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RUTA MADAGASCAR

Lagarto en la reserva de Anja. Arrozal en Ambositra.

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Mercado de Antsirabe.

UN LUGAR REAL

Ambohimanga fue la primera capital de la tribu merina. Está situada en la cima de una de las 12 colinas sagradas de Antananarivo. En lo más alto del pueblo está la Rova, el palacio, el único conjunto monumental que la Unesco ha incluido en su lista de lugares Patrimonio de la Humanidad. El muro exterior del palacio se construyó con cemento hecho con arena, conchas y 16 millones de huevos. También se asegura que el pilar central de la cabaña del rey, un gran tronco de palisandro, fue portado por 2.000 esclavos. En la parte más alta de la fortaleza hay unas piscinas en las que los reyes tomaban su baño anual.

Cebús en una aldea de pastores.

A N T A N A N A R I V O Y A N T S I R A B E

Toma de contacto

Basta decir su nombre, Madagascar, para ponerse a viajar con la imaginación a un lugar en el que aún se puede vivir la última gran aventura sobre la tierra. Madagascar es un destino fuera de ruta, una isla dentro de un lugar aislado, África. Un continente que aun hoy resulta bastante desconocido.

Cuando hace 160 millones de años esta isla gigante se separó del resto del continente dejó atrás todos los tópicos africanos para dotarse de una naturaleza y fauna endémicas. Incluso el pueblo malgache tiene sus propias peculiaridades raciales. El malgache es resultado de la mezcla de asiáticos procedentes de Indonesia y de africanos que lograron atravesar mares y océanos para instalarse en la isla roja. Más tarde, navegantes procedentes de la Península Arábiga y colonos franceses trajeron los últimos ingredientes de la macedonia cultural que hoy podrás disfrutar aquí.

La puerta de acceso a Madagascar es su capital, Antananarivo, más conocida como ‘Tana’. Es una ciudad grande (1,4 millones de habitantes) y con mucho tráfco, pero es el mejor lugar para aclimatarse y empezar a entender la cultura andrianampoinimerina, la tribu dominante y mayoritaria que tiene en la ciudad su plaza fuerte. Las palabras malgaches son demasiado largas, incluso para ellos, así que todo el mundo conoce a esta tribu como los ‘merina’, ahorrándose así un montón de tiempo al hablar. La parte histórica, situada sobre unas colinas sagradas, merece una visita, pero si quieres saborear la verdadera alma de Tana hay que dejarse caer por el mercado de Anakely, un enorme zoco donde comprar todo lo que puedas imaginar. Los puestos invaden todos los días las calles de la Basse-Ville, la ciudad moderna construida por los franceses y que gira alrededor de la Avenida de la IndepenEn Antsirabe podrás moverte en pousse-pousse, el

Pousse-pousse, medio de transporte local.

dencia, donde se encuentran las principales instituciones culturales, políticas y económicas del país.

Una vez hayas descubierto los encantos de la capital, es el momento de irse hacia el sur para conocer una selección de los muchos espacios naturales protegidos que posee el país, de tal manera que al fnal del periplo hayas conocido una muestra de los hábitats más representativos y su fauna.

ARTESANÍA DE TODO TIPO

Seguir la route N7, una de las principales carreteras del país que une la capital y las ciudades del sur, es una buena idea. Antes de llegar a Antsirabe, una animada ciudad donde suelen empezar muchas excursiones, la mayoría de los touroperadores paran en Ambatolampy, una aldea donde se visitan las fábricas de ollas hechas partiendo del aluminio fundido que reciclan de objetos que se recogen de la basura.

A lo largo de la ruta vas a ver las elegantes tumbas familiares, del tamaño de una casa, y vendedores de objetos en los que cada pueblo está especializado: bolsos de rafa, camiones de juguete hechos con madera, piedras decorativas, tambores o guitarras pequeñas. Antsirabe, que en el pasado fue una ciudad balneario visitada por los colonizadores europeos, es hoy un centro de producción de artesanía.

No dejes de visitar Mamy, un negocio familiar en el que se puede admirar el dominio de sus trabajadores creando bisutería, cubiertos, souvenirs y hasta fertilizantes a partir de cuernos de cebú, la vaca africana con joroba, animal que representa la riqueza y sustento del mundo rural malgache.

También es un buen lugar para adquirir fguritas miniaturas hechas con latas y mantelerías bordadas a mano.

Antsirabe es también conocida por los pousse-pousse, la versión africana del rickshaw asiático. Sin duda es el método más barato para moverse por la ciudad, incluso para acercarse a una Famadihana, la ceremonia de los huesos, una festa privada que tiene lugar en toda esta zona durante la estación seca. En una Famadihana, las familias sacan de las tumbas los huesos de sus ancestros, a los que, como buena cultura africana, se rinde culto.

Mercado de Anakely, en Antananarivo.

Paso sobre las agujas en el Gran Tsingy.

En los dos Tsingy, los Parques Nacionales Grande y Pequeño, disfrutarás de cascadas, remasos e increíbles formaciones

M I A N D R I V A Z O

Autopista fluvial

Recorrer en canoa alguno de los muchos ríos que cruzan el país es una de las aventuras que te esperan. El río Tsiribihina ofrece la mejor experiencia, ya que es el más accesible y la travesía no es tan larga como para acabar con el cuerpo agotado.

El punto de partida es Miandrivazo, una aldea a orillas del río y el precio de esta excursión abarca todo lo que puedas necesitar durante dos días y dos noches, incluyendo los servicios de un capitán, un cocinero y un guía que te ayudará a comprender mejor el mundo que va a pasar lentamente delante de tus ojos.

Aunque existen barcos a motor, las canoas a remo ofrecen una experiencia más auténtica y, sobre todo, más silenciosa. La canoa suele ser lo sufcientemente ancha como para poder cambiar de postura, pero en cualquier caso, la tripulación hará lo que pueda para mejorar tu confort durante un viaje que recorre 150 km de curso fuvial.

Tsiribihina signifca en malgache “no te bañes porque hay cocodrilos”, así que haz caso y te ahorrarás un susto.

Observar cómo los habitantes de las orillas, de la etnia sakalava, usan los recursos es otro de los alicientes de este viaje: buscadores de oro, pescadores, pastores, cultivadores de arroz y tabaco...

Una vez superada la única garganta se llega a una de las sorpresas del viaje, la cascada y laguna azul. Un lugar de película en el que podrás refrescar tu cuerpo con un baño memorable. Tal vez sea este lugar donde se monte el campamento para cenar al calor de una hoguera y pasar la noche.

El viaje fnaliza con un traslado en carreta tirada por cebúes, seguido de una hora más en 4x4 hasta Belo sur Tsiribihina, donde hay que cruzar el río en un sencillo transbordador, antes de seguir la ruta atravesando una sabana hasta Bekopaka, puerta de entrada al Parque Nacional del Tsingy de Bemaraha.

AGUJAS DE ROCA CALIZA

Una sorpresa te espera en el Tsingy de Bemaraha, un remoto lugar perdido, espacio sagrado lleno de tabúes que todos, locales y visitantes, deben cumplir durante la visita.

El Parque Nacional abarca los dos Tsingy, el Grande y el Pequeño, que aunque tienen algunas cosas en común, ofrecen experiencias totalmente diferentes.

La visita con guía es obligatoria, especialmente necesaria en el Grand Tsingy, un laberinto de agujas de roca caliza en el que se pasea por encima, cruzando pasarelas no aptas para los que tienen vértigo. El recorrido es una vía ferrata a la que hay que asegurarse para evitar sorpresas desagradables. La excursión contratada tiene que ir acorde a la forma física de cada uno, ya que puede hacerse duro si no se calcula bien las fuerzas.

Cascada en el río Tsiribihina.

, los Parques Nacionales Grande y Pequeño, disfrutarás de cascadas, remasos e increíbles formaciones calizas

Río Manabolo, a la entrada del Pequeño Tsingy.

LOS TABÚS IMPORTAN

Toda la geografía de Madagascar está llena de fady o tabús, convencionalismos sociales y culturales referentes a la comida y los comportamientos en determinados momentos de la semana o del año. Incluso cada aldea tiene sus propios tabús. Aunque pueda parecer raro, es tabú señalar con el dedo extendido hacia lugares sagrados, como los Tsingys, las tumbas de los reyes o el Palacio Real en Tana. Se hace con el dedo doblado. Tampoco está permitido orinar cerca de estos lugares, nadar en ciertos lagos, tocar algunos árboles sagrados… son tantas las normas y tan cambiantes que hay que estar atento a las indicaciones de los guías. Muchos de los tabús se referen a la comida, por ejemplo, nunca se deben mezclar leche y pescado en una comida; una mujer embarazada no debe comer pulpo; ingerir plátanos caidos del árbol puede provocar la muerte del padre de quien lo hace. Para que te hagas una idea de la dimensión de este tema, en 2008 se inició un programa de concienciación para que ser gemelo dejara de ser signo de mala suerte en la isla.

Barcos de pesca faenando en Morondava.

En esta parte del periplo disfrutarás de un paisaje plagado de baobabs, un cañón impresionante y una agradable

M O R O N D A V A

Árboles gigantes

Madagascar tiene varias especies que ostentan el título de árbol nacional: el ravenala madagascariensis o palmera del viajero y el baobab, de cuyas 8 subespecies, 6 se encuentran solo en esta isla.

La palmera aparece en la bandera y en el logo de la aerolínea nacional. Sus hojas almacenan gran cantidad de agua con savia en su interior, así que resultaba muy útil para los viajeros del pasado que no disponían de bares en los que parar a tomar un refrigerio.

Respecto a los baobabs, la franja costera entre los ríos Tsibirihina y Morondava es el sitio perfecto para encontrarse con estos gigantes vegetales, que dejan ver sus siluetas en el horizonte de la carretera RN8, una pista de tierra roja que transcurre en paralelo a la costa y que te regala los paisajes que esperas en un viaje por el continente negro.

Según te vayas acercando a Morondava, una de las ciudades más importantes de la costa oeste del país, vas a empezar a ver ejemplares más maduros cuya forma te recordará a la de una bombona de butano con el pelo cardado. El baobab es capaz de alcanzar los 30 metros de altura en su vida (puede llegar a 600 años).

La primera parada en la carretera hay que hacerla en el llamado baobab sagrado, un coloso de dimensiones inabarcables. Además de viajeros, alrededor del este ejemplar se puede ver a locales haciendo peticiones. Otro ejemplar llamativo es el conocido como baobab enamorado, en realidad dos ejemplares que han crecido abrazados hasta formar un único ejemplar.

El momento más emblemático de este viaje es la llamada Avenida de los Baobabs, un tramo en el que se concentra la mayor cantidad. El momento más buscado coincide con los primeros y últimos rayos de sol.

UN DÍA DE PLAYA

A poco más de media hora de la avenida de los Baobabs se encuentra Morondava, una bulliciosa ciudad a pie de playa en la que se puede pasar unos días descansando tomando el sol y comiendo marisco fresco o deliciosos platos de cocina malgache.

La parte más limpia de la playa es la lengua de arena que transcurre paralela a la Rue de l’Indépendance, una isla de tranquilidad llena de hoteles de cabañas y restaurantes.

Durante el desayuno podrás observar las s

Recorriendo el canón de Isalo.

un cañón impresionante y una agradable ciudad costera

Mujeres que van hacer la colada.

ISALO

La guinda a este viaje la pone el Parque Nacional de Isalo, el lugar sagrado de la tribu Bara, herederos de los bantúes venidos desde Suráfrica y grupo mayoritario por estos lares. Más 100 millones de años contemplan a estas montañas talladas por la fuerza del agua hasta formar la meseta de Ihorombe. Ciertas similitudes en el paisaje ha llevado a algunas guías de viaje a califcar este parque como el Cañón del Colorado malgache. Una jornada de trekking por Isalo es un lujo para la vista. Delante de tus ojos pasarán animales sorprendentes, como el insecto palo, una especie de mantis religiosa que tampoco tiene compasión del macho tras el apareamiento; decenas de variedades de aves y lémures a la caza de algo que llevarse a la boca. Colgados de las rocas, inaccesibles, se pueden ver enterramientos humanos, y en el suelo plantas medicinales que se usan para luchar contra la leucemia o el reuma. De la sabana africana llena de ignífugos árboles llamados tapias y de pies de elefante (pachypodium) en for, se pasa al profundo desfladero por los que discurren ríos de aguas cristalinas, lleno de palmeras y lagunas de cuento de hadas donde podrás tomar uno de los baños más refrescantes de tu vida.

Mujer sakalava se protege del sol.

Piscina natural en Isalo. Iglesia en el centro histórico de Fianarantsoa.

UNA RESERVA NATURAL

Ambalavao, la siguiente ciudad, es la sede de Papier Antaimoro, una fábrica de papel maché a partir de bras de la corteza de un arbusto local que se vende en forma de sobres, cuadernos, marcos para fotos… Aquí, cada miércoles y jueves se celebra el mayor mercado de cebúes del país, al que acuden a comerciar desde todos los puntos del país. El mercado tiene lugar en una colina desde la que se puede divisar la montaña a cuya falda se encuentra la Réserve d’Anja, un proyecto de las comunidades que viven alrededor de la peña para preservar su patrimonio natural. s

siluetas de las velas, ya que normalmente los barcos sólo salen a faenar a primera hora de la mañana y por la tarde, casi con la caída del sol.

Los pescadores son muy amables, así que no dudes en acercarte a las barcas en la playa, para echar un vistazo a las capturas del día. Los ejemplares más grandes son transportados con orgullo por las mujeres sobre la cabeza formando un tocado tan elegante como fresco.

La playa de Morondava es interrumpida por las aguas del río homónimo. El ecosistema marino se mezcla con el fuvial en un manglar que se puede visitar en una excursión en barca que se contrata en cualquier hotel o por la calle.

Tras descubrir que el manglar está habitado por cangrejos y conocer cómo se reproducen los árboles de este importantísimo ecosistema, el bote cruza el río para desembarcar en Betania, una aldea de unos 500 habitantes dedicados a la pesca, donde conocerás los métodos de pesca más utilizados.

Puedes salir de Morondava bien en avión o bien en coche hasta conectar con la carretera N7. Recorrerla entre Antsirabe y el Parque Nacional de Isalo permite conocer el resto de ecosistemas que contiene la isla, así como visitar algunos pueblos y ciudades interesantes.

El paisaje del centro del país, tierra de la tribu de los betsileo, hace honor al sobrenombre del país, la isla roja. Arrozales y altas casas hechas de barro llenan el espacio entre Antsirabe y Fianarantsoa.

ENTRE ORQUÍDEAS Y LÉMURES

En Ambositra, una ciudad muy tranquila, todo el mundo para a visitar las tiendas donde se vende la mejor artesanía del país: pañuelos hechos a mano con seda salvaje; piezas de marquetería con maderas exóticas del país... A partir de este punto la carretera asciende y aumenta la vegetación. Las frondosas selvas sustituyen a los campos de arroz. Tomando un desvío a mano izquierda se llega al Parque Nacional Ranomafana, uno de los pocos bosques húmedos que quedan en la isla que suma 400 km2 plagados de senderos que atraviesan una selva en la que se pueden ver 100 tipos diferentes de orquídeas y ejemplares de bambú Saborea la vida natural en Anja y haz una agradable exc

Bosque húmedo en el Parque Nacional de Ranomafana.

gigante, que crece hasta cuatro centímetros al día en la estación de lluvias.

Los guías del parque son auténticos rastreadores, pueden descubrir entre tanta maleza anfbios camufados o a alguna familia de lémures, incluido el más esquivo y demandado: el lémur dorado del bambú, una especie desconocida hasta 1985. Este animal vive sobre el bambú y se alimenta, a pesar de su toxicidad, de sus hojas. Su truco es ingerir tierra antes del bambú para neutralizar el veneno.

Ranomafana está muy cerca de Fianarantsoa, la segunda ciudad más poblada del país, una agradable capital en la que se percibe la herencia colonial, especialmente en el barrio antiguo, al que se sube por una escalera bastante pintoresca. De la estación de esta ciudad sale el único servicio de tren para pasajeros del país. El destino fnal es la costa oriental, pero antes de llegar tan lejos el tren para en el Lac Hotel, un hotel boutique con cabañas de lujo desde el que se puede visitar Sahambavy Tea Estate, una plantación de té abierta al público.

N U E S T R A G U Í A

CÓMO LLEGAR

Air France vuela a Antananarivo vía París cuatro veces a la semana. Ida y vuelta desde 1.200 € tasas incluidas. Se puede reservar llamando al 902 207 090 o en www. airfrance.es. Al margen de las principales carreteras, es necesario viajar en 4x4, ya que las asfaltadas son la excepción. Los vuelos internos de Air Madagascar unen casi todas las grandes ciudades por 246 € el trayecto.

DATOS PRÁCTICOS

Cuándo ir: La estación seca es la mejor, de abril a octubre. Fuera de esa época algunos parques nacionales quedan aislados ya que las pistas se embarran y es imposible transitar por ellas. Documentación: Pasaporte en vigor. El visado para menos de 30 días es gratuito. Cambio: La moneda malgache es el Ariary (MGA). 1 € = 3.396 MGA.

CIRCUITOS Y GUÍAS LOCALES

Dodo Travel & Tours vende circuitos por todo el país en las agencias españolas Taranna, Southern Cross, Yoonudiam, theafricanexperiences. com y Muztag.Si quieres viajar por tu cuenta escribe a Olivier, un guía local que habla español y puede organizarte un tour a medida. mscarviaje@ yahoo.fr

Madagascar Ambanja

Mahajanga Antsiranana

Sambava Maroantsetra

Canal de Maevatanana

Mozambique Maintirano Ambohimanga Tsingy de Bemaraha Antananarivo Toamasina Ambatolampy

Morondava Antsirabe Ambositra Ambalavao

Fianarantsoa

Mananjary P.N Isalo P.N Ranomafana

N 0 200 km

DÓNDE DORMIR

EN ANTANARIVO Niaouly Hotel (www. niaouly.com). Entre el centro histórico y el comercial. Gestión europea, estética africana y buenas vistas. Desde 30.000 Ariarys (8 €). EN MORONDAVA Renala Au Sable d’Or. (www.renala.mg). Preciosos bungalós en playa. El restaurante es digno de premio. Bungaló desde 41€. EN ISALO Isalo Ranch (www.isaloranch.com) ofrece bungalós ecológicos con vistas a la sabana. Tiene piscina y restaurante. Desde 40 €.

QUÉ COMER

En un plato malgache se puede encontrar la alegría de la comida árabe; el buen producto autóctono de la africana; la picardía de la india y la sofisticación de la francesa. Curries y carne de cebú, pollo y pescado a la brasa en forma de brocheta son habituales en las cartas de los lugares incluidos en este artículo. Todo va siempre acompañado de una ración de arroz. En la costa manda el pescado capturado en el día y las langostas; mientras que en el interior predominan los vegetales. Algunos de estos son desconocidos en Europa. Se celebran mercados a diario en todos los pueblos. En ellos se puede descubrir un auténtico universo gastronómico de color y sabor sorprendentes y nuevos para nosotros

INFORMACIÓN

www.madagascar-tourisme. com.

Brocheta de cebú.

Hotel Renala au Sable d'Or.

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