Las páginas del agua de JJM Ferreiro

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LAS PÁGINAS DEL AGUA

J. J. M. Ferreiro

Colección Noches Poéticas/05

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Publicado por: La Ăšnica Puerta a la Izquierda (LUPI) PRIMERA EDICIĂ“N diciembre 2017 De los textos: JosĂŠ Juan MartĂ­nez Ferreiro Del preambulo: Julio GonzĂĄlez Alonso De la introducciĂłn al autor: Xaime Oroza De la fotografĂ­a de solapa: Miguel Taboada DiseĂąo: La Ăšnica Puerta a la Izquierda (LUPI)

Derechos exclusivos de esta ediciĂłn: Asoc. Cultural La Ăšnica Puerta a la Izquierda (LUPI) ColecciĂłn: Noches PoĂŠticas/05 Coordina la colecciĂłn: Noches PoĂŠticas Bilbao

ISBN: 978-84-946568-4-2 DEPOSITO LEGAL: BI-1780-2017 ImpresiĂłn y encuadernaciĂłn: ReprogrĂĄficas Malpe, S.A.

La Ăšnica Puerta a la Izquierda (LUPI) Apdo. Correos 64. 48910 Sestao, Bizkaia. EspaĂąa info@launicapuertaalaizquierda.es http://launicapuertaalaizquierda.blogspot.com.es

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PREÁMBULO La Colección de Noches Poéticas, que nace de la colaboración entre LUPI (La Única Puerta a la Izquierda) como editor, y de Noches Poéticas en la coordinación, alcanza el quinto título con la publicación de “Las páginas del agua” de J. J. M. Ferreiro. Sin renunciar a enfrentar ningún desafío, la colección abre sus puertas a otros autores más allá de Bilbao y el entorno del País Vasco para llegar a las latitudes gallegas con el autor del presente libro, el ferrolano con residencia en Viveiro, José Juan Martínez Ferreiro. En la misma colección tienen también acogida las publicaciones del Concurso de Poesía Noches Poéticas Bilbao que ya va por su tercera conovocatoria. La Asociación cultural Noches Poéticas elige para su colección a los poetas próximos al entorno de sus actividades, sin que necesariamente pertenezcan a la Asociación, que siguen las veladas y participan en sus actividades habitualmente o de manera puntual. Y la elección, además del requisito precitado y que nos hace posible su conocimiento y la valoración de su obra, se basa en su actualidad, la capacidad expresiva y la aportación de novedades reseñables, así como la calidad literaria intrínseca del autor escogido en cada momento. Todos ellos y cada uno en su conjunto, resultan ser testigos de excepción del mundo que nos reflejan, explican, reflexionan y cantan en sus versos. Podríamos decir que Noches Poéticas es, desde Bilbao, una ventana abierta al mundo de la poesía y de quienes se acercan a ella con honestidad, sin ambigüedades y sin cortapisas. Si se dice de manera hiperbólica que Bilbao es el mundo, no se va a dejar de decir que Noches Poéticas son de Bilbao y del mundo y universo de la poesía. Y así, saludamos y abrazamos este quinto título de una colección que viene, con fortuna, a engrandecer el particular firmamento de la poesía girando en torno a esta fructífera colaboración entre LUPI y Noches Poéticas. Sea. Julio González Alonso NOCHES POÉTICAS 7

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PRÓLOGO La lectura de este poemario de JOSÉ JUAN MARTÍNEZ FERREIRO, Jota como le gusta que le llamen, es un viaje hechizante, una singladura dejándote llevar, sin rosa de los vientos, en la aventura del ritmo y la oralidad de la palabra. Sumergirse, en el hondo mar de palabras y sentimientos y salir a la superficie de la mano de la cantiga para transgredir el éter con la voz del juglar, en el arcano primitivo que nos trasciende transitándose. Todo el poemario destila esto: subyugante y honda oralidad, antes, mientras y ahora fuego y sosiego, galerna y calma chicha. Activista de la belleza no duda en echar una mano con la voz, con el canto. Una poesía que sin dejar de ser telúrica, haciendo explotar la tierra, se vuelve etérea junto al mar y se arriesga en el cuerpo hermoso de las corzas del monte, removiendo los sueños, desparramando los sentimientos. Jota lleva la cantiga en la piel, juglar en el decir como el chochín guerrero de vuelta a los orígenes de la lengua hermosa. Las palabras desaparecidas en el papel que semejan varadas en el péndulo del reloj parado, cobran fuerza, vida, transitándose en la oralidad de la lectura, para coger la belleza, que parecía inasible, en el aire, sin imposturas, sencillamente. Poesía quintaesenciada de sensual decir, con un fondo aroma, metido en la piel, a mar, de las manos generosas del marinero. Descubrir la hospitalidad de la palabra, asomar al canto de Jota es poner proa a una travesía por campos remotos de tan cercanos, por mares insospechados con su mano en el timón de la cantiga, frágil pero muy firme, surcando las olas con estelas de espuma y un deseo: ¡Buena proa!, Buena mar! El juglar sigue camino con la cantiga buscando nuevos campos íntimos para agasajarnos, la diferencia mágica entre “el primate aullador y el cerebro sapiens” (Enrique Nacher) es la oralidad de la palabra, el canto; hacer germinar la palabra con la lluvia de la voz, con la magia de la cantiga. El juglar es sólo canto. Limpiar el cielo y abrir la mano a la amistad íntima a cualquiera, no vender el alma, darla gratis es el oficio del poeta, arriesgando

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el sentimiento. ¡Juglar, déjame oír tu voz en el camino!, que estoy perdido. Buscando de la cascada la cantiga de luz no sé adónde ir, y el viento pasa fuerte, majestuoso, soplando, azoando en los árboles despacio con la voz del juglar. Están saliendo tímidamente septembrinas. Y ahí va rompiendo el vidrio del cielo de la noche de la jaula del paraíso, atravesando los alambres de los aullidos, adentrándose en los entresijos del laberinto hermoso del cromatismo rítmico de la voz del canto, hasta el rincón más escondido del sentimiento, desafiando el peligro, jugando con él con la palabra íntima, donándola para hacerla brotar en el aire con la lluvia como el jilguero. Modular la voz del grito hasta la belleza del canto (de la cantiga) que se esconde como un arcano tras la palabra escrita. Hacer surgir la voz para donar el sentimiento. Como un ángel engañado. Arriesgar el canto para trasgredir el techo de vidrio de la jaula del paraíso de la existencia, del cielo, y salir al otro lado borracho en el vértigo de la vorágine de la palabra hermosa en un nuevo caleidoscopio de gusanillos azules, donde la palabra oscura se hace profundidad hasta llegar al color, a la luz de la oralidad en la búsqueda de la belleza, limpiar el aire con las alas y ver el trasunto, a un paso efímero de la majestuosidad que va del canto al aliento del son. Asomar la avenida de la poesía de Jota que surge, cruza el cielo una voz que se va al otro lado con nuestros sueños, removiéndolos, tamizándolos, irisándolos, tintándolos con colores nuevos, insospechados, majestuosos como auroras boreales. Llevé de paseo al monte las imágenes del poemario, algo tan normal se hace ficción al día de hoy en la palabra gratificante desde el fondo para los sentidos, sobrevolando las fronteras inanes: “hay otros mundos, pero están en este” (Paul Eluard). Haz brotar la palabra, amigo, hasta hundir el canto en el lodazal y esconder la belleza en el hielo otra vuelta, canta!, canta!, canta en la lluvia con el color como el jilguero. En esta singladura Corbain es el ángel escondido en las tinieblas, gimiendo ácido contra la luz dorada del atardecer de

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la humanidad, yo lo veo asi, hasta humillar el canto con el grito sordo, como el ángel caído de Walter Benjamín, que vuela de espaldas contemplando espantado la luz de la destrucción que deja atrás y va removiendo con fuerza el viento de la galerna. A pesar del genio todos los duendes tienen querencia a la bondad para transformar el grito en cantiga, transfigurándolo, haciendo brotar la palabra con la lluvia. Donde iba a decir “se divide”, digo “se conjuga” este poemario en sus tres partes: Cantares en castellano, con la aureola que le de la al poeta haber nacido en la comarca de Ferrol. Las especulares visiones de Corbain y las Cantigas gallegas de hondo enraizamiento. En los tres se remueve, se agita el canto del juglar, abarcando la bendita maldición de “ir en la noche de ningún sitio por los brillantes caminos de plata transparente de los limacos negros en la búsqueda de la cantiga perdida que va con él, que siempre fue con él aunque él no la vea”. En la oralidad de la palabra es donde camina el juglar y el ángel se asombra y, al fin de cuentas, Corbain, rota la rosa de los vientos en la galerna de las imágenes, en el vértigo de la vorágine de las palabras que lo hechizan, que lo transmutan en el propio canto catártico del alquimista. Y tras la lectura no puedo, por más, dejar de darle vueltas a las mismas cuatro ideas que brotan desde el aire donde se desparrama la cantiga del juglar. En esta hermosa lectura que me llevó de la mano en la vorágine de la espiral levógira haciendo revivir el genio dulce. Por eso te deseo: ¡Buena proa, navegante! Muíños, 14 de septiembre de 2017 Xaime Oroza

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PRÓLOGO A lectura deste poemario de JOSÉ JUAN MARTÍNEZ FERREIRO, Jota como lle gusta que lle chamen, é unha viaxe enfeitizante, unha singradura deixándote levar, sen rosa dos ventos, na aventura do ritmo e a oralidade da verba. Somerxerse, mergullar no fondo mar de verbas e sentimentos e saír á tona da man da cantiga para transgredi-lo éter coa voz do xograr, no arcano primixenio que nos transcende transitándose. Todo o poemario destila isto: subxugante e fonda oralidade, antes, mentres e agora lume e sosego, galerna e calma chicha. Activista da beleza non dubida en botar unha man coa voz, co canto. Unha poesía que sen deixar de ser telúrica facendo estoura-la terra, vólvese etérea ao pé do mar e arríscase no corpo belido das corzas do monte, remexendo os soños, esparexendo os sentimentos. Jota leva a cantiga na pel, xograr no dicir coma o carrizo xenreiro de volta aos orixes da lingua fermosa. As verbas esvaídas no papel que parecen varadas no péndulo do reloxo parado, cobran forza, vida transitándose na oralidade da lectura, para colle-la beleza que semellaba inasible no ar, sen imposturas, sinxelamente. Poesía requintada de sensual dicir, cun fondo recendo, metido na pel, a mar, das mans xenerosas do mariñeiro. Descubri-la hospitalidade da verba, asomarse ao canto de Jota é emproar unha travesía por eidos remotos de tan achegados, por mares insospeitábeis coa súa man no governallo da cantiga enxel pero moi rexa asucando as ondas con ronseis de escuma e un desexo: Boa proa!, Boa mar! O xograr segue camiño coa cantiga buscando novos eidos íntimos para agasallarnos, a diferenza máxica entre o “primate ouveador e o cerebro sapiens” (Enrique Nacher) é a oralidade da verba, o canto, facer xermola-la verba coa choiva da voz, coa maxia da cantiga. O xograr é só canto, limpa-lo ceo e abri-la man á amizade íntima a calquera, non vende-la alma, dala de balde é o oficio do poeta, arriscando o sentimento. Xograr, déixame ouvila túa voz no camiño!, que estou perdido…buscando da fervenza

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a cantiga de luz non sei onde ir, e o vento pasa forte, maxestoso, soprando, zoando nas árbores a modo coa voz do xograr. Están a saír timidamente setembrinas. Velaí vai rompendo o vidro do ceo da noite da gaiola do paraíso, atravesando os aramios dos ouveos, adentrándose nos entresixos do labirinto fermoso do cromatismo rítmico da voz do canto ata o recuncho máis agochado do sentimento, desafiando o perigo, xogando con el coa verba íntima, doándoa para facela xermolar no ar coa choiva coma o xílgaro. Modúla-la voz do berro ata a beleza do canto (da cantiga) que se agocha coma un arcano trala verba escrita. Facer xurdi-la voz para doa-lo sentimento de balde, coma un anxo enganado. Arrisca-lo canto para transgredi-la teito de vidro da gaiola do paraíso da existencia, do ceo, e saír ao alén bébedo na vertixe da voráxine da verba belida nun novo calidoscopio de espirais azuis, onde a verba escura se fai profundidade ata chegar á cor, á luz da oralidade na procura da beleza, limpa-lo ar coas ás e ve-lo trasunto, a un paso efémero para a maxestuosidade que vai do canto ao alento do son. Asomarse a varanda da poesía de Jota que xurde, cruza o ceo unha voz que se vai ao alén cos nosos soños, removéndoos, peneirándoos, irisándoos, tintándoos con cores novas, insospeitadas, maxestosas coma auroras boreais. Levei de paseo ao monte as imaxes do poemario, algo tan normal faise ficción ao día de hoxe na verba gratificante dende o fondo para os sentidos, sobrevoando as fronteiras inanes: “hai outros mundos, pero están neste” (Paul Eluard). Fai xermola-la verba, meu, ata afundi-lo canto na lama e agocha-la beleza no xeo outra volta, canta!, canta!, canta na choiva coa cor coma o xílgaro. Nesta singradura Corbain é o anxo agochado nas tebras, xemendo acedo contra a luz dourada do solpor da humanidade, eu véxoo así, ata axeonlla-lo canto co berro xordo, coma o anxo caído de Walter Benjamín, que voa de costas contemplando espantado a luz da destrución que deixa atrás e vai remexendo con forza o ara da galerna. A pesares do xenio tódolos trasnos teñen querencia á

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bondade para transforma-lo berro en cantiga, transfigurándoo, facendo xermola-la verba coa choiva. Onde ía dicir “divídese”, digo conxúgase este poemario nas súas tres partes: Cantares en castelán, coa xenreira que lle da ao poeta ser nado na bisbarra de Ferrolterra. As especulares visións de Corbain e as Cantigas galegas de fonda raigame. Nos tres remóvese, axítase o canto do xograr abranguendo á bendita maldición de “ir na noite de ningures polos brillantes camiños de prata transparente das limachas negras na procura da cantiga perdida que vai con el, que sempre foi con el aínda que el non a vexa”. Na oralidade da verba é onde camiña o xograr e o anxo se abraia e, ao fin de contas, Corbain, rota a rosa dos ventos na galerna das imaxes, na vertixe da voráxine das verbas que o enfeitizan, que o transmutan no propio canto catártico do alquimista. E trala lectura non podo, por máis, deixar de darlle voltas as mesmas catro ideas que xermolan dende o ar onde se espalla a cantiga do xograr. Nesta fermosa lectura que me levou da man na voráxine da espiral levoxira facendo revivi-lo xenio doce. Só che desexo: Boa proa, navegante!, Muíños, 14 de setembro de 2017 Xaime Oroza

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ESPERANZA EN LA MADRE

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Geologías Los continentes yacen de espaldas a nosotros, su acontecer se agita en las profundidades.

Desde la claridad que lentamente deja la calima cuando desaparece sobre el mar contemplo esos toscos relieves de bisonte que parecen fundar el sueño milenario que el planeta revive, los enigmas de piedra que cifran una crónica esencial en sus lúcidas tramas. También veo agrietarse la montaña; su sangre es una libación y un ardiente disfraz para exaltar el rostro; sus lágrimas son brasa de ojos inflamados que ven durante un parpadeo para luego cegarse... para después morir.

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Esperanza en la madre Esperanza en la madre. Esperanza en la tierra, esperanza en sus frutos, existiendo en nosotros como una exaltación. ¿Se encontrarán los invisibles? ¡Acércame los tártagos del llanto en el pálido sueño de los muertos!

Desenvaina los ojos para acariciar en su filo la doliente odisea del tiempo de los hombres, mientras su humo se hunde en el cielo como un asma de plomo.

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Me das tu palabra ¿Me acercas tu palabra? Por qué nunca me llega ¿Me acercas tu palabra, tu verso? ¿Me los darías? Por qué nunca me llegan.

Tu palabra y tu verso son la gran esperanza de lo vivo, que en el agua refluyen de la nada a lo uno.

Fíjate en la presencia, en los fotosintéticos perfiles que orgullosos se extienden en las flores, como si fuesen gradas de la sensualidad.

Fíjate en la presencia, en el vago instinto del viento, en su fulgor horizontal que nunca pasa y queda inmóvil

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entre losas de piedra que son la conclusiĂłn del canto.

Yo vengo a hundir las manos en el embriĂłn de las horas. Por eso, dame tu palabra, dame tu verso. Por quĂŠ nunca me llegan.

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LAS PÁGINAS DEL AGUA

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Las páginas del agua Las puertas de la vida, las páginas de agua de tus años, los signos y las cifras, cuáles y cuántos son los fuegos que se apagan.

No un corazón imaginado sino sus tramos sucediéndose, la emergencia de entender lo remoto en el comienzo de un ataque, en la conclusión de un veneno.

No lo indecible sino la armonía que envuelve a un mar de espaldas.

No la avidez sino la tersura pausada de un pecho que se abre.

No la ceguera de las batallas 36

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sino el espacio donde todo gira, esparce y se fecunda para que al final se conforme un vientre grande.

La memoria, las pĂĄginas de agua de tus aĂąos, los cauces que se olvidan como meandros abandonados.

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Separamos un sueño Separamos un sueño estimulante donde el mar amplifica su vasto anonimato. Fue un acontecimiento que apuró una avidez melancólica.

Separamos un sueño delicioso que era el fundamento del juego, el del color de las bombillas nocturnas requebrando las sombras en la playa plata de luna.

Separamos un sueño conmovedor que era la trama del cántico, el de la ambición de los grillos por colmar los campos eternos, el del lamento de las fuentes por el agua extraviada, el de las calles espesando el eco de los pasos ya idos.

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Separamos la fragancia del sueño, el de los establos abiertos al cielo azul. Sentíamos la lejanía del pensamiento, su circunstancia inútil por el callado amor. En cada ojo revelábamos el charco limpio de los recuerdos desbordados.

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ASI ERA EL HASTÍO

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Así era el hastío Como un cuerpo rozado por caracoles de lentitud extrema, así era el hastío que brotaba de aquellas horas; ell continuo morir de las olas en mar abierto, el calor asediando la extensión de una distancia postiza, una sábana blanca sumisa al aire rizando todo el tiempo que perder, así era el hastío que se mostraba sobre aquel fondo de tigres nítidos.

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Después de los trapos o los días Eran palabras como hierba. Sí, palabras como la hierba, que germinaban en la memoria de los fuegos fríos y las espumas rancias. Era la crueldad escondida tras una niebla sorda. Eran las almas de hombres y mujeres, empapadas como trapos flotando en la corriente, bajo los puentes del tedio. Después de las palabras o la hierba, las almas o los trapos, la crueldad o la niebla, después de los puentes del tedio, qué apertura. Después del río o el mar, qué movimiento, la luz de qué astro, y la sangre avanzando por qué cauces. 57

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Romance del mediodía El mediodía es inmundicia, o demolición de lo visto. La rigidez solar asfixia el pulmón de algunas preguntas y toda impugnación es tenue ceniza. La insoportable nitidez, como un alma vacía, separa sus dalias de piedra. En esta latitud del movimiento, la tierra embarazada desentraña las horas, arrastra, concibe los cuerpos para habitarlo todo, traspasado el abismo. En esta anchura del pensamiento la serpiente exaspera cuando sueña la vida su veneno, y la condena crece hacia abajo como crecen los muertos. En estas amplitudes, el hastío también es el acero —su cifra inmóvil contiene el aire entero. 58

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CLAIRE

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Te realizaré Con óleos antiguos ungiré tu sexo. Te realizaré con la carne de una guitarra, con la extensión de un mar de manos.

Fertilizando un vientre se armonizó mi dicha; tu vientre lujurioso donde un dios maduraba la idea de una estrella.

Estábamos a solas, mirando el deambular de los caballos. De repente, al fondo de la tarde, en su casi palpable oscuridad, apareció un color impreciso y débilmente punzante, atroz como la lluvia que no vive.

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Los estambres de la luz Las raíces de las montañas son más escuálidas que las raíces de mis manos que prolongadamente se sumergen en el pasado donde germinan los astros de tus nalgas.

Me distraigo sintiendo, como decía Alberto Caeiro, porque fue siempre mío el pensamiento y su naturaleza sentimental. Siento el camino que se cumple en una piedra sola iluminada por un sol casi muerto.

En las tardes de mi vida una calavera roja me contempla, y me distraigo pensándola como una flor apagada. Me distraigo también en la desnudez mineral, desde la piedra al llanto,

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en el brillo de tu belleza oreada, en la palpitante rosa del sosiego; carne de tus senos, tu fuego auxiliador,

en tus caderas ciegas tendidas sobre el campo cuando descansa el viento al mediodĂ­a,

pero me quedo obsesionado en los estambres blancos de la luz, cuando el polen encinta tus ojos negros.

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Teje la imaginación La imaginación teje y maquina en su pelo, largo como una fuente interminable.

Al despertar, un suave candor recorría su cuello, una leve quietud relajaba su cara. Y su boca llena de flores. Y su vientre asombrado donde la luz adormecía el blanco. El temblor de sus pechos ¿Sería posible atraparlo?

Su olor en los recodos de mi olor.

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LOS POEMAS DE CORBAIN

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Nacimiento Corbain nacía entre extrañas germinaciones: crecimiento, descubrimiento, conocimiento, las imágenes nuevas, las nuevas cristalizaciones.

Tenía la mirada vertical y un pie desnudo hundido en el sudor. Con el dedo meñique cepilló el desperdicio del tiempo aún caliente que manchaba sus pantorrillas. Luego se puso el traje con la vida dentro, y al descender las escaleras su sombra se desvaneció ¡Era increíble! —se decía — ¡Mi sombra ha desaparecido!

Pero más tarde, hacia la esquina izquierda de una calle vencida, donde los bancales de fresas, su sombra surgía de nuevo, tímida y soslayada, sosteniendo un Sol casi vivo arrebujado entre los brazos.

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Muy lentamente, se iban ocultando todos los ruidos, sólo quedaba el rumor de la tarde al rozar las calles desiertas y el de los pájaros posados en los cables que siempre se reclinan al vacío con el estruendo de una catarata. Quedaron también ataúdes de inflexiones alcanforadas, con olores plomizos y revueltos por un aire tan aspirado que parecía desaguar los alientos atascados en las casas.

Fue entonces cuando, de repente, rompió la campanada de los cuartos el opaco cristal del día.

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En Loiba Divisando desde este acantilado surco la misma singladura de todos los navíos que al fondo de la tarde sangran. Navego la misma derrota, incendio el mismo miedo y arrostro los mismos maderos que todos los barcos. Confieso el mundo como si fuese un sueño: La barbarie de un monte hundido y el néctar de una noche llena. Todo el sentir partido ante el asombro de lo desconocido. Llevo muchos años viviendo un prodigio indecible, de ruido ensordecedor que podéis escuchar observándome desde lejos, cuando en una tormenta de ceniza, lo otro me nombra en un tiempo vacío, pleno de sombra. Las horas y sus cauces acabarán como no acaba el azul, como el agua nunca se acaba. 94

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Corbain en la estación de Carril Despierto y en el puro apretar de un sueño ruidoso. Miro desde la ventanilla al mar que aparece ante mí como una realidad auxiliadora. Estamos llegando a Carril donde se hienden las más antiguas pieles del humo ferroviario.

Obedientes, los ojos van sellando la tarde y ensayan nubes que en mi distracción son como la melancolía. Espero que la noche se abarrote de llamas que los caminos de hierro eleven sus paralelas de fulgor interminable.

Pienso en el tiempo y en los caminos, infinitos caminos que la memoria de los trenes va devorando, que a las estaciones principian y alimentan con sus efímeras y anónimas formas. 95

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No sé por qué me vienen a la mente estos versos de William Carlos Williams: “Una rosa es una rosa y el poema lo iguala si está bien hecho”; especulando en ellos le apunto a Williams: “The rose poem is just a word”; una rosa, la otra rosa, la sublime, la inigualable rosa muere en nosotros en cada camino consumado.

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O ESPAZO DO XERME

“Las versiones en castellano de estos poemas en gallego han sido escritas por el mismo autor. No son una traducción al uso, sino que J.J.M. Ferreiro reescribe el poema en otro idioma, en este caso, en castellano.”

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O espazo de o xerme Sempre, do portador das augas ao creador da luz, o teu azo vai construíndo a arxila do meu corpo, o espazo do xerme; manancial onde eu comezo a ser sucesión, ritmo, tacto, cando as túas palabras son causa da miña forma.

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El espacio del germen Siempre del dador de las aguas al creador de la luz tu hรกlito va construyendo la arcilla de mi cuerpo, el espacio del germen, fuente donde yo empiezo a ser sucesiรณn, ritmo, tacto, cuando tus manos son la causa de mi forma.

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Na esvaída rede do visible Quedou atrapado hermético na esvaída rede do visible, nunha engurra moura de luz moi vella. Desertados vertedoiros, varandas alumeando os cadáveres en movemento.

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La difuminada red de lo visible QuedĂł atrapado hermĂŠtico en la difuminada red de lo visible, en una arruga de luz muy vieja. Desertados vertederos, angosturas que alumbran sus cadĂĄveres en movimiento.

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ÍNDICE PREÁMBULO por Julio González Alonso................................ 7 PRÓLOGO por Xaime Oroza................................................. 8 ESPERANZA EN LA MADRE Geologías.................................................................................16 Esperanza en la madre...........................................................17 Me das tu palabra...................................................................18 Indago en lo escrito................................................................20 En el eje del ritmo...................................................................21 Las ciruelas de la sombra.......................................................23 El azúcar quemado de la tarde..............................................24 El primitivo compás...............................................................26 Como si fuese la vida.............................................................27 Sólo un pensamiento necesario.............................................29 En los diamantes.....................................................................30 Ellos no saben.........................................................................31 El mar y el dios........................................................................32 El forjador de tierra................................................................33 LAS PÁGINAS DEL AGUA Las páginas del agua..............................................................36 Separamos un sueño..............................................................38 Éramos todo............................................................................40 La Insua....................................................................................41 Donde los años se espuman..................................................43 La casa.....................................................................................44 Hacia sus más altas representaciones..................................46 Perseguiste los días................................................................47 La muerte en noviembre.......................................................48 A ras de tierra.........................................................................49 Ebria la piel.............................................................................50

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Nunca la quietud.................................................................... 51 Como un sentimiento de blues.............................................. 52 Nada ha existido...................................................................... 54 ASÍ ERA EL HASTÍO Así era el hastío....................................................................... 56 Después de los trapos o las almas........................................ 57 Romance del mediodía.......................................................... 58 Rejas......................................................................................... 59 Nieve de pensamientos........................................................... 61 Cae la nieve.............................................................................. 63 Nombra las cosas..................................................................... 64 Las décimas del buitre............................................................. 65 Después de Blas de Otero........................................................ 66 La casa de los otros................................................................... 68 CLAIRE Te realizaré............................................................................... 70 Los estambres de la luz........................................................... 71 Teje la imaginación.................................................................. 73 Lámpara roja............................................................................ 74 El ojo de Sol ama lo que yo amo............................................ 76 En tu compañía......................................................................... 78 ¿Recuerdas, Claire? ................................................................. 79 Te sentiré................................................................................... 81 La noche en éxtasis.................................................................. 82 Cuando hasta las palabras sienten......................................... 84 Girando los jergones hacia dentro......................................... 85 El garfio..................................................................................... 86 Salamandra.............................................................................. 87 Como el atardecer inventa insectos...................................... 89

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LOS POEMAS DE CORBAIN Nacimiento.............................................................................. 92 En Loiba................................................................................... 94 Corbain en la estación de Carril........................................... 95 La casa de los gatos nimbados.............................................. 97 Las aves sin límites..................................................................100 Tras los arbustos espinosos....................................................102 El duelo de Corbain...............................................................103 O ESPAZO DO XERME O espazo de xerme..................................................................108 Na esvaída rede do visible......................................................110 Farfállote.................................................................................. 112 Despois de Alberto Caeiro....................................................114 Ao son do fundamento..........................................................116 O murmurio de piñeiral........................................................118

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La Única Puerta a la Izquierda (LUPI) Apdo. Correos 64. 48910 Sestao, Bizkaia. España info@launicapuertaalaizquierda.es http://launicapuertaalaizquierda.blogspot.com.es

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