SUPLEMENTO CULTURAL
No. 105 - 17 DE JUNIO DE 2013 - AÑO 3
DIR. JÁNEA ESTRADA LAZARÍN
Autor: EKO.
El próximo sábado 22 de junio, y para conmemorar el XCIX Aniversario de la Toma de Zacatecas se presentará el libro Pancho Villa Toma Zacatecas, de Paco Ignacio Taibo II y Eko (Héctor Stanislaw de la Garza-Batorski). Foyer del Teatro Fernando Calderón, 18:00 horas. Entrada libre.
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17 DE JUNIO DE 2013 / AÑO 3
I Esta semana continuarán las actividades de las Jornadas Lopezvelardeanas 2013 y el próximo miércoles 19, a las 12:00 Hrs., en el Teatro Hinojosa de la ciudad de Jerez, se hará entrega del Premio Iberoamericano a la poeta Dolores Castro Varela, a la maestra Lolita, quien el pasado 4 de abril recibiera también en Zacatecas un homenaje a su trayectoria de parte de Gobierno del Estado. La maestra Lolita es muy cercana a los zacatecanos, nació en Aguascalientes en 1923. Estudió la licenciatura en derecho y la maestría en literatura española en la UNAM y estilística e historia del arte en la Universidad Complutense de Madrid. Fue fundadora de Radio UNAM y colaboró en la dirección de Difusión Cultural de la Universidad. Además, fue maestra fundadora de la ENEP Acatlán. Fue jefa de redacción en la revista Poesía de América, donde conoció a Cintio Vitier, José Lezama Lima, Fina García Marruz, Fernández Retamar y otros. También condujo el programa Poetas de México en el Canal 11 con Alejandro Avilés. Ha recibido el Premio Nacional de Poesía Sor Juana Inés de la Cruz. Ha dado clases en la Escuela de Escritores de la SOGEM, el INBA, la Escuela de Periodismo Carlos Septién García, la Universidad Iberoamericana. En 1988 fue homenajeada como Maestra de la Juventud. Nos unimos al homenaje y felicitamos enormemente a la maestra Lolita, quien recién cumplió 90 años y sigue embelleciendo al mundo con su poesía. II Esta semana inician también las actividades para conmemorar el XCIX Aniversario de la Toma de Zacatecas, en la página 10 de esta publicación, podrá usted ver la programación completa. Dentro de la programación, destaca la presentación del libro Pancho Villa Toma Zacatecas, de Paco Ignacio Taibo II y Eko (Héctor Stanislaw de la Garza-Batorski), en el Foyer del Teatro Fernando Calderón, a las
18:00 horas. La entrada es libre, se recomienda llegar temprano porque el espacio es reducido. Paco Ignacio Taibo II. (Asturias, 1949) es el creador de la nueva novela negra en español con la serie protagonizada por Héctor Belascoarán Shayne y director de la célebre Semana Negra de Gijón. Incansable activista social, historiador y autor de la biografía del Che más leída, publicada en 28 países, así como de más de 40 obras en distintos géneros literarios. Algunas de sus novelas han sido mencionadas entre los “libros del año” por el New York Times, Le Monde y Los Angeles Times. Ha merecido tres veces el Premio Internacional Dashiell Hammett a la mejor novela policiaca, el premio francés 813 a la mejor novela extranjera publicada en Francia y el premio Bancarella en Italia al libro del año. EKO. Héctor Stanislaw de la Garza-Batorski. Nació hace 56 años en San Pedro Garza García, N.L. Desde los 13 años empezó a publicar con Carlos Monsiváis y Fernando Benítez. Desde entonces ha publicado regularmente sus grabados y dibujos eróticos en The New York Times, El País de Madrid y periódicos nacionales. Autor de El Libro de Denisse (1989), Aforismos y Máximas (2011), Manual para un aspirante al poder con Avelina Lésper (2012), y Pancho Villa toma Zacatecas con Paco Ignacio Taibo II (2013). La obra gráfica de Eko la maneja en exclusiva ASHE Auctioneers. Obra reciente: www.eko-works.com. Una foto-galería y una reseña de este libro aparecieron en la Gualdra No. 97. Usted puede consultarla en internet si es que no la ha visto aún. Tener en Zacatecas la presencia de Paco Ignacio Taibo II siempre es todo un acontecimiento, pero tenerlo en compañía de Eko, sin duda será más interesante todavía. No se pierda esta presentación. Que disfrute su lectura. Jánea Estrada Lazarín lagualdra@hotmail.com
La camioneta por Gabriel Luévano Gurrola
Carlos Fuentes, cuentista Navegar cerca de la costa por Mauricio Flores
El Cisne Negro por Francisco Javier González Quiñones
El verbo en otras fraguas por Víctor Hugo Rodríguez Bécquer Dicen que López Velarde por Roberto Galaviz
La patria interior de López Velarde por Simitrio Quezada
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Diario de Mateo por Mateo Estrada Gaviria Desayuno en Tiffany’s, mon ku por Lluna Llecha y Carlos Belmonte
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La Muestra de Arte Público por Armando Haro Márquez
11 Trancazo por Pilar Alba Sueños y cartas por Edgar Khonde Agua salada por Alberto Huerta
Carmen Lira Saade / Dir. General Raymundo Cárdenas Vargas / Dir. La Jornada de Zacatecas direccion.zac@infodem.com.mx
Jánea Estrada Lazarín / Dir. La Gualdra lagualdra@hotmail.com Sandra Andrade Trinidad / Diseño Editorial
La Gualdra es una coproducción de Ediciones Culturales y La Jornada Zacatecas. Publicación semanal, distribuída e impresa por Información para la Democracia S.A. de C.V. Prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta publicación, por cualquier medio sin permiso de los editores.
12 Juan Carlos Villegas / Ilustraciones jvampiro71@hotmail.com
17 de junio DE 2013
La camioneta Por Gabriel Luévano Gurrola va a jalar otra vez la máquina! Dicho y hecho, desarmaba cada pieza, una por una, contento, blasfemo siempre y al momento de quererlas ensamblar maldecía porque no daba una, y tenían que empujar el mueble hasta un mecánico verdadero para que la arreglara. Eso era cuando vivían en un muladar al extremo del municipio, todavía más separado de Eréndira y Emancipación. También hay otra historia en torno a esa camioneta, y es la siguiente: en Fresnillo siempre se ha batallado con el servicio de agua. Antes, mucho antes, existía una llave pública en el centro y cuando fallaba el sistema la gente tenía que ir y llenar sus recipientes para el uso cotidiano. Pues un día mi abuelo decidió llenar un par de tambos para evitarse dar vuelta tras vuelta y para eso, muchacho, súbete a la camioneta. Obedeció mi padre y al llegar a la llave pública cargaron agua sin problema y de regreso... ¡Los frenos no jalan! ¡Ay ca...lor llévate el frío! Fue cuando mi padre, aprovechando que la camioneta no iba demasiado recio, se bajó de la cabina, se adelantó las cinco cuadras de bajada que enloquecieron al viejo, y en el cruce de las calles se detenía y con desaforados aspavientos suplicaba a los carros se pararan. Los choferes, pasmados, veían pasar el bólido rojo como un diablo acuático. No obstante, para ser fiel a la verdad, esa tarde todos se bañaron. ¿Así sería Conchita? No lo sé. Debo llegar porque ya es noche. Voy a saludarlos, a ver si ya la echaron a andar. Se paró y al darme su rugosa mano, sus dedos de pepino rancio estrujadores y amoratados, me espetó: Adiós, reverendo y santo padre. (De esto hace varios años, seis o siete. Ahora me ha dado por recordarlo, también en un cuarto caliente, lejos, leyendo hasta el cansancio a Maimónides y a San Agustín.) Recuerdo que pensé, o dije para mis adentros: Adiós viejo, ya te vas, ingrato, majadero, muy feliz a chancear a tu hermana y a su marido y a su tanque de oxígeno... Lo pensaba, al colocar en mi cara una complacencia que en el fondo era una mueca de acritud contenida y de café amarillento, gélido. Hasta luego Diógenes taimado, te vas a ver si a tu hermana le poncharon una llanta, a ver si ya la echaron a andar como echaron a andar tu corazón hace ochenta años para martirizar la vida con su pulso, clavo de aire en el cuerpo que arrastras de la sala a la calle. Vas y yo me quedo, besaré a mi padre en la mejilla, subiré las escaleras, me dispondré a terminar un capítulo largo que no entiendo. En un mes entraré al seminario. Así lo hice.
Literatura
Miraba los cortinajes de sangre por la ventana cuando dije: qué raro (no más qué miedo), al ver abajo, al hombre que ahora ostentaba un bigote no descuidado sino terrorista, desparramado en medio de la quijada. Miraba los cortinajes de sangre que caían mansos sobre el día que se arrastraba, poniéndose, abriendo paso a las tinieblas púrpuras de las ocho de la noche. Debería bajar a saludar a mi abuelo, pensé, eso le agradaría al viejo, y a mi padre, sobre todo. Darle la mano, estrechársela, sorrajar una sonrisa, de frente a papá, para que viera que puedo ser accesible. Pero dejar el libro unos minutos, ah, ése sería el verdadero respiro. No recuerdo la fecha, pero una plasta triste de verano, como de escafandra al sol en la pieza, me dice que debió de ser en junio, más o menos. Hacía entonces unos tres o cuatro años que no venía a visitarnos. Lo primero que vi por encima del paquidermo de hojas que tenía entre las manos, al desviar la castigada canilla y atisbar por la ventana fue la bicicleta roja, de parrilla blanca y manubrio parecido a una cornamenta de chivo loco. Precisamente había de venir cuando trataba de acabar el primer capítulo de Ulises, de James Joyce (porque el verbo que se debe tener presente al leerlo es ese: “tratar”). Justo entre la afeitada de Buck Mulligan y el desayuno en el que una vieja les llevaba la leche, la voz cavernosa, de aguardiente chiflado en la sala, y Moisés, donde está Moisés. Bajé tranquilo los escalones, cinco minutos, máximo, y a seguir la lectura. Al abrir la puerta vi a mi padre y atrás, vestido con pantalón deportivo, botas de hule, camisa a cuadros, gorra de los medias rojas de Boston, dentadura postiza, ojos que son chispas, el viejo que me estrecha la mano y susurra casi gritando: Moisés... Nos sentamos. Como mi madre no está, es el otro viejo (el mío) quien ofrece el pan de la mañana en el cesto otrora pletórico. Se hundieron las manos en las piezas, los dedos en la masa endurecida, se tomó café, no fueron cinco minutos sino casi treinta, mi pobre padre siendo condescendiente, se podría decir soportando a quien le obligó a detenerse en el cruce de las calles para frenar el tránsito... Y luego la voz-cuchilla: ¿Todavía quieres ser sacerdote, Moisés? La respuesta indirecta, pero mejor, más concreta: Entro al seminario el mes que viene. Se quedó mirando una mancha en la mesa, que bien pudo ser una mosca o una petequia natural de la madera, como diciéndose: Tenía mucho de no verlo, ¿Quieres ser como tu tío Trinidad?
Frida Kahlo, Niña con máscara de muerte
¿Un hijo ingrato, un hermano despectivo perdido en no sé dónde? Cambió el tema, él es ateo. Habla entonces de vecinos, de lo poco que le rinde el dinero (y aquí una mirada cínica a mi padre, contento porque el viejo vino, contento porque ya se va), de objetos, cubetas, perros, mangueras, espejos y al fin lo que lo traía, el aviso: Conchita sigue mala, ayer le poncharon una llanta. Es mi turno de verlo con sorna y me centro en la nariz. Parece que le ha crecido. No será por el alcohol (hace años que no toma). Ha de crecerle por cada mentira o cada leperada que escupe a diario; llegará un momento en que le explote. Ahí, como abroquelado tras la mole, baluarte de carne, demediando un pedazo de pan con sus dedos también enormes. Se ríe, explica, ya serio: Le cortaron un dedo, no puede caminar... Conchita desvielada Conchita despintada Conchita en el taller Conchita camioneta Conchita hay que irte a ver
Concha es su hermana y padece diabetes. Ayer le amputaron un pedazo de carne inservible, pútrida quizá, o según este Hermes jocoso, le poncharon una llanta. Me divierto jugando con las palabras (me odio por eso, por lo que este hombre me hace pensar, lo odio a él y me odio a mí mismo). Pienso en Joyce solo en mi cuarto, abandonado, sobre nuestras cabezas. Debería continuar la lectura, me quedan unas novecientas páginas (la edición es de bolsillo), pero en lu-
gar de eso me acuerdo de otro libro interminable, Terra Nostra y de la Dama loca, reina insatisfecha, onírica, obstinada en una lujuria que la redima de la beatitud infame de Felipe, su esposo. Pienso en lo que éste dice, descubre, sabe al verse en un espejo mágico: cada hombre lleva el peso de otros treinta en sus hombros, dentro de su sangre, sus ascendientes. Y yo me digo, no tengo treinta, tengo uno, en frente, que me hace pensar: Conchita en el taller Conchita arreglada Conchita a mil por hora Conchita modelo 1930 Conchita pionera en el mundo de las camionetas Conchita afinadita, Conchita sin llanta, Conchita...
¿Sería como aquella camioneta roja en que el viejo acompañó durante veinte años a su papá por rancherías y comunidades vendiendo artículos religiosos?¿Sería el fastidio de viajar horas al sol al lado de santos de yeso que ven de una forma cercana a la muerte, fría hasta nublar el entendimiento, lo que lo volvió agnóstico? Decía tu abuelita -me contó mamá hace tiempo, que tu abuelo tuvo siempre la espinita de volverse mecánico. -¿Y estudió? (pregunta boba mía) No, pero sí abría la camioneta cada que el ocio lo hacía levantarse de un sillón mullido donde se pasaba las horas. Nada más decía tu abuelita (o de otro modo su suegra), que escuchaba el tintineo de las llaves o sabrá Dios qué herramientas y exclamaba: ¡Divina Providencia,
LA GUALDRA NO. 105
Carlos Fuentes, cuentista
Navegar cerca de la costa
Libros
Por Mauricio Flores* La obra literaria de Carlos Fuentes (1928-2012) está destinada a crecer (aún más) en el tiempo. Apenas un año después de que el escritor se fuera de estas tierras (sereno, lúcido, satisfecho, afanoso), sus títulos se reproducen y vuelven a circular entre miles de lectores, lo mismo primerizos que porfiados. Nuevas ediciones y compilaciones, como la totalidad de sus cuentos, están ahora al alcance en el Fondo de Cultura Económica.
Más conocido como novelista, Fuentes dejó en sus haberes literarios una obra cuentística digna de lectura y reconocimiento. Se ha dicho insistentemente, incluso por él mismo, que varias de sus novelas eran en realidad simples o complejas reuniones de cuentos. En su vasto discurso narrativo, construido con gran dedicación a lo largo de seis décadas de incansable presencia, temas, tramas, géneros y personajes suelen imbricarse. “Hacer un cuento es como navegar cerca de la costa teniendo a la vista la tierra pero también el océano. En cambio hacer una novela es lanzarse al océano sin ver tierra durante muchos, muchos siglos”, dijo en alguna ocasión el escritor, quien publicara su primer cuento en la revista Mañana un lejano 26 de noviembre de 1949. Se trata de “Pastel rancio”, circulando repetidamente desde la fecha, nueve años antes de la primera edición de la famosa novela La región más transparente. A un año de la muerte del escritor, el FCE publicó sus Cuentos completos, con un prólogo del investigador Omegar Martínez. Es una sobria edición que recupera (cronológicamente) los cincuenta y seis cuentos publicados con anterioridad, ya sea de manera individual o en volúmenes compilatorios. Y son, de acuerdo al mismo presentador, “la parte más narrativa de la literatura de Carlos Fuentes”, en el entendido de que “celebra la libertad permutarte del mundo en el relato”.
Para entender un poco más al Fuentes cuentista habría que anotar dos argumentos previos a su relectura. Éstos son su inscripción en la rica tradición mexicana del género (Juan Rulfo, José Revueltas, Juan José Arreola), y su pertenencia al llamado boom latinoamericano (Julio Cortázar, Gabriel García Márquez, José Donoso), colectivo que también puede definirse a partir de esa expresión de la literatura, la narración corta. En entrevista con la reportera cultural Yanet Aguilar Sosa, Fuentes sostuvo (hacia a finales del 2010) las intenciones que como narrador anteceden al momento de la definición de los géneros; mixtura que permite al lector leer “una novela en cuentos, o cuentos que en conjunto se pueden leer como novela”. Esto específicamente a partir de uno de sus personajes recurrentes, Carolina Grau, que lo mismo se observa como incidental que central. Los cuentos de Fuentes, reunidos ahora por la generosidad de su viuda Silvia Lemus, reiteran sus preocupaciones de siempre, apunta el mismo Martínez en la presentación de Cuentos completos: “la otredad, la duplicidad, la alienación, lo mexicano, la pérdida, el futuro y el origen”. Una manera de escapar constantemente camino hacia la libertad, como también lo explicó el novelista, el gran cuentista, en oportunidad del lanzamiento de su última reunión de relatos, Carolina Grau.
Títulos indispensables Los días enmascarados (1954): escrito por un autor de 26 años; se trata de una serie de cuentos que fue bien recibida por la crítica y el público; en el texto se advierte lo que en posteriores publicaciones serían sus preocupaciones centrales: la exploración del pasado prehispánico y los sutiles límites entre realidad y ficción. La región más transparente (1958): inventario de la sociedad mexicana que a través de la construcción de un mapa de linajes, representó mundos y submundos entrelazados por un elemento común: la ciudad de México. Aura (1962): novela corta que narra una historia que transcurre entre la magia y lo espectral; junto con La muerte de Artemio Cruz, además considerada como una de las más importantes novelas de la literatura mexicana, y también puesta en librerías por la fecha. La pequeña gran novela que se inscribe en el llamado boom latinoamericano.
Carlos Fuentes, Cuentos completos, FCE, México, 2013, 944 pp. *mauflos@gmail.com
Desear el provenir ¿Por qué es tan actual Cervantes? ¿Por qué Don Quijote? Cruzando el Atlántico la víspera de la II Guerra Mundial, Thomas Mann escogió el Quijote como la lectura que le permitiría, a un tiempo, despedirse de Europa y asegurarse a sí mismo el regreso a un continente devastado pero salvado, acaso, por la permanencia de unas cuantas obras de arte. Imagino que Mann rescató un ejemplar, uno solo, del Quijote a punto de incendiarse para siempre en la fogata con la que el régimen totalitario quería convertir en cenizas cuanto negase su poder. ¿Y por qué sería Don Quijote el libro a rescatar de las llamas? Acaso porque a partir del Quijote se puede recrear el mundo. Como si el mundo estuviese siempre a un paso de la catástrofe y sólo la palabra pudiese salvarlo, la imaginación sostenerlo y la acción proyectarlo. Toda gran obra literaria nos propone la salvación mínima de la palabra. Toda gran obra literaria nos propone imaginar. Tenemos un pasado que debemos recordar. Tenemos un porvenir que podemos desear. Carlos Fuentes (1987)
17 de junio DE 2013
El Cisne Negro Por Francisco Javier González Quiñones Pasan los minutos y la lluvia no cesa, pero el seductor aroma del café empieza a tranquilizar mi zozobra. Con cada sorbo el frío se aleja y el ambiente se hace más confortable. Ese confort me anima a revisar mi ensayo y con la lectura empiezan a desfilar las musas de López Velarde: Fuensanta, la dueña ideal del primero -y el último- suspiro velardeano; Genoveva y sus dulces treinta años; Sara, la uva en sazón; Águeda, la mujer de negro iluminada por el verde de sus pupilas y; Anna Pávlova, las fantásticas piernas del reloj humano, “certeras como manecillas, dudosas como lo arcano, sobresaltadas con la coquetería de las hadas”. Entonces, cuando la fabulosa interprete del “Cisne Negro” recorre esta pasarela de musas, el bardo jerezano me regresa a mi afrodita trotadora. Ahora mi evocación me remite a sus torneadas y poderosas piernas, que se mueven con la gracia de una bailarina en el escenario matutino que enmarca mi ventana y que tiene como fondo el bosque. Pero hoy la función es diferente, la escenografía cotidiana se difumina entre la cortina de lluvia y no veo aparecer a la protagonista. El verde y el ocre se han diluido en un plomizo matizado de fulgores y sin poder evitarlo mis labios balbucean las palabras con la que López Velarde culmina su elogio a la prodigiosa Anna Pávlova, palabras que sin duda retratan mi ansiedad:
Literatura
Al igual que todas las mañanas más recientes, sus rítmicos pasos se empiezan a escuchar con mayor precisión que las manecillas del viejo reloj que cuelga frente a mi escritorio. Su trote viene acompañado de un peculiar jadeo que trata de silenciar con discreción, intento vano, ya que mis oídos escuchan esos jadeos como insinuadores resuellos que acrecientan mi deseo de poseerla. Su disciplina marca su invariable rutina y como parte de la misma, siempre que pasa frente a mi rústica cabaña, su mano izquierda revolotea un saludo y su rostro dibuja una sonrisa que traspasa la ventana que como un resquicio del tiempo compartido nos conecta por unos instantes. Así han sido todas mis mañanas durante las dos semanas que tengo viviendo en este casi urbano bosque, que colinda con la ciudad de la eterna primavera. Por fortuna, cuando el inquietante ritual matutino termina, puedo regresar a mi tarea y concentrarme en el ensayo sobre Ramón López Velarde. Aunque la convocatoria del Instituto Zacatecano de Cultura, que me hizo llegar el buen amigo Manuel, me indica que aún dispongo de un mes, ya quiero terminar este texto. Pero las palabras no parecen encontrar su camino en la vastedad del espacio en blanco que sin inmutarse las espera. Los días se esfuman y no avanzo en mi ensayo, pero he adquirido una peculiar destreza para detener su trote a mi antojo, ahora puedo hacerla deslizarse en cámara lenta y recorrer a plenitud su silueta para palparla con mi ansiedad creciente. Puedo distinguir sobre su pecho las palpitaciones que marcan las ondulaciones de la vida. Pechos maravillosamente coronados por epicúreas cumbres abrazadas por aréolas. No tengo idea a qué hora me quedé dormido, pero finalmente anoche terminé mi ensayo. Aun estoy somnoliento pero percibo un ambiente extraño. Esta mañana se rompió la rutina, la escenografía es diferente, afuera se escucha el intenso llanto del cielo, el viento empuja algunas de sus lágrimas y éstas entran por mi ventana. Siento frío y estoy confundido, quizá hoy me perdí esa sutil pintura matinal que ella me regala para empezar mi día, es posible que en estos momentos ella esté de regreso en su casa. Ante esta expectativa creo que lo mejor que puedo hacer es prepararme un café.
¡Te fuiste con mi rapto y con mi arrobo, agitando las ánimas eternas en los modismos de tus piernas!
Mi ansiedad se ha humedecido y ahora huele a café. La taza está vacía y por tercera vez pide ser llenada, por eso recibe con regocijo la balsámica infusión que como una pequeña catarata se despliega desde la cafetera. La lluvia amainó y ahora mi deseo me trae el sonido de sus jadeos, cada vez los escucho más cerca y en unos segundos se repite la maravillosa rutina plasmada de instantáneas metamorfosis. Ahora salta con piernas de rana, se transfigura con el misterio de una náyade y sonríe con la sencillez de una aldeana, todo a la vez. Pero la realidad del regocijo se desborda y se trastoca en una fugaz ilusión. Ella desaparece en un parpadeo de ojos y entonces me doy cuenta que mi mirada continúa fija en las estrofas del poema velardiano “Anna Pávlova”.
Alphonse Mucha Mucha, Estrella del Norte
LA GUALDRA NO. 105
El verbo en otras fraguas
Dos poemas a Ramón López Velarde
Por Víctor Hugo Rodríguez Bécquer Permanencia de un fluir de cuasi versos a la memoria de López Velarde, a la vida breve que a su muerte le sobrevino el sueño equivocado
ni dejaron en la ruina mi mesada, como estudiante, al fin, pude apilar junto a mi almohada a Rulfo junto con Ramón, el primero Juan el poeta por antonomasia y el segundo trastocador de los lenguajes más sutiles inspirado en fuente santa. En algún libro de estampas: lectura de clásicos ilustrada, también, como él, encontré en mi camino a Lugones. Quien me diría después que López Velarde anidaría en su íntimo decoro modesta devoción por el “poeta sumo” Leopoldo. Segundo Acto Intimista irredento, “Cerrado al mundo que no veía con sus ojos, aferrado a ese pequeño cosmos de singulares afectos familiares, (sus amores escondidos en tímidos azares) y su alondra, sus zenzontles y su casa; su pueblo, su ambiente y sus amigos tenían que pulsarse en su tonada”.
Proemio En la obra su-ave de Ramón, la Patria, en cívicas estrofas, (hueco santuario de su corazón) de su obra universal tan intimista, tierra de eritrocítico terrón, de cobalto retinto - cielo vidriado en atardeceres de amatista; meretrices lamentos declamados... La Patria se renueva en incensario de personales ofrendas, casi a diario; reiterativo, en estampas de alusión al terruño legendario, a beatas pueblerinas, el pozo, el piano, el campanario... de infancias insepultas y pequeñas travesuras que grabaron nubarrones de azucarado algodón: pecados deliciosos de lamido escapulario. Primer Acto A riesgo de hacer confidencia irreverente he de apuntar en tono sincerista (parafraseando al poeta de mi tierra) que la memoria de Ramón ha sido, a todo mi entorno, tan cercana que no hay singular manera, ni mágica palabra, para arrancarme su herencia tan de fondo. En mi infancia no fue preocupación alguna los poemas por más cívicos que fueran,
ni urgencia de apuntarlo en mis materias, ni Los Credos de Ricardo López Méndez por José Antonio Cossío moduladas, el sentido poema de Ramón López Velarde que tanto urgiera la maestra a declamar de corrido en toda fiesta, banquetes o balneario. Con el tiempo me enteré lo conveniente de atarse con seguridad los cordones, hacer buen nudo a la corbata o empatar, en todo florilegio, la suerte que académicos jugaban presumiendo que entendían a los poetas, sobre todo a Ramón tan dulcemente ateo, atado a los listones de una pasión, de tan secreta, desbordada; mientras una santa mujer mesaba su entresueño en el ronroneo de felina compañía, que, sobre la falda de su amada, imaginaba el mundo desde un balcón hacia afuera; rezandera de quimeras trasnochadas, mientras Ramón febrilmente prometía destilar hemoglobina oxigenada para teñir el atardecer a su Fuensanta. Intermedio Mis primeros dos mejores libros no adelgazaron mis bolsillos
Dice y repite Salvador Solana (en uno de los Sepan Cuántos de Porrúa) que Ramón el de Jerez, vale y perdura, “perdura y vale, por su empeñosa exaltación lírica, por su interior tortura, su dualidad dramática con que en él luchaban cuerpo y alma, religión y sentidos, espíritu y carne; por la variedad de sus imágenes, por la certeza de su expresión en lo íntimo, por el apasionamiento de su dedicación a un tema, que siempre es el mismo y al que la diversidad de tratamientos hace aparecer diferente, siempre” (palabras más, elogios menos) Filiberto Soto Solís, de Zacatecas, prologa la edición de Gobierno del Estado: Diapasón del Corazón (1971), término usado por el bardo jerezano para significar que en su interior existe una música íntima que no cesa. Edición en el medio centenario del poeta y escritor Ramón López Velarde donde la devoción fue mayormente manifiesta; tal vez a los cincuenta de su muerte era aún más fresca y viva la memoria de un provinciano Ramón de Jerez, universal López Velarde. José Luis Martínez nos comenta (en la edición de Fondo de Cultura) que con él llegaron a nosotros Baudelaire y Virgilio. Frecuentaron Las flores del mal, por su lectura, nuestros jóvenes poetas modernistas: Díaz Mirón, Gutiérrez Nájera, Nervo, Tablada y Valenzuela. “Sí, (como asegura Villaurrutia) un abismo separa sus formas de arte, pero otro abismo de sus espíritus los hace mie mbros de una misma familia”.
17 de junio DE 2013
Las cercanías con los demás, en notables semejanzas, también muestra diferencias estilísticas.
Tercer Acto Por lo pronto va La Eneida desde una similitud casi inadvertida a emparentarse a la primera estrofa por la manera especial, muy reflexiva de titubear con el papel y tinta: “Yo aquel mismo que en flauta campesina en otro tiempo modulé canciones, y dejando la selva peregrina causa fui que con ricas producciones satisficiese la región vecina de exigirte cultor las ambiciones --obra grata a la gente labradora-de Marte hórridas armas canto ahora”. El antiguo cantor lírico que emprende un canto épico, es la misma tonada entre Virgilio y el que pide, en Suave Patria, (el cantor del íntimo decoro) por una vez la grave modulación del bajo y emprender un poema de aliento cívico que conserva aún muchos de los elementos libres y líricos del resto de su obra. Colocado, significativamente, al final de su libro póstumo de versos y escrito en ocasión del primer centenario de la consumación de nuestra independencia, el mismo año de su muerte. (1821) Nunca vio publicado el patrio sueño que anunciaba la obra de un escritor que quizá condensara el nuevo concepto de nuestra nacionalidad, hoy tan desdoblada. Retorno nostálgico, (por desencanto del mundo) a la pureza provinciana, resulta la transmutación de la experiencia personal del poeta en sus últimas composiciones. Una experiencia excepcional de fervor por una patria suave. El cantor de la provincia nos legó un segundo himno nacional lírico, intocable y ya tradicional que puede tener los defectos de un impuro canto lírico y de un canto épico demasiado subjetivo y caprichoso. Epílogo fundamental El bibliográfico retorno a su mística profundidad y consulta de los estudiosos, (morder Las Peras del Olmo cultivadas en santa Paz por Octavio) como leer en los oráculos cuándo tendremos otro igual que en la inmortalidad de sus ensueños inmortalicemos nuestros anhelos todos.
Por Roberto Galaviz [Leerse mientras se escucha: El Danubio azul / Johann Strauss] A Ramón López Velarde, por siempre
I. Dicen que López Velarde no conoció el mar quién sabe yo lo he visto, muchas veces muchos mares, indescriptibles y frágiles brisas. II. He visto el océano y su música sin pausa, la redención consumada en la muerte perpetua de las olas; he visto muchas playas que son la imagen misma del límite de todas las cosas sin embargo, yo tampoco conozco el mar. III. Dicen que López Velarde lo tenía en los ojos, dicen que andaba con el alboroto de una marejada, con la llanura impregnada de un monstruo en agonía. IV. Yo no sé quién es aquél que puede asegurar que el mar no se le concedió nunca al poeta ¿no será que toda esa agua, esa posibilidad de extravío, de bondad vuelta miseria, sea un invento del que la imagina?
V. Me he mojado en vastas espumas los tobillos (yo que soy yo, -y lo atestiguo-) he roto en fuga y gritos y golpes en cada bahía , escribí el poema del que nunca más alguien dirá nada en la arena fina de las costas donde todo rompe donde todo es violencia, donde todo es búsqueda. VI Para volver un día al mar habrá que desenterrar los huesos de Velarde, sacudir su tumba dejar que una voz encerrada con él desde siempre nos diga el único y verdadero camino para conocer el mar porque yo lo he visto muchas veces, pero no lo he conocido.
Dos poemas a Ramón López Velarde
¿Quién, que no haya concebido una imagen poética, puede quedarse ayuno de influencia? Más cuando en el mismo tono de la libre lírica, el verso y el reverso se invoca, se ensaliva con tan regular licencia que el cojo al tuerto presta la muleta para que en el santuario de la vida obtenga el alivio a su miseria o comparta su gracia sin diatribas.
Dicen que López Velarde
LA GUALDRA NO. 105
La patria interior
de López Velarde Por Simitrio Quezada
Literatura
No se trata de cambiar a nuestro país –y menos aun de arriba para abajo– sino de devolverle su capacidad creadora, un pueblo que ha levantado Teotihuacán y ha construido Morelia y Puebla, que ha producido una Sor Juana Inés de la Cruz y un Ramón López Velarde, no es un pueblo condenado, por más grave que haya sido el fracaso de este siglo y medio. Octavio Paz
Al considerar genéricamente a todo periodista como testigo e informador de su realidad, el poeta Ramón López Velarde se convierte en uno sobrio, pero fundamental por su ánimo íntimo e íntegro. En efecto, López Velarde es el expositor objetivo de las entrañas de un México que busca la estabilidad económica y social. Unas décadas antes del surgimiento de lo que conocemos como Nuevo Periodismo, el jerezano irrumpe en la escena nacional con una visión novedosa: la del examen de una provincia que es parte del país, que contiene la pulpa aledaña al hueso de la capital, parva metrópoli donde por cierto subyace cierta efervescencia político-social. En el inicio de su artículo Novedad de la patria, el vate periodista expone la imagen de una patria anterior “pomposa, multimillonaria, honorable en el presente y epopéyica en el pasado”, para luego acotar que “han sido precisos los años del sufrimiento para concebir una patria menos externa, más modesta y probablemente más preciosa”. Se refiere, claro, a la reciente justa maderista que llevó como fatal epílogo la llamada decena trágica que orquestó la embajada estadunidense. En la consideración editorial que deja López Velarde radica el germen, considero, de lo que poco después llegará al papel como La Suave
Patria, texto que es ya no periodismo sino poesía, pero con la misma concepción y el mismo sentido de una realidad que es más panorama que revelación. El periodista López Velarde abandona la resonancia de México en un contexto global para recogerse, como los frailes de su bizarra capital, en la contemplación de un Jerez de alameda que es microjungla y patria del tamaño de una panadería y gloria de la magnitud de juegos pirotécnicos en el pueblo. Ya en otro hermoso poema escudriñará nuestro padre soltero lo que hay detrás de lo que no vivió: “Si yo jamás hubiera salido de mi villa, / con una santa esposa tendría el refrigerio / de conocer el mundo por un solo hemisferio”. Contrastemos eso con la que propongo como segunda exposición periodística de su Novedad de la Patria: “El instante actual del mundo, con todo y lo descarnado de la lucha, parece ser un instante subjetivo”. Es decir, el solemne provinciano parece tomarnos de la solapa para gritarnos que los grandes periodistas “globales” –permítaseme el término– son novelistas que nos hablaron siete años antes, 1914, de una guerra mundial que México no vivió, y también de una revolución campesina contra poderosos llamados zares (“y las familias que oyen hablar de Lenin se alumbran con la palmatoria del Barón
de la Castaña”, dirá más adelante nuestro periodista), dentro de un territorio muy vasto y muy hosco, pero también bastante alejado de las torres de la parroquia de La Virgen de La Soledad o, sin querer ser “centralistas”, del pequeño atrio del templo de San Juan de Dios, en el centro histórico de la Ciudad de México. Lo que importa, o más bien lo que queda, es quién soy yo y cuál es mi magia, no tanto quién es el otro, el desconocido que jamás conocería. Lo que importa, traduzcámoslo en ese ámbito global que casi no interesa frente a nuestro interior, es el Conócete a ti mismo promovido por los griegos, abanderado por los latinos, cultivado alguna vez por los españoles y traído a estas tierras de nahuas, chichimecas y zacatecos conversos al cristianismo tradicional de recogimiento y examen de conciencia. La patria hacia adentro que propone López Velarde en su faceta de periodista, “la hemos descubierto a través de sensaciones y reflexiones diarias, sin tregua, como la oración continua inventada por San Silvino. La miramos hecha para la vida de cada uno. Individual, sensual, resignada, llena de gestos, inmune a la afrenta, así la cubran de sal. Casi la confundimos con la tierra”. Con esto qué falta para descubrir que el periodista delata lo que el poeta en él está a punto de escribir, su texto más consagrado. Aun así, como para recobrar al más despistado, insiste: “Un gran artista o un gran pensador podrían dar la fórmula de esta nueva patria”. Ramón Modesto López Velarde Berumen honra uno de sus nombres y es un modesto sinvergüenza que emprende cierto reportaje sobre La Suave Patria que aún no publica, pero quizá a estas alturas ya tiene en borrador o fragmentos. Reconoce sin más que “a la nacionalidad volvemos por amor... y pobreza. Hijos pródigos de una patria que ni siquiera sabemos definir, empezamos a observarla. Castellana y morisca, rayada de azteca, una vez que rascamos de su cuerpo las pinturas de olla de silicato, ofrece -digámoslo con
una de esas locuciones pícaras de la vida airada- el café con leche de su piel”. El periodista intenta serlo tanto que objetivamente reconoce la limitación de su oficio y postula: “La alquimia del carácter mexicano no reconoce ningún aparato capaz de precisar sus componentes de gracejo y solemnidad, heroísmo y apatía desenfado y pulcritud, virtudes y vicios, que tiemblan inermes ante la amenaza extranjera, como en los Santos Lugares de la niñez temblábamos al paso del perro del mal”. Allí donde no alcanza a llegar el rigor editorial, tendrá que colarse la maleabilidad de las metáforas y las rimas pensadas por más de 48 horas cada una, de acuerdo con una de las leyendas forjadas en torno al poeta López Velarde. Llega un momento, casi al concluir su texto, en que el hombre vestido de negro clama en su periodismo que la patria “únicamente quiere entusiasmo”. Precisamente es ahí donde, como dicen que hacía Juan XXIII después de cada misa pomposa, López Velarde parece tumbar deliberadamente sus hábitos de periodista y descubre su propia patria interna: la de un enamorado no sólo de los versos, último recurso para describir su entorno inmediato, sino también amante de esa patria que lo forjó “por entero / al golpe cadencioso de las hachas / entre risas y gritos de muchachas / y pájaros de oficio carpintero”. Desde la manida visión objetiva, a este periodista le brotan brazos para alcanzar a abarcar esta realidad. Por eso se vuelve poeta, para ser multiobservador. Con esto se derriba el mito de que todo escribidor de poemas evade la realidad, y la prueba más fehaciente es que La Suave Patria queda con más resonancia que el editorial Novedad de la Patria, pero no sólo eso: el poema en cuestión es el mejor reportaje que se ha hecho jamás sobre la verdadera vida nacional en el verdadero México: el rico y cotidiano de provincia, donde lo interior se desborda y termina cubrirnos por completo ante los ojos del mundo y de las generaciones que lleguen.
17 de junio DE 2013
Cine Desayuno en tiffany’s, mon ku Por Lluna Llecha y Carlos Belmonte ¿A quién juzgar por la Shoah: a la historia y la memoria, o a una persona que obedecía órdenes? ¿Los líderes judíos cooperaron con el nacismo?, y si así lo hicieron, ¿cómo explicar una actitud de autodestrucción de su propio pueblo? Es quizás la existencia del mal la explicación a semejante actitud como postuló la filósofa y periodista Hannah Arendt en 1961 durante la encrucijada planteada por el juicio al teniente coronel miembro de las SS, Adolf Eichmann en el recién creado Estado de Israel. El complicado film de Margarethe von Trotta reconstruye en tono documental ese episodio de la historia contemporánea judía que consistió no sólo en el juicio de Eichmann, sino en algunas obras literarias como la de Romain Gary La danse de Gengis Cohn (1967) en donde se plantea el problema del perdón judío y del mundo occidental a los nazis. La interpretación que Barbara Sukowa hace de Hanna Arendt ya le ha merecido los premios del Cine Bávaro y del Cine Alemán como mejor actriz, más otras tres nominaciones para premiaciones europeas. Y es que su rol no consiste únicamente en dar vida al aspecto filosófico de la discípula y compañera sentimental de Martin Heidegger, sino también en mostrar el lado más humano, el de la mujer de casa, profesora de universidad y judía en una sociedad de emigrados a los Estados Unidos que escaparon del nacismo durante la guerra, y que están ávidos de justicia y venganza. El film es un complicado entramado entre la vida personal de la filósofa y su osadía de criticar el juicio de Eichmann, a quien calificó de ser una consecuencia del estado totalizador nazi, por lo que sus actos como miembro de las SS se reducían a la obediencia ciega causada por ausencia completa de raciocinio y capacidad de discernir entre el bien y el mal, de ahí que se plantee la teoría de la “banalidad del mal”. Sus observaciones sobre el juicio y las conclusiones de su teo-
ría fueron interpretadas como un “perdón” otorgado a los nazis. El film se torna por demás interesante al volver a la pregunta, a quién se debe juzgar por el holocausto. Un planteamiento para dilucidar el problema de la memoria histórica que suele condensarse en los procesos históricos y se aleja de las microhistorias, lo que da por resultado el uso de la historia como un juez del presente.
Son 113 minutos de discursos sacados de los propios artículos hechos por Arendt y la correspondencia que ésta sostuvo con Heidegger, intercalando imágenes ficticias con algunas del archivo pertenecientes al juicio israelí. Un film a no perder de vista, más si se está interesado en la Shoah y en el uso del cine como documento para la historia.
Por Mateo Estrada Gaviria Sábado, noviembre 1 de 2003. Anoche vino medio mundo. Es mi primera fiesta en el depa. La disfruté. Luis también asistió. Se arregló para fiesta importante. Bebió de más. Alguien dijo que hoy moriría el Papa JPII. Nada. La noticia del día es el matrimonio de Felipe de España con una periodista de TVE. Me levanté a las diez. Limpié la casa. Baño y calle. En la espera del camión, platiqué con el durero. Me desesperó. Era sobre su visión de la vejez. La ansiedad me provocó tomar un taxi. Pagué 25 pesos para ir al centro. En el taxi no consentí hablar con el conductor. Aunque me agradó, porque canturreaba Bandido, de Ana Bárbara. Recogí El País y El Independiente. Irresponsablemente compré Caras. Fui a la Acropo. El camino lo hice para encontrar. Entré por el callejón de la biblioteca, crucé la plazuela Codina, subí por La Bordadora. Luego la avenida... Leí todo El País. Regresé en autobús. Miré As if. Estoy enamorado de Orlando Wells. Quiero ser como él y no la típica loquita que suelo ser. PD: escribo para dejar constancia del proceso. Tomo cerveza. Martes, noviembre 4 de 2003. Fui a Soriana. He descubierto que es un buen lugar para jotear. Más con los adultos bi. Acudí en la tarde, después de la escuela. No hubo resultados. Compré lo indispensable para llegar al sábado: naranja para el desayuno. Limón para sazonar. Plátano y cereal para el desayuno. Verdura pre-cocida para comer. Salchicha para visitas. Tequila y ahora bebo. Miré El caso Thomas Crown. El clic es por la historia de esfuerzo de ambos, para solventar un cierto estilo de vida. En internet buscó referencias para leer. Quiero ser más. Para corregir las dudas tengo Una visita guiada. Marco me prestó Temas y variaciones de Tryno Maldonado. Noto que hizo correcciones a relatos que aparecieron en Corre, Conejo. Domingo 9 de noviembre. La semana estuvo bien. Aunque volví a derrumbarme. Ya quiero salir de este pinche hoyo.
LA GUALDRA NO. 105
XVI JORNADAS LOPEZVELARDEANAS 2013 Del 9 al 20 de junio 20:00 horas Mesa de lectura magistral de poesía Participan: Eudoro Fonseca, San Luis Potosí, S.L.P. Jorge Esquinca, Guadalajara, Jal. Luis Armenta, Guadalajara Jal. Veremundo Carillo, Zacatecas, Zac. Javier Acosta, Zacatecas, Zac. Patio Central del Museo Zacatecano MIÉRCOLES 19 9:00, 12:00 y 16:00 horas Retransmisión de conferencia Zozobra: vida, poesía y leyenda de Ramón López Velarde Imparte Dr. Alfonso García Morales, Sevilla, España Premio Iberoamericano “Ramón López Velarde 2012” Auditorio de la Universidad Tecnológica de Zacatecas PROGRAMA JEREZ DE GARCÍA SALINAS, ZAC.
PROGRAMA ZACATECAS LUNES 17 18:00 horas Presentación del libro Desparpajados De Verónica G. Arredondo, Zacatecas, Zac. Presentan: Rita Vega Baeza, Zacatecas, Zac. Gonzalo Lizardo, Za, Zac. Patio Central del Museo Zacatecano 20:00 horas Conferencia Ramón López Velarde y su legado Imparte: Dr. Miguel Ángel Argüelles Mier, Aguascalientes, Ags. Patio Central del Museo Zacatecano
MARTES 18 11:00 horas Retransmisión de conferencia Zozobra: vida, poesía y leyenda de Ramón López Velarde Imparte Dr. Alfonso García Morales, Sevilla, España Premio Iberoamericano “Ramón López Velarde 2012” Auditorio del Colegio del Centro 18:00 horas Lectura de prosas escogidas de Ramón López Velarde Participan: Víctor Manuel Lara Guerrero, Karol Aguilar Sandoval, Josafat Jonathan Rodríguez Cortez y Zoar Madal Román Rodríguez. Alumnos de la Unidad Académica de Letras de la Universidad Autónoma de Zacatecas. Patio Central del Museo Zacatecano
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LUNES 17 17:00 horas Presentación del Libro Retazos de mi mantel Autora: Victoria Eugenia Berumen Félix Foro Zozobra del Museo Interactivo Casa Ramón López Velarde MARTES 18 17:00 horas Presentación del Libro Testimonios de la Revolución Cristera Autora: María Esther Zesati Bañuelos Presenta: Sebastián Preciado Foro Zozobra del Museo Interactivo Casa Ramón López Velarde 19:00 horas Premiación Ganadores de los VI Juegos Florales “Ramón López Velarde” Teatro Hinojosa
FORO INTERNACIONAL
La Cineteca Zacatecas está ubicada en calle Dr. Hierro #303, centro histórico de Zacatecas. La proyección de las películas se realiza de manera gratuita, con fines culturales y educativos. Lunes17 18:00 y 20:00 Hrs. LA ESPOSA PROMETIDA Dir. Rama Burshtein Israel/2012/ 90 min.
Sábado22 18:00 y 20:00 Hrs. CONTRA EL VIENTO Dir. Jalil Lespert Francis-Bélgica/2011/ 91 min.
Martes18 18:00 y 19:30 Hrs. LAS LÁGRIMAS Dir. Pablo Delgado México/ 2012/ 67 min.
Domingo23 18:00, 19:30 y 21:00 Hrs. VIOLA Dir. Matías Piñeiro Argentina/2012/ 65 min.
Jueves20 18:00 y 20:00 Hrs. LA BICICLETA VERDE Dir. Haifaa Al-Mansour Arabia Saudita/ 2012/ 98 min. Viernes 21 18:00 y 20:00 Hrs. LA PLAYA D. C. Dir. Juan Andrés Arango Colombia-Brasil/2012/ 90 min.
Presenta: Armando Adame Casa del Poeta “Ramón López Velarde”
20:00 horas Misa in memoriam Parroquia de la Inmaculada Concepción
20:00 horas Espectáculo poético-musical Trovar en la llama de Antonio Parga e invitados Museo Federico Silva
20:30 horas Ofrenda de las 33 rosas y Clausura de los VI Juegos Florales Ramón López Velarde Participa: Grupo de Teatro Infantil del Instituto Jerezano de Cultura Dir. Lupita González González Jardín Principal “Rafael Páez” PROGRAMA SAN LUIS POTOSÍ LUNES 17 20:00 horas Conferencia magistral Presencia de Ramón López Velarde en la poesía mexicana Imparte: Juan Domingo Argüelles Casa del Poeta “Ramón López Velarde” MARTES 18 20:00 horas Mesa redonda Cien años de poetas y poema en San Luis Potosí Coordinación: Jaime Loredo Zamarrón Casa del Poeta “Ramón López Velarde”
JUEVES 20 18:00 horas Lectura de atril Ramón López Velarde y Manuel José Othón peregrinos en su tierra A cargo de Héctor Esquer y Armando Adame Biblioteca Central del Estado
PROGRAMA AGUASCALIENTES MARTES 18 20:00 horas Lectura colectiva Y pensar que pudimos… Participan: miembros de la corresponsalía del Seminario de Cultura Mexicana, promotores de lectura, bibliotecarios, comunidad artística y estudiantes. CIELA, Fraguas, Allende 238 Centro Histórico MIERCOLES 19 20:00 horas Conferencia Ramón López Velarde y su legado Imparte: Dr. Miguel Ángel Argüelles Mier, Aguascalientes, Ags. CIELA, Fraguas, Allende 238 Centro Histórico
MIÉRCOLES 19 20:00 horas Presentación del libro Renglones líricos y El obsequio de Ponce De Ramón López Velarde
XCIX ANIVERSARIO DE LA BATALLA DE ZACATECAS Del 16 al 29 de junio de 2013
DE LA CINETECA
Miércoles19 18:00 y 20:00 Hrs. MUCHO RUIDO Y POCAS NUECES Dir. Joss Whedon EUA/ 2013/ 107 min.
20:00 horas Espectáculo poético-musical Trovar en la llama de Antonio Parga e invitados Teatro Hinojosa MIÉRCOLES 19 12:00 horas Entrega del Premio Iberoamericano “Ramón López Velarde” A Dolores Castro Varela Teatro Hinojosa
JUEVES 20 Presentación de los libros - Evolución y Morfología de las Haciendas en el Partido de Zacatecas - La Casa y el Territorio Autora: Laura Gema García Flores Patio Central del Museo Zacatecano Entrada libre / 17:30 hrs. Inauguración de la exposición colectiva Chihuahua y la Fotografía en la Revolución Mexicana Mercado J. Jesús González Ortega 19:00 horas Teatro de época Hombres de ceniza, mujeres de sal Director: Andrés Zúñiga Patio de Palacio de Gobierno Entrada libre / 20:30 horas VIERNES 21 Cabalgata Turística “Rumbo al Centenario de la Batalla de Zacatecas” 10:00 horas: Salida de Calera de Víctor Rosales, Zac. 15:00 horas: Arribo a Morelos, Zac. Teatro de época Hombres de ceniza, mujeres de sal Director: Andrés Zúñiga Patio de Palacio de Gobierno Entrada libre / 20:30 horas
SÁBADO 22 Cabalgata Turística “Rumbo al Centenario de la Batalla de Zacatecas” 10:00 horas: Salida de Morelos, Zac. 14:00 horas: Arribo al Cerro de la Bufa Presentación de la novela gráfica Pancho Villa Toma Zacatecas Presenta: Paco Ignacio Taibo II Ilustrador: Héctor de la Garza Batozki Foyer del Teatro Fernando Calderón Entrada libre / 18:00 horas Música norteña Estampa Norteña Plazuela Goitia 19:00 horas Música mexicana Grupo Zacatecas Dir. Rubén Esparza Solista invitado: Alejandro Gallardo Plazuela Goitia 20:00 horas DOMINGO 23 Carrera 10K “Rumbo al Centenario de la Batalla de Zacatecas” Circuito Centro Histórico Salida y Meta: Plaza de Armas 08:00 horas Ceremonia Cívica en el marco del XCIX Aniversario de la Batalla de Zacatecas
Participan: Autoridades Civiles y Militares Banda de Guerra del 52 Batallón de Infantería Banda Sinfónica del Estado de Zacatecas y Coro Estudiantil Compañía Estatal de Danza Folclórica de Zacatecas Explanada del Cerro de la Bufa 10:00 horas Concierto Especial Banda Sinfónica del Estado de Zacatecas Plazuela Goitia 19:00 horas VIERNES 28 Representación urbana Villa, Mi General (Escenificación de la Muerte de Pancho Villa) Telón de Arena – Teatro de Fronteras Dir. César Cabrera Plaza de Armas 20:30 horas SÁBADO 29 Representación urbana Villa, Mi General (Escenificación de la Muerte de Pancho Villa) Telón de Arena – Teatro de Fronteras Dir. César Cabrera Plaza de Armas 20:30 horas
17 DE JUNIO DE 2013
La Muestra de Arte Público Por Armando Haro Márquez / Fotos: Alejandra Celis Almanza
Artes visuales
Durante la Muestra de Arte Público los alumnos de la segunda generación de la Licenciatura en Artes de la Universidad Autónoma de Zacatecas pusieron en práctica algunas de las acciones más icónicas del arte contemporáneo: mediante el proyecto “Comunicación Aparente” se practicó el estarcido o esténcil para concientizar a la ciudadanía acerca del uso irracional que se hace de los medios de comunicación y redes sociales; en el de “Van Gogh me Artaud”, la realización de mantas con mensajes irónicos acerca de la filosofía y el arte; a través de “Tradición Contradicción”, la elección de un objeto producido en serie sin aplicar ningún juicio estético o de gusto, es decir, el ready-made o ‘cosa ya hecha’, exponiéndose en la Galería Arroyo de la Plata para cuestionar al visitante entre aquello que es arte y lo que no lo es; mediante “Homo Versuris”, instalado en el San Patricio Café y La Bodeguilla, se practicó el arte povera a través de una escultura-instalación que cuestionó el hecho de que actualmente el hombre es un irracional productor de basura, llegando quizás en el futuro a volverse él mismo basura inorgánica; “Emoción Aparente” fue un performance colectivo donde se buscó poner en evidencia, como en “Comunicación Aparente”, el uso irracional que se hace de los emoticones en las redes sociales; “El Virus de la Actitud” igualmente fue un performance donde se ponía en cuestionamiento la alta sociedad de consumo, la cual, en esta acción, salía a las calles a pedir cooperación para las cosas más hedonistas; en el de “Superstición a la Deriva”, la cual quedó por realizar, se buscaba poner al público a prueba acerca de la superstición casi generalizada que se tiene de que sea mala suerte pasar por debajo de una escalera, obligándose al transeúnte a modificar su flujo por la calle; la “Agenda Acultural” buscó poner en evidencia el hecho de que al igual que hay una agenda para la cultura también debería crearse una en la que los espectáculos o lugares más triviales y/o aculturales merecen un espacio de difusión; mediante el de “Consume Tu Cultura” se hizo una reapropiación de la publicidad de los marcas de alimentos más conocidas para difundir los espacios culturales, como lo son los museos, y finalmente; “Monumentos en Venta” buscó plantear a la ciudadanía la posibilidad de que el patrimonio tangible de los zacatecanos pueda en algún momento enajenarse, provocando esta problemática y la consecuente
reapropiación de dicho patrimonio. Hay que hacer ver que como Arte Público que es, este evento se planteó desde el principio como un arte efímero, temporal, sin una agenda específica, que no busca -como lo hace la obra de arte canónica- prevalecer y trascender la espacio-temporalidad, sino simplemente generarse desde la sociedad como un simple cuestionamiento a su diario vivir la ciudad. El cual, además, no hubiera sido posible sin la participación de la misma, de los organismos gubernamentales, de los medios de difusión cultural como el presente, de galerías y cafés, y principalmente sin el empuje, la dedicación e interés que los alumnos de esta Licenciatura tuvieron para su realización. A todos, muchas gracias.
LA GUALDRA 105 / 17 DE JUNIO DE 2013
Trancazo
Río de palabras
Otra vez se escuchó el estruendo fuerte y seco: el trancazo… luego vino el alboroto, el desconcierto que se transformó en algarabía. Dejé de lado la escoba y salí corriendo. ¡Otro, otro!, gritaba la gente. ¿En dónde, en dónde? Preguntaban algunos. En la curva, en la curva. Al oír eso mejor regresé por la bicicleta. Ya antes me había pasado que con la novedad salía corriendo y las manos no fueron suficientes para cargar. ¿Qué será aho-
Por Pilar Alba ra?, me preguntaba y pedaleaba con mucha fuerza para adelantarme. A la turba de señoras que con bolsas del mandado y carritos iban encarreradas dispuestas al acarreo. Puede ser cualquier cosa, en la casa tengo montones de arneses, algún día habrán de servir para algo, muchos se regresaron desilusionados, no se trajeron nada, yo sí junté todos los que pude antes de que llegara la policía a hacer el resguardo. Por eso los momentos son precisos,
Sueños y cartas Como en Ojos de perro azul, éramos incapaces de reconocernos durante la vigilia, pero en los sueños, ¡ah!, en los sueños. En los sueños ella recorría cierta calle, yo recorría otra, en algún punto de la madrugada coincidíamos esquina con esquina. Ella venía hacia mí y yo paciente a la espera le daba los buenos días. -Hace buen clima -decía. Y ella respondía -Lo hace, sí. En los sueños éramos capaces de subir al auto, conducir hasta el siguiente pueblo, salir del auto, entrar al mercado que está ubicado en Jerez, desayunar, charlar de nada, de una nada que tenía como punto culminante la pregunta ¿cómo te reconoceré mañana? Más sabia que yo, me respondía porque nos volveremos a cruzar en la esquina de nuestras vidas. ¿Y cómo te reconoceré en cuanto suene el despertador y sean las siete en punto?, pregunté. Callábamos. Al contrario de ella y de Ojos de perro azul, yo sabía que ella todavía no nacía y que yo estaba habitando un sueño de otro en un futuro que no me pertenecía. -Deberíamos tener
así pasó con el camión de cerveza, aunque cuando ellos llegaron bien que llenaron de cartones las cajuelas de las patrullas. Por fin llego a la curva, el espectáculo es desastroso. El chofer salió huyendo por el monte. De la caja del tráiler surge un olor nauseabundo. ¿Qué transportaría ese hombre? Con razón salió como alma que lleva el diablo. Llegaron las señoras, los niños… los jóvenes más aventados dejan de lado la repulsión
y se meten entre los escombros. No mames, gritó un muchacho, hay un chingo de sangre. Son cochinos, son cochinos, gritan los niños curiosos que también vencieron el miedo y se acercaron. De más está decir que empezó el acarreadero. Yo alcancé a subir uno completo a la reja de mi bicicleta. Esa semana en el barrio se hizo la fiesta, hubo bodas, bautizos, quince años… todos los días comimos carne de puerco.
Por Edgar Khonde
una contraseña -dijo. Pactamos una contraseña, un método de comunicación único y a prueba de fallos. La mañana de un mes después fui hacia el correo, deposité una carta con la clara instrucción de que fuera entregada en el número 5 del Callejón de la Alegría en el centro de la ciudad de Zacatecas, del año 2011, 27 de agosto. La carta contenía la clave para que Román pudiera reconocerla en cuanto la conociera, y además pudiera develarle la contraseña. Ese mismo día, en el sueño le dije que mañana nos conoceríamos, que me esperara en la buhardilla por la tarde. No me consta nada, pero a partir de la noche siguiente no la volví a soñar, el paisaje de mis sueños se tornó diferente. Regresé adonde el vendedor de sueños, antes de entrar saqué el revólver, verifiqué el cilindro. Me senté enfrente de él. Le dije que alguien del pasado me había enviado una carta donde me contaba que él había soñado un sueño donde yo lo mataba.
Agua salada
Por Alberto Huerta
“Suficiente para que esta cabeza pueda Cerrar sus ojos, dormir, dormir”. José Hierro
Esa noche el cielo se estaba desmoronando de a poco a poquito, y en el campo iban cayendo los terrones muy despacio, como si no pesaran nada, cuando llegaban al suelo eran ya solo polvo, un polvito muy fino que se perdía entre la hierba, que la hacía gris. Esa noche me di cuenta que estaba llorando solo. No había ni una triste alma que me acompañara rodeando con sus brazos mi cuerpo, transmitiendo su calor, sintiendo en cuello la tibieza de su aliento… Así suceden las cosas. Uno se va quedando solo masticando sus recuerdos, sus amarguras. Es igual de horrible que ponerse a beber solo, sin nadie que brinde con uno. Sin botana ni canciones, ni la mirada solidaria del cantinero. Ginebra, whisky, tequila
o ron, da igual… Entonces los tragos caen al estómago como plomo ardiente. Y al poco rato está ya uno bien briago, con la mente toda desbalanceada. Es cuando vienen y se aprovechan las ánimas en pena. Y este país está repleto de tanto muerterío… y de tepalcates. Se pone uno a escarbar tantito y aparecen de a montones. Esa noche, la de San Lázaro, yo no era nadie. Me había perdido, estaba haciendo agua. Agua salada, amarga. La imbebible. De la que uno reniega y de la que se tiene, invariablemente, que tragar varios buches bien gordos. Me quedé mirando cómo el cielo se desmoronaba. Tenía la sensación de que estaba cayendo una lluvia de estrellas. El cielo se venía abajo. Era una noche
Pablo Picasso, Jacqueline con flores
de un azul muy oscuro. No hacía ni frío ni calor. Estaba templadito. Y yo no sé… no me di cuenta de cómo fue que fui a dar allí. A la pura nada. Al horror. Sin embargo no estaba experimentando ningún temor… Me quedé en el suelo, sentado, fumando un cigarrillo, con la certeza de que el tiempo había perdido sentido. Ya no importaba. No había prisas… ni apuros… nada… Esa noche el cielo se estaba desmoronando y no había manera de impedirlo. Como tampoco se le podía poner fin al llanto. Y ni modo de echarme a correr despavori-
do como si se fuera a recibir herencia. ¿Qué caso tendría? La luna, arriba, redonda, parecía un ojo de tigre, aquel tiro que usaba de niño en el juego de la rayuela y del cual jamás me separaba y que nunca supe en dónde fue a parar. Desapareció sin que yo la echara de menos en cuanto me hice mayor. Como desaparecieron tantos otros objetos, así, de improviso se volvieron humo, nunca existieron, ya no están. Alguien se los llevó o están guardados en algún sitio, en el menos pensado. Nada. No ha quedado nada. Es el fin. El final de todo esto. ¡Uf!