Sección
2 Ulla Jelpke (Die Linke, República Federal Alemana)
Nació el 9 de junio de 1951 en Hamburgo. Trabajó como peluquera, oficinista y librera. Tras retomar los estudios universitarios, en 1993 se licenció como socióloga y economista. Como activista del 68 participó sobre todo en el movimiento autónomo feminista y en los movimientos pacifistas y ecologistas. Desde el año 1981 hasta el 2000 trabajó ad honorem como asistente social en el sistema penitenciario. Desde el 2002 hasta el 2005 fue jefa de la sección de Política Interior del diario marxista Junge Welt, en Berlín. Entre 1981 y 1989 fue elegida dos veces diputada de la
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Lista Verde-Alternativa (Grün-Alternative Liste, GAL) en el parlamento regional de la ciudad-estado de Hamburgo; allí, trabajó principalmente en las comisiones de Interior, Derecho, Derechos de la Mujer y Asuntos Sociales. Durante ese período, en el marco del sistema rotativo, durante tres años también fue coordinadora responsable de Derechos de la Mujer en el grupo parlamentario de la GAL. Desde el año 1990 hasta el 2002 fue diputada no inscrita del Partido del Socialismo Democrático (Partei des Demokratischen Sozialismus, PDS) en la Cámara Baja del Parlamento Federal alemán (Bundestag), donde volvió a ingresar en 2005 y hoy es portavoz en Política Interior del grupo parlamentario Die Linke. Con posterioridad a la entrevista, Die Linke ha participado en diversas elecciones regionales, con resultados desiguales (por ejemplo, ligero avance en MecklemburgoPomerania Occidental: 17,9%, 1,1% más que hace cinco años; resultado estable en Hamburgo: 6.4%; leve retroceso en Baden-Württenberg 2,8%, menos 0,3%; retroceso más acusado en Berlín: 13,4%, menos 1,9%). En las elecciones generales del 2009 obtuvo un 11%. Sus actuales expectativas de votos son del 6%. Entre los días 21 y 23 de octubre tuvo lugar el II Congreso del partido; resumimos sus principales acuerdos en una nota a pie de página de la entrevista. El Congreso se caracterizó por un acuerdo muy amplio entre el sector favorable a buscar acuerdos de gobierno con el SPD y los Verdes y la corriente de «izquierda», cuya figura más conocida es Oskar Lafontaine, que se orienta a constituir una alternativa diferenciada de esos partidos. El consenso programático no ha evitado que, pocos días después de la clausura del Congreso, ambas corrientes manifiesten serios desacuerdos sobre la futura dirección del partido.
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¿Cómo caracterizarías políticamente a los dos grandes componentes de Die Linke, la WASG y el PDS? El Partido del Socialismo Democrático (PDS, Partei des Demokratischen Sozialismus) y la Alternativa Electoral por el Trabajo y la Justicia Social (Wahlalternative Arbeit und soziale Gerechtigkeit, WASG) tienen, en el fondo, historias diferentes. Se puede decir que el PDS surgió, principalmente, del Partido Unitario Socialista (Sozialistische Einheitspartei, SED) de la ex República Democrática Alemana (RDA) y que la WASG tiene raíces socialdemócratas y sindicales. La WASG se desarrolló sobre todo en Alemania Occidental, cuando muchas personas insatisfechas se dieron de baja del SPD. El miembro más importante de la WASG era Oskar Lafontaine, ex presidente del Partido Socialdemócrata (SPD) y anterior jefe de gobierno regional del Sarre. Entonces, hasta el año 2009 compartió con Lothar Bisky la presidencia del partido Die Linke y con Gregor Gysi la presidencia del grupo parlamentario en el Bundestag. La WASG y el PDS representan culturas políticas diferentes. ¿Cómo han logrado unificarse en estas condiciones? El PDS surgió del SED, que estaba en el poder en la RDA. O sea que se trata de un partido sucesor, fuertemente marcado por la RDA y determinados principios fundamentales. Así, por ejemplo, seguía manteniendo el objetivo de construir el socialismo. Pero también en cuanto a las condiciones de trabajo o la igualdad entre hombres y mujeres —no sólo de derechos, sino también de remuneraciones—, el PDS llevaba la impronta del pasado de la RDA. Por otra parte, se puede decir que la WASG se orientaba desde el principio fuertemente a cuestiones sindicales; en realidad, las luchas sindicales siempre estaban en
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el primer plano. Entre otras razones, esto se debe a que muchos afiliados de la WASG eran liberados sindicales o delegados de los trabajadores. También hay que tener en cuenta que muchos de los que en aquél entonces abandonaron el SPD, lo hicieron precisamente porque este partido hizo una política social muy injusta durante su gobierno. Incluso podemos decir que esta política antisocial del SPD repercute hasta la actualidad, en el sentido de que los socialdemócratas tuvieron malos resultados en las encuestas y en las elecciones, también en ocasiones recientes. En el fondo, el SPD perdió su credibilidad, porque la gente dice: «En aquellos tiempos, vosotros estuvisteis en el gobierno e hicisteis exactamente lo contrario de lo que habíais prometido; habéis empeorado nuestra situación; y en especial, la de las clases “de abajo”». En el año 2005, el PDS y la WASG se presentaron por separado a las elecciones para el Parlamento Regional del Land Renania del Norte/Westfalia, y juntos obtuvieron un escaso 5% de los votos; la WASG obtuvo casi un 3% y el PDS un 2%. Esta experiencia nos enseñó que la WASG y el PDS se quitan votos mutuamente si se presentan a las elecciones por separado; o sea que había que acordar alguna medida. Los programas electorales de ambos partidos tenían grandes coincidencias en cuestiones fundamentales; por ejemplo, en cuestiones sociales, en la oposición a la guerra y en la demanda de justicia social; y además, en el rechazo a las desigualdades que siguen existiendo entre el Oeste y el Este de Alemania. La conclusión fue que teníamos que conversar y pensar cómo unirnos en un partido. También hay que tener en cuenta que las leyes electorales alemanas prohíben alianzas electorales entre los partidos. Finalmente, todo esto dio lugar a que para las elecciones al Bundestag del 2005 se acordara la presentación
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conjunta en una lista del PDS, declarando en público que éste era el resultado de un convenio entre ambas organizaciones y que en la lista del PDS se iban a presentar a las elecciones candidatos de la WASG. Entonces, en las elecciones al parlamento federal del 2005, el PDS obtuvo alrededor del 9% de los votos y 53 escaños. Esto dio inicio a una fase de debates conjuntos muy intensos sobre la unificación de ambos partidos. No se redactó ningún programa general, sino que se fijaron posiciones políticas comunes sobre temas fundamentales. Por ejemplo: no somos pacifistas, pero estamos contra la guerra como recurso político. Hay que tener en cuenta que en aquel entonces tenían actualidad las guerras contra Irak y Afganistán y que se pronunciaban constantemente amenazas de guerra contra otros países, como Irán. Un segundo punto del acuerdo contemplaba la importancia de la justicia social, ante todo para personas que perdieron su empleo y dejaron de percibir ayuda para el desempleo; o sea las personas que reciben una ayuda por debajo del mínimo, conforme a las normas Hartz IV10. Juntos, queremos luchar contra Hartz IV y el aumento de la edad de jubilación a 67 años. Hasta el día de hoy, en Alemania no existe el salario mínimo. Fuimos los primeros en presentar al Bundestag un proyecto de ley sobre el salario mínimo. Resulta interesante recordar cómo procedimos: durante un congreso nacional del SPD se aprobó una moción a favor del salario mínimo; entonces nosotros, en Die Linke, retomamos 10 Reforma neoliberal del subsidio de desempleo implantada en el año 2005 por el gobierno del canciller socialdemócrata Gerhard Schröder; fue elaborada por el consejero del canciller para temas de empleo Peter Hartz, antiguo director de recursos humanos de la Volkswagen; entre otras medidas reducía la duración del subsidio de desempleo a doce meses, tras los cuales la recepción de una ayuda ínfima estaba condicionada a la aceptación de cualquier trabajo, incluso pagados a un euro la hora.
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esa moción y sobre esa base presentamos un proyecto de ley en el Parlamento alemán. Y entonces el SPD, que estaba gobernando junto con la Unión Cristiano-demócrata (CDU) y la Unión Cristiano-social (CSU), votó en contra de lo que ellos mismos habían acordado inicialmente. Hoy, el salario mínimo que proponemos es de 10 euros por hora. Pero el punto más importante del acuerdo entre la WASG y el PDS es la política relacionada con una participación en el gobierno: establecimos unos criterios según los cuales rechazaríamos la participación en cualquier gobierno que debilite derechos sociales o reduzca el gasto social. ¿Es una política del PDS, de la WASG o de ambas organizaciones? Es una política de ambas organizaciones, aprobada conjuntamente. Eso significa: ninguna política de recorte presupuestario a costa del gasto social, ninguna reducción de puestos de trabajo en el sector público, ninguna privatización... Por el contrario, pensamos que ahora habría que tratar de volver a nacionalizar; por ejemplo, en el sector energético y en la gestión de aguas, que en muchos Estados federados también ha sido privatizada. Con la consecuencia, por ejemplo, de que en Berlín el agua es un 20% más cara que en Renania del Norte/Westfalia. En cuanto a una posible participación en un gobierno federal, el rechazo de cualquier clase de participación de las fuerzas militares alemanas en el extranjero sería una de las condiciones previas. Para Die Linke tiene una importancia fundamental mantener la confianza de la gente, ser creíble. Hay que reconocer que esta credibilidad queda afectada cuando el partido participa en gobiernos de coalición en Berlín y Brandemburgo que, lamentablemente, pasan por alto al-
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gunos de los criterios arriba mencionados. Así, por ejemplo, hay un gran problema con la política energética en Brandemburgo. Allí todavía existen muchos yacimientos carboníferos y, antes de las elecciones, Die Linke realizó una campaña muy activa contra su explotación. Pero el gobierno en que participamos siguió subvencionando el carbón. El gobierno de la ciudad-estado de Berlín también pasa por alto los criterios relacionados con ahorro de personal en el sector público y reducción de gastos sociales. Esto genera tensiones en todo el partido. ¿Cuál era el objetivo principal cuando se fundó Die Linke? ¿Influir sobre el SPD para orientarlo más hacia la izquierda, o más bien crear una fuerza autónoma que modifique a largo plazo la situación de la izquierda en Alemania? Die Linke es un proyecto a largo plazo. Claro que queremos ejercer presión sobre los partidos existentes. Pero tenemos objetivos propios, los que acabo de nombrar: contra la guerra, por los derechos sociales... Considerados en su conjunto, son los puntos que orientan nuestro trabajo a largo plazo, que va mucho más allá de una presión momentánea sobre la socialdemocracia. ¿Cuál es la base social de Die Linke: sindicalistas, gente joven, votantes, población activa, población pasiva...? En cuanto a nuestra composición social, somos un partido muy heterogéneo. Cuando se unieron la WASG y el PDS en el año 2007, dos de cada tres afiliados eran de Alemania Oriental, y la mayoría de ellos ya habían militado en el SED. En aquel entonces, el 70 por ciento de los afiliados a este partido eran mayores de 60 años y sólo el 3,3% menores de 30. Por decesos de los afiliados mayores de Alemania Oriental, aún pertenecientes al SED, y el ingreso
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de nuevos afiliados, ante todo en Alemania Occidental, la distribución territorial del partido se va desplazando lentamente hacia el Oeste. Hoy, una gran parte de los militantes tienen entre 40 y 60 años; pero también hay mucha gente más joven, agrupada en organizaciones estudiantiles o juveniles. La gran mayoría pertenece a la clase media baja, pero también tenemos un gran porcentaje de desempleados y receptores de Hartz IV. Nuestro porcentaje de mujeres es del 30 por ciento aproximadamente. ¿Tiene Die Linke una relación regular con la SDS [Sozialistischer Deutscher Studentenbund, Federación Socialista de Estudiantes de Alemania, la organización más representativa del movimiento estudiantil en Alemania]? La Federación Socialista de Estudiantes de Alemania (SDS), que alrededor de 1968 era el germen de la nueva izquierda, se disolvió en 1970. Pero ahora tenemos la asociación afín a nuestro partido, que ha retomado conscientemente la sigla SDS para enlazar con esta tradición. Hoy, es la sigla de Sozialistisch-demokratischer Studierendenverband (Asociación de Estudiantes Socialista- democrática). Además, también está la asociación juvenil afín a Die Linke que se llama Linksjugend. Has dicho que Die Linke es un partido heterogéneo, con diversidad de opiniones y corrientes. ¿Hay una democracia interna que permite que haya debates y que los militantes puedan participar efectivamente en ellos, o las discusiones se realizan en ambientes más cerrados, como por ejemplo, en el grupo parlamentario? Y este pluralismo interno, ¿recorre toda la organización, o más bien queda reservado a la dirección del partido?
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Sí, creo que Die Linke es una organización muy democrática. Ahora, por ejemplo, estamos llevando un debate sobre el programa, que está siendo muy democrático y muy controvertido; con reuniones, con foros, donde la gente aporta sus ideas. Es cierto que mucha gente del partido dice que se decide demasiado desde arriba. Pero creo que en Die Linke hay muchas oportunidades de practicar la democracia, y que estas oportunidades efectivamente se utilizan. Claro que en el partido también tenemos corrientes; como por ejemplo «Die Linke Anticapitalista», «Die Linke Socialista» y el Foro del Socialismo Democrático. Estos últimos son los «reformistas» del partido, los menos radicales de izquierdas, que abogan fuertemente por una participación de Die Linke en los gobiernos, en general. A menudo, esta corriente no se siente adecuadamente representada por la dirección del partido. ¿Hay una estimación en cuanto a la relación de fuerzas entre estas corrientes? ¿Qué representan, más o menos, cada una de ellas en el partido? Es difícil de contestar, pero yo diría que la mayoría es fluctuante. A veces la tiene la corriente que desea participar en coaliciones de gobierno con el SPD y otras veces la corriente más radical que rechaza dicha participación. Pero también hay un grupo grande de independientes en el partido, que no pertenecen a ninguna corriente. En el congreso fundacional de Die Linke, Lafontaine afirmó en su discurso que hay tres figuras históricas que representan al partido: Rosa Luxemburgo, Karl Liebknecht y Willy Brandt. Por lo menos desde la cultura de la izquierda alternativa española, es una mezcla rara. Los militantes de Die Linke, ¿consideran que estas tres figuras tienen
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una homogeneidad política básica y que son un referente común del partido? Sí, aquí también hay muchos que piensan que es una mezcla rara. Claro que Rosa Luxemburgo y Karl Liebknecht armonizan bien juntos; ambos se dieron de baja, en su día, del SPD y fundaron el Partido Socialdemócrata Independiente de Alemania (USPD) y más tarde el Partido Comunista de Alemania (Kommunistische Partei Deutschlands, KPD). Pero Willy Brandt es un socialdemócrata ambiguo; en su momento promovió muchas reformas sociales, pero al mismo tiempo, al menos en mi opinión, no hizo una política en la que debería orientarse un partido de izquierdas. Así, por ejemplo, bajo su gobierno se implantó la inhabilitación laboral contra comunistas empleados en el sector público. Vamos a centrarnos ahora en las experiencias de Die Linke desde su fundación. ¿Han sido absorbidos por el parlamento los mejores militantes, y se han alejado del trabajo en la base? Justamente, ése es el peligro. Tras las elecciones parlamentarias del 2009, ahora estamos representados en el Bundestag con 76 diputados. Además, entramos en los parlamentos de muchos estados federados: de los 16 existentes, sólo nos faltan Renania-Palatinado, Baden-Württemberg y Baviera; en todos los demás, tenemos representación. También hay cientos de miembros del partido que son alcaldes, concejales, etc. Creo que nos hace falta llevar un debate a fondo sobre el trabajo extraparlamentario. Así por ejemplo, en los comienzos del PDS, se decía que los neonazis no podían ganar fuerza en las elecciones en Alemania Oriental porque el PDS hacía un fuerte traba-
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jo de base, extraparlamentario. Más tarde, los neonazis11 ingresaron en el parlamento regional de MecklemburgoPomerania Occidental. Los mismos neonazis explicaron su éxito diciendo que el PDS había abandonado su trabajo de base y que ahora eran ellos los que hacían ese trabajo; por ejemplo, asesorando a los parados, organizando fiestas infantiles... un trabajo que nuestra gente había abandonado. Gracias a este trabajo de base, los nazis pudieron ingresar en el parlamento de Mecklemburgo-Pomerania Occidental, mientras que muchos votantes insatisfechos tenían la sensación de que el PDS ya era un partido «del sistema». Si hacemos una fuerte política de base, los neonazis no tendrán ninguna oportunidad en el Este, que es donde son fuertes. Muchos de nuestros militantes que están ocupando cargos se han alejado de muchas áreas de la base o del movimiento, lo cual es un gran peligro. En un principio, nos votaron por protesta contra la política en general; y si bien es cierto que hemos conseguido resultados con el trabajo parlamentario, hay que evitar que éste nos absorba.
11 Según la agencia EFE (6/12/2011) el diario berlinés de izquierda Der Tagesspiegel ha informado de que hay en Alemania 9.800 ultraderechistas dispuestos a utilizar la violencia. Se observa una tendencia a la «politización y el accionismo político», de lo que el periódico califica de «neonacionalsocialismo», frente a lo que hasta ahora se consideraba como un mero «neonazismo» superficial y sin una raíz ideológica. El mayor aumento de adeptos lo lograron los llamados «autónomos nacionalistas». Se calcula que ya hay unos 6.000 individuos que se identifican así. En contraposición, se evidenció una progresiva pérdida de militantes por parte de las principales formaciones de la ultraderecha, el NPD y la Unión del Pueblo Alemán (DVU). Las informaciones de Der Tagesspiegel coinciden con una serie de informaciones relacionadas con una célula de neonazis que a lo largo de diez años asesinaron a nueve inmigrantes y una agente de la policía. Esos casos motivaron el debate sobre la posibilidad de prohibir el NPD —como propuso la propia canciller Angela Merkel—, tras el fracaso de la solicitud presentada en 2000 por el Gobierno y el Parlamento ante el Tribunal Constitucional.
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¿Es Die Linke un referente nacional o es más bien una fuerza marginal en los grandes temas políticos que hay en Alemania? ¿Se preguntan los grandes medios de comunicación qué propone Die Linke sobre esos temas? Se puede decir que los medios de comunicación en gran parte nos ignoran y nos silencian. ¿Qué clase de medios? ¿Periódicos, televisión...? Salimos sobre todo en programas de entrevistas y no tanto en las noticias; pero no con una frecuencia acorde a nuestra fuerza social y representación parlamentaria. En proporción a esto, a los Verdes, por ejemplo, se les tiene mucho más en cuenta que a nosotros. Eso sí, salimos inmediatamente en los medios cuando en alguna parte hay una pequeña disputa o cuando hay alguna contradicción entre cualquiera de nuestros dirigentes. También hay que decir que los medios de comunicación alemanes difunden muchas cosas falsas sobre nosotros; se intenta dibujar la imagen de que en Die Linke no se ponen de acuerdo, que son caóticos, extremistas. Y así, somos el único partido representado en el Parlamento federal que está siendo vigilado por la Oficina Federal de Protección de la Constitución. Constantemente tratan de dividirnos, destacando a los que se adaptan a la política convencional como los sensatos, «los buenos», mientras que aquellos que, por ejemplo, luchan contra el depósito final de residuos nucleares de Gorleben en la zona de Wendland, Baja Sajonia, participando en manifestaciones y bloqueando las vías, son «los malos». Y eso a pesar de que todos estuvimos allí, todas las corrientes de Die Linke estuvieron representadas en
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la manifestación contra el transporte de estos residuos en los contenedores Castor. ¿Cuál es la política de comunicación de Die Linke? ¿Dispone de medios propios? ¿Con qué política hace frente a esta hostilidad de los medios convencionales? Hay periódicos de izquierdas como Junge Welt o Neues Deutschland, que escriben mucho sobre Die Linke. También tenemos un periódico del grupo parlamentario y otras publicaciones regionales y nacionales. Y claro que también trabajamos mucho en Internet, véase http:// www.die-linke.de/, etc. Hay muchas publicaciones, mucho material que acercamos a la gente mediante stands informativos en las ciudades, en foros y conferencias, etc. De esta manera, tratamos de conseguir la presencia pública de la que nos privan los medios de comunicación. Los periódicos que has mencionado, Junge Welt y Neues Deutschland, ¿son periódicos de Die Linke o son periódicos independientes de izquierdas? El Neues Deutschland era el órgano oficial del PDS; hoy ya no tiene esa función, pero sigue estando con Die Linke y se siente muy unido a la gente de Die Linke; Junge Welt es un periódico de izquierdas independiente, muy crítico con la política de Die Linke, pero solidario. ¿Cuál es vuestra relación con el feminismo, el ecologismo, el movimiento autónomo...? ¿Hay vínculos más o menos regulares de Die Linke con estos movimientos sociales? Die Linke se considera un partido socialista-feminista. Impusimos una cuota mínima del 50% de mujeres en puestos de dirección; en el Bundestag somos bastantes
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más mujeres que hombres: 42 y 34 respectivamente. Cuando hay menos mujeres en una instancia cualquiera, decidimos que ese cargo tiene que quedar libre hasta que se encuentren mujeres que lo asuman. Hay muchas feministas en el partido, que controlan muy de cerca que no haya fallos en esto. Además, el partido viene de una tradición del antifascismo. La RDA tuvo una tradición fuertemente antifascista. Pero también la izquierda radical de Alemania Occidental ha considerado desde siempre al antifascismo como una de las áreas políticas más importantes en el partido y en la sociedad. Pese a que muchos partidos burgueses nos hayan echado en cara el haber llamado a la desobediencia civil antifascista, nos mantenemos firmes y decimos: aun cuando la lucha contra los nazis «altere el orden», seguiremos adelante con ella. Y en esto, hay un consenso absoluto en todo el partido. En el movimiento ecologista todavía hay muchos déficits. El partido está empezando a desarrollarse y a dar una forma a la política ecologista y a participar en acciones. Aquí, hay viejas tradiciones que pesan: el SED de la ex República Democrática Alemana, del que provienen muchos militantes del PDS, era muy poco respetuoso con el medio ambiente y nada crítico frente a la energía nuclear o al carbón. La situación es muy diferente en Alemania Occidental, y yo misma, por ejemplo, era una luchadora contra la energía nuclear. Vengo de los Verdes, con quienes estuve durante diez años, y es algo que a una se le queda incorporado. Muchos militantes que crecieron en Alemania Occidental vienen de este movimiento contra la energía nuclear, del movimiento ecologista... o sea que luchamos durante muchos años contra las numerosas centrales nucleares de Alemania Occidental. Pero en el conjunto del partido, en general, la defensa del medio ambiente es demasiado débil.
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