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Un mundo hecho de palabras clásicas

POR BELÉN FOURMENT PLAYNES

FOTOS: BRUNO LARGHERO

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Acaba de vivir sus tres meses más activos como cantante, y está lista para que su último disco Palabra clásica le siga trayendo alegrías. En Rocha le dio forma a su canto y sus canciones, y en Montevideo se proyectó como cantautora primero, y ahora como chica pop que avanza por un camino firme. Esta es la historia de Florencia Nuñez.

“ Los discos se descifran, no se escuchan. Tienes que descascararlos, sacarle piel a piel como a la cebolla para ver qué hay atrás, porque capaz es todo rimbombante y empezás a escarbar y no hay nada. O hay discos en los que empezás a escarbar y a descubrir colores y texturas”, dice Florencia Nuñez. Habla de su vínculo con Adele, a quien no le prestó demasiada atención en su momento, apabullada por lo mainstream de su disco 21, y ante quien se rindió con las canciones de 25, sobre todo con “When We Were Young”. Pero bien podría estar hablando de Palabra clásica, su segundo álbum, el que la ha tenido tocando a menudo en este primer trimestre del año. Gracias a ese disco, el suyo fue uno de los nombres más repetidos en las actividades musicales de marzo, por el mes de la mujer, y eso fue el broche de los que con seguridad fueron los tres meses más activos de su historia como cantante.

A saber (y en desorden):

Tocó en La Fiesta de La X como invitada de Nicolás Molina Tocó en La Paloma y La Pedrera con Franny Glass Cerró el TEDx de Cabo Polonio Compartió fecha con Fernando Cabrera en el patio de la Sala del Museo Y en La Plata, Argentina, con su colega Paula Maffía Pasó música en el boliche Brawn Transmitió un par de ensayos en vivo en sus redes Fue parte del concierto Brecha de género de la revista Brecha Cantó en la Fiesta del Río de Santiago Vázquez Tocó en la ciudad de Rocha Musicalizó la inauguración de la exposición internacional Vivan las mujeres Volvió a cantar en la Semana Criolla del Prado Esta charla, sin embargo, fue bastante antes que Palabra clásica la pusiera a rodar. Fue con Palabra clásica recién salido del horno (o casi, porque la edición física todavía no estaba lista), previo a presentarlo en una Trastienda llena, con banda completa y un par de invitados de lujo, Estela Magnone y Martín Buscaglia. Para ese momento, Florencia Núñez, que a veces sueña con Joan Baez y lo cuenta en sus conciertos, no sabía que su álbum iba a aparecer en la lista de los mejores discos del año de los principales medios de prensa escrita uruguayos, y que iba a recibir críticas de primera línea. No sabía que ese giro pop que dio desde la cantautora folk que era en su inicial Mesopotamia, y que algún cuestionamiento interno le generó, iba a ser recibido de brazos abiertos por periodistas, sus colegas y público en general. Para ese momento, la rochense decía que su nuevo disco se fue desarrollando naturalmente pop, aunque también ella —aunque le costaba imaginarlo— lo quería así de pop. Lo descubrió a partir de canciones como “Bailo en la silla”, pegadiza y bailable, o dándose cuenta de que de su primer álbum, cada vez menos temas eran divertidos de tocar en vivo. Y ante todo, en el escenario hay que divertirse. A partir de esos dos hallazgos, Florencia le fue dando forma a un disco que al final terminó siendo una joyita pop, con ciertos toques de canción popular y folclórica, pero con un rumbo bien definido. Las canciones hablan de nuevos asuntos —o de los mismos que Mesopotamia, pero desde otro lugar, desde otra perspectiva— y su voz muestra nuevos matices y posibilidades. “Y me gustó ver cómo iba cambiando la voz”, dijo. ¿Pero quién era, o quién fue, Florencia Núñez antes de grabar discos?

FLORENCIA LE FUE DANDO FORMA A UN DISCO QUE AL FINAL TERMINÓ SIENDO UNA JOYITA POP, CONCIERTOS TOQUES DE CANCIÓN POPULAR Y FOLCLÓRICA, PERO CON UN RUMBO BIEN DEFINIDO

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