Introducción El libro que revolucionó el concepto de naturaleza
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o caeremos en la tentación de convertir Filosofía zoológica en un libro para multitudes. No lo es. Está escrito para un público con ciertos conocimientos de biología animal. Debería ser un texto de obligada lectura para biólogos y naturalistas. No ocurre así. Pedir peras al olmo es un imposible, lo sabemos. La obra es ignorada incluso entre los evolucionistas; rechazada por la tropa darwinista. La lectura en castellano se complica si tenemos en cuenta que la última impresión se remonta al año 1986. En esa fecha la editorial Alta Fulla edita el facsímil de la traducción, incompleta, impresa en Valencia por Francisco Sempere allá por el año 1911. Anteriormente, en 1971, le editorial Mateu publicó una traducción directa pero, igualmente, limitada a la primera parte de la obra. Un panorama desolador que la presente traducción integral remedia cabalmente. Existiendo el libro, la pregunta es ¿por qué leerlo? Hace tiempo que comprendimos las razones reflexionando sobre un texto de Italo Calvino: Por qué leer los clásicos. Las contamos. Porque siendo un libro muy conocido, de oídas, su lectura resulta nueva, inesperada, inédita. Porque es una lectura de descubrimiento, tanto si se relee como si lo disfrutamos por primera vez. Porque es una obra que nunca se acaba; que fascina incitándonos a volver. Porque recuperamos un viaje iniciático lleno de promesas; viaje necesario, imprescindible. Por supuesto, porque siendo un clásico es un tesoro cultural irrenunciable. Anticipemos que el estudio introductorio es sencillo, directo. Primero conocer al autor. Luego analizamos el ideario. Terminamos valorando la repercusión científica de la obra. El apartado bibliográfico avala el relato.
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