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Rompiendo Paradigmas – Por Eduardo Yarto

Redescubriendo los Viajes de Incentivo

Por Eduardo Yarto, CMP

na de l a s cuatro grandes carreteras del Turismo de Reuniones son los viajes de incentivo. Este tipo de eventos son generados, en la mayoría de los casos, por empresas y corporativos. En México tenemos un potencial muy interesante en este segmento, pero no se ha desarrollado de manera adecuada y los beneficios se han concentrado en los destinos de playa.

Desde mi punto de vista, el problema es que en México nos han “vendido” mal los viajes de incentivo, o bien, hemos entendido mal. Los viajes de incentivo tienen características particulares que los hacen una especialidad muy diferente dentro del Turismo de Reuniones y son también totalmente diferentes de los viajes de placer.

La característica más importante de los viajes de incentivo, es que deben ser para el trabajador una experiencia única, irrepetible e inolvidable. Es decir, una experiencia que marque al trabajador y que lo haga vivir algo que difícilmente él hubiera podido financiar con sus propios recursos. Es en este punto, donde en México tenemos grandes confusiones.

En nuestro país se nos ha dicho que una experiencia única, irrepetible e inolvidable necesariamente debe estar rodeada de lujo y por lo tanto ser muy

cara, lo cual es un concepto erróneo y no puedo encontrar un mejor ejemplo que el que fue mi primer encuentro con los viajes de incentivo. Esto sucedió en 1994, cuando trabajaba para Banco del Atlántico.

Un buen día se nos dijo a todos los ejecutivos de promoción que laborábamos en la institución, que el banco daría un premio al ejecutivo de cada área que tuviera los mejores resultados. El premio era justamente un viaje de incentivo. Ese viaje era un VTP a Houston, en un hotel business class, ubicado al lado del aeropuerto, en habitación doble compartida con algún “extraño” colega del mismo banco que también formaba parte del grupo de los premiados. El viaje duraba dos días, el grupo llegaría por la tarde y esa noche los llevarían a cenar a un restaurante común de cadena, al día siguiente, el desayuno estaba incluido en el hotel y la comida era en un restaurante de comida rápida especializado en hamburguesas. La cena era libre y al día siguiente el regreso a la Ciudad de México. Evidentemente, lo que menos parece esto, es un viaje de incentivo y sin embargo, si lo era. Todos estos servicios sólo pretendían cumplir de manera digna con las necesidades básicas del grupo de comer y dormir y era el complemento a la experiencia única, irrepetible e inolvidable que nos ofrecían para el segundo día, que era presenciar en vivo el partido del mundial de futbol entre México e Irlanda.

Quiero decirles que esta propuesta fue extremadamente atractiva para todos los ejecu-

Un viaje de incentivo debe ser una experiencia única, irrepetible e inolvidable, pero no necesariamente es cara o lujosa.

tivos, incluso para aquellos quienes no somos muy aficionados al futbol. El resultado fue extraordinario, todos nos esforzamos por lograr el premio, generando al banco resultados asombrosos y al final… solo uno de cada 15 ejecutivos se fue al mundial. Por si se lo estaba preguntando… yo no gané el premio y vi el partido desde la oficina, pensando solo en el ejecutivo de mi área que ganó.

Años después, Banco del Atlántico fue comprado por Bital, quien después se transformó en HSBC. Para los ejecutivos que fueron al mundial, fue una auténtica tragedia, ya que tenían la “camiseta puesta” como nadie y nunca olvidaron que ese banco reconoció y premió su trabajo.

Este es un excelente ejemplo de un viaje de incentivo que reconoció y motivó a sus trabajadores y lo más importante, que esa motivación incrementó las utilidades de la empresa. Como ven, este es un muy buen ejemplo y dista mucho de ser caro y lujoso, pero fue contundentemente efectivo.

En resumen, podemos decir que un viaje de incentivo debe ser una experiencia única, irrepetible e inolvidable, pero no necesariamente es cara o lujosa. En base a ello, me parece que debemos replantear el desarrollo de productos turísticos para viajes de incentivo. Más allá de las playas, los hoteles caros y los restaurantes exclusivos, en México tenemos materia prima para generar experiencias extraordinarias, además de que podemos abarcar todo tipo de empresas para ofrecer incentivos de diferentes presupuestos. Bajo esta idea, las opciones son innumerables y como ejemplo me gustaría mencionar, al que desde mi punto vista, puede ser el mejor destino de viajes de incentivos del país: la mismísima Ciudad

de México.

Probablemente hasta ahora, muchos de los teóricos puristas de los viajes de incentivo no están de acuerdo conmigo, y al mencionar que la capital del país es el destino más atractivo, seguramente lo estarán aún menos. Pero parece que a

los espectáculos de la Ciudad de México ofrecen una experiencia extraordinaria y digna de hacer que un trabajador se esfuerce para superar sus metas.

ellos se les olvida que no todos los compradores están fuera de nuestras fronteras y también se les olvida que existen muchos segmentos de mercado para los que la oferta de la Ciudad de México es extraordinariamente atractiva.

Podemos mencionar algunos ejemplos de ello, como el promover en empresas del interior de la república, incentivos para ver un concierto en el Auditorio Nacional o uno de carácter internacional, como los que se presentan en el Foro Sol o en el Palacio de los Deportes. Si esto no le es atractivo, la ciudad es sede de tres estadios de futbol de primera división y el Estadio Azteca es la sede casi permanente de los juegos eliminatorios de la selección nacional. Asimismo, este estadio ha sido sede de algunos partidos de la National Football League de los Estados Unidos. Asimismo, el Autódromo Hermanos Rodriguez ha sido sede de la Formula Uno y diversas categorías internacionales. Además del deporte y los conciertos, la capital mexicana es la capital latinoamericana del teatro, contando alrededor de 60 teatros operando todos los fines de semana. Esto es sólo una prueba de lo que este destino ofrece en materia de experiencias inolvidables.

Sin duda, los espectáculos de la Ciudad de México ofrecen una experiencia extraordinaria y digna de hacer que un trabajador se esfuerce para superar sus metas. Si además vamos más allá de la capital, encontramos muchos rincones en el país donde existen productos y experiencias de primer nivel. Entre ellos podemos mencionar el descenso en ríos en Jalcomulco, Veracruz, las Mariposas Monarca en Michoacán, la observación de ballenas en Baja California Sur, el vuelo en globo en el Estado de México, la observación del tiburónballena en Quintana Roo y muchos más.

Como pueden ver, los mercados son muy variados, los presupuestos los encontramos también de diversos calibres, los productos los hay para todos los gustos y las experiencias tienen una materia prima casi ilimitada. Lo único que nos falta es… reinventar los

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