



Desde hace años soy administradora de un grupo en Facebook en el que se comparten cotidianamente eventos culturales en Zacatecas. De unas semanas a la fecha, hemos recibido una gran cantidad de solicitudes de cuentas falsas para ingresar y publicar en el grupo; como las solicitudes nuevas están sujetas a aprobación por los administradores, nos damos cuenta de que se trata de cuentas recientemente creadas (muchas de ellas el mismo día de la publicación que desean sea autorizada). Todas, invariablemente, son noticias o notas de apoyo de índole político; y todas, por supuesto, han sido rechazadas. Pero les cuento un poco del por qué. Primero deseo hacer un recuento de cómo el grupo Eventos Culturales Zacatecas se creó. Hace por lo menos una década, existía uno similar que daba cuenta de lo programado en la capital y ciudades vecinas y era ahí donde nos enterábamos de qué obras de teatro, presentaciones de libros, exposiciones y conferencias ocurrirían en fechas próximas, hasta que un día, de buenas a primeras, el administrador empezó a publicar cosas que nada tenían que ver con la agenda cultural, como cuestiones relacionadas con candidatos a ocupar puestos políticos; también, nos dimos cuenta que de la noche a la mañana el grupo creció y cambió de tema, por lo que, para no entrar en discusiones se creó uno nuevo en el que me invitaron a ser administradora. Una de las primeras cosas que hicimos fue establecer que sólo se publicarían asuntos relacionados con arte y cultura y que los temas políticos -sobre todo- quedaban fuera; de ahí que establecimos un filtro de aprobación para nuevos integrantes.
Nos hemos topado con hordas de cuentas falsas -con nombres extranjeros-, que en la medida de lo posible hemos tratado de bloquear para no desvirtuar el objetivo del grupo que ha funcionado hasta ahora: que las personas que tengan un evento cultural que promover lo hagan gratuitamente y que quienes estén interesados en estos temas puedan recurrir ahí a enterarse de lo que habrá; de esta forma se ha construido una comunidad muy interesante que va aportando información nueva constantemente. No somos muchos si nos comparamos con otros grupos, apenas alcanzamos los 18,700 integrantes; pero, sabemos que quienes lo son acatan las reglas y es la manera como esto ha funcionado.
Comento esto aquí porque usted sabe que de por sí los recursos asignados a la promoción de la cultura y las artes son pocos; muchos de los esfuerzos no sólo para la difusión, sino para la producción, son de particulares que generalmente no cuentan con apoyos institucionales. Por eso resulta bas-
tante incómodo que, en un grupo nutrido y creado por la ciudadanía, un sinnúmero de cuentas falsas -probablemente administradas por bots- pretendan fomentar opiniones favorables a decisiones y actos políticos a fuerza de repetir cosas como “agradecidos con…”, “qué bien por…”, “estamos con usted”, “bendiciones para…” (ponga aquí el nombre del político que se le ocurra, porque son varios).
Y más allá de manifestar aquí la queja, toda esta situación me lleva a plantear una reflexión sobre los alcances del uso de las redes sociales y cómo pueden alimentar al gran monstruo de la desinformación, la violencia y el odio en esta época de profunda polarización. Ojalá que, así como se organizan ciertos grupos para trolear, acosar en línea a quienes no están de acuerdo con una postura, o denostar a quien les estorba, pudieran enfocar sus esfuerzos a algo más positivo y real (porque alabar a quien hace mal las cosas no lo convierte en eficiente ni bueno como por acto de magia).
Imagine usted una campaña ciudadana en redes sociales para promover que se visiten los museos, para proporcionar información sobre los artistas y para dar contexto sobre las obras allí exhibidas; o para fomentar la lectura, la asistencia a talleres, conferencias, obras de teatro, exposiciones, presentaciones de libros… para hablar de lo mucho que se hace bien en nuestro Estado, sobre las delicias de nuestra comida, lo rico de nuestras tradiciones, sobre la importancia de conocer y conservar nuestro patrimonio cultural edificado y la urgencia de promover respetuosa y firmemente que no retiren a nuestro centro histórico de la lista de Patrimonio Mundial de la UNESCO, sólo por mencionar algunos ejemplos. Y que conste, hablar de las cosas buenas no es negar todo lo malo que nos ocurre (que es mucho, pero para difundir eso ya hay organizaciones completas).
Imagine también que de ser eso posible, menos gente dedicaría su tiempo a pelear y discutir en línea y se enfocaría a cuidar y disfrutar lo bueno que aún tenemos. Soñar no cuesta nada. Por lo pronto, que disfrute su lectura.
Jánea Estrada Lazarín lagualdra@hotmail.com
7
8 6 4 5
Juan Carlos Villegas Ilustraciones jvampiro71@hotmail.com
La obra de Fernanda Trías (Uruguay, 1976) la he leído con mucha atención desde la primera vez que me topé con su novela La azotea, allá por el año 2014. Leí No soñarás flores, La ciudad invencible, Cuaderno para un solo ojo y Mugre rosa, en ese orden. Cada libro tiene su propio universo, pero en todos hay una poética de la autora: Trías tiene una voz al escribir, el lector la identifica, intuye las intenciones líricas que hay en la maquinaria narrativa.
Este año, la uruguaya publicó El monte de las furias (Random House), novela narrada por una mujer aislada en una montaña, quien debe cuidar una malla electrificada que esconde no se sabe qué. Ella, quien suele tener momentos de furia, como si un veneno la habitara y necesitara justificarlo y explotarlo, viene cargada de un pasado violento, con una madre y una abuela que la sometieron, dos mujeres que marcaron su personalidad, una, la madre, añorante de la ciudad y su olor a plástico; la otra, la abuela, mujer con una cercanía a la naturaleza.
Su soledad se ve acompaña por diversos entes: el Celador, con quien convive de manera mustia, silenciosa, aséptica; un hombre que la visitaba y
6 Por Mario Alberto Medrano
con quien tenía relaciones sexuales, pero al no quedar preñada, no volvió; un par de mujeres religiosas que buscan llevarla al camino de Dios; y con la montaña, de quien recibe dones y energía, de la naturaleza bravía y fiera. Cada una de estas relaciones está tejida con los hilos de la violencia y el perdón; de la sexualidad y la castidad. El monte de las furias se vincula con la obra de Trías en dos aspectos: el tono poético a lo largo de la novela. La protagonista escribe su diario y alcanza momentos de mucha lucidez lírica, en medio de la soledad y oscuridad de una montaña y su bosque. El otro, el tema de la maternidad y la violencia contra la mujer. Tanto en La azotea y Mugre rosa se reitera en esta temática, se gira en torno a este conflicto, a la decisión de ser o no madre, y lo que conlleva, una pulsión violenta.
Y añadiré un aspecto más. El monte de las furias parece ser una extensión de Mugre rosa, la ambientación, el telón de fondo, el cuidado del medio ambiente son la escenografía de ambas, así como el uso de una mujer narradora, sola, en medio de un espacio hostil, en una soledad que las lleva a la locura, a la reflexión poderosa y compleja. Ambas novelas se parecen
mucho, son, a su manera, el otro lado del espejo de la otra.
La vida de esta mujer comienza a dar un vuelco cuando halla al pie de su jardín cuerpos de personas muertas. Aquí es cuando la novela toma tintes negros, de misterios. Es en este punto donde se comienzan a tensar las cuerdas de la intriga, y la novela toma un envión. La mujer no sabe qué hacer y la trama se complica.
He dicho en diversos espacios que la obra de Fernanda Trías ha sido para mí un descubrimiento fascinante. Cada novela suya me aporta algo a nivel estructural, dramático o poético. Decía que su voz es reconocible, pues cuando leo a otras autoras contemporáneas encuentro su propio tono; por ejemplo, María Gainza entrelaza muy bien el ensayo y la crítica de arte con la narrativa; Mariana Enríquez siempre maneja en claroscuro del terror, una rendija donde se asoma el ojo del miedo y la sorpresa. Ampuero es pura violencia, castigo, dolor, un realismo muy poderoso.
Con Trías he logrado identificar el genio poético, sus personajes siempre deambulan entre la depresión y el sometimiento, con una voz suave, casi susurrada, y cuenta una tragedia
y una historia de traspiés y furias. El personaje de esta última novela no es la excepción, con altos momentos de cavilación.
Se puede advertir en esta novela que el tema del feminicidio es central. El acecho contra las mujeres y su respuesta, de la cual los hombres no saben cómo lidiar. Este personaje, cuyo nombre no sabemos (y pienso que es totalmente intencional porque esta mujer puede ser cualquiera), es a su manera la bruja que fue aislada en un monte que no la dejará salir de su espacio, mujer que no dañará, mujer que servirá para ser atormentada.
Con El monte de las furias, Fernanda Trías cumple y cierra el ciclo del ecoterror, ese subgénero literario en el que ya incursionó. Esta novela, lo repito, camina a la par que Mugre rosa. La autora nos ofrece un universo ya conocido, lo amplía y profundiza en sus obsesiones, las desgasta hasta dejarlas en el polvo de la montaña. Creo que Fernanda Trías aporta con cada novela un engrane para ir confeccionando su propio territorio narrativo, nos enfrenta a espacios libres de tecnologías, donde la naturaleza del ser humano se colapsa y explota.
6 Por Iliana Olmedo
Si atendemos a los cruces entre la investigación y los textos literarios y partimos de textos que empiezan como tesis y se transforman en libros que van más allá de los límites impuestos por la naturaleza académica que les dio origen hasta convertirse en obras a las que cualquiera puede acceder, descubrimos que el libro Eduardo Galeano. Las orillas del silencio, ha llevado a cabo con éxito esa compleja peripecia de transfigurar una investigación en un delicioso ensayo, cuya sencillez se acerca a cualquier lector. Ya sea un lector especializado, que conoce y ha leído los trabajos de Eduardo Galeano, o uno novel, que se acerca por primera vez a la obra del escritor uruguayo.
Esta soltura y calidez constituye el principal y mayor valor de este libro. Su condición pulcra, basada en la transparencia, contribuye a comprender con mayor cabalidad el perfil de Eduardo Germán María Hughes Galeano (1940-2015) como intelectual y escritor. Acaso de forma inconsciente —o muy consciente—, el poeta y ensayista Román Cortázar (Mérida, 1980) repite y emplea las herramientas de Galeano para hablar del mismo Galeano. Es este aspecto la primera huella que detectamos del intelectual uruguayo en el libro de Cortázar. Una calidez basada en una claridad muy profunda. Todos los libros de Galeano comparten esta característica: la naturalidad y soltura de la exposición de temas que carecen de simplicidad.
Para muestra, su texto más replicado y conocido: Las venas abiertas de América Latina (1971). Cortázar desglosa la génesis de este libro clave en la historia cultural y política de América Latina en el capítulo “Máscaras”, donde también refiere su vigencia y la necesidad de los poderosos de invalidarlo.
Si bien Las orillas del silencio es una investigación rigurosa y extensa, en la que su autor se sumergió durante varios años, también es un texto accesible, que se apoya en notas al pie, pero cuyas anotaciones no van en detrimento del texto. Al contrario, contribuyen, como deben ser todas las buenas notas al pie, a enriquecer su lectura. De esta manera, Las orillas del silencio es en primer lugar un acercamiento fresco y muy in-
tuitivo a la definición de un maestro, a través del recuento de su vida y su obra. El alumno lleva a la práctica la propuesta de Galeano acerca de los géneros literarios, puesto que no los considera fines sino medios y, por tanto, resulta obligatorio transgredirlos. Así, Román Cortázar se apropia de esta flexibilidad para hablarnos de su maestro y crea un entramado narrativo de difícil clasificación. No estamos ante una biografía estricta, sino ante un texto —en su sentido primigenio de tejido— en el que dialogan dos voces muy poderosas. Es más, Román Cortázar afirma que la crítica literaria es un tejido, donde tanto el creador como el crítico participan y confluyen en el contexto. Sobre todo porque para Galeano la literatura abarca “al conjunto de
los mensajes escritos que integran una determinada cultura al margen del juicio de valor que por su calidad merezcan” (147). De este modo, la literatura se convierte en la representación simbólica del espíritu de su tiempo.
Cortázar traza la trayectoria de Galeano y al mismo tiempo nos muestra la suya. El libro comienza con el “Encuentro”, que refiere la ruta que siguió Román desde Monterrey, cuando la poeta y dramaturga
Coral Aguirre le regaló Memoria del fuego, hasta que encuentra la llave que abrirá la puerta para acceder a Galeano: su esposa Helena Villagra en Montevideo. Se trata también de un viaje en el tiempo que va de la juventud a la madurez y que nos conduce por momentos señeros de
la vida y de la obra de Eduardo Galeano. Cortázar realiza una suerte de perfil muy fértil donde caben por igual la Historia con mayúsculas y el análisis de textos, ya que nos muestra los sucesos alrededor de la figura de Galeano y cómo se fue abriendo camino en el medio cultural. Y, de forma simultánea, Cortázar analiza y comenta los textos que Galeano iba publicando. Se trata de una biografía creativa que no es cronológica, sino que avanza al ritmo desigual de la memoria. Cortázar realizó un importante trabajo de búsqueda en hemerotecas y rastreó las primeras publicaciones de Galeano, desde las que firmaba con seudónimo. Y sus primeros años de reportero y periodista todo terreno en Marcha, con apenas 19 años.
literario (193). Y si alguna diferencia tenía se encontraba en la urgencia del texto. De ahí su naturaleza fluida, diáfana, lejana a cualquier oscuridad, porque “leer es saber escuchar” (189). De este modo, Cortázar nos revela la poética de Galeano y presenta a sus maestros, ya que, parafrasea a Borges, “cada escritor crea a su precursores”, quienes, en el caso de Galeano, se llaman: Juan Carlos Onetti, Juan Rulfo y Rodolfo Walsh. Un caldo de cultivo ideal, que dio forma al muy particular estilo de Galeano, fundamentado en la sencillez en la forma, y en “hacer visibles a los invisibles” en el fondo.
Cortázar también revela la influencia que la temprana formación ideológica de izquierdas de Galeano tuvo en su escritura y la razón por la que siempre puso en la mira el latinoamericanismo. Las orillas del silencio refiere los detalles de la educación autodidacta y no-formal de Galeano sobre el socialismo, de la mano de figuras tutelares como Vivian Trías.
Así, Cortázar nos va mostrando la educación miscelánea de Galeano, muy de la mano de las imprentas y de las prensas periódicas, y cómo en su adolescencia quiso ser pintor. Pero la pintura, nos revela también Cortázar, no era una afición de juventud, sino una pasión complementaria a la escritura, ya que su misma ansia creativa lo lleva a eliminar el Hughes de su nombre y a dejar de lado la pintura.
En primer lugar, este recuento revela una característica muy particular de Galeano: el peso que su formación como periodista tuvo en la escritura de sus textos. El mismo Galeano escribió que, al igual que Rodolfo Walsh, él nunca había distinguido el periodismo del libro y luchó por que se considerara un género
Este intelectual, político e historiador, fue fundamental en la formación de Galeano, ya que le reveló que la historia no era un museo y le dio las herramientas para reconstruirla y evaluarla desde una perspectiva crítica, transgresora, siempre latinoamericana. De esta intención ha derivado el descrédito que algunos medios han querido ejercer sobre la obra de Galeano. Estas iniciativas de supresión, demuestra Cortázar, pretenden desautorizar el pensamiento crítico originado en América Latina. La crítica y, en cierta forma el ámbito académico, informa Cortázar, han sido desdeñosos con la obra de Galeano. Sin embargo, Galeano encontró la verdadera crítica, “la crítica que vale” (185), en sus muchos lectores. En ese sujeto que, nos cuenta Cortázar, le regaló flores al escritor uruguayo apenas aterrizó en Montevideo. Este hombre se acercó a Galeano con un ramo en las manos y el escritor pensó que se lo vendía, tanto que incluso le dijo, “no, no quiero” (185), y el hombre le respondió, “no, que yo no le quiero vender flores, se las quiero dar por todo lo que usted ha hecho por nosotros” (185), puesto que, gracias a los libros de Galeano, aseguró aquel hombre, había cambiado su visión del mundo. Cortázar afirma que la obra de Galeano no puede entenderse como espejo de la realidad, puesto que la realidad “encarna en sistemas simbólicos y todos ellos la configuran“ (183). De la misma manera, en esta obra de Cortázar confluyen diversas miradas y recursos, ya que se construye mediante cartas, mensajes, recuerdos, fragmentos de archivo, que elaboran en su conjunto un perfil cierto y a la vez difuso del enorme autor que fue Eduardo Galeano.
6 Por Lidia Medina Lozano
La historia industrial de México a inicios del siglo XX estuvo marcada por el surgimiento de iniciativas que impulsaron el desarrollo económico y social. En este contexto, destaca la Compañía Industrial de Zacatecas S.A., fundada en 1926 por Manuel Sescosse, como la primera fábrica nacional dedicada a la producción de crisoles y muflas para la minería, y posteriormente, refractarios para las calderas de locomotoras. La empresa fue pionera en la producción de ladrillos refractarios de alta calidad, utilizando materiales extraídos de diversos yacimientos en Zacatecas, lo que permitió a México reducir su dependencia de importación.
La fundación de la compañía estuvo impulsada por la creciente demanda de materiales de construcción resistentes al calor debido a la expansión de la infraestructura ferroviaria y siderúrgica en el país. La fábrica fue establecida en un terreno adquirido en dos etapas en Zacatecas, y comenzó a producir crisoles y ladrillos refractarios, utilizando técnicas avanzadas de
fabricación, como hornos de alta temperatura. Los ladrillos de Zacatecas se destacaron por su calidad y resistencia, lo que permitió a la compañía consolidarse como uno de los principales proveedores nacionales, especialmente para el Ferrocarril Central Mexicano. El proceso de producción incluyó la molienda y prensado de caolín,
un material clave en la fabricación de ladrillos refractarios, seguido de su cocción a temperaturas extremas en hornos especializados. La compañía se adaptó a las necesidades del mercado y diversificó su producción, incluyendo nuevos productos como pegamento para pisos y arcilla para la construcción.
ste libro es de lectura obligatoria para quien quiera comprender la espiral de violencia y degradación política que experimentó nuestro país con las administraciones panistas y que se ahondó vertiginosamente durante el llamado Calderonato.
Trata el pacto entre Vicente Fox y Martha Sahagún con Felipe Calderón, para que éste les asegurara no sólo impunidad por actos de corrupción, sino que además les habrá dado manga ancha para continuar operando. También aborda la alianza de Calderón con Elba Esther Gordillo, a quien señala como la operadora que le permitió hacerse de la presidencia; a la vez que deja claro que la guerra contra el narcotráfico emprendida en enero de 2007 fue la estrategia usada para legitimarse. Narra las casualidades siniestras que acompañaron a Genaro García Luna durante su carrera como policía del panismo; el ahora preso y condenado a 38 años de cárcel en Estados Unidos no iba a ser a ser coordinador de la Policía Federal Preventiva con Fox, el elegido era Juan Pablo de Tavira, pero fue asesinado en circunstancias extrañas.
Se destaca el papel de la esposa, Margarita Zavala, como principal apoyo del Calderonato, la historia de su familia, su paso como estudiante sobresaliente de la Escuela Libre de Derecho y su periodo como diputada federal competente en asuntos técnicos en la Cámara de Diputados. Luego relata la
metamorfosis que sufrió en Los Pinos, no con un protagonismo mediático como su antecesora, sino con un perfil de operadora política y de consejera del mandatario.
Se narra la influencia y el poder desmesurado que llegaron a tener en el sexenio calderonista dos fundamentalistas evangélicos que se colaron al círculo más alto, el matrimonio formado por Rosa María de la Garza Orozco y Alejandro Lucas Orozco Rubio -quien fungió algún tiempo como director del INAPAM-, ambos asesores espirituales del matrimonio presidencial. Detalla las lecturas sagradas que el matrimo-
Sin embargo, la compañía enfrentó varios desafíos, incluyendo la competencia de nuevas tecnologías, la urbanización alrededor de la fábrica y los problemas laborales que llevaron a la formación de sindicatos. Tras la muerte de Manuel Sescosse en 1966, la empresa experimentó un declive gradual debido a la modernización de la industria ferroviaria, que redujo la demanda de ladrillos refractarios. En 1995, la empresa redujo su personal, y en 2018, decidió liquidar la planta, continuando sólo con la fabricación de morteros refractarios.
En términos sociales y económicos, la compañía tuvo un impacto significativo en la comunidad, no sólo al proporcionar empleo, sino también al fomentar el crecimiento urbano alrededor de la fábrica. Hoy en día, la Compañía Industrial de Zacatecas sigue siendo un legado importante de la industria mexicana, con casi 100 años de historia celebrará su centenario en 2026, siendo un símbolo de la evolución industrial y social de la región.
nio de evangélicos le hacía a Felipe Calderón, con las que lo convencieron de que era un predestinado por Dios y que era orden divina emprender la guerra contra el narco.
Se narra el origen de Juan Camilo Mouriño, de dónde venía, cuáles eran los negocios de su familia y el motivo por el cual decidió entrar en política; el paso efímero por la política del amigo más cercano de Calderón no justifica los honores que se le rindieron −de jefe de Estado− después de aquel trágico accidente. Se deja abierta la sospecha de que aquel accidente no fue tal, sino un
atentado contra el hombre más cercano al mandatario.
Se relata el ascenso de Patricia Flores Elizondo, a la que identifica como la “Señorita 10%”, de cómo de una posición administrativa en la Cámara de Diputados llega a convertirse en la jefa de la oficina presidencial; y cómo desde esa posición incrustó a familiares suyos en altos puestos de la administración calderonista; el libro relata los actos de corrupción que luego le ocasionaron ser despedida como encargada de la construcción de la Estela de Luz.
Se devela el papel de la DEA y la influencia estadounidense en la política de seguridad seguida durante el Calderonato. Relata el operativo “Rápido y furioso”, y cómo éste fue una violación a la soberanía del país y las amargas consecuencias que conllevó dejar que los narcotraficantes se hicieron de más y mejores armas. Hay un capítulo dedicado a las víctimas de aquellos aciagos tiempos; testimonios estremecedores. Los llamados daños colaterales a los que alguna vez hizo alusión Felipe Calderón. Soldados desaparecidos o que se suicidaron, estudiantes, activistas, periodistas secuestrados y luego asesinados. Todas víctimas de una guerra no autorizada por el Congreso de la Unión. Sólo conociendo nuestra historia podemos asegurarnos que tragedias como las que han ocurrido en la historia de este país no vuelvan a ocurrir.
La Capilla de Nápoles, parte del conjunto arquitectónico del Antiguo Colegio de Propaganda Fide de Nuestra Señora de Guadalupe, en el municipio de Guadalupe, Zacatecas, vuelve a lucir la belleza de su cúpula, tras la restauración a la que fue sometida desde 2024, para corregir daños derivados de las lluvias atípicas de ese año.
La culminación de los trabajos fue entregada por la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, a través de la representación del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en esta entidad, a los religiosos franciscanos, custodios del inmueble, junto con un informe de las acciones realizadas por el equipo de especialistas.
Dicho conjunto arquitectónico es uno de los valores arquitectónicos y artísticos más importantes del norte de México. Con esta acción, el INAH refrenda su compromiso con la protección del patrimonio cultural de nuestro país, en este caso de los que constituyen parte del Camino Real de Tierra Adentro.
La cúpula se atendió mediante el Programa Plurianual de Aseguramiento de Bienes Culturales, con el cual se promovió un proyecto de restauración dividido en dos etapas de intervención: la primera, se realizó en 2024, con la impermeabilización de las cubiertas de la capilla y la nave principal del Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe.
La segunda comenzó a principios de 2025 e intervino el interior de la cúpula, para lo cual se requirió la instalación de un andamio, de casi 18 metros de altura, al centro de la capilla, a fin de facilitar la labor de las y los restauradores. En esta
Autoridades del Centro INAH Zacatecas realizaron, el 18 de marzo de 2025, una entrega de los trabajos de atención a los franciscanos, custodios del inmueble. Foto Juan Carlos Basabe, CINAH
fase también se realizó un minucioso registro fotográfico, así como la limpieza general de los elementos de yesería.
La ornamentación de la cúpula con aplicaciones de oro presentaba múltiples craqueladuras y escamas. Se hizo una limpieza química donde el material lo permitía y, en caso de los elementos originales, se realizó la consolidación del material de oro.
Se consolidaron y aplicaron resanes para evitar posibles desplomes de algunos elementos decorativos, mediante inyecciones encaminadas a reforzar posibles disgregaciones internas, a causa de la acción del agua.
El interior de la cúpula tenía secciones con faltantes de yeso y ornamentación, las cuales fueron remodeladas a
mano y se les aplicó una superficie de imprimación para la reintegración cromática con hojas de oro.
Al centro, cada uno de los gajos de la cúpula tiene medallones con anagramas marianos, los cuales presentaban faltantes, por ello, se decidió retirarlos e intervenirlos directamente en el taller de restauración del Centro INAH Zacatecas. En ese espacio, los elementos citados fueron sometidos a limpieza, corrección de planos y resarcimiento de fisuras y desprendimientos. Asimismo, se eliminaron materiales no compatibles, incorporados en restauraciones previas. Se les aplicó blanco de España y bol (arcilla) como base de preparación para su enlucido con hoja de oro, y se procedió a su reinstalación en la cúpu-
la. Además, se atendió el candil de la capilla mediante limpiezas mecánica y química.
La Capilla de Nápoles presenta una combinación singular de estilos, como lo muestra su característica arquitectura neoclásica con ornamentación que recuerda la exuberancia del barroco. El proyecto de su construcción fue encargado al presbítero fray Juan Bautista Méndez, en 1845, aunque la primera piedra se colocó cuatro años más tarde. Su nombre se debe a que la imagen de la Purísima Concepción de María, ubicada en su altar mayor, proviene de Nápoles, Italia, fue regalada a este colegio en el siglo XVIII, por Isabel Farnesio, esposa de Felipe V (1683-1746), rey de España.
6 Por Adolfo Núñez J.
El año es 2054, Mickey (Robert Pattinson), un joven ingenuo e inocente, junto a su mejor amigo Timo (Steven Yeun) le debe dinero a la gente equivocada; por dicha razón, ambos buscan escapar del planeta Tierra. Para lograrlo, intentan abordar un crucero con destino a un planeta que tiene probabilidades de ser colonizado.
Dicha excursión es dirigida por el político Kenneth Marshall (Mark Ruffalo), en compañía de su esposa Ylfa (Toni Colette).
Para conseguir un pase directo a la nave, Mickey aplica al programa de
“desechables”, enfocado en labores de alto riesgo. Gracias a los avances tecnológicos, en el futuro es posible guardar los recuerdos y la información genética de un ser humano en un disco duro, para que una vez que éste muera se pueda “reimprimir” y al día siguiente pueda continuar con su trabajo. De tal forma, a Mickey se le asignan tareas que representan una muerte segura, pero que el protagonista accede a realizar con cierto grado de melancolía y resignación.
Todo avanza con aparente normalidad hasta que un día Mickey, en una exploración de rutina, sufre un
accidente y es dado por muerto. Por azares del destino, el joven sobrevive y cuando regresa a la nave descubre, para su enorme sorpresa, que ya imprimieron una nueva copia de él. Ya que la ley prohíbe la existencia de “múltiples”, siendo el castigo la aniquilación de todas las copias, ambos Mickey’s unen sus fuerzas para sobrevivir.
En esencia, todas las películas de Bong Joon-ho muestran diferentes versiones del mismo monstruo. Para el surcoreano, el capitalismo ve a los seres humanos como algo reemplazable, una diminuta pieza dentro de un enorme engranaje que nos traga y nos escupe una vez que nos deja de necesitar. En una más que notable carrera, el realizador ha hecho uso del medio fílmico y las posibilidades del cine de género para retratar las profundas contradicciones de un sistema que, a la par que nos deshumaniza, también nos acerca cada vez más a nuestro fin como civilización.
Tanto en los trabajos que ha filmado en su país natal (Memories of Murder, 2003; The Host, 2006; Mother, 2008; Parasite, 2019), como en su cine producido dentro de la industria hollywoodense (Snowpiercer, 2014; Okja, 2017), Joon-ho ha mantenido una línea en común, relacionada con la despersonalización del individuo ante una maquinaria que lentamente lo desaparece dentro de su cadena de trabajo.
Esta premisa llega a nuevos y muy literales extremos en Mickey 17 (2025), su más reciente filme. El cineasta compone un relato que funciona a
manera de paralelismo, donde las personas en puestos de poder son tan tiránicas, ridículas y deshumanizadas como las del mundo real, utilizando y desechando a las personas como simple carne de cañón. A medio camino entre Modern Times (1936) de Charles Chaplin, Nausicaä of the Valley of the Wind (1984) de Hayao Miyazaki y Robocop (1987) de Paul Verhoeven, el surcoreano abraza el sinsentido, la sátira y el absurdo más caricaturesco de la ciencia ficción.
Esto lo logra, en mayor medida, gracias a la excepcional interpretación doble de Pattinson, quien, en las múltiples versiones de Mickey, es capaz de mofarse de sí mismo; adquiriendo una expresividad física digna de un personaje de dibujos animados, en un registro similar a intérpretes como Buster Keaton, Bruce Campbell o el ya mencionado Chaplin.
En ese sentido, Mickey 17 es quizá la película más irreverente y desinhibida en la filmografía de Bong Joon-ho, así como su más esperanzadora. Si bien el surcoreano es conocido por retratar el lado más cruento de la sociedad sin tapujos, en esta ocasión lo hace de manera mucho más mesurada, apostando por un tono más afable. Al final, Mickey 17 orbita en torno a una de las principales cuestiones dentro de las grandes historias de ciencia ficción: ¿qué nos hace humanos? Para Bong Joon-ho la respuesta es algo tan sencillo como asumirse imperfecto, contradictorio y con miedo a morir. Un individuo sintiente y complejo, no un número más.