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El IES que les hizo

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El IES que les hizo

Cumplimoscon latradición yconvocamosaocho alumnosde2º deBachillerato paracharlarcon ellos antes de que se vayan del centro. Lo hacemos un día antes de la graduación, aprovechando que vienen a realizar todos los preparativos por la mañana. Han pasado seis años desde que entraran anuestro centro, y ahoraestán tansolo aunas pocas horas dequeles despidamos deél.

Nos encontramos con ellos en la

zona Bedburg. De camino a las mesitas, con los rayos del sol dándome en la cara, pienso que justo esta zona no les ha visto crecer, ya que se creó el año pasado. Me explico: como todos los años, hemos elegido dedicar el reportaje central del número de mayo a los alumnos de 2º de Bachillerato, los que están a punto de marcharse de nuestro centro, esos mismos que llevan seis años haciéndose, formándose, en nuestro instituto. Y el enfoque que hemos buscado esta vez ha sido el hablar

desde la idea de que un alumno se forma en un instituto, pero el instituto también se va haciendo

gracias a los alumnos. Y he pensado lo de que la zona Bedburg no les ha visto crecer porque de repente me ha parecido curioso que de todos los lugares del instituto, hayamos elegido uno que para estos chicos no resulta familiar.

Los conozco a todos, aunque sean un año mayores que yo. Cuando les voy viendo llegar, pienso que transcribir este reportaje no va a ser fácil, no (como voy a descubrir en cuanto empecemos a hablar) porque la conversación vaya a ser tan relajada que se empiecen a entrecruzar anécdotas de diferentes cursos, con los saltos temporales que ello conlleva, o porque tengamos a ocho representantes de alumnos de 2º de Bachillerato, sino porque cinco de esas caras responden al mismo nombre: Lucía. A saber (y así aprovecho para presentarles a todos) tenemos a Lucía Álamo, Lucía Jiménez, Lucía Pérez, Lucía Portillo, Ana Lucía Chaurero, Candela Sánchez, David Domínguez y Raúl Pérez.

El ambiente aquí es muy especial. En otros centros alumnos y profesores no tienen tan buena relación

La primera pregunta que les hacemos es qué proyectos o experiencias les han formado más. Ana Lucía es la primera en romper el hielo. El Erasmus+, claro. Es que es increíble. Nosotros fuimos la tercera

generación, los que empezamos el segundo proyecto, el de teatro. Lucía Álamo hace también

referencia a este programa europeo, con una diferencia: mientras que Ana Lucía viajó a Alemania, ella tuvo la oportunidad de ir a Bulgaria. Los siguientes en intervenir son Raúl y David: los dos formaron parte del proyecto Iberdis, una experiencia internacional que se vio truncada por la pandemia, pero de la que guardan muy buenos recuerdos. A ver, yo no he participado en ningún proyecto oficial, digamos, pero me quedo con el Carnaval y el Rodrigón , nos cuenta Lucía Jiménez. Jo, justo lo que no hemos vivido nosotras . Quien habla (provocando las risas del resto) es Candela, aunque ese nosotras integra también a Lucía Portillo. Las dos llegaron nuevas al Joaquín Rodrigo el curso pasado, en 1º de Bachillerato, y recuerdan que con todo el tema de la

semipresencialidad, las mascarillas y las clases online, al principio pensaron que no querían hacer ni amigos. Por suerte, se les pasó rápido, y

prueba de ello es que aquí están hoy, compartiendo mesa y entrevista (y algo de calor) con el resto de sus compañeros. El ambiente del Joaquín Rodrigo es especial , comienza a decir Raúl en relación a esto. Yo he visto centros en los que ni de lejos se llevan tan bien como nos llevamos aquí.

Desde que cruzaron las puertas del instituto, han pasado muchos docentes por sus aulas.

La entrevista continúa con

preguntas sobre profes favoritos (suenan un montón de nombres con los que estoy de acuerdo), aunque se torna rápido en un viaje al pasado recordando profesores que, durante estos seis años, han pasado por sus vidas. Desde aquel momento en 2016 en que cruzaron las puertas de nuestro centro, han visto pasar a muchísimos docentes por sus aulas, muchos de los cuales ya no siguen en el centro. Es muy guay ver cómo recuerdan a tal o cual profe (Pilar, María, Enrique, Conchi…) o cómo intentan acordarse (en vano) del nombre de aquel profesor de Dibujo con el pelo largo, que parecía Jesucristo, y que les dio clase en 1º de ESO. Mientras les oigo, no puedo evitar pensar que el año que viene seré yo quien esté ahí. Pero para eso todavía queda, y de momento mi misión es

escucharles.

Estoy en Ciencias y no sé todavía si voy a hacer algo de esa rama o si me cambiaré. , dice Lucía Álamo. Estamos en la ronda de

preguntas sobre lo que quieren estudiar una vez hagan la EvAU y estén listos para comenzar su siguiente etapa académica. Aunque no todos optan por ella. Yo no la voy a hacer, me da pereza. Voy a hacer un grado superior, me parece que me puede servir más . Quien habla es Lucía Portillo, mientras el resto de sus amigas me cuentan que han intentado convencerla pero que lo tiene muy claro. Lucía Jiménez se decanta por Criminalística, Raúl por Economía o ADE y David por Psicología. Ana Lucía empieza a recitar un nombre imposible: Yo un doble grado de Diseño de Moda… No, espera. De Diseño Integral de Moda… no, ¿cómo

era? Es más largo el nombre que el grado , suelta David, provocando la risa de todos.

En este momento les pido que vuelvan a viajar al pasado y recuerden cómo fue su entrada al

instituto. Todos coinciden en que fue gracias al equipo de convivencia que se sintieron tan bien desde el primer momento, y que fue también inspirados por ellos que muchos se apuntaron a este proyecto, otro de los que han funcionado en este doble sentido:

les ha servido de formación a

ellos, y ellos también han contribuido a formarlo. Yo en 1º de ESO robé un examen de Matemáticas sin querer . Todas las caras se giran hacia quien ha hablado: es Lucía Álamo. De

nuevo se suceden las risas. Otra

anécdota, esta más reciente en el tiempo, que recuerdan con cariño, especialmente los dos involucrados, es el romance intertemporal que vivieron David y Lucía Portillo. Sucedió el curso pasado: David iba al turno uno, y Lucía al segundo. Y resulta que compartían la misma mesa. Ninguno recuerda quién empezó, pero la cosa fue que un día apareció un mensaje en la mesa, y al día siguiente hubo contestación, y así comenzó una bonita historia de amistad entre

dos personas que todavía no se conocían. Hoy ya sí lo hacen, y los dos están llorando ahora mismo

de la risa al recordar todo esto. Luego cambia los nombres, que aquí están saliendo unas cosas que vaya… bromea Candela. Bajo este epígrafe ( unas cosas que vaya ) podríamos enmarcar alguna que otra historia de amor, como las que nos cuenta Lucía Pérez. Decimos las , en plural, porque aparte de la suya propia que todos conocemos, y que no hace falta reseñar aquí, se acuerda de un chico en 1º de ESO

que estaba por ella y que no paraba de invitarla a comida en la cafetería para intentar conseguir salir con ella. De lo que no hay duda es de que todos ellos tienen una mochila cargada de recuerdos que nunca van a olvidar.

Con la pregunta sobre la EvAU y con la promesa de que les llevaré cervezas el último día de exámenes, acabamos de charlas y pasamos a las fotos.

Más de una hora después de comenzar esta entrevista, les hago la pregunta final: que elijan una palabra para definir cada curso. Para los años de la ESO se

entremezclan conceptos como depresión , o diversión , o agobio , o nervios , o pandemia … Para el primero de estos dos últimos cursos no

eligen una sola palabra, sino una frase entera, que es además unánime: El mejor año que hemos dormido. ¡Sólo había que venir tres horas! Y, casi en contraposición directa, la palabra que eligen para 2º de Bachillerato es sueño .

Antes de terminar, y aunque no la tenía en mi lista, les pregunto por la EvAU. Lo que me contesta Lucía Pérez podría ser el reflejo de las caras de todos: Pregúntame el día de antes, a ver qué te digo. Con esto y con la promesa de que les llevaré cervezas el último día, cerramos la entrevista y pasamos a hacer las fotos.

Pienso que aunque la zona Bedburg no les conociera, ni ellos casi la hubieran pisado este curso, esta charla de más de una hora seguro que ha dejado aquí un poso y unos recuerdos en ellos que ahora ya pueden sumar a la lista de sus vivencias. Las mesas y los árboles han sido testigos mudos de todo lo que aquí se ha hablado, que ha sido mucho y muy bueno (y también muy divertido).

Y es, viéndoles ahí, posando delante del instituto al que llevan viniendo cada día de los últimos

seis años, que pienso que, al menos yo, no he conocido un instituto en el que no estuvieran ellos, y que el titular de este reportaje no se equivoca, pero está incompleto: el IES Joaquín Rodrigo es el IES que les ha hecho, pero es que ellos también han hecho al IES Joaquín Rodrigo.

Y es, viéndoles ahí, posando delante del instituto al que llevan viniendo cada día de los últimos seis años, que pienso que, al menos yo, no he conocido un instituto en el que no estuvieran ellos, y que el titular de este reportaje no se equivoca, pero está incompleto: el IES Joaquín Rodrigo es el IES que les ha hecho, pero es que ellos también han hecho al IES Joaquín Rodrigo.

La ventana indiscreta

En un principio eran seis. Pero, atraídos por la animada charla en que se tornó la entrevista (y por el buen tiempo en las mesitas de picnic de la zona Bedburg) sumamos dos nuevas caras a nuestra portada del reportaje central. Ellos (además del paraje) son los integrantes de la ventana indiscreta de este mes.

EL IES QUE LES HIZO

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