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UN GARAJE MUY ESPECIAL

Ubicado en nuestra bodega de Haro, ‘El Garaje del Club de Cosecheros’ une vino con diseño y arte, en un remodelado edificio de comienzos del XX

Desde hace varias semanas, los amantes del vino ya pueden disfrutar de 'El Garaje del Club de Cosecheros'. Un nuevo espacio localizado en el antiguo garaje de nuestra bodega de Haro. Un edificio independiente de comienzos del siglo XX en el centro de la zona ajardinada. Sus más de 200m2 de superficie están divididos en varias áreas principales. En el interior, se encuentran el Bar de Vinos y Tienda con zona de degustación, así como una zona privada destinada prioritariamente al uso de los socios de nuestros tres Club de Cosecheros. En el exterior, perfectamente integradas con el jardín, se ubican las dos terrazas independientes –con acceso directo desde el interior– en las que los visitantes pueden degustar sus vinos al aire libre.

De esta forma, los amigos de todo el mundo que nos visitan podrán disfrutar durante todo el año de todos nuestros vinos en un lugar muy singular y en un ambiente muy agradable y relajado y acompañarlos con un picoteo. Una nueva opción que incorporamos ahora a la destacada propuesta gastronómica que desarrollamos desde hace muchos años en nuestros tres comedores privados

La diseñadora cántabra María Villalón ha sido la encargada de dirigir el proyecto en el que hemos apostado por materiales que buscan la conexión entre lo industrial y lo artesanal, sin dejar de lado un matiz sofisticado y generando un lenguaje poético con una magnífica escultura de acero con forma de roble que asciende por las paredes y se extiende por el techo. Se trata de la obra del llamado ‘escultor del hierro’, el artista sevillano Fernando Oriol que ha participado personalmente en la instalación. Por su parte, el reconocido paisajista Íñigo Segurola ha sido el encargado del rediseño del jardín exterior.

El horario habitual de apertura de 'El Garaje del Club de Cosecheros' será, de lunes a viernes de 11 a 18h y los sábados, domingos y festivos de 11 a 15h. ¡Les esperamos!

MARÍA VILLALÓN — Interiorista

¿Cómo definiría este nuevo espacio?

Creo que funciona a la perfección con la tradición e historia de la bodega. Es un especio muy emocional y para experimentar. Al igual que todo el proceso de elaboración del vino es muy importante, el proceso en el que nos hemos visto inmersas durante la creación del proyecto también ha sido muy importante.

¿Qué ideas más importantes ha buscado en el diseño del Garaje?

Nos sentimos super identificadas con el proyecto. El concepto estaba muy claro desde el principio: el tiempo. El vino necesita su tiempo para madurar, la cata también necesita su tiempo para sentir lo que expresa el vino. Y queríamos que el visitante le dedicara el tiempo suficiente en el espacio tanto en las zonas públicas como privadas.

¿Qué le gustaría que sintiera el visitante la primera vez que accede al Garaje?

Esa esencia, esa parte acogedora y de tradición pero, de alguna forma, dada la vuelta. La madera la utilizamos para el mobiliario pero de una forma más moderna, más actualizada. Se tienen que sentir cómodos, tranquilos, con ganas de quedarse y disfrutar de un buen vino y una buena tapa.

El árbol de acero de Fernando Oriol es uno de los elementos distintivos.

Somos fans y admiradoras de Fernando. Su trabajo es fascinante y para nosotros el punto de artesanía es fundamental. Poder contar con un escultor como él es un privilegio. Queríamos incluir vegetación y naturaleza, una conexión dentro-fuera, y hacer una reinterpretación que no fuera artificial, que fuera algo muy especial y que diera el toque final a todo el interiorismo.

FERNANDO ORIOL — Escultor

¿Qué representa la obra y cómo la ideó?

María tenía muy claro que quería hojas de roble, la madera de las barricas, y no de parra como he hecho en alguna otra ocasión. Vi el espacio en imágenes, me hice una idea e hice un boceto fruto de mi inspiración de ese momento, buscando darle movimiento a la escultura para que se vea lo más natural posible.

¿Cuántas hojas de roble creó para la escultura?

Para cada escultura, unas 12.000 hojas. Son muy pequeñas y para llenar el espacio y para que no se quedara desnudo, debía de ser así. Así conseguimos dar movimiento a la obra y, sin duda, queda mucho más bonito.

Un trabajo absolutamente artesanal…

Es un proceso desde cero, pintando cada hoja en chapa lisa y se va cortando una a una, repasándolas y haciendo a mano el nervio central, todo artesanal. Luego hacemos las ramas pequeñas y, por último, las ramas más grandes que van al tronco principal, calentado en fragua.

IÑIGO SEGUROLA — Paisajista

¿Feliz con el resultado del rediseño del jardín del nuevo espacio?

Mucho. El espacio en su conjunto respira la sobriedad y la atmósfera que se aprecia nada más entrar en la bodega.

¿Qué ha buscado con este trabajo?

Creo que lo que se ha conseguido. No generar nada disonante, algo que va con la política de la propia bodega y que para mí es un clásico estándar de excelencia que se transmite en sus vinos y en su arquitectura, con elegancia y sobriedad.

¿Ha respetado la vegetación existente?

En su día realizamos toda la intervención de la zona exterior, cuando pusimos estos cerezos japoneses que cuando florecen son una pasada. Se trataba de continuar lo que ya estaba, incorporando la sobriedad y serenidad del boj y del tejo, que encajan perfectamente.

¿Le ha sorprendido el árbol de acero del interior?

Siendo sincero, cuando vi las infografías no las tenía todas conmigo, pero me ha sorprendido gratamente. El resultado final es exquisito, con el tamaño de la hoja perfecto, el trabajo de la luz, el interiorismo,… Es un patrón, una forma, una textura que, de nuevo, no es estridente, es sobria y elegante.

¿Qué siente al ver su obra en un espacio tan especial como el que ha proyectado una bodega como La Rioja Alta, S.A.?

Muy contento con el resultado. El espacio final me encanta y también el mundo del vino. Lo que más me gusta que me digan los clientes de mi obra es lo natural que es y que sepan qué tipo de árbol es, que se identifique la obra con el árbol real.

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