo de mil cabezas que el peronismo tendrá que enfrentar con sus dos definiciones:
De lAs izquierDAs ProgresistAs AgotADAs Al eterno retorno Del neoliberAlismo. lAs “AsPirACiones De Consumo” De lA soCieDAD sobrePAsAn los intentos DemoCrátiCos. como el péndulo incorregible que va de la extrema derecha a la extrema izquierda, pero que aglutina todavía la expectativa de transformación social. El peronismo, quizás al igual que otras mitologías de la cultura política como la del Pri en méxico, también cumple en argentina con la misión de orientar el oscuro fondo del espectro político nacional. mito fundador y redentor, el peronismo está presente sin perón como una narrativa del origen cultural que incluso llega a delimitar los relatos autobiográficos. ricardo piglia y beatriz sarlo, dos de los escritores contrapuestos en su misma relación con el kirchnerismo, se definen autobiográficamente en esta mitología peronista. afirma beatriz sarlo: “mi padre era un furioso antiperonista. lo que en argentina se llama gorila. Era un típico ateo, liberal conservador de la tradición final del siglo xix . Y, naturalmente, a los quince años yo me convertí a eso otro que mi padre no era… todo esto es anterior a mi viraje marxista-leninista, a fines de los setenta. pero volviendo a mi padre, siento que lo que él sí me transmitió fue la intensidad de su relación con la política.” ricardo piglia dice: “mi padre era peronista y por una serie de problemas políticos en el ’57 decidió mudarse. nos fuimos de donde yo había nacido, en adrogué, donde también había nacido mi madre. En ese momento estaba en tercer año del secundario y viví esa mudanza, aunque
La Plaza de los dos Congresos se colmó de manifestantes para repudiar las múltiples medidas tomadas por el presidente de Argentina, Mauricio Macri, durante su primera semana de gobierno.
31 de enero de 2016 • Número 1091 • Jornada Semanal
Foto: Cecilia González /Notimex /COR /POL
en lA encrucIjAdA Gustavo Ogarrio
eran 400 kilómetros, como un destierro, como si fuera un cambio drástico, un exilio.” los límites populares del peronismo en su interpretación emocional: la política como la experiencia social por excelencia –de una intensidad autobiográfica casi desbordante– y la derrota política que se vive como destierro. ahora, el recargamiento kirchnerista del peronismo se enfrentará a su después de néstor y cristina: ¿desdramatizar la apretada derrota y la cerrada victoria, o acelerar la intensidad de la política y su sensación de destierro para transformarla en una cartografía de lo que se ha llamado el momento de los empoderados, de las grandes franjas de la sociedad que asumen la defensa de las políticas sociales kirchneristas? quizá vendrá la fase menos peronista de las consecuencias de esos doce años de gobierno, que también cuentan con el consenso de que sacaron a la argentina del fango suicida de la crisis económica del corralito de 2001, que reactivaron los procesos de memoria, derechos humanos y justicia después de la dictadura de 1976-1983, y que se plantaron con dignidad ante el capitalismo depredador del Fondo monetario internacional. El mismo kirchnerismo murmura, y por momentos hasta grita en las calles, que lo que vendrá será esta nueva mitología de los empoderados que se opondrán al gobierno de macri, tan real y política como su mismo destierro de los grandes medios privados de comunicación, sólo que ya sin el “vanguardismo ilustrado” de cierto peronismo de derecha fundido pragmáticamente en un gobierno de izquierda, que no sería más que la última agonía de un peronismo “conductor” de las masas.
venezuelA: ¿el adiós a ese“escándalo de pobres”? En el caso del fantasma de hugo chávez y de la derrota estridente del chavismo por la asamblea nacional, la elección en Venezuela del pasado 6 de diciembre viene también a fortalecer el sentido común que articula a cierta heterogeneidad conservadora: la “agitación populista” de los últimos años en Venezuela y, por añadidura, en américa latina, tenía que detenerse; había que parar a como diera lugar ese breve empoderamiento de masas, ese “escándalo de pobres” que bajo el mando agreste del comandante chávez agrietó las bases de la derecha pre-neoliberal y que no tenía derecho a romper las reglas del determinismo neocolonial y de las modernizaciones destructivas del subcontinente. poco importa hoy que la narrativa de la derecha venezolana más vehemente no reclame para sí su propio pasado político: esos “ríos turbios y multitudinarios” de simpatizantes del chavismo estaban conectados directamente a una respuesta histórica ante los excesos y la corrupción gubernamentales del boom petrolero de los años setenta, los días aciagos y festivos del Caracazo y el primer exterminio policíaco de una derecha contemporánea encabezada por el inefable carlos andrés pérez (1974-1979, 1989-1993); corrupción a gran escala, más de 250 muertos el 28 de febrero de 1989; los 250 millones de bolívares sacados del presupuesto del ministerio de relaciones interiores que ayudarían a la entonces candidata a la presidencia de nicaragua, Violeta barrios de chamorro, en 1992; la acción política de la corrupción en abierta alianza ideológica entre derechas nacionales. Era necesario que el socialismo venezolano se pareciera al menos a un Estado benefactor que restituyera cierta credibilidad a los pactos redistributivos que el gobierno establecía con la sociedad: una poderosa “fantasía” política de ruptura, una semántica de la revolución actualizada que combinaría elecciones con decretos de expropiación, carisma popular con alianzas regionales, a tal punto que el nuevo socialismo bolivariano se transformaría en el eje de la política latinoamericana y en el Ilustración de Gabriela Podestá
principal referente de la misma izquierda subcontinental. sin embargo, el chavismo pagó un alto precio por este gesto de absoluto desafío: se transformó en el dueño de los demonios ideológicos de este ciclo de gobiernos progresistas en américa latina; durante más de diez años, américa del sur se definía en términos de pragmatismo político a partir de lo que se proponía en caracas, mientras el chavismo se transformaba también en el chivo expiatorio de todas las derechas latinoamericanas que se cebarían en el nuevo asalto “democrático” hacia un segundo neoliberalismo. quizá a partir del chavismo y de su momento de actual debilidad se deba también interrogar sobre los alcances de los últimos gobiernos progresistas: ¿hubo una auténtica ruptura con el neoliberalismo? ¿Es verdad que la “grieta” latinoamericana que se vislumbra obedece a una falta de radicalidad en las políticas sociales que se implementaron en la última década? ¿son la corrupción y el personalismo carismático los “problemas” ideológicos que impiden la consolidación de largo plazo de las izquierdas en américa latina?
unA enCruCiJADA libiDinAl con interrogaciones sin moraleja En lo que con cierta ironía se define como el “socialismo uruguayo”, por ejemplo, en el barrio buceo, en montevideo, se le puede preguntar a un taxista lo que piensa sobre los gobiernos del Frente amplio –esto al comenzar su tercera presidencia– y es probable que responda: “básicamente estoy de acuerdo, sólo que les da casa a muchos y a los que laburamos pues no.” cuando se le preguntó al Pepe mujica la razón por la cual no fue a fondo en la transformación de uruguay cuando fue presidente, respondió: “¡porque la gente quiere iphones!”
Más allá del viejo y nostálgico esquema izquierda-derecha, en América latina se juegan las orillas de cualquier destino político. (“las tensiones del poder”, renaud lambert, Le Monde Diplomatique, enero de 2016, edición cono sur). desde afuera, uruguay es uno de los refugios de los gobiernos progresistas de la última década: aceleración productiva con una tendencia social y económica redistributiva; un expresidente tupamaro (el Pepe) como símbolo mundial de la austeridad radical con la que debería actuar todo gobernante; un alto sentido del consumo que ilustra también el momento de capitalización que vive su clase media. desde adentro, el desfalco a la administración nacional de combustibles, alcohol y portland (anCaP), el “inminente agotamiento” del ciclo frenteamplista y sus “contradicciones internas”; el posible ascenso de luis lacalle pou como el “macri uruguayo”, están en el mapa de adversidades al que se enfrentará en los próximos años el Frente amplio. ¿será cierto que el péndulo ideológico que mueve a la precaria economía capitalista latinoamericana va de gobiernos de izquierda que triunfan para renovar y ampliar las políticas y los derechos sociales y económicos que estabilizan a las clases medias, las cuales después van a votar por las derechas cuando el poder libidinal del mercado sea insuficiente para sus “aspiraciones de consumo”? ¿Es ideológica la corrupción en américa latina? ¿El neoliberalismo y el socialismo del siglo xxi comparten la misma jaula de hierro neocolonial, es decir, la precariedad histórica tanto de las economías nacionales como del mismo Estado nacional?
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LEER Besar al detective, Élmer Mendoza, Mondadori House, México, 2015.
EL REGRESO DEL ZURDO SERGIO GÓMEZ MONTERO
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requerida? Dudas imposibles de resolver en u n a reseña, pero que están allí, latentes, una vez terminada la lectura del libro. Una lectura necesaria para darle seguimiento a un autor destacado en el género de la novela negra en el país • Un hombre de confianza, Fabrizio Mejía Madrid, Grijalbo, México, 2015.
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esde Rafael Bernal (y lo que hay previo a él) hasta, actualmente, Élmer Mendoza y algunos otros escritores, la novela policíaca en México ha tenido momentos de gran lucidez en las novelas de Paco Ignacio Taibo ii o en las de César Güemes. Por eso hoy, cuando una nueva novela policíaca de Élmer aparece y en ella el personaje principal vuelve a ser el Zurdo Mendieta, la curiosidad del lector despierta para darle seguimiento a las nuevas andanzas que, gracias a la imaginación de Mendoza, va a emprender el personaje emblemático del escritor. Con el sinaloense, pues, la novela policíaca e n c u e n t r a e n M é x i c o s i t u a c i o n e s s i n g u l a re s (muchas de ellas vinculadas con el narcotráfico) que tienen su génesis casi siempre en Culiacán (lugar de donde el escritor es originario y donde realiza sus labores policíacas el Zurdo Mendoza) y que lo mismo se desarrollan allí, que van y pueden desembocar aun fuera del país, como ocurre en su novela más reciente, en donde buena parte de la trama se desenvuelve en la ciudad de Los Ángeles, Estados Unidos. Esa marcada división en dos etapas de este libro, hace que la primera parte se desarrolle de forma explosiva, dada la participación directa de Samantha Valdés, jefa del Cártel del Pacífico en términos novelísticos, quien sufre un atentado que la pone al borde de la muerte y en las garras de policías y militares durante su recuperación. Es allí donde, una vez más, siguiendo los consejos de Belascoarán Shayne (el personaje emblemático de las novelas de Taibo ii ), interviene el Zurdo para lograr que la “jefa” logre salir sin mayores sobresaltos de la complicada situación en la que se encuentra. Una primera parte explosiva, cargada de tensión y de acciones que tornan a la lectura en un ejercicio lleno de intensidad, un poco de sexo y mucha tensión. Pero la anécdota no tiene la misma fuerza en la segunda parte, pues la recuperación del hijo de Mendieta –secuestrado en Los Ángeles y paseado por Tecate y Tijuana, para ser finalmente liberado en la ciudad californiana– carece del mismo impacto narrativo de la primera parte del libro. Allí las acciones son vacuas, carentes de interés, muchas de ellas planas, sin importar que más que esporádicamente participen allí miembros de las principales agencias de seguridad de Estados Unidos. Sin duda, este libro del escritor sinaloense lleva a pensar en lo que Vicente Francisco Torres escribe en la introducción en su ensayo sobre novela policíaca en México: ¿puede, la novela policíaca en general, considerarse un género con suficiente calidad imaginativa o debe situarse como un género menor? ¿O el dilema –anoto por mi parte– debe centrarse sólo en torno a novelas bien o mal escritas? Por ejemplo, ¿en el caso de esta novela, qué sentido tenía insertar dos historias dentro de ella, restándole así tensión a la trama y haciendo pensar que la primera parte, por debilidad, no pudo ocupar todas las páginas del libro y que la segunda parte es sólo un relleno para darle al libro la extensión editorial
FERNANDO GUTIÉRREZ BARRIOS: LA REPELENTE REALIDAD ARTURO E. GARCÍA NIÑO
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l martes 9 de diciembre de 1997 fue secuestrado en la esquina de Miguel Ángel de Quevedo y Fernández Leal, Coyoacán, uno de los hombres de confianza del ancien régime: Fernando Gutiérrez Barrios, cuya carrera policíaca ha devenido en emblemática de todo aquello relacionado con la represión, la tortura, las desapariciones de ciudadanos... y con un estado de cosas que pensábamos que la alternancia en el poder arrojaría al baúl de la historia. No fue así y el pri reloaded ha dado ya muestras de ello con los hechos más recientes del contexto nacional, mismos que parecen darle la razón a Fabrizio Mejía Madrid, quien afirma en Un hombre de confianza (2015), atisbo biográfico novelado del policía y político veracruzano Gutiérrez Barrios, apodado el Pollo y decano de ese monumento a las cloacas del sistema político mexicano llamado Dirección Federal de Seguridad, que el mal es inherente a dicho sistema y genera envolvente una cultura compartida por la sociedad nacional. “Existe un componente del mal en el que están involucrados todos: torturadores y el resto que miró hacia otro lado, que siguió con su vida como si nada ocurriera. El mal, al final, es mediocre.” Y para “don Fernando”, operador del lado más oscuro de las alcantarillas nacionales, “como para el resto de su generación de seguridad nacional [Mejía Madrid dixit], no había víctima inocente”. Estructurada en siete partes, los días que duró el secuestro de Gutiérrez Barrios, la no fiction novel de Mejía Madrid, producto de una larga, acuciosa y decantada pesquisa en variopintas fuentes primarias y secundarias, parte de un flashback como matriz paridora que hace al secuestrado ir escanciando los detalles, las circunstancias y las situaciones que moldearon su carrera, cuyos “días ganados comenzaron cuando el presidente Miguel Alemán siente que puede ser asesinado” y decide crear el cuerpo de guardias presidenciales. Para entonces, a su paso por “el colegio militar... Gutiérrez... no se había distinguido en ninguna materia... pero sí en una sola actitud: la obediencia. [Así fue que] el chico de las paletas de Alto Lucero, Veracruz, protegería al presidente de la República... y le copiaría el bigotito recortado, el copete, las mancuernillas, los trajes... los calcetines de resorte y las lociones”. Después vendrían su paso por la dfs de negra memoria, por la cia –clave de agente litempo-4 (Morley, 2006 y 2008)–, la Subsecretaría de Gobernación con Echeverría –a quien le copiaría el uso de las guayaberas, dicen–, la Dirección General de Caminos y Puentes Federales, la gubernatura de Veracruz, la Secretaría de Gobernación, el Senado... en un proceso ascendente bajo la égida de la obediencia a pie juntillas, “persiguiendo opositores eternamente porque sabía que nadie lo iba a castigar por ello”.
Amigo desde 1956 del dictador Fidel Castro, lo ayudó a salir en el Granma desde Tuxpan rumbo a Cuba y se deshizo del problema que representaba para el gobierno mexicano tener a los miembros del Movimiento 26 de Julio en suelo nacional. Y Castro le devolvería el favor informándole acerca de los movimientos sociales y los grupos guerrilleros surgidos en México en las décadas de los sesenta y setenta del siglo pasado, así como negándole a estos grupos el apoyo que le daba a todas las guerrillas en América Latina y África. La debacle del hombre de confianza de lo que coloquialmente llamábamos el p r i -Gobierno se inició cuando Carlos Salinas lo incorporó a su gabinete como secretario de Gobernación, para que hiciera lo de siempre: el trabajo sucio. “Se sabía parte de los hombres del poder que... sólo son utilizados por los que siempre han estado arriba” y echó por delante su patrimonio por todos sabido: la obediencia. Además de que en 1989 se encontró con un hombre igual a él, de ésos a quienes les gusta operar desde las oscuridad cómplice de toda trapacería: José Córdoba Montoya, quien igual que Gutiérrez Barrios “conocía bien a la izquierda. Pero no por perseguirla [como el veracruzano], sino por su propio padre, un... republicano... que el franquismo encarceló por seis años”. Córdoba sería el negociador del Tratado de Libre Comercio con el gobierno estadunidense y del reconocimiento del gobierno cubano al de Salinas. Gutiérrez, el amigo/aliado del dictador cubano había sido relevado del trato directo con Castro, quien hábilmente había apostado por el ganador: “El presidente te ha pedido la renuncia –le dijo [Córdoba a Gutiérrez] y colgó [el teléfono].” Terminaba así una vida de obediencia por encima de lo elementalmente humano de un personaje demodé, que se revela en la novela de Mejía Madrid como de una sola pieza: oscura toda ella, por supuesto, al igual que su largo trajinar hasta el día en que fue secuestrado y liberado después de pagar seis millones y medio de pesos suministrados por Carlos Hank González; el negociador sería elegido por el propio Gutiérrez Barrios de entre sus más cercanos, aventajados y entrañables pupilos: Miguel Nazar Haro. Ya liberado se refugiaría en su casa y cuenta “uno de sus empleados que... bajaba de su recámara en bata, entraba al estudio y tomaba un teléfono rojo... Hablaba durante largas medias horas, volvía a marcar, asentía, tomaba notas. En la casa todos sabían que ese teléfono estaba desconectado.” Y una amiga de este perpetrador de versiones con fuentes acreditadas, laboriosa reportera de La Jornada ella, le contó que le dijo un cercano a Gutiérrez que éste padeció una insoportable neurodermatitis que lo desquiciaba durante los casi tres años que sobrevivió al secuestro. Más que justicia poética, le diría al firmante un hijo. Legible por su pulcritud, su honestidad, su acuciosidad y valentía, Un hombre de confianza es de esas obras necesarias no sólo para ajustar cuentas con la historia universal de la infamia, sino también una crónica a grandes saltos temporales articulados por un ritmo narrativo cuyo eje es el don Fernando, tutor de más de tres oscuros personajes –el don “Beltrone”, entre otros– y símbolo de esos viejos tiempos que en estrofas geniales el clásico decía estaban cambiando; por cierto, el mismo clásico diría en 2000 que las cosas ya habían cambiado. Sin embargo, al parecer, muerto Gutiérrez Barrios y vuelto personaje de novela no se acabaron esos viejos tiempos que fueron los nuevos tiempos y que hoy son, one more time, los nuevos tiempos. •
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LEER
Jornada Semanal • Número 1091 • 31 de enero de 2016
Las metáforas de la crítica, Evodio Escalante, Universidad Autónoma Metropolitana/Gedisa, México, 2015.
Pozos, José Ramón Ruisánchez, Ediciones Era/unam, México, 2015.
AUTOBIOGRAFÍA ENSAYADA
DE LA CRÍTICA Y SU LENGUAJE
REYES MARTÍNEZ TORRIJOS
RICARDO VENEGAS
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ublicado originalmente en 1998 por la editorial Joaquín Mortiz, Las metáforas de la crítica, de Evodio Escalante, reeditado por la Universidad Autónoma Metropolitana y la Editorial Gedisa, es un volumen que reúne una serie de textos que Escalante fue publicando en periódicos, suplementos culturales y revistas literarias de la época. Parte de lo extraordinario del libro es la vigencia con la que pulula en el medio literario. Es cierto, la crítica sigue huérfana de un lenguaje especializado y, a falta de éste, ha tomado los préstamos más insólitos. Las metáforas de la crítica tienen orígenes variopintos. Dice Escalante en algún momento del volumen: “Pueden estar tomadas de la teología, como cuando José Joaquín Blanco advierte que Octavio Paz es un ‘poeta edénico’. O de la terminología política, como cuando el mismo autor señala que ‘la cólera de Huerta es tan tiránica como la contemplación de Paz’. Otras veces las metáforas están tomadas de la geología: ‘La poesía de Gerardo Deniz está hecha con un lenguaje subterráneo’.” Si algo remueve la obra ensayística de Evodio Escalante es el cochambre de los lugares comunes, los altares sobre los que muchos han cimentado su obra. Y es natural que a muchos les incomode. En libros como Las sendas perdidas de Octavio Paz (2013) o con la edición facsimilar de la revista Irradiador, revista de vanguardia, proyector internacional de nueva estética (2012), Escalante desafía la historia oficial de la literatura mexicana, esa República también tiranizada por grupos y capillas, por filias y fobias. ¿Qué era la crítica para Alfonso Reyes? ¿Cómo resolvió nuestro mayor helenista el lugar de la crítica en su obra?, son asuntos que se abordan en el volumen en el que figuras como Carlos Monsiváis, Jorge Ibargüengoitia, José Agustín, Edmundo Valadés, Juan Vi c e n t e M e l o , J o s é R e v u e l t a s , J u a n Rulfo, Ignacio Manuel Altamirano, Octavio Paz y Antonio Alatorre, ocupan un espacio para la reflexión y el pase de revista, lo cual no impide que el lector, al terminar su lectura, siga admirando a los autores de su preferencia. Respecto de la primera edición, esta reedición añade al final un ensayo sobre Alfonso Reyes y la figura que desdobla la imagen de “el centauro de los géneros”. Indispensable para los aspirantes a críticos literarios, y más urgente para cualquier lector que se proponga ejercitar su percepción, cuestionar lo incuestionable y confrontar juicios sumarios, esta nueva edición de Las metáforas de la crítica seguramente se agotará pronto, consígala. •
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l relato de la excavación de un pozo en el subsuelo de roca del romano Castel Sant’Angelo, por un Papa en 1527, inicia un libro donde se combina el ensayo de ideas, la autobiografía, la narración de temas tan amplios como la amistad, las relaciones filiales, el arte, la escritura, el psicoanálisis, la historia y una muestra de la obra poética de su autor: José Ramón Ruisánchez. Como las perforaciones en la tierra, que atraviesan varias capas, desde las profundidades de la cultura el volumen Pozos saca a la luz ideas sepultadas entre textos y recuerdos, en bibliotecas o en la academia, para confrontarlos con situaciones esenciales cuya definición podría ser la de lo personal e íntimo en el mundo moderno. El libro está construido con párrafos que se intercalan entre la derecha y la izquierda de la página: saltos de contenido y significado. El texto aparenta un saber fragmentario pero sigue una línea en lo general, a la manera de los peldaños alternados de una escalera horadada en un muro de roca, que permite acceder de alguna manera a un “acuífero cultural”. Por lo variopinto de sus indagaciones intelectuales y personales, como dice el texto, “cada página de este libro me cuesta, digamos, 143 páginas de lectura”, se refleja en la reflexión y anécdotas de Ruisánchez, que se mezclan para formar una manera de abordar el saber humano. “Acaso los temas de mi trabajo académico sean incluso más íntimamente autobiográficos que mis novelas.” Uno de los temas más importantes es el de la amistad. Se lee: “Me interesa mucho cómo se representa la amistad en la literatura, lo cual me ha llevado a descubrir una hermosa manera de leer a Borges, por ejemplo, pero también precisa la importancia de autores como Héctor Manjarrez y Paloma Villegas en nuestras letras: son los más precisos narradores de la amistad, de su principio fácil, del arduo trabajo de sostenerla, del dolor de un final.” Se ejemplifica el asunto de las amistades de Ruisánchez. Desde la confianza, los múltiples desencuentros, las separaciones y la permanencia. “Pozos es mi libro de amigos”, escribe. Apoyado en anécdotas de Michel de Montaigne, Sigmund Freud, Carl Jung y alguna reflexión de Jacques Derrida, el escrito expone la tragedia de lo cotidiano en una amistad nutrida de pequeñas acciones y carente de la épica. Así, es también una biografía donde, brevemente, se cuentan los sucedidos de una vida donde lo terri-
ble se narra sin patetismos y con intimidad. Al otro lado de la página, contrastan las menciones especializadas a la pulsión, la mímesis, la búsqueda de Pompeya, Jorge Luis Borges, la memoria, el deseo, las redes sociales, Gustave Flaubert, Walter Benjamin, la enciclopedia y tópicos cuya permanencia ocurre desde hace siglos. Casi en la orilla del texto, la cita que cíclica parece cerrarlo es: “Al final Freud es racional y hasta, a su manera cauta, lúcida y sumamente matizada, optimista. Aunque en la cura puede haber todo tipo de dificultades y el acceso a los materiales reprimidos sea siempre parcial, hay un momento en que puede declararse que el análisis ha llegado a su final.” •
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Jair Cortés jair_cm@hotmail.com @jaircortes
Felipe Garrido MENTIRAS TRANSPARENTES Aspavientos Cuídate, príncipe dilectísimo, de no tener a tu servicio a nadie que siga los pasos de aquel feroz Victoriano, primer escribiente de Damiana iii, la esclarecida soberana que, una vez viuda, puso en manos del ladrón la conducción del reino. “Altísima señora –le decía el grandísimo bellaco, el ladino intrigante, el avisado traidor– una terrible amenaza se cierne sobre tus dominios”, y entre grandes aspavientos la llevaba a lo alto de la más elevada atalaya para que avistara a una muchedumbre que pasaba a lo lejos.“Los alzados, señora, han vuelto y quieren invadirnos, pero ya tengo las tropas que hacen falta para contenerlos.” Y la reina le tomaba las manos agradecida, lo cubría de honores y de bendiciones, le abría las arcas del tesoro. Y el alevoso bandido, al frente de sus hombres, salía con estruendo y dispersaba sin esfuerzo a aquellos vasallos fieles que iban en peregrinación. [De las historias de san Barlaán para el príncipe Josafat.] •
Rogelio Guedea rguedea@hotmail.com @rogelioguedea
AL VUELO Carrera de caballos La vida es inasible e incierta. Dicen que es puro enigma. Cuando apenas creemos que hemos dominado alguna de sus orillas, un nuevo extremo o esquina aparece en el sendero, trayéndonos rutas insospechadas, sorpresas jamás vistas, agrios desconciertos. Cuando creemos que no hemos entendido nada –lobos desvalidos a mitad del desierto–, entonces descubrimos con cierto pasmo leyes certeras, fórmulas inamovibles, verdades que nos llegan intactas de siglos atrás. Cuando más creemos saber, la vida nos muestra a palos nuestra ignorancia. Cuando más ignorantes nos creemos, la vida nos da en la frente con un revés de sabiduría. Es un caminar a ciegas en la completa oscuridad, extendiendo las manos en busca de un rescoldo de luz, siempre escurridizo y frágil, como una pompa de jabón. Por eso, yo a veces creo que la vida es, precisamente, una carrera de caballos, sólo que no competimos contra otros jinetes, como creemos, sino contra el viento •
bitácora bifronte Emoji de un poeta que escribe en un mundo nuevo
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ay quienes creen que la tecnología es sólo una herramienta que no modifica en absoluto la forma en la que sentimos o pensamos; sin embargo, muchos artistas comienzan a experimentar ese inevitable cambio en la percepción de su entorno provocado por el uso, incesante, de los medios de comunicación y por hacer de la realidad virtual un espacio habitable. Emoji de algo muerto, de Martín Rangel (nacido en Pachuca, Hidalgo, en 1994), es un libro de poemas cuyas coordenadas se encuentran en esa nueva geografía que es internet. Así como las grandes ciudades del siglo xix y xx fueron el sitio en el que convivió una inconmensurable cantidad de hombres y mujeres solitarios, la red es la nueva ciudad del siglo xxi en donde la soledad y el aislamiento se convierten en una experiencia cotidiana, como en el poema “esta mañana desperté y en mi celular no había notificaciones ”:“ningún fav retweet email o comentario en facebook/ por leer/ sentí un temblor en las manos/ y algo como la tristeza pero no estoy muy seguro/ creo que prefiero nunca saber qué es lo que pasa”. Martín Rangel busca una ruptura con la forma en la que el mundo se entendía antes de internet, y aunque parece proponer una escritura desenfadada y provocadora, en el fondo da cuenta de las mismas preocupaciones que han ocupado al hombre desde hace siglos, como el enamoramiento, que forma parte de los “estados alterados”:“yo mientras escribo un poema sobre el xanax/ escucho una canción de micah p hinson (you will/ find me)/ y como xanax/ o al revés/ escribo:/ en estos momentos te encuentro hermosa/ como potenciar el efecto de ciertos sedantes/ google: cómo potenciar el efecto de ciertos sedantes/ me miras y dejas un cráter/ sobre mi sistema nervioso central/ me besas y se hunde la tierra/ se deprime la superficie/ de mi sistema nervioso central/ mientras luces tan hermosa […]”. En Emoji de algo muerto (editorial Malos Pasos, 2015) la química humana no sólo depende del comportamiento del cerebro humano sino del cerebro colectivo que construimos entre todos. Otra característica de Emoji de algo muerto es una obsesión por tratar de escapar de una idea de poesía terminada: el lector es testigo del proceso mismo de escritura, como en el poema “ tu nombre es como una lluvia de dardos envenenados sin embargo una lluvia hermo sa o de todas las cosas que pude haberte dicho y no te dije para dar título al poema ”, un
proceso que se equivale con la dinámica de un diario íntimo trasladado a la escritura en línea, en donde se publica al mismo tiempo que se escribe. Emoji de algo muerto es un libro en el que el ser humano se pierde en los laberintos de la novedad tecnológica, bajo la sobreexposición fragmentada y discontinua de una identidad cambiante, para encontrarse con la palabra como única salida, o como dice Martín Rangel: “el corazón que balbucea atrocidades/ en el lenguaje de las moscas” •
Primavera 1944 Nanos Valauritis
No busqué estorbarte. El mágico palacio Fue un pobre consuelo. No me atreví a hablarte Estaba escrito que siguieras la dirección opuesta Y que yo me quedara en los recuerdos. Un hombre adentro de un niño. Creciste maduraste y te perdiste. Paciencia. La ribera que abandonaste la ocupó el enemigo Dentro de poco pasará veloz el río Impetuoso y transparente como la lluvia arrasa la primavera Al galope los caballos cruzan tu umbral y en el cielo se pierden.
Nanos Valauritis (1921) nació en Lausana, Suiza. Fue miembro de la llamada Escuela del Heptaneso. Hizo estudios de Derecho en la Universidad de Atenas y de Filología Inglesa en la Universidad de Londres y en la Escuela de Altos Estudios de la Sorbona. Entre 1954 y1960 formó parte del grupo de André Breton. Trabajó en la bbc y fue maestro de Literatura Comparada y Escritura en la Universidad de San Francisco (1968-1975). Es autor de veintidós libros de poesía, dos novelas y varios libros de cuento, ensayo y dos obras de teatro. Tradujo al inglés a Seferis, Elytis, Gkatsos, Embirikos, Engonópoulos, etcétera. Colaboró con Nuevas letras y con Cuaderno. Ha sido traducido al inglés y francés. En 1958 rechazó el Segundo Premio Estatal de Poesía y en 1983 recibió el Primer Premio Estatal de Poesía. Véase La Jornada Semanal, núm. 955, 22/ vi / 2013 Versión de Francisco Torres Córdova
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........ ARTE Y PENSAMIENTO
Jornada Semanal • Número 1091 • 31 de enero de 2016
Miguel Ángel Quemain quemainmx@gmail.com @mquemain
Teatro y ciencia, una poética de la divulgación
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L PENSAMIENTO Y LA práctica científicas han sido preocupación reiterada de un conjunto de creadores que se han propuesto indagar en qué consiste la creación y la imaginación en el terreno de las ciencias y cómo ese mundo se articula en la vida diaria. La vida y obra de muchos científicos ha alimentado la dramaturgia de aquellos que han querido mostrar en escena el germen de la creación científica y los dilemas éticos que acosan la imaginación de seres que han vivido entregados a la confección de un nuevo mundo de ideas. Los problemas del mundo han alcanzado una dimensión de proporciones enormes: medio ambiente, agua, migración, tala, erosión, depredación voraz de recursos no renovables, energía, nuevas tecnologías, infancia, juventud y vejez, enfermedades crónicas y degenerativas... Un arte de la singularidad acosa hoy los temas urgentes para provocar una toma de posición, politizar, como pretende el teatro callejero que, en la vocación de tomar las calles que le pertenecen a la ciudadanía, emprende la Secretaría de Ciencia Tecnología e Innovación a cargo de René Drucker. El periodista de ciencia Arturo Barba Navarrete, a través de la dirección de Divulgación y Fomento de la Cultura Científica, convocó a presentar el proyecto de montaje y la dramaturgia de una obra dedicada a la divulgación de un tema relacionado con el saber y la influencia de la ciencia. Se denominó Teatro Científico Callejero cdmx y se recibieron treinta y seis trabajos que fueron valorados por el de la voz, la crítica Luz Emilia Aguilar Zínser y el productor teatral Jorge León Salazar, quienes seleccionaron tres proyectos que se dieron a conocer por el título de sus obras y sus pseudónimos (hasta la ceremonia de premiación se darán a conocer los nombres de los ganadores):
LA OTRA ESCENA Primer lugar: La máquina de desplazamiento electro temporal, del Dr. Locovich. El premio consiste en un equipo de cómputo equivalente a 25 mil pesos. Segundo lugar: ¡Aguas con el agua!, de León Guerra. Premiado con un equipo de cómputo equivalente a 15 mil pesos. Tercer lugar: Lecciones de Tap, de Clakera, reconocido con un equipo de cómputo equivalente a 10 mil pesos. Los tres ganadores deberán dar función en eventos organizados por la seciti durante 2016. La lectura de los treinta y seis trabajos emociona porque sus perspectivas escénicas y dramatúrgicas evidencian en la mayoría de los casos una gran experiencia en proponer montajes para espacios no convencionales, con un manejo flexible de la improvisación, sin dejar de poseer un hilo dramatúrgico que conduce las acciones y las
organiza de acuerdo con los códigos de un teatro que ocurre en la calle y en la convocatoria permanente de involucrar al transeúnte y al peatón que decide detenerse y acomodarse en esa butaca temporal desde donde mira. La dualidad literatura/puesta en escena ya encuentra en la escritura y en la proyección técnica del montaje una carta de ciudadanía que los presenta trenzados e indisolubles, en un proceso que corre al unísono con un despliegue de recursos técnicos que, si bien son modestos, poseen gran imaginación y conocimiento de los entornos en esta ciudad y su pasado, no sólo el presente de aparente caos del que todos dicen desear apartarse. Hay muchas iniciativas que fluyen hacia la docencia a través del teatro, ordenadas y construidas con conocimiento de los temas, e incluso con pasión y humor. Sin embargo, la calle y el teatro no son aulas y la poética de lo teatral se esteriliza en pro de convencer. Otras se colocan en el mundo del problema actual y desbordan quejas y denuncias; son un “yo acuso” contra la corrupción y la indiferencia. Sin embargo, una buena parte de los textos evaluados van hacia un entendimiento complejo de la situación. Las obras ganadoras muestran una voluntad de construir metáforas, relaciones de contigüidad, semejanza y oposición entre sus propios lenguajes. En los tres primeros lugares existe la necesidad de inconformarse pero a través de una escritura fluida, cargada de humor y ritmo. Hay también una necesidad de colocar frente a la historia los problemas del presente y someterlos a la prueba de la originalidad. La cosmogonía Azteca, el profundo conocimiento de los ecosistemas, la presencia del legado popular, por ejemplo. Todo esto enmarcado en un dispositivo escénico que se instala en la calle, que juega con recursos mínimos de significación para hacerse entender en la travesía y detener un momento al peatón para hacer de esa pausa algo permanente e inolvidable •
Alonso Arreola @LabAlonso
Adiós al Muñeco Mayor
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UROS BUENOS RECUERDOS de Lalo Tex. Arriba y abajo del escenario. No muchos, pero todos buenos. Desde la primera vez que lo vimos en la pared de Rockotitlán, hace más de veinte años, entendimos por qué crecía en popularidad ocupando un sitio relevante en los escenarios mexicanos, más allá del circuito “urbano” al que se circunscribía naturalmente. Digamos que su presencia fue un puente entre la periferia y el corazón de la ciudad, pues no se trataba del típico artífice que validaba su discurso con puras groserías y oraciones que terminaban en “raza”; ni de los que utilizaban su origen humilde como destino y espada. No. Quienes lo vieron en vivo coincidieron siempre en su talento como compositor, cantante y guitarrista, pero sobre todo como frontman, como conductor de un concierto. Lalo componía canciones pegajosas, efectivas y arrabaleras, pero daba un extra que muchos de sus contemporáneos y colegas de causa no lograban. Nos referimos a una afinación vocal educada, aunque raspada por los años de alcohol, así como a una expresividad guitarrística notable. Él mismo dijo en el portal Riff111, en una espléndida entrevista biográfica, que siempre quiso “sonar tan bien como las bandas gringas”. Que no entendía por qué tantos músicos mexicanos se achicopalaban sin abrir los ojos, sin divertirse en el escenario. Y vaya que aprendió a hacerlo. Fue por esas capacidades, creemos, que Lalo también se dio la oprtunidad de sonar en el trío Los og -3 (burla al famoso g 3 estadunidense, conformado por figuras como Steve Vai, John Petrucci y Joe Satriani). Hablamos de la banda que formó al lado de Felipe Souza y José Luis Domínguez, otros dos titanes de la lira que en distintas épocas prestaron cuerdas a Cecilia Toussaint, Besty Pecanins, Memo Briseño, Jaime López y más. Junto a ellos el Muñeco Mayor pudo explorar al tremendo instrumentista que era,
BEMOL SOSTENIDO la sabrosura que solía ponerle a sus machacones solos, ésos por los que su ídolo Alex Lora lo invitara con frecuencia a tocar en los conciertos del Tri. Ahora, la memoria. Hace algunos años compartimos escenario con Lalo y su Tex Tex en distintos festivales. Recordamos especialmente uno en el Zócalo, al lado del Tri y La Lupita, así como otro en el Faro de Oriente, cuando participamos en el tributo a Rockdrigo González. En esas y otras ocasiones pudimos atestiguar los poderes del conocido Muñeco Mayor frente a decenas de miles de personas, todas entregadas a su sentido del humor y transparencia. La vez del Zócalo, incluso, el Muñecote le pidió a Tláloc que parara la lluvia y… sí… la que nos había empapado a nosotros se detuvo con él. ¡Qué diversión era escucharlo! ¿Quién no iba a reírse con sus ocurrencias? Y lo mejor es que era igual de encantador arriba que abajo del escenario. No lo tratamos muchas veces, pero las que sí fueron excepcionales. Era un tipo increíblemente simpático que instantáneamente se volvía centro de la habitación que lo contenía. La gente lo orbitaba. Vestido de tejano, amante del tex mex, lo suyo venía de Texcoco, decíamos, pese a tener sus orígenes familiares en Tlaxcala. Al igual que sus hermanos (le sobrevive Chucho Tex), Lalo tuvo la fortuna de vivir las mieles del rockstarismo cuando su primer disco (Un toque mágico), firmado en Discos Gas, encontró eco en los visitantes del Chopo (desde que era un demo en casete). Luego, a inicios de los noventa, Tex Tex llegó a bmg Ariola y grabó Te vas a acordar de mí.
Viajó a Estados Unidos y Londres y se entregó al desmadre, lo que trajo sus consecuencias. Pero sobrevivieron y siguieron grabando. Recomendamos discos como Lo mejor de Tex Tex y Los Muñecos Desenchufados. Y bueno, este 2016 Tex Tex cumplió treinta años en los escenarios, pero Everardo Mujica, mejor conocido como Lalo Tex o el Muñeco Mayor, murió de un infarto luego de dar concierto en Chimalhuacán, por lo que no pudo festejar ni en el Foro Alicia como estaba planeado, ni en tantos otros espacios que seguro se llenarían para celebrarlo. Le sobreviven su viuda y dos hijos. Así concluyó la historia de un figurón de nuestro rock. Esperamos que Chucho Tex, quien también canta y compone con capacidad, halle la manera de mantener vivo un repertorio importante. Sobre todo, esperamos que encuentre consuelo. Perdió a su hermano pero también a su colega, a su cómplice de vida. Lo cierto es que puede estar tranquilo por lo que hicieron juntos. Nosotros nos vamos a acordar de Lalo tal como lo dijo cantando: cuando la luna ilumine los ojos en la oscuridad, mientras escuchamos una canción que salga del corazón. Salud por el Muñeco Mayor. Buen domingo. Buena semana. Buenos sonidos •
ARTE Y PENSAMIENTO ........
31 de enero de 2016 • Número 1091 • Jornada Semanal
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tumbaburros@yahoo.com @JorgeMoch
Cintillos
Coyunturas inmundas
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ENERALMENTE, EL ESPECTÁCULO de la mesa de novedades en las librerías me produce una desagradable sensación en la que se entremezclan varios impulsos. Primero pienso que no sé nada:“¡Qué montonal de novedades! Sólo he leído… ¡ninguna! Estoy frita.” Luego viene el sentimiento de inutilidad.“¿Para qué escribo? ¿Qué de lo que quiero decir no ha sido escrito ya, y mejor, por algún ruso del siglo xix ? Cervantes rompió el molde. ¿Para qué seguir, si la primera novela es insuperable? ¿Qué puedo añadir a esta Babel de novedades? ¿Existen las novedades? Borges seguro diría que no, que son fatigadas repeticiones. Mejor me voy. Nunca he leído José y sus hermanos. Nomás estoy perdiendo el tiempo en babosadas." Etcétera.
Luego me acomplejo porque soy una relectora de primera. Confieso que me sé algunos libros de memoria. ¿No debería dejar ya de releer a Kipling y darle una oportunidad a x ? Y Kipling, cuyas ideas políticas eran tan, digamos, retrógradas. No me mido. Debería expandir mis horizontes, como dice el lugar común (que ha de ser una playa, porque en el df no se puede expandir el horizonte sin subir a una azotea muy alta). Sigue cierta indignación: ¿por qué tantos libros de autoayuda? ¿Por qué e. l. James nos asesta Grey? Cincuenta sombras de Grey era tan mala… tomo el libro, lo abro y compruebo que mis sospechas son fundadas. ¿Por qué hay compradoras de esa birria? ¡Y los cintillos! ¡Los blurbs! Cada uno, como postula Rosa Beltrán en una novela, es el libro del siglo. O es la novela más importante del mejor escritor de su generación. Como cuenta Beltrán, el lector no sabe qué hacer frente al alud de prodigios, de revelaciones, de portadas llamativas. Yo, al menos, ni siquiera sé a qué generación se refiere el cintillo, pues muchas veces proclama lo mismo acerca de escritores de la misma edad, pero de distinto país e idioma. Además, sospecho que afirmar que tal o cual es la novela más importante de un escritor vivo es condenar al escritor. ¿Qué ya no va a escribir más? Por ende, para asegurar que Fulano es muy superior a Zutano se necesita que ya hayan terminado de escribir y que haya pasado un tiempo. Hace poco, por casualidad, alcancé a escuchar un fragmento de una entrevista radiofónica a Octavio Paz. Paz nunca fue inseguro, al menos en lo que a su trabajo poético se refiere. Pero cuando el entrevistador le preguntó si creía que su obra iba a perdurar, Paz respondió:“El tiempo es un juez al mismo tiempo imparcial y distraído. Vaya usted a saber qué es lo que quede de todo esto.” Me dio mucha ternura, además de que es
cierto. ¿Cuántos inolvidables del año pasado se han borrado ya de nuestra memoria? ¿Quién se acuerda de El código Da Vinci o de Crepúsculo? Pero la mesa es el reino del hit parade: en su disposición y el clamor de las portadas se percibe la competencia gestada en las juntas de marketing, tan lejanas de la tarea literaria. Se pregonan los ejemplares vendidos, los días encabezando la lista de bestsellers del New York Times. Es una batalla. Si los libros tuvieran pelo, la mesa estaría cubierta de mechones y las editoriales los instarían a seguir dándose de jalones hasta quedar calvos. Miro la mesa con desconfianza. Observo los libros y trato de imaginarlos sin cintillo. La leyenda afirma que Cervantes y Shakespeare murieron el mismo día: el 23 de abril de 1616. En realidad, Cervantes fue enterrado el 23 de abril y la fecha de muerte de Shakespeare puede haber sido el 23 de abril o el 3 de mayo. El chiste es que fueron contemporáneos. ¿No suena impostado y vagamente ridículo afirmar que uno es mejor escritor que el otro? Es como decir que el agua es más importante que el aire, que el corazón es mejor que la sangre. Los dos son esenciales y nadie en su época los clasificó como “los mejores de su generación”. Tuvieron lectores que los amaron apasionadamente y enemigos que los denostaron. El poema de Milton afirma que los huesos de Shakespeare no necesitan mármol ni monumento porque somos nosotros, los que lo amamos, su tumba viva, anhelante. Los huesos de Cervantes recién aparecieron. En estos siglos no necesitó nada más que sus libros para ser recordado con devoción. Conjeturo que ninguno de estos dos hubiera soñado con la amorosa legión de lectores que los siglos les depararon. Como dijo Octavio Paz, el tiempo decidirá qué será lo que quede. Y no habrá publicista capaz de cambiar la sentencia •
LAS RAYAS DE LA CEBRA
Verónica Murguía
ÉXICO ES UN PAÍS donde la mayoría de los habitantes vemos televisión en algún momento del día, y los hay que la prenden todo el tiempo… Como televidentes somos víctimas de la coyuntura informativa, casi siempre saturada de inmundicias. Es como si la “doctrina del Shock”, o “doctrina del miedo”, esa manera de manipular a la opinión pública dosificando calculadamente informaciones calamitosas que imprimen ese miedo colectivo y cómodamente dirigible, fuera la manera ideal de dictar idiosincrasia: ante la tragedia (que parecería inevitable para México y los mexicanos) sólo queda la resignación. Y ante la colección de catástrofes que hemos hecho propia, vamos encalleciendo. Todos los días los medios nos obsequian escenas de transido dolor: muertos, decapitados y mutilados, o heridos, desaparecidos, secuestrados; en el mejor de los casos hacemos propia la fosa común, el deslave, el incendio, el aparatoso accidente automovilístico para volver luego a la balacera, el “topetazo”, el comando armado que llega a un pueblo y saca a varias personas de sus casas para ejecutarlas allí mismo, frente a sus familias, o llevárselas para nunca más volver a ser vistas. Hemos construido en poco más de sesenta y cinco años de televisión en el país toda una idiosincrasia del televidente mexicano: pasivos por cobardía, indolencia o pura ignorancia, tendemos a creer religiosamente en lo que haya dicho al aire el lector de boletines que se dice periodista durante alguno de los espacios presuntamente noticiosos de las principales cabezas del duopolio televisivo. Ellos, los lectores de noticias, parecen construir la realidad del país con sus falsos reportajes y sus frases precocidas. Esa es, claramente, una de sus más socorridas funciones, porque forma parte dinámica de la propaganda del régimen. Y la fórmula parece ser exitosa: sexenio tras sexenio, presidentes y gobernadores y una nutrida cáfila de vividores que van desde los miembros de los cuerpos legislativos hasta los de la diplomacia, pasando por toda variopinta, abigarrada y aberrante posibilidad de la burocracia, se siguen cebando con nuestras aportaciones al erario, disponiendo de él como si fuera su propio dinero, ya para dilapidarlo en viajes y lujos, ya para convertirlo en recursos privados de inversión. Ya para comprar aviones escandalosamente lujosos en un país con tantos millones de pobres. Algunos de esos vividores con puesto público han sido aprehendidos después, pero casi siempre en el extranjero, y si llegan a recibir el beneficio de una repatriación, acá son liberados, enjuagadas sus faltas siempre veniales a los ojos de sus compinches y hasta se les regresan dineros mal habidos. Allí el infa-
mante ejemplo de Raúl Salinas y sus cientos de millones recuperados nomás llegar Enrique Peña a la presidencia. Paradójicamente son esas ocasionales capturas las únicas fehacientes muestras de que en esta vida el que la hace la paga, incluso si fue un poderoso legislador o un gobernador hasta entonces intocable. Y si no fuera porque esas capturas son sonados escándalos, también las callaría la televisión para que no causaran mácula en las connivencias del régimen. Por eso parece de pronto que se habla más de un suceso de esas características en las redes sociales (y ese puñado de medios valientes que sigue reporteando verdades incómodas) que en la prensa y sobre todo que en la televisión. Desde la perspectiva ya de las mismas televisoras y de los funcionarios (y de no pocos medios impresos o de estaciones de radio), la información coyuntural misma es territorio de disimulos y distracciones. De yo no fui. De a mí qué. De aquí no pasa nada. Aquí nunca hubieran echado el guante al ya mencionado Raúl Salinas. Acá nunca hubieran capturado a Carlos Cabal Peniche, banquero consentido del salinismo que en 1994 fue capturado en Australia acusado de diversos cargos de fraude. Acá nunca hubieran aprehendido a Humberto Moreira, priista, exgobernador y expresidente de su partido, detenido en España donde permanece bajo caución. Y mientras el peso se sigue devaluando sin remedio ni compasión, y con él toda nuestra economía, y mientras el país sigue siendo disputado por pandillas de asesinos y narcos, y mientras toda elección supone un botín, acá la realidad se disimula todo lo que la televisión permita mientras en los entreactos nos atiborramos de botanas. Y nos encandilamos con el tema de moda como de pronto saltamos de Kate y el Chapo al relleno intrascendente de Star Wars… Y así hasta la próxima coyuntura inmunda •
CABEZALCUBO
Jorge Moch
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Jornada Semanal • Número 1091 • 31 de enero de 2016
Luis Tovar
Ettore Scola y la muerte de un cine
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A IDEA DE LA HISTORIA como una línea en el tiempo que tendrá un fin donde la humanidad será juzgada y encontrará la solución al mal es hija del cristianismo. Se fue tejiendo cuando la parusía –el regreso de Cristo y su juicio–, que para los primeros cristianos era inminente, se difirió en el tiempo. Desde entonces, los relatos apocalípticos, expresados tanto en el Evangelio (Mt. 24: 1-44 y sus referentes en los otros sinópticos) como en la Segunda Carta de San Pablo a los Tesalonicenses (2: 1-12) y el Apocalipsis, sufrieron muchas interpretaciones que generaron diversos movimientos milenaristas que buscaban, leyendo los signos de los tiempos, precipitar la revelación final, el apocalipsis y, con ello, la parusía y el Juicio Final. El tema, con profundas excepciones teológicas y gestos –el más reciente es la renuncia de Benedicto x vi al papado, que Giorgio Agamben analiza en este sentido (El misterio del mal. Benedicto xvi y el fin de los tiempos)–, dejó de tener un lugar preeminente en la tradición de la Iglesia. Sin embargo, se continuó, amputado de su sentido trascendente, en las ideologías históricas, en particular, en el marxismo, cuyo fracaso llevó a Francis Fukuyama a escribir, en la década de los noventa, una polémica apología del liberalismo económico titulada El fin de la historia. A pesar de la gran crisis civilizatoria que vivimos (desfondamiento de los estados nacionales, proliferación del crimen organizado, terrorismo, debacles económicas, barbarización de la cultura), de las grandes hecatombes ecológicas producidas por el industrialismo y los avances tecnológicos, y la multiplicación de las armas genocidas, el tema del final de los tiempos parece haber entrado en una contradicción. Por una parte, ha ido perdiendo el sentido escatológico y prolongando al infinito la Historia y sus gobiernos; por otra, frente a la crisis que vivimos, ve reaparecer el carácter finito de ese tiempo histórico. Esta contradicción aterra. La idea cristiana, que está, a pesar de todo, en el corazón de nuestra noción de la Historia, dice que el gobierno del mundo dejará de existir con el retorno de Cristo y el Juicio Final; una idea que, con otras categorías y a pesar de todo, continúa viva en el marxismo y en las luchas de la izquierda. Sólo conoce, dice Giorgio Agamben (El reino y la gloria) una excepción: el infierno. En la cuestión 89, Tomás de Aquino, después de preguntarse si los demonios cumplirán la sentencia de los condenados, responde que sí, que ellos, a diferencia de los ángeles que después del Juicio Final depondrán su ministerio de gobierno y cuidado de los hombres, desarrollarán su función judicial. En el infierno, dice Tomás,“será conservado un orden de penas y los hombres serán castigados para que no sea destruido en su totalidad el orden divino.” “El infierno –comenta Agamben– es, así, el lugar donde el gobierno divino del mundo sobrevive para siempre, aunque de una forma penitenciaria”, como lo ilustra Dante, un casi contemporáneo de Santo Tomás. La conclusión cristiana del fin de los tiempos, expresada por el teólogo fundamental de la Iglesia es, como digo, aterradora. Significa que la idea de un gobierno eterno y una Historia sin final –el paradigma, dice Agamben de la política moderna– es propiamente infernal. Cuando uno mira sin ilusiones a México, esta idea de un gobierno penitenciario, de una colonia penal que se
prolonga en el tiempo, parece, en la teatralidad del argumento, adquirir una dimensión real, pero aún más terrible: el infierno se vuelve cada día más profundo y espantoso, y quienes padecemos las penas de sus administradores somos, semejantes a los personajes de Kafka, inocentes. ¿Podemos, si no encontrar el final del tiempo, al menos detener las atrocidades de un gobierno que se ha vuelto infernal en el centro de la Historia y desactivarlo, volverlo inoperante, como dice la tradición cristiana que sucederá con la ley y los poderes el último día? Pensarlo, al menos, es reencontrarnos con el corazón de Occidente y descubrir una salida en la Historia que no ha concluido. Además opino que hay que respetar los Acuerdos de San Andrés, detener la guerra, liberar a José Manuel Mireles, a sus autodefensas, a Nestora Salgado, y a todos los presos políticos, hacer justicia a las víctimas de la violencia, juzgar a gobernadores y funcionarios criminales, boicotear las elecciones y devolverle su programa a Carmen Aristegui •
CASA SOSEGADA
Historia e infierno
ACIDO A MEDIADOS del mes de mayo de 1931, el treviquense Ettore Scola contaba con treinta y tres años de edad cuando hizo su debut como director cinematográfico: Se permettete parliamo di donne (1964); al año siguiente, además de Il vittimista –uno de los episodios/mediometrajes que componen Thrilling– filmó La congiuntura, y en 1966 L’arcidiavolo; dos años más tarde rodó Riusciranno y nostri eroi a ritrovare l’amico misteriosamente scomparso in Africa?, y en 1969 Il comisario Pepe. Las décadas de los años setenta y ochenta del siglo pasado fueron altamente prolíficas para Scola, y la primera de ellas fue además la de su consagración mundial como cineasta insoslayable: doce filmes cada década, comenzando los setenta con Dramma della gelosia, de 1970, conocida en español como El demonio de los celos, y finalizando en 1978 con Signore e signori, buonanotte, y los ochenta con la bien conocida La terrazza, de 1980, y culminando con Che ora è? (¿Qué hora es?), de 1989. Para entonces ya sexagenario, Scola redujo su ritmo de trabajo a “sólo” cinco filmes en la década de los años noventa: Il viaggio di Capitan Fracassa (1990); Mario, Maria e Mario (1993); Romanzo de un giovane povero (1995); el episodio 19431997 de I corti italiani (1997); y finalmente La cena (1998). Celebró sus setenta años de vida con el largometraje Concorrenza sleale y con el documental Un altro mondo è possibile, ambos de 2001; al año siguiente realizó un documental más, titulado Lettere dalla Palestina; en 2003 filmó Gente di Roma y diez años más tarde, cuando todo mundo lo daba por retirado a los ochenta y dos años de edad, cerró su brillante trayectoria con la fraterna y entrañable Qué extraño llamarse Federico (2013). Entre los treinta y los ochenta y dos años de edad, Scola dirigió cuarenta y seis películas, entre cortos, largometrajes de ficción y documentales, es decir, poco menos de uno al año en promedio. Eternamente pendiente quedó la mítica Dragón en forma de nube, de la que hubo un guión y pláticas con Gerard Depardieu, quien la protagonizaría, pero que en su momento Scola prefirió no realizar por una razón específica: sólo habría podido producirse involucrando recursos económicos provenientes de Silvio Berlusconi, a la sazón metido en el cine y con un poder similar al que ostenta en la televisión y los medios impresos italianos.
La pregunta y sus respuestas ¿Cómo entender a un cineasta así de célebre y prolífico, icónico en un sentido ya extinto en estos tiempos, que pudiendo filmar literalmente lo que se le viniera en gana, en un momento dado prefirió guardar silencio? O quizá la pregunta debe ser planteada en otros términos, como éstos: ¿es posible hoy un cineasta así?
Parte fundamental de la respuesta viene de labios del propio autor de Nos amábamos tanto: en 2011, cuando sostuvo que el arriba citado cortometraje 1943-1997 significaba el punto final de su larga carrera, pero en realidad dos años antes del que acabó siendo su verdadero testamento fílmico, afirmó en una entrevista que “las lógicas de producción y de distribución hoy ya no tienen nada que ver conmigo. Empecé a verme obligado a respetar reglas que no me permiten ser libre… Ahora sólo decide el mercado. Antes también contaba [el mercado], pero había más espacio de autonomía, de excepción. Los productores estaban dispuestos a tomar riesgos”. La otra parte de la respuesta está, como es de esperarse, en la propia filmografía scoliana, y bien puede resumirse en una sola palabra: congruencia. Eso y no otra cosa es lo que se aprecia en este o aquel pasaje, línea, secuencia o escena a lo largo de su filmografía entera, pero de manera todavía más destacada en un par de cintas: la primera, Una giornata particolare (1977), esa obra maestra magnífica e inolvidable en la que Scola consigue que todos los hombres quieran ser Gabriele y todas las mujeres deseen ser Antonietta, pero sobre todo logra dejar claro que no hay ninguna ideología y ningún afán de poder que sobrepase en importancia al entendimiento y la íntima comunión de dos. La otra cinta es La noche de Varennes, una vez más con el insuperable Marcello Mastroianni, en la que Scola juega con la Historia –con mayúscula– para ilustrar su personal idea de lo que significa una revolución política: los que la desean, los que la provocan, los que la padecen, los que la detestan, los que no la entienden y los que creen entenderla, todos están representados aquí. El pasado 19 de enero no sólo murió Ettore Scola: al parecer, con él ha muerto también todo un modo de entender y hacer cine •
CINEXCUSAS
@luistovars
Javier Sicilia
ENTREVISTA ENSAYO
31 de enero de 2016 • Número 1091 • Jornada Semanal
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Zaffaroni es miembro de la Corte Interamericana de Derechos Humanos
Nacido en Buenos Aires en 1940, el abogado y profesor e . Raúl Zaffaroni fue Ministro de la Corte Suprema de Argentina desde 2003 hasta el 31 de diciembre de 2014, cuando presentó su renuncia. De amplia trayectoria y reconocimiento internacional, ha publicado numerosas obras para el ámbito jurídico y académico. Actualmente es miembro de la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Consultado por La Jornada Semanal sobre su visión acerca de los problemas actuales de la justicia en Argentina, envió la siguiente respuesta:
E
l funcionamiento del Poder Judicial en Argentina tiene problemas institucionales que deben resolverse, más allá de las coyunturas. Si no pensamos en términos institucionales, cada vez lo desvencijaremos más. En principio, la Corte Suprema, integrada por sólo cinco jueces, importa una concentración de poder poco compatible con los principios republicanos. En segundo lugar, la Corte se ha apartado desde hace más de un siglo de su función constitucional de control normativo. Hoy es un tribunal de casación, que se mete en cuestiones de derecho común cuando quiere (y no lo hace cuando no quiere) y el control normativo de constitucionalidad es apenas el uno por ciento de su tarea. Como es sabido, nadie maneja todas las materias del complejísimo campo jurídico. El estrecho número ni siquiera permite que haya un especialista en cada rama. Por ende, la mayor parte de la jurisprudencia de la Corte la preparan empleados, sin que sus miembros tengan los conocimientos necesarios para controlar la calidad de lo proyectado, en un trabajo que abarca unas 14 mil sentencias (o firmas) por año.
Si se quiere una Corte que funcione, sería necesario ampliar su número a doce o quince jueces, que hagan casación divididos en salas, sin perjuicio de que en los casos de constitucionalidad normativa (poquísimos, por cierto) voten todos los jueces. En otro sentido, los jueces de los otros tribunales configuran una “mayoría silenciosa” frente a las actitudes partidistas de derecha de unos pocos. Creen sinceramente que cumpliendo con su trabajo, que lo hacen bastante bien y con honestidad, basta para preservarse de las consecuencias de las peligrosas aventuras politiqueras de una minoría de derecha con pocos escrúpulos. Por cierto, hay otra minoría que reacciona frente a la partidización de la derecha y que esta última (y el actual presidente de la República) estigmatiza como “jueces militantes”.
Coyunturas, institucionalidad y justicia E. Raúl Zaffaroni
Lo cierto es que en la opinión pública se está p ro d u c i e n d o u n a s e n s a c i ó n d e i n c o m o d i d a d frente a “la justicia”, que se acentúa con la tentativa del actual presidente de nombrar dos jueces “en comisión” en la propia Corte Suprema y tratar de remover a la Procuradora General, todo por vía de un decreto. Es claro que el actual Poder Ejecutivo, que no tiene mayoría propia ni mucho menos en ninguna de las dos cámaras del Congreso, está legislando por decreto de necesidad y ha intentado poner sus agentes en la Corte para que se los declaren constitucionales. Si bien no clausura el Congreso, el resultado que busca es el mismo que si lo disolviese. Nada de esto augura un buen final. Todo gobierno se gasta y produce malestar, al menos por “hastío de imagen”. El actual acaba de tomar medidas económicas muy graves, que inevitablemente acelerarán el desgaste. En esos casos, la sociedad “elabora el duelo” buscando un “chivo expiatorio”. Temo seriamente que en esa situación sea “la justicia”, y lo pagará la “mayoría silenciosa” de gente honesta y laboriosa, pero políticamente ingenua, que no cae en la cuenta del peligro en que se halla, en un trance en que “el silencio no es salud”. Cuando se producen esas situaciones confusas, la minoría partidizada de la derecha entrega unas pocas cabezas demasiado visibles, pero tampoco me extrañaría que los otros se mimeticen y hasta reclamen sanciones contra la mayoría silenciosa, sobreactuando, como suelen hacer los camaleones y conversos. Con sinceridad, deseo equivocarme •