No. 94 - 1 DE ABRIL DE 2013 - AÑO 2
SUPLEMENTO CULTURAL
DIR. JÁNEA ESTRADA LAZARÍN
Teresa Velázquez, London Jubilee óleo/madera, 130 x 100 cm., 2012. De la exposición: Pasado Meridiano.
“[…] la estrategia artística de Teresa Velázquez se fundamenta en la exploración y en la investigación de estos escenarios discursivos, desde unas obras cuya manufactura es de una extrema rigurosidad. Es interesante advertir cómo ha indagado en ámbitos de la imagen tan diversos, desde una pintura figural hasta una abstracción muy escrupulosa. Lo relevante es que en todas ellas, lo que subyace a su evidente habilidad, es una compleja y renovada argumentación desde una sensibilidad muy contemporánea sobre las clásicas figuras retóricas de la pintura”. Carlos Palacios [Pasado Meridiano, de Teresa Velázquez, se encuentra en exhibición actualmente en la Sala de Exposiciones Temporales II, del Museo de Arte Abstracto Manuel Felguérez de Zacatecas. Inaugurada el pasado 22 de marzo en el marco del XXVII Festival Cultural Zacatecas]
1 DE ABRIL DE 2013 / AÑO 2
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Inicia la segunda semana del Festival Cultural Zacatecas en su XXVII edición, y nos dimos a la tarea de seleccionar una serie más de eventos para sugerirle. Si a usted le gusta la música de concierto, todos los conciertos que están programados a las 13:00 Hrs. en el auditorio del Museo de Arte Abstracto Manuel Felguérez son muy recomendables. Ahí mismo, el jueves a las 18:00 Hrs., el Gobierno del Estado realiza una merecido homenaje a la maestra Dolores Castro Varela, poeta muy querida por los zacatecanos. El martes 2, a las 20:00 Hrs., en el Teatro Calderón, se presenta la obra de teatro “El oso que no lo era” (espectáculo unipersonal con títeres de mesa), una adaptación del cuento de Frank Tashlin, dirigida por Carlos Converso, argentino nacionalizado mexicano, titiritero, actor, dramaturgo y director de teatro, cuya carrera inicia a principios de la década de los años ochenta con el espectáculo “Pandemonium”, ganadora del Premio Rosete Aranda a la mejor obra de títeres de 1984. A este montaje le siguieron: “Titirijugando”, “Un halo de esplendor”, “Al son del corazón” y “Barbacoa, historia de piratas” (seleccionada para participar en 1997 en el Festival Internacional de Tolosa y también en el de Alicante, España), “Ubú rey”, “Comino va a la selva”, “Maniobras 7” y “Se vende”. Ha realizado una extensa labor como pedagogo teatral en todo el país y ha publicado los siguientes libros: Barbacoa, historia de piratas, El entrenamiento del titiritero y La pesquisa. Ese mismo día, pero en el Teatro Ramón López Velarde, se presenta “El cerdo”, monólogo protagonizado por Jesús Ochoa. Es un espectáculo unipersonal basado en la novela Estrategia para dos jamones, del novelista y dramaturgo francés Raymond Cousse; la dirección es de Antonio Castro. Un cerdo vive sus últimos momentos antes de ser sacrificado. Las reseñas especializadas de esta obra son todas favorables y destacan la excelente actuación de Ochoa, quien realiza una crítica ácida al consumismo y a la doble moral. Hay dos funciones: a las 18:00 y a las 20:00 Hrs., así que puede asistir primero al Cerdo y correr al Teatro Calderón a ver también la obra de Carlos Converso. Así las cosas en la programación… El miércoles 3, a las 17:00 Hrs., en la Catedral Basílica, se llevará a cabo el concierto “Misa No. 3 en Fa Menor” de Anton Bruckner, con Jörg Bierhance como Director principal invitado de la Orquesta Filarmónica de Zacatecas. El programa
es el siguiente: 1. Kyrie eleison, 2. Gloria, 3. Credo, 4. Sactus, 5. Benedictis y 6. Agnus Dei. Como solistas participarán la soprano Zaira Soria, la mezzosoprano Guadalupe Paz, el tenor Joaquín Ledesma y el barítono Arturo Barrera. Director del Coro del Estado: Arturo García Cuéllar. Director general de la OFILZAC: Alfonso Vázquez. La OFILZAC inició sus actividades formales en abril de 2007 durante el “Festival Cultural de Zacatecas”, bajo la dirección general de Alfonso Vázquez. Desde entonces ha mantenido una programación constante abarcando diversos repertorios entre los que destacan programas con música mexicana de concierto, jazz, rock, ópera, oratorio, sinfonías y conciertos con solistas. En su corta existencia, la Orquesta Filarmónica de Zacatecas ha sido dirigida por Sergio Cárdenas, José Luis Castillo, Jesús Medina, Juan Carlos Lomónaco, Alfredo Ibarra, Rodrigo Macías, José Miramontes, Román Revueltas, Ramón Shade, José Guadalupe Flores y Armando Vargas como directores invitados, bajo la coordinación general de Alfonso Vázquez. En abril de 2009, se presentó en la inauguración del Palacio de Convenciones de Zacatecas acompañando al tenor Plácido Domingo bajo la dirección de David Giménez Carreras. Sus integrantes son músicos zacatecanos que se han desempeñado profesionalmente en diferentes orquestas, algunos de ellos profesores y otros, estudiantes de nivel superior en la Unidad Académica de Música de la Universidad Autónoma de Zacatecas. El viernes 5, a las 20:00 Hrs., se presenta en el Teatro Calderón la Compañía Figurat, del D.F., con la obra “Guillermo y el Nagual”, dirigida por Emmanuel Márquez. Extraño horario para una obra para público infantil, pero si quiere ver usted una magnífica puesta en escena coproducida por el Instituto Nacional de Bellas Artes y Figurat Teatro, asista al teatro esta noche. “Guillermo y el Nagual” es una adaptación del cuento del mismo nombre, de Emilio Carballido, publicado en la Antología de Teatro Infantil El Arca de Noé, en 1950. Actúan: Leticia Pedrajo, Horacio Trujillo, Juan Carillo, Reiner López, Lizeth Rondero, Paola Huitrón, Denis González, Carlos David Galindo, Cesar Rodríguez; música original de Omar Guzmán, escenografía de Jesús Hernández y marionetas de distintas técnicas. Es una obra que simplemente no se puede perder. Jánea Estrada Lazarín lagualdra@hotmail.com
El niño y el loco por Gabriel Luévano Gurrola
Dolores Castro Un merecido homenaje
Desayuno en Tiffany’s, mon ku por Lluna Llecha y Carlos Belmonte Una historia que nos recuerda la importancia de la palabra, de la literatura, en plena crisis por Eduardo Campech Miranda
Teresa Velázquez Pasado Meridiano
Precaución, hombres trabajando Ceda el paso por Edgar Khonde
De una ventana sin viento por Sergio Espinosa Proa
Inauguración de exposiciones universitarias Castillo de sal si puedes por Ester Cárdenas
Caballos surreales por Guillermo Samperio Extraña por Pilar Alba Pretextos para soñar en rojo por Roberto Galaviz
Carmen Lira Saade / Dir. General Raymundo Cárdenas Vargas / Dir. La Jornada de Zacatecas direccion.zac@infodem.com.mx
Jánea Estrada Lazarín / Dir. La Gualdra lagualdra@hotmail.com Sandra Andrade Trinidad / Diseño
La Gualdra es una coproducción de Ediciones Culturales y La Jornada Zacatecas. Publicación semanal, distribuída e impresa por Información para la Democracia S.A. de C.V. Prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta publicación, por cualquier medio sin permiso de los editores.
3 4 5 6 7 8 9 11 12 Juan Carlos Villegas / Ilustraciones jvampiro71@hotmail.com
1 de abril DE 2013
El niño y el loco Por Gabriel Luévano Gurrola en el estatus de lo oficial. El sacristán de una iglesia cercana y el presidente municipal de hace varios años, por ejemplo. Los vieron cerca de un rancho cuyo nombre ni siquiera aprendí, abrazados y cayéndose de beodos. A éstos la gente les festejaba todo. Las manitas largas, los gestos procaces de su chiflada cara. Pero son los oficiales, en ese aspecto, estaban blindados por más que usaran la fraseología de los lunáticos, entre hipo e hipo, como sentencias del rencor poderoso uno, y de una vida encerrada en capellanías lúgubres el otro. Si la convención social considera oficialmente loco a alguien, con diagnóstico médico y una serie de leyendas lóbregas sobre su pasado, lo dejan andar por la calle y sus palabras no hieren las púdicas mentes del Estado. Pero ¿qué nos queda a los debatidos en medio de la lustrosa cordura y la divertidísima locura? Soportar el dardo preocupón y bien intencionado (que no por ello deja de tener filo) cuando uno dice en la mesa, por vivo deseo: “Tengo ganas de comerme un pedazo de carne bien frito. Es más, un guajolote completo, como Macario, sin cubiertos ni nada, con las manos a guisa de tenazas o asideros de enamorados, y llenarme los mofletes de...” ¡Ay!, luego el dardo: “Estás loco, es Viernes Santo”. No nos dejan hacer. Quien fue niño, no obstante, tampoco lo tiene muy fácil que digamos. Si por alguna razón planetaria, ley hermética o designio mitológico, decide una tarde no jugar futbol pero sí agarrar un libro, le dice el padre: “Mal, muy mal. A tu edad más te valdría ensuciarte entre la tierra” (hasta aquí las cosas bien). Pero al paso de los años ven al ya no tan niño estudiar y dicen: “maravilloso, será un gran escritor y cuando se encumbre, en las tertulias literarias se pelearán para invitarle una cerveza. Un hombre completo”. ¿En qué momento la lectura o por extensión, su consecuencia, la escritura, dejó de ser equivalente a los jaloneos entre la tierra y los perros? ¿Cuándo dejó de ser un juego que acaba regularmente en risas? Al niño o loco o lo que es lo mismo, un terreno de fronteras imprecisas en el alma del ser humano, expresa Tagore, se los puede llevar un habitante del cielo o tragar una casa enigmática en cualquier momento, aunque la razón dicte lo contrario. Éste es un mundo extraño, si nos quitan la inocencia, ¿qué vamos a hacer?
Literatura
Tenía La luna nueva, el poemario de Rabindranath Tagore, entre las manos. Unas cuantas páginas para concluir y la cama, el sillón, ya me parecían de piedra. Me decidí finalmente por la ventana, abierta en su totalidad, escondida tras cortinas azules. Acerqué una silla. Dejaba de llover pero el agua dotaba de una piel muelle al día. Terminé el libro y de inmediato comprendí que hacía tiempo un poeta no me impresionaba tanto. Aunque es necesario decir que me quedó una astillita en alguna parte de la memoria y miré a la calle. Lo primero a la vista, el gran terrón del cerro Proaño y su ápice, coronada por lo que he supuesto siempre es una torre de mando. Hace mucho tiempo, en la noche, se fue la luz en buena parte de la ciudad y lo único que permaneció encendido era esa torre, como una velita sobre el pastel vomitado del cerro. Jugué ante la idea de que se estuviera quemando y nadie, más que yo, presenciara lo que resultaría una emulación de la catástrofe de la Roma de Nerón. Había además, otras posibilidades de comparación: tal vez estuviéramos dentro del infierno y aquella luz sirviera para recordar que el martirio es morir de frío, o dentro de una cueva y la tea encendida fuera la salida distante hacia el universo. El mundo es raro. Después de tales recuerdos, y aún sujeto del libro, bajé la mirada y la posé en el techo de los vecinos. Años de atisbar por la ventana y apenas me percataba que el techo estaba poblado de juguetes. Monitas decapitadas, carros de volteo, alcancías rotas. Juguetes: incendio del pasado, herrumbre colorida, incendio apaciguado. ¿Sabrán los ahora adolescentes que sus pertenencias infantiles duermen abandonadas sobre sus cabezas, frente a mis ojos? O peor, ¿sabré yo dónde están las mías, mis juguetes, con los que yo también me divertí alguna vez? He aquí la importancia de Tagore. La astillita se había disipado. Nos ayuda a entender lo olvidado. La luna nueva es un poemario donde la voz principal es la de un niño que no requiere de la memoria, pues ni siquiera sabe lo que es. Ante la lejanía de un padre ausente, como se ve en una de las composiciones más hermosas, el infante es capaz de decir a su madre que no se preocupe, porque él escribirá las cartas que tanto ansía y nunca llegan. Sólo para evitar que sufra. Su mirada, sus manos descubridoras guardan un tesoro inestimable: un misticismo bruto, a su vez
Rene Magritte, La reproducción prohibída
tentativa de conocer el mundo sin abandonar su soledad. Ese misticismo habita en la vida diaria, en los dedos del niño, tocando las cosas y los sentimientos. De esta manera soporta y supera la abulia de los hombres maduros. Sacándole ventaja a su condición de primer escrutador, fundador de la tierra. Como Adán y Eva, el niño y su madre en La vida nueva parecen ser los únicos seres importantes de la creación. Únicamente ellos existen y el pequeño entonces, se vuelve visitante de parajes extraños, mágicos, lo cuales pueden encontrarse en la misma casa, y la simple risa de su madre los develará, iluminando la soledad alegre de las cosas, el panteísmo que lo ata al vientre universal de las sonrisas. En conclusión, el niño evita andarse con olvidos, lo importante lo mantiene presente en su andar enigmático, tal vez sin saberlo, ya que de lo contrario, ¿por qué ríe tan feliz? Distingo, no obstante, otro personaje del escritor hindú, aquel protagonista del relato “Las piedras hambrientas”, un administrador que se verá arrastrado a un palacio alucinante donde los hombres enloquecen al infundirles el mismo lugar un dolor resentido por habitantes pasados.
Sin dejar de espaciar la mirada en el cerro, recuerdo: debía de tener unos seis o siete años y jugaba en una calle cerca de la mía con unos niños que para variar he olvidado. Nos congregábamos frente a una construcción en ruinas, color de adobe, con dos grandes pilares de frontispicio. Quizá fue un vecino el que refunfuñaba: “Jueguen en otro lado, ahí vive un loco”. Lo miramos con interés. “Loco y malo, no lo vayan hacer enojar”. Las palabras del hombre acicatearon nuestro morbo y parecíamos hacer más ruido de lo habitual hasta que lo vimos, emergiendo tras la puerta desvencijada de la ruina. Todos corrimos, yo el último, así que lo aprecié mejor. Era un hombre alto, moreno, seco. Seguramente me increpó. Ahora sé que el acento de la grosería era costeño (todavía vive). Tenía en la mano un vaso y en la cara una expresión de alcohólico cansino. Traía puesto un vestido astroso y dos enormes arracadas en las orejas. Habiendo leído Las piedras hambrientas puedo pensar que no tuvo la culpa de nada, que fue la casa, en aquellos ayeres probablemente palaciega, la que lo dejó así. Así pensando y con Tagore en la mente, me di cuenta que todo está muy claro. La diferencia estriba
LA GUALDRA NO. 94
Dolores Castro
Un merecido homenaje Dolores Castro Varela, recibirá de los zacatecanos un merecido homenaje el próximo jueves 4 de abril, a las 18:00 Hrs, en el Auditorio del Museo Felguérez. El 12 de abril cumplirá 90 años, toda una vida dedicada a la poesía y a la enseñanza.
Literatura
Fotografía: Carlos Segura
Dolores Castro Varela nació en Aguascalientes en 1923. Estudió la licenciatura en derecho y la maestría en literatura española en la Universidad Nacional Autónoma de México y estilística e historia del arte en la Universidad Complutense de Madrid. Fue fundadora de Radio UNAM y colaboró en la dirección de Difusión Cultural de la Universidad. Además, fue maestra fundadora de la ENEP Acatlán. Fue jefa de redacción en la revista Poesía de América, donde conoció a Cintio Vitier, José Lezama Lima, Fina García Marruz, Fernández Retamar y otros. También condujo el programa Poetas de México en el Canal 11 con Alejandro Avilés. Ha recibido el Premio Nacional de Poesía Sor Juana Inés de la Cruz. Ha dado clases en la Escuela de Escritores de la SOGEM, el INBA, la Escuela de Periodismo Carlos Septién García, la Universidad Iberoamericana. En 1988 fue homenajeada como Maestra de la Juventud. El intenso contacto con la naturaleza marcó su infancia. Desde los naranjos en flor del patio de su abuela hasta las altas milpas, los arroyos y la profundidad amenazante del cielo la impresionaron. A Zacatecas, de donde es su familia, la conoció hermosísima. De esta ciudad se ha dicho que está no edificada, sino esculpida. Ella exploró esas calles desiguales empedradas con piedras redondas de río. Recuerda que de niña era más bien callada y solitaria, que el peso de la vida social en su casa lo llevaba una de sus hermanas. Como ella mismo lo dice, “la lectura nos da conciencia: dónde estamos, hacia dónde vamos, quiénes somos, y eso se complementa con escribir, te da un conocimiento mucho más profundo y más hermoso de lo que es el mundo. En esta época la gente vive sin identidad, fragmentada, experimentando el caos; entonces escribir es ordenar. Leer es también ordenar. Uno ordena el caos para encontrar caminos, horizontes y belleza”. Adriana del Moral Espinosa “La palabra transparente” [Fragmento] * *Artículo completo en: http://www.literatura.bellasartes.gob.mx/acervos/ index.php/recursos/articulos/semblanzas/1675-castro-dolores-semblanza
Algo le duele al aire Algo le duele al aire, del aroma al hedor. Algo le duele cuando arrastra, alborota del herido la carne, la sangre derramada, el polvo vuelto al polvo de los huesos. Cómo sopla y aúlla, como que canta pero algo le duele. Algo le duele al aire entre las altas frondas de los árboles altos. Cuando doliente aún entra por las rendijas de mi ventana, de cuanto él se duele algo me duele a mí, algo me duele. La sangre derramada Al borde del camino lo encontramos el mismo pantalón, la blusa blanca: sobre su espalda amapola de sangre. Llaman de gracia al tiro que enmudeció su boca, ahogó su amor y me dejó baldada. El estallido de aquel tiro de gracia aún retumba y aúlla en el aire, aúlla. — Del libro Algo le duele al aire
La niña tímida en su banquito bajo El fulgor en el baño del zenzontle, un sacudir de gotas irisadas entre las pardas plumas, eso dura la infancia. Después, queda la jaula, después las cuatrocientas voces del alma por los cuatro horizontes separadas El incienso azuela, se levanta, y se acercan las sombras, y se agrandan. — No es el amor el vuelo, Antología. 1992 Miro Miro a la gente que se arrima para darse calor. Un vaho sube de las bocas. A los ojos el temblor de las aguas que se reconocen después de haber corrido bajo la flor de los vientos y el mismo sol. Miro a la gente que se arrima y a la boca me sube el balar de una oveja perdida. — Ocho poetas mexicanos, 1955
1 de abril DE 2013
Por Lluna Llecha y Carlos Belmonte La Religiosa En 1760, Denis Diderot –director junto a D’Alembert de una de las obras más importantes del siglo de Las Luces, L’Encyclopédie (La Enciclopedia) (1751-1772)– concibió La Religieuse en un contexto de intensas polémicas políticas, religiosas y personales. La obra, presentada por su autor como “la sátira más terrible de los conventos”, apareció por entregas en la Correspondance littéraire entre 1780 y 1782 y se publicó finalmente en formato libro en 1796. A pesar de retomar el tema de los claustros, en boga en la literatura del Antiguo Régimen, Diderot supo darle una nueva dimensión al aliar elementos satíricos y propósitos licenciosos con elementos serios y patéticos, confiriéndole una gran fuerza dramática a su protagonista. La Religieuse ha conocido múltiples ediciones y traducciones desde su publicación a finales del siglo XVIII, sin embargo sus adaptaciones para la escena y el cine son escasas. Entre éstas, cabe destacar la de Jacques Rivette, Suzanne Simonin, la Religieuse de Diderot, con Anna Karina en el papel protagonista, censurada en el momento de su estreno en 1967, y la de Guillaume Nicloux, La Religieuse, que acaba de estrenarse en cines franceses, con Pauline Étienne en el rol de Suzanne.
Uno de los motivos de peso de la censura de la cinta recayó en el tema de la corrupción de las instituciones religiosas: Suzanne Simonin, joven de 16 años es obligada a tomar los hábitos, en contra de su voluntad, por supuestos problemas económicos de la familia aunque el verdadero motivo sea expiar la falta de su madre, ser hija ilegítima. En el convento, Suzanne se verá confrontada a una jerarquía eclesiástica arbitraria, brutal y sin piedad, benevolente a veces, incomprensible para la joven. Como la novela –sin ahondar tanto en los sentimientos y la crítica–, la cinta denuncia los dramas de las jerarquías: la reclusión forzada, el abuso de poder, el odio, la crueldad, la inflexibilidad, la arbitrariedad... en un decorado sobrio, frío y austero –el convento–, luminoso pero con poca variedad de colores y escasa música. Con este telón de fondo poco alentador, destacan las brillantes interpretaciones de la joven actriz principal Pauline Étienne y la de las tres madres superioras encarnadas por Françoise Lebrun, Louise Bourgoin e Isabelle Huppert. Si la primera adaptación para el cine de la novela, hace ya 46 años, conoció la censura, la adaptación de Nicloux aparece en un momento en que la cúpula eclesiástica ocupa grandes espacios en la prensa, ¿casualidad o moda? Esperamos que la cinta llegue pronto a México, aunque somos poco optimistas…
Por Eduardo Campech Miranda Hace aproximadamente veinte años viví la siguiente experiencia: acudí a visitar a un amigo en su casa. Después de conversar algún tiempo, decidimos ir al centro de la ciudad. De tal manera que nos dirigimos a la avenida donde circula (aún circula) el camión que no llevaría a nuestro destino. El primero en abordar el transporte fui yo, después mi amigo. Cuando me disponía a sentarme, mi amigo gritó desde la parte delantera del vehículo, justo a un lado del conductor: -¿No pagaste? Me volví y le respondí: -No, paga tú. “Sólo traigo lo de mi pasaje”, terminó y se fue a sentar. Apenado, le solicité al conductor si podría llevarme gratuitamente. Si en ese momento hubiera conocido El viaje del cordero, la cabra y el perro, le habría contando la historia como moneda de cambio. Empezaría por contarle de lo maravilloso que resulta el ejercicio de la tradición oral, de cómo ésta conforma la identidad, de los privilegios de que la palabra escrita que trasciende tiempo y espacio. Haría un paréntesis para confesarle que entre los amigos, no nos decíamos wey, como lo hacen ahora, si no “perro”, sin saber que éramos cordero y cabra. La cuarta de forros nos pone al tanto del origen y las versiones de esta historia: la que contaban los niños refugiados ruandeses antes de dormir; la de Viridienne, la maestra, y Luis Estepa Pinilla en francés; la de José Manuel Pedrosa, publicada en su libro La autoestopista fantasma y otras leyendas urbanas españolas. De esta última es de la que José Manuel Mateo nos presenta esta versión. Pero hay una más, la de Andrés Mario Ramírez Cuevas, quien ilustra esta edición. Andrés Mario enriquece la historia con unos personajes que, en función de sus trazos, pueden llegar a ser entrañables: los rostros son tiernos, suaves, amigables (a excepción de la del perro, después de bajar el camión); con objetos y espacios cotidianos, de fácil identificación para los pequeños: cascaritas futboleras, equipajes, trayectos, medios de transporte, camión, ciudades, personas. Policromía que enmarca la versión rimada de Mateo. Pero hay más. Hay algo que como lectores y como mediadores (categoría que incluye a los padres y madres de familia) no debemos olvidar. Así como hay una literatura que establece y fortalece estereotipos; hay otra que los rompe. Esta historia es de ésas. Una historia que surge de las tinieblas de la guerra, la orfandad y el desamparo. Una historia que nos muestra la creatividad, la imaginación, la esperanza en medio de la desgracia. Una historia que nos recuerda la importancia de la palabra, de la literatura, en plena crisis. Si la palabra destruye, también crea; si hiere, también acaricia; si maldice, también bendice; si olvida, también recuerda; y en ocasiones como ésta, cuando está bien arropada por imágenes, devela el maravilloso mundo de la lectura. El viaje del cordero, la cabra y el perro, un libro para leerlo muchas veces, y un pretexto para preguntarnos, y explicarnos, el por qué de las cosas. * MATEO, José Manuel y Andrés Mario Ramírez Cuevas (ilustraciones): El viaje del cordero, la cabra y el perro, México, CONACULTA, 2012, 46 p. (Libros para Soñar)
Promoción de la lectura
Desayuno en tiffany´s, mon ku
Una historia que nos recuerda la importancia de la palabra, de la literatura, en plena crisis
LA GUALDRA NO. 94
Artes visuales
Teresa Velázquez* Pasado Meridiano
Teresa Velázquez, Mirabilia a la luz, óleo/madera, 85 x 113.8 cm., 2011
Teresa Velázquez, Hierofanía solar, óleo/madera, 121 x 162 cm., 20
Teresa Velázquez, Cuestión de tiempo, óleo/madera, 88 x 325 cm., 2010
* María Teresa Velázquez Gutiérrez. Ciudad de México, 1962. De 1985 a 1991 estudió dibujo con el maestro Gilberto Aceves Navarro, y de 1989 a 1991 estudió pintura con el maestro Ignacio Salazar, en la Escuela Nacional de Artes Plásticas de la Universidad Nacional Autónoma de México. Algunas de sus obras forman parte del acervo de las siguientes colecciones: Museo de Arte Moderno en la Ciudad de México, Museo de Arte Carrillo Gil, Museo de Arte Abstracto Manuel Felguérez en Zacatecas, Museo de Arte Contemporáneo de Aguascalientes, Museo de Arte Contemporáneo de Oaxaca, Instituto Mexicano de Cooperación Internacional de la Secretaría de Relaciones Exteriores y Fundación Cultural Bancomer. Pasado Meridiano, se encuentra en exhibición actualmente en la Sala de Exposiciones Temporales II, del Museo de Arte Abstracto Manuel Felguérez de Zacatecas, se inauguró el 22 de marzo en el marco del XXVII Festival Cultural Zacatecas.
1 de abril DE 2013
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En Pasado Meridiano se encuentran los cuadros que realicé en los últimos seis años, la exposición es un homenaje a quienes siguen presentes aun cuando han dejado de ser, y -presten atención-, al círculo como símbolo primordial. Teresa Velázquez
Teresa Velázquez, OMWEG, óleo/madera, 162 x 162 cm., 2010
Artes visuales
Hace poco le escuché al maestro Ignacio Salazar una frase que constantemente me viene a la cabeza: la pintura no es imagen, la pintura es pintura. Por eso acudimos a verla, porque como en esta exposición, la pintura es en primera instancia materia física, es decir, óleo sobre madera y óleo sobre tela. Estos cuadros no son ni sus fotografías, ni las fotografías que detonaron muchos de ellos, y están hechos a mano. Y haciendo referencia al filósofo español Eugenio Trías, quien por cierto falleció recientemente, es la materia la matriz donde se genera la poética que constituye el arte. La parte que la complementa es la idea y ésa depende de cada espectador. Pero cuando ambas se unen, la materia y la idea, el que percibe y lo percibido se mezclan, ocurriendo entonces la experiencia estética. Teresa Velázquez
La obra de Teresa Velázquez se alza como una de las más complejas e inteligentes en el contexto de la pintura contemporánea mexicana. Realizada bajo los acordes de una paciencia y una minuciosidad inusuales, el trabajo de esta artista es en conjunto una suma de ejercicios retóricos cuyos orígenes están en el mismo catálogo de gramáticas que definen lo pictórico. Es importante resaltar que su pintura responde a asuntos que van más allá del tema representado: mera excusa para problematizar conceptos tales como el reflejo en tanto definición misma de esta técnica artística; la luz como un mecanismo de visualización, sobre todo sensible, y la sombra en tanto una manifestación extrema, que reta nuestra capacidad de ver como espectadores y para la artista, de representar el límite de la oscuridad total. Otro de los argumentos de este trabajo se encuentra en el intento por traducir a los principios de la pintura, asuntos cuya enunciación son un problema de índole más conceptual que imaginativo, más literario que visual: el paso del tiempo o la fragilidad de un momento suspendido de la realidad cuya riqueza, paradójicamente, es de una plasticidad inmensa. En este sentido, la estrategia artística de Teresa Velázquez se fundamenta en la exploración y en la investigación de estos escenarios discursivos, desde unas obras cuya manufactura es de una extrema rigurosidad. Es interesante advertir cómo ha indagado en ámbitos de la imagen tan diversos, desde una pintura figural hasta una abstracción muy escrupulosa. Lo relevante es que en todas ellas, lo que subyace a su evidente habilidad, es una compleja y renovada argumentación desde una sensibilidad muy contemporánea sobre las clásicas figuras retóricas de la pintura. Carlos Palacios
LA GUALDRA NO. 94
Precaución, hombres trabajando Ceda el paso*
Artes visuales
Por Edgar Khonde
Fotos: Cosme Rada
En el imaginario del estudioso del lenguaje, los sonidos no se dispersan ni se pierden, simplemente se acumulan; esa contención se hace necesaria para delimitar un aparente estado de la cuestión, encontrar la bifurcación del camino donde se ha enredado el laberinto de la lengua. Para la realidad, la acumulación de los sonidos no existe, de alguna manera se pierden o se transforman en una cualidad que todavía no alcanzamos a comprender. La lengua goza de esa tal vez inteligencia para respetar la consecución lógica de cada significante articulado, los sonidos del mundo desfilan con un aparente orden, nadie se encima en nadie, y si se mezclan, si trabajan en conjunto, logran construcciones tan maravillosas como una lengua humana. En la realidad también tangible los que caminamos nos atropellamos, los automóviles atropellan automóviles, líneas, gente; la gente atropella gente, pisa objetos, tira envolturas, escupe, miran quisquillosos, atropellan con palabras, gritan fuerte, porque quien grita más fuerte se impone, quien habla con más violencia pisa por encima de las cabezas de los otros. Nosotros, los ciudadanos del mundo, no nos conjugamos como los sonidos del mundo, de la lengua, los sonidos de una lengua entran en armonía hasta formar por ejemplo el español, pero la armonía proviene del respecto que se guardan, en nosotros no existe tal respeto. Pisar al otro no proviene de una necesidad material o psicológica, sino de una memoria histórica que nace en el instinto de supervivencia, pisar al otro es sobrevivir, pisar al otro es competir por la medalla de oro, la apología de lo social por un lado enmarca y sostiene que hemos logrado evolucionar a partir de la cooperación entre los individuos, mientras que por el otro, alaba al sujeto como ente autónomo e individual: la competencia es destruir al otro. -Donde debería quedar el testimonio de nuestras huellas el artista levanta la mano para construirse como otredad, para avisarnos que-. Disminuya su velocidad, topes a 100 metros El respeto por la vida de nuestros congéneres sucede a partir de una convención social, un orden también que encontró el ser humano para desarrollarse como colectivo, cuando descubrió que
Fotos: Sarah Goaer
su fuerza radicaba en crecer organizadamente, como conjunto, comarca, pueblo, ciudad, nación. El respeto cede el paso, se adecua a la velocidad del otro, comprende que no puede hacer avanzar a empellones el día, no puede mover el minutero del reloj ni hacer que caigan más rápido los granos de arena. La calle como escenario predilecto del ser social, hace que entren en juego las distintas funciones de lo cotidiano, sobre los tablones de la acera actuamos un papel, y empujamos tan fuerte que hacer caer al otro se festeja con una risa, aventar la troca sobre la calle nos asegura que corremos pronto, que llegaremos a tiempo no sabemos bien adónde. -La calle incluso como lienzo, o como cuaderno, observada para ser intervenida y asaltarnos de la somnolencia cotidiana, para arrancarnos de la pereza con la que vamos y venimos, sobre ruedas o nuestros zapatos; la calle donde Iván se arriesga y nos toma del hombro para despertarnos-. Disminuya su velocidad topes a cincuenta metros El gusto por violentar el paisaje se encuentra concedido en la frivolidad de la celebración de los que patean más fuerte; convivimos bajo un sistema donde el estatus lo otorga el valemadrismo y el chingueselotro. El estado de la cuestión es el que sigue: no comprendemos que nuestro bienestar depende del bienestar colectivo, atropellamos hasta las ranas y los alacranes, atropellamos los ferrocarriles, atropellamos las culturas, y de ser posible atropellaríamos a los planetas vecinos; con la troca tuneada se puede atropellar al Titánic y el témpano de hielo que lo hundió. Atropellamos la tranquilidad de quienes con parsimonia se dirigen a zozobrar en un medio ambiente que se ha convertido en un hostil representante del hombre. Atropellamos lo fortuito y la imaginación, las ruinas de nuestra memoria, las huellas de nuestros antepasados, el calor, la llovizna; atropellamos los rostros, los ojos, la boca, la sonrisa y los murmullos: atropellamos las palabras. -Iván Leaños apela y presenta lo invariable, lo somete al contexto de un orden natural para hacerlo relevante: qué estamos pisando, sobre quién nos hemos levantado, a quién atropellamos; una cosa más: dónde es que nos dirigen nuestros pasos-.
*Sobre la instalación del mismo nombre, autoría de Iván Leaños, inaugurada en el marco del XXVII Festival Cultural Zacatecas.
1 de abril DE 2013
De una ventana sin viento* Por Sergio Espinosa Proa
Artes visuales
Leopoldo Elías Smith Mac Donald, de la serie La cuarta ventana
Abriendo al azar un texto de Jacques Lacan, también elegido en clave aleatoria, te encuentras, subrayado con lápiz, en lo alto de la página 78, lo siguiente: “No hay ningún deseo que sea admitido sino a través de la refracción de todo tipo de mediaciones”. Casi no hay palabra que en esta sentencia no sea problemática. Admitido, ¿por el cuerpo o por el alma? Cuerpo y alma, de existir en su confrontación, ¿son modos simétricos de refractar al deseo? ¿Es la refracción una especie del género reflexión, o su puntual manera de desmentirla? La mediación, ¿conecta o solamente separa y distingue? Observo que hay escritos que deben abrevarse de ladito. El libro fue adquirido —con seguridad extraído— en un ya lejanísimo 1975. ¿De quién es el subrayado? No es fácil reconocerlo; mío, en definitiva, no es. ¿Yo? ¿Qué hace yo, qué función cumple cuando habla de sí o de otro? “El yo”, dice Lacan al principio de esa misma lección, continuación de otra, “aparece como el lugar del desconocimiento”. Una impresionante reversión de la filosofía moderna, que con Lutero
y Calvino en el XVI y con Descartes en el XVII halla sus primeros valedores, tiene lugar en la tortuosa refracción psicoanalítica del XX. Yo soy el lugar donde lo conocido pasa a ser desconocido. Pienso, sin duda, pero quien realmente piensa es algo en mí que no termina de ser yo. La función del yo es la de un umbral, un quicio, una ventila; por allí pasa algo, se desplaza una imagen, se condensa y precipita un simbolismo, se evapora una identidad. Los libros y las pinturas son ventanas que dan a paisajes a menudo cerrados; más cerrados que la cámara que iluminan. Uno echa un vistazo a los trabajos de Leopoldo Elías Smith Mac Donald que componen la serie La cuarta ventana y no puede menos de recordar a Hitchcock y a Shakespeare. Acaso, pero ya es más raro, a Julio Coll y su extraña película rodada en pleno franquismo; se exhibió en 1963. ¿Una ventana que deje pasar lo desconocido para que aparezca como desconocido? Las ventanas no son paredes; y no lo son porque para empezar no oyen. Aún menos se puede garantizar que dejen
ver todo. Aquello que pasa a través de una ventana no se corresponde con una imagen real; hay por fuerza una refracción o rarefacción de la silueta y una como estupefacción del fondo. La ventana bosqueja —puede, si es arte, hacerlo— el contorno de lo desconocido; exactamente como el yo. Un yo de nadie, se entiende. Es interesante comprobar que la pintura aún conserva ese poder de comunicar, no sabemos si en modo siempre reversible, con una habitación secreta, oscura, difusa y confusa. Si Lacan —es decir: Freud— tiene razón, el inconsciente está en incesante formación. El inconsciente quizás no existe, pero de que insiste, insiste. Es como Dios: no necesita adoptar una forma y trocear directamente la materia para imponer sus deseos, que nunca coinciden con los de uno. Uno, con mayúsculas, es la negación productiva del uno, minúsculo. El deseo, ¿de quién? No de un yo; tampoco de un nosotros. El deseo brota en medio. Un medio sin ocupante, un medio vacante —que da miedo.
* La exposición de Leopoldo Elías Smith Mac Donald se exhibe actualmente en La Ciudadela del Arte y fue inaugurada en el marco del XXVII Festival Cultural.
El deseo es más bien ciego, y de esta poderosa ceguera que tal vez sea una clase especial de miopía nos rinde cuenta La cuarta ventana. Se trata, hasta cierto grado, del choque entre la luz diurna, forzosamente azul, y la grisácea o arenosa opacidad de las murallas que rodean a un yo que —carmín o escarlata rasgado— se descubre —por más que no quiera— irremediablemente plural y envuelto en máscaras. Yo está detrás, pero no se halla. Descubre, en cualquier caso, que un muro sin puertas ni ventanas es más sofocante pero menos angustiante que uno en donde se insinúa una salida, que es por definición la inmerecida y no buscada ruptura de un cierto orden. Abriendo al azar un libro abres también por puro azar una ventana que —así estas rejillas de color proyectado en la que al final se cuela la rejilla misma— da a una mazmorra gaélica por la que un pliegue de nadie asoma su reconocible perfil, tan risueño de día como siniestro el resto del tiempo, precisamente cuando nadie lo mira.
LA GUALDRA NO. 94
La Cineteca Zacatecas está ubicada en calle Dr. Hierro #303, centro histórico de Zacatecas. La proyección de las películas se realiza de manera gratuita, con fines culturales y educativos. Excepto cine conciertos y 54 Muestra Internacional de cine
XXVII Festival Cultural Zacatecas] Lunes 1º
Jueves 4
12:00 Hrs.
18:00 y 20:30 Hrs.
Costo: $15.00
54 Muestra Internacional de Cine
CINE CONCIERTO
Costo: $30.00
Mtro. Mario Morones al piano
EL ROMANCE Y LA CULPA
LA HUELGA
Dir. Shion Sono
Dir. Sergei M. Eisenstein
Japón/ 2011/ 144 min.
Rusia/1924/ 82 min. Viernes 5, 12:00 Hrs. Lunes 1º
Presencia del director
18:00 y 20:00 Hrs.
CRONOS Y GEO
54 Muestra Internacional de Cine
Dir. Marco Casillas
Costo: $30.00
México/ 2012/ 10 min.
PARAÍSO: AMOR Dir. Ulrich Seidl
Viernes 5, 18:00 Hrs.
Austria/ 2012/ 120 min.
Recordando a la actriz Carmen Montejo. NOSOTROS LOS POBRES
Martes 2, 12:00 Hrs.
Dir. Ismael Rodríguez
Costo: $15.00
México/ 1947/ 128 min.
CINE CONCIERTO Mtro. Mario Morones al piano
Viernes 5, 18:00 Hrs.
EL TREN FANTASMA
VIDEO PROG.
Dir. Gabriel García Moreno
MAGMA
México/ 1927/ 76 min.
MYTHES ET LEGENDES Francia
Martes 2 18:00 y 20:15 Hrs.
Viernes 5, 20:00 Hrs.
54 Muestra Internacional de Cine
Recordando al actor Joaquín Cordero.
Costo: $30.00
EL RÍO Y LA MUERTE
PARAÍSO: FE
Dir. Luis Buñuel
Dir. Ulrich Seidl
México/ 1954/ 91 min.
Austria/ 2012/ 113 min. Sábado 6, 12:00 Hrs. Miércoles 3, 12:00 Hrs.
Presencia de la directora.
Costo: $15.00
TAYAHUA SE PINTA DE JUDAS
CINE CONCIERTO
Dir. Paty Uribe
Mtro. Mario Morones al piano
México/2012/ 45 min.
EL GABINETE DEL DR. CALIGARI Dir. Robert Wiene Alemania/ 1920/ 63 min.
Sábado 6, 18:00 Hrs. VIDEO PROG. NEW TROLLS
Miércoles 3, 18:00 Hrs.
CONCERTO GROSSO
VIDEO PROG.
Italia
ILL BALLETO DI BRONZO Italia
Sábado 6, 18:00 Hrs. Recordando a la actriz Carmen Montejo
Miércoles 3, 18:00 y 20:00 Hrs. LA VERDADERA VOCACIÓN DE MAGDALENA 54 Muestra Internacional de Cine
Dir. Jaime Humberto Hermosillo
Costo: $30.00
México/ 1972/ 94 min.
CÉSAR DEBE MORIR Dir. Paolo y Vittorio Taviani
Sábado 6, 20:00 Hrs.
Italia/ 2011/ 76 min.
Recordando al actor Joaquín Cordero.
Jueves 4, 12:00 Hrs.
Dir. Carlos Enrique Taboada
Presencia de talento
México/ 1968/ 99 min.
EL LIBRO DE PIEDRA
CAPTIVE Dir. Jordan Brown y Jonatan Burnett
FRESNILLO
Canadá/ 2012/ 120 min.
54 MUESTRA INTERNACIONAL DE CINE Lugar: Teatro Echeverría, Centro, Fresnillo.
Jueves 4, 18:00 Hrs. VIDEO PROG.
Martes 2 de abril
OZRIC TENTACLES
18:00 y 20:00 Hrs.
SUNRISE FESTIVAL
54 Muestra Internacional de Cine
Inglaterra
Costo: $20.00 PARAÍSO: AMOR Dir. Ulrich Seidl Austria/ 2012/ 120 min.
1 DE ABRIL DE 2013
Inauguración de exposiciones universitarias Redacción/UAZ
Como parte de las actividades del XXVII Festival Cultural Zacatecas, este martes fueron inauguradas las exposiciones Cromatomanía y 20 años de la Pinacoteca Universitaria en el patio del Centro Cultural Universitario. “Estamos en un momento clave para la consolidación y evolución de los espacios de difusión. Concretamente en el campo de las artes visuales, la Universidad tiene colecciones muy amplias e importantes que ameritan un espacio propio para mostrarse, para que los zacatecanos y foráneos puedan apreciarla y valorarla”, fueron las palabras que el maestro Alfonso Vázquez Sosa, Coordinador del Área de Arte y Cultura de la UAZ, ofreció a los asistentes a este acto, entre los que se encontraban Manuel Meza Montalvo, subdirector de Patrimonio y Exposiciones del Instituto Zacatecano de Cultura (IZC); Catarino del Hoyo Ávila, responsable de la Pinacoteca Universitaria y docente del Taller de Artes Plásticas del Programa de Creación y Difusión Artística de la UAZ, así como los autores de algunas de las piezas expuestas, sus familiares y amigos. Vázquez Sosa habló también sobre la vinculación de la Universidad con el IZC y otras instancias para crear más espacios para la enseñanza y la divulgación de las artes: “Afortuna-
damente se están visualizando nuevas posibilidades de acercamiento hacia más instituciones a través de convenios que nos van permitir compartir espacios que faciliten esta difusión: es un buen punto de partida”. El maestro Catarino del Hoyo, coordinador de las exposiciones, mencionó que la muestra 20 años de la Pinacoteca Universitaria, exhibe algunas obras sobresalientes de la colección de arte contemporáneo, entre ellas algunos grabados de Vlady (Vladimir Kibalchich Russakov), Arnold Belkin, Jesús Ramos y Francisco Toledo. Por su parte, la muestra Cromatomanía es una exposición de trabajos realizados por el maestro, alumnos y ex-alumnos del Taller de Artes Plásticas de la UAZ: Ragari Galván, Lupita Elías, Erika Félix, Lydia Lozano, Sergio Mayorga, Iván de la Torre, Catarino del Hoyo y Jael Alvarado quienes exhiben piezas realizadas con distintas técnicas, entre las que destacan óleo, acuarela, heliograbado, cianotipia y huecograbado. Ambas muestras estarán abiertas al público, todos los días, de las 10:00 a.m. a las 8:00 p.m. en el patio central del Centro Cultural Universitario (Alameda #414, Centro Histórico, Zacatecas, Zac.), hasta el 15 de mayo.
Feria del Libro: Fiesta, el lector, la lectura y algo más… Por Ester Cárdenas Por 27ª vez la Asociación de Libreros de Zacatecas logró montar, en el marco del Festival Cultural Zacatecas y por supuesto con el apoyo del Instituto Zacatecano de Cultura Ramón López Velarde, la feria del libro: Fiesta, el lector, la lectura. En esta ocasión en la Plaza Bicentenario, entre frutas, verduras, carnes rojas, blancas, quesos, flores, yerbas medicinales, tomillo, ajo, laurel, canela, vientos huracanados, etcétera. Ésta es la segunda ocasión que ocupamos ese espacio y justo, gracias a la estancia de los locatarios de el Laberinto no nos vemos como el más pequeño de los planetas en la vía láctea, su presencia nos ha permitido tener en un espacio abierto la feria del libro que siempre hemos soñado, por primera vez sin la bizarra asistencia de música grupera, norteña o bailes regionales cuyo sonido a decibeles indecibles impedía la comunicación entre el lector y el librero. Una feria del libro sólo requiere del libro, el lector, el librero y como cereza en el pastel: de los escritores. Tal vez por eso mi feria del libro favorita es la de Minería, cuyo director, Fernando Macotela sólo admite estos cuatro elementos en ella. Recuerdo la ocasión en que Zacatecas fue el Estado invitado a la feria de Minería, las personas a cargo del evento querían recibir a la gobernanta en turno con una tambora y Fernando Macotela, por supuesto se negó. Siguiendo con el tema de los libros, no puedo dejar de observar y comentar la presencia de los artesanos en el Portal de Rosales. El año pasado, a principios de diciembre -luego de que todo el año los artesanos de Zacatecas y algunos foráneos ocupa-
ron el Portal de Rosales- el Presidente Municipal en turno decidió que los libreros de Zacatecas no podíamos montar ahí nuestra Feria Municipal del Libro, pues supuestamente los comerciantes del centro histórico habían organizado una campaña contra el ambulantaje y como consecuencia, luego de once meses de permisos para ocupar indiscriminadamente el Portal de Rosales, se decidió que los libreros cuyas librerías están abiertas al público desde hace más de treinta años éramos los ambulantes. Nuestra respuesta fue organizar una conferencia de prensa a la cual, si soy franca, pensamos que nadie acudiría, y la gran sorpresa fue presenciar la solidaridad de los medios de comunicación y gracias a ellos la de la sociedad civil que a través de las redes sociales se manifestó y logró que se nos permitiera una vez más ofertar múltiples posibilidades de educación y lectura. Nuestra feria del libro duró solo once días y se nos advirtió que nunca más se permitiría que nadie ocupara el Portal de Rosales y como todos pueden observar, el “nadie” éramos los libreros, ya que ahora nosotros y toda la comunidad zacatecana podemos ver una vez más a los artesanos zacatecanos en el Portal de Rosales. No hay en nosotros afán en contra de los artesanos, pero sí exigimos equidad. Finalmente los invito a visitarnos en la Plaza Bicentenario, ahí encontrarán libros desde diez pesos, títulos agotados, maravilloso material infantil y juvenil, así como los libros de moda y los que, por fortuna, por su calidad, ayer, hoy y mañana han estado y estarán presentes en cualesquier feria del libro.
“Traemos hasta su paladar los sabores del mediterráneo” Juan de Tolosa 104, Centro, Zacatecas, Zac. / 922 67 46 / Frente a la Fuente de los Conquistadores
LA GUALDRA 94 / 1 DE ABRIL DE 2013
Caballos surreales
Pretextos para soñar en rojo
Por Guillermo Samperio
Roberto Galaviz
Río de palabras
Los caballos, abatidos ya de que los monten las gentes, han llegado a la ciudad y se trepan sobre los carros, saltan contra las vitrinas, se comen los sillones de tela delicada, desconectan los cables de luz y platican sinceridades con los postes. Los caballos, que de un salto enorme rompen los vidrios de un tercer piso, abren el refrigerador, se comen los embutidos y toman ron caribeño, se acuestan en las camas, encienden la televisión, ven un programa de Animal Planet y luego pasean por el departamentos a las sirvientas, le muerden una nalga a la señora de la casa y ésta se esconde en el clóset o se avienta hacia la calzada y cae en brazos de un paseante. Los caballos que cabalgan por avenidas y calles, saltan sobre los techos de los restaurantes, les quitan las gorras a los policías, hacen derrapar sus motos, arrancan flores de las avenidas y se las ponen en el cabello a las muchachas guapas o feas, platican con ellas y las enamoran con relinchos sensuales; algunas los montan y se pierden con ellos por los callejones en penumbra. Los caballos ven llegar a los bomberos y se suben sobre los chorros de agua, les quitan los
cascos a los apagafuegos o apagacaballos y los potros se los ponen, agarran las mangueras y apagan a los bomberos, los cuales se deslavan y sus trajes rojos quedan blancos y hasta les dan ganas de ser caballos. Otros caballos en manada suben el Puente de Insurgentes en sentido contrario y los automóviles, del susto, brincan hacia abajo y siguen su camino por las laterales, mientras los caballos terminan de bajar el puente, se suben a los microbuses, desalojan a los microbuseros, y los caballos manejan el vehículo con cuidado y no les cobran a las gentes y, en lugar de boletos, les entregan un poco de pastura; la gente agradece con un relincho. Los caballos del hipódromo entran de smoking en los bares clandestinos, beben preparados magentas, azulosos y amarillo girasol, pero se aburren de las mujeres que se retuercen desnudas alrededor de un tubo y mandan traer a buenas yeguas, las cuales, con bikini y toda la cosa, realizan piruetas demasiado sensuales y cachondas, y hasta el barman y los meseros quieren montarlas, pero los caballos les dejan a éstos una marca de herradura en las nalgas.
[Leerse mientras se escucha: While my guitar gently weeps / The Beatles] Mientras caminas y te observo pienso en la música que Bach nunca escribió /la desgracia de tu cuerpo huyendo/ tal vez pienso en la tumba frágil que me aguarda los domingos en la alegoría de tu pelo y el infierno en la sequedad de los mares que me inundan en la marcha común de tus pasos un fragmento de tu ser se me descubre derrelictos en una playa apagada la sorpresa del silencio teñido en rojo entonces te detienes (como si en verdad supieras cómo hacerlo) improvisas una fábula en la mitad de tu sonrisa y somos lo mismo que una estrella que no entiende una gota de astronomía y guarda silencio
Extraña Por Pilar Alba A veces me quiero sentir extraña, sí, como si fuera otra; que mi cara, mi cuerpo, mis pensamientos sean distintos, convertirme por momentos en otra persona. Mirarme con los mismos pero otros ojos. Escuchar mi voz y no reconocerla. Caminar distinto. Actuar diferente. Que todos digan: “no sé que te pasa, pero estás extraña, no eres la misma, sabemos que eres tú pero pareces otra persona”. Llegar a la casa y que no me reconozca ni el gato, que no se acerque a rozarme las piernas, que no maúlle exigiendo comida, que me vea por un segundo, asombrado,
piense que soy yo pero vea a otra persona y se aleje creyendo que tal vez es él quien se ha equivocado de casa. Quiero sentirme extraña, ajena, distinta del todo pero sobre todo, más que nada, deseo tener una manita extraña, sí eso, que mi mano se convierta en extraña, que ajena recorra mi cuerpo me acaricie toda, hasta donde pueda, por donde alcance, que se pierda entre mis piernas, me haga sentir un calorcito, rico, sabroso, que me suba el color a la cara; que me saque un suspirito o dos o tres… callados, profundos y pausados… Iván Odín Barrios, obra en exhibición en la Galería Dúo Continere, Juan de Tolosa 1102, Zacatecas.