primera parte
Mantenerse en pie
«[...] de repente pues te falta el salario y te quedas, como nos quedamos los obreros sin salario, te quedas sin planes y casi casi sin futuro. Y entonces te das cuenta de que habías vivido en ese letargo que te organizan tan bien; en el que la clase obrera no existe, en el que crees que eres lo que te dicen que eres, en el que no tienes voz y además, bueno... pues estabas ahí tan a gusto y casi ni te lo planteabas, ni lo necesitabas...» Carmen
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«Chema me dio un acuario porque sus hijos ya no lo querían y estuvo dos meses en el salón, en el suelo... porque mi vida se paró y dos meses en el suelo, porque lo llevaba en una carretilla porque pesaba mucho... dos meses ahí.» Idoia
«“¿Qué vamos a hacer? con una niña tan pequeña. Eso no lo pueden cerrar. ¿Cómo van a cerrar esa pedazo de fábrica si ayer me decías que la estaban ampliando?” Él me tranquilizaba diciéndome que todo iba a salir bien. Esa fue la primera vez que me quedé sin leche. Se me cortó de golpe.» María
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Somos
[En el Estado español, el sistema Coca-Cola, desarrollado a partir de concesiones conseguidas en época franquista, cuenta con siete embotelladoras (Begano, Asturbega, Norbega, Cobega, Colebega, Rendelsur y Casbega) y un total de 11 fábricas. En febrero de 2013 se fusionan en Coca-Cola Iberian Partners —CCIP—. Casbega distribuye en la zona centro, donde se concentra el mayor consumo por habitante de toda Europa. En diciembre de 2013 aparecen noticias en prensa sobre el posible cierre de 4 plantas. Fuenlabrada no está entre ellas. Sus trabajadorxs se movilizan en solidaridad con las fábricas amenazadas. El 22 de enero de 2014, por la mañana, se firma el convenio colectivo de Casbega. Por la tarde en una reunión con lxs representantes de lxs trabajadorxs, la empresa anuncia la presentación de un ERE. Afectará a 1 250 trabajadorxs e implicará el cierre de 4 plantas. Entre ellas, Fuenlabrada.]
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Pulido
uando anunciaron lo de los cierres (no de los centros, sino movilidad geográfica) hicimos una concentración a últimos de diciembre en la puerta de la fábrica y a partir de ahí ya anunciaron los cierres, despidos, movilidad funcional y geográfica. En el momento clave de anuncio del cierre, efectivamente la sección sindical de CCOO nos fuimos al hotel donde era la reunión para empezar el periodo de consultas y ahí anuncian ya los cierres de las plantas, entre ellas
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uenlabrada. Los compañeros que estaban en la mesa y el F resto de la sección sindical que no estábamos entre los doce miembros, lo vivimos como algo... Recuerdo aún la sala del hotel, muy oscura, oscurísima. Era el 22 de enero, por la mañana acabábamos de firmar el convenio colectivo por dos años sin ninguna traba, y aquello parecía como un antro, con muy poca luz, personas que no conocíamos de Coca-Cola Iberian Partners, sindicalistas que tampoco conocíamos porque eran de toda España, y recuerdo que nos la querían jugar ya desde el primer momento. Comenzó mal porque nos negamos a firmar el acta, porque incluso hubo algo que sí lo pudimos vivir. Lo vivimos directamente quienes estuvimos allí. Cuando hay un receso, cada sindicato está en una sala, y estábamos pendientes de si llegan al acuerdo o no, acuerdo de firmar el acta o añadir documentación... Y en ese momento, recuerdo aún que el abogado que estaba fuera, nuestros compañeros de Comisiones de toda España, antes de salir del receso, llega el abogado y dice: —Pues podemos ya ir firmando el acta y esperando a que salgan los compañeros. Entonces yo personalmente me levanto de mi silla y digo: —Si hemos esperado aquí dos horas a un sindicato para que venga de la rueda de prensa y entramos dos horas más tarde a una mesa, entonces si hemos estado esperando dos horas, pues vamos a esperar a los de Comisiones. Entonces hubo un silencio sepulcral, el abogado se sentó y ya, silencio hasta que salieron. Y a renglón seguido con todos los problemas que había entre los sindicatos, que nos dijeron que no éramos leales porque no queríamos firmar el acta, dijimos que no. Y el conflicto empezaba de la peor forma, que ni siquiera la mesa estuviera de acuerdo en un acta. Y allí en aquel antro que parecía siniestramente preparado para tal fin. Cuando anunciaron los cierres ya serían las cuatro o las cinco de la tarde, como mínimo, salimos de allí y la vivencia directa con nuestros compañeros era imposible. Tuvimos que ir a Cristino Martos a la Federación
groalimentaria a p A onernos en marcha con las acciones oportunas en la reunión que tuvimos. Teresa Parecía una tarde más, había salido de la oficina y estaba en casa tomando un café. Nuestros representantes sindicales se reunían esa tarde con CCIP, les iban a informar de qué manera iba a desarrollarse la fusión en España. Por ese motivo estaba pendiente del móvil. Finalmente llegó un wassap, «cierran fuenlabrada, pásalo». No puede ser... lo leí y releí varias veces. Cierran Fuenlabrada… imposible. Enfado, impotencia, perplejidad. ¿Por qué? Mi centro de trabajo no era Fuenlabrada. Yo trabajo en Las Mercedes, pero nunca me sentí ajena a la agresión, era una damnificada más de un ERE injustificado. Siempre tuve claro que había que luchar por los puestos de trabajo. A partir de ahí nada volvería a ser igual. La semana siguiente, laboral y psicológicamente fue especialmente dura. Ya se empezaba a palpar que la gente no iba a apoyar a los compañeros de Fuenlabrada y que íbamos a ser una minoría, por lo que los enfrentamientos entre compañeros y mandos fue la tónica general esa semana. Mercedes Sí que quiero lanzar una oda a las mujeres de este conflicto, que son las que trabajamos y las que nos han acompañado, que sí que es verdad que sin ellas no hubiera sido posible, no sé si está en la genética de las mujeres pero cuando llega un conflicto de estas características, no hay ni una sola batalla donde no estén las mujeres diciendo: ¡vamos! Porque si hubieran dicho: ¡frena! No hubiera habido batalla… Cuando pasó esto, sí que es verdad que nos pilló de sorpresa. Yo personalmente tenía graves conflictos con los propios compañeros del comité porque les decía «viene algo, esta actitud de la empresa está encaminada a hacer daño». Y teníamos unas peloteras en la sección sindical... Yo, en la sección sindical soy la única mujer, y me decían que por
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qué lo decía y yo decía: lo estoy viendo. Por eso de ahí la ira, porque cuando dijeron que cerraban Fuenlabrada yo tenía esa sensación de cuando tienes un niño y dices ¡cuidado que metes los dedos en el enchufe! ¡Cuidado que metes los dedos en el enchufe! ¡Y mete los dedos! Y me sentía absolutamente frustrada, no había podido hacer ver que esto llegaba... Porque preveía pero no sabía cómo explicarle a la gente que algo estaba pasando. Es verdad que en esta empresa nadie podía pensarlo, porque no había, ni hay, datos para que se diera. Simplemente por el mismo motivo que empieza una guerra, empieza esto. Es porque yo quiero lo que tú tienes; ni más, ni menos. Es el vil metal lo que hay detrás de todo esto. El aprendizaje de esto es tener claro lo que algunos sí sabemos: que en una empresa, lamentablemente, en esta sociedad, eres un puñetero número. No eres nadie, lamentablemente. La calidad humana te la da el humano que está al lado, pero no el ente, el ente es frío, es ruin, es malvado, es malo, porque no ve nada más que el número. 22
Raúl Mi nombre es Raúl, tengo 34 años y ahora mismo llevo 12 años en esta empresa. Al principio llegué de carambola, estaba trabajando en otra empresa y estudiando y aquí ofrecían jornada continuada, ocho horas del tirón para hacer las prácticas y me vine para acá. No sabía ni qué empresa era y cuando llegué aquí, y conocí la empresa me di cuenta que era el sueño de cualquier trabajador, trabajar en una multinacional importante, un buen trabajo, estable, con futuro. Tuve la suerte de quedarme, y conocí a mucha gente que antes del conflicto ya eran mi familia. Mi mujer se vino de su ciudad a Madrid y cuando terminó el curso tenía opción de prácticas y también se quedó para trabajar de forma eventual. Para nosotros la empresa era el sustento total y absoluto. Teníamos ilusiones de tener una familia, hijos. En un principio nos compramos un apartamento chiquitito al lado de donde
e studiaba mi mujer, luego decidimos venirnos aquí al lado del trabajo y nos metimos en otra hipoteca más. Tuvimos a mi hija. Con cuatro meses sabíamos que algo se estaba mascando aquí pero todos pensábamos que nos iban a quitar privilegios, derechos que habíamos conseguido, pero cuando llegaron las noticias del cierre... yo particularmente me quedé frío. A medida que fueron pasando los minutos y en la línea, el propio jefe de área no se lo podía creer y tú, menos, porque tienes menos información, se supone. Pero claro, cuando ya llegas a casa y se lo comentas a la mujer, y ella rompe a llorar, ahí sí empezaron aflorar los pensamientos y sentimientos, y obviamente, mi primera inquietud era que tenía una niña de cuatro meses, dos hipotecas; mi mujer en ese momento ya no estaba aquí trabajando, del paro le quedaban dos meses y los números no me salían. Entonces el miedo a perder la casa, a verte en... Y ahí sí que te desmoronas por completo. Daniel Andrés Me llamo Daniel Andrés, trabajo en el departamento de calidad, desde el año 2000. Después de ocho años de eventual logré el contrato indefinido. Estoy casado y tengo dos niños, uno mío y otro de mi mujer. Mi mujer es brasileña. Y nada, pues fue cuando empezó el conflicto el 22 de enero, yo estaba de baja de paternidad, y claro fue un shock porque nadie esperaba que la fábrica más importante que hay en España y la segunda de Europa cerrara así, ¡a cal y canto! Desde ese minuto, yo personalmente me empecé a mover para luchar. Y puedo ampliar a los apoyos sociales porque a raíz de ir a una reunión del 15M se nos invitó a mareas ciudadanas y a su vez a raíz de esas mareas, llegamos a la Marcha de la Dignidad... que eso ha sido como hemos empezado a entrar en los movimientos sociales para extender nuestro conflicto y llegar a la sociedad. Porque esto no ha sido un conflicto meramente laboral, sino que ahora mismo es un conflicto social porque hay muchas multinacionales detrás de Coca-Cola esperando a ver cómo se soluciona este conflicto para poner en
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marcha otros EREs y otras medidas represivas a trabajadores. Lo primero luché por evitar que cerrara la fábrica, y una vez acabando el proceso de negociación y viendo que la empresa no cedía, que seguía en sus trece de no abrir la fábrica, pues luchando por ganar este conflicto en los tribunales.
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Carmen Yo me llamo Carmen Abad, llevaba 28 años trabajando en Casbega. Mi padre también ha sido trabajador de Casbega, o sea que toda mi vida prácticamente ha estado vinculada a CocaCola. Además, en aquella época cuando yo era pequeña veníamos aquí a recoger los juguetes porque se vestían de reyes magos los compañeros y te daban unos juguetes, o sea que emocionalmente estoy muy vinculada a la empresa. Mi vida en ese momento era una vida muy estructurada, muy tranquila, muy planificada. Parecía que todo ya estuviera en su sitio, hasta que tuviera ochenta, ochenta y cinco, noventa. Todo lo tenía planeado y no me había pasado nunca por la imaginación que fueran a cerrar Fuenlabrada. Yo cuando oí que iban a cerrar Fuenlabrada no me lo podía creer. No voy a explicar el conflicto que ya ahondaremos en otros momentos. Pero bueno, desde entonces se puede decir que mi vida sufrió un vuelco, casi un tsunami; se ha dado la vuelta por completo. De tener la vida estructurada, poder hacer planes, que todo estuviera controlado, de repente, pues te falta el salario y te quedas como nos quedamos los obreros sin salario: sin planes y casi casi sin futuro. Y entonces te das cuenta de que habías vivido en ese letargo que te organizan tan bien; en el que la clase obrera no existe, en el que crees que eres lo que te dicen que eres, en el que no tienes voz y además, bueno, pues estabas ahí tan a gusto y casi ni te lo planteabas, ni lo necesitabas. Josefa Soy Josefa González Guijarro, hija, nieta, madre... Estoy aquí porque, además, estoy casada con Ernesto González Monterrubio, trabajador para Casbega desde hace unos 28 años.
Lo que es la vida: cuando él empezaba su vida laboral yo reprochaba a mis amigas que bebiesen Coca-Cola, por lo que de imperialista tiene tal bebida. Actualmente el rechazo hacia el consumo de cualquier producto de la marca lo justifico mucho más exhaustivamente. En enero del 2014, cuando nos anuncian las intenciones tan sibilinas de cerrar la fábrica, nos enteramos de que en la reforma laboral se contempla el planteamiento de un ERE no solo por razones económicas, también por cambio en el modelo organizativo. Nunca nos gustó esta reforma, secundamos la huelga contra ella en marzo del 2012. Dominado el impacto inicial ante tal despropósito había que actuar y estar donde fuese necesario, y es lo que hemos hecho desde el principio mi marido, mi hijo y yo, cada uno en función de nuestras circunstancias. Aurora La última vez que vi a mis hermanos fue el día de Nochevieja (2013), que cenamos todos en casa. Y se habló del tema pero nadie pensó en ningún momento que fueran a cerrar Fuenlabrada. Se hablaba de reestructuración, de reorganización, y de que igual alguno salía de la empresa y Jorge, mi hermano, le dijo a Paco, podemos hacer esto y esto si nos despiden. Mi hermano tenía un plan B. Mi hermano Miguel, también trabajador pero cargo intermedio, no entraba en ese plan. Y el 22 me llama mi hermano a las cinco y media, seis de la tarde diciendo que Fuenlabrada ha cerrado. Paco y yo nos echamos a llorar. ¿Qué va a ser de nosotros? ¿Qué va a ser de nuestro nieto? No sé cómo la familia se ha dividido, han hecho un bloque mis tres hermanos y yo me he quedado fuera. Yo en este conflicto he perdido mucho y no sólo el trabajo de Paco, yo he perdido una familia y he perdido una pierna. Porque yo tengo polio en esta pierna, pero el día de la carga policial, me la rompí y ahora me ha dicho el médico que tendré que llevar muletas de por vida. Yo me he dejado mucho. Si v olvemos a
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23/01/2014 · Primera reacción frente a la fábrica
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entrar nadie puede decir que ha sido gratis, he luchado mucho, me he dejado mucho, muchas noches sin dormir, mucho llorar. Daibel es mi nieto, Daibel nació en septiembre del año pasado y no salió del hospital hasta diciembre. Tiene una enfermedad rara y en diciembre salió del hospital y en enero nos despidieron. Aquello fue un mazazo para mí, yo creí que mi familia me iba a apoyar porque yo estaba con lo de Daibel moralmente hundida y ya encima luego que nos despiden me quedo sin familia. Ha sido todo muy, muy, muy duro. En el mes de mayo hablando con Paco, no podía más, me eché a llorar, le dije cosas como que me quiero morir, yo ya solo me quiero morir, se lo dije así. Paco me dijo tenemos que ir al médico, y yo le dije vamos, me llevó al médico y cuando Paco empezó a contarle al médico lo que me pasaba también se echó a llorar. Y le dijo que también necesitaba tratamiento. Y estamos los dos en tratamiento desde entonces. Paco Soy Francisco Íñigo y vengo a contar por qué no me apunté voluntariamente al ERE (a pesar de que por mi edad podría
haber sido prejubilado). El día 22 de enero del 14 nos dieron el primer latigazo y el 25 pasó un indeseable por mi casa a interesarse, y me dijo ¿y tú que vas a hacer? Y yo digo ¿pues qué voy a hacer?, trabajar para que la fábrica no cierre y tengáis futuro la gente como tú que sois más jóvenes que yo. Se les salían los ojitos de las órbitas. Y ya en ese día, ya vi quién era (el hermano de mi mujer). Ocurrió, también, que un día nos citaron en una asamblea en Lope de Vega con el abogado, con Enrique Lillo y cuando escuché a Lillo me dije, no puede haber otra forma. No puedes abandonar el grupo. Si te vas lo único que puedes hacer es perder. Si es que tuviese alguna duda, que no la tenía, aquel hombre me lo dejó muy claro, hay que seguir con el grupo. O con la patronal o con la lucha obrera. Lucía Soy Lucía, tengo 14 años. Lo que yo pienso sobre el tema de Coca-Cola es que es una injusticia laboral y me parece muy feo echar a 236 familias solo por gusto, teniendo un beneficio muy grande. Cuando comenzó la lucha y mi padre me dijo que tenía que ir a las manifestaciones, no sabía lo que eran, ni si quiera me creía que una fábrica como Coca-Cola cerrara. Idoia Me llamo Idoia Armendáriz, soy trabajadora en lucha de Coca-Cola de la Planta de Fuenlabrada. Tengo 34 años, entré aquí en el año 2006. Entré por una ETT, yo ni siquiera sabía que existía. Yo pensaba que la Coca-Cola la traían los camiones como te vendían en la televisión y entré con una ETT que no sé qué tejemanejes tendrían y aparecí aquí. Me dijeron que era Casbega pero yo no sabía que se fabricaba Coca-Cola. Tras dos años de eventual me hicieron fija. Yo soy compañera de los dos Danis en el laboratorio y como industrial, en el área industrial, fui la tercera mujer en incorporarse a plantilla fija del área industrial. Cuando me hicieron fija para mí fue una superlotería. Porque el trabajo me gustaba, los compañeros
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eran ideales, para mí trabajar no suponía ningún tipo de esfuerzo. A 15 kilómetros de mi casa con un salario digno, unos compañeros excelentes. Nosotros en el departamento en que estábamos teníamos contacto con todos los demás departamentos y a lo mejor al ser «niña» siempre te cuidan un poco más, están más atentos los compañeros y para mí fue un logro en la vida. Porque desde pequeña te enseñan que tienes que conseguir unas metas, unos objetivos. Yo siempre había estado un poco en contra de esos estándares de vida social: el tener una pareja, una familia, tener hijos, el tener un trabajo estable. Yo siempre he estado un poco en «no». Pues salí un poquito fuera de la norma, hasta que encontré este trabajo que no fue buscado... que luego lo valoro porque me encantó y quiero seguir trabajando ahí; pero bueno, me salí fuera de esa pequeña norma. De todos modos, aquí encontré a mi pareja (ahora somos ex-pareja), pero estuvimos aquí seis años de compañeros de trabajo y de pareja fuera de estas vallas. El gran error que tiene la sociedad es que tienes que hacer lo que te mandan. Y caí. Me compré una vivienda, seis meses antes de que pasara el ERE, nos separamos, yo me fui a mi vivienda nueva, muy contenta pero también con mucho miedo porque empiezas una vida nueva y a los seis meses se te rompe. Recuerdo que un fin de semana anterior, mi compañero de trabajo Chema me dio un acuario porque sus hijos ya no lo querían y estuvo dos meses en el salón, en el suelo... porque mi vida se paró y dos meses en el suelo, porque lo llevaba en una carretilla porque pesaba mucho... dos meses ahí. Y bueno, el choque emocional fue brutal porque luego te das cuenta que este tipo de empresas te absorben, te hacen pensar que eres imprescindible, te embaucan, te llevan a un pensamiento en el que yo me sentía parte de la empresa. Yo que siempre he sido una persona muy independiente, sin querer, no sé cómo lo han hecho, pero para mí ha sido un shock, peor que cualquier separación. Para mí, lo peor que me ha podido pasar. No se me ha muerto ningún familiar cercano pero para mí es lo peor. A nivel psicológico lo peor. Yo sí recuerdo
el primer día, que iba con mi madre a comprarme una mesita para poner el acuario y ese mismo día recibí el mensaje de Dani de que cerraban la planta. Me empecé a marear que casi me desmayo. Me tuve que tumbar porque mi mente no se lo podía llegar a creer, que de la noche a la mañana... de hacerte sentirte el número uno, la persona más importante para esta empresa. Esa sensación de que yo venía a trabajar sábados si hacía falta, remunerados evidentemente, pero bueno... lo que hiciese falta. Yo venía tan contenta y de repente te dicen: no perdona, es que te echo con una patada en el culo y te quedas diciendo... porque te lo marca la sociedad porque tienes un trabajo estable y un salario digno, entonces socialmente tienes que comprarte una vivienda, encontrar una pareja, y tener un hijo. En ese día a mí se me rompe todo. Todo a lo que he ido entrando. Y vuelvo no tres pasos atrás, es como un borrón y cuenta nueva. Y bueno... tuve momentos muy malos, porque claro, yo llegaba a mi casa, mis padres tienen 70 años, les cuentas... pero estaba sola, y dices, bueno, ¡qué sensación!, ¿no? Ahora ¿qué hago? Voy, vengo, no dormía, no comía, no sabía qué hacer. Absolutamente perdida durante muchísimo tiempo. Te hacen acomodarte a una sociedad, porque yo nunca me habría acomodado a una sociedad en la que todo vale y todo pasa, y tú estás como detrás de un velo. Me lo habían puesto y cuando me lo quitan, se abre el telón y te encuentras el abismo. Eso es lo que a mí personalmente me ha pasado. Que te llevan a un extremo. Te absorben, te dicen que tú eres imprescindible, que la igualdad, el valor, el trabajo, todo es recompensado y luego, bum, un acantilado asombroso. Jose Manuel Cuando empezó el conflicto tenía 35 años, de los cuales 34 años y 11 meses mi vida ha estado relacionada con Casbega. Mi padre trabajó aquí durante casi 25 años hasta que una enfermedad cruel se lo llevó, y un mes más tarde tuve la suerte de empezar mi camino en esta empresa. Tardé diez años en que me hicieran fijo y ahora empezaba a «vivir» teniendo
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una seguridad que en los tiempos que corren era muy importante. Imaginar en mi casa, para mi familia lo que significaba esta empresa. Los primeros días era de incredulidad. Estábamos seguros de que esto no nos lo podían hacer; si era «nuestra casa»... Luego: una rabia infinita. Mi casa está llena de símbolos de Coca-Cola, vasos, relojes, platos, toallas... y por último un dolor inmenso, es como si un familiar muy allegado me hubiera traicionado y encima se riera de mí.
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Daniel Me llamo Daniel Campos, tengo 37 años y empecé a trabajar en Casbega en 2001. Lo primero que quiero es dar las gracias al sindicato. No tengo palabras para agradecer lo que están haciendo por nosotros, también por ellos, nunca hubiese pensado que alguien pudiese luchar tanto. Dejan a sus familias, trabajan más horas de las que tiene el día, y no solamente al sindicato, hay compañeros que... Como dicen mis compañeros, la fábrica es muy grande. Éramos 600 personas y no sabíamos los unos de los otros. Pero aquí nos hemos conocido y hay gente que está haciendo un esfuerzo muy grande para que esto tire para adelante y siempre se lo agradeceré. Soy hijo de padres trabajadores, mi madre pertenecía al sindicato de Comisiones en una empresa y le hicieron un ERE extintivo. También le cerraron, pero la gente firmó y por unas y otras se diluyó y terminó con el despido de todos sin lucha. Aquí estamos luchando. Cuando yo me quedé fijo en Coca-Cola pensé: me ha tocado la lotería, la lotería de navidad también nos tocó y la otra cuando me quedé fijo. Y claro perder esto de la noche a la mañana no lo vamos a permitir. Tenemos que luchar y con el esfuerzo de todos llegaremos al objetivo de recuperar el puesto de trabajo. El conflicto me ha ayudado en lo personal porque mi mujer es una de las espartanas. Era una persona psicológicamente bastante débil, ha pasado varios procesos de depresión pero al contrario que las de Antonio y Dani que se han diluido, mi mujer se ha venido arriba. Se ha pasado tres pueblos, participa de todo,
28/01/2014 · Concentración frente al hotel Meliá
el Twitter lo quema, el Facebook lo funde, estoy orgullosísimo de lo que está haciendo porque me está sorprendiendo muchísimo. Nunca pensé que pudiese dar lo que está dando. En lo personal la fecha del 1 de abril que es cuando nos despidieron es muy importante. No por el despido, porque el 1 de abril me quedé fijo en 2003, el 1 de abril de 2006 me casé y en 2014 me despiden. Así que espero recordarlo como una fecha buena, porque espero que sea un despido momentáneo y que finalmente recuperemos el puesto de trabajo y volvamos a donde nunca debimos de salir, que es la fábrica. Me siento completamente orgulloso de pertenecer a los espartanos. Voy a ir siempre con la cabeza bien alta y voy a decir a mis hijos y a mis nietos, en caso de que los tenga, que luché por el futuro de ellos y de muchos trabajadores, que conocí gente maravillosa. Hay una frase que nos define a todos los espartanos y con la que terminamos los actos y es: —Ni un paso atrás. Que sepan que no vamos a dar un paso atrás nunca, que sepan que vamos a ir a por todas. Y nada más.
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[28 de enero de 2014: se abre el periodo de negociación obligatorio entre empresa y sindicatos. Lxs representantes de lxs trabajadorxs son convocados en diferentes hoteles de Madrid. Fuera, comienzan las movilizaciones.]
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Pulido Soy Leandro Pulido Arroyo, soy delegado sindical de Comisiones Obreras, soy miembro del Comité de Empresa de Fuenlabrada, y delegado sindical de toda Casbega porque Casbega no es solo Fuenlabrada ni solo Las Mercedes. Hay varias delegaciones y varios centros de trabajo. Las voy a enumerar porque es importante que se enumeren. Tenemos: Fuenlabrada como fábrica; el Centro de las Mercedes, que es un centro administrativo y comercial que está también en Madrid y luego, tenemos, (teníamos porque hay algunas que las cierran): Aranda del Duero, Valladolid, Zamora, Salamanca, Ávila, Segovia, Guadarrama, Aranjuez, Guadalajara y Toledo, Talavera y Alcázar de San Juan. Por la dinámica nuestra, como delegados sindicales, pues los últimos días del conflicto no lo hemos vivido dentro de la fábrica. Y yo me digo, no he vivido con mis compañeros y compañeras la realidad del conflicto en el puesto de trabajo. […] No haber podido vivir con los compañeros... porque estábamos ocupadísimos haciendo trabajos administrativo, panfletos, o sea dedicándonos a la verdadera labor sindical, y no podíamos convivir porque era imposible. Nos acostábamos a las dos y las tres de la mañana. No podíamos estar con ellos. Jorge Me llamo Jorge, tengo 37 años y trabajaba en el área de vidrio de aquí de la fábrica y llevaba 14 años, 9 años eventual y en 2009 me casé y me dejaron fijo. Y recuerdo que la persona que me entrevistó me dijo que viniera a firmar el 28 de diciembre, el día de los santos inocentes, y yo siempre digo que ese fue el regalo de la empresa de mi boda. Porque yo siempre decía: ¡joder qué regalo de boda que me ha hecho la
e mpresa! Mis amigos decían: «si es un trabajo de funcionario», y yo siempre decía «si tengo que ser un desgraciado y trabajar toda mi vida, que sea aquí...». Yo creo que es una frase, porque por las condiciones que ganaron esta gente era un buen trabajo. Yo quiero hablar de ese día, porque mis amigos siempre me decían: «Eres el tío más corporativo que hay». Porque en las redes sociales estaba siempre poniendo cosas de la felicidad. Y yo lo que quiero es destacar cómo se puede cambiar la opinión en un momento, de amar a una empresa a odiarla. Yo quiero recordar ese día que me fui a comer a casa de mis padres. Iba siempre que trabajaba de mañana... De hecho se ha convertido en mi gabinete porque ahora voy todos los días. No he ido al psicólogo de momento. No sé si me hará falta, pero mis padres son mis psicólogos. Comí ese día y hablé con Galeano por WhatsApp y me dijo: —He oído por ahí que cierra Fuenlabrada. Mis palabras de respuesta fueron: —¡Ya, has visto un burro volar!— y me acosté la siesta. Cuando me levanté, miré el teléfono e imagínate los wassaps que tenía y me vine abajo. Lo que te decía, de venir contento de trabajar y, de repente, levantarte y decir: —¡Qué hijos de puta! Yo llegué al salón, me vieron llorar y ellos me decían: —¿Qué pasa, qué pasa, qué pasa? —Que cierra Fuenlabrada. Llamé a mi mujer que estaba trabajando y no se lo creía. Fue un palo muy gordo, de estar felices, a odiarlos. La rabia, la impotencia que te da decir: —Pero, ¿por qué nos hacen esto? Nosotros hemos dado mucho en esta empresa. Todo. Hemos dado mucho en esta empresa; y así nos lo pagan. David F. Para mí una de las cosas que no olvidaré es que nos firmaron el convenio una mañana y por la tarde nos anunciaran el
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c ierre. Que mantuvieran todos los gastos e inversiones hasta el último día para que no sospecháramos. Esa forma rastrera y miserable de actuar no la olvidaré jamás.
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María Hola. Me llamo María. Tengo 31 años. Soy de un pueblo de Valladolid. Estoy casada con un trabajador de Casbega. Cuando conocí a mi pareja en el verano del año 2003 le acababan de hacer un contrato en prácticas en la fábrica en el área de mantenimiento después de haber hecho allí las prácticas del módulo que estudió. Después le hicieron un contrato indefinido y promocionó pasando del área de mantenimiento a la de la línea aséptica. A los dos años de haberle conocido me vine a Madrid a estudiar un ciclo de grado superior de química ya que en Valladolid no había posibilidades de hacerlo. Dejé en Medina a toda mi familia, a mis amigos… todo por venirme a estudiar aquí. Llevaba viviendo allí 21 años, toda mi vida pero sopesándolo bien era la opción que más me gustaba. Al oír hablar a mi marido de su trabajo, de la empresa, del convenio, del sueldo, de las facilidades que tenían yo me dije que yo también quería hacer allí las prácticas del módulo y poder trabajar allí también, y así fue. En el año 2007 entré como becaria en el área de calidad y medio ambiente. Al entrar allí supe de primera mano lo que mi pareja me contaba: maquinaria punta, compromiso y orgullo del trabajo, las instalaciones, la exactitud y pulcritud con la que se fabricaban los productos… En fin, un sueño hecho realidad el poder trabajar allí, con el ambiente de trabajo que había. Después de hacer allí las prácticas me hicieron contratos eventuales (con máxima duración de 6 meses y luego otros 6 meses en la calle hasta que te podían volver a llamar y contratos eventuales en fraude de ley porque debido a la periodicidad con la que nos llamaban deberíamos ser fijos discontinuos según la ley) todos los años, hasta el año 2012 que terminé con un contrato de interinidad por una baja maternal. En ese momento nos planteamos cambiar de casa, por una que estuviera más c erca
de la fábrica ya que hasta entonces vivíamos en un apartamento en Madrid y se nos iba mucho dinero en gasolina: dos coches y 80Km diarios. Nos vinimos a vivir a Fuenlabrada. Compramos un piso de segunda mano (nos lo podíamos permitir con nuestros trabajos) y alquilamos el de Madrid. A principios del año 2013 sacaron 3 plazas indefinidas para el laboratorio. Yo me quedé embarazada justo en ese momento pero llegué hasta el final del proceso de selección de esas 3 plazas. En la última entrevista comenté mi estado. Ya sólo quedábamos 5 personas pero no nos daban el resultado. En enero de 2013 fue cuando se produjo la fusión de todas las embotelladoras españolas cuando pasó a ser el grupo CocaCola Iberian Partners. Después de 3 meses, en marzo, de ese año nos dijeron que las plazas no iban a salir. Nos explicaron que era decisión de la nueva directiva. Terminé mi contrato en abril. Nuestra hija Antía nació en septiembre. Éramos felices. Teníamos una vida estable y dibujada como queríamos. En enero yo ya me estaba planteando el tener que dejar a Antía en la guardería ya que por los períodos de espera (4 meses de baja maternal) ya me podían volver a llamar y fue el fatídico día 22 de enero cuando me llamó Raúl y me dijo que cerraban la fábrica debido al ERE presentado. En ese momento yo estaba de pie y tenía a mi hija de 4 meses en brazos y me tuve que sentar porque creía que me iba a caer con ella al suelo. Mi primera reacción fue llorar y decirle a Raúl: —¿Qué vamos a hacer? Con una niña tan pequeña... Eso no lo pueden cerrar. ¿Cómo van a cerrar esa pedazo de fábrica si ayer me decías que la estaban ampliando? Él me tranquilizaba diciéndome que todo iba a salir bien. Ésa fue la primera vez que me quedé sin leche. Se me cortó de golpe. Tuve que empezar a dar a la niña biberones de leche de fórmula (que la verdad, no es muy barata que digamos). Después ha habido 5 veces más de quedarme literalmente seca, sin poder seguir amamantando a mi hija como me hubiera gustado, a golpe de sacaleches y madrugadas en vela, conseguí recuperarla.
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El 23 de enero es el cumpleaños de Raúl. Todo el mundo que llamaba para felicitarle le preguntaba qué pasaba con la fábrica y la gente se tomaba el lujo de poder dar su opinión gratuitamente sin saber absolutamente nada y sin saber que con sus opiniones nos hundían más con la incertidumbre del futuro incierto que nos esperaba.
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Yolanda A mí el día que Andrino me dijo que cerraban la fábrica fue uno de los peores que puedo recordar... lo único que podía sentir era un pánico terrible... y no pánico a perder el trabajo o el sueldo, con el que vivíamos muy bien, sino miedo a que él no pudiera tirar para adelante, a que la situación le superara y terminara en una depresión que nos arrastrara a todos. Mi marido estuvo en la misma situación y cayó enfermo... tan enfermo que ni su hija recién nacida ni su reciente matrimonio pudieron hacerle salir del pozo donde estaba sumergido y al final terminó tirándose por una terraza. Esto era lo que yo no quería que volviera a suceder. Se trata de un trabajo, pero la vida está por encima.... Desde el principio estoy a su lado, le dije que si le trasladaban, nos iríamos con él, que si cogía el dinero buscaríamos trabajo juntos y que si decidía luchar lucharíamos los tres hasta el final pero que nunca estaría solo. Lo más importante que yo quería que comprendiera es que después de la Coca-Cola sigue habiendo vida y que siempre vamos a apoyarle haga lo que haga. David La historia empieza en el 2005 cuando entro a trabajar en Casbega con un contrato en fraude de ley. Y ahí trabajé tres meses, se terminó el contrato, decidí no denunciarlo porque parecía que la empresa contrataba habitualmente así a la gente año tras año y bueno, pensé, si me llaman al año que viene, pues bueno. Además por un contrato de tres meses, por denunciarlo, no ganas nada. Al año siguiente me llamaron y trabajé seis meses. Todo el mundo me decía que lo
acía bien, pero bueno que aquí era muy difícil entrar fijo. Yo h como estoy sindicado de hace veinte años lo consulté y sabía que los contratos estaban en fraude de ley, pero tenía que esperar que me llamaran más años para incluso llegar a conseguir un derecho aunque la empresa no me lo reconociera, o incluso aunque luego en un juicio no consiguiera ganarlo. Entonces yo sabía que era fijo discontinuo en fraude de ley, y además los contratos estaban en fraude de ley y se podían denunciar porque la empresa está en la ilegalidad siempre, no solo ahora cuando ha hecho el ERE. Entonces yo también estaba en contacto con el Comité de Empresa, con las Comisiones Obreras de Casbega, y me decían que tranquilo, que no denunciara que no merecía la pena, que al final me iban a echar, me iban a dar un despido improcedente, que esperara al año que no me llamasen para denunciarlo. Y así estuve trabajando 9 años en fraude de ley. Yo sabía que era fijo discontinuo en fraude de ley. Pero la empresa no lo reconocía. Y cuando llegó el día del cierre, vi en el móvil que me habían metido en un grupo que ponía ERE Casbega, y llamé a Juan Carlos y me dijo que cerraba Fuenlabrada. Parece que el 22 fue un día que nos sorprendió a todos que cerraba la planta, pero esto venía de muy atrás. La fusión, una planta que iban a abrir en Toledo... que a todos nos ponía nerviosos. Entonces quienes estábamos sindicados y concienciados y estamos ya al hilo de estas cosas cuando no hay un conflicto, sabíamos que iba a haber juerga. Tampoco nos pilló por sorpresa. La sorpresa fue el cierre. No que hubiera un conflicto. Fernando Las vivencias que he tenido en este conflicto son de diferentes caracteres: pena, llanto y algunas risas. La pena y llanto es porque yo como tal no tengo sangre de Coca-Cola porque yo llevo aquí unos 20 años pero mi mujer casi se ha criado con los pechos de la Coca-Cola. Mi suegro que en paz descanse entró en esta empresa en el año 51. Es decir, toda la familia de mi mujer se han criado con leche de Coca-Cola, he vivido
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dos EREs camuflados, en una empresa me tiré 23 años y me echaron con 37 años, y en esta lo logré, por mi suegro, que en paz descanse, porque fue uno de los fundadores de Casbega, y entré y trabajar casi 20 años. Tengo 56 años. Vilma Mi nombre es Vilma, he estado dentro de la fábrica en el área del PET, aunque empecé en transformación. Afortunada y desafortunadamente fui compañera de Juan Carlos Asenjo en el trabajo. Y empiezas a mamar la fábrica de otra manera, porque vienes idealizada desde fuera, y dentro te encuentras con un montón de realidades diferentes y vas encarrilando un poco, te vas desenamorando de alguna manera, te vas dando cuenta de que la realidad es otra.
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Jesús Maestro Yo para esto es que me pongo muy eso... tengo aquí escrito casi un testamento, que no lo voy a leer, te lo voy a dar. [Muestra unos papeles escritos pero en lugar de leerlos se lanza a ser grabado.] La idea que me ha dado ahora al oír hablar a la gente, es hablar muy corrido por encima todo... Yo tengo que decir que me llamo Jesús Maestro, llevo en Casbega desde 1979, estaba en Valladolid y tengo que decir que he estado fenomenalmente en esta empresa, me ha dado una calidad de vida a mí y a mi familia, vamos, impensable para mi nivel intelectual y preparación, y estoy superagradecido en todo lo que ha sido la parte buena. Luego cuando empezaron todos estos temas... Luego en Valladolid, nos hicieron un traslado, no hubo ninguna reacción por parte de los sindicatos, ni de los compañeros. Creo que nosotros tampoco entonces estuvimos a la altura. Y la conclusión fue que cerró Valladolid y fue el traslado a Barajas y bueno en ese traslado, se vive todo... Yo vivía en Valladolid, no conocía nada de Madrid y dónde iba a ir a vivir, donde mi hijo a estudiar... y bueno para mí fue conflictivo, y duro. Bueno, me fui a vivir a Alcalá de Henares y a los dos años de estar en Barajas, me dio un
infarto. No es que me diera tal cual, me dio pero yo no lo sentí, en un reconocimiento de la empresa, vieron algo raro en el electro y luego me ingresaron... Yo para mí que fue a consecuencia de la tensión que se vive con estas cosas y luego me retiré más a lo que más me ha tocado vivir. Me operan del corazón, seguimos viviendo y al año siguiente cierran Barajas y me trasladan a Fuenlabrada. Sigo diciendo que para mí yo seguía viviendo muy bien porque para mí la empresa era buena, y sigue siéndolo hasta Iberian Partner, ¿no? Nos cierran Barajas, nos trasladan para aquí y, bueno, viene el conflicto éste. Ya se oía que algo estaba pasando, que se iban a cerrar plantas, pero ninguno pensamos que Fuenlabrada que era el icono de Casbega de España. Cuando la noticia voy al área de descanso el día ese, y veo salir a Jorge Flores [gerente de Recursos Humanos de Casbega] y a otro diciendo que habían puesto en el tablón de anuncios que Fuenlabrada se cerraba. Para mí fue... Yo me quedé blanco, le dije: —¡No me jodas! Yo me marché y ya estaba como sonámbulo. Santos Me llamo Santos. Llevo desde 1990 en la fábrica de CocaCola. Mi padre también estuvo trabajando aquí. Y bueno, el conflicto, como lo he vivido, pues al principio yo era uno de los mandos que estaba en la fábrica y los mensajes que nos enviaban eran un poco tranquilizadores hasta que un día en un despacho me reunieron, el director y el gerente nos dijeron que contaban conmigo porque creían que iba a haber una serie de conflictos y que contaban conmigo para amortiguar esta serie de conflictos que iba a haber y entonces fue cuando empecé a pensar que la cosa se iba a poner un poco seria. Sería sobre diciembre, finales de diciembre. Las cosas que estábamos viendo en la fábrica, cómo se hacían las producciones o cómo se estaba moviendo el material y diseñando la campaña de navidad, pues nos llamaban la atención. E igual que incumplimientos para entregar mercancía a
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istribuidores para que acumularan stock. Todo estaba fuera d de lo normal. Entonces yo tengo una niña que está enferma de diabetes y mi mujer dejó de trabajar y tenía una excedencia y yo le dije a ella que esto se iba a complicar pero no pensando que el cierre se produjera. Entonces ya en aquella fecha, cuando ya desde Comisiones nos enviaban los mensajes de lo que podía pasar, nadie esperaba viendo la fábrica que pudiera pasar eso. Yo la llamé y le dije esto cierra, o sea que te vas a tener que incorporar y ya nos apañaremos como sea y a ver qué decisión tomamos. En principio todo lo que te viene de la calle, de tus amigos y familia es coge el dinero y márchate. Es lo generalizado que hay. Pero yo nunca he tenido en mente eso. Para mí, la parte económica es una parte de mi vida que me complementa. Por eso mi mujer tampoco trabajaba, o si yo tengo que estar con la cría... lo pongo por delante. Entonces yo decidí que iba a quedarme e iba a pelear. Un compañero me dijo: —Santos casi seguro que vamos a perder pero tenemos que estar. Y ahí, yo, en ese momento, decidí que tenía que estar y apoyarme en los compañeros, en los que hubiera. Y ¿qué pasa en estas cosas? Pues que nos conocíamos todos y había habido luchas fuertes. Esta fábrica tenía uno de los mejores convenios colectivos de Madrid, porque venía de una tradición de pelea de mucha gente de atrás, que nosotros estábamos recogiendo esas mieles y se lo querían cargar de un plumazo. Total, que decidimos quedarnos y pelear. En ese aspecto ya vamos viendo que con gente que ni siquiera nos hablábamos, cuando vienen los problemas, es cuando se saca lo mejor y lo peor de las personas, y entonces fuimos viendo cómo se fue fraguando todo lo que fue el conjunto de la gente que no era muy mayoritaria, pero la fuerza se fue fraguando. Y hubo muchos momentos decisivos, poco a poco.
En la semana que tuvimos huelga de celo, por decirlo de alguna manera, huelga de brazos caídos, la fábrica era un fantasma, la gente dando vueltas, fumando, cabizbajos, gente llorando. Entonces en aquella situación la gente de Comisiones Obreras cogió bien las riendas y hubo momentos cruciales. En la primera reunión de Comité de Empresa, pues pedimos permiso para subir y que se firmara que la fábrica de Fuenlabrada no se cerraba, que era intratable. Íbamos a ir un compañero y yo solamente, pero a medida que íbamos andando la fábrica estaba parada y se iba uniendo gente y se iba uniendo gente y se iba uniendo gente y aparecimos 80 o 90 allí, casi todo el turno de la mañana, aparecimos, obligando a las partes que estaban allí, que no estaban por la labor, dejando claro a las partes que Fuenlabrada no era negociable. Fue un momento crucial, como muchos otros, como cuando vinieron a desmantelar la fábrica. A primera hora fue un colapso importante, un lío mental, estuve dos meses k.o. y luego tienes tus altibajos y tus venidas y tus idas y bueno, pero al final yo creo que ha sido una experiencia muy positiva para mí personalmente porque he conocido gente, he visto cosas que me han gustado mucho, me ha abierto los ojos de una manera... que yo estaba un poco aburguesado. Yo he trabajado con gente, no a nivel sindical, pero sí en asociaciones de vecinos en Leganés, de Zarzaquemada que es una asociación muy reivindicativa que hemos luchado por el hospital..., que trabajamos con gente inmigrante. Pero a nivel sindical y de partidos políticos no había trabajado, tenía contactos con amigos, pero no... y todo lo que he vivido aquí. Al final no sé cómo quedará la cosa, yo espero que salga bien y que todos cumplamos con las expectativas personales, laborales... Justo Mi nombre es Justo, llevo desde el año 85 en la empresa, y bueno esto ni en el peor de mis sueños, la peor pesadilla, pensaba que después de treinta y tantos años en la empresa iba a
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pasar lo que pasó. Yo estaba trabajando, me pilló en el turno, la tarde fatídica, cuando saltó la noticia de que Fuenlabrada se cerraba. Teníamos una pequeña idea de que iban a cerrar unas plantas. Nosotros ni en el peor pensamiento pensábamos que nos iba a tocar. Yo recuerdo que estaba en la llenadora, no, perdón, estaba en la etiquetadora, cuando salió un compañero y me dijo: «Oye ¿has visto lo que hay en el tablón de anuncios...?». «Pues no», pensaba, cualquier cosa. «Que no, que cierra Fuenlabrada», y yo le dije «pero ¿me estás vacilando? ¿Me estás tomando el pelo?». Y «que no, que no, que cierra Fuenlabrada...». Y yo fui al tablón de anuncios y efectivamente había muchos compañeros, algunos llorando, otros con la manos puestas en la cabeza. Y ahí, al momento vi llegar a mi jefe de línea, que venía por el pasillo corriendo y me dijo: «Oye que se cierra esto, que tenemos que hacer algo», y nadie sabía de qué forma atajar, cómo actuar, cómo responder, qué hacer. Veías a un compañero llorando, al otro diciendo: «Qué voy a hacer ahora». Algo que no te puedes imaginar. Mi experiencia en esto después de estallar lo que estalló es una experiencia buena. Yo he tenido que batallar dos batallas distintas, una aquí y otra en mi casa, porque mi mujer padece de ansiedad, está tomando antidepresivos, y claro, ella no lo asimilaba. Y claro, estamos dependiendo de mi sueldo porque ella no puede trabajar, y tenía dos batallas: una aquí y otra en casa... Y claro... Es muy difícil. Vienes aquí y vives una cosa y luego tienes que transmitir una cosa muy distinta de la que has vivido aquí. Muy difícil. Héctor (9 años) —Tú ¿cómo te enteraste? —Yo... primero, papá recibió la carta y luego se lo dijo a mamá y veía que mamá se puso a llorar y me lo dijo, y entonces yo me puse a llorar y luego yo se lo dije a Carolina y luego papá a Carolina. —¿Y cómo reaccionaste? —Pues mal, me puse a llorar.
—Y ¿por qué? —Porque sabía que mi padre no iba a entrar a trabajar, entonces, no sabía si iba a entrar o no... —Y la primera vez que viniste al campamento ¿qué te pareció? —Pues... ¡que era raro! Porque no había entrado ninguna vez y no sabía que estaba la caseta. Primero había una caseta pequeñita... y luego ya hicisteis esta caseta... —Una tienda de campaña ¿dónde dormía tu padre? Explícalo, explícalo... —Mi padre... casi todos los trabajadores dormían primero en una tienda de campaña, cuando tenían que quedarse por la noche a dormir. —Y ¿por qué se quedaban? —Porque si no entraban los tanques esos... —¿Por qué? ¿Qué iban a hacer los tanques esos? —Quitar las embotelladoras... —¿Las máquinas? —Sí, las máquinas. —Y ¿cómo te sentías en el campamento? —Yo le decía a mi padre que cuando tenía guardia de la mañana, le decía que si podía ir y alguna vez he ido porque a mí me gusta estar con mi padre y ayudarle. Gema Me llamo Gema Gil, soy mujer de trabajador. Yo he tenido una infancia muy dura, no quiero contar esa parte, pero por esa parte, he sido siempre una persona muy débil. Llevo muchos años medicada y en ese año, el año en que despidieron a Dani, había sido muy duro porque me tenía que levantar de la cama, vestirme, tenía una niña de cinco años a la que atendía Dani, que se encargaba de la casa, de mí y de la niña. Estábamos intranquilos porque mi trabajo no andaba bien y pensamos que podía perderlo y un día me llama Dani y me dice que Fuenlabrada cierra. Yo no me lo podía creer, ese día llegó a casa, bastante más tarde de lo normal, estaba toda su
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familia en casa que vino a esperarle. Y esa noche en la cama empezó a llorar y llorar y decir mis hijos, mis hijos, ¿qué voy a hacer con mis hijos? Entonces yo ahí dije, siempre ha estado conmigo, siempre me ha estado ayudando, ha dejado su vida cuando yo siempre le decía que yo era un inconveniente para él y yo tenía que estar con él. Entonces me dije, Gema, tienes que sacar las fuerzas que no tienes porque ahora te necesita... y así hice... por él y por mis hijos porque yo, principalmente no quería que pasaran por lo que yo pasé. Yo he tenido tres cambios de casa por desahucio, con trece años ya trabajaba doce horas diarias porque había que llevar dinero a casa, no he podido estudiar, no he podido tener [llora]... Yo salía con las amigas y el viernes, sábado y domingo, yo tenía mi misma ropa para todo el fin de semana porque mis padres no me podían comprar una ropa para el sábado y otra para el domingo. Entonces yo no quiero eso para mis hijos, ni para ningún hijo de ninguno de ellos. Yo no lucho por mi marido y por mis hijos, ellos lo saben, yo es por todos... porque los llevo en el corazón a los espartanos porque sé lo que sufren y no quiero (hay historias personales que no conozco) pero yo no quiero que ninguno de sus hijos pasen por lo que yo pasé, porque es muy duro no tener nada que comer en casa, y verte con 13 años cuando tus amigas están estudiando y tú estás sentada en una máquina aprendiendo a trabajar. Entonces para mí esto ha sido todo lo contrario, a mí me ha ayudado a venirme arriba, yo sigo con mi medicación, de hecho me la han tenido que aumentar pero me ha ayudado a decirme, Gema, hay que salir y decirle a la gente que hay que salir. A mí por ejemplo las chicas me dicen que las doy ánimo y es que no, y es que yo conocerles a ellos me ha salvado mi vida. Porque yo siempre he pensado si es que soy un estorbo, yo estoy enferma, cuesta mucho de entender... A mi marido le cuesta entender que hay días que no me puedo levantar y sin embargo me dice: «Estás mala pero estás, hay una manifestación y te vas. Estás en Twitter pero estás mala, porque aunque estés tirada...» y es verdad, yo aunque tuviese que
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30/01/2014 Difundiendo el conflicto en Puerta del Sol Foto: Ă lvaro Minguito/DisoPress
salir a rastras saldría porque es una injusticia y no quiero que pase. Porque ese día me vino a la cabeza todo mi pasado. Nos han llegado felicitaciones de cumpleaños de CocaCola, estando despedidos, y lo que no se dan cuenta es que todas esas cosas nos ponen con más mala hostia, nos hacen más fuertes. Un mes antes, fuimos a la Warner, invitadas por Coca-Cola. Te hicieron sentir todo, porque todo eran regalos y luego nos pusieron un escenario, unas letras gigantes que ponían ¿y si me vengo arriba? Pues nos hemos venido arriba. ¡Gracias! Zaida No puedo perdonar nada. No puedo perdonar la mirada rota y la cara descompuesta de mi padre el día 22 de enero cuando anunciaron el cierre de la fábrica de Fuenlabrada.
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Félix Guasa tengo, WhatsApp no... ¿Una vivencia personal? Yo me enteré el día que pusieron el cartel. Lo primero que hice fue paralizar la máquina. Acto seguido, nos juntamos con los de llenadora porque yo estaba en la etiquetadora, solamente con la idea de saber que esto estaba cerrado. Porque nos pusieron el papel, un tal Flores, ¿palabrotas no puedo decir? [—Sí, sí.] Un hijo de puta. Y entonces fue a hacer algo gordo. Paramos las maquinas, dejamos de producir, se trataba de hacer el tonto, no producir. Y mira por donde me encuentro con un señor: —No Félix por favor, tenéis que seguir produciendo que hay que seguir hasta el último día. Y yo le dije: —Mira que te den por el culo porque tú estás en la puta calle igual que yo. El menda llorando. O sea ¿me estás llorando y me estás diciendo que yo tengo que trabajar en las mismas condiciones que antes cuando sé que mi fábrica está cerrada ya? Digo: —Tú eres tonto o poco te falta.
Pues nada, media hora, una hora dando vueltas y mira por donde vuelvo a producción otra vez y me encuentro con el jefe. Y como me llevaba muy bien con él (porque llegué a amenazarle porque eran peleas tras peleas y yo no le podía pegar porque me encontraba en la calle pero llegué a amenazarle) le llamé y le dije: —Oye, ven; oye, no se te ocurra decirme ni una simple palabra porque te parto la boca aquí ahora mismo. —No, Félix, por favor. ¿Cómo te iba a decir esto? —No, es que te lo recuerdo para que no me vuelvas a dirigir la palabra. No me cuentes historias porque no te las voy a consentir... Pues nada, volvemos, terminamos el tema de hablar los dos solos. Yo sentía una impotencia total y mi vida derrotada. Sabiendo que era la fábrica más importante de España y que te la habían destrozado. Y no a mí, al resto de mis compañeros, salvo cuatro babosos y cuatro cabrones que siempre hemos tenido y los tendremos... Ahora o después. Pero mi vida quedó destrozada después de 34 años trabajados. Porque podía haber entrado con una prejubilación. Han pasado los años, tengo más edad, están cotizando, la tengo más resuelta. Yo me enteré a las cinco de la tarde y a mi mujer y mis hijas no las llamé, pensé para qué les voy a complicar la vida más. Y cuando llegué a casa imposible. Les dije: —No te comas el tarro porque es verdad. La cierran. Ana Eran las dos de la mañana cuando llegaba a casa, destrozado. Nunca le había visto así, no tenía fuerzas ni para contármelo. Su cara era un poema. Nos habían destrozado la vida, cerraban la fábrica, imposible, pero no, era verdad. Se quedaba sin trabajo, con una hija que sacar adelante, esa era su gran preocupación, nos quedábamos sin presente y sin futuro. Empezó a llorar, yo le consolé como a un niño. Antes de irnos a dormir, me dijo dos palabras que conociéndole, sabía que iban a ser verdad: a luchar.
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Juan Carlos Yo me llamo Juan Carlos Asenjo, la edad no tiene importancia, yo siempre digo treinta y tantos... y yo voy a intentar ser breve porque el conflicto tenemos tiempo para explicarlo. Yo voy a plantear algunos días que he vivido y sensaciones que he tenido en momentos del conflicto. Y por ejemplo, el primer día importante que memoricé fue aquella primera asamblea en los pasillos donde las hacíamos, cuando teníamos que tomar decisiones los miembros del comité y responsabilidad y es el primer momento en que intenté trasmitir a mis compañeros que este conflicto lo íbamos a ganar y cuando digo eso, no es que vamos a ganar en el ámbito judicial porque eso nunca lo sabes, pero sí ganar moralmente. Cómo vivimos en una empresa que nos creíamos que era como un ministerio que era un trabajo seguro hasta jubilarse... Hasta que de repente te dan una bofetada un día y te das cuenta que cualquier torre cae. Y es esa asamblea de ese día en que pasamos a pedir a los trabajadores una huelga indefinida en una empresa donde la patronal capta a unos trabajadores para intentar poner determinados procesos en marcha y otros trabajadores que conciben que la defensa de sus derechos está en los representantes de los trabajadores y no se produce y hay una tensión interna diaria que unos trabajadores sufren respecto a otros (favorecer trabajadores respecto a otros, etc., para llevar sus objetivos adelante en la empresa). Entonces en aquella asamblea, en una empresa en la que hemos tenido mucha actividad sindical —porque de hecho estamos orgullosos de tener de los mejores convenios de Madrid en alimentación— porque ha habido una actividad, una lucha, un batallar sindical que no lo hacen las siglas sino las personas concretas [...] En ese momento, en esa asamblea y en esos días yo supe que teníamos herramientas y mimbres para batallar y ganar este conflicto. Zapico Soy David Blanco Zapico. Voy a relatar una parte de la vivencia mía en mi sección del día que nos anunciaron el ERE. En mi
sección se notaba que la gente estaba desmoralizada, que no sabía qué hacer. Tenía posibilidad de moverme por otras secciones y volví a ver lo mismo. Que la gente estaba desencajada. No sabía cómo afrontar lo que la empresa nos había transmitido, que era el cierre de la planta, y decidí volver a mi sección a hablar con mis compañeros e idear una forma de atacar a la empresa, hacerle llegar nuestro descontento y empezar a trabajar en una línea que nos llevara a intentar transmitir a CocaCola que nosotros no queríamos que nuestra planta se cerrara. Empecé en una oficina que tenemos con un compañero a maquinar unas octavillas que expresaran que teníamos todos que volcarnos en las redes sociales y atacar directamente a los correos de compañía Coca-Cola en Atlanta y en España. Hicimos unas octavillas y fui por todas las secciones dando las octavillas para que los compañeros despertaran de esa parálisis. Estábamos dentro y teníamos medios, pegatinas, máquinas de impresión, posibilidad de hacer pancartas. Pero lo más importante es que toqué todas las secciones (porque nosotros somos almacén, nosotros somos calidad). Siempre había una pequeña desunión que promovía la empresa entre las diferentes secciones. Pero yo consideraba que en esto estábamos todos involucrados y no podíamos desunirnos. Me fui hasta los directivos y les di también octavillas, para que atacáramos los facebook, porque esto superaba las decisiones de unos cuantos accionistas, venía promovido por la marca en Atlanta. Días después seguía la gente maquinando ideas y formas de aprovechar el tiempo. Teníamos la problemática de que en las elecciones anteriores la mayoría la sacó UGT. Todos sabíamos que la UGT estaba de parte de la empresa, y que en cualquier momento nos podían vender. Se ideó hacer un escrito para conseguir que la UGT estuviera de nuestra parte. Una mañana cogí yo y unos cuantos fuimos a las secciones sindicales que estaban en tres puertas y las abrí todas para decirles que tenían que trabajar en la línea de defender a los trabajadores. Yo fui a cada uno de los sindicatos y les dije que bastaba de desunión sindical que tenían que estar unidos. Esas puertas se q uedaron abiertas, el
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tiempo que se quedaron abiertas yo no lo sé, pero yo me quedé con la satisfacción de haber intentado convencer a las tres secciones sindicales de que trabajaran en una línea que nos favorecía a todos, que al final estábamos todos en el mismo barco. Aun así a las horas volvimos un montón de compañeros de distintas secciones nos presentamos frente a los compañeros de la UGT y les presentamos ese escrito y conseguimos que firmaran para que cuando se fueran a hacer reuniones con la empresa no nos vendieran a los trabajadores.
[31 de enero de 2014: lxs trabajadorxs de la fábrica de Fuenlabrada comienzan una huelga indefinida secundada por la totalidad de la plantilla. Tras la salida del turno de noche la fábrica ya no volverá a la actividad.]
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Antonio Yo me llamo Antonio Sotomayor Jiménez, llevo 28 años participando con mis compañeros. El peor momento que yo he sufrido aquí fue el último día saliendo de mañana a las siete de la mañana. Salimos ahí quince o veinte personas, treinta, la última noche y encontrarte a tus compañeros esperándote fuera, dándote ese ánimo, esperándote fuera porque realmente no querías salir pero tenías que salir. María La madrugada del 31 de enero de 2014 fue, según mi marido, la noche más larga de su vida (hubo gente que se lo cogió libre por no vivirlo). Empezaron la noche dejando los coches fuera de la fábrica y salir a pie cuando terminara su último turno. Se despidieron de los compañeros del turno de tarde (aunque estarían esperándolos a las 7 de la mañana en la puerta). Dice que por la noche se hablaba y se hacían suposiciones de todo tipo de los motivos y de lo que escondían detrás de esa decisión. Yo le llamé varias veces para ver cómo estaba porque sabía que era una noche muy dura. Él con la
voz un poco «tomada» me decía que estaba bien que no llorara, que no me preocupara, que luego la niña lo mamaba y que me fuera a dormir. Le volví a proponer ir a verle salir a las 7 por las puertas pero no me dejó. Mi hija era muy pequeña y hacía mucho frío. Es uno de los muchos momentos que me hubiera gustado vivir en primera persona y no he podido por la niña, pero lo primero es ella. Me contó que ya no había calefacción dentro de la fábrica y que a cierta hora antes de terminar la jornada se apagó todo. Ellos habían visto apagada la fábrica muchos viernes en el turno de noche pero él me decía: ¡todo apagado!. Fue una sensación horrible el verlo todo a oscuras. En los vestuarios había un silencio horrible. Nadie hablaba. Era la última vez que cerraban las taquillas. Todos se reunieron en los pasillos y después de fichar salieron todos juntos. Fuera les estaban esperando el resto de compañeros y les aplaudían (lo escribo ahora y me vuelvo a emocionar…como me hubiera gustado estar allí…) alguno de los del turno de noche no pudo evitar las lágrimas y el resto le arropaban diciéndole: «Que no te hagan llorar estos sinvergüenzas...» (y vaya si lo han hecho una y mil veces; hemos llorado de rabia injusta, de las putadas que nos han hecho sin tener en cuenta que somos personas y tenemos familia, hijos y padres que sufren por nosotros, pero últimamente solo lloramos de alegría y nos lo merecemos) y salían con la cabeza muy alta y con los dientes apretados de rabia que les subía por todo el cuerpo y tristeza, mucha tristeza. Raúl La última noche eterna con las máquinas ya paradas, y todo el mundo en la fábrica con el reloj detenido, que no avanzaba, se había quedado parado, y todos hablando de qué iba a ser, qué iba a pasar, a suceder, y todos pensábamos que esto era un órdago para bajar las condiciones pero nadie se hacía a la idea de que esto podía suceder...
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Juan Carlos Muñoz Te cambia de la noche al día tu vida más o menos controlada o planificada económicamente con lo que ello conlleva emocional y familiarmente. Y esto te pasa sin tener nada de control sobre el asunto ya que son otros (la empresa) con sus decisiones más o menos arbitrarias los que te han jodido la vida y tú no sabes ni por donde ha venido la ostia. Siempre tienes la intuición de que para la empresa eres un peón de quita y pon pero hay formas y formas y la que ha utilizado esta empresa es de las más rastreras e ilógicas por los motivos e inhumana con los trabajadores después de que muchos dieran una media de 30 años de sus mejores años para que se hicieran ricos. Que todo este asunto es por los ideales de grandeza de una multimillonaria que lo único que le hace correrse ya no es el dinero sino que es el poder. Saberse que está en lo más alto y ejercer ese poder sobre los de abajo, eso es un absurdo total y el negocio empresarial pasa a un segundo plano porque cerrar la mejor de las fábricas y más rentable ha sido por poder y política miserable, además su prioridad de cargarse el mejor convenio para que no se extienda a las demás y al único comité que lucharía de todo Iberian Partners. Y los trabajadores nos encontrábamos en medio sin comerlo ni beberlo y el toro de la Daurella embistiendo (menos mal que ha habido buenos toreros). Piensas esto y te recome las entrañas que una mierda de persona pueda joder la vida a mucha gente digna y honrada pero esto siempre lo ha habido en este mundo. Pulido Y entonces se decide ir a la huelga y como tal se convoca en tiempo y forma y el 31 de enero, con un tiempo malísimo de lluvia y aire, y luego tú sentías la necesidad de contactar con los compañeros y compañeras para estar con ellos física y moral y psicológicamente, pero era imposible porque era una agobio tal preparando los temas de boicot, los compañeros
31/01/2014 Frente a la fábrica
dentro también estaban preparando pegatinas, los chalecos, etcétera. Yo siempre recordaré que no podía estar con ellos, me queda como una nube en mi mente. Me quedo obnubilado ahí. Estabas donde tenías que estar pero no podías estar en todos los sitios. Y a partir de ahí empieza el conflicto y es duro porque el día 31 a las 5 de la mañana ya estábamos en la puerta y ahí empezaron los problemas, que la policía vino, hubo un conato de incendio detrás de unas cajas y la policía nos puso en línea a 6 o 7 para pedirnos la documentación y tal. Cortaron la calle, pidiendo documentación a todos los compañeros, había un coche de la secreta aquí enfrente. Empezaba a las 7 de la mañana. Y aquí luego en la calle con un bidón, luego con dos, seguimos... y ya son anécdotas que son antes del conflicto, pero que es muy importante, porque anteriormente por esas vivencias a nosotros nos decían: «estaréis acostumbrados» y yo decía: pues no, nunca uno está acostumbrado a lo que va a venir o a lo que sobreviene.
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Yo el mes de febrero, en la huelga tuve un nieto y nosotros de arriba para abajo difundiendo el conflicto en Getafe, nos invitaban a todos los foros habidos y por haber... Había días de hasta cinco pueblos distintos, más concentraciones, manifestaciones, y psicológicamente cada uno lo ha vivido, yo lo vivo, aquellos tiempos hasta el 31 de marzo aproximadamente, como en una nube.
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Teresa El día 31 de enero con lágrimas en los ojos, salíamos con una caja de cartón en las manos, llena con todas las ilusiones, esfuerzo, y pertenencias, que 36 años de trabajo habían amontonado en los cajones. Decíamos adiós a una Casbega, por la que habíamos luchado y en la que actualmente teníamos un, muy digno, puesto de trabajo. Tocaba luchar, había que recuperar lo que, sin terminar de comprender, nos querían quitar. La participación de mis compañeros de departamento —de Las Mercedes— fue nula. Del resto de compañeros que en un principio participaron en la huelga, en el plazo de una semana la mayoría volvió a su puesto de trabajo, se ponían al servicio de la empresa, atrás dejaban compañeros, derechos y dignidad. Después… frío, angustia, miedo, desesperanza, empezamos a darnos cuenta de lo que era estar en la calle reivindicando el derecho a un trabajo digno.