La gualdra 114

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SUPLEMENTO CULTURAL

No. 114 - 2 DE SEPTIEMBRE DE 2013 - AÑO 3

DIR. JÁNEA ESTRADA LAZARÍN

René Avilés Fabila nació el 15 de noviembre de 1940 en la Ciudad de México. Es escritor, periodista y profesor universitario. Su bibliografía reúne cuentos, novelas, libros de memorias, ensayos y artículos, traducidos a varios idiomas. El viernes pasado estuvo en Zacatecas para presentar su libro El Evangelio según René Avilés Fabila. [Una entrevista con él, en páginas centrales]


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LA GUALDRA NO. 114 / 2 DE SEPTIEMBRE DE 2013 / AÑO 3

A Seamus Heaney [13 de abril de 1939 - 30 de agosto de 2013]

René Avilés Fabila nació el 15 de noviembre de 1940 en la Ciudad de México. Obtuvo la licenciatura en relaciones internacionales e hizo estudios de posgrado en la Universidad de París, Francia. Su bibliografía reúne cuentos, novelas, libros de memorias, ensayos y artículos. Destacan las novelas Los juegos, Tantadel, La canción de Odette, El gran solitario de Palacio, Réquiem por un suicida, El reino vencido y El amor intangible; los volúmenes de cuentos Hacia el fin del mundo, La lluvia no mata a las flores, Fantasías en carrusel, Todo el amor, Cuentos de hadas amorosas, El bosque de los prodigios y El Evangelio según René Avilés Fabila; los libros autobiográficos Recordanzas, Nuevas recordanzas y Memorias de un comunista. Ha obtenido diversos premios y reconocimientos. En 1991 el gobierno federal le concedió el Premio Nacional de Periodismo por Difusión de la Cultura. En 1972 la Casa de las Américas, de La Habana, Cuba, le otorgó un reconocimiento al libro de cuentos La desaparición de Hollywood y en 1997, el Instituto Nacional de Bellas Artes y el estado de Colima le dieron el Premio Colima al mejor libro de narrativa publicado, por Los animales prodigiosos, obra prologada por el poeta Rubén Bonifaz Nuño e ilustrada por José Luis Cuevas. En 1964 fue becario del Centro Mexicano de Escritores, donde bajo la dirección de Juan Rulfo, Juan José Arreola y Francisco Monterde escribió su primer libro de cuentos, Hacia el fin del mundo. Ha sido galardonado por instituciones públicas y privadas, universidades y organismos periodísticos y asociaciones culturales. Es docente de la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM desde 1975 y profesor de tiempo completo en la Universidad Autónoma Metropolitana, unidad Xochimilco. Ha ocupado diversos cargos en el área cultural, como director general de Difusión Cultural de la UNAM, director del Centro de Escritores Juan José Arreola de la Casa Lamm y coordinador de Extensión Universitaria de la UAM-Xochimilco. Desde 1996 es miembro de la Sociedad Europea de Cultura (de Venecia, Italia. Desde 1999 es cofundador y director de la revista mensual El Búho y tiene su propia fundación para fomentar la cultura.

En esta edición gualdreña, tenemos el gusto de presentar en páginas centrales, una entrevista con él, con René Avilés Fabila. Fueron más de tres horas las que estuvimos platicando, gracias a Ester Cárdenas, quien nos ayudó a concertar la cita, muy de mañana, justo cuando llegaba del aeropuerto al hotel. Fue todo un privilegio hablar con un hombre tan talentoso, que ha dedicado su vida a la enseñanza, al periodismo cultural y a la literatura, su pasión más grande. Su plática es muy amena, las horas se fueron sin percatarnos siquiera. René nos contó muchas anécdotas, como aquélla en la que hace muchos años, se encontró un día con Carlos Fuentes para ir a comer. Fuentes quería tacos, René quería otra cosa porque los tacos no se le antojaban, por lo que fueron a un restaurant italiano muy nice. Carlos Fuentes dijo: Ya que estamos aquí, hay que pedir unos buenos whiskys, dobles, de preferencia. Ya durante la comida, además, Fuentes pidió la mejor botella de vino. La comida se alargó porque tenían años de no verse; a eso de las 10 de la noche, ya estaban pidiendo Cognac. De pronto, Carlos Fuentes se levantó de prisa y le dijo: Tengo que irme, disfruté mucho la comida y el vino, la próxima vez yo invito los tacos. Y se fue. René Avilés nos contó esto riendo, porque así es él: feliz. Sonríe todo el tiempo. Disfruta la vida. Afirma que es un dinosaurio comunista que se quedó atrapado en el hielo y él mismo sugirió que ése fuera el título de la entrevista. También nos contó que en secundaria le llamaban El águila negra por el corrido de Cuco Sánchez, y por el personaje de la película del mismo nombre; él solito se puso así, pese a que la música ranchera no le gusta –pero adora los tangos y el rock-. El capitán lujurias, era otro apodo que él mismo hacía que le dijeran. Ahora es también llamado el Caballero de las redes sociales. Llámele como quiera, pero léalo. Lo cierto es que René Avilés Fabila es todo un caballero, es feliz, contestatario, irreverente, bromista, ateo, pero es sobre todas las cosas: un gran escritor. Que disfrute su lectura.

Jánea Estrada Lazarín lagualdra@hotmail.com

No le dolió (I) (Historia a las orillas de una ciudad: primera semana de octubre) por Gabriel Luévano Gurrola

¿Aprender arte es aburrido? por María Brunereau Weiwei en la Biennale de Arte de Venecia por Carlos Belmonte Grey

Carta a Seamus Heaney por Alfonso López Monreal

Un dinosaurio comunista y feliz: René Avilés Fabila por Jánea Estrada Lazarín

Diario de Mateo por Mateo Estrada Gaviria La poesía en la escuela por Eduardo Campech Miranda

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Magnafus el dragón por B.P.B. Herrera El Picaporte por Simitrio Quezada A sangre fría por Rudy Yohai

Charles Bukowski, 93 años del poeta maldito… por Marco Casillas Arredondo

La duda mata por Pilar Alba Con la ilusión por Alberto Huerta 4 sueños IV/IV Sueño en 1974 por Edgar Khonde

Carmen Lira Saade / Dir. General Raymundo Cárdenas Vargas / Dir. La Jornada de Zacatecas direccion.zac@infodem.com.mx

Jánea Estrada Lazarín / Dir. La Gualdra lagualdra@hotmail.com Sandra Andrade Trinidad / Diseño Editorial

La Gualdra es una coproducción de Ediciones Culturales y La Jornada Zacatecas. Publicación semanal, distribuída e impresa por Información para la Democracia S.A. de C.V. Prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta publicación, por cualquier medio sin permiso de los editores.

9 11 12 Juan Carlos Villegas / Ilustraciones jvampiro71@hotmail.com


2 DE SEPTIEMBRE DE 2013

No le dolió (I)

(Historia a las orillas de una ciudad: primera semana de octubre) ¿Qué animal te gusta más?, dijo Martha al momento de coronarse ella misma, como siempre. Más que una convicción fatalista, el hombre gordo y callado al otro lado de la mesa consideraba al fracaso como un aspecto de consecuencias sólo manejable por las mujeres. Buscó un animal que le fuera simpático, se viera importante en la televisión. -La pantera- contestó. Ella soltó una risita en ascenso, finalizada a tragos de aire, el puño cerrado contra los labios y la saliva. -¿Te gusta esperar panteras en tu dormitorio? Movió una ficha, ignoró con falsedad el rostro feliz, amplio, mujeril. -También me gustan los perros-. Se percató tarde del error. Ella le comió una nueva ficha. Estaba distraído, nacía en él la idea de buscar un animal equiparable a la muerte, de la misma forma en que Martha otorgó lascivia a la pantera. Siguieron el juego platicando a frases cortas, parecidas a los sonidos de cada bestia que se volvía real en el tablero. Las damas como animales: un pieza fue la garza, otra la araña ponzoñosa, una tercera tuvo la mala suerte de encarnar a la rana del Brasil, que envenena a los pastores al meterse en sus cantimploras. No halló el animal buscado al concluir, perder, ahogar el mohín consolador de Martha. -Una vez mi papá me llevó al zoológico de Guadalajara, y los señores me dejaron sentar en los lomos de un camello. Recuerdo el pelambre, el cuello largo y grueso, mi alegría. Había perdido uno de mis aretes de tucán que recién me había comprado. Hice una rabieta. Si el descuido provocó que montara al animal, valió la pena. Dejé de llorar, y eso a él le dio gusto. -¿Y tu mamá?-, preguntó el hombre. Ambos guardaron silencio. Ella se fue temprano. Martha era una mujer reducida, se podría decir enjuta, que aprovechaba tal físico para darle sagacidad a sus movimientos. Aquí y allá, sacudiendo descuidada anaqueles vacíos, abriendo cajones, le había devuelto un aire familiar, algún amago de energía a la casa de Gonzalo, que no obstante la aparente parquedad, orbitaba su vista en la caderitas amplias, los muslos conservados bajo el pantalón café o gris. Ocultaba ojeras bajo los lentes, usaba zapatos pequeñitos y no se pintaba la boca. Tenía cuarenta y tres años. ¿Cómo

se había metido en su vida? O mejor, ¿qué no existía un proceso largo entre la primera charla y la cita, la incursión a los cuartos? Se conocieron fuera de su casa, hacía cuatro, cinco días, cuando ella, por primera vez, se dirigió a comprarle dos tamales rojos que él sacó de la vaporera colocada sobre un fogón, metió dentro de una bolsa, se los acercó a las manos. Todo con un gesto de cordial comercio, hasta el chasquido y la revelación. -¡Ay Gonzalito, tú siempre tan solo! Ahora llevaban varias noches en compañía, sin ocurrir la falsamente esperada unión en la cama orillada, austera. No recogió la mesa, se sirvió en silencio, comió la masa fría. Pocos minutos después de su partida, la casa volvía a quedar en penumbras, gritando para sí un dejo cansado, adornado con telarañas y cuadros de abolengo. Sería difícil precisar la edad de Gonzalo. La superficie muelle del sofá lo había vuelto inmune a los números, a la diversión senil de arrancar hojitas al calendario. No más de diez lustros llevaría sobre los hombros. No contaba con familiar cercano, sus padres murieron cuando era adolescente. La profesión de su madre la adoptó por comodidad: tamalero. Su padre fue mecánico sin clientela y gustaba de armar y desarmar la maquinaria de su propia camioneta para matar el tiempo. A Gonzalo no le agradó nunca el aceite, ni los vehículos, ni siquiera la embrollada preparación de la masa o los guisos. Más bien portaba desde el nacimiento un gusto por la melancolía que lo llevó a holgazanear dentro de las cámaras secretas de su mente. No tenía amigos desde la secundaria. Tampoco hablaba demasiado. Se divertía al ver televisión, con las puertas abiertas, entre cuidando el negocio y asimilando el escarnio en las pantallas. Vestía regularmente de verde pálido y odiaba su nariz, muy chata. Era rubio. Se quitó la ropa, metió el cuerpo entre las sábanas. Cuando quedó dormido, ya no pensaba en Martha. - El animal... A la mañana siguiente dispuso en el mercado, a unas pocas cuadras de su casa, de lo necesario para cumplir con la rutina. Preparó los ingredientes, embarró las hojas, midió el tiempo sin reloj, escuchó apenas bajado el sol los toques insistentes en la puerta. Saludó a la mujer, juntos sacaron la olla, pusieron el letrerito de venta, dejaron sólo una puerta abierta

Literatura

Por Gabriel Luévano Gurrola

Gustave Moreau, Salome y la pantera, 1880.

y prepararon la mesa. Cuando Martha se proponía abrir una gaveta para encontrar el tablero Gonzalo levantó inusitadamente la voz. -No, esa gaveta no-. Suavizó la mirada y mostró lo que ella buscaba en los brazos. Jugaron, sin cruzarse palabra. Se vendió poco. Dieron las nueve, metieron las cosas, cerraron la puerta, aun debían acabar un juego. En un principio, él se dejaba perder con la intención de que ella se levantara (sin dilucidar la calidad congénita del gesto interpretado como una tristeza inconsolable), se parara, fuera hacia él y lo abrazara todavía sentado, por la espalda. Pronto se dio cuenta que le repug-

naba más el olor a mujer vieja que su soledad; no muy joven, era cierto. Las caderas, los muslos, el denso contenido en los dedos, perdieron a los pocos días la intrepidez, anulada por las partidas interminables, apenas un simulacro del amor, muy parecidas a la batalla sorda que representarían en el lecho. Se contentó con ganarle, y por supuesto, no abrazarla, sino ofrecerle un tamal verde, o de dulce, según él, para no ofender a Dios desperdiciando. Ella no aceptó, sino que le dirigió una mirada huérfana, mientras se acercaba y con un movimiento triste cogía su mano. Fueron a la cama. Se desnudaron…


LA GUALDRA NO. 114

¿Aprender arte es aburrido?

Arte

Por María Brunereau* ¿Recuerdan sus clases de música de la secundaria? Yo sí, me hacían golpear con el brazo mi butaca: un, dos, tres y cuatro... una y otra vez, para recrear el ritmo musical, o bien repetir al infinito las escalas, todo a ritmo de guitarra, piano o flauta desentonada; no sé por qué pero siempre tuve la sensación que mis vecinos detestaban un poco mis momentos de práctica. Lo confieso, me aburría profundamente porque no tenía talento y porque no me ayudaba el sistema de enseñanza, poco creativo, de mis maestros. Hace algunas semanas, platicaba con la mamá de un adolescente quien se lamentaba del bajo rendimiento de su hijo y me explicaba la estrategia que ella y su esposo tuvieron que seguir para que no perdiera el

año escolar. En un lado de la balanza pusieron las materias científicas importantes y del otro lado las relacionadas con el arte, porque –y repito textualmente sus palabras- “qué interés puede tener un chavito en estudiar a Caravaggio y de qué le puede servir en la vida”. Ante tal afirmación, no sabía si enojarme, hacer como si nada o darle un sermón; supuse que esa mujer había olvidado que yo vivo del arte y preferí no decirle nada. Pensando en esta situación, es fácil identificarse con los papás y decir: es cierto, porque los artistas se mueren de hambre… no los culpo, la situación que vivimos los artistas no es sencilla en cuanto a lo económico; además, el niño seguramente encuentra sus clases artísticas tediosas. ¿Dón-

de está el problema? En la forma de enseñar y transmitir la importancia del arte. Como artistas deberíamos cuestionarnos acerca de nuestro rol en la sociedad y de nuestra personal aportación para valorar la importancia del arte en la existencia del ser humano y comunicarla a través del lenguaje de nuestro trabajo, clamar al mundo que es gracias al arte que el ser humano manifiesta su propia individualidad. Es a través de las emociones y los estados de ánimo que el pensamiento y las ideas dan forma a la civilización misma. Los artistas somos los ojos de la sociedad y es a través de lo que hacemos que otros pueden identificarse con su historia y su propia gente.

El arte nunca será aburrido o inútil si se transmite con amor y con pasión como algo natural de nuestra existencia, la temprana edad es la mejor para cimentar las bases. Por qué no incluir el arte en el juego, el mejor instrumento que usan los niños para conocer el mundo y hacerlo suyo; por qué no aventurarnos en una fábula musical donde además se pueda jugar a las escondidillas, bailar, pintar o acariciar un instrumento. Por qué no dejarnos sorprender por la espontaneidad de los niños y su particular forma de percibir la belleza… Para la crónica: amo la música y pese a lo aburridas que eran mis clases, las recuerdo con mucho cariño. * Cerete, Bergamo, Italia. atelier.brunereau@gmail.com

Weiwei en la Biennale de Arte de Venecia Por Carlos Belmonte Grey*

La Iglesia de Sant’Antonin. Disposition, del artista chino Ai Weiwei

Disposition de Ai Weiwei

Disposition de Ai Weiwei

Desde el 29 de mayo la Iglesia de Sant’Antonin acoge la Disposition del artista chino, Ai Weiwei, dentro de las exposiciones que forman parte de la Biennale de Arte de Venecia. La iglesia de Sant’Antonin está generalmente cerrada y prácticamente nunca permite eventos que atraigan masas, a fin de cuidar el interior del inmueble y las obras pictóricas y escultóricas que resguarda. Sin embargo, en esta ocasión permitió que Weiwei contara, a través del arte, la experiencia que vivió al ser encarcelado en China durante 81 días -sin que se le explicara la razón- y se viera sometido a una vigilancia de 7/24 por los guardias en un lugar cuyas luces nunca dejaron de estar encendidas Así, Weiwei construyó seis cajas de hierro, aunque debieron estar hechas de plomo para mayor fidelidad, para recrear la celda en donde estuvo encerrado ese período. Cada una de esas maquetas está completamente pintada de negro al exterior, con un

ventana en alguno de los costados y una o dos más en el techo, para recrear la sensación de estar siendo vigilado desde varias perspectivas durante diferentes escenas: comiendo, en el baño en el excusado o en la ducha, durmiendo, en interrogatorio, etc. La exposición fue especialmente concebida para el espacio de la iglesia; de ahí los títulos de las escenas: Supper, Accusers, Cleansing, Ritual, Entropy, Doubt; posiblemente asignados así para relacionarlos con aspectos de la religión. Weiwei quiso expresar su disgusto por el sistema político chino aunque, como han comentado algunos críticos de arte, no todos los detenidos tienen la posibilidad de haber vivido cómodamente en New York y quejarse de sistemas extranjeros, a sabiendas de que en Estados Unidos hay cada día más casos de detenciones y desapariciones sin explicación. * Desde Venecia, informando en exclusiva para La Gualdra.


2 DE SEPTIEMBRE DE 2013

Literatura

Carta a Seamus Heaney Por Alfonso López Monreal*

Seamus Henaey

Querido Seamus: No sabes cómo me enoja que en mi país cuando se muere algún personaje de la farándula sea noticia de ocho columnas y motivo de páginas y páginas de interminables historias, anécdotas y programas televisivos… en cambio cuando muere un poeta o filósofo, es un hecho que pasa casi desapercibido. Esto no me sorprende ya que somos un país que cada día lee menos y Zacatecas uno de los estados peor calificados en comprensión de la lectura, ¿qué podemos esperar si nuestros maestros son los primeros que no leen, y parece que nadie lo ve como algo verdaderamente preocupante? ¿Y qué me sorprende si veo todos los días en el corazón de mi ciudad que la vulgaridad y el albur barato atrae a cientos de gentes, y a cincuenta metros en nuestro Teatro Calderón un cuarteto internacional atrae a sólo unos cuantos? ¿Sabes qué, Seamus? Me avergüenza y me entristece. Nuestra amistad, lejos de presumir, fue más bien de breves encuentros; nos unió la geografía de familias y un pueblo irlandés que te vio nacer y en el que coincidimos en un momento de nuestras vidas. Me entristece saber que ya no estás en este mundo y que con tu partida pierdo a uno de los más entrañables seres humanos que he conocido. Te recordaré siempre no sólo por tu gran logro de haber llegado a ser Premio Nobel de Literatura -por demás merecido como el gran poeta que eres-, sino por la gran lección que como ser humano me diste, que nunca olvidaré, que llevo grabada… y esto es lo que quiero realmente compartir con mis paisanos.

Tú, el poeta más respetado en vida de Irlanda, poniéndome dinero en la bolsa y pidiéndome por favor que fuera yo el que invitara una ronda de bebidas para todos en el bar -porque a ti no te lo permitirían. Veo todavía tus ojos de incredulidad al enseñarme un centenario de oro que te regaló Octavio Paz en tu primera visita a México, en aquel célebre Festival de Poesía en Morelia… qué generosos somos y millonarios nuestros poetas, ¿verdad, Seamus? Si supieras… ¿Recuerdas cuando ayudé a organizarte un viaje a Zacatecas y me encabroné porque por personas más influyentes y la falta de interés de mis autoridades te llevaron mejor a Oaxaca? Recuerdo tu regreso a Irlanda, con tu cara de niño feliz, llevabas dos resorteras que compraste en un mercado de Oaxaca en la bolsa del pantalón: una para ti y la otra para tu nieto, ése fue el gran regalo que te llevaste de mi país; los otros, los típicos y ostentosos, no te importaban. Te gustaba que te contara mi historia con los huicholes, cuando en un intercambio con uno de ellos después de escoger un platón decorado de chaquiras, le mostré mis dibujos y acuarelas y escogió... mis botas. Gracias por tu amistad, por tu generosidad, por ser uno de los seres más grandes y más modestos que he conocido. Dijiste una vez que tú nunca alzarías tu copa para brindar por la reina, yo tampoco lo haría por nuestros políticos. Recuerdo también que una vez me dijiste el fragmento de uno en tus poemas, en el momento justo: “Poncho: y el modo en que su fortaleza

se erguía, segura de estar haciendo lo que sabía hacer”. More power to you. Me dejaste “Viendo visiones”, Cas-ttle-dow-son, Za-ca-te-cas, condado de Derry, México. ¿Qué importa? Lo dijo un paisano tuyo “La mente de un tonto resume la filosofía en locura, la ciencia en superstición, y el arte en

pedantería. He aquí nuestra educación universitaria”. Qué pena, Seamus, pero quiero terminar celebrando el haberte conocido, qué afortunado, qué lujo, valió la pena el viaje sólo por conocer a gente como tú. Por ti sí levanto mi copa y brindo: ¡SLÁNTE! ¡SALUD! Querido amigo.

UN ARTISTAi Me fascina imaginar su cólera. Su obstinación ante la roca, su contención de la sustancia de las manzanas verdes. El modo en que supo ser perro ladrando frente a su imagen ladrando. Y su odio por la propia actitud ante el único trabajo que merecía la pena, la vulgaridad de esperar si acaso gratitud o admiración, significado al fin de un robo de sí mismo. Y el modo en que su fortaleza se erguía, segura de estar haciendo lo que sabía hacer. Su frente como una boule arrojada, surcando el incoloro espacio tras la manzana y la montaña. [Seamus Heaney, 13 de abril de 1939-30 de agosto de 2013]

* Artista plástico zacatecano. i Traducción de Pura López Colomé.


LA GUALDRA NO. 114

Un dinosaurio comunista y feliz:

René Avilés Fabila

Literatura

Por Jánea Estrada Lazarín René Avilés Fabila estuvo en Zacatecas el viernes pasado para presentar su libro El Evangelio según René Avilés Fabila, en la Feria Nacional el Libro Zacatecas 2013. Lo esperábamos con gusto, como siempre que ha venido a estas tierras; de hecho, ésta es la ciudad en la que por primera vez se presentó como escritor hace casi cuarenta años. En aquella ocasión fue invitado por el poeta y editor José de Jesús Sampedro y desde entonces, es un asiduo visitante. Aquí no sólo tiene admiradores por su obra literaria, periodística, activista y de promotoría cultural, sino que tiene grandes amigos; y es gracias a Ester Cárdenas, su amiga desde aquella primera vez que visitó Zacatecas, que pudimos concertar esta entrevista en la que nos comparte detalles poco conocidos de su vida.

Jánea Estrada: A través de las redes sociales y de tu blog, nos hemos enterado de todos los homenajes y reconocimientos que has recibido por tus 50 años de trayectoria en la literatura. ¿Cómo es que entras al juego de la tecnología? René Avilés Fabila: Por necesidad. Ahora estoy en Facebook y en Twitter. En el primero en menos de un año rebasé los 5000 amigos y me obligaron a tener otro muro. Tengo miles de vistas, de comentarios… tantos años como profesor universitario hacen que mucha gente me mande comentarios, algunas fueron mis novias… [ríe] y les contesto a todos y todas. Tengo insomnio, entonces de 4 a 6 de la mañana, todos los días, me dedico a contestar. Alguien por ahí me puso ya “el caballero de las redes sociales”… JE: Eres un escritor muy prolífico, ¿la tecnología es tu aliada? RAF: Las redes sociales han sido mágicas y salvadoras para mí, recuperé a muchos de mis amigos, entré en contacto con mis lectores… Estoy más que agradecido con las nuevas tecnologías, tengo una revista en internet con visitas de todas partes del mundo, tengo un blog… y me doy cuenta que hay mucha gente interesada en literatura mexicana. JE: ¿Qué es lo primero que haces al despertar? RAF: No tomo café, prendo la computadora. Soy un escritor atípico, no fumo. Pero sí tomo, me gusta el whisky –aunque no le hago el feo al tequila o al mezcal-, bebidas solas. Gracias a eso soy como Johnny Walker: 150 años y tan campante. JE: La verdad es que te ves muy bien ¿cuál es el secreto de tu juventud? RAF: Mi mamá lo decía: es el estado de ánimo. Nunca estoy deprimido ni triste, sólo tengo un enemigo: el esta-

do mexicano [ríe], pero es horrendo… esté en manos de quien esté, ¿eh? JE: Bueno, es que a los comunes mortales nos preocupa eso pero tenemos otro tipo de tribulaciones… RAF: Yo no [ríe], tengo un matrimonio maravilloso de 50 años y un montón de novias de menos… JE: Nosotros estamos celebrando también tus 50 años como escritor… RAF: Y de periodista y de profesor universitario. Inicié en la UNAM, mi alma mater; y tengo 35 de dar clases en la UAM. Me casé en el 63. La primera vez que vine aquí en el 67 ya venía casado pero mi esposa no vino, me acompañó mi mamá. JE: 50 años de casado… ¿Cómo hacer para que el amor perdure? RAF: Uno: ella trabaja y yo trabajo. No nos estorbamos. Dos: no tenemos hijos. Nos tenemos el uno al otro, y nos dedicamos todo el tiempo, nos apapachamos todo el tiempo. Tenemos una fundación y ella la maneja. Estamos trabajando en el Museo del Escritor y ella contribuye a eso. Rosario está jubilada, tiene un alto rango como economista. Ella maneja mis finanzas, me da mi diario… es quien lee primero lo que escribo, mi crítica. Es mi vida. JE: Estudiaste Relaciones Internacionales… ¿eso querías estudiar? RAF: ¿Yo? No. Yo no quería estudiar nada, quería sólo leer y escribir, pero mi mamá insistió en que lo hiciera. Las mamás son sabias, por eso insistió en que hiciera una carrera. Lo que quería mi mamá era joder a mi papá. Estaban divorciados desde que tenía 3 años… Me educó muy bien para que viera que sí podía hacerlo sola. Cuando regresé de París con mi posgrado me di cuenta de que no sabía hacer nada, entonces dije, bueno voy a hacerme maestro [ríe].

JE: ¿De qué das clases? RAF: Puedo dar clases hasta de macramé –dice bromeando-, pero ahora que dejé la ciencia política me concentro en fusionar la comunicación y la literatura en la docencia. Ahora soy hasta el presidente del Premio Nacional de Periodismo. JE: Tú obtuviste ese premio hace años por tu labor en El Búho… RAF: Sí, pero cuando estaba en buenas manos… JE: ¿Cómo es que incursionas en el periodismo cultural? RAF: No tengo papá oficialmente… pero por él crecí rodeado de periodistas, de escritores… de niño conocí bien a Revueltas, a Martín Luis Guzmán, a Torres Bodet. Me fui metiendo en ese mundo de manera natural, me acerqué a un poeta español amigo de mi papá, formador de periodistas culturales, Juan Rejano; con él me formé, es de la misma época de Roberto Cabral del Hoyo, a quien también conocí.

JE: De esa misma época también es Yáñez… RAF: A él lo conocí cuando era Secretario de Educación Pública; él fue quien autorizó mi beca para estudiar en Europa… JE: ¿Qué leías de niño? RAF: Mis abuelos me hicieron que leyera la Biblia, eran muy católicos: yo no. Mi mamá me acercó un libro maravilloso, El libro de oro de los niños, luego tuve El Tesoro de la juventud… Después La Ilíada y La Odisea, todo por mi madre; me apasioné y eso me condujo a un mundo literario fantástico. Me marcaron mucho mis libros iniciales, no como Peña Nieto. Yo sí leí la Biblia. [ríe] JE: Pero eres ateo… RAF: Desde los 14 años entendí que yo no estaba hecho ni diseñado para creer en Dios. Y con toda discreción me alejé… pero aun así literariamente me gusta mucho la Biblia, no podría olvidar partes que me encantaron y que incluso me conmovieron: cuando leí la


2 DE SEPTIEMBRE DE 2013 guieron a unos porque parecían diputados por traer traje… y yo tengo que recordarles que nunca vi a Marx vestido de obrero, o a Lenin vestido como si fuera perredista…[ríe] Es decir, los profesores radicales se equivocan en las formas, aunque tienen razón, los problemas no son fáciles de arreglar, son complejos. La alternancia, que debió habernos servido para arreglar al país, sirvió para empeorarlo.

JE: ¿Nunca lo has reconsiderado? RAF: Le he pedido a Rosario que ni de chiste me acerque a un cura cuando se acerque la hora de mi muerte. No hay problema, ella tampoco cree en eso. Un día le pregunté a mi mamá si creía en Dios y ella contestó que no. Le dije: pero tú vas a misa… y ella contestó: Sí, por mis papás. Unos cinco años antes de que falleciera le volví a preguntar y me dijo lo mismo: no. Entonces cuando muere, mi hermana y yo decidimos sacarla del hospital directo al incinerador, sin avisar a nadie, tal como ella quería dejamos sus cenizas en el rancho de mi hermana, delante de donde nació mi madre: Amanalco. Ésas fueron sus instrucciones. JE: ¿Y tú dejaste ya “instrucciones”? RAF: La mismas que mi madre, ya lo sabe Rosario: si no lo hace la mato. No quiero homenajes ni nada… directo a que me incineren, no quiero ni féretro. Eso sí, que se percate de que ya estoy muerto, no me vayan a quemar vivo… [ríe]. JE: Lo bueno es que homenajes en vida te están haciendo, y muchos… RAF: Gracias a mi mamá, porque fue ella quien me introdujo al mundo de la academia. Ella era maestra de primaria. JE: Es otro tema que debemos abordar, el de la educación pública y su problemática en el país… tú como hijo de profesores y como profesor universitario,

¿de qué lado estás en este tema de la reforma educativa? RAF: Es necesaria una reforma educativa, pero también es necesario que el Estado reconozca que ha olvidado a la educación y la cultura. Mi mamá por ejemplo en 1945 fue capaz de comprar una muy buena casa con su sueldo de profesora de primaria y de darnos una vida digna. Hoy un profesor gana una miseria, no puede comprar casa. El sistema político mexicano se olvidó de la educación, descuidó la formación en las normales; el problema viene de muy atrás, el Estado nunca hace meas culpas, pero tendría que hacerlo porque permitió que los sindicatos se volvieran verdaderos monstruos de corrupción y ahora aquí están las consecuencias… JE: Tendríamos además que dignificar la figura del profesor ahora que está tan demeritada por los últimos acontecimientos… RAF: Son dos cosas: manipulación de la información por un lado; pero por otro, las formas utilizadas para protestar han generado crispación con la población civil, en ese sentido las estrategias son muy arriesgadas. Es muy difícil defenderlos… cuando uno sabe por ejemplo que una ambulancia con un infartado no puede pasar por la manifestación, o que alguien pierde el trabajo… Sobrevive el capitalino en una ciudad que es un infierno… luego llegan sectores de profesores muy radicalizados políticamente, no cultos, no preparados, y la imagen que dejan es la de la violencia, de la brutalidad… persi-

JE: ¿Qué te falta por hacer o por conseguir? RAF: El Premio Nacional de Letras… [ríe], estoy bromeando. Bueno, CONACULTA… bromeo también. En realidad se puede llegar a no aspirar mucho más cuando se obtiene el reconocimiento de los lectores, y ése lo he ganado poco a poco. De mi generación, José Agustín tuvo decisión y valentía, dijo: Ya no voy a estudiar más, me dedicaré a escribir. Yo seguí las instrucciones de mi mamá y el estudio le restó tiempo a la literatura; la militancia política también. Pero he sido realmente afortunado porque me han premiado, me han homenajeado,

JE: ¿Cuáles han sido los cinco escritores más importantes en tu vida? RAF: [Lo piensa un momento] Víctor Hugo, Balzac, Kafka, Lope de Vega y Borges… Clemencia JE: Hablas siempre de tu mamá, y lo haces en tiempo presente… RAF: Sí, era una mujer muy hermosa, un día me dijo: René, tú eres menos feo, menos alto, menos prieto y menos pendejo, gracias a mí [ríe]. Tenía una gran devoción de la literatura. Era muy dominante. Falleció a los 85, hace 10 años, su nombre era Clemencia. La imagino aquí siempre. Escribí un libro, El libro de mi madre, que narra las últimas 24 horas de su vida. Me avisaron que estaba en el hospital con un derrame cerebral, la llevó mi hermana Iris, pero cuando llegué ya estaba entubada. Al consultar a los doctores sobre qué posibilidades tenía de sobrevivir si la operaban, me dijeron que eran muy pocas, que tenían que trepanar y que quedaría mal, en todo caso. Mi hermana y yo nos miramos y decidimos dejarla partir. Le dije al doctor: mire, mi mamá es muy inteligente, culta, ingeniosa, le gustan los juegos de palabras… déjela morir. Rosario se hizo cargo de todo lo demás. Nos dijeron que era cosa de una o dos horas, se aguantó 24. Yo la verdad es que soy muy cobarde, ahí estuvimos todo el tiempo, no avisamos a nadie, era un asunto de nosotros nada más. Al día siguiente, como a las 12, el doctor me dijo que entrara para despedirme y yo me negué. No pude. Ya había entrado, la vi ahí postrada y le di un beso, ésa fue mi despedida [un silencio se hizo, los ojos se llenaron de lágrimas]. Ya no quise verla, para mí era importante recordarla como antes… perdón, hace años que no hablaba de eso. Por eso el libro termina así: buenos días, mamá.

Terminamos la plática hablando de la gran amistad que lo une a Ester Cárdenas y a José de Jesús Sampedro –a quien considera uno de los mejores poetas del país-. Presentó esa noche el libro El evangelio según René Avilés Fabila; nos hizo reír, reflexionar, su agudeza e inteligencia lo convierten en un señor de las letras simplemente inolvidable. Larga y feliz vida, René. Muchas gracias por todo.

Literatura

parte en la que crucifican a Jesucristo, lloré mucho de niño…

JE: Viene además lo de la reforma energética… y los problemas pueden empeorar ¿se está colapsando el Estado mexicano? RAF: El estado mexicano da muestras de tener graves problemas, e indicadores de lo que es un estado fallido… ¿cómo lo van a arreglar? ¿Borrando 50 años de olvido, mal trato y control despótico al magisterio? Ahora, hay mucha gente que tiene buenas intenciones, pero éstas no quitan la pendejez ni la ignorancia. Y no hay manera. La izquierda en nuestro país responde a una lógica priista, por ejemplo. Recuerdo que en época de Salinas de Gortari, los intelectuales estaban con él… yo me peleaba con ellos e incluso me censuraron en dos periódicos: El Búho se acabó por haber criticado a Salinas y a su candidato; de eso no se supo nada. A Carmen Aristegui le hacen un rasguño y la convierten en heroína de la patria… Como ves, yo soy un dinosaurio comunista que se quedó atrapado en el hielo… pero feliz. Y a propósito de la reforma energética, creo que la propuesta más razonable y más sensata es la de Cuauhtémoc Cárdenas, es el único que conoce el problema a fondo. Es la postura más correcta. Se requiere de una modernización, sí. Pero no sólo tecnológica, hay que quitar al sindicato.

me leen… estoy traducido, etc. La UAM acaba de cerrar un ciclo de festejos en mi honor, con un evento muy emotivo y ahí dije: el éxito que yo tengo o llegue a tener es gracias a la educación pública. Y es cierto, lo que no se me da es lo de ser funcionario público porque soy muy hocicón, no me quedo callado –por eso me corrieron de Difusión Cultural de la UNAM, porque le menté la madre al rector- [ríe]… Pero ahora con lo de mis 50 años como escritor me han hecho una serie de homenajes muy hermosos. Estoy muy agradecido.


LA GUALDRA NO. 114

Por Mateo Estrada Gaviria

Diario de Mateo

Viernes, mayo 7 de 2004. Muchacho con pipa, de Pablo Picasso, fue vendido por Sotheby’s en 104 millones de dólares. Bill Gates, Lloyd Weber y Leonard Lauder son parte de los posibles compradores. John Richardson, biógrafo del pintor malagueño, declaró: “Ninguna pintura del mundo vale cien millones de dólares. Muchacho con pipa es muy bonito, muy reconfortante, muy poético y muy lírico. Pero no se encuentra entre mis veinte favoritos picassos. El personaje es un petit parisien, un pillo de la calle. La atracción está en la cara, en los ojos, algo en su mirada lo que le atrajo”. (1) Francisco Calvo Serraller escribió: “Muchacho con pipa es una de las más hermosas y sofisticadas creaciones del Picasso lírico e introvertido. Representa un adolescente, sentado en taburete, vestido con traje azul característico de la clase trabajadora, con expresión absorta, como ensimismada […] Es una imagen vagamente melancólica, que no reclamaría tan vivamente nuestra atención, en primera instancia, si no fuera por el hecho de estar coronada su cabeza por unas flores, mientras que en la pared del fondo se repite con profusión este mismo tema floral ¿qué puede significar la imagen de este adolescente obrero por flores?”. (2) El chico es delgado como un greco. Es hermoso, como todo joven que es consciente de existir. La corona y la pipa son los atributos con los que desafía el anonimato… Elena, María y Leganés (jajaja) llegaron anoche. Ellas y él están en hoteles diferentes. Creo que premeditadamente distantes. Son tan españoles… En su ya puta costumbre de cenar, comí y bebí tinto a las once de la noche. Nice… Hoy fue la reunión con médicos. E. y Leganés son los responsables de todo. Firman los documentos “y tal”. María y yo hemos llorado como cuando la familia se separó y más cuando Eugenia se marchó a los Estados Unidos y nos botó. Comimos en un restaurant. Al fin comí; no disimulé mi hambre. Leganés conduce los trámites de la herencia. Hay bienes y dinero para recibir. Me imagino sólo estudiando, percibiendo dinero de por vida. Me ha ilusionado la idea de dejar mendigar a C. El doctor nos sugirió una terapia de despedida… Se quedan todos el fin. El próximo viernes será la “desconexión”. Contrataron abogados para el resto de los trámites. 1.- ABC, mayo 7 de 2004. 2.- “Melancólico y enigmático”, El País, mayo 7 de 2004.

La poesía en la escuela Por Eduardo Campech Miranda Una de las actividades que menos disfruto es ser jurado. Menos aún de oratoria. De otras disciplinas, como narrativa o poesía, me conforta un poco más porque permite observar usos escolares. Me explico: hace poco tiempo fui invitado como jurado de un concurso de cuento y poesía, de jóvenes estudiantes de Educación Media Superior. Los trabajos presentados permiten el análisis de lo que representa la poesía y su relación con la lectura, y otros medios de esparcimiento, que consumen los jóvenes preparatorianos. No hay duda que la escritura que cada individuo realiza está influenciada por sus lecturas. Los primeros ejercicios de creación literaria propia son, la mayoría de las veces, copias al carbón de algún autor favorito. Así que a través de sus trabajos, los jóvenes dejaron ver sus referentes culturales. Algunas creaciones narrativas evidenciaban per sé la presencia televisiva como factor determinante en la conceptualización del mundo y de la vida. Historias casi trágicas con finales felices o adelantados, fieles a los argumentos telenovelescos.

Pero, ¿cómo exigirles a los estudiantes –y a los maestros- que lean cuando no tienen accesibilidad, ni disponibilidad bibliográfica? Hay quienes sí cuentan con los apoyos correspondientes (el Programa Nacional de Lectura y Escritura cumple con esa función en Educación Básica), o al menos existe una biblioteca pública en su localidad, que permita ofrecer una diversidad de estilos textuales que enriquezca el bagaje cultural. Por otro lado está lo referente a la poesía. Tal y como lo comenté en una colaboración anterior, generalmente la escuela aborda la poesía desde la declamación. De tal manera que “La Suave Patria”, “El Seminarista de los Ojos Negros”, “Por qué me alejé del vicio”, “Sólo tengo diecisiete años” es el universo poético de la gran mayoría de los estudiantes. Es así como, en un afán de repetir estilos, los versos escritos son historias rimadas, a las cuales, si les ponemos ritmo nos arrojarán un rap o un corrido. La literatura es más. Una historia buena puede ser contada de manera fatal y ser una historia

más. Una historia mala puede ser escrita de manera que las palabras acaricien los ojos, los oídos, y será una historia entrañable. Con la poesía sucede igual. Todos, o casi todos, hemos dicho o escuchado decir: “Me muero de amor por ti”, aún en las canciones populares. Fue Sabines quien pensó en decirlo distinto: “No es que muera de amor, muero de ti. / Muero de ti, amor, amor de ti,/de urgencia mía de mi piel de ti, / de mi alma de ti y de mi boca / y del insoportable que soy yo sin ti.” Nuevamente, aunque suene reiterativo, la obra literaria se valorará más en la escuela, cuando el acercamiento a las manifestaciones culturales sea significativo, incluyente y diverso. Cuando se privilegie el sentido estético (¿sentiste algo al escuchar tal melodía, al apreciar tal obra plástica, al leer tal texto?) sobre los aspectos técnicos y teóricos de la misma. Apostar a la poesía para declamar (individual o coral), es creer que toda la música es el género grupero y exigir que aprecien jazz.


2 DE SEPTIEMBRE DE 2013

Magnafus el dragón Por B.P.B. Herrera* mina y el sol está saliendo. Y Magnafus sonríe. Al estirar sus alas siente un poco de reumas; enganchará sus garras bajo algún collar de perlas y, volteando el grueso cuello, enorme y escamoso, girará su cabeza hacia el hueco que se abre sobre aquella montaña, deseando una vez más no haber perdido la vista. Vuelve a temer que su tesoro sea imaginario: entierra en las alhajas sus patas y su cola cada vez que anochece, que afuera el mundo calla y él sólo se percibe nadando entre monedas. Magnafus, el dragón legendario que las princesas temen, estaría tan feliz de estar acompañado.

Río de palabras

Magnafus, el viejo dragón de uñas encorvadas que vive condenado a una noche continua, guarda fervorosamente bajo su gruesa piel, soñando con gastarlo, el tesoro infinito que los duendes esconden al fin del arco iris. A veces se pregunta si acaso lo imagina, pero luego revuelca sus patas escamosas entre el frío metal dorado donde su peso hunde el cuerpo enrojecido, y se siente aliviado de saber que es real. Las alas de Magnafus se extienden de placer sobre cofres y armaduras, y relumbran con el reflejo azul de las turquesas, recordando los tiempos de aquellos siglos viejos, en que surcó los cielos y dominó sus tierras. El canto de las aves en cada amanecer, le avisan que allá arriba, afuera de su cueva, otra noche ter-

* Escritora mexicana-española, autora de Los Viajes de Tito Cottage, www.titocottage.com Facebook: BPB Herrera. Cuento finalista en el concurso de Mini-relato de la Cesta de las Palabras, Barcelona 2011.

Por Simitrio Quezada

El picaporte

¿Priista o priísta? Dicen que es inconcebible un PRI sin la “I”, es decir sin la institucionalidad o el saber mantenerse en línea. Fuera de bromas, esa “I” es causa de malos entendidos a la hora en que muchos deciden colocarle una tilde a su derivado “priista”. ¿Debe o no llevar tilde, pues? La realidad es que no, por la sencilla razón de que priista es palabra grave o llana. A este respecto, la primera ley de la acentuación en nuestro idioma dice que “toda palabra del español terminada en vocal, en ‘n’ o ‘s’ debe pronunciarse con acento grave”. Lo que sucede con priista, que se divide en tres sílabas: pri-is-ta. Como dicha palabra terminada en ‘a’ se pronuncia, en efecto, grave, no rompe ley alguna y no debe llevar tilde. Un modo más general para explicar esto nos lo da el Diccionario Panhispánico de Dudas: “Las palabras con hiato formado por dos vocales iguales o por dos vocales abiertas distintas siguen las reglas generales de acentuación”. Además, de las dos vocales “I”, una pertenece a la primera sílaba y la otra a la segunda. Lo correcto, pues, es priista. Sin tilde alguna. * Envíe comentarios y demás inquietudes a: siquezada@hotmail.com

Brice Marden, Dragones, 2004.

A sangre fría Por Rudy Yohai El mosquito traza semicírculos en el centro de la habitación. Alas matizada de colores translucidos y ojos color verde metálico tornasol. Ese mosquito flaco vino para picarme, estoy seguro. Primero dio varias vueltas de reconocimiento sobre mi cabeza sin quitarle ojo al lustre de mi calva. Lo oigo zumbar y me quedo quieto, con el cigarrillo en la boca. Después de un rato se posa insolente sobre mi mano derecha que está sobre el antebrazo de sillón de lectura, frota sus patas traseras. Con la izquierda tomo el libro, apunto lo mejor que puedo. Éste me mira con un gesto fisgón. Detiene el frotado de las

patas, y el muy perverso me pica sobre una vena. Calculo la distancia con el libro y lo aplasto de un golpe. –Muere, maldito mosquito– dije apretando el libro contra el dorso de mi mano. El golpe lo reventó, salpicando de sangre la pasta de libro, mi mano y el antebrazo del sillón. Y entonces, sonriendo, con el libro en alto por si veía otro. Fui a enjuagarme la sangre. No pude, al ver toda esa sangre en mi mano me di cuenta que ese desdichado mosquito era sangre de mi sangre. Y yo lo había asesinado a sangre fría.


LA GUALDRA NO. 114

La Cineteca Zacatecas está ubicada en calle Dr. Hierro #303, centro histórico de Zacatecas. La proyección de las películas se realiza de manera gratuita, con fines culturales y educativos. Entrada general gratuita a excepción de las funciones programadas en la Segunda Semana de Cine Independiente: $30.00 Estudiantes con credencial y personas de la 3ª. edad $20.00

Miércoles 4, 18:00 Hrs. L’AFRICAINE Dir. Philippe de Broca Francia/ 1982/ 100 min. Víctor, un recalcitrante conservacionista, se ha establecido en una zona virgen del África oriental, lejos del ajetreo y el bullicio de la civilización moderna. Un día, su ex-mujer Carlota llega a la zona para evaluar si es adecuada para el desarrollo como un centro de vacaciones. Naturalmente Víctor se opone al proyecto, por lo que lleva en avioneta a Charlotte y a su fiel ayudante Planchet a un área remota, donde les abandona. Miércoles 4, 20:00 Hrs. FESTEJO AÑO NUEVO CHINO México/ 2013/ 55 min. Dir. Zoila Edith Márquez Chiu e Iván Pastor El documental del Año nuevo Chino en Zacatecas, narra la importancia de la transculturización que conlleva la celebración de dicho evento. Se muestra el impacto social y cultural de desarrollar la muestra de una cultura diferente a la mexicana, donde se empapan los zacatecanos de información que nutre al desarrollo cultural desde una temprana edad. Jueves 5, 18:00 Hrs. VIUDAS DEL JAZZ Dir. Archie Mayo EUA/ 1942/ 98 min. Con el pegadizo swing de la Glenn Miller Orchestra, ésta es la historia de las esposas de los miembros de la orquesta y sus aventuras cuando sus maridos están de gira. Jueves 5, 20:00 Hrs. EL HOMBRE DEL BRAZO DE ORO Dir. Otto Preminger EUA/ 1955/ 119 min. Frankie Machine, un hombre con talento musical, sale de la cárcel y, además, consigue dejar la heroína. Su principal problema será encontrar un medio de vida honrado y evitar las drogas y el juego. Viernes 6, 18:00 y 20:00 Hrs. ¡ESTRENO NACIONAL! LA CASTRACIÓN Dir. Iván Löwenberg México/2011/83 min. Lourdes está a punto de cumplir 24 años y no ha tenido ningún tipo de contacto físico sexual con un hombre, aún con las insistencias de su amiga y guía Victoria. La razón de esta imposibilidad de relacionarse la atribuye al inexplicable abandono de su madre cuando pequeña, quedando a cargo de su padre inválido. Sin embargo, debido a ciertos ajustes que tiene preparado el destino, un día su progenitora regresa a casa y la vida de Lourdes podría dar un vuelco radical. Sábado 7, 18:00 Hrs. COTTON CLUB Dir. Francis Ford Coppola EUA/ 1984/ 128 min. América, años veinte. El Cotton Club es el night club de jazz más famoso de Harlem (Nueva York). Su historia es la historia de la gente que frecuenta el local: Dixie Dwyer (Richard Gere), un atractivo trompetista que busca el éxito y cuya suerte cambia radicalmente cuando salva la vida del gángster Dutch Schultz; Sandman Williams (Gregory Hines), un brillante bailarín negro que sueña con convertirse en estrella, o Vera Cicero (Diane Lane), la novia de Dutch Schultz, una joven bella y ambiciosa cuya vida corre peligro debido a la pasión prohibida que siente por Dixie. Sábado 7, 20:00 Hrs. ¡ESTRENO NACIONAL! LA CASTRACIÓN Dir. Iván Löwenberg México/2011/83 min. Lourdes está a punto de cumplir 24 años y no ha tenido ningún tipo de contacto físico sexual con un hombre, aún con las insistencias de su amiga y guía Victoria. La razón de esta imposibilidad de relacionarse la atribuye al inexplicable abandono de su madre cuando pequeña, quedando a cargo de su padre inválido. Sin embargo, debido a ciertos ajustes que tiene preparado el destino, un día su progenitora regresa a casa y la vida de Lourdes podría dar un vuelco radical. Domingo 8, 12:00 Hrs. BATMAN REGRESA Dir. Tim Burton EUA/ 1992/ 130 min. Gotham City se enfrenta a dos nuevos y peculiares criminales: el diabólico y siniestro Pingüino, una criatura solitaria y extrañamente deformada, y la hermosa y seductora -aunque letalmente peligrosa- Catwoman. Batman se deberá enfrentar a Pingüino, que quiere convertirse en el amo de la ciudad. Domingo 8,18:00 Hrs. BIRD Dir. Clint Eastwood EUA/ 1988/ 161 min. La fama del saxofonista de jazz Charlie ’Bird’ Parker crece rápidamente a partir de su llegada a Nueva York en 1940. Pero Parker comienza a abusar del alcohol y las drogas, y su vida se convierte en un infierno.


2 DE SEPTIEMBRE DE 2013

Charles Bukowski, 93 años del poeta maldito… Por Marco Casillas Arredondo*

¿Y luego, Carlitos? El escritor y poeta Heinrich Karl Bukowski nació un 16 de agosto de 1920 en Andernach, Alemania. Su familia se mudó a Estados Unidos cuando él tenía tres años después de que la economía alemana tuviera una caída tras la Primera Guerra Mundial, por lo que pese a ser alemán de nacimiento tiene nacionalidad norteamericana. A los 24 años, “Henry”, como comenzaron a llamarle sus padres para mezclarse con la sociedad estadunidense, realizó su corto relato “Aftermath of a lengthy rejection slip”, el cual fue publicado por la Story Magazine. Tras pasar dos años de su primera publicación, otro medio imprimió el relato “20 tanks from Kasseldown”, debido al largo proceso al que fue sometido este último, Bukowski se desilusionó y dejó de escribir durante una década. Para 1955 comenzó a escribir poesía y dos años más tarde se casó con la escritora y poeta Barbara Frye, de cual se divorció en 1959. Por más de una década se dedicó a trabajar en la oficina de correos de Los Ángeles. En 1964 tuvo una

hija, Marina Louise Bukowski, con Frances Smith. Durante su estancia en Tucson, Arizona, entabló amistad con Jon Webb y Gypsy Lou, quienes lo animaron a que volviera a escribir y viviera de sus publicaciones. Gracias a Webb comenzó a publicar algunos poemas en la revista de literatura The Outsider. Loujon

Press publicó It catches my heart in its hand, en 1963; y A crucifix in a deathhand, dos años más tarde. A principios de 1967, Bukowski escribía la columna Notes of a dirty old man para el periódico Los Ángeles Open City. Cuando fue cerrado en 1969, la columna se trasladó a Los Angeles Free Press. Ese año publicó

una recopilación de las mejores columnas escritas para el periódico con ese mismo título. “Tengo dos opciones, permanecer en la oficina de correos y volverme loco… o quedarme fuera y jugar a ser escritor y morirme de hambre”. El editor de Black Sparrow Press –empresa de publicación de libros- prometió remunerarle cien dólares mensuales de por vida, por lo que Bukowski dejó de trabajar en el correo postal y comenzó a escribir, para ese entonces tenía 49 años. “He decidido morir de hambre”, escribió Bukowski después de que le ofrecieran salir del correo postal. En 1976 Bukowski conoció a Linda Lee Beighle con quien se casó en 1985 y quien fuera su musa inspiradora. Charles Bukowski murió de leucemia el 9 de marzo de 1994 en San Pedro, California, cuando tenía 73 años y poco después de terminar su última novela: Pulp. Algunos biógrafos señalan sobre el poeta: “El traumático ambiente familiar que soportó en su infancia lo convirtió en un joven de carácter conflictivo, amante del alcohol y de la vida bohemia, costumbres que sólo abandonó por períodos muy cortos de su vida”. Algunos estudios de arte, periodismo y literatura, fueron la base para iniciar su carrera literaria, publicando los primeros poemas a la edad de treinta y cinco años. Su obra, unas veces realista y brutal, y otras, tierna y sentimental, está representada por más de treinta publicaciones, entre las que destacan: Crucifijo en una mano muerta, 1965; Cartero, 1970; El amor es un perro del infierno, 1974; La senda del perdedor, 1982; Shakespeare nunca lo hizo, 1990; Peleando a la contra, 1991; La última noche de la tierra, 1992; El capitán salió a comer, y Los marineros tomaron el barco, 1994. * Periodista y escritor duranguense radicado en Zacatecas.

Literatura

No. No era genial… Impermeable al autoanálisis, repelente al análisis de cualquiera, lapidario y franco hasta el delirio, Charles Bukowski hubiese cumplido 93 años hace algunas lunas. Madreado por la leucemia a los setenta y tantos, hasta el final manifestó que, en realidad, le importaba un pito lo que hicieran con él al morir. Dijo Carlitos, el alemán: “El hombre ha nacido para morir. ¿Qué quiere decir eso? Perder el tiempo y esperar. Esperar el colectivo. Esperar un par de tetas alguna noche de agosto en un cuarto de hotel en Las Vegas. Esperar que canten los ratones. Esperar que a las serpientes les crezcan alas. Perder el tiempo”, decía Bukowski, socarrón y sonriente. No. No era genial. No nos hagamos pendejos. Bukowski era un trazo en el lienzo marginal de una sociedad hipócrita e injusta. Le cantaba al sexo, a las tetas, al culo, al vino, a las mujeres, a los gatos, a los bares en donde fumaba, tomaba, inhalaba y conversaba sin parar, azorando, conmoviendo, provocado igual a quienes, aún hoy y a la distancia, lo adoran o lo vomitan. Insatisfecho hasta con sus manos: “A veces me miro mis manos y me doy cuenta que podría haber sido un gran pianista o algo así. Pero, ¿qué han hecho mis manos? Rascarme las pelotas, firmar cheques, atar zapatos, tirar de la cadena de los inodoros, etc., etc. He desaprovechado mis manos, y mi mente”, llegó a escribir alguna vez.


LA GUALDRA NO. 114

La duda mata

Río de palabras

Por Pilar Alba

La duda mata, se repitió a sí misma. Lo hizo como recurso para darse valor, y como boxeador antes de empezar el combate se hizo la señal de la cruz y tomó el celular de su marido. Antes de abrir la carpeta de mensajes, sin saber cómo, miles de imágenes se le vinieron a la mente: mujeres, muchas mujeres desnudas, incitantes, apetitosas, golfas, zorras, perras… toda la zoología despectiva aplicada para descalificar se le revolvía en el pensamiento, le daba patadas en la boca del estómago, se le quería salir de la boca. Con toda esa telaraña de ideas en la cabeza por fin apretó el botón, se decidió a abrir la

carpeta que estaba casi vacía: escuetos mensajes de trabajo, amigos pasándole el resultado del partido o haciéndole bromas por el lugar de su equipo de futbol en la tabla de posiciones. En fin, que no encontró nada, su duda se disipó, no había siquiera un indicio de infidelidad, de malos pensamientos: su marido era transparente. Apagó el celular, lo colocó en la bolsa del saco. Decepcionada, volvió a la cotidianidad, a las faenas de la casa. La duda no la había matado, sin embargo, la revelación que tuvo fue más apabullante: su perversión era más grande que el gris transcurrir de sus días.

Con la ilusión Por Alberto Huerta “Me puse a amar a una mujer así con la ilusión de amor”. Canción popular ¿Qué miras? ¿Qué me miras? Ya para qué. Guarda silencio. No hables. Y se sigue mirando en el espejo de la contra barra, no se reconoce. ¿Quién eres? ¿De dónde llegaste? ¿Quién carajos te invitó? Y levanta la botella vacía indicándole a la cantinera que le sirva otra. ¿Quiere limoncito y sal?, pregunta la mujer, esbozando una débil sonrisa. Él niega con la cabeza dándole un trago a la nueva cerveza. Uno se queda pensando nomás, dándole al asunto, sin saber qué hacer, nomás dándole al asunto vueltas. Se acerca la cantinera. ¿Me regalas un cigarro?, pide señalando la cajetilla. El hombre no responde, sólo le entrega el cigarrillo y lo enciende. Gracias, agradece la mujer. El hombre arruga con la mano la cajetilla vacía. Una y otra vez. En la sinfonola se escucha la canción: “Árboles de la barranca por qué no han enverdecido, es porque no los han regado con agua del río florido…”. Aburrida, la cantinera camina hacia el otro extremo de la barra. El hombre da otro trago a la cerveza. ¿Quiere cacahuatitos? ¿Papas fritas? ¿Quesito panela?, le pregunta la cantinera sin dejar de fumar. El hombre niega con un movimiento de cabeza. La noche transcurre lenta, aburrida, con la cantina vacía. En ella sólo están la cantinera y el hombre. Silenciosos. Uno en cada extremo de la barra. “… me puse a amar a una mujer así con la ilusión de amor…”. Ése tiene la tristeza tatuada en la cara, piensa la cantinera, “… de esas tres que van pasando, ¿cuál te gusta, valedor? La mirada opaca del hombre se cruza fugaz por un instante con la de la mujer. Es

un destello que en seguida se rompe. ¿Qué le pasaría? Éste es de los que no hablan, todito se lo guardan y nomás andan como los borregos, rumiándolo, hasta que se les hace piedra. “Ésa del vestido blanco me parece la mejor…”. El hombre vuelve a levantar el envase vacío pidiendo otra cerveza. “… me puse amar una mujer así con la ilusión de amar…”. La mujer coloca frente al hombre la cerveza, recoge el envase vacío después de pasar un trapo húmedo por la superficie de la barra. ¿Le traigo otra cosa? ¿Algo de botana? ¿Unos cigarros?, pregunta la cantinera. El hombre niega con un movimiento de cabeza. “Si porque me ves tomando, paseándome en la pradera, lo que yo sí te aseguro, que te quiero de a deveras…”. Los lunes ni siquiera deberíamos de abrir, no viene nadie, la pura aburrición… Alza la mirada y ve al hombre. Bueno, el único que viene es El Triste… No falla, hasta eso, es puntualito. “… me puse amar una mujer así con la ilusión de amar…”. Aburrida la mujer bosteza. Ya llegó el recibo de la luz, piensa, el del cable… y el abono del microondas… No me va a alcanzar. “Ya me voy a la barranca a sembrar surcos de arroz…”. El hombre se termina la cerveza de un trago. “… yo te enseñaré chamaca, cómo se mancuernan dos…”. Con una seña el hombre pide la cuenta. “… me puse amar una mujer así con la ilusión de amar…”. La cantinera deja la nota sobre una bandejita de plástico. El hombre pone unos billetes encima y se encamina hacia la salida sin voltear a ver a la mujer que, aburrida, sigue fumando.

Edgar Degas, Cuatro bailarinas, 1902.

4 sueños

IV/IV Sueño en 1974 Por Edgar Khonde*

Esta mañana que me desperté soñé lo siguiente: Estaba en una plazoleta donde se celebraba una fiesta, me detenía para mirar los objetos que ofrecían los diversos vendedores. Pasé por donde un viejo sentado en el suelo exhibía unas cajas diminutas, alcé una de ellas, la sacudí, pero no le encontré sentido, el viejo ni siquiera me miró. Seguí mirando por allá y por acá. Luego volteé adonde el viejo, vi a un sujeto levantar una caja y ponérsela junto a la oreja, se me hizo extraño, así que me quedé mirándolo. Levantó otra caja y lo mismo. Posteriormente acudió al llamado de una mujer que se parecía mucho a Mar, pero yo pensé que no era Mar, o no quise creerlo, vi cómo se llevó una caja que le había dado el viejo al oído. Creo que ahí terminó el sueño. Me desperté, me levanté, me lavé la cara. Cuando cerró su diario yo desperté, pero supe que yo no me estaba soñando sino que había soñado que alguien más escribía su diario o su re-

gistro de sueños. Mientras desayunaba entonces quise registrar el sueño, luego decidí escribir un cuento, así que abrí la computadora y comencé. Esta mañana que me desperté soñé lo siguiente: Estaba en una plazoleta donde se celebraba una fiesta, me detenía para mirar los objetos que ofrecían los diversos vendedores. Pasé por donde un viejo sentado en el suelo exhibía unas cajas diminutas, alcé una de ellas, la sacudí, pero no le encontré sentido, el viejo ni siquiera me miró. Seguí mirando por allá y por acá. Luego volteé adonde el viejo, vi a un sujeto levantar una caja y ponérsela junto a la oreja, se me hizo extraño, así que me quedé mirándolo. Levantó otra caja y lo mismo. Posteriormente acudió al llamado de una mujer que se parecía mucho a Mar, pero yo pensé que no era Mar, o no quise creerlo, vi cómo se llevó una caja que le había dado el viejo al oído. Creo que ahí terminó el sueño. Me desperté, me levanté, me lavé la cara. * twitter @edgarkhonde


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