Antes de saquear el cielo oscar alberdi

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ANTES DE SAQUEAR EL CIELO

Colección

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Óscar Alberdi Sainz


Publicado por: L.U.P.I. (La Única Puerta a la Izquierda) PRIMERA EDICIÓN MARZO 2015 De los textos: Óscar Alberdi Sainz De la introducción a la colección: Noches Poéticas De la introducción al autor: Katy Parra Derechos exclusivos de esta edición: Asoc. Cultural La Única Puerta a la Izquierda Colección: Noches Poéticas / 01 Coordina la colección: Noches Poéticas Bilbao http://nochespoeticas.blogspot.com.es nochepoeticabilbao@launicapuertaalaizquierda.es Diseño: L.U.P.I. De la corrección de los textos: Julián Borao Fotografía de portada: Juanje Sanz ISBN: 978-84-942987-4-5 DEPOSITO LEGAL: BI-301-2015 Impresión y encuadernación: Reprográficas Malpe, S.A. Apdo. Correos 64. 48910 Sestao, Bizkaia. España info@launicapuertaalaizquierda.es http://launicapuertaalaizquierda.blogspot.com.es

Colección Noches Poéticas/01


ÍNDICE Introducción a la colección por noches poéticas.............................................. 5 Antes de saquear el cielo saboteemos primero el infierno por Katy Parra... 9 A mi hijo Adrián.................................................................................................... 15 Desahogo.......................................................................................................... 16 Necesito rehacer mi vida...................................................................................... 17 Mónika............................................................................................................. 20 Han pasado seis meses.......................................................................................... 22 Besar a un muerto.................................................................................................. 24 Nadie escarmienta en cabeza ajena..................................................................... 26 Tengo más de un amigo......................................................................................... 28 Como ave dentro del viento................................................................................. 33 Carmen.................................................................................................................. 35 Aviones de papel.................................................................................................... 38 Mi padre no murió de viejo.................................................................................. 40 Tu nombre.............................................................................................................. 44 ¿Con qué soñamos?............................................................................................... 46 Desaparecer........................................................................................................... 48 El poeta y la ciudad............................................................................................... 50 Habito............................................................................................................... 55 Como la memoria de un muerto......................................................................... 57 Esta mujer............................................................................................................... 59 …con la rapidez de un “ti ta”................................................................................. 60 Aquel callejón........................................................................................................ 63 Susana............................................................................................................... 66 Amantes............................................................................................................ 69 Cada día más mudo............................................................................................. 70 Maldito poeta......................................................................................................... 73 Ana......................................................................................................................... 77 Tu y yo.................................................................................................................... 80 Las luces de la ciudad........................................................................................... 83 Bien podría tratarse de mi epitafio...................................................................... 85 Antes de saquear el cielo...................................................................................... 87



Introducción a la colección Noches Poéticas inaugura, con esta primera publicación, la colección de poesía que lleva su nombre y que pone en marcha con la colaboración de la Editorial LUPI (La Única Puerta a la Izquierda). No es la primera vez que la Editorial y la Asociación Artístico Cultural Noches Poéticas de Bilbao encuentran la ocasión de aunar esfuerzos en eventos y publicaciones. En este sentido, también, y coincidiendo con la celebración del quinto aniversario de la puesta en marcha de Noches Poéticas, ambas organizaciones han lanzado la convocatoria del I Concurso de Poesía con el título I Concurso de Poesía Noches Poéticas Bilbao. Tanto la colección de poesía que se inicia con esta publicación, como el concurso, tendrán carácter anual en cada edición y convocatoria. La colección de poesía que estrenamos, pretende recoger la voz y forma de expresión de los poetas y autores que forman parte de Noches Poéticas, poniendo sus versos a las diferentes veladas convocadas en los bares y, ocasionalmente, en teatros, asociaciones y librerías, además de trabajar por que otros autores puedan dar a conocer sus creaciones en los espacios referidos. Después de cinco años de experiencia y trabajo acumulados, estamos en disposición de poder ofrecer con garantía una obra poética digna, de calidad y representativa de la riqueza literaria creativa cultivada en Bilbao y su entorno, al que –en numerosas ocasiones- llegan poetas de otras comunidades autónomas y lugares como Madrid, La Rioja, León, Murcia, Andalucía, Baleares o Canarias, entre otros. Sobre el premio de poesía puesto en marcha junto al inicio de esta colección, es voluntad de Noches Poéticas y de LUPI el destinar el importe de la venta del poemario que resulte premiado al sostenimiento de una organización no gubernamental u ONG, cuestiones ambas que se concretarán y darán a conocer más adelante. Pero, volviendo a la colección de poesía de Noches Poéticas, hay que decir que todo tiene un comienzo, una primera vez, y en este caso –atendiendo 5


a los propios orígenes de Noches Poéticas- hemos considerado justo y de enorme interés la publicación del poeta Óscar Alberdi, uno de los protagonistas de los inicios de las veladas que arrancaron en el espacio de La hAcería, para saltar a los bares y poner la poesía en medio de la gente en los espacios de ocio, en la calle, y hacerlo –además- de forma participativa a la vez que se daba entrada a otros medios de expresión artística como la fotografía, la pintura, la imagen, pero –sobre todo- la música. De esa fusión de las artes con la poesía nace un nuevo espíritu que animará el devenir de Noches Poéticas a lo largo y ancho de los meses de estos cinco años. El poeta Óscar Alberdi, que falleció de manera imprevista cuando tenía preparado su segundo poemario para darlo a publicar, es hoy el iniciador, con ese mismo poemario, de un recorrido largo y fértil, durante el cual y cada año, nos traerá un poemario nuevo que recoja las voces de los autores que velada tras velada hacen posible la magia de la poesía en Noches Poéticas. Y no va más, amigo lector, sino el deseo de que nos acompañes en esta aventura que se inicia aquí y que deseamos –como en el viaje a Ítaca- que sea larga, provechosa y rica en experiencias. Noches Poéticas de Bilbao.


antes de saquear el cielo saboteemos primero el infierno A todos los que nos movemos entre las bambalinas de la poesía, nos han hecho en más de una ocasión esta pregunta: ¿Para qué sirve la poesía? Las respuestas varían depende del momento y el estado anímico, pero hay una certeza que es irrefutable: la poesía es imprescindible, y como dijo Voltaire al referirse a Dios, “si no existiera, habría que inventarla”. En esta ocasión, la poesía me va a servir para redescubrir, con los ojos de la primera vez, Antes de saquear el cielo de los versos que nos dejó Óscar Alberdi. También para releerlos con la misma pasión que cuando los descubrí, cuando los discutía con él o los corregíamos. En esta obra se resume la última etapa de su vida, de sus verdades y sus pasiones, porque si algo le sobraba a Óscar, eran pasiones y verdades como puños que arrojaba al papel sin reparos, sin atenerse a normas, en muchos casos, pero brutalmente certero.

No me bastan las buenas palabras / ni que me regales un “¿cómo estás?” / Si no quieres que te duela saber, no preguntes.

Vaya por delante, que la diplomacia no fue nunca una de las virtudes de este autor, y eso no sólo se notaba en su personalidad, se apreciaba sobre todo en su poesía: directa como una flecha a donde más dolía, sin reparos, sin imposturas, auténtica como él. No podía ser de otro modo, aunque no por ello deja atrás ese acento un tanto romántico o melancólico que contrasta a menudo con versos lapidarios, con cierto aire de malditismo poético.

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Maldito poeta / con aliento de dragón, / mito de animal sufriente y encerrado que derrites mis sentidos / con tu mirada de niño malo

Lo lógico y lo ilógico parecen apostar al mismo destino, un destino que tiene sus propios planes para nosotros. Tal vez en sueños seamos capaces de salvarlos.

Ahora sé que debí haberte advertido / de que mi visión de los días venideros es como la memoria de un muerto / y que tan sólo soy real cuando me contemplas dormido

En esos sueños, precisamente, tenía Óscar Alberdi, la ilusión de ver publicado este libro que hoy, por fin, verá la luz. Antes de saquear el cielo es más que un libro de poemas, es un corazón más vivo que nunca, porque sus versos no han dejado de latir.

La entraña de mi consciencia / pasea por los puentes de Bilbao / con un hijo cogido de mi mano. / Camina con las manos metidas en los bolsillos / por las desiertas noches azules / de avenidas y húmedas calles.

El amor, la añoranza, la indignación, la impotencia ante un mundo tan hostil, a veces, la pasión y la muerte, la ternura y esa necesidad de descifrar lo indescifrable… Todo cuanto fue Óscar Alberdi, es aquí


presente vivo y real, al alcance del lector que guste de leer buena poesía. PD: aún en la seguridad de creer que no leerás este prólogo, querido Óscar, quiero pensar que sí, que de algún modo tendrás constancia de él y sabrás que he cumplido las promesas que te hice: este texto para prologar tu poemario, Antes de saquear el cielo, y no olvidarte. Katy Parra

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ANTES DE SAQUEAR EL CIELO

ÓSCAR ALBERDI SAINZ (11/02/1966 - 27/12/2011)



A mi hijo Adrián

Pocas veces he sentido la repentina picadura de una felicidad tan inesperada como la de perseguirte para atraparte y recuperar el folio con uno de mis poemas que me habías arrebatado y con el que corrías entre risas nerviosas, presintiendo mis manos a tu espalda

Ese juego, inventado en venganza por la atención que no te prestaba, constituye uno de mis recuerdos al que me abrazo con la misma fuerza que cuando te apresé contra mi pecho y cuyo calor espero me acompañe ingrávido cuando pasee descalzo por el jardín intangible de cualquier cementerio para ángeles. 15


Tengo más de un amigo

Tengo un amigo maricón

al que casi no se le nota nada.

Tengo unos amigos que todo el mundo afirma son la pareja perfecta pero cuando salen de la cama no se les nota nada. Tengo también una amante lesbiana que si no está conmigo no se le nota nada. Y un amigo que se tira a todas mis ex pero hasta que no me pregunta si estoy saliendo con alguien nuevo

no se le nota nada.

Con lo que llevo gastado en abogados podría redecorar mi celda, y es que el servicio postal funciona tan mal que me devuelven todos los paquetes bomba con los reproches que envío a los jueces que me encerraron, y eso que jamás pongo el remite. Y es que hubo un tiempo en el que de haberte ocurrido algo habría compuesto para ti versos más sentidos que la Elegía a la muerte de Ramón Sijé. Hoy, sin embargo, todas las mañanas, lo primero que hago mientras tomo el café es abrir el periódico por las necrológicas y rebuscar entre los nombres


ansiando leer el tuyo y que llegue el día en que me coloque en el ojal una flor arrancada de tu tumba. Dios y la segunda propiedad de la termodinámica saben que no soy un tipo rencoroso pero lo mismo que la vida no retrocede tampoco puedo olvidar si quiero llegar a final de mes.

Tengo un amigo que me clava puñales de plástico pero mientras no intento rascarme ese punto casi imposible de la espalda

no noto nada.

También tengo otro amigo que se hizo esquizofrénico para conocer, como él decía, gente nueva, pero hasta que no le sorprendes hablando solo

no se le nota nada.

Tengo más amigos de los que puedo echar en falta, sin embargo, hasta que no me los tropiezo

hago como si no notara nada.

Le estoy dando vueltas a si sería buena idea intentar volver a quedar otra vez contigo para devolverte aquel paraguas roto que me prestaste a través de la ventanilla de tu coche mientras no dejabas de dar precipitadas excusas de la enorme prisa por marcharte que de pronto te había entrado 29


y que te impedía acercarme a ninguna parte abandonándome en aquel descampado lejos de cualquier sitio. Y yo, patético, en pie junto a la puerta, me empapaba bajo la inmisericorde lluvia. Y es que hasta el hombre lobo tiene una mala noche y el mejor torero una mala corrida pero lo que menos necesito es tu compasión porque Roma tampoco se quemó en una sola noche.

Tengo un amigo que se caga de pie pero como mea sentado no se le nota nada. Tengo una amiga que afirma no mentir nunca a los hombres pero hasta que te cuenta cómo alcanzo su primer orgasmo acostándose con su perro diabético,

no habrías notado nada.

Tengo también un amigo que decía saber demasiado así que otro más honesto lo liquidó, eso sí, sin que notara nada. Nada que ver con ese otro amigo al que echaron de su trabajo en el matadero

por maltratar a los animales,

y hasta que no te mira a los ojos fijamente y te pone la piel de gallina no habrías notado nada.


Tengo otro amigo que no se habla con otro, y este conmigo, que a la vez no le dirijo la palabra a ese otro payaso, pero mientras yo no vaya en mi coche y me cruce con él en bicicleta…

no pasa nada.

Son perros aullando a la luna para recordar que una vez fueron lobos como si alguna vez también hubieran sido de naturaleza pura y bendecidos de inocencia. Así que, cuando son juzgados apelan a serlo por sus sentimientos en vez de por sus actos, como si su palabra fuera su mejor coartada. Me cago en vuestros “peros” y en vuestras excusas y en vuestra natural tendencia a echar más de menos los tatuajes y las cicatrices que el brazo amputado. Aunque ya no soy un muchacho como para cambiar de costumbres y de amigos y me volveré a dejar embaucar o fingiré como si no conociera sus trampas. Eso o volverme un desconfiado estrábico o un descreído de mirada periférica, o tener que perdonarlos, y esto lo soportaría menos que sus llamadas de madrugada 31


para contarme por enésima vez cómo la vida se les cae encima.

Así es que, cuando vuelvo a mi casa, siempre solo como un involuntario náufrago en la tormenta perfecta, noto como si la madrugada estirara y alargara aún más las desiertas avenidas y como si pareciera que en ellas levitan las rojas luces de los semáforos como la fija e inquietante mirada del diablo observándome.

Noto más allá, como el chasquido de unos dedos, el alivio de un guiño ámbar tentándome con el repique del eslogan de que la noche aún no ha acabado. Noto cómo, entornados por un éxtasis de treinta segundos, se vuelven verdes confirmando que otros antes ya han aceptado la invitación, y noto, también en esos ojos, los de unos caballos tóxicos y el temblor de su galope trayendo la madrugada.


Mi padre no murió de viejo 1 Mi padre no murió de viejo. Según lo que escuché entonces y he guardado en mi memoria hasta donde entendía, todo comenzó como comentó a su médico, un día que al regresar del trabajo a casa empapado por la lluvia observó que sus pisadas ya no dejaban huella en el suelo de la cocina. Se sintió más inquieto aún cuando incomprensiblemente ya no consiguió verse en el espejo el hilo de sangre que debería brotar tras haberse cortado afeitándose. Pero lo que acabó por desorientarlo del todo, porque llevara mientras caminaba juntas las manos apretadas a la espalda como el profundo nudo de raíces de un enorme árbol - raíces que sin embargo fueron incapaces de impedir que el gran tronco se fuera encorvando cada día más- y rumiara estas paradojas - que seguro enredaría con otras que también lo perseguían-, fue cuando no oyó a su corazón después de un cada vez más espaciado éxtasis o por uno de esos trances que se lo contraían y lo arrastraban a dar todo nuevamente por perdido, pues siempre derrochó inconscientemente la resta -que repentinamente angustiado se obstinaba en repasar con los dedos una y otra vez por si se hubieran agotado,- de cuántas fueron las que había sobrevivido y si como un Lázaro desnudo podría despertar a la intemperie de un nuevo amanecer.


2 Su innegable marcha en vez de inesperada, en realidad – creo que muy a su pesar- se produjo paulatina e invariable como la sucesión de hojas del calendario y el rosario de constantes decepciones que eran lo único que le enviaban y con lo que al parecer se divertían sus dioses. La improbable fecha hubo que hacerla coincidir con la de otros olvidados aniversarios. Y la hora fijarla por la marcada por todos los relojes que se detuvieron a su paso y que él jamás se volvió para dar cuerda. Yo la establezco cuando la indiferencia venció al dolor por las cosas que lo habían estimulado mientras fue quien creyó ser. Habló de que había perdido toda ambición de luchar por lo que antes siempre fue objetivamente claro. Cuando descubrió que caminaba como un ser hueco con dos pies zurdos o con los zapatos equivocados de pie. Que en él habitaba la sensación irreparable de que nada ya lo llenaría. Que sus movimientos se habían trasformado en los de un escualo alimentándose de los naufragios de su memoria. Cuando dejó de formar parte del lugar y de las situaciones que hasta entonces habían sido cotidianos. Cuando las alternativas se redujeron sólo a dos: el suicidio o seguir viviendo.

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Como la memoria de un muerto Ahora sé que debí haberte advertido de que mi visión de los días venideros es como la memoria de un muerto y que tan sólo soy real cuando me contemplas dormido, sentada al borde de la cama, haciéndote esas mismas sonámbulas preguntas que los trenes que pasan bajo tu ventana jamás te respondieron. Es entonces cuando puedes acariciar al trueno lejano de mi pesada respiración y calentarte con las cenizas aún humeantes del rescoldo en que he acabado. Debí haberte advertido cómo, antes de visitar el tuyo, hubo otras mujeres cuyos sexos debían pensar ser el centro del universo, y cuyas líneas esnifé hasta borrarlas como la droga de la esperanza de encontrar un tesoro sin mapa, 57


dejando exhaustas todas mis edades y vacías de contenido las palabras “para siempre”. Expresar con indiferencia que ahora ya nada nos confunde, cuando la vida ha sido aceptar un dulce error tras otro, es buscar una excusa válida para no culparnos por todo o que justifique el aniquilamiento de la inocencia de la que ha surgido este cielo color arcilla y ceniza bajo el que de nada sirve pedir cuentas porque haya vuelto a llegar tarde otra noche y que no me preguntes de dónde, si ya nadie puede cubrir nuestras deudas pasadas ni dan nada por lo último que nos quedará para recordar.


Las luces de la ciudad Es de noche y contemplo en la oscuridad las luces de la ciudad brillando como joyas ensimismadas. Te presiento a mi lado sin ganas de decir nada, como si estuvieras encogida al fondo de una habitación, envuelta por tinieblas, y se presagiara una derrota. Enciendes un cigarrillo y te muerdes una uña. Hay en tu silencio un pellizco que me obliga a pensar que te has quedado hambrienta de algo más. Después de que hayamos consumido ese instante libidinoso que me hizo conducir mi coche fuera de las calles mientras tú no dejabas quieta mi bragueta y tu boca buscaba en mi cuello ese tendón, y de que se consumiera la mecha de nuestros jadeos y acabáramos tan desvalidos como esos papelitos ya vacíos que servían de envoltorio a los caramelos, nos hemos quedado mudos contemplando lejanas 83


como estrellas apretadas en el firmamento las luces de la ciudad en la oscuridad, brillando como joyas ensimismadas.


Antes de saquear el cielo Antes de saquear el cielo Propongo Saboteemos primero el infierno No informemos de nuestros planes Que el demonio se entere por la prensa Que tenga que preguntar Que acabe por ponerse al telテゥfono Para hacer frente a las quejas del mismo Dios Sobre violaciones de テ]geles Sobre alas de plumテウn arrancadas De responder por las llaves robadas Que les obliga a dejar abiertas de par en par Las puertas del cielo toda la noche Como para que encima entre cualquiera

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Apdo. Correos 64. 48910 Sestao, Bizkaia. Espa単a info@launicapuertaalaizquierda.es http://launicapuertaalaizquierda.blogspot.com.es



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