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13 DE JULIO DE 2020
ménez de Ory, Mar Benegas, María Elena Walsh, Mercedes Calvo, María José Ferrada, Juan Lima, Cecilia Pisos, Jorge Luján, María García Esperón, María Baranda.
AS: Recientemente se incorporó al Sistema Nacional de Creadores: ¿qué opinión tiene respecto a los programas culturales?, ¿qué papel ha desempeñado la Casa del Escritor en Bacalar? RISC: Como asientas, mi ingreso es reciente al Sistema Nacional de Creadores, luego de varios intentos. Los programas culturales son positivos cuando apoyan la producción artística y la difusión de los contenidos culturales. El artista, el escritor realiza sus creaciones con o sin los estímulos de las instancias de la cultura gubernamental. Esos programas, dan un respiro al artista, le permiten avanzar sin preocupaciones de índole económica, aun sea por el tiempo que dura el apoyo. Además, y en mi caso, esto me permite publicar y difundir la obra propia y de otras personas mediante la publicación de antologías. La Casa Internacional del Escritor de Bacalar se inauguró ya hace varias décadas. Ha tenido sus altibajos, pero sigue su camino. No sé qué pasará luego de que concluya el problema del COVID. Tal vez implementar nuevos mecanismos de difusión y apoyo a los artistas. La Casa Internacional del Escritor brinda, mediante un proyecto personal, el alojamiento en sus instalaciones a los artistas (no solo escritores) que pretendan concluir en el tiempo que dure su estancia alguna producción artística. A cambio se le pide que dé charlas, talleres, presente sus libros, exponga sus pinturas, haga un montaje teatral, done libros a la biblioteca de la Casa, etc. Generalmente se le pide que vaya a las escuelas del poblado o municipio o trabaje con niños, adolescentes o jóvenes de las regiones depauperadas de Bacalar. AS: A partir de su experiencia: ¿qué recomendaciones compartiría a quien se inicia en la escritura de poemas? RISC: Participar en un taller literario puede ser benéfico para quien se inicia en algún arte. Se va con ánimo de aprender, especialmente los mecanismos y procedimientos en el entrama-
AS: ¿Qué hace Ramón Iván Suárez Caamal para ser feliz? RISC: Escribir y pintar. Antes de la pandemia, disfrutaba de la laguna de los siete colores a la orilla del poblado de Bacalar e igual convivir con la familia y escribirle nanas y rimas a mi nieta Malaika. No necesito más. Una vida tranquila que me dé tiempo para crear.
El jinete sin cabeza 1 Generalmente me describen sobre un potro, a galope por caminos de niebla. Desnudo de palabras, odio los sombreros; en cambio, amo cuchillos y tijeras para violar a las niñas de los ojos. Soy un maniquí entre los espejos de las vitrinas, lo sé por las moscas que lamen las comisuras de mi cuello. ¿Puede sonreír un decapitado? 2 Vigilaré mis miedos —dijo el hombre sin cabeza mientras sopesaba sus expectativas desde su corazón que jamás tuvo cordura. La perdió con la primera manzana cuando un gusano desgajó la inocencia del jinete. No fue el fruto prohibido el que rodó sino su testa. Él no puede aspirar el velo de las flores, atar a sus orejas los zumbidos, pasar la lengua, ay, ese gusano húmedo, por la comisura de sus labios. 3 Ya que no sé quién soy ni cómo fue mi crimen, toma en tus manos mi cabeza de ojos abiertos, llévala como ofrenda al altar donde oficia la noche; abre el libro de mis decapitados versos, lee por mí la letanía de los angustiados; después abandona en la maleza mi cráneo para que negree de hormigas y moscas.
Poesía
AS: ¿Qué experiencias ha tenido al coordinar talleres literarios? RISC: Cuando estudiamos para profesores, en mi caso, la enseñanza es una prioridad. Esto se aplica también al conocimiento teórico y práctico del quehacer literario y de la poesía. Los talleres literarios son un semillero que brinda algunas condiciones para aquellas personas con cierta motivación, en principio por la lectura y después por la escritura. Durante muchos años impartí esos conocimientos y destrezas a los adolescentes de la Escuela Secundaria “Vicente Guerrero” de Bacalar. Allá se pusieron en contacto con libros de distintos poetas. Luego extendí estos procedimientos de creatividad a jóvenes y adultos de la Península de Yucatán y de otras partes de nuestro país. De esta labor y de esta metodología aparece el libro “Poesía en acción” publicado por Bellas Artes y después por Alfaguara. De igual manera y más reciente, es el Manual “Una resortera para las palabras” inédito, cuyo objetivo es acercar a los escritores o a los talleristas a los elementos de la poesía que se escribe para el lector infantil. Las experiencias al coordinar talleres literarios y dar charlas ha sido gratificante puesto que muchos de los que acercaron al taller hoy escriben poesía y fundaron sus propios talleres.
do de la obra artística. En el caso de la poesía, leer mucho para disfrutar de lo que otros hacen, pero igualmente para entrar a sus procedimientos, a la estructura que sostiene su texto, practicarlos, asimilarlos, tener un abanico amplio de autores y, poco a poco, ir encontrando tu camino. Aprender nunca termina. Se debe tener bien claro que cada libro, cada poema, cada verso que se escriba es una aventura nueva. Todo aprendizaje es por ensayo-error. Se avanza, se evalúa lo que uno produce, se pide ayuda crítica a otros artistas, se corrige una y otra vez, se deja descansar el producto artístico, se relee y se corrige nuevamente, se publica lo rescatable y se sigue escribiendo.