La Testadura, una literatura de paso
EL ESPEJO GOTICO Si las hadas y las serpientes de los cuentos mágicos existieran y arrullaran los sueños de Emily, ella no tendría ganas de suicidarse; sus obregos no estarían perdidos en el techo buscando encima de los pájaros, de la luna, y de las nubes. Algún estúpido tipo de ojos verdes que la llevará cual princesa en un caballo negro o azul, diciéndole cosas bonitas, llenas de fantasía e ilusión; más bien diría que los pájaros vuelan al compás de la sangre que cae hoy por sus brazos, por el colchón. Frente a un espejo de baño de niña cae una, dos y tres gotas de desespero. ¡Mierda! dice. Que caiga la puñetera sangre, que se abran los cielos para que mi espíritu salga de este infierno, la cuchilla penetré en mí, en mis sentimientos; se alimentará la fe de todos mis demonios 29