La Gualdra No 33, lunes 16 de enero de 2012

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SUPLEMENTO CULTURAL

No. 33 - 16 DE ENERO DE 2012 - AÑO 1

DIR. JÁNEA ESTRADA LAZARÍN

Autor: Eduardo Arvizu Oliván. Título: “La Rueda”. Técnica: Linóleo / papel. Medidas: 18 x 18 cm. Año: 2011. Representación gráfica del cuento de mismo nombre, autoría de Amparo Dávila. Esta imagen está incluida en la Agenda Amparo 2012, en el mes de enero.


I. En esta ocasión, incluimos en portada la imagen que aparece en el mes de enero en la Agenda Amparo 2012. El proyecto de publicar esta agenda nació hace cinco años con la intención de difundir en una publicación las riquezas históricas, culturales, artísticas y turísticas de nuestro Estado. Así, después de haber hecho un homenaje a Severino Salazar, a Ramón López Velarde, a Tomás Méndez, y a distintos autores del Corrido Zacatecano, este año decidimos realizar un homenaje a la escritora zacatecana Amparo Dávila. Amparo Dávila nació en Pinos Zacatecas en el año de 1928. Estuvo casada con el pintor Pedro Coronel. En esa época Amparo combina sus tareas de esposa y madre, con sus inquietudes literarias y con su trabajo. Ella ha dicho que su obra era un amante inconstante pero nunca infiel. En 1966 obtuvo una beca del Centro Mexicano de Escritores; y en 1977 obtuvo el premio Xavier Villaurrutia. Perteneciente a lo que algunos han llamado Generación de Medio Siglo, Dávila es una de las pocas cuentistas mexicanas cuya literatura parece rebasar la realidad sin entregarse a la fantasía, motivo por el que resultaría impreciso categorizar su obra como literatura fantástica, que impresionó al mismo Cortázar, con quien le unió una gran amistad. Es una de las cuentistas mexicanas más notables y más respetadas de la segunda mitad del siglo XX. Aunque su obra literaria es breve, es profunda: Salmos bajo la luna (1950); Meditaciones a la orilla del sueño; Perfil de soledades (1954). Cinco años más tarde apareció su primer libro de cuentos, Tiempo destrozado (1959); al que le siguió Música concreta (1964); Árboles petrificados (1977). En 1985 el Fondo de Cultura Económica publicó una recopilación de los volúmenes Tiempo destrozado y Música concreta, titulada Muerte en el bosque. En 2009, la misma casa editora publica Cuentos reunidos, edición que incluye un libro inédito: Con los ojos abiertos. Amparo Dávila radica actualmente en la Ciudad de México. Su obra literaria es ampliamente recomendable, lo invitamos a que se acerque a ella. Para la Agenda Amparo 2012, fueron invitados 12 artistas visuales para que realizaran una interpretación gráfica de un cuento de la autora –mismo que fue seleccionado libremente por cada uno de ellos-; así, en esta ocasión participaron Eduardo Arvizu Oliván,

Carolina Parra Arce, Alberto Ordaz, Odín Barrios, Juan Carlos Villegas, Luis García, Leticia Zubillaga, Alejandro Nava, Manuel Denna, Imuris Ramos, Jesús Reyes Cordero y Alfonso López Monreal. Cada uno de ellos realizó un grabado y el resultado de este trabajo es una carpeta conformada por doce grabados realizados en distintas técnicas. La carpeta tiene una edición limitada y está a la venta al igual que la agenda mencionada. En los números subsiguientes iremos dando a conocer las imágenes correspondientes. II. Eduardo Arvizu Oliván nació el 13 de octubre de 1971 en la ciudad de Fresnillo. En 1987 inicia sus estudios de pintura con el Mtro. Mateo Gallegos Campos (+) en Fresnillo. Ingresa en 1995 al Taller de Pintura y Grabado Julio Ruelas con Alejandro Nava, donde permanece 3 años. Realiza estudios de pintura y grabado con Nunik Sauret, José Pérez Cruz, Ismael Guardado y Verónica Gómez. Y de dibujo, con Saúl Caminer en el Centro de las Artes de San Luis Potosí; y con Emilio Carrasco, en el Instituto Superior de Arte y Cultura. Ha recibido diversos premios: Obtuvo el premio único de adquisición “Julieta Infante” (escultura), en 2000. Primer lugar en el organizado por la Compañía Fresnillo, S.A. de C. V. (1994 y 2010); Primer lugar en los concursos de dibujo realizados en febrero y diciembre de 1994, por la Universidad Autónoma de Fresnillo. Fue seleccionado en la Muestra Internacional Ex Libris, en Beijín, China (2009). Ha sido becario por diversas instituciones: por el SUTMMSRM, Sección 62 y Compañía Fresnillo S. A. de C.V. (1996-2002); Fondo Estatal para la Cultura y las Artes de Zacatecas, categoría Jóvenes Creadores (2000-2001). Ha realizado 21 exposiciones individuales y ha participado en más de 50 exposiciones colectivas en Zacatecas y en varios estados del país y el extranjero. Actualmente es el coordinador técnico del Taller de Emilio Carrasco, en la Casa Municipal de Cultura de Zacatecas, y del Taller de Pintura en el Museo Francisco Goitia de Zacatecas. Para contactarlo directamente, proporcionamos su dirección de correo electrónico: eduardoarvizuolivan@hotmail.com Jánea Estrada Lazarín lagualdra@hotmail.com

A la vera de la cama por Gabriel Luévano Gurrola

Borges en el imaginario literario por Mauricio Flores

Implicaciones éticas y pedagógicas. La deficiencia docente en el teatro universitario por Armando García

Pardos de Matlachines, danza a San Isidro Labrador de La Estanzuela, Nieves, Zac. por César Lara Bañuelos

Risa y sinsentido por Nelson Guzmán

Estantería abierta… porque los tienes censurados, ay, ay, porque los tienes censurados por Eduardo Campech Miranda Diario de Mateo por Mateo Estrada Gaviria Temporada de premios por Antonio Villarreal Castillo de sal si puedes por Ester Cárdenas

¿Un insignificante camino al ensayo? por Gerardo Curiel Poema de los pájaros y los hospitales por Roberto Galaviz

Carmen Lira Saade / Dir. General Raymundo Cárdenas Vargas / Dir. La Jornada de Zacatecas direccion.zac@infodem.com.mx

Jánea Estrada Lazarín / Dir. La Gualdra lagualdra@hotmail.com Sandra Andrade Trinidad / Diseño

La Gualdra es una coproducción de Ediciones Culturales y La Jornada Zacatecas. Publicación semanal, distribuída e impresa por Información para la Democracia S.A. de C.V. Prohibída la reproducción total o parcial del contenido de esta publicación, por cualquier medio sin permiso de los editores.

3 4 5 6 7 8 9 11 12 Juan Carlos Villegas / Ilustraciones jvampiro71@hotmail.com


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A la vera de la cama Por Gabriel Luévano Gurrola

Ron Mueck, Old Lady in Bed

No me puedo mover. Decido esperar algunos segundos adicionales entre la luz tilique vertida de lleno sobre los ojos. De nueva cuenta lo intento: no me puedo mover. Mis manos no se pueden mover, tampoco las piernas adormecidas, quizá por una reciente caminata sublunar, quizá por algún dolor hereditariamente ficticio. La nuca, como un témpano sólido, atornillado en una almohada roída por la abulia de la cama echada, como por error estilístico, en el rincón más tenue de mi cuarto. Todo es movimiento contenido, o mejor dicho, estatismo diurno, rengo, lo necesariamente duradero para darse cuenta de lo inútil que resulta, ya recobrada la plenipotencia de los miembros, la búsqueda de agua, de vida, o de algo, de aire, de luz entre las manos. Prisiones aquí, allá también. Sin paredes palpables, al menos no por las manos cansadas. Más bien paredes internas, nuestros tejidos, nuestras pieles defendiendo la libertad del intestino o del explote de la bilis por mero temor a la superficie cortante. Las paredes del cuerpo resultan al fin, dentro de la resaca espiritual, un símil de las murallas de los campos de concentración alemanes o soviéticos. Prisiones aquí y prisiones allá, donde no alcanzan las palabras para contar el grito de los ausentes prisioneros. Una cama puede ser el campo de una sujeción voluntaria. Hay dos clases de esclavitud (al menos las más claras). La primera, física, que a manera de grillete o celda, impide al capturado moverse, ir al

parque donde besó por primera vez, visitar la parroquia donde cantó de niño, viajar al mar por el simple deseo de ahogar su memoria con el fragoroso vaivén de las olas. Esta primera esclavitud, es la primera en ser denunciada por la obviedad y la urgencia. No es posible que hasta la dureza del sol se niegue. Aunque se sea desdichado, tenemos el derecho a serlo entre los árboles. Y el discurso sigue… La otra esclavitud, es la que sobrepasa el ladrillo y el capataz y vegeta en la mente. Cautivo de uno mismo, el mundo del que la padece se cierra a pesar de ver la claridad del día enfrente. En ocasiones se nos olvida que esa esclavitud también existe y con frecuencia se demerita a pesar de que el temblor de la conciencia malherida iguala al golpe carnicero de las brutalidades carcelarias. Las historias de cautiverio y dolor son abundantes en la literatura. Son cruciales para entender el mecanismo destructivo del ser humano, irracional en todas sus facetas. Desde las románticas donde Edmundo Dantés logra escapar para convertirse en el eximio Conde de Montecristo hasta la célebre narración del Cautivo en El Quijote de Cervantes, nunca creí dar con una narración que igualase (o sobrepasara, quién sabe) El pozo y el péndulo de Edgar Allan Poe. No obstante un día me topé con uno de los trabajos más célebres de Franz Kafka (1883-1924), En la colonia penitenciaria, escrito en 1914, un cruel relato de la deshumanización de los ideales.

La obra narra la visita de un forastero a un campo militar donde se le hará vidente de un procedimiento de “justicia”, aborrecido por la nueva generación y fervientemente defendido por un oficial, el otro personaje central. No me gustaría entrar en demasiados detalles sobre la anécdota, ya que uno de los factores para hacer de una lectura memorable y un motor para la reflexión es, la experiencia directa, en blanco digamos. No obstante, sólo comento las características del procedimiento mencionado. Se trata de una máquina, ideada por un militar que según la leyenda, volverá a instaurar su tiempo entre los hombres. En esta máquina se ejecutan a los incautos que tiene la poca fortuna de violar una regla. Una cama, donde se coloca al hombre, sujeto de pies, manos y nuca con correas. Encima, una serie de cuchillas que infligirán sobre el condenado. Pero no a la manera del péndulo del relato de Poe, que describió las torturas de la Inquisición española con un estilo de elegancia tétrica. Las cuchillas están a su vez, conectadas a una especie de lector mecánico donde serán colocadas algunas láminas con mensajes inscritos. Las cuchillas no acribillarán de un golpe a la víctima, sino que, a lo largo de muchas horas, plasmarán los mensajes, tales como “No desobedeceré”, en su cuerpo. Finalmente, el cadáver es lanzado a una fosa. Kafka, nacido en Praga, de habla alemana, quien nos dejó en obras como La metamorfosis y El

proceso, metáforas apabullantes de la condición absurda de la vida, nos legó En la colonia penitenciaria como un recordatorio de los aterradores alcances de la violencia humana en pos de un ideal, que, al igual que la realidad misma, resulta vano, al anular finalmente todas las libertades. El descabellado final, epílogo de una experiencia tensa, figura como la nulificación del hombre. Cabe mencionar que el condenado, en las obras de Kafka, nunca sabe de lo que se le acusa y va hacia la muerte con una desapegada inconsciencia. La habitación donde ocurren los acontecimientos, puede alcanzar las dimensiones de un país entero, de un mundo total, sistematizado de tal manera que sus habitantes pierdan la dignidad de estar vivos, volviéndolos carne de cañón. La habitación puede ser el cuerpo mismo de cualquiera de nosotros, enfrascados en la frustración y la desesperanza. No obstante, Franz Kafka, crípticamente, nos recuerda que no es tarde para levantarse de una salto de esa cama, de ese tornillo estático, y caminar con el macerado orgullo que nos queda, sabiendo que esas punzadas latentes nos cifran una esclarecida sentencia, un número: Mil ochocientos noventa y siete, o dos mil seiscientos cuatro, o cero, o el número que creamos nos corresponde en esta tierra de máquinas. Ése fue nuestro mayor pecado, ser un número más en esa cuenta infinita.


LA GUALDRA NO. 33

Borges en el imaginario literario Por Mauricio Flores* Cada hombre, sostenía el gran escritor argentino Jorge Luis Borges (18891986), es “dos hombres”. La identidad personal es “un aspecto momentáneo del ser genérico”. Por ello la relevancia de la literatura, en la que los sueños pasan a formar parte de “la memoria de todos”. Oportunas advertencias ahora que el autor de El Aleph vuelve a ubicarse en el centro de la polémica.

Pues resulta que Agustín Fernández Mallo publicó en España El hacedor (de Borges), ‘Remake’, un libro en el que “recoge” el legado literario del argentino para “transformarlo”. Específicamente de un texto que data de 1960. Sin embargo, hubo una respuesta negativa al experimento, definitiva postura. La de María Kodama, viuda y heredera del gran escritor, que precisó al grupo Alfaguara a retirar de la circulación la nueva obra, a la vez “un homenaje a la persona que inventó para la literatura española este tipo de procedimientos de apropiación y juego”, según los editores. El laberinto borgiano extiende su espiral. Aquel ciego que edificó una cosmovisión que podría resumirse en su idea de que “el mundo es como un gran libro en el que el hombre, autor y protagonista, trata de discernir el significado de su vida”, respira en nuevas obras. Ninguna censura lo impide. Cuatro títulos, en libre circulación, dan cuenta de ello: La mudable vida, de Katya Caso; La traición de Borges, de Marcelo Simonetti; Borges y los orangutanes eternos, de Luis Fernando Verissimo; y Todos los Funes, de Eduardo Berti. 1. No obstante que sus referentes borgianos se extienden a lo largo de sus casi quinientas páginas, La mudable vida “es y no es” un homenaje al escritor, dice su autora. La exaltación a Borges se encarna en el personaje Sebastián Lermai, un proyecto de escritor, enamorado de su obra y al que la vida, la mudable vida, le tiene guardadas accidentadas sorpresas. En su afán por entregarse a una nueva vida, la que puede según el verso borgiano “ser muy bella”, Lermai deambula entre indecisiones amorosas y el “rastreo de las mujeres” en la obra del autor de El Aleph. Para encontrarse, entre otras señas que regirán su conducta, con un “harem” de

ciento catorce mujeres, el total de éstas en la vida y obra del argentino. 2. VI Premio Casa de América de Narrativa, La traición de Borges desarrolla la idea del llamado transformismo en el que Julio Armando Borges, “un actor de méritos discutibles”, se convierte en el verdadero Borges, dejando atrás a un falso personaje muerto el 14 de junio de 1986. El vertiginoso andar de este raro Borges pisará Buenos Aires en la década de los 80, en paralelo a una convulsionada Argentina que se desborda de emoción al conseguir, del pie de Maradona, el campeonato mundial de balompié. 3. Considerado como uno de los mejores cronistas brasileños, Verissimo ofrece en Borges y los orangutanes eternos un relato detectivesco que, inspirado en Poe, termina convirtiéndose en parodia y antirrelato. Borges el personaje se adentrará a resolver el crimen de un reconocido estudioso de Poe, asistente a un congreso dedicado al autor extraordinario, y donde destaca una curiosa alusión a México: “el lugar del mundo para conversar con calaveras y habituarse a la muerte”. Divertimento sin solución, la novela (de la que se han vendido más de un millón de ejemplares y traducida a trece idiomas) encumbra al escritor de la ceguera y destaca su relación con los libros y las bibliotecas. “Las soluciones siempre están en las bibliotecas”, advierte sin reservas el detective Borges. 4. En Todos los Funes, finalista del Premio Herralde 2004, su autor despliega la historia de Jean-Yves, un especialista en literatura latinoamericana signado por la temprana lectura de Borges, y especialmente del cuento “Funes el memorioso”, plataforma hacia la escritura del libro siempre imaginado: La memoria de Funes.

No falta en la novela de Berti, considerado por Alberto Manguel como uno de los novelistas más originales y dotados de todos los que escriben en castellano, el homenaje al Funes de Cortázar. Y como “un mapa que no abstrae no es mapa, así como una memoria que no abstrae no es memoria”, Todos los Funes termina por devorarse a sí misma, ejercicio metaliterario que rinde tributo a Borges y uno de sus cuentos más divulgados.

Vigencia borgiana De niño, Borges se espantaba con las máscaras y los espejos. Ya joven, le preocupaban los sueños, las sociedades secretas, los problemas filosóficos y religiosos, y las teorías lingüísticas. Siendo un viejo, se sabía “borrado” por la fama “del otro Borges”. Un Borges que sigue vivo…, en la lectura, en el análisis de su obra y como personaje de ficción. * Periodista y promotor cultural, mauflos@gmail.com


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Implicaciones éticas y pedagógicas.

Por Armando García*

La deficiencia docente en el teatro universitario Vengo del teatro universitario, con la fortuna del encuentro de la pedagogía de vanguardia, en un momento de efervescencia en la búsqueda de nuevas técnicas, métodos y maneras de abordar el hecho escénico. Afortunado además, por contar en la academia de mi lugar de entrenamiento, con excelentes maestros cuya visión alternativa y brillante en el planteamiento teórico de su discurso de la poética teatral y en sus triunfos y talentos en la praxis de su quehacer escénico; les permitía la alquimia de la teoría teatral, producto de los resultados de su práctica escénica, pues todos ellos eran grandes creadores, dramaturgos y directores con una propuesta disímbola y cada uno con encuentros novedosos que enriquecían el ámbito teatral universitario y el panorama de la comunidad teatral del país. El teatro universitario en mi país, fue un sólido despertar en la escena en el lapso de unas décadas a partir de los años treinta, obteniendo en este tiempo cuantiosos logros y la cimentación del quehacer universitario en la rama del teatro con una presencia nacional e incluso con reconocimientos y premios en el panorama internacional. Lo anterior me permite entonces, mi teoría de lo posible, al imaginar los alcances del teatro universitario o de academia como espacios de vanguardia en la investigación y estudio de la práctica escénica. No hay mejor lugar que las aulas para el desarrollo del arte teatral, entendiéndose éste, como el lugar ideal para actores, intérpretes, directores, escenógrafos, dramaturgos y demás seres que habitan las artes escénicas donde anida el suceso teatral. Las universidades se convertirían entonces en los recintos paradisiacos para el desarrollo de las manifestaciones y difusión de las nuevas tendencias en la búsqueda escénica, pues en los espacios universitarios conviven la búsqueda, la exploración, el riesgo y la libertad en la manifestación de ideas en el encuentro de lenguajes alternativos de vanguardia, gracias al desenfado de no obedecer tendencias de modas efímeras o productos comerciales, encontrándose en ellas a cambio la responsabilidad y seriedad en la investigación; pues en el saber de las universidades se acrisolan y conviven la ciencia, las sociedad, la

Fotografía Alejandro Ortega Neri

justicia y las artes como un legado del espíritu y la razón para el encuentro del hombre con el hombre mismo. Se crearía entonces en las universidades, un modelo para el encuentro con un teatro de auténtico interés artístico que comunique y cuente historias que suceden, ocurren y habitan en las sociedades del tiempo y espacio en que nos toca vivir y donde se dan cita en la imaginación de autores, directores e intérpretes para ser representados en el aquí y ahora de la intimidad de la escena del mundo, todo ello frente a un público que está interesado en el encuentro, la confrontación y la polémica de su historia social, filosófica, espiritual y cósmica en el paradigma de su existencia y que se sienta dispuesto a retratarse en el espejo del teatro con la magia de la verdad y no simplemente con la parafernalia, la vanidad, el hedonismo y el divertimento fútil o el entretenimiento mercantil que nos uniforma en la estupidez de la globalización de los supuestos intereses del hombre.

La pregunta será, parafraseando el juego de los niños en las fiestas de Halloween, cuando al tocar la puerta para pedir dulces preguntan ¿dulce o truco? Yo diría, refiriéndome a las tendencias del teatro universitario: qué prefiere nuestro público: ¿el esplendor, la belleza en el misterio de la magia o el truco de la vanidad en el teatro? En las tres últimas décadas, en las universidades del país, ha surgido la inquietud de integrar y ofertar la licenciatura de actividades teatrales con una oferta disímbola en las posibilidades de estudio e investigación en las áreas de la teatralidad, sin embargo todas ellas, o la gran mayoría, han caído en la elaboración de una currícula para la enseñanza-aprendizaje cuya tendencia, por el desconocimiento, encuadra a la actividad teatral -y por ende al alumnado- al abordaje del estudio con énfasis en la teoría e historia del teatro; incluso en el panorama de la oferta, difusión y mercadotecnia del fenómeno escénico, contextualizando a éste como un fenómeno más de la comercialización

y los intereses monetarios, cosificando al teatro como cualquier producto del mercado contemporáneo. La tendencia de nuestras universidades frente a la globalización avasallante del mercado, es ofrecer licenciaturas, maestrías y doctorados, en fin, “títulos nobiliarios” que sólo tienen sentido en el desfile de vanidades de un mundo seudointelectual y mercantil que a nadie convence y que la mayoría acepta como en la historia del traje del emperador, o bien como si el teatro se comportara de acuerdo a las fluctuaciones de valor de cualquier mercancía. Sin embargo, la esencia del teatro, que implica el entrenamiento de la actoralidad y la investigación del suceso escénico partiendo de la imparable búsqueda de lenguajes contemporáneos en la vanguardia teatral, pasa al abandono, tanto en el perfil de la enseñanza-aprendizaje como en la creación escénica y como consecuencia en la producción y la difusión misma; todo esto deviene en una pobreza de calidad histriónica por parte de nuestros intérpretes y por supuesto en la ausencia de novedades y propuestas escénicas que mantengan, per se, la vanguardia del teatro. Tenemos entonces, actores teóricos, que defienden con arrogancia de conocimientos el teatro mismo que no cultivan y del que sólo filosofan. En nuestros días, en nuestras universidades, en un descuido podremos encontrar maestros y doctores especialistas en “piernas y bambalinas del teatro isabelino y la boca escena y los estilos de los telones del teatro italiano”. En suma, contamos con grandes críticos de su propia materia, pero no con excelentes actores y mucho menos con hacedores del teatro. Una de las grandes dificultades de la academia en nuestras universidades, es sin duda, la carencia de docentes capaces de formar y entrenar actores y directores, que permitan más tarde la transformación de la enseñanza-aprendizaje. La respuesta a esta carencia es simple, no existen espacios de formación de docentes. El origen de los docentes en el ámbito teatral, surge simplemente como la necesidad de una alternativa de empleo, en la mayoría de los casos, y no por una vocación o un gusto por la pedagogía teatral.

* Actor y director teatral nacido en Trancoso, Zac. Texto leído en el 8º Congreso Mundial de la AITU (Asociación Internacional de Universidades de Teatro) en el Centro para la Excelencia en las Artes Escénicas de la Universidad de Monfort, Leicester, Reino Unido.


Pardos de Matlachines,

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Por César Lara Bañuelos

danza a San Isidro Labrador de La Estanzuela, La Estanzuela es una pequeña comunidad como muchas típicas en el Estado de Zacatecas, situada al pie de la carretera que comunica a los municipios de Río Grande y Francisco R. Murguía -mejor conocido como Nieves-. Muchos de sus habitantes han emigrado a otros lugares, la mayoría de ellos a trabajar a la Unión Americana, pero regresan a la tierra que los vio nacer para visitar a sus seres queridos principalmente durante la época navideña o durante las fechas de las fiestas patronales. Los que permanecen en el lugar se dedican a las labores típicas del campo y al hogar. Durante el año las actividades religiosas y espirituales son de especial importancia para los habitantes de La Estanzuela y durante las fiestas patronales su participación es activa en los eventos de desarrollo cultural, deportivo, cívico, festivo y de esparcimiento. La capilla del lugar, construcción reciente de corte moderno, está dedicada a San Isidro Labrador, el santo patrón de la comunidad, en su interior se encuentran imágenes dedicadas a él, a San José y a la Virgen de Guadalupe, todos son venerados durante sus fiestas patronales con ceremonias religiosas y danzas de matlachines de la región durante todo el día; en el exterior de la capilla y a la usanza antigua para las danzas se construye una enramada con troncos de madera y techo de alfalfa que proyecta una amplia sombra en el piso de tierra, el cual fue regado previamente con agua para disminuir la polvareda que los danzantes levantan al zapatear, o mejor dicho al huarachear sus sones. Dentro de las danzas que participan en la región, resulta de nuestro interés, una en especial: la de Pardos de Matlachines, danza a San Isidro Labrador de la Estanzuela, Nieves, Zacatecas; de la danza de Pardos se ha dicho mucho, poco se ha escrito y menos aún es, lo que se ha documentado públicamente. La descripción que a continuación se ofrece es un resumen que está respaldado por un archivo de imágenes de texto, audio y video obtenidos directamente de dos principales fuentes de información, una es la Monografía de Danzas y Bailes Regionales, presentados en las jornadas nacionales, deportivas y culturales llevadas a cabo entre los años de 1953 y 1958 por la Dirección General de internados de Enseñanza Primaria y Escuelas Asistenciales de la SEP; la otra fuente de información es una investi-

gación de campo realizada en la región norte del Estado de Zacatecas, de la que destacaremos la información privilegiada facilitada por don Máximo Sánchez, Abelino Sánchez, Genaro Manrique y Mariana Saldívar. La danza Pardos de Matlachines es un ícono de las tradiciones dancísticas populares, es para Zacatecas lo que para el Pacífico Norte lo es la danza del Venado, o para México el Jarabe Tapatío; esta danza ha sido bailada no sólo por los grupos de danzantes en sus comunidades, sino también por grupos folclóricos escolares y ballets folclóricos. Las danzas en sus propias comunidades se ven inmersas en procesos de evolución que consideramos naturales al paso del tiempo en cuanto a algunas características de pasos y vestuario; en los grupos folclóricos escolares y los ballets folclóricos este proceso se convierte en una especie de rienda suelta en la creatividad que algunas veces sin fundamento le imprimen sus coreógrafos, a tal grado, que después la manifestación transformada resulta desconocida y lejana de sus formas originales, inclusive cada quien le va echando agua a su molino integrando datos que nada tienen que ver con la manifestación popular. En ningún momento se trata de descalificar a una u otra expresión de la danza de Pardos, sino por el contrario observar y con ello valorar cómo una sola danza puede adquirir características diferentes de acuerdo al entorno donde se desarrolló; en este proceso resulta de gran interés destacar lo importante que resulta el argumentar siempre las fuentes bibliográficas y documentales que sostienen toda manifestación. La danza Pardos de Matlachines es una herencia popular con el respaldo de la tradición de varias décadas de antigüedad, transmitida y conservada por varias generaciones al paso de los años. Don Máximo Sánchez, su actual monarca, es el danzante más antiguo en activo de esta danza; él posee el registro documental con los nombres de los danzantes, músicos y viejos de la danza que la han integrado desde 1942, él explica cómo llegó la danza de pardos a la comunidad de la Estanzuela: “Don Jesús Quevedo (q.e.p.d.) oriundo de la Hacienda del Fuerte formó la primer generación de esta danza aquí, él la aprendió directamente de don Lucio Velázquez originario de la hacienda de Pastelera, quien a su vez recuerda que su bisabuelo ya también la bailaba”. De esta manera el recorrido

geográfico de esta danza y su árbol genealógico queda identificado, además de que resulta conveniente comprender el por qué antes esta danza se bailó en una comunidad de lo que hoy es otro municipio, pues la actual división política de los municipios de Río Grande y Francisco R. Murguía están traslapados con los antiguos límites geográficos de las haciendas de Pastelera y El Fuerte. La danza Pardos de Matlachines de la Estanzuela ha tenido entre sus filas a muchísimos integrantes; de la generación de 1942 ya pocos viven y don Máximo es el único que la sigue bailando, él recuerda también que de las generaciones que integraron la danza en 1959 se integró Abelino Sánchez, en la de 1980 Genaro Manríquez y Mariana Saldívar -todos ellos informantes de esta investigación y actuales danzantes de Pardos-. La danza Pardos de Matlachines está compuesta por trece danzantes y un viejo de la danza; cuando se forman en filas cada una está integrada por seis danzantes y un monarca al centro; son dos filas, derecha e izquierda, en donde el danzante número uno es llamado capitán primero y el número seis capitán segundo; entre los capitanes y bajo la orden del monarca guían a todos los danzantes por las diferentes figuras coreográficas, llamadas también mudanzas. A diferencia de otras danzas de matlachines en las que se cambia pisada sólo con el cambio que hay de son, en ésta, con cada son se llegan a meter varias pisadas, el número no está regulado, depende del grado de dificultad que desean imprimir a cada ejecución. Una las principales características de las danzas de matlachines es que son de ejecución recia, debido en gran parte a la influencia que han adquirido de su origen de la cultura Chichimeca; ya decía don Jesús Quevedo que “para ejecutar algunos sones de esta danza tenían que levantar las rodillas hasta la barbilla y los talones hasta las nalgas”. La danza Pardos de Matlachines adquiere distintas características de acuerdo al motivo con que es bailada, cuando es religioso varía dependiendo de sí es peregrinación, o se ejecuta en plazas o en lugares cerrados. Se inicia con una entrada caminando al lugar donde se va a bailar, los danzantes se colocan en dos filas paralelas y ya estando ahí ejecutan una mudanza de saludo, las evoluciones varían dependiendo de la figura en la que se están y a la que se van a dirigir, las inversiones de las filas

casi siempre son hacia las mismas filas paralelas, pero en algunas ocasiones invierten hacia filas en forma de media luna, también es común observar cuando forman la cruz y ya estando ahí la hacen girar, o cuando se dirigen al círculo utilizando evoluciones muy creativas; casi siempre después de cada evolución regresan a la figura base de la danza siendo ésta: las filas paralelas. Esta danza cuenta con características que la hacen prácticamente única, por ejemplo tienen una forma muy peculiar de


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Nieves, Zac. terminar cada son, consiste en compactarse los danzantes como acordeón en la parte posterior del lugar donde se está bailando y de ahí se apresuran danzando hacia al frente acelerando su pisada y terminando con un remate y una señal al piso del guaje y el arco. En actos especiales al terminar su danza y en forma de agradecimiento con quien les invitó, realizan una ofrenda a manera de saludo, colocando a todos sus anfitriones al frente de donde bailaron y van saludando a cada uno de ellos.

Algunos viejos de la Danza de Pardos de Matlachines de la Estanzuela son: Antonio Botello, Sebastián García, Jesús Rodríguez y Nieves Rojas. El viejo de la danza es el que más ha de saber de ella, no sólo cubre la función de divertir a los asistentes con sus ocurrencias y sus interpretaciones, muchas de las veces va vestido ridículamente de mujer, siempre utiliza máscaras dentro de las cuales destacan las de diablos y muertes; se involucran con los asistentes haciendo pantomimas y correteando a los niños que los torean. A los danzantes que están distraídos durante la ejecución de la danza, el viejo se encarga de ponerlos en orden, algunas veces les lanza latigazos en el piso; a los danzantes irreverentes o demasiado distraídos sí les llega atizar los latigazos en los pies –y que el ajusticiado ni se atreva a reclamar, porque peor le va-. El danzante que la hace del viejo de la danza juega un papel muy importante, en ocasiones aún por encima de los danzantes y del propio monarca. El ánimo de los danzantes y las exigencias del viejo de la danza llegan a tal grado que algunas veces él se coloca frente a frente con alguno de los danzantes y aventándole chicos gruñidotes logra provocar en ellos el miedo, entusiasmo, enojo o coraje transformado en emoción y empiezan a ejecutar sus pisadas con mucha más fuerza impresionando a los asistentes. Un momento estelar de la danza Pardos de Matlachines es la “Matanza del Viejo de la Danza”, ésta es una más de las peculiaridades de esta danza pues incluye la teatralización a la danza y su música, de por sí ya interesantes; consiste en un enfrentamiento entre los danzantes y el viejo, después de haber terminado alguno de sus sones, los danzantes invierten filas pero ahora haciendo sonar su arco, dirigiendo flechazos hacia a arriba y hacia abajo al mismo tiempo que siguen haciendo su pisada, observan que el viejo esté en el centro de las filas, después evolucionan hacia el círculo y de esta manera dejan acorralado al viejo; el círculo lo cierran lo más posible y con el viejo en medio le dirigen flechazos hacia arriba y hacia abajo al mismo tiempo que hacen girar el círculo en ambos sentidos; en un determinado momento y ante tanto flechazo el viejo se deja caer al piso simulando estar herido o muerto. Los danzantes frente a él suenan su sonaja y simulan vaciar por encima de su hombro algo que extraen del viejo, como si estuvieran sacándole el mal, después vuelven a sonar su sonaja y ahora simulan tomarse lo que

están sacando del viejo, se repite varias veces esta acción, los danzantes guiados por el monarca vuelven a abrir la filas y las invierten a manera de media luna y evolucionan de tal forma que se permiten saltar cada uno de ellos por encima del viejo, el cual sigue tirado en el piso, después los danzantes vuelven a llegar a las filas y de ahí otra vez se concentran con el viejo, ahora para levantarlo tomándolo de pies y manos y lo trasladan a la parte trasera del lugar donde están bailando -todo esto al tiempo que siguen ejecutando su pisada-, regresan y hacen mudanzas invirtiendo filas; en la última inversión vuelven por el viejo, entonces él se levanta por si solo para incorporarse a la danza nuevamente y así terminar con esta representación. Antiguamente la danza era acompañada musicalmente con arpa, violín y tambora, actualmente sólo con violín y tambora. La mayoría de los músicos para danzas de matlachines del lugar han incorporado melodías que no eran propiamente sones de danza, como “los huaraches”, “la del moño colorado” u otras de ese estilo; situación que no es compartida en la danza Pardos de Matlachines de la Estanzuela, donde se respeta al máximo posible la tradición musical heredada. Los intérpretes musicales de la danza Pardos de Matlachines que recordamos son los hermanos Eugenio y Leandro Suárez, Luz Favela, Cruz Suárez y al que nombran “Kilo”; los músicos procuran seguir utilizando sólo los sones que son del estilo de su propia danza y producto de ello es que se conservan algunos como “La Higuerilla”, “El Caballito”, “La Perra Pinta” y “La Güera Chabela”, por mencionar algunos. Resulta importante destacar que durante la ejecución de la danza, el monarca solicita con una señal a los músicos que dejen de tocar, con lo cual los danzantes siguen ejecutando su pisada “a capela” y en ese momento se sincroniza en una demostración acústica, el guaje y las laminillas del vestuario con los zapateados, el volumen va subiendo y la intensidad de ejecución también hasta que terminan ese son con un remate en la pisada y un saludo con arco y guaje dirigido con fuerza hacia el piso frente a los espectadores, quienes a su vez se hacen partícipes de los sonidos al empatar sus aplausos con la emoción en ese momento de los danzantes. El vestuario que actualmente se utiliza en la danza Pardos de Matlachines de la Estanzuela, aunque con variantes que consideramos poco significativas, ya

era descrito en La Monografía de Danzas y Bailes antes mencionada y que a la letra dice: “Está confeccionado para dar al danzante la semejanza de un pájaro -El Pardo-, que le da su nombre. El calzado es el llamado huarache pata de gallo, con cintas largas para sujetarlo al tobillo, que lleva en la parte trasera una talonera; la media es de color liso; el pantalón a media pierna va sujeto a la cintura por una faja de color fuerte, la blusa o chaqueta corta, con mangas tres cuartos. Tanto el pantalón como la chaqueta, están confeccionados de tela gruesa de color gris obscuro con hileras de hojitas de lámina para formar el plumaje del –Pardo-. El cuello va adornado con mascadas de color fuerte anudadas al ras del escote. El tocado está formado con un penacho de hojas de lámina y plumas de colores, decorado con espejos y cuentas de papelillo; en la mano derecha, portan un guaje que usan como sonaja; en la izquierda, llevan la flecha que hacen sonar al ritmo de la danza”. Acerca de los pasos también menciona que “son sencillos pero ágiles, habiendo una gran variedad de sones. Durante un día de danzar llegan a cambiar hasta 250 pasos, lo que hace que la danza no sea monótona. Las evoluciones son variadas y en ellas se encuentran la cruz, el círculo, las líneas paralelas, etc. Los sones se tocan con arpa y violín y llevan nombres de animales: El Coyote, El Venado, La Rana, Los Pájaros, El Cenzontle, El Gorrión, El Pitacoche, etc.”. Por la danza Pardos de Matlachines de la Estanzuela han pasado muchos danzantes, viejos de la danza y músicos, las generaciones más definidas son las que se integraron en 1942, 1959, 1980 y la actual, que ellos mismos denominan “la de rescate” que es la de 2006, conformada con personas mayores y jóvenes, pero con la inquietud de integrar una danza con las características “de las de antes”; sus danzantes son: Genaro Manríquez, Abelino Sánchez, Eliseo Fernández, Raúl Quevedo, Pascual Rodríguez, Iván Saucedo Rodríguez, Jesús Álvarez Hinojoza, Jonathan Sánchez Lazarín, Leandro Lazarín Botello, Paola Sánchez Marrufo, Mariana Saldívar Sánchez y Benjamín García Dehuma; como viejo de la danza, Nieves Rojas; y como monarca y con más de 66 años en la danza, Máximo Sánchez. * César Lara Bañuelos es el director de la Compañía Estatal de Danza Folclórica de Zacatecas (CEDFZ), que ha representado a México en diferentes festivales internacionales de danza en diversos países del mundo.


LA GUALDRA NO. 33

Risa y sinsentido Por Nelson Guzmán

Según habré leído alguna ocasión en cierto manual sobre mascotas, cuando al caminar por la calle se encuentra uno a un perro que nos da una bienvenida violenta, es recomendable observar ciertas prescripciones que aminoran el riesgo de terminar recibiendo en nuestras pantorrillas sus huellas ancestrales de lobo: guardar la calma, evitar ademanes violentos y amenazas hacia el animal, hablarle con dulzura, pero sobre todo hay que evitar sonreírle. No actuar, en resumen, frente a él como otro perro enfadado. Si para evadir la mordedura de un perro se debe evitar dirigir nuestra sonrisa es porque en ella el animal percibe una amenaza. Gesto notable en cuanto reparamos que siendo un signo de amabilidad entre los hombres, cuyas cortesías las demás bestias ignoran, la sonrisa es en el mundo natural una anomalía. ¿Por qué ese gesto, solidario del de la risa, es tomado por un animal como signo de hostilidad? Si enumeráramos las cualidades que nos distinguen del resto de los seres, además de la postura erguida, el lenguaje articulado, el pulgar prensil, las prohibiciones morales y la perversión, la risa destacaría entre ellas porque es el primer signo de humanidad que aparece incluso antes que el habla. Bastardo descendiente del mono y de la hiena, el hombre, animal extravagante, lleva en su rostro los gestos de una naturaleza equívoca tan enigmática como el cuerno del rinoceronte o la anatomía del ornitorrinco. Aunque siendo una anomalía natural, no podemos negar que sin la risa la vida humana se tornaría muy pronto intolerable. Pues sólo ella, la embriaguez y las diferentes máscaras del éxtasis liberan a un humano del peso de ser un humano. Como nace de la distorsión del sentido y la razón (instrumentos ortopédicos de la cultura) la risa devuelve la vida a su natural fondo sin forma. Por ello, en el momento en que la experimentamos pareciera emanar de nuestro cuerpo como los efluvios sanguíneos que corren libremente en nuestras venas cuando nos quitamos zapatos incómodos. La risa, siendo el contrapeso necesario de la razón que siempre modula, prescribe o coacciona, es tan ambigua e indescifrable como la belleza, la melancolía o el instante. Ambigua, porque los objetos que la inducen son tan múltiples como el perfil del egipcio Proteo; indescifrable, porque la razón está siempre en un dominio extranjero cuando pretende comprender su lenguaje.

El error en que incurrieron pensadores como Bergson o Freud al interpretar la risa consistió en pretender reducirla a conceptos, en querer encontrar sus motivos, que bien pueden ser todos. Puesto que en este mundo no hay nada en absoluto exento del cariz de lo irrisorio y lo ridículo, la risa no tiene objeto definido: el universo entero es su provincia. Incluso toda solemnidad y reverencia se diluyen en el escenario de la comedia como el agotamiento de la risa siniestra de un villano. Teniendo la facultad de arrastrar todo a su dominio, es — como la rosa de Silesio—sin por qué. Y como nace de la ausencia de sentido, clasificar sus motivos es olvidar que la razón es lo que la risa destruye. En el fondo, la risa destaca entre la gama de nuestras expresiones con el brillo violento del cuchillo. Y si bien podemos considerarla signo de la bondad, la complicidad y buen ánimo, también ofrece el dictamen de la humillación, la perversidad o lo siniestro. Adheridos a la aniquilación del sentido, nuestros estados joviales acuñan sus placeres en el filo agudo que hiere nuestra angustia. Reír es de cierta forma dar muerte a los miedos con que iluminamos el rostro testarudo, el tropiezo en la banqueta o la confusión absurda que nos hacen el día. Por ello es que reír de alguien significa darle una muerte simbólica. Todo objeto de la risa tiene un dejo amargo que degustamos cuando no lo compartimos. El chiste local no tendría el mismo efecto sin la presencia de aquéllos que desconocen su sentido. Solidarios en nuestros escarnios, la amistad exige siempre la complicidad hilarante. Por eso, independientemente de ser o no el objeto de la risa, siempre resulta incómoda la risa de los otros que no comprendemos. El mero hecho de estar excluidos de un corro risueño, nos vuelve su accesorio. Más aún, no hay nada que deje caer el guante de la humillación con más indolencia que la carcajada que se alimenta del ser ridículo que somos y de la que sólo podemos redimirnos cuando somos nosotros mismos quienes vigilamos nuestras torpezas con ironía. Sólo quien ríe de sí mismo prueba el antídoto que neutraliza el veneno que se destila de la comedia que encarnamos. Y ya que están íntimamente unidas, risa y angustia son corolario de nuestra conciencia de la muerte, cuyo aspecto privilegiado ofrecen las osamentas que nos muestran sin ningún pudor los dientes.


16 DE ENERO DE 2012

Estantería abierta

porque los tienes censurados, ay, ay, porque los tienes censurados Por Eduardo Campech Miranda* El que quiera ver más de cerca un libro deberá solicitarlo al bibliotecario, que se lo mostrará y, llegado el caso, le permitirá leerlo.

El enunciado anterior lo encontré leyendo el artículo “¿Hubo una revolución en la lectura a finales del siglo XVIII?” de Reinhard Wittman, dentro del volumen Historia de la lectura en el mundo occidental, dirigido por Guglielmo Cavallo y Roger Chartier, y fue tomado de la Ordenanza ducal de Bibliotecas de la ciudad Turingia de Gotha. De inmediato me recordó algunas cuestiones que se suscitan en algunas las bibliotecas públicas. La más reciente, una entrada en algún blog de bibliotecas donde se reflexionaba en torno al papel de mediador del bibliotecario. En ocasiones este rol trasgrede algunas fronteras y se convierte en censura. Censura hacia libros, hacia páginas web, hacia comunidades y redes sociales, aún más hacia actividades o indumentaria al interior de la biblioteca. Y desde luego, no sé si las más lamentable, la censura a los libros. El epígrafe hace referencia al sistema de estantería cerrada. Está claro que el bibliotecario era el intermediario entre el libro y el lector. Hoy las cosas han cambiado, al menos normativamente, y se usa la estantería abierta. En este marco se incrusta la siguiente anécdota sucedida en la Biblioteca Central Estatal “Mauricio Magdaleno”, de Zacatecas. Cuando llegué a tierra zacatecana uno de mis primeros amigos, y lo somos hasta la fecha, cantaba constantemente una tonada que decía: “Yo no te agarro las chichis cabrona, porque las tienes aguadas, ay, ay, porque las tienes aguadas…” Le pregunté de dónde había sacado tal canción. Me respondió que era una que tocaban en las callejoneadas, pero sólo con música. Siendo ya trabajador de la biblioteca mencionada, observé en cierta ocasión a un profesor que se desempeñaba como Jefe de Servicios Biblioteca1

rios. Había quitado de la estantería el libro de Lucía Reyes Gómez, Academia de Danza Folklórica. Conocimiento de la monografía, de la editorial ACADEDA. Cuando le pregunté la razón de tal acto, me comentó que porque tenía cosas que no deberían leer los niños. La obra en cuestión contiene en uno de sus tomos aquella canción que alegremente cantaba mi amigo: “La mala palabra” (cuyo nombre original es “La cabrona”). Dicha pieza data de los años treinta del siglo XX, y se presume fue escrita en Villanueva, Zacatecas. En torno a la historia de la canción, Reyes Gómez apunta: “La cabrona” en su origen no era una pieza bailable, era una pieza vulgar, arrabalera y descarada, que se cantaba principalmente en las cantinas y zonas de tolerancia, pues para la población del rumbo era una manera de divertirse, pues al escucharla se sentían eufóricos y gozaban. Después fue censurada por la iglesia y la prohibieron, y optaron por llamarle “La mala palabra”…1

Los niños a los que se refería el maestro mencionado eran estudiantes de secundaria que deberían llevar la historia y la letra de la canción. Obviamente, la llevaron pero fueron los únicos que lo consiguieron. En los meses siguientes el libro estaría bajo resguardo del Jefe de Servicios Bibliotecarios. ¿Qué criterios deben predomina para acceder al material, que a juicio del bibliotecario es o no conveniente para el lector? Creo que el criterio de la interacción con éste, de la conversación, del acompañamiento. ¿El caso referido es producto de un vacío en el perfil del bibliotecario público? Si, pero de ese tema se hablará en otra ocasión.

Reyes Gómez, Lucía: Academia de Danza Folklórica Mexicana. Conocimiento de la monografía, México, ACADEDA, 1990, p. 27.

Por Mateo Estrada Gaviria Sábado 7. Fui con FO, Jaime, Berenice, Salomón y César a Las Quince. La algarabía vacacional no disminuye. Merced a que César es conocido de Humberto, uno de los dueños, nos dieron mesa sin tener reservación. Me cae bien César. Reí a morir con él. Cada vez que algo le provocaba admiración, se tomaba la cabeza con las manos y emitía un ruido entre la risa y el escarnio. Seguí el método de César para no emborracharme: combiné la cerveza con agua. Lunes 9. Manuel escribió. En marzo dictará un curso en Estéticas y otro en Guadalajara. Acepté su invitación para ir donde él. Miércoles 11. JC trae “reseca” la piel de las manos, y las uñas sucias y maltratadas. En el codo izquierdo tiene una costra. Le pregunté por ello. Dijo que tuvo un accidente en el trabajo… Creo que nuestra relación se jode cuando él pasa más tiempo “en su mundo”. Al medio día me topé en la puerta del súper (voy al que está en La Florida) a una pareja que conocí hace años. Su marido me saludó y siguió su ruta. Ella (su nombre es Lidia) permaneció un par de minutos conmigo. Platicamos de los precios y las ofertas del día. Cuando sonrió noté que uno de sus dientes frontales trae una cubierta mal colocada, y evidencia una horrible caries. Viernes 13. Ocho días sólo de visita. Ni cuando estamos solos me besa… Sábado 14 [En casa. 11:47 am] Cada mañana traen publicidad a la puerta. Casi toda la reutilizo. Algunas veces a los papeles les pongo fecha y los archivo. Lo hago como si esas hojas fueran trascendentales. Hoy una empresa de cable e Internet dejó una hoja ilustrada. En ella aparece el actor Ashton Kutcher. Pese a la frase sugerente, su pose y uso del dedo me recuerda a la publicidad política “gringa” de hace cincuenta años. La de “qué puedes hacer por tu país”… Enfrente del edificio, unos albañiles están “arreglando” el jardín vecinal. Son estruendosos cuando inician su trabajo. Para abjurar del ruido ajeno escucho Emperador [Beethoven, 1811]. Este concierto es una recomendación de Manuel. El volumen lo disminuyó sólo para escuchar el transcurrir del ferrocarril. Me gusta su denso sonido industrial. Domingo 15. Rodolfo… Lunes 16. Rodolfo…


LA GUALDRA NO. 33 PROGRAMA DEL 18 AL 22 DE ENERO 2012 *CICLO: HOMENAJE ALEJANDRO JODOROWSKY

*RECOMENDACIONES DE NUESTRA GENTE

Miércoles 18 de enero / 18:00 hrs.

Viernes 20 de enero / 18:00 hrs.

EL TOPO

Dir. Alejandro Jodorowsky México/ 1970/ 125 min.

En un Oeste imaginario, el pistolero Topo se enfrenta a una banda de fetichistas, dirigida por un coronel lascivo, que tiene atemorizada a una congregación franciscana. Singular y provocativa película de culto, mezcla de géneros y movimientos culturales. John Lennon dijo de ella que era una obra maestra.

*ZACATECAS, CÁMARA, ACCIÓN. Miércoles 18 de enero / 20:00 hrs.

Cortometrajes de cineastas Zacatecanos.

Al finalizar plática con los directores y parte del elenco.

841

EL HOMBRE ELEFANTE

Presenta: Marco Casillas, periodista. Dir. David Lynch EUA/ 1980/ 125 min.

A finales del siglo XIX, el doctor Frederick Treves descubre en un circo a un hombre llamado John Merrick. Se trata de un ciudadano británico con la cabeza monstruosamente deformada, que vive en una situación de constante humillación y sufrimiento al ser exhibido diariamente como una atracción de feria.

*CICLO: RECORDANDO A PEDRO ARMENDÁRIZ, 71 AÑOS Sábado 21 / 18:00 hrs.

LA LEY DE HERODES Dir. Luis Estrada

México/ 1999/ 120 min.

Dir. Bernadet del Río Martínez México/ 2011/ 6 min.

Cortometraje ganador del primer rally intra universitario, Universidad Norte de México.

ENTRE AMIGOS Dir. Martín Bautista México/ 2010/ 4 min.

Cortometraje seleccionado para el programa Locura de media noche, Festival Internacional de Cine de Guanajuato 2011.

SANTO NIÑO DE ATOCHA, GUÍA DE LA FE. Dir. Mario Rava México/2008/ 14 min.

Documental finalista de DOCS DF, 2008

OMAR

Dir. Juan Armando Alvarado “Nando” México/2011/ 7 min.

En 1949, durante el sexenio del presidente Miguel Alemán, el corrupto alcalde de San Pedro de los Saguaros es linchado y decapitado por los indígenas que habitan el lugar. Corren tiempos electorales y el gobernador no está dispuesto a ver peligrar su posición por un escándalo político, por lo que ordena a su secretario de gobierno, el licenciado López, que nombre un nuevo alcalde para San Pedro. López decide que el más indicado es Juan Vargas, un inofensivo y fiel miembro del partido que seguramente no será tan corrupto como su antecesor.

Sábado 21 / 20:00 hrs.

MATANDO CABOS Dir. Alejandro Lozano México/ 2004/ 93 min.

Cortometraje finalista del 3er Rally Universitario del Festival Internacional de Cine de Guanajuato.

“POEMA PARA SER VISTO, LEíDO Y RECORDADO AL ATARDECER “ *Estreno* Dir. Bernardet del Río Martínez México/ 2011/ 4 min.

DIOS DE OJOS ROJOS, *Estreno* Dir. Edín Alaín Martínez México/ 2007/ 5 min.

En el transcurso de una noche, dos jóvenes amigos, Jaque y Mudo, viven una aventura insólita: tienen que encontrar la manera de que su jefe, Óscar Cabos, un temible magnate y padre de Paulina, novia de Jaque, regrese sano y salvo a su casa, ya que por extrañas circunstancias... se encuentra encerrado en el capot de su coche. Paralelamente, Botcha y su amigo Nico intentan secuestrar al magnate Cabos con intenciones de pedir una gran suma de dinero como rescate y vengar el pasado humillante del padre de Botcha. Sin embargo, en la oscuridad existe una confusión de cuerpos y los planes fallan para los buenos, los malos y los feos.

*matiné

Domingo 22 /12:00 hrs.

LA BELLA Y LA BESTIA Dir. Gary Trousdale, Kirk Wise

*PELÍCULAS INVITADAS Jueves 19, dos funciones 18:00 y 20:00 hrs.

MEDIA NOCHE EN PARÍS Dir. Woody Allen EUA-España/ 2011/ 100 min

EUA/ 1991/ 85 min.

*CICLO: GASPAR NOÉ & DARREN ARONOFSKY Domingo 22 / 18:00 hrs.

ENTRA AL VACÍO Dir. Gaspar Noé

Francia/ 2009/ 161 min.

Comedia romántica ambientada en París y que narra la historia de una familia que viaja a esta ciudad por motivos de trabajo, así como la de dos jóvenes prometidos que se casarán en otoño. Las experiencias que tienen en la capital francesa cambiarán sus vidas. Cuenta el gran amor que siente un joven por una ciudad, París, y la ilusión que tiene la gente de creer que una vida diferente a la suya sería mucho mejor.

Oscar y su hermana Linda acaban de llegar a Tokio. Oscar pasa droga eventualmente, y Linda trabaja como stripper en un club nocturno. Una noche, Oscar recibe un disparo huyendo de la policía. Antes de morir, su espíritu, fiel a la promesa que le hizo a su hermana de que nunca la abandonaría, se niega a abandonar el mundo de los vivos. A partir de entonces vaga por la ciudad y sus visiones se vuelven cada vez más distorsionadas, pesadillescas. Pasado, presente y futuro empiezan a confundirse.


16 DE ENERO DE 2012

Temporada de premios

Por Ester Cárdenas

Por Antonio Villarreal Enero y febrero de cada año son los meses en los que las diferentes asociaciones relacionadas con el séptimo arte premian las mejores producciones del año anterior, y es la oportunidad de verlas por primera vez o de volver a verlas. Un adelanto de las favoritas se da durante el mes de mayo dentro del Festival de Cannes, al que dedicaremos en Cineclub Universitario el ciclo a presentarse los lunes, miércoles y viernes del mes de enero.

Iniciamos el miércoles 18 con la proyección de El Árbol de la Vida de Terrence Malick, ganadora de la Palma de Oro, una película que abarca desde el Big Bang hasta una dimensión parecida al más allá, de la cual se ha dicho que la odias o la amas; Malick no es un director muy prolífico, en cuarenta años sólo a filmado 5 cintas, un hombre muy meticuloso, que cuida hasta

el más mínimo detalle de sus producciones y de las que también es guionista. Con varios premios ya y perfilada para ser la ganadora de la película del año, debo confesar que no la he visto y que amigos que ya la vieron me han dicho que es una película aburrida, aunque otros me la han descrito como una película maravillosa. Esta colaboración que esporádicamente rea-

lizamos para La Gualdra no pretende ser una sección de crítica de cine, sino de promoción de lo que proyectamos en el Cineclub Universitario, la crítica valedera es la que usted como espectador puede hacer después de verla, así pues le invitamos a verla, que se forme su propio juicio y lo compartamos al final de su proyección.

Para el viernes 20 presentaremos otra película acaparadora de nominaciones de los premios Goya, La Piel que Habito, de Pedro Almodóvar basada en la novela Tarántula, de Thierry Jonquet, con el que Almodóvar incursionará en el género de horror como productor, director y guionista. Aquí va un escueto resumen para los que no

han leído la novela: un prestigioso y maduro cirujano plástico retiene en su mansión al hombre que violó a su hija, la que se encuentra recluida en un sanatorio psiquiátrico desde entonces. Como venganza, el médico cambia el sexo del secuestrado y lo convierte en una mujer de gran belleza, a la que pretende hacer sentir lo mismo que sufrió la chica cuando

fue vejada. Y como lo dije anteriormente, espero que al final compartamos nuestro juicio sobre la película. Los esperamos a partir de las seis de la tarde en el audiovisual del Museo de Ciencias, ubicado en el segundo patio de la Rectoría UAZ, la entrada es libre presentando este ejemplar ce La Gualdra o La Jornada del día.

2012 no se vislumbra como un año fácil, los best sellers “proféticos”, nos apabullan con todo ese rollo apocalíptico del fin del mundo, o sea que no comeremos rosca de reyes en 2013. Posiblemente será así porque tal vez una mañana soleada mientras caminamos por una de tantas calles estrechas, una bala perdida no nos permitirá llegar a nuestra casa donde nos esperaba la página 435 del primer tomo de Juego de tronos y ya no podremos saber si Jon Nieve convenció al maestro Aemon de salvar a Samwell Tarly. O sencillamente el estrés de la deuda pública, el desempleo, la pérdida de nuestro poder adquisitivo, el dilema entre pagar la renta o la luz hará que nuestro corazón simplemente deje de latir. El 2011 al igual que en años anteriores se vendieron un sinfín de libros cuyo título nadie recordará en cinco años, pero también, el lector retomó con gusto las ediciones económicas de bolsillo de Borges reeditadas por Random House, Julio Cortázar cada vez tiene más adeptos, Vargas Llosa sigue vigente, José Emilio Pacheco al fin salió del pequeño círculo donde se mantuvo por tres décadas, Paco Ignacio Taibo II se adentra con bastante éxito en la novela histórica, Juan Villoro sigue siendo uno de nuestros autores más sólidos y brillantes, Elmer Mendoza sí es profeta en su tierra y Gonzalo Lizardo ya es parte de la literatura con mayúscula. Uno de mis propósitos para este 2012 es releer a John Irving, cuya cuarta novela El mundo según Garp me fue obsequiada en 1985 y veintiséis años después sigue siendo una de mis novelas favoritas. John Irving tenía catorce años cuando supo que deseaba convertirse en escritor, para él el ímpetu narrativo es esencial, una novela tiene que ser mejor en la página 300 que en la 30, no se considera un intelectual, ni se refiere a sí mismo como artista, pues según afirma contar historias es una labor artesanal. Se considera un rescritor incansable, pues, afirma que la revisión es importantísima porque es en la rescritura donde emerge la auténtica escritura. Los invito pues a leer a John Irving, todas sus novelas están traducidas y publicadas en Tusquets. Sus personajes rebosan de ternura, humor y confusión. Sí, como la vida misma.


LA GUALDRA NO. 33 / 16 de enero de 2012

¿Un insignificante camino al ensayo? Por Gerardo Curiel* A razón de ser, el trabajo sobre la escena requiere de muchas significancias que, al momento parecieran insignificantes. Durante la vida cotidiana vemos el acarreo de la gran ciudad que se desborda como un ciempiés, nunca sabes dónde termina. Llegas al ensayo después de viajar hasta el otro extremo de la ciudad, cansado y hastiado de tanta pesadez urbana; sólo el aquelarre teatral vuelve a quitar por un momento casi eterno, diría yo, el sacudido vuelco cotidiano. Cuelgas los problemas en el perchero y te sumerges bajo el oleaje de las acciones, miradas, palabras, tiempos, espacio, colores, etc., dejas que tus sentidos cubran y desarrollen las necesidades que requieres para realizar tu trabajo escénico. Cuando nos atrevemos a desafiarnos unos a otros es por la razón de estar comprometidos bajo el mismo lenguaje escénico, tratando de no afectar este compromiso teatral; no es una simple cuestión de confianza, aunque ella es responsable en gran medida del asombroso juego de la ficción, en ella se da la bondad; sin embargo, ésta también puede ser la causa del juego en el cual se engaña, se traiciona o se cree traicionado. El juego de lo bueno y lo malo; la complicidad juega más allá de la confianza ya que se basa

en juzgar el juego del otro sólo para el desarrollo creativo. Lo bueno y lo malo entran en la ficción escénica para discernir, elaborar…proseguir la escena. Los cómplices no pueden juzgarse desde afuera, siempre están dentro; también esta complicidad nos lleva a actuar con astucia pues conocemos nuestras limitantes tanto físicas como intelectuales y mediante la complicidad de los otros, nos damos cuenta que nuestras limitantes resultan meros ejercicios a trabajar, al igual pasa con tus colegas. Así que durante el transcurso de los ensayos abres puertas que nunca te hubieras atrevido a tocar, y transformas otras que jamás esperaste encontrar. El conocimiento de uno mismo sobre la escena requiere el compromiso con las necesidades de la propuesta, pero también tienes momentos de desesperación pues a veces se conjugan con la vida que llevas fuera. Tal vez te distraes pensando que no has pagado la renta, que debiste hacerlo cinco días atrás -pero es sólo en un pequeño lapso-; la importancia aquí de las cosas insignificantes cobra vida para significarlo en la escena ya sea en palabras o acciones. Es entonces que se establece el juego entre la vida cotidiana y la vida que has elegido: “la escena”. Por eso es que los ensayos y tu vida común se

Pablo Picasso, El actor

vuelven importantes. A los problemas de los otros no les damos tanta importancia y podemos decir alguna palabra que puede llegar a romper, sin querer, la armonía del entablado. Sin proponérnoslo podemos llegar a descomponer la armonía de esta partitura musical. Los lazos que nos unen se vuelven cada vez más delgados, y a veces sin darnos cuenta dejan de tener significado para las necesidades de la escena, restamos importancia a lo que nos acontece. El mundo en que vivimos es basto y lleno de cables sueltos; las ciudades se agrandan y los sentimientos van a mil por hora entre pensamientos, anhelos, frustraciones y deseos.

Jugar al juego del otro es importante, vincula las relaciones humanas en su desarrollo y aceptación, ésta es la complicidad de la que hablo, la significancia de las necesidades, cualesquiera que sean, del prójimo. Claro, después de un viaje tan largo- y de mal humor- para llegar al ensayo añorado debemos comprender que el otro, tal vez ha pasado por lo mismo. Y aun así tus pupilas se llenan de alegría por dar lo que necesitan a los otros, como dice Eugenio Barba en su libro Las Islas Flotantes: “Una nueva relación se establecerá entre tú mismo y los hombres que por la tarde vienen a verte porque te necesitan”.

* Nació el 20 de julio de 1970. Actor y director teatral. Integrante de Cornisa 20 y de Teatro Demediado. Radica en San Miguel de Allende, Guanajuato. demediado@yahoo.com.mx

Poema de los pájaros y los hospitales La gente muriéndose en los hospitales arrulla con sus últimas voces la noche de los pájaros que cuelgan de los alambres bajos de la calle (ésos que los niños pueden tocar o casi con sus balones o sus risas o los proyectiles de sus resorteras) lo hacen con un ruido de arrebato lastimero de vez en cuando el balón o la risa o el proyectil de alguna resortera pega justamente en la ventana de los desahuciados del hospital;

Por Roberto Galaviz

entonces algo blanco se enciende:un hombre abre los ojos le crece de los tobillos una magia de andar y anda las enfermeras, enfermas ya de tanta enfermedad se sonrojan ante el impacto de lo que llaman un milagro pero, los únicos que saben lo que en realidad sucede son esos pájaros que, en ese mismo instante y aunque nadie lo note caen fulminados: pequeñas variaciones de lo imperfecto del mundo vertical procesión que pierde equilibrio.


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