“La Naturaleza es sencilla, pero los hombres somos complicados. El creernos dioses todopoderosos, armados con el ejército de ángeles de la Tecnología, hace que nos creamos capaces de todo… Si viésemos las cosas en una forma sencilla, encontraríamos que si seguimos las estructuras naturales, nos será más fácil entender y realizar nuestras estructuras artificiales.”
Arq. Harold Borrero.
M
uy pronto los únicos árboles que veremos estarán dibujados en logos impresos en vallas publicitarias de vivienda en condominio que tanto ofrecen las empresas constructoras últimamente. Las grandes estrategias de mercadeo y publicidad son primas hermanas de las crisis y las situaciones difíciles, tomando ventaja de una capacidad analítica pobre y de la facilidad con la que se manipula a quien tiene miedo y se siente vulnerado. Es así como unir la E, la C y la O se volvió como pronunciar “las palabras mágicas” para que el dinero aparezca en los bolsillos de los empresarios. Entonces nace una pregunta; ¿Cuál es el concepto de “eco” (Como prefijo de Ecología) que tienen las constructoras Melendez, Jaramillo Mora, Bolivar, entre otras tantas, cuando usan éste concepto para vender sus proyectos?
Qué irónicos suenan aquellos nombres: “Palo Verde, Arboleda de la Colina, Los Robles, Prados de, Manantiales de, Farallones de, Brisas de”… entre tantas eco-referencias en aquellas calurosas torres de ladrillo y acero inoxidable. Cuando se habla de irónico ni siquiera se habla porque dentro de estos condominios no haya ni un árbol sino porque están construidos sobre humedales; Zonas que sirven de amortiguación cuando se inundan los ríos en épocas invernales y el agua que absorben de éstas inundaciones se convierte en pozos de aguas subterráneas que servirán de agua potable cuando se acaben los 7 ríos que atraviesan ésta ciudad; Además fertilizan a la tierra del Valle convirtiéndola en tierra cultivable, lo que aseguraría alimento y agua para las próximas generaciones. De éstos sólo quedan 2, si se pierden Cali se quedará sin agua.
El antiguo basuro de Navarro, ahora clausurado, contamina con sus lixiviados esos pozos de agua subterránea. Cuando llaman a un proyecto de construcción “EcoCiudad Navarro”, ¿qué le hace ser eco? Estar construida sobre un montón de basura tapada con tierra? Se podría pensar entonces que estos señores constructores son, de verdad, unos ignorantes, pero quién es más ignorante, ¿el que construye o el que le da la licencia para construir? Los “representantes” del gobierno se han hecho “los de la vista gorda” y han cedido estas tierras que son inaptas para la construcción con la excusa de generar más vivienda (más plata y más votos), y ¿qué dicen sobre las inundaciones?… “no tiren basura a la calle porque se tapan las alcantarillas”, como si fuera la causa única y verdadera de éste hecho. Que hagan saber cómo van a responder luego por los barrios que se están hundiendo entre la tierra lodosa. Es por eso que ahora el concepto de lo “eco” en una valla publicitaria puede producir cierta desconfianza, pues es un disparador de ventas infalible y no, no hay ignorantes, lo que hay son vivos y no es que se esté en contra de la empresa y del dinero, pero cuando esto pasa por encima de hacer lo razonable, cuando pasa por encima de garantizar
una vida digna para las futuras generaciones (no sólo de humanos sino de flora y fauna), cuando el dinero y los intereses económicos pasan por encima de la vida misma entonces se debe hacer un llamado de atención. Pareciera que los arquitectos y maestros de obra que trabajan en estos proyectos les fue muy mal en la universidad y se dormían en las clases de ética (si es que las había en sus facultades), sin mencionar los espacios tan pobres que ofrecen como vivienda y que venden por cientos de millones, y ni hablar de algunos políticos. Los que sí no se durmieron fueron los de mercadeo y publicidad, ahora dueños del mundo donde todo entra por los ojos prometiendo una vida segura tipo club de Miami en lo que en realidad es una triste caja de panel yeso. En ésta ciudad donde nada es en serio llegará un momento donde las cosas se pongan serias y lo único que habrá verde será el dinero, ya inútil, que se hizo de este planeta y quién sabe a dónde correrán con él los señores constructores y los señores políticos que se desentendieron de su responsabilidad. Ellos deben saber algo que los demás no, pero serán las nuevas generaciones quienes sufran las consecuencias de esta indiferencia, egoísmo y falta de visión.