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Es la primera de su familia en ir a la universidad y busca ser experta en tecnología militar

Yuliana Montiel

Krishelle Arias forma parte del Cuerpo de Entrenamiento de Oficiales de la Reserva, ROTC por sus siglas en inglés, desde hace cuatro años. Conforme participaba en distintas actividades logró convertirse en comandante de batallón y esto la ayudó a descubrir su identidad.

Este año se graduó en Phillip O. Berry Academy of Technology. Su siguiente meta es ir a la Universidad de Carolina del Norte (UNC) en Greensboro, convertirse en experta en tecnología informática y unirse a las Fuerzas Armadas. Es la primera en su familia en ir a la universidad.

Ser multifacética le abrió las puertas

Su padre es de Nicaragua y su madre es de México. Ambos emigraron a Estados Unidos cuando aún eran muy jóvenes. Luego de probar suerte en California, se mudaron a Charlotte, donde viven desde el 2002.

Para Krishelle, la historia migratoria de sus padres tiene mucha in- piadas de ciencias, fue tutora e hizo servicio comunitario de limpieza en el campus de su escuela, entre otras actividades.

“Hice este voluntario porque veía lo mucho que trabajaban quienes limpian el campus, conversaba con ellos y cuando me enteré sobre la oportunidad de ayudar a limpiar la escuela, me gustó la idea de ayudar, para quitarles un poco de esta carga de limpiar tanta basura que dejan los niños. Siempre hay algo que se puede hacer”, contó.

Esto le dio la confianza que necesitaba para inscribirse en el Cuerpo de Entrenamiento de Oficiales de la Reserva, el cual prepara a jóvenes para convertirse en miembros de las Fuerzas Armadas.

“Cuando estaba en la secundaria y vi la clase, hablé con ellos y luego de quedarme un rato viendo sus uniformes, pensé ‘yo quiero hacer eso’ e inmediatamente comencé con ellos”, comentó Krishelle a La Noticia.

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Se convirtió en comandante de batallón

“Me levanto todos los días a las 6:00 a.m. para estudiar, luego voy a clases hasta las 4:00 p.m. y de 5:00 a 7:00 voy a prácticas. Siempre he considerado que las clases deben ir primero, incluso antes de las actividades extracurriculares, por eso siempre hago un espacio para mis estudios”, detalló.

Desde hace cuatro años, la joven forma parte de ROTC. Recuerda que al inicio solo realizaban ejercicios y participaban en competencias, pero durante la pandemia por COVID su participación en el programa fue a través del equipo académico.

Su constancia le permitió llegar al cargo de comandante de batallón. “Al principio era muy callada, pero continuar en este programa me ayudó a encontrarme a mí misma y volverme más segura. Conversar con mis instructores, tratar de llevar siempre el ritmo, me ayudó a ganar experiencia”.

Añadió: “Luego de la pandemia ya tenía más experiencia en el programa y comencé a participar en ejercicios de marcha. Un día me entrevistaron para conocer mi intención para subir de cargo y al pasar las pruebas quedé como comandante de bata llón. Esta es una posición en la que estoy a cargo de otros estudiantes. Son más de 150”.

Orgullosa de sus raíces

Según Krishelle, el 60 % de quie nes forman parte de su batallón son latinos. Sin embargo, no todos ha blan inglés, es por ello que hablar los dos lenguajes es una ventaja para su tropa. “Puedo ayudar a los estu diantes a traducir las indicaciones de los instructores”, indicó.

Además, considera que sus raíces latinas le impulsan a seguir adelante, a aprovechar todas las oportunidades que sus padres no tuvieron cuando vivían en sus países de origen.

“Mis padres me han enseñado a ver las oportunidades que hay enfren te de mí. Por mí y por ellos, quiero demostrar que puedo. Siempre tuve el apoyo de mis padres, me llevaban a prácticas todos los días y en cada evento ellos siempre estaban detrás de mí apoyándome, por eso yo sabía que no estaba sola y esto me motivó. Me enseñaron a no rendirme y gracias a eso voy a ser la primera en estudiar en la universidad”.

Este otoño, la joven asistirá a la UMC Greensboro para especializarse en tecnología informática, después de culminar sus estudios planea unirse a las Fuerzas Armadas.

“Yo obtendría mi título universi- tario, luego iría a las fuerzas militares y continuaría allí por 4 a 6 años, luego quiero realizar una maestría y continuaría nuevamente trabajando en las Fuerzas Armadas. Quiero ayudar a este país, representarlo, y poder hacer uso de las tecnologías para contribuir”.

Demás de los logros académicos y profesionales, existe otro factor que la motiva. “Quiero ayudar a mi madre, ella ha estado en este país más de 20 años y no ha podido legalizar sus documentos. Entonces espero que con esta decisión ese proceso sea más rápido, porque hemos intentado con los abogados y no se ha logrado, entonces si yo puedo ir al Ejército y luego podría ayudarla”.

Su meta a largo plazo es llegar a convertirse en comandante de batallón en el Ejército. Su consejo para otros estudiantes es no rendirse, preguntar y buscar ayuda para continuar sus estudios.

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