Sabe la noche de Teresa Ramos

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I Concurso Noches PoĂŠticas Bilbao 2015


Sabe la noche

Teresa Ramos

ColecciĂłn Noches PoĂŠticas /02


Publicado por: L.U.P.I. (La Única Puerta a la Izquierda) PRIMERA EDICIÓN Diciembre 2015 De los textos: Teresa Ramos Rabasa De la presentación e introducción: González Alonso Derechos exclusivos de esta edición: Asoc. Cultural La Única Puerta a la Izquierda Colección: Noches Poéticas / 02 Coordina la colección: Noches Poéticas Bilbao http://nochespoeticas.blogspot.com.es nochepoeticabilbao@launicapuertaalaizquierda.es Del diseño: L.U.P.I. De la supervisión de los textos: Julián Borao De la fotografía de solapa: Fernando Marcos

ISBN: 978-84-942987-9-0 DEPOSITO LEGAL: BI-1673-2015 Impresión y encuadernación: Reprográficas Malpe, S.A. Apdo. Correos 64. 48910 Sestao, Bizkaia. España info@launicapuertaalaizquierda.es http://launicapuertaalaizquierda.blogspot.com.es




PRESENTACIÓN La colección Noches Poéticas, que publica la Editorial LUPI (La única puerta a la izquierda), pone en vuestras manos el segundo volumen con este libro de la autora Teresa Ramos, ganadora del I Concurso de Poesía Noches Poéticas Bilbao, 2015, que lleva por título “Sabe la noche”. La Asociación Noches Poéticas y la Editorial LUPI colaboran de este modo constituyendo una eficaz plataforma para la difusión y conocimiento de la poesía. La concurrencia de objetivos en este empeño va más allá de la mera publicación de poemarios y autores del ámbito de las veladas mensuales de Noches Poéticas en los bares de Bilbao, la realización de sesiones temáticas –también mensuales- de la denominada Cámara Poética en la librería Cámara, o la convocatoria del concurso literario anual dedicado a la poesía; la exigencia de una calidad contrastada de los trabajos, la edición de obras poéticas originales, comprometidas con los retos de la poesía en el mundo actual, y la incorporación de toda la riqueza literaria creativa cultivada en nuestro entorno, forman parte también de las señas de identidad de esta colaboración entre LUPI y Noches Poéticas. La colección puesta en marcha, además de ocuparse de la pretensión de difundir el conocimiento del arte y la poesía como partes fundamentales de la cultura de los pueblos y partes esenciales del alma humana, tiene la voluntad de 7


servir con la aportación del 10% de las ventas de sus libros a fines benéficos y sociales a través de una ONG que, en esta edición, corresponderá al proyecto Violencia contra las mujeres y las niñas desarrollado por Amnistía Internacional, destinando el resto de la recaudación a la amortización de la edición y la financiación de las futuras publicaciones. Creemos que el esfuerzo y el entusiasmo puestos en esta labor darán sus frutos, y nuevas voces en la poesía encontrarán su espacio para la expresión de su visión de una sociedad y un mundo que queremos mejores, amaremos más y nos ayudarán –también- a ser mejores y, pensamos, más felices.

Prólogo a Sabe la noche He meditado muchas veces sobre lo que significa la sinceridad –en poesía, se entiende- y he oído decir que ser sincero sería algo terrible. El pudor emocional tantas veces manifestado en actitudes de falsa entereza o tras una escritura deliberadamente oscura, me parece a mí que solamente esconde el miedo a la fragilidad y a mostrarla ante un mundo que percibimos de manera hostil. Nada de todo ello se encuentra en Teresa Ramos (Oviedo, 1961) y su poesía; antes bien, con seductora ternura, de la mano de sus versos, nos conduce hacia esos lugares amables en los que los

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sentimientos se hacen justicia y memoria en toda la primera parte de su poemario “Sabe la noche”; se desvisten, en toda la segunda parte, en el amor cantado en primera persona en medio de un mundo agitado que nos rodea como un mar alzado en ocasiones de amenazadoras olas anunciando naufragios, sin perder –no obstante- el tono lúdico y festivo; y ya en su tercera y última parte, los versos se arroparán en las sombras del ámbito de la noche, donde todo es posible, la duda, la intimidad, la incertidumbre, los miedos y los sueños que vertebrarán los postreros poemas en el cierre del libro. Un día completo, en fin, como metáfora de la vida que cierra sus ojos en los sueños que nos adentran en la noche. Pero la poesía, para que lo sea, requiere de más mimbres que los de la actitud sincera liberada del temor a mostrarse humanamente frágil, que es –por contra- la mayor entereza digna de lo humano. La de Teresa Ramos hunde sus raíces tanto en el yo y el dominio del mundo interior del que brota, como en el mundo exterior del que el ser testigo significa en ocasiones un esfuerzo doloroso. La interiorización del conflicto y las tensiones sociales se fundirán con los afectos para ofrecerse en poemas de alto valor lírico, lo que de manera inevitable ha de conllevar su carga de sufrimiento. El cesto de una poesía de la calidad de la comentada, no estaría acabado sin las fuentes literarias de las que se nutre y a las que en muchas ocasiones, según confiesa la autora,

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accederá en sus inicios a través de los cantautores, cuando no ocurre en el cuerpo a cuerpo de la lectura de autores como Antonio Machado, Bécquer, Leopoldo María Panero, García Lorca, Miguel Hernández o Alfonsina Storni, entre otros muchos nombres de una extensa nómina que alcanzará a Quevedo, Góngora o Lope de Vega, en el Siglo de Oro. Será en esos tempranos contactos con la poesía puesta en la música y la voz de algunos cantantes cuando Teresa, nos contará, asume el valor de la palabra como herramienta de libertad y adquiere la conciencia de llegar a ser como quiere ser sintiéndose capaz de transformar la propia realidad. El resultado final no puede resultar más gratamente reconfortante, una obra de la que este poemario es ejemplo, justa y merecidamente reconocido por el jurado del I Premio Noches Poéticas Bilbao. Entre los méritos hallados en la concesión del precitado premio, se menciona “su gran consistencia”, así como la “amarga y profunda reflexión equilibrada” con que arranca en la denuncia de la memoria colectiva y el “sabio manejo de los recursos literarios”. Pero hay más. Por ejemplo, no podemos dejar de admirar la rica variedad melódica de su fraseo y la extraordinaria complejidad tonal de sus poemas, transitando del desgarro a la súplica y el lamento, o modulándose del dolor a la felicidad. Todo ello nos sugiere –paralelamente- la arquitectura bella de una bien acabada partitura musical. La poesía de Teresa Ramos, por otra parte, 10


es siempre una espléndida y apremiante evocación que conduce al lector hacia la aportación de su propia fantasía. Desde las citas o entradillas con que acostumbra a presentar los poemas, hasta el cierre de cada uno de ellos, los versos fluyen con sugerente armonía y naturalidad en la escritura de la autora ovetense afincada desde hace años en Pamplona. Me fascinan la proximidad y cercanía que espontáneamente emanan de la voz firme, serena y tocada de ternura, de los versos que componen esta obra; versos escritos desde la honestidad de una escritora enfrentada con valentía a la emoción desvestida de adornos estériles. Puedo decir, porque así ocurrió, que una vez comenzada la lectura de “Sabe la noche”, ya no pude dejar de leer hasta el final; y en ese final en el que me gustaría encontrarte, atento lector, sólo hay espacio para sentir que el mundo puede ser mejor y sentirse uno mismo más bueno y reconciliado con la vida. Si la poesía es sanadora en alguna ocasión, sin duda ha de serlo en ésta en que te dispones a abrir las páginas de un libro hecho del bálsamo de unos versos que saben de heridas y también de espacios de felicidad que todos tenemos a nuestro alcance. Sea. González Alonso

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LA MEMORIA DE LAS FLORES



II

“Bajo el cristal las flores olvidan que la luz del sol existe, y cómo temblaban bajo el rocío” Konstantinos Kavafis

La memoria busca ser borrada para ahuyentar el dolor de los cachorros alejados de las calles y sus risas. Pequeños que expulsaron al frío más helado del exilio, adolescentes que empuñaron fusiles, niñas que supieron cantar y amar hasta morir. ¡GENTES! Escucho un sonido de mandíbulas que baten: son niños que se mueren de frío en primavera. Saben que la escuela es paraíso de otros niños. Existen niños que llevan balas en la boca, emiten vocablos que hieren. Tan desatendidos, los de matar, los de acabar muriendo. 17


III

“Y todo permanece no en la memoria de un ayer ya muerto, sino en su terco, reiterado canto” Ángel González

Inoportunos esos días que enseñaron a matar o a morir en el olvido. La memoria no podrá restaurar jamás el rumor de verdades ancladas en caderas despiertas de espectros que vagan errantes. No comprenderá el artilugio de las luces y sus sombras. Girándula de sueños blancos, tragedias y su azar. La memoria nace para persistir en la piel y la osamenta, reta a disputar los minutos que deben existir y su extremo alcance. Es caprichosa como el supuesto azar, querrá recordar algunos días con su gloria y olvidará el infierno del metal y su tragedia. Declamará poemas en la alameda junto al río: “Al olmo viejo”. Y pasará de largo por la colina de los días de la vergüenza nacional. 18


La memoria es frágil y habla en papel blanco con tinta negra, porta el rojo de la sangre que se vertió en el océano y el gris del cemento dinamitado en la plaza. Tiene el azul de un cielo que mira calmo el transcurrir de ríos de sangre, su tinta y las mentiras que urdieron para distraer nuestra aflicción.

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GIRÁNDULA


III Me abrigo de tu invierno hoy desmembrada de ti. Me convertías insolente en personaje de novela, ocultabas a los otros que fui ayer de manera inesperada y frágil la nueva trama de tu vida. Secreto para ti mismo. Nieva sobre tu guion. Miro a la nieve tras mi ventana que sólo sabe caer e inundar suave y húmeda, bella y fría.

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IV Sé que acudes a un lugar donde se hallan mudas las razones, después de un largo día de calor y de cemento. Sé que gritas mi nombre en la noche, que no comprendes mi dolor, y que yo no comprendo tu muro mientras me araña por dentro esta melancolía honda del violín. Sé que el mundo se derrumba tras un mendrugo triste mohoso, triste mohoso. Que no puedo dejar de susurrar en tu oído arpegios imposibles. Que te preguntas quién me enseñó a navegar con este ímpetu de ave, a recolectar flores, a crear perfume y a cantar su aroma entre las páginas difíciles de los libros. Sé que me envuelven la bruma, los valses y los lirios. Ya no escucho “Te recuerdo Amanda”, no salgo a buscarte por no encontrarte con esa nostalgia tuya tan espectral y, sobre todo, ya no espero que se te cure el tiempo. Todo existe igualmente: el calor de esta primavera, la contaminación lumínica de la ciudad, las antípodas 35


ignorando mi casa, la crisis econ贸mica mundial y su hiel. Ahora tengo la cama sin edred贸n, sin invierno, sin nadie, las ranas croando en el Arga, este terco empe帽o de recordar los paseos interminables que no pudimos recorrer por la bah铆a y las razones animales adiestradas al fin.

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SABE LA NOCHE


V Hay noches urdidas como territorio de lobos, pobladas de artistas, poetas, pintores, escribanos del misterio, posesos de la urdimbre que busca comprender la música del agua, paganos del silencio y del rumor del viento, títeres en el reverso de la inmortalidad, pobres almas desoladas y hambrientas, heridos en la tristeza de vivir en una arista, mujeres sabias que están solas, hombres ingenuos que lloran por las calles, mendigos de una mirada todavía limpia, hombres rotos por el miedo (medio hombres, un algo de gusanos, medio humanos), seres que pretenden ser dignos de altos sueños (supura la derrota de sus pies y tratan de acercar la rosa a sus labios),

mujeres vigías de la manada que aúllan en la estepa que es la noche y el abismo animal 76


encerrado entre cemento. Lloran por ellas y por ti, especialmente por ti y por el olvido de la piel de sus huellas. La noche es pitonisa, escribe su oráculo con letras que no coagulan de tinta, se desvanecen como las cosas importantes de un sueño, cuando al despertar solo perdura un aroma, la alegría de un abrazo, la ligereza del vuelo y el pulsar de las células arrobadas de color. La noche repara el miedo a la muerte, es la lotería que concede tus deseos, la felicidad de los pobres, la serenidad de los ricos, la orgía de los amedrentados, el océano de los presos, la verdad de los confusos, y la danza febril de infancia de los viejos. Es esa franja benévola en la que respira el cuerpo en un tiempo de cigüeña en campanario, de verdes pastos ya segados y de silencio en el poniente que venera el discernir de la luciérnaga escribana.

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VI Si tú supieras el perfume que destila este vacío, si comprendieras la materia de esta nada que me envuelve, si tuvieras estas ganas rojas que yo tengo de mirar al mar tan ampliamente, si precipitaras tus pasos, si recorrieras conmigo el Valle de la luna, si transitaras a ciegas esta bruma que libera, de ser tú, simiente de mis versos, pulsando sobre la sombra de los ecos que reverberan ya no quedaría un mundo por hacer. Olvidarías el dolor de las manos quemadas por la vergüenza de la cal. Las horas de tu tiempo se asomarían eternas, consteladas, como esta noche que ha nacido para registrar el pulso del viento. La noche se ocupa de despertar memorias no nacidas, flotan en el limbo del inocente, enseña a bailar contra el abismo, riega la espalda de lavanda, afloja el dolor, unge los pies, 78


envía un tumulto de flores que se precipitan donde yaces, derrama versos sobre tu cabeza y te ama: como mis ojos a tu mirada, mis piernas a tus pasos, como quererte y quemar el lecho. ¡Noche mía!, tú que sabes guardar secretos viejos, lavas la culpa que aprisiona, perdonas los errores, olvidas las afrentas, acabas por comprender la muerte en vida de los sueños, recuerdas que los pasos que se quiebran en el templo del azar pueden volverse niebla y clarear en la mañana. Nuestra noche ama a los cuerpos que transpiran, escucha gruñidos de amantes y risas entre olas de espigas que extienden mares eternos. La noche que nos ama discurre entre las sábanas que se hacen amplias como ese mar de Salvador de Bahía.

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ÍNDICE Presentación e introducción por González Alonso............................7 LA MEMORIA DE LAS FLORES I.................................................................................................15 II...............................................................................................17 III..............................................................................................18 IV..............................................................................................20 V................................................................................................22 VI..............................................................................................24 GIRÁNDULA I……………………………………………………………30 II I…………………………………………………32 II…………………………………………….…..33 III.…………………………………………………………34 IV………………………………………………………….35 V……………………………….…………………………..37 VI………………………………………………………….38 VII..………………………………………………………..40 VIII.……………………………………………………….42 IX………………………………………………………….44 X.………………………………………………………….46 XI………………………………………………………….48 XII...……………………………………………………….50 XIII.……………………………………………………….52 XIV..……………………………………………………….54 XV...……………………………………………………….57


XVI..…………………………………………………………..58 XVII.………………………………………………………….59 XVIII………………………………………………………….61 XIX..…………………………………………………………..64 SABE LA NOCHE I……………………………………………………………….68 II..……………………………………………………………..70 III.…………………………………………………………….72 IV.……………………………………………………………..74 V...…………………………………………………………….76 VI.…………………………………………………………….78



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