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El costo de cerrar la frontera

El cierre temporal de dos pasos ferroviarios en la frontera con Estados Unidos dejó millones de dólares en pérdidas para ambos países; una advertencia para el futuro

Por Alejandro Dabdoub

Durante cinco días de diciembre, el comercio fronterizo de México entre dos ciudades fronterizas de Estados Unidos pisó el freno. La Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP por sus iniciales en inglés) decidió cerrar los pasos ferroviarios en dos ciudades de Texas: Eagle Pass y El Paso. El objetivo era combatir la migración ilegal, pero el resultado fueron millones de dólares en pérdidas para ambos países.

De acuerdo con las autoridades estadounidenses, durante las primeras tres semanas de diciembre entraron de manera ilegal a través de la frontera más de 10 mil migrantes diarios. Ante la sobrecarga de trabajo que requirió atender la situación, la CBP envió a los agentes aduaneros de Eagle Pass y El Paso a apoyar a la Patrulla Fronteriza, lo que terminó causando el cierre de la frontera en dichas ciudades.

Tras los hechos, el Consejo Nacional Agropecuario de México denunció que estas acciones ponen en riesgo la seguridad alimentaria de nuestro país, especialmente en la cadena de suministro del maíz y soya para la industria y la alimentación animal. Tan sólo a través de estos dos puntos es que se importa alrededor del 25 por ciento del maíz amarillo y casi el 63 por ciento de la pasta de soya, entre otros insumos agrícolas.

Asimismo, la Asociación de Ferrocarriles Estadounidenses advierte que también suelen trasladarse otros bienes de consumo a través de estos pasos ferroviarios como autopartes, vehículos terminados y productos químicos. En su momento, el fabricante de autos Stellantis expresó su preocupación, mientras que Ford y Toyota señalaron en medios que se verían afectados, pero no de manera inmediata.

Uno de los principales problemas es la falta de opciones para mover esos tamaños de mercancías. Según Union Pacific, una de las dos empresas ferroviarias que opera en estas ciudades junto a BNSF, todos los años mueve a través de Eagle Pass y El Paso unos 450 mil embarques por ferrocarril. Para hacer lo mismo con transporte de carga se necesitarían alrededor de un millón de camiones, lo que equivale a poco más de 2 mil 700 fletes diarios.

Un cálculo realizado por Union Pacific, quien mueve el 45 por ciento de su mercancía en los cruces afectados, afirma que las pérdidas para todas las industrias afectadas superan los 200 millones de dólares diarios. Esto contempla tanto los bienes afectados, como los salarios y costo de transporte de todas las partes involucradas.

Por su parte, la CBP tiene un cálculo más conservador y señala que sólo se perdieron 500 millones de dólares durante el cierre de cinco días, es decir, la mitad de lo que estimó Union Pacific.

La gran duda es si este tipo de medidas se convertirán en la nueva norma en la frontera. Al respecto, las autoridades migratorias, en general, y Texas, en específico, han dicho en reiteradas ocasiones que la prioridad seguirá siendo la seguridad migratoria.

Las pérdidas para todas las industrias afectadas superan los 200 millones de dólares diarios según un cálculo realizado por Union Pacific.

“La CBP continuará poniendo como prioridad la seguridad. Seguimos evaluando la situación, ajustando nuestros planes operativos y desplegando recursos para maximizar nuestros esfuerzos de ley y orden contra aquellos extranjeros que no utilizan vías o procesos legales para permanecer en Estados Unidos”, advirtió la CBP tras la reapertura de los pasos ferroviarios.

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