Las noches de LUPI en Berlín_Latinale

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LATINALE

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en... BERLIN


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Publicado por: L.U.P.I. (La Única Puerta a la Izquierda) PRIMERA EDICIÓN OCTUBRE 2017 De los textos: las autoras y los autores Colección Antología/Las noches de LUPI/05 Coordinadores de esta edición: Laura Haber, Rike Bolte,Timo Berger Edición para LATINALE 2017 Diseño: Zoográfico Rodrigo Fotografías de interior: Michael Pößl, Pedro Pinho, Fabricio Estrada, Valentina Siniego, fran fen, las autoras y los autores ISBN: 978-84-946568-2-8 DEPOSITO LEGAL: BI-1487-2017 Impresión y encuadernación: Reprográficas Malpe, S.A.

Apdo. Correos 64. 48910 Sestao, Bizkaia. España. info@launicapuertaalaizquierda.es http://launicapuertaalaizquierda.blogspot.com.es

LATINALE Colección Antologías/Las noches de lupi/05


PRÓLOGO Paula Abramo Cuide a su cachorra Lupus eritematoso Collage Invocación bastante abstrusa Alejandro Álvarez Nieves saber de la lluvia madre gramática ofrenda limpieza de primavera Andrés Anwandter otro de estudiante de postgrado el peso de la noche en el oído... es el tráfico de toda una ciudad sección comentarios Frank Báez Anoche soñé que era un DJ En la Biblia no aparece nadie fumando Una epístola para Walt Whitman Jorge Ernesto Centeno Vilca El arbusto Carlos II El apóstata Zodiaco Bonanza Ofelia Huamanchumo de la Cuba Feministoides de conferencia Nulípara de hoy Madre a tiempo completo Soltera, casada, viuda, divorciada Sospechosa por bonita o por fea

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íN di ce


Adelaide Ivánova desobediência do estado civil os anos noventa o ciúme #1 o ciúme #10 Lina Nieves Avilés II Ícaros III 01: Sargazos 02: Meandros IV Tridente V VI Seaweed Benjamín Chávez Ceremonial del Kiwi Condición de vampiro Íntima Tortuga Minimal La débil música de las suaves cosas City Blues Agustina Ortiz El favorito desafió mi orilla Cada mañana los hechos ensartados Como la punta fina de la aguja Cuántos milenios de éxodo Tilsa Otta S/T S/T Caribe Guía para los navegantes de la tierra En resumen, no quería enamorarme porque ya me voy

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Miguel Ángel Petrecca El veneno Movimientos En otras palabras Luz Mayra Oyuela Ocurre XVIII XXI Vi a una mujer emerger de la piedra Tálata Rodríguez Bob Hoy Mark Ribot pasea solo Un fantasma del futuro Alejandro Tarrab Resabios negros Jannet Weeber Brunal Palabras Apuntes de peatón Residuos Negra noche Hambre

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La gran noticia. A modo de prólogo Hace exactamente una década, en su texto introductorio para la antología publicada en ocasión de la segunda edición de Latinale, el Festival rodante de poesía latinoamericana de Berlín, Monika Rinck se preguntaba acerca de la vida del poema («Lebt das Gedicht?»).1 La poeta insistirá incluso en su inquietud: «¿De qué vive el poema?», para a continuación realizar una lúcida maniobra «meta-metafórica» que dará refugio a un explícito Pablo Neruda, un Hans Magnus Enzensberger encubierto y un muy enfático W.C. Williams. Rinck reúne textualmente a estas autoridades como testigos de un ademán poético amorosamente apropiador «Vengan acá, I put you in my poem». Esta capacidad de incorporación deliberada y sin límites es lo que convierte al poema en un vehículo transformador, en algo que posee el mágico don de la perpetua renovación. El poema, podría resumirse leyendo a Rinck, ¡es «news»! Adrede hablamos de «novedad» o «noticia» en plural, ya que el poema trasciende, notoriamente, todo formato de comunicación verbal preestablecido, y así se va expandiendo y pluralizando. En su texto, Rinck timonea su propia idea de lo poético hacia el altamar de lo sorprendente, la sorpresa, el asombro. «El asombro», dice remitiéndose a Donald Davidson, y a ello queríamos llegar, «es una condición necesaria». Sin duda, el asombro es una conditio sine qua non del pensamiento poético. A la vez es un efecto, el resultado de un hallazgo, un acontecimiento de la reflexión. En este sentido, quisiéramos evocar un descubrimiento nacido de la praxis (también) poética que implica gestionar un festival de poesía: Latinale, fundado en Berlín el 2006, lleva once años sondeando las novísimas voces poéticas provenientes de Latinoamérica habiendo convocado ya a más de un centenar de autores y autoras a presentar sus textos, además de Berlín, en ciudades como Colonia, Múnich, Hamburgo, Bonn, Bremen, Osnabrück, Leipzig, Potsdam, Jena, Halle… Una trayectoria que hoy nos llena de un satisfactorio asombro. Asombro que traducimos de inmediato en gratitud: En efecto, si Latinale se sigue realizando después de tanto tiempo es, no por último, debido a ­8


PRó Lo Go

la existencia de una constante producción poética hispanohablante y lusofónica radicada en Alemania –especialmente en la pródiga comunidad poética latina de Berlín. Gracias a esta acendrada presencia poética, es posible celebrar Latinale 2017. Aquí cabe pasar revista a los últimos doce meses. En el 2016, junto a un número importante de actoras y actores culturales independientes de Berlín, Latinale participará en forma cardinal en la creación de Stadtsprachen (www.stadtsprachen.de), festival consagrado a la poliglosia literaria de la capital alemana. Este «festival de festivales» independientes hizo visible que Berlín sigue siendo una fascinante Babel, hoy más global que nunca. Indudablemente la fama de la ciudad por sus «gloriosos» años veinte del siglo pasado, se alterna en importancia con su multiculturalidad actual. No sin razón Berlín ocupa otra vez un lugar prominente en el ranking de las capitales culturales europeas. Precisamente ese estado de euforia cultural que experimenta la ciudad desde hace aproximadamente dos décadas fue el lema de Stadtsprachen, que mediante el aporte de Latinale rindiera entonces homenaje a las escrituras latinas residentes. Los eventos de Stadtsprachen organizados por Latinale reflejaron el destacado nivel alcanzado por las literaturas hispano- y lusofónicas a partir de los años noventa, tanto en el terreno de las narrativas como de la poesía.2 Medio año después de su participación en Stadtsprachen, Latinale se desempeñaría como instancia curadora de un simposio llevado a cabo en el Literarisches Colloquium Berlin, a orillas del Wannsee. Este evento realizado en mayo del 2017 iba a arrojar luz sobre la longue durée de las literaturas latinoamericanas en Berlín. Esta vez Latinale se centraba en el hecho significativo de que las literaturas latinas empezaron a afincarse en Berlín mucho antes de la década de los noventa, siendo atravesadas por el contexto de los conflictos ideológicos mundiales surgidos después de la catástrofe de la Alemania nacionalsocialista. El arribo de las voces literarias latinas a Berlín durante la época de la guerra fría fue producto

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de los respectivos exilios o emigraciones de los intelectuales provenientes de Chile, Uruguay y Argentina, o Cuba, etc. Algunos de estos autores y autoras forzados a dejar Sudamérica, Centroamérica o el Caribe, fueron recibidos y se radicaron en el este de Berlín, otros en el oeste. Ambas partes vivirían condiciones muy específicas y en cierto modo extremas que, a primera vista, se relativizarían con la caída del muro. No obstante estas vivencias se mantienen vigentes en la memoria de sus protagonistas quienes, desde ambos lados del muro, habían sabido intercomunicar sus ideales políticos, morales y literarios. Precisamente de aquel tiempo, aunque no de la «escena» latina, nos habla Atlas des Kommunismus, obra biodramática estrenada en el 2016 en el Gorki-Theater de Berlín Mitte, con la que la dramaturga argentina Lola Arias, logra una conmovedora puesta en escena de diferentes experiencias hechas bajo el socialismo de la RDA. Un grupo de mujeres y un jóven queer, interrogadas por una niña, le hablan al público de los traumas sufridos en carne propia y de los tabúes establecidos por el sistema estatal de Berlín oriental; pero también recuerdan las utopías que se desvanecerán con la caída del muro. Para Latinale, como festival consagrado a las voces y miradas poéticas que ofrece Latinoamérica desde el milenio, Atlas des Kommunismus es una magnífica prueba de que una obra de posicionamiento artístico frente a la reunificación alemana, altamente necesaria y esclarecedora puede, con toda naturalidad, ser fruto de una autora latina. También una película del cineasta cubano Ricardo Bacallao, proyecta una mirada reciente sobre un creativo cubano que llegó a Berlín oriental para afincarse, y tras la reunificación encontrarse en medio de condiciones socioculturales totalmente diferentes. Playing Mambo with Mozart cuenta la historia de Justo Pérez, un intérprete de música clásica que emigra a Berlín oriental en los años setenta y en el 2017 le confiesa a Bacallao que siente nostalgia por un mundo de inserción profesional que ya no volverá. Latinale, que más allá de su foco en la poesía toma nota de todo tipo de producción cultural latina en Berlín, se inserta en el palpitante conglomerado de eventos culturales que desde los noventa se van radicando en la capital alemana. A muchos de estos festivales les es propia una orientación post-ideológica; un automatismo aparentemente

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inamovible si se toma en serio el aserto de que nos encontramos en una época en la que el mainstream económico y político ha concertado que la caída de las ideologías sería un hecho globalizado. Sin embargo, aunque el énfasis del festival esté puesto ante todo en la calidad literaria, Latinale nunca ha ignorado las implicaciones políticas de la producción y la pronunciación poéticas. Esto vale también para Latinale 2017. El festival inaugura con un acto dedicado al Caribe, espacio cultural caleidoscópico y multilingual. La inquietud que comparte el Festival con sus poetas es cuál podría ser la relación entre poesía y espacio, y cuáles podrían ser las capacidades de la poesía para trascender o desplazar las fronteras geopolíticas, culturales, linguísticas -y poético-artísticas. ¿Tiene la poesía opciones específicas para crear cartografías utópicas (en un sentido euférico y también disfórico), o para mezclar las cartas de una forma novedosa, sorprendente? El itinerario de Latinale 2017 es extenso; los y las poetas leerán en distintos lugares de Berlín, y participarán en talleres y debates abiertos a todo público. Además presentarán sus trabajos en Osnabrück, Múnich y Bremen. El sitio más perdurable para este encuentro, sin embargo, lo proporciona este libro. Gracias a la editorial La Única Puerta a la Izquierda, radicada en Sestao/Bilbao, nos es posible poner a circular sobre papel una selección de textos de Frank Baéz (República Dominicana), Tilsa Otta (Perú), Andrés Anwandter (Chile), Paula Abramo y Alejandro Tarrab (México), Benjamín Chávez (Bolivia), Mayra Oyuela (Honduras), Tálata Rodriguez y Miguel Ángel Petrecca (Argentina), Adelaide Ivánova (Brasil), Alejandro Álvarez Nieves y Lina Nieves Avilés (Puerto Rico). Todos ellos y ellas se articulan en zonas fronterizas, transgreden límites de genéros y disciplinas, se acercan a lo que Monika Rinck declarara como condición del quehacer del poeta/de la poeta, el asombro. En esa dirección Latinale y LUPI buscan presentar algunas muestras de esas asombrosas trans-limitaciones y celebrar (¿para qué, sino para eso, estarán los festivales?) la poesía latinoamericana actual en sus distintas manifestaciones. Cabe mencionar que de las autoras y los autores incluidos en la antología algunos viven en Europa, tal es el caso de Adelaide Ivánova y Lina Nieves

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Avilés (residentes en Berlín), Agustina Ortiz, Jorge Ernesto Centeno Vilca, Ofelia Huamanchumo de la Cuba y Jannet Weeber Brunal (en Múnich), Miguel Ángel Petrecca (en Paris) y Andrés Anwandter (en Bristol). Forman parte de ese vasto tejido de poetas latinoamericanos en las diásporas de su lengua. Su aporte es particularmente enriquecedor ya que brinda esa mirada otra sobre el espacio. La poeta peruana, Ethel Barja ve justamente en la capital alemana „(...) una especie de software de sincronización de lo heterogéneo, porque en él interactúan espacialidades, identidades y prácticas culturales diversas, y en él es posible una escritura que habita más de un lugar al mismo tiempo«3 ¿Por qué elegimos a estas y estos poetas para Latinale 2017, creyéndolos no sólo interesantes para la audiencia de Latinale en Berlín, Osnabrück, Múnich y Bremen, sino también para los lectores de LUPI en España? Paula Abramo es autora de una poesía tajante, precisa y preciosa a nivel de la figura y del sonido; sus textos están poblados de entidades subtextuales y subversivas. La también traductora y estudiosa de letras clásicas –para quien la traducción es una opción de traicionar con decoro– remite con su escritura al mundo de los mitos helénicos, eligiendo además el camino investigativo, por ejemplo en su muy elogiada obra Fiat Lux (2012). Otros textos suyos aparecidos en una compilación de poesía mexicana recientemente vertida al alemán y publicada por la editorial Mantis en 2016, se consagran con detallismo a incontables bestialidades, tanto en términos metafóricos como materiales y biopoéticos. En la antología de Latinale 2017, Paula Abramo participa con un mapeo de presencias preocupantes, polivalentes, desde el aleteo de una mal llamada mariposa hasta un Minotaurus desglosado. Alejandro Álvarez Nieves, además de poeta y coordinador del Comité de Escritores del Festival de Poesía de Puerto Rico, también es un talentoso traductor. Ha publicado El proceso traductor (Libros AC, 2012); una obra muy notable que encarna el doble filo del acto traduccional: unión y separación. El proceso traductor ha obtenido muy merecidamente el premio del Certamen de Poesía El Nuevo Día 2011. Quiebre de armas, el segundo poemario del autor, se publicará a fines de este año (Trabalis,

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2017). En la presente antología Alejandro Álvarez Nieves comparte, con desenvoltura, sonoras notas sobre madres gramaticales y otros paraísos vencidos. Andrés Anwandter, quien confiesa no ser nerudiano aunque tampoco deje de inventar nuevas formas de aproximación a este precursor de la poesía chilena actual, apuesta en su poesía, escrita en Bristol, a la sonoridad y la medialidad de la matriz poética. El silencio en los poemas de este autor, que ha publicado varios poemarios desde mitades de los años noventa, se aviva, retumba y se vuelca hacia el ruido; por ejemplo, para pronunciar audaces meditaciones sobre tiempos políticos que parecerían oscuros, aunque en su momento fueran sistemáticamente elaborados. Alejandro Tarrab construye textos altamente codificados, interreferenciales, que nunca se creen autosuficientes y a la vez se contraponen en su virtuosismo y vibración composicional a lo que Daniel Bencomo, poeta invitado a Latinale 2011, en un ensayo sobre el al autor denomina «anemia estética». Los textos de Tarrab más bien se donan como organismos abiertos, como modelos para armar en la mente de quienes los leen. Para la presente antología se eligieron extractos de Caída del Búfalo sin nombre (2017), una obra que aborda el tema de la muerte voluntaria, siguiendo no la ruta de los lemmings, sino la de los búfalos. Presentamos aquí el apéndice, una serie de meditaciones suicidas o cartas finales, que condensan la corporalidad del libro en su totalidad: una gran libertad espacio temporal y genérica. Citando uno de sus versos, se podría decir que Benjamín Chávez escribe tanto desde «la intermitencia de la vida» como desde la condición de un vampiro literario. En sus poemas cortos y altamente condensados extrae de escenas cotidianas los retazos de la mitología clásica – siempre con un guiño irónico. Así la voz que habla es a la vez observador y objeto autooberservado cuando constata: «No, hoy no estoy para nadie / para mí mismo / no estoy.» Impresiona la eficacia de su discurso poético, su laconismo tensado con que esculpe objetos textuales casi perfectos. Chávez obtuvo el Premio Nacional de Poesía y actualmente se desempeña como director del Festival Internacional de Poesía de Bolivia. La poeta berlino-boricua Lina Nieves Avilés, también autora de un

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entramado de textos narrativos cuyas historias se abisman en lo unheimlich de lo cotidiano (Waltzen, 2010), en los poemas reunidos en esta antología, abre un horizonte poético meta-perceptivo y sensible, flotante y material a la vez, que respira ritmo y ofrece vías escapatorias afiligranadas. Los orígenes de la producción poética de Frank Báez se remontan claramente a su lectura y adaptación de la tradición anglosajona del spoken word: textos que invitan a ser recitados en voz alta, con estructuras repetitivas y remates asombrosos, con títulos que resumen situaciones o sentimientos como en canciones populares. Báez es un entertainer en el mejor de los sentidos, un pierrot –o como lo describió otro payaso triste de la poesía contemporánea, el coahuilense Julián Herbert: un personaje que tarda en darse cuenta que lo botaron de la fiesta con sólo un vaso de plástico en la mano que encima, ¡está vacío! Báez tiene ese don de ironizarse a sí mismo trabajando con las peripecias de un personaje inventado (y con supuestos tintes autobiográficos) que el mismo poeta no se molesta en encarnar. Lúdica y perspicaz, la poesía de Frank Báez se construye en el cruce entre las tradiciones orales del mundo caribe y la maquinaria de las metrópolis estadounidenses que remixea e hibridiza fluyos culturales como la salsa, el reggaetón y el rap. El primer libro de poemas de Tilsa Otta salió en la editorial limeña Universo bacterial en un tipo de encuadernación inusitado; como si fuera un diario de una niña hasta con un corazón recortado en la tapa rosada y páginas adornadas por dibujos de la misma autora. Una sección de mi niña veneno en el jardín de las baladas del recuerdo se titulaba «39 cordiales maneras de decirles no a los fantasmas». Resulta casi superfluo constatar que la poesía de Otta se mueve entre un juego deliberado transgrediendo todos los límites y la feroz realidad de la represión de disidencias en los campos de identidades sexuales, raciales y de género. «la locura suele ir a mi gran salón. / yo la maquillo y le pongo chapitas. / así no la reconocen / cuando sale a matar.», así comienza un poema de su primer libro. Si Tilsa Otta se inició mostrándonos esa Alicia Atrofiada en el País de las Pesadillas, en sus siguientes entregas, indivisibles y antimateria, sigue desarrollando la idea de libro como objeto componiéndolos con poemas

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fragmentados o fragmentos de prosa poética encadenados a través de imágenes urbanos hipermodernos, croquis de relaciones afectuosos, manifestaciones del cuerpo y transgresiones sexuales. En pocos países latinoamericanos, la situación política y social condiciona tan profundamente la vida y las posibilidades de expresión de un escritor como Honduras. Mayra Oyuela no huye en la inmigración interior, cree, en cambio, en la poesía como herramienta para enfrentar una cruda realidad marcada por la persecución (y el asesinato) de líderes sociales como Berta Cáceres y la supresión del derecho a la libre expresión. Sus poemas oscilan entre descripciones de situaciones insoportables de violencia y expresiones muy íntimas de una voz femenina interrogativa. Pero los poemas de Oyuela nunca son meras denuncias o confesiones, sino que recurren a una forma muy intrínseca de la poesía: la metáfora; cuando de repente, en un poema, en la plaza central de Tegucigalpa aparece una ballena de sal, imagen para describir el peso aplastante y devastador del golpe militar ocurrido en el 2009. A pesar de que en uno de sus poemas escriba «He presenciado la muerte de un hombre», en otro alienta: «Mi propuesta era vencer el miedo, darle la espalda a lo ajeno, mirarte a los ojos con el alma despierta, con la serotonina recorriéndonos el cerebro, con el frío de mis labios mientras te digo: aún hay tiempo.» Muchos poemas de Miguel Ángel Petrecca parten de observaciones, de detalles discretos, de recuerdos de la infancia para después desarrollar una especie de –si no argumento– hilvanación de momentos, de vistas parciales sobre una misma cosa. Es un proceso de observación, de análisis detenido tanto virado hacía el mundo exterior u objetivo (inscribiéndose de tal modo en la corriente de la poesía objetivista) como virado hacia el mundo interior (evaluando y clasificando la propia memoria). Lo cual no es una mera mediación sino también una traducción de una esfera hacia otra. Se puede decir que la escritura de Petrecca se nutre del intercambio con otras letras, como la poesía anglosajona y francesa, pero más notable de la lírica china contemporánea. En algunos de sus poemas hasta utiliza ideogramas. Además después de haber vivido en China, actualmente residiendo en Francia trabaja como traductor de poesía china. En su propia escritura resalta el hecho de que Petrecca cuida el corte de verso

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para abrir el poema a varias lecturas. Resulta ser un traductor fiel a lo ambiguo conservando el signo polisémico; o como dice en uno de sus textos: «Como el agua y el aceite, o como una amiga / que recorre las mercerías del barrio / buscando un tipo específico de alfiler / inhallable, usando una conversación / casual como pretexto para introducir / una palabra en la que pensó todo el día...» Una palabra que resume todo, como el remate con que termina su poema. Cuando se presencia una lectura de Tálata Rodríguez, el oyente se lleva la impresión de que la recitación está ligada fuertemente con su especial forma de «performar» los textos: Rodríguez los reproduce de memoria, sin papel en la mano, prestando todo su cuerpo a ser la pantalla de sus divagaciones entre los lugares selváticos de Colombia (donde creció) y los arrabales de Buenos Aires donde desarrolló su primera y adolescente (y pasada) identidad de rolinga. Las letras de Dylan y de otros vates del cruce entre el rock underground en castellano y la llamada poesía de los noventa son una fuente de inspiración. Rodríguez trabaja con la videopoesía de un modo particular: algunos de sus poemas van acompañados por un videoclip que completa el texto o lo aumenta llevándolo hacia otras esferas. Hace unos años, Adelaide Ivánova tomó dos decisiones que iban a marcar su poesía: cambiar de lugar de residencia –se mudó a Alemania donde actualmente vive entre Colonia y Berlín– y mantener el portugués brasileño como lengua de producción literaria. A pesar de las influencias de cierta poesía coloquial –como la de Ana Cristina César y la poesía marginal– se puede distinguir una voz singular, a veces juguetonaexperimental, a veces sarcástica, que solo a primera leída parece ser «dicha de paso», pero a segunda mirada deja apreciar un fino hilo conductor por las ramificaciones del discurso. Ivánova busca los materiales para construir sus textos en la adolescencia (el impacto de la muerte de Kurt Cobain, por ejemplo, tanto como el de Chico Science), en la experiencia de haber transitado dos culturas diferentes, de escuchar en el día a día dos lenguas, de las relaciones a distancia. Así cree una fusión heterogénea en que existen dos memorias –la de lo particular, lo local, y la de lo típico, lo globalmente accesible. De esa forma, la poesía de Ivánova se inscribe

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en la naciente tradición de las literaturas internacionales en Berlín y nos provee de otra mirada, fresca y reveladora. La mirada hacia Múnich tan opuesta a Berlín, revela que allí se mantiene un grupo de poetas latinoamericanos que, quizá por la falta de los encuentros frecuentes con colegas artistas de toda índole que ofrece Berlín, parecen más introvertidos y apartados de los movimientos más globales, por lo cual el interés está justamente en el contraste de las temáticas y poéticas que se crean en ese entorno. En Múnich como urbe rica, industrializada al máximo, que casi desconoce el desempleo y la precariedad y donde apenas se ven los marginalizados de la sociedad, las y los poetas inmigrados comparten más o menos la vida regular de la gran mayoría de sus cociudadanos muniqueses, con casa, familia y trabajo; una existencia sin mayores preocupaciones de sobrevivencia. Sin embargo, la harmonía perfecta no puede existir nunca, y en la homogeneidad es más difícil encontrar el público para poder performar proyectos artísticos en otras lenguas. La poesía de estas y estos poetas es entonces un espacio mucho más aislado donde salta a la vista la necesidad urgente de la palabra, tematizada directamente, y el expresarse sobre una existencia en exilio, cuales sean los motivos de éste, y sobre problemáticas más allá de la cotidianeidad directa. La escritura de Agustina Ortiz, que vive entre México, Estados Unidos y Alemania, muchas veces parte de experiencias y observaciones personales de su vida nómada. Sus poemas ritmizados y fluidos suelen ser herméticos sólo a primera vista. En seguida, se revela lo político de su poética, señalando, con palabras bien talladas, al machismo (sobre todo en México) o desequilibrios sociales. Forma parte del colectivo «Palabras Urgentes», una de las pocas iniciativas que presta una plataforma a la poesía latinoamericana en Múnich, junto con la cantante argentina Mónica Sardi, quien ofrecerá a esta Latinale 2017 sus audioinstalaciones donde interpreta a los participantes del festival con el repertorio afinado de su voz. Ofelia Huamanchumo de la Cuba se inicia como poeta en los años noventa del siglo pasado en el Perú para luego vivir los dilemas de la exiliada enamorada. Los poemas de esta antología se tomaron de su libro

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De mujeres hembra –recientemente terminado y todavía inédito –donde enfoca la condición de la mujer del siglo XXI haciendo uso de una sutil ironía lingüística. Jorge Ernesto Centeno Vilca es un letrado de intereses ilimitados – después de titularse en física sigue cursando la carrera de filología nórdica con un amor particular por el islandés– y va poblando sus poemas con personajes del cristianismo, de la mitología griega y de la historia cuestionando la capacidad de consuelo del ser humano. La metapoesía tanto como el juego con el espacio sobre el papel según la poesía visual complementan las expresiones del joven poeta que todo lo que absorbe lo convierte en un programa existencial personalísimo. Fue justamente después de llegar a Alemania cuando Jannet Weeber Brunal sentía más que antes la necesidad de recurrir al uso de la palabra, y lo que encontró en su nuevo entorno fue: el silencio. Aunque trabaja en la universidad de Múnich, pasa la mayor parte del tiempo con su hijo y su esposo en un pueblo del campo bávaro. Pero no es la extrañeza que una colombiana siente allí la que ocupa el primer lugar de sus textos, sino la confusión ante la existencia humana que surge de la introspección en medio de la naturaleza, y que ella nos hace compartir en los poemas seleccionados para esta antología y que fueron extraídos de su libro Paisaje suspendido, aún inédito. Piedras sueltas de un mosaico, miradas por ojos entrecerradas, que dejan una sensación de levedad a pesar de los estados cambiantes del ánimo. Todos ellos y ellas van a leer junto a sus pares alemanes, el poeta berlinés Björn Kuhligk, cuyos textos fueron recientemente traducidos al español en Cartagena de Indias, y las poetas Theresa Seraphin, Daphne Weber y el poeta Krister Schuchardt de Múnich. Latinale no existiría sin el apoyo prestado desde el comienzo por el Instituto Cervantes de Berlín, que merece aquí una particular mención. También hay una larga lista de Embajadas, Fundaciones, Universidades y Casas de Literatura o colectivos de artistas y editoriales independientes, como LUPI, que en el pasado y en el presente apoyaron y apoyan al festival. A todos ellos, nuestro agradecimiento.

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Ahora sólo nos toca dejarlos, lectores y lectoras, con esta gran noticia ¡que siempre es la poesía!

Timo Berger, Rike Bolte, Laura Haber, Berlín y Múnich, agosto de 2017

Notas finales 1 Invitamos a releer el texto de Monika Rinck, «Lebt das Gedicht»/»¿Vive el poema?», en Rike Bolte y Timo Berger (eds.), Scherben Poesie und Zwittertöne / Poesía-añicos y sonares híbridos. Doce poetas de Latinoamérica, Berlin 2017, pp. 8-13. 2 Vease la antología „El tejedor en Berlín“ (La Única Puerta a la Izquierda, Sestao, 2015) compilada por Jorge Locane y Ernesto Estrella que reúne algunas de las voces de autores latinoamericananos y españoles radicados en Berlín. 3 Intervención en vídeo a raíz del simposio Puerto Berlín en Literarisches Colloquium Berlin, 19 de mayo de 2017: URL: <https://www.youtube. com/watch?v=yh-fzVugchY&index=1&list=PLKbS9Rt7I78kpedU9O QR9XYb0-FRjgB7Y>.

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Ciudad de México, México, 1980. Escribe poco: pura poesía. Traduce del portugués como endemoniada (por suerte en los últimos tiempos ha traducido casi sólo literatura: libros y libros de literatura, lo cual la hace muy feliz). Tiene un libro de poesía que se llama Fiat Lux (FETA, 2012), en el que intentó reconstruir, un poco para sí misma, la historia de exilios de su familia. En sus ratos libres, cuando no rabia con las noticias del periódico, lee, dibuja y entrena esgrima. También teje, a ratos. No tiene planes demasiado concretos a futuro: las expectativas, cuanto más específicas, más dañinas. Tampoco sabe escribir biografías chistosas.

PAULA ABRAMO


Cuide a su cachorra Ruido. se pican las llamadas de los que buscan e inquieren. ¿Qué es lo que quieren estancar? Nombres falsos se gestan como bacterias necesarias en las esquinas oscuras del sigilo. Ruido. Se pican. Todas se cortan hacia el segundo treinta, de los que inquieren. Ruido. Y sobre todo si buscan normalistas. Y sobre todo si hablan con ellos. Interferencia. Interrupción. El corte en las llamadas introduce palabras que anuncian cortes en la carne... Al segundo treinta se pica todo: papel de china que cae, pero arrugado y sucio y en desorden. Alerta: cada hábito viejo es una calle cerrada, y el azar es el signo de la fuga. Cuide a su cachorra. Dice una voz entre el ruido. Y luego el nombre

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de la cachorra como un eco. Ruido. Entre cascadas de lija.

Nota: Este texto está inspirado en una nota publicada por Mathieu Tourliere en la revista Proceso (8/octubre/2015), acerca de las amenazas recibidas por la madre de María Fernanda Giordano Gómez, activista pro-Ayotzinapa.

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San Juan, Puerto Rico, 1976. Escritor, traductor, profesor y perro realengo de las calles sanjuaneras. En su primer poemario, El proceso traductor (Libros AC, 2012) intentó lograr un conjunto de poemas formal y bello sobre la incapacidad de traducir/amar. No lo logró y lo premiaron. En su segundo, Quiebre de armas (Trabalis, 2017) intenta jugar con la poesía coloquial para romper con los estándares de la hombría caribeña. Se hartó de ser macho. Cree que si la poesía sirve de algo, es para poner la gente a pensar con estruendos. Es anarcohedonista, buen comensal y cura un festival literario que lleva ocho años sin fondos estatales.

ALEJANDRO ÁLVAREZ NIEVES


saber de la lluvia algo sabe el trópico que se encrespa ante las nubes algo cuca el papel que las hincha de furia un nosequé sereno evita fugarse con el viento una sombra muy vieja lo hace crujir bajo el aguacero. es el surco de la tinta en las entrañas el zarpazo mortal la treta del encanto abandonado solo el vaticinio del vaticinio inúndanos jarréanos cálanos la lluvia es la pica mortal la trampa propia del conjuro diluvio en venganza contra la mano que lo contiene es el viejo truco de los behiques: no hay isla que los contenga el miedo nutre los hogares no hay hombres sino madera para la lumbre miseria para las banderas

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la mĂŠdula del hechizo impregna el sujeto roe los garabatos que lo cantan empapa los huesos del embrujo y deja que por esta vez sea el papel quien sangre la piedra del sacrificio

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Valdivia, Chile, 1974. Aunque tengo un concepto amplio de poesía, creo que esta siempre viene del ruido, no del silencio o la imagen. Entiendo mi práctica como un arte de afinar el «oído interior»: sea para escuchar la resonancia de las conversaciones de los otros y sintetizarla en verso, sea para analizar el sonido del lenguaje en una performance vocal. En cualquiera de los dos extremos, busco una poesía para leer en voz alta. Vivo actualmente en Bristol.

ANDRÉS ANWANDTER


otro de estudiante de postgrado entre tantas otras cosas impronunciables que nos legó la dictadura la desprofesionalización del profesorado que leo en un artículo comillas científico la desprofesionalización del profesorado cuantas veces es preciso decirlo en voz alta frente a una audiencia para darle el acento adecuado

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Santo Domingo, República Dominicana, 1978 Autor de Postales, Anoche soñé que era un DJ y Llegó el fin del mundo a mi barrio. Ha publicado el volumen de cuentos Págales tú a los psicoanalistas, tres libros de crónicas reunidos en La trilogía de los festivales y la recopilación de artículos Lo que trajo el mar. Es editor de la revista Global y de la revista de poesía Ping Pong. Miembro del colectivo de spoken word El Hombrecito, fue seleccionado por el Hay Festival para la lista de autores del Bogotá39-2017. Su último libro se titula Este es Futuro que estabas esperando.

FRANK BÁEZ


Anoche soñé que era un DJ Llamo por teléfono a Miguel y le pregunto si piensa que me iría mejor de DJ o como poeta y Miguel responde que siga como poeta. Mi novia también dice que como poeta. El hermano de mi novia dice que como poeta y una jevita que hacía una fila en el cine y que recién conocí dice que como DJ. Las menores me ven más como DJ y las mujeres que compran en el supermercado dicen que persista con los poemas. Mi mamá dice que como poeta. El plomero dice que poeta. Los cinco poetas que conozco me dijeron que me iría mejor como DJ. Mi hermana se abstuvo de votar. Fui a ver a DJ Tiesto y una gringa me tomó de las manos y me explicó que los DJ son criaturas de Dios. Son ángeles, dijo y mientras hablaba yo imaginaba a los DJ volando con sus turntables alrededor de Dios como si fueran mosquitos y Dios los espantara con la mano. Pero bueno, la cuestión es si los poetas y los DJ se pueden conciliar. Si pueden ser uno, si es posible escribir con una mano poemas

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y con la otra pinchar discos, si se puede ser mitad poeta y mitad DJ, si del ombligo para arriba soy poeta y del ombligo para abajo soy DJ o al revés o quizás que un poeta se convierta en DJ las noches de luna llena o quizás estoy exagerando y en el fondo todo DJ quiere ser poeta y todo poeta quiere ser DJ. Hay una fábula en donde un DJ y un poeta caen en un pozo. Empiezan a vocear y a vocear hasta que un hombre se asoma y les tira una cuerda para irlos subiendo poco a poco. Sube al DJ primero y cuando se la arrojan al poeta este grita que lo dejen abajo y el hombre y el DJ así lo hacen, aguardan en silencio y se marchan al rato.

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Würzburg, Alemania, 1991. Poeta. Vivió en Lima hasta los 19 años antes de viajar a Múnich, donde actualmente reside. Empieza a escribir poemas a la edad de 16 años, muchos de los cuales forman parte de su primer poemario El Misoteísta (2013). En su poética trabaja con motivos cristianos, mitológicos e históricos desde una perspectiva íntima y existencial, donde se cuestiona la capacidad de consuelo del ser humano. Asimismo, le interesa reflexionar sobre los límites del lenguaje poético y su aptitud para expresar lo interior y aprehender lo exterior.

JORGE ERNESTO CENTENO VILCA


El arbusto arde arde arde arde el arbusto que nadie nada lo incendió murmuran las llamas el silencio otros arbustos otras llamas cenizas pasadas el fuego del arbusto que ilumina con la misma oscuridad y se descompone el sueño, el frío, los minutos que tiritan nerviosos en el reloj óseo, el calendario que falla, pero que tatúa irreversible, el fuego que no quema que siempre es silencio.

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Lima, Perú, 1971. Escritora, poeta e hispanista. Vive y trabaja en Múnich, y dice: «Aprendí a escribir apuntando impresiones sobre mi entorno, en listados, notitas, rimas; para mí. Ahora escribo poesía para pasar la voz sobre las cosas del mundo que me impactan por su brutalidad, por su belleza, o por su absurdo. Poesía como ejercicio de vida en sociedad». Ha publicado poesía y narrativa tanto como literatura infantil. Después del poemario Elixires de Exilio (2016), donde indagaba sobre los dolores y los goces del destierro, está preparando su próximo, titulado De mujeres hembra y dedicado a la «mujer moderna».

OFELIA HUAMANCHUMO DE LA CUBA


Feministoides de conferencia Hacerse la hombre de pensamiento en congresos, conferencias, lecturas, recitales, sin olvidar la blusa sin escote pero bien ceñidita como en el reguetón el vestidito floreado rodilla al aire pelo que se suelta sin querer o pelo bien cortito, para despistar al enemigo: sexy, como quien no quiere la cosa... Así los hombres machos de pensamiento, o de palabra o de acción, como perros obedientes babean y asientan a todo, aplauden y hasta se hacen feministas por que no muera con la manzana de Eva la tradición de las pink ladies. Cual asteroides en órbita viciosa siguen las feministoides en lo mismo: usando las armas por las que las matan sin combatir con ello ni la pus.

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Recife, Brasil, 1982. é jornalista e ativista brasileira que trabalha como poeta, fotógrafa, tradutora e editora. Estudou Jornalismo na Universidade Católica de Pernambuco e Fotografia na Ostkreuzschule, em Berlim. Publicou três livros – autotomy (...), Polaróides e O martelo. Edita o zine anarcofeminista MAIS PORNÔ, PVFR! e escreve uma coluna mensal na Revista Pessoa. Participa de antologias, performances e exposições no Brasil e no exterior. Traduziu, entre outros, Ingeborg Bachmann, Hans Magnus Enzensberger e Paul Celan. Vive e trabalha entre Berlim e Colônia.

ADELAIDE IVÁNOVA


desobediência do estado civil que se faça essa reforma meu deus que me importa e se tanto te importa vai faz aí tuas revoluções aproveita e faz também por mim as minhas malas que eu não consigo que tô de ressaca enfia por mim minhas coisas nas caixas faz teus votos de cassação ou castidade que pra mim dá no mesmo eu não ligo vai muda o nome no contrato um nome é só o que se gasta da tinta da caneta: um mililitro um papel não muda muito a vida a casa vamos e venhamos quanto mais você quer apagar meus rastros mais você confirma que eu existo pode brigar sozinho pelos pratos pelos impostos sonegados ninguém vai me vaiar anyways quando eu sair pela porta da frente com uma mão atrás e outra fumando

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eu só fico impressionada com uma coisa: tudo se ajeita a vida segue com golpe ou sem golpe com ou sem sete de setembro jajá estaremos acostumadíssimos já saber se a vida segue sem você isso eu não sei mas não vou protestar vou dormir

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San Juan, Puerto Rico, 1984. Lina Nieves Avilés, o mejor conocida solo por Li, aprendió danza clásica india por un sueño que tuvo con la Adi Shakti, en el cual la deidad hindu removía nubes del cuerpo de la autora. Escribe sobre el mar porque lo extraña inmensurablemente. Cabe añadir, que no le gusta nada la lluvia. Le gusta en alemán el sonido de la schr y toma café cuatro veces al día. Vive en Berlín.

LINA NIEVES AVILÉS


II Ícaros El olfato que era tan mío que recorría las brasas del mar y sus pliegues marinos. Y, que de mis caras, exhibía la de niño. Mostraba la mueca animal. Ya no puedo asegurar o contradecir el ensueño del destino aquella fábula de vuelo dorado hacia un eterno sol esquivo. Así vuelan los ícaros sin suerte. Y cuando llegue el retorno, la caída al origen, habrán plumas que arden en la sal. ¿Dónde estás? pregunta la furia de niño, mi mejor máscara animal.

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Benjamín Chávez (Bolivia, 1971). Ha publicado diez libros de poemas, una novela y una compilación de columnas de periódico, así como algunos cuentos en varias antologías. Obtuvo el Premio Nacional de Poesía, 2006, el Premio de poesía Edmundo Camargo, 2012 y el Premio de poesía Luis Mendizábal, 1994. Trabaja como editor de las revistas Piedra de agua, La mariposa mundial y del suplemento cultural El Duende. Es director del Festival Internacional de Poesía de Bolivia.

BENJAMÍN CHÁVEZ


BENJAMÍN CHÁVEZ

Ceremonial del Kiwi En la certera devastación de la lluvia —lento y rumoroso el tiempo— agonía de la pretensión canta el impío kiwi. Solo en la íntima maraña lobular —vaivenes de ritmo confuso— encañonado recuerdo alas transparentes. Ascensos truncados, trastocados maroma oscura forcejeo constante. En la intermitencia de la vida la salvedad lo inocuo se estremece el kiwi el decantado.

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Uruapan, México, 1956. Escritora y poeta. Originaria de México, inmigró a Estados Unidos de Norteamérica y después a Alemania. Lleva varias décadas viviendo y conviviendo con los presentimientos de estos tres países. Aparte de escribir, muchos años se dedicaba a la docencia. Ha publicado en numerosas revistas y antologías, y es autora de los libros de poesía El eco de las sombras (2012) y Luna de papel (2015). Sobre su escritura, ella misma nos cuenta: «comencé a escribir, olvidé la fecha exacta, por la pura necesidad de nombrar y nombrarme en los espacios abiertos y cerrados de mis exilios, y he continuado haciéndolo para no perderme en el caos y el intento.»

AGUSTINA ORTIZ


El favorito desafió mi orilla

vino a protegerme con seda anaranjada sin preguntarnos los nombres partimos en el delirio de la lumbre los imposibles del inicio explotaron cuando las pestañas se nos enredaron al ansiar invadirnos por los ojos desapareció de mi registro el nombre de esa playa pero ahí mismo siguen las revelaciones merodeando el hartazgo de la arena el excremento de las gaviotas y las frazadas destiñéndose en el auto de regreso pagué la travesía de junio con la planta de los pies que tocaron los filos de la nada y el invierno una madrugada le arranqué la raíz a las heridas había traspasado ya el entarimado de la casa y salí de prisa a comprar palabras nuevas me acerqué a los pescadores a los campesinos y a las mujeres que se reúnen a cantar más tarde fui a ver a los que trafican con el amor y la muerte en las horas de la queda las vacié sobre mi mesa enteras sin abstracciones oliendo

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a tierra a mar a sudor de cuerpos a hierba mate té de coca y marihuana e inventé un ladrón de tristezas azul como las aguas del lago donde se suicidó de noche un rey alérgico a la luz nos han crecido desde entonces plantas trepadoras dolor y agua viva en el cuerpo y los cabellos los sobrantes de la fórmula los derramé en el misterio de los instrumentos músicos no fue necesario usar la fuerza con el viento de donde todos hemos sido llega Paradise. A Mónica Sardi por su canto

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Lima, Perú, 1982. Poeta, artista multidisciplinar, pansexual, panteísta y poliamorosa. Después de un fallido intento adolescente por escribir un libro sagrado que pudiera hacerle frente a la biblia se decantó por la escritura de poemas intentando comprender lo mínimo, lo máximo y alcanzar la iluminación. Tiene tres libros de poesía publicados, uno de cuentos y un comic. También se dedica al video.

TILSA OTTA


La poesía es la gran aguafiestas

La invitada sentada en la esquina callada Observando a todos, la que no se halla, se aburre rápido, /piensa que estaría mejor en casa La que roba vasos de otras manos y siempre pide cigarros, La primera que baila y luego llora, La que roba besos a chicos y chicas, la que no logra /articular palabras ni caminar derecho, la que pierde el sentido A quien botan a patadas y regresa Contenta, ya más animada La última en irse, cuando la fiesta ya ha terminado La primera en llegar cuando la fiesta ha terminado La copa rota, el suelo mojado, el vómito en el sofá de cuero, la quemadura de cigarrillo en mantel y brazos, la resaca, el chupetón, la aventura de una noche, el arrepentimiento, el nuevo amor, la pastilla del día siguiente, tus tres hijos, el departamento comprado a plazos, la búsqueda del éxito, la deuda con el banco, el auto de segunda, la estabilidad, la confianza que dan los años, la crisis de los cuarenta, el fin del amor, la vejez tranquila, tu entierro. La poesía es todas las fiestas.

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Buenos Aires, Argentina, 1979. Nací en Buenos Aires en 1979. Antes de la escritura, para mí vino la lectura. Empecé a escribir bajo el impacto de los poemas que descubrí en la biblioteca de mi casa. Escribía muy lento, poco después empecé a escribir muy rápido, y después más lento de nuevo. Ahora escribo cada vez más lento. Cuanto más lento mejor. Escribo, a veces, para ver y recordar (lo que pasa alrededor de mí); otras, para entender y hacer concreto (lo que pasa en la pantalla de la mente o en otro lugar). Además de escribir, traduzco.

MIGUEL ÁNGEL PETRECCA


El veneno Recordaban envenenados las tardes en la playa, veranos de la infancia recogiendo caracoles, las palabras no tenían sentido y las horas se iban rápido, grandes barcos, pequeñas nubes, miradas sin destino, como globos, y a la hora de la siesta, mientras los mayores dormían, un perro venía a lamerles los pies y a recordarles que había, a vuelta de la esquina, una pregunta con su nombre. Por azar, mucho después, volviendo del sur en auto salí de mi ruta un día para conocer ese pueblo, y he encontrado los perros, solamente los perros y el muelle desde el cual, el ultimo verano, hicieron con saliva un juramento solemne que al año siguiente uno de ellos traicionaría una noche, casualmente en verano. Y en el muelle una mujer gorda tiraba migas de pan al agua, sin objeto. Los perros, dos o tres jaurías por las calles. Ni caracoles ya. Arena sí, por todas partes. Me senté en la vereda de un bar a mirar la calle. Quise decir unas palabras, siquiera para mí solo, y algo tartamudeé ante la mirada sorprendida del dueño, que había salido a ver las primeras estrellas. «Un aduana hundida fue tu principio y tu fin…» Camino de tierra, empalme con una ruta vacía. Luego en la noche camiones con animales oscuros, peajes, estaciones de servicio, la posibilidad como siempre de dejarse guiar por una buena estrella, y al final, en cambio, la decisión, casi siempre inevitable, de seguir un impulso, de obedecer el latido más simple, el más traicionero.

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Honduras, 1982. Inicié mi carrera literaria porque me fue vital, tan natural como respirar, llegué a la poesía por accidente y me enamoré, desde entonces vivo en el idilio de querer domar las olas de una hoja de papel el blanco. Actualmente resido en Honduras, entre arte y activismos, entre luchas y disidencias, con la necesidad de abrazar la vida a través de mis versos.

MAYRA OYUELA


Ocurre Ahora mismo, en alguna parte del mundo hay un amanecer ocurriendo y no lo vemos, un narciso cae sobre el peñasco alterando levemente el zumbido de las abejas. Un hombre explora una mina de cal razonando el infinito en su todo blanco. En un hostal, dos mujeres se aman tiernamente, libres de prejuicios ejercen su amor, transpirando libélulas de humo sobre las sábanas. Hay un crepúsculo al otro lado del mundo ocurriendo y no lo vemos, una cigarra despierta al temblor de la lluvia, presa de su propio canto, muere feliz contemplando el horizonte en las copas de los pinos. El espejo de una laguna multiplica los cuernos de los antílopes, mientras nosotros cerramos los párpados como quien cierra una caja de música. En otro extremo del mundo, dos hombres mar adentro contemplan el milagro de una manada de ballenas azules, las hélices de su motor se apagan en la emboscada de una noche de relámpagos. Cae granizo sobre alguna ciudad, dos amantes entrelazan sus manos, fundidos para siempre en la humedad de la hierba. Vibra la tierra y el musgo despierta en un arroyo bajos las vías de un tren. Hay distintas formas de vida ocurriendo en el mundo y no lo vemos, las gaviotas acechan el cardumen, entretanto, vos y yo, nos ausentamos con el corazón intacto, el mar nos arrastra en su oleaje de gran altura, tomados de la mano del viento; ahí mismo, una niña balbucea sus primeras palabras, los tres corazones de un pulpo laten al unísono y una mujer dibuja sobre ventanas empañas el contorno de las mansos de su hijo. La noche atraviesa el bosque y ajenos nos quedamos de su espesura. Amor mío, la vida ocurre, intentemos escuchar la vibración de una flor que crece ante los ojos del viento. Ocurre la vida, ocurre en silencio, así como ocurre nuestro amor a pesar de nosotros. ­ 109


Bogotá, Colombia, 1978. Hija de madre argentina y padre colombiano vivió entre ambos países hasta radicarse en Buenos Aires en 1989. Desde los quince años se dedica al activismo cultural. A los cinco años publicó junto a su padre un libro de poesías y dibujos llamado Los pájaros de la montaña soñadora (Bogotá, ed. Arbol de Tinta, 1983). En 2013 editó el libro objeto multimedial Primera Línea de Fuego (ed. Tenemos Las Máquinas) integrado por nueve poemas y nueve videoclips filmados en espacios no convencionales de la ciudad de Buenos Aires. En 2015 participó con el laboratorio de escritura no-creativa Literatura Basura de la Primer Bienal de Performance de Buenos Aires (BP15) y con la conferencia performática PADREPOSTAL del ciclo MisDocumentos en Buenos Aires y Santiago de Compostela. Ese mismo año publicó TANTA ANSIEDAD en España (LapsusCalamiCaligrama) y NUESTRO DÍA LLEGARÁ (SpyralJetti) en Argentina.

TÁLATA RODRÍGUEZ


Bob Supo que Bob Dylan había escuchado su salvaje versión de «It aint me babe». Se lo comentó alguien al pasar en una fiesta y todavía lo recordaba a pesar de la nube confusa que era la noche. Estaba avergonzada, no sólo, porque Bob Dylan la escuchara a ella, «una minita que apenas sabe tocar tres acordes», sino porque había grabado la canción tras una pelea y tenía los ojos hinchados como pelotas. Y lo había hecho en video, en español, en una sola toma, pero la idea, la idea, era ingeniosa: la chica a la que el joven Bob canta «no soy yo, nena, no soy yo el que buscás» usaba los mismos argumentos a su favor para decir: «no sos vos, nene, no sos vos el que busco». A su manera de entender, reivindicaba a aquella mujer cualquier hija de vecino que exige a su hombre lo que cualquier hija de vecino debe exigir. Pero no cualquier hija de vecino era la dueña del corazón de Bob aunque le inspirara, sí, más de una canción recordada generación tras generación. Todavía recordaba la escena cuando sonó el teléfono y una voz fresca y extranjera le dijo: «Bob Dylan quiere hablar con usted». «Soy cocinera, que venga a cenar», no dudaba era el año del dragón y todos los planetas bailaban a su alrededor. se puso un batón que olía a flores. Hizo su lista de compras, y compró: Plátano, batatas, hongos shitake, uvas… cerezas. Cocinó sin parar todo tipo de cocciones:, al vapor, crudas, hervidas, puré, al horno, fritas. Vista desde arriba la mesa parecía un mandala o la cola abierta de un pavo real. No se detuvo a pensar si estaba muy nerviosa, si no estaba cocinando algo, estaba lavando algo o cortándose el pelo o pintándose las uñas de los pies. Sonó el timbre. Llegó Él. Como en los sueños en los que tevas a morir, temía que al ver a Bob la imagen se desvaneciera y se despertara en una cama doble con el costado derecho de las sábanas estirado. Pero bajó, y subieron y tomaron un fernet con soda y limón. Y no había música pero en todo lo que él decía ella escuchaba una canción mientras respondía, con exagerados gestos, sobre las cosas que

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comían y viajar por el mundo hasta que él, con el sombrero de la noche del cazador, un aro en la oreja, señala el libro y le pregunta: «leíste a Fogwill?». Ella Grita. Explota. Estalla Da un saltito hasta agarrarle el brazo con la mano que sostiene el vaso. Habla del viejo Frog con el viejo Bob. Incluso se atreve a hacer una comparación sentimental y absurda entre Los pichiciegos y Changing of the guards. Pero cuando escucha al viejo Bob decir: «En 1978 yo también hice el amor con una muchacha punk, como vos», se excita y va a buscar el postre: una cereza. Una cereza. «Este es el postre», dice y el viejo Bob, que tiene todo de viejo, viejo diablo, viejo Fogill, muerde el cachete más jugoso de la fruta y con los dientes morados de jugo la tira sobre la cama. Y ya no es el viejo Bob, este crooner de estadios, sino el joven judas de la guitarra eléctrica. Y le lame el cuello con su lengua poética, y ella se siente una guitarra, una canción, «It ain´t me, babe, no no no no» Pero despierta. Despierta en una cama doble con el costado derecho de las sábanas estirado. Su hijo durmiendo en el cuarto. Autos veloces sobre la autopista como sueños fugaces. Toma dos tragos de agua. En el comedor, el sol dibuja su jaula.

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Ciudad de México, México, 1972. Estudia hebreo y escribe sobre búfalos.

ALEJANDRO TARRAB


Resabios negros (notas suicidas escritas a cuatro manos) A mis hijos en la dispersión. A mis hijos que caminan en la carne, yermos, apacentándose a sí mismos. A mis hijos errantes y despiertos en la oscuridad nuestra y reservada. A mis hijos hijos maniatados, ahogados en el alcohol negro de mi leche. * Mil novecientos setenta y siete. Me he intuido la mañana entera, he puesto mis ojos en mis ojos. Son mis ojos de años, estoy segura de ello. He visto mi mano izquierda trazar torpemente un círculo hacia el lado contrario de mi cuerpo, un círculo único hacia el aire, mi primera tentativa. He masticado el odre de una piel frente a los cristales de la casa. Lo he tragado largamente a través de seiscientas trece cavidades, de todos mis peligros, lo he llamado a mi circunstancia. Lo he llamado pedazo de animal. ¿Qué puedo ofrecerte? He intuido brutalmente tus ojos contra los míos, tus pliegues cerrados mortalmente contra los míos. Te he visto marcharte varias veces a la altura de mi boca. Nochedía. ­ 123


Te he seguido en la correspondencia por delgadas apariciones, he sostenido en vilo la hebra que nos dio la vida por encima de ti mismo, por encima de tu cabeza fuerte de mi protuberancia, por encima de mí misma de mi boca abierta contra tu pecho negro. Desnudo. He escuchado el silbido de mis pulmones en la casa vacía, he bebido el añil para estar en mi presencia. He pesado como un árbol cubierto por la nieve pero yo no soy una mujer quemada por la nieve. Mi cuerpo blanco está en el agua pero en esta casa no hay fuerza de lirios. Separarse viene de la sal amargamente. He notado que cierro la mandíbula hasta trabar la escotadura que trituro mis dientes gastados con ustedes que repaso entre las encías los odres de viejas pieles con ustedes. Mi lengua está muerta dentro de mi boca muerta. Quiero encender contigo las hebras del tabaco. * 1977/2016. No germinas. Tu diente ennegrecido deshojará a los ciervos sin arrepentimiento. No habrá árbol, ni la aparición intermitente de un árbol metálico, en medio de la bruma. Tu pecho es una úlcera desgranada y oscura en la pureza. * 1977. Cúlpenme a mí por las atrocidades de mi cuerpo por la grupa montada en el lomo de una ahogada cúlpenme a mí por el espejo ­ 124


Montería, Colombia, 1976. Poeta y lectora de español. Vive viajando entre su residencia en un pueblo bávaro y su trabajo en la universidad de Múnich. Interesada en la literatura desde temprana edad, escribía cuentos infantiles como entretenimiento hasta que la poesía la atravesó a los 17 años. Entonces inicia la búsqueda de lo inmanente para tratar de explicar su yo en el mundo. En 2013 recibe una mención honorífica del Premio Platero de Poesía de la ONU, y dos años más tarde publica su primer poemario Otra cosa es el silencio (2015). Actualmente, está preparando su segundo poemario titulado Paisaje suspendido, en el cual ella sigue su rumbo como poeta desde la reflexión y lo trascendente en la cotidianeidad: «Escribir / para calmar la sed, /el hambre de lo indecible. / Escribir/ para llenar la cuenca /de la quebradiza memoria.»

JANNET WEEBER BRUNAL


Palabras palabras aves que anidan en el semĂĄforo pacientes sin temor esperando por la vida ese hermoso accidente.

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De Bilbao a Berlin, de Berlin a Madrid, este libro empezรณ a volar en octubre del 17.


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