Self-portrait
Identity Depiction
LAURA DURĂ N
Self-portrait
Identity Depiction
LAURA DURĂ N
Copyright notice First published 2010 This edition is published 2014 by LauraDuranDesigns, Rennes, France. Concept, content and page style created from stratch and original. Cataloging information from a national library. ISBN Number Designed by Laura Duran using Adobe® InDesign.® The typefaces used are Garamond Regular for the body text, Didot Oldstyle Bold for the chapter titles and handmade, original brush letters and symbols by LDD. The text in this work is original and not a copy, the references have been revised. Pictures in this work are not original, found on the Internet. This work has no comercial use and is just and editorial exercise. There is no intention of making money with this work, it’s just an editorial exercise and the pictures used don’t intent to be copywrite infringed. Please adress the author in case of personal or professional use of this document.
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Self-portraits with
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Identity & Food in Art Food (and table) that represent us Flesh as canvas Eat yourself Digestion ends Personal Project Self-portraits with
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Identity
Guts of the Beast Marcus Nilsson
Identity & Food in Art
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in ART E l arte y la comida han estado siempre vinculadas, empezando en las cuevas de la prehistoria con las pinturas posiblemente rituales de caza hasta los bodegones barrocos. Se puede comprender la comida como proceso artístico o incluso como un verdadero tesoro mitológico1. Hemos sentido interés, desde siempre, por mostrar las costumbres o los ambientes de los personajes, narrar una historia o simplemente mostrar fielmente un conjunto de objetos; siempre han sido aquellos que estaban encima de la mesa, la comida o el acto de comer los que lo han conseguido.
1 Barthes, Roland; La cocina ornamental, Mitologías. México, ed. Siglo XXI, 1980. Pág. 132.
La comida es un elemento vital de nuestro entorno, lo que le otorga un protagonismo inevitable y, en el ámbito del arte, un interés visual importante. Es cuando nuestra cultura occidental evoluciona desde la sociedad de producción a la sociedad de consumo cuando, ese protagonismo merecido se convierte en enfermizo. Se valora la imagen por encima de todo. La sociedad esta cada vez más centrada en los alimentos, ya sea por sus excesos de producción y de consumo en los países desarrollados como la carencia en los países pobres. El ritual del comer es un acontecimiento cultural de primer orden, siempre cambiante según la época y el tipo de cultura. Como bien sabemos, el arte es un reflejo de la sociedad que lo crea y lo ampara. Fue en los años 60 cuando se dió un giro con respecto al protagonismo que este tenía; centrando su interés en la realidad, no como apariencia sino como retrato de nuestra nueva forma de vida. Un estilo de vida simplificado, materiales sintéticos, configuraciones funcionales y una estética industrial. Se eligió un motivo presente en nuestro día a día pero que estaba fuera de los círculos centrales del arte.
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No one gets excessive with carrots... - Lee Price
Lemon Meringue & Butter Lee Price
El tema de la comida en el arte resulta muy interesante no sólo por ser un recurso temático clásico y por las posibilidades plásticas que ofrece para el artista, sino porque, hoy en día en nuestra sociedad, la comida sigue siendo un ritual, una constante; pero ahora también se ha convertido en una excusa para la interacción social. Es en la mesa donde nos comunicamos, nos reunimos y muchas veces nos divertimos. En muchas ocasiones los momentos importantes, los acontecimientos más destacados culminan con un banquete. Bodas, comuniones, reuniones de negocios, cenas de navidad, aniversarios, etcétera...
“El festín, el banquete en nuestra cultura después de la cuña cristiana es siempre una última cena”2. 2 Mercedes Replinger, Recetarios indigestos en arte contemporáneo; Comer o no comer o las relaciones del arte con la comida en el siglo XX, Salamanca, Centro de Arte de Salamanca, 2002, Pág. 251.
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La comida también puede suponer una distinción entre los distintos niveles socio-económicos dentro de la cultura occidental, “el público de Elle
sólo tiene derecho a la fábula; al del L’Express, se le puede proponer platos reales con la certeza de que podrá prepararlos”3. También permite exteriorizar
complejos, obsesiones... la comida, sin duda, es el terreno privilegiado para las manías4. Crecen las enfermedades relacionadas con la comida y, sobre todo, con el hábito de comer o el modo que interactuamos con ella (vómitos, empachos, anorexia, bulimia, obesidad, comedor compulsivo, corte de digestión, sedentarismo...) Cada día, en cada conversación, siempre surge la comida como sinónimo de relax y de excusa para tener un tiempo de calma. Frases como “te invito a cenar”, “vámonos de cañas”, “organizaron una paella” o “tenemos que ir a ese restaurante nuevo” se repiten día a día. No nos damos cuanta de ello pero todas esas 3 Roland Barthes: La cocina ... op.cit. Pág. 133. 4 Mercedes Replinger: Recetarios... op.cit. Pág. 251.
excusas suponen comer y beber pero en ningún momento suponen alimentarse. En este momento parte de nuestra sociedad utiliza la comida sin ningún tipo de responsabilidad, quedando al servicio de los ojos y no del estómago. Por esta razón, a la comida se le otorga protagonismo en el arte y sobre todo, se le lega el papel de testimonio único de la sociedad de consumo. Se trata cada objeto como una metáfora de la sociedad, como una imagen representativa, como un testigo de nuestro tiempo. ¿Está la identidad de los miembros de nuestra sociedad íntimamente ligada a los alimentos? Ludwig Feuerbach ya dijo en el siglo XIX que somos lo que comemos. Esto supone equiparar en el mismo nivel biológico la comida y la identidad o el yo del sujeto. Hacer esto es una lectura simplista y un equivoco ya que la relación va mucho más allá. Pero para entender esto hay que comprender lo que significa la identidad en la sociedad contemporánea. “El cuerpo, en su realidad – o mejor
dicho, como realidad -, aparece como una literalidad,
consecuencia de la transformación de la ontología del cuerpo”5. No debemos entender el yo como
“cuerpo” ni viceversa; ambas cosas, aunque están íntimamente ligadas no son la misma realidad. Ya cuando Nieztche yo soy mi cuerpo no se refería a la identificación única de la superficie sino a la identificación a la vez que la representación (el cuerpo y el ser). Esto es con lo que van a trabajar los artistas contemporáneos, no con el cuerpo sólo como superficie sino en los dos planos; cuerpo e identidad. Sumado a esto va a ir vinculada la comida como materia de creación de identidad. Veremos todas las facetas, desde la expresión meramente corporal hasta la auto aceptación de una identidad enferma y la pudrición interior.
5 Pedro A. Sánchez: La vigilia del cuerpo. Arte y experiencia corporal en la contemporaneidad. Murcia, ed. Tabularium, 2000 Pág. 38. Self-portraits with
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Tableau-piège Daniel Spoerri
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na de las propuestas más interesantes respecto al arte, la comida y la identidad es la que nos presenta Daniel Spoerri en sus tableaux-pièges o cuadros-trampa. Llama poderosamente la atención por sus composiciones y por la calidad plástica que tienen sus obras finales; pero no es esto por lo que destaca en este tema sino por cómo hace participar al espectador dentro de la obra. Hay dos modos de participación forzada del espectador, cuando este es invitado a la mesa, donde su único papel es la interacción con los objetos, los otros participantes y consigo mismo, y cuando aporta material (y su propia identidad con ellos) a la obra. El modo en que dejamos los cubiertos al terminar una velada, las manchas sobre el mantel, las migas, los restos, las dobleces en la servilleta... todas nuestras acciones se comportan como un trazo en el papel, o mejor aún, como brochazos y manchas de color sobre un lienzo. Supone un
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Tableau-piège Daniel Spoerri
You are what you eat Mark Menjivar
auto conocerse; haciendo al comensal consciente de su propio cuerpo, de quien es, de su identidad mediante los movimientos que inconscientemente realiza en un momento de interacción y de despreocupación, conquistando el espacio de la comunicación. ¿Qué mejor modo que conocerse que mediante los propios movimientos de nuestro cuerpo? Su Eat-Art recrea el choque entre el modo de relacionarnos ante la comida y el arte, descubriéndonos que, el modo en que interactuamos produce huellas que quedan impresas sobre todas las superficies. La importancia de estas obras estriba en que es el espectador el que coloca, mueve, rompe y toca todo aquello que esta en la mesa, ya que sin él, estos ensamblajes estarían carentes de sentido. Metáfora de los drippings de Jackson Pollock, puede dirigir el rastro de pintura hacia la dirección adecuada pero en ningún caso puede dominar como esta cae y salpica el lienzo. Así de impredecible es la actuación en la mesa, que Daniel Spoerri dirige pero que en ningún momento es capaz de controlar. “Éste inicia el acto
“Spoerri acertó al contratar críticos de arte en su función, de transmisores entre los artistas y el público, aunque no en calidad de autores, sino como camareros”.7 Resulta increíblemente simple, a
la par que pensado, situar a cada participante (artista, crítico y espectador y cocinero, camarero y comensal) en una misma escala inamovible alrededor del objeto consumido. No debemos confundirnos, el arte y la comida son eso, cada uno en un ámbito diferente pero la misma realidad; son creados para ser consumidos, son efímeros. Cada participante tiene su lugar, su papel, se podría resumir en que tenemos roles asignados. Daniel Spoerri nos descubre esto, comparando ambos campos de acción y recordándonos que para exteriorizar nuestra identidad hay que representar con el cuerpo. No a la inmovilidad, si a la auto expresión y a la exteriorización aunque en muchos casos aquello que se exteriorice sean manías ilógicas. “Espero que
provoque una enfermedad a aquellos que la miran... porque detesto la inmovilidad”8
de comunicación y lo deja seguidamente a su suerte.”6
6 Elizabeth Hartung: Comida, arte y comunicación. La comida como nuevo modelo de recepción artística. De Comer o no comer o las relaciones del arte con la comida en el siglo XX. Salamanca 2002. Pág. 78.
7 Ibidem. 8 Daniel Spoerri, Textos 1960, París 1990 Pág.33.
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Por otro lado, Spoerri lleva estas creaciones un una reinterpretación de la última cena, con el paso más allá con el Enterrement du tableau-piége carácter ritual y de expectación que despierta. en 1983. En esta participación cada comensal Personalmente veo esa intención aunque, según traía su propio cubierto, sin saber que estos iban a mi criterio, no lo consigue con éxito ya que carece terminar bajo tierra. Esto permitía contemplar el de sacrificio. La implicación del espectador no es bueno o mal gusto estético, no sólo culinario, de absoluta, de hecho esta sujeta a él en la medida cada comensal. La particique el espectador quiere. Lo pación del espectador se ha I start with a concept and que Daniel Spoerri organiza llevado a otro nivel superior am inspired by the object. no es más que una función, (me refiero al segundo modo My art arises from itself. una representación, donde de participación del que los actores son conscientes se hablaba anteriormente); - Daniel Spoerri de que lo son, de que tienen ahora los propios particiasignados unos roles como pantes traen los objetos de la obra, cada uno el hemos dicho antes. No podrá llegar a haber un cubierto que sea adecuado, realizando otro modo sacrificio del espectador (o de su identidad) ya de aportación personal. Ahora, a parte de tener que en cuanto se empieza a enterrar el cuadrocomo principio el dibujo sobre el mantel, explota trampa, la unión voluntaria que ataba al público la búsqueda de la identidad en los objetos. con la obra muere. El comensal no quiere servir de sacrificio porque en ningún momento se ha Por último, en este tema me gustaría señalar presentado como tal. como el artista ha dado el carácter sagrado de enterramiento a su obra. Podríamos verlo como
Aktion 135 Hermann Nitch
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Fracaso; pero servirá como ejemplo para otros artistas como Michel Journiac, que realizó una ceremonia en 1969 vestido de sacerdote y dando a comulgar embutido de su propia sangre, Cesar Martínez con su rito de influencias mayas donde degustaban un cuerpo sacrificado de gelatina, Otto Müehl que incorporó piernas y brazos humanos al menú de su mesa en Nahrungsmitteltest de 1966 y Hermann Nitsch del que hablaremos más adelante y que realizó una crucifixión de otro miembro del Accionismo Vienés. Sin embargo no he encontrado a nadie que consiguiera que el propio público sirviera como sacrificio; debe de ser por la propia naturaleza desvinculada de estos.
Atenea’s double Laura Duran Self-portraits with
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ANVAS Fork Digitalesse
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Fork and spoon (Section) JAYR
odo parte de la cabeza de San Juan Bautista en la bandeja de plata, el tratamiento de la carne como metáfora nos permite ver el cuerpo como sacrificio, como interior en el exterior, como testimonio de fobias, miedos y subconsciente. La carne, la sangre, las vísceras... son los materiales predilectos de ciertos artistas contemporáneos para expresar su propia identidad, como un autorretrato, como una identidad enferma bañada en morbo y parcialmente moribunda. Cuando Francis Bacon se preguntaba porque no estaba el colgado de los ganchos del carnicero, establecía la similitud entre su cuerpo y la presa-alimento. La carne nos presonifica, por ser tan cercana y parecida a la nuestra. Por supuesto que hay artistas que se ven retratados y personificados con comida no cárnica (como Sarah Lucas en sus dos autorretratos, “Eggs” y “Salmon”) pero la inmensa mayoría se ven colgados del mismo gancho que Francis Bacon. No se trata de ser víctimas, se trata de personificar el sacrificio, de ser la identidad enterrada por Daniel Spoerri; en definitiva, ser el propio artista sacrificio y sacrificador de su propia identidad.
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Hay distintos modos de ver las creaciones que interaccionan con carne o materia animal; central en la obra o ser simplemente complementos de poco relevancia. Es el caso de la obra de Tania Bruguera donde se enfunda en un cordero degollado para representar su obra El peso de la culpa. Recrea un sacrificio indígena y se alimenta de tierra y agua, llevando a cabo una posesión de su tierra totalmente literal. El papel del animal en esta obra no es de una importancia relevante aunque destaca el impacto visual.
La mayor simulación, la imagen (y la palabra que la domina y la pone a circular) es lo que verdaderamente se consume. José-Miguel Marinas Jana Sterback le da un papel protagonista en sus dos obras Vanitas; flesh dress for an Albino Anorexic y I want to feel the way I do. La carnevestido remite a la paradoja de la carne fuera de mi cuerpo, recordándonos el papel de la piel como frontera e ironizando sobre el vestuario vivo sobre el cuerpo muerto. “En las obras de
Jana Sterbak se oyen los ecos de esas batallas (es nuestro cuerpo el campo donde batallan el deseo y la ley), pero los contendientes no son el alma y el cuerpo; la antítesis entre subjetividad psíquica y objetividad fisiológica ha dejado de ser operativa y una nueva síntesis psicosomática ocupa su lugar y se desplaza al vestido como metáfora de la interioridad que fluye hacia el exterior”9 9 Rosa Martínez: Catálogo de la exposición “I want to feel the way I do” Jana Sterback, Fundación La Caixa. Barcelona. 1993.
Self-portrait with fried eggs Sarah Lucas
En Vanitas se recuerda lo que el cuerpo es verdaderamente: carne sensible, vehículo en el tiempo, deterioro10 permitiéndonos exponer heridas abi-
ertas, manías y enfermedades. Recurre a la ironía de la carne por fuera del cuerpo dada la escasa utilidad que tendría dentro de él, del pudor por la extrema delgadez, la escasez de carne frente a la ropa de carne. Recrea un cuerpo víctima de la sociedad, esclavo de una presión propia y autoinflijida. Presenta una mordaz crítica a las formas que el cuerpo se ve obligado a adoptar en una cultura donde lo importante no es la identidad sino ser el paradigma de la eterna juventud. Recuerda aquello que decía Roland Barthes de que “en esa cocina, la categoría sustancial que
domina es lo cubierto: se ingenian visiblemente en gelatinar las superficies, en redondearlas, en esconder el alimento bajo el sedimento liso de las salsas, de las cremas, de los fondants y las gelatinas.”11 No es exponerse sino cubrirse con aquello que le falta, se valora lo ornamental, lo visible, la imagen.
10 Pere Salabert: Pintura anémica, cuerpo suculento. Barcelona 2003 Laertes. Pág 313. 11 Roland Barthes: La cocina... op.cit. Pág. 133. Self-portraits with
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En una sociedad donde este consumo crece sin medida, presionando a sus miembros para mantener una apariencia en muchos casos falsa (de delgadez, de juventud o incluso de respetabilidad), y donde lo único que no se valora es la identidad de este. Crecen las tribus urbanas de sobra conocidas donde sus miembros resultan clones de un mismo estereotipo, demostrando que la identidad personal, única y construida con el tiempo y la madurez es lo que está ya en descomposición. Supone la exaltación de la carne, no como persona sino como carnaza, cuerpo inerte para su consumo: presa.
“Sterbak establece inquietantes conexiones entre lo representable y lo irrepresentable, a la vez que cuestiona la evidencia de algunas nociones relativas al cuerpo, con el deseo de replantear la forma en que habitamos nuestras identidades y con la voluntad de ampliar las posibilidades de experiencia que permitan al sujeto construirse a través de los otros, sabiendo que el encuentro es más importante que la identidad de la persona reencontrada.”12
El vestido del alma cumple su destino al descomponerse, el cuerpo se consume y desaparece, y nada queda en su lugar. Ni el alma. - Pere Salabert Creo que esta podría ser una buena metáfora sobre el papel que tiene la carne en esta obra a la hora de ilustrar nuestro día a día; no sólo nos recuerda nuestra condición humana, podríamos decir incluso cárnica, también nuestra temporalidad mundana, terminando en una descomposición igualitaria y equiparadora. 12 Rosa Martínez, Catálogo... op.cit.
Vanitas; flesh dress for an Albino Anorexic Jana Sterback
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Otro artista que comprende el cuerpo como sacrificio, esta vez literal y con toda la parafernalia religiosa tras él es Hermann Nitsche y parte del accionismo vienés. Fue en 1967 cuando montó sus Crucifixiones, literalmente calcadas de los cuadros de Francis Bacon, con todo el morbo que puede despertar la carne humana. Desde sus raíces del arte puramente religioso y especialmente del misterio cristiano y simbólico de la cruz, al sacrificio que es interpretado como un estadio preliminar a la muerte de Cristo. Siempre siendo un sacrificio de un artista, no un participante corriente, sino un creador que, como Cristo, necesita de la muerte para cerrar el ciclo lógico de su existencia. Definía al cuerpo como un purgatorio de los sentidos.
El sacrificio debe verse como el afán del éxtasis y del anhelo por vivir, una forma invertida de lujuria, que se desarrolla de otra manera que el alboroto del inconsciente, las energía sexuales se transmutan y se traducen en la crueldad del acto sacrificial
Personal Work I Marcus Nillson
- Hermann Nitsche
¿Logra la carne ajena ser el objeto del sacrificio? Gunter Brus dijo: “Mi cuerpo es la intención,
mi cuerpo es el suceso, mi cuerpo es el resultado”
pero entonces, sólo con la representación del sacrificio no se logra el fin último de personificar el cuerpo como carnaza.
“Constituyen todos ellos ideas que deben ser invocadas, una vez más, para analizar uno de los aspectos más interesantes del cuerpo contemporáneo, a saber: el desprecio que, en muchos casos, sufre la carne, en tanto que vehículo eficaz y valido para el conocimiento.”13 No se logra el sacrificio porque
Personal Works II Marcus Nillson
seguimos jugando con la representación, la imagen y la recreación.
13 Pedro A. Sánchez: La vigilia... op.cit. Pág. 113. Self-portraits with
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Eat yourself Personal Works Anne Stelle
omo ya dijimos anteriormente, la comida y todo lo que la rodea nos representa como sociedad. Una vez que se ha quitado la venda de los ojos y se ve el cuerpo humano, no como ser vivo sino como alimento y objeto de deseo carnal para el pecado de la gula, ya no se puede más que pensar que ese deseo será una constante en la producción artística del sujeto. En esta sociedad de consumo, siempre ligada a la autosatisfacción de los caprichos, del alimento innecesario y del sujeto como cubo de basura llenado por la avaricia, no es sorprendente pensar que pronto el sujeto (caprichoso y fruto de una sociedad enferma y enfermiza) se vea a sí mismo como carnaza. El accionismo vienés ya lo veía así, como hemos analizado en el tema anterior, pero una nueva generación de artistas verán esta descripción como literal, siendo ellos mismos cebo y predador, carnaza para sí mismos, objeto de deseo y retroalimentación. Pronto empezará a autocomerse; el artista, egocéntrico por excelencia, no tendrá que mirar más allá de sí mismo (perfecto a sus ojos) para iniciar el deseo de alimentación. O en sentido contrario, se mirará y verá una apariencia parecida a la suya salvo porque es una realidad que no le agrada, que es falsa y está prefabricada. En este caso desearán reinventarse.
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Hay muchos artistas que desarrollan sus obras alrededor del acto de ingerir (el grupo Los Rinos con Rinodigestion o Paul McCarthy con Hot Dogs), pero no es tan importante aquello que hacen sino lo que comen. Los artistas han impreso sus nombres en los envases, personificando el alimento o incluso el medicamento (Joseph Beuys en Ölflasche, arriba, y Damien Hirst en The Last Supper, izquierda). En otros muchos casos el propio sujeto aparece comiéndose parte del cuerpo (no siempre de forma real, sino mediante metáforas). ¿Con qué fin se mutilan para expresarse? La artista que vamos a tratar es Patty Chang con sus obras Melons y Fuente por esa misma razón, no es alimento lo que ingiere sino su propia identidad.
“La simplicidad de la imagen, el agradable pudor del sujetador, de corte sencillo, trás el cuál ya desde el principio se intuye la extraña amplitud de los senos, tan sólo es el preámbulo del gran banquete al que nos invita. Un comensal, un plato, una historia y a través de la auto mutilación ella encuentra alimento.”14 Pienso que, de algún modo, este final era inevitable. Cuando el artista ha explorado todas las formas de auto expresión de su identidad, desde el moviendo corporal al intento de sacrificio ritual, lo único que queda es la degustación de ese sacrificio. Ya hablamos de que los ritos religiosos como los de Nitsch no permitían situar al sujeto como sacrificio porque nunca se lograba tal cosa. Pero ahora podemos pensar en la presa y el cazador siendo la misma persona, fotografiando un momento donde el deseo y la muerte se hacen uno. Cesar Mártinez lo describía como
“la muerte dulce es el sabor de la vida, es el hambre de nuestra muerte.”
14 Espacio uno III. Museo Nacional Centro de Arte del Reina Sofía, Madrid, 2001, pag 124.
El vestido del alma cumple su destino al descomponerse, el cuerpo se consume y desaparece, y nada queda en su lugar. Ni el alma. - Cesar Mártinez
¿Por qué ese continuo deseo de saborear nuestra propia carne? Creo que difiere un poco del simple canibalismo por morbo; yo lo veo como una continuación del rito religioso. Ambos, víctima y verdugo, viven por y para el sacrificio por tanto que mejor unión de ambos que la de alimentrase el uno al otro. Y si encima se trata del mismo sujeto, que desea tanto su propia identidad que despierta en él el hambre, que mejor que comerse aquello que le representa. Puede realizarse una lectura feminista y reivindicativa del hecho de que Patty Chang se alimente de un melón colocado en su mama pero creo que no hay que darle esta lectura sino la de ella como hija y futura madre, se alimentó y dará alimento por sus senos. Es su realidad, parte de su ser en el pasado y en el futuro. Resulta una generosidad sorprendente en nuestros días, por eso el hecho de que se alimente a ella misma nos recuerda la espiral de egocentrismo en el que nos sumerge nuestra realidad contemporánea.
Melons
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Eat yourself Split Decisions Kayla Varley
Sobre este espejo con agua la realidad y el reflejo se confunden
Por otro lado en su obra “Fuente” de 1999 no podemos hablar de alimentación ya que no trata con comida. En esta obra esta sorbiendo agua de un espejo donde se refleja. “Porque aunque sea casi
un lugar común el reconocer que la sociedad actual es narcisista en casi todos los lugares del mundo (o por lo menos del llamado Primer Mundo), yo creo que lo que nos presenta Patty Chang es un Más allá del Narciso, o un Al otro lado de Narciso, o un Además de Narciso.”15 ¿Un nuevo enamoramiento platónico de uno mismo? Por mucho que podamos pensarlo así creo que en el siglo XXI no hay lugar para tal cosa. Yo lo veo como la búsqueda de su propia identidad; analiza el momento en el que uno, al mirarse al espejo, no se reconoce para bien ni para mal. Cuando pensamos en la gente de nuestro alrededor, incluso de nosotros mismos, y vemos que lo único que exteriorizamos en una imagen, un rol, una apariencia o una fantasía, nos convertimos en esa dualidad que tan bien expresa esta artista. Sobre este espejo con agua 15 Ibidem. Pág 128.
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la realidad y el reflejo se confunden, de hecho no percibimos cuál es cuál hasta que uno de ellos sorbe al otro. Pero, ¿quién sorbe a quien? Más aún, ¿ingiere por deseo o por desprecio?
“Los límites corporales determinan un sistema de fronteras, de relaciones, fijo e inmutable, que asigna roles definitivos a cada uno de los individuos participantes en un determinado contexto socio-cultural, el cuerpo expandido se caracteriza por una realidad en incesante proceso de construcción, que siempre se halla fluyendo, en constate movimiento y transformación”16. Patty Chang rompe esas “fronteras” entre la imagen que ve reflejada y su propia realidad, interactuando con ella, transgrediendo sus límites. 16 Pedro A. Sánchez: La vigilia... op.cit. Pág. 38.
In defensa della natura Joseph Beuys
Thanksgiving
Alison Attenborough
Ingiriéndose intenta rectificar su imagen, una ilusión creada que no la agrada y que, en vez de destruir, introduce dentro de ella para perfeccionar. Sabe que no puede desprenderse de una imagen que es obligada por la sociedad en el momento en el que vive, por ello creo que su reflejo es una imagen abierta a la modificación, sin límites definidos y en continuo redibujar. Se trata de un continuo renacer, una purificación de la exteriorización de su identidad, una resurrección. Me imagino a esta artista repitiendo este proceso de auto limpieza de modo regular, saneándose cada cierto tiempo, creando un ciclo de retroalimentación.
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Digesti L
os excrementos, aquello desagradable, el final del proceso, la comida cuando ya no aporta nada al organismo. Parece incre铆ble como algunos artistas se han retratado con excrementos propios o ajenos. El moho, de descomposici贸n, lo repugnante... toda aquella materia que no merece ser materia es con lo que se retratan algunos artistas.
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Fish work
Corey Arnold
Cuando Piero Manzori enlato su propia mierda rigurosamente catalogada y etiquetada supuso una ironía a la par que una novedad, que estriba en haber conexionado estas sugestiones a una reflexión sobre la función del artista frente a la autoreferencialidad de la obra de arte. Los grandes artistas nunca se han tomado muy en serio. Ni a ellos mismos ni a sus obras. Marcel Duchamp, que fue el referente principal de Manzoni. planteaba sus obras como bromas en serio, como juguetes que daban juego, como artefactos que desmontaban convenciones. Manzoni continua ese juego con provocación. Resalta la esencia del sujeto, exaltando su persona por aquello que ya no es parte de él. Sí aquello que contiene la lata es mierda o no es mierda resulta totalmente indiferente. Manzoni escandalizó porque enlato su identidad mas putrefacta y desagradable, convirtiéndola en una obra de arte.
¿Dolor para conocerse? Creo que David Nebreda intenta exteriorizar su interior enfermo, eliminar el límite que supone su propia piel y mermar el carácter enmarcado de su propia existencia. Creo que, al ver como este artista desequilibrado psíquicamente se retrataba con sus propios excrementos por la cara, parte de mi no se sorprendió. ¿Por qué usar carne u otro tipo de alimento para autorretratarse? Es una personificación clara entre las heces y el propio artista. Oculta su rostro y su propia identidad en un resto de su ser. Se podría entender como una auto negación cuando se cubre con aquello que ya no es parte de su cuerpo.
David Nebreda recrea la imagen misma del deseo de autodestrucción. Achacado desde los 19 años de esquizofrenia, exterioriza su personalidad a través de la fotografía. Es el contrapunto a Patty Chang, de una constante purificación de su imagen al desprecio de esta. Aislado del mundo y de la sociedad en la que nació, convive con su enfermedad en el más absoluto aislamiento. Muchos dibujos están realizados con su sangre y ejerce mutilaciones para lograr sus “renaceres” (tal y como él los califica). “Utiliza el trance
Vivo sin vivir en mí, y tan alta vida espero, que muero porque no muero.
doloroso como un eficaz vehículo para la precipitación del reconocimiento preformativo del yo”17
“Nebreda consigue negarse absolutamente y plasmar esta auto-negación como obra de arte”, escribió el filósofo francés Jean Baudrillard.
Me resulta inevitable recordar esos versos escritos por Santa Teresa de Ávila que dicen:
Se le pueden dar dos lecturas. David Nebreda no logra habitar su propio cuerpo así que prolonga su muerte para extremar su propia percepción; quizás incluso como vía de escape. Creo que es todo un acierto el hecho de que haya escogido este momento del ciclo digestivo para retratarse. Los excrementos; la comida ya digerida, carente de todo nutriente, totalmente desechada y con un carácter naturalmente repugnante, supone la materia prima para un perfecto autorretrato. No podría imaginawr un modo mejor de hacerlo.
17 Ibidem Self-portraits with
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Personal Project
Personal Project
PERSONAL PROJECT Mi proyecto plástico se compone de dos obras relacionadas. Ambos son “Centros de Mesa para la comida contemporánea”. En ambas los pies son recreaciones de mis propios pies, aunque los tallados en madera no corresponden al tamaño real. En la primera de ellas se pueden ver dos pies tintados cubiertos por velas fundidas. Recrea la melancolía de una larga cena en soledad; jugando con el pasado y el presente. La luz y la cera de las velas cayendo sobre la tabla-soporte suponen el pasado, la antigüedad, el transcurso del tiempo. Por otra parte los pies tintados, sucios y polvorientos son la realidad de soledad de nuestros días, donde una comida a solas resulta desagradable.
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Recrea la repulsión que siente alguna gente a la hora de comer, enfrentándose a una realidad, propia en algunos caso y común en otros, que no les agrada en absoluto. Estoy pensando en las manías con la comida, en los malos hábitos adquiridos, en la comida como enemiga de la imagen corporal deseada. Imagine que no son pies tallados sino pies reales, humanos, posiblemente de alguna víctima de un desorden alimenticio, posiblemente en descomposición. ¿No resultaría repugnante la idea de comer con ese centro de mesa? ¿No eliminaría cualquier deseo de mermar la ingesta de comida para lograr la educación conceptual en la mesa? Pienso incluso en esos pies como ejemplificación para el resto de comensales.
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My self-portrait/table center II Laura Duran
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Personal Project
El segundo centro de mesa expresa más la identidad reflejada en el espejo. Siguiendo la línea de Patty Chang, intento que el comensal se vea reflejado con raíces, tierra y putrefacción. Por supuesto que los pies no son pies reales ni realizados con comida aunque sería el material más adecuado. Me surgió la idea por las palabras de Spoerri al hablar de su cuadro-trampa enterrado:
“en un universo donde proliferan las bacterias y las raíces. Año tras año los relieves de la comida se desmoronan y los cubiertos se oxidan.”1
Creo que esta obra es la que mejor juega con la imagen del comensal reflejada, la materia viva y en continua descomposición y el deseo de despertar en el comensal un sentimiento de repugnancia y desagrado. 1 Texto para el Festival Interdisplinario. De 1960 en Daniel Spoerri. París, Flammarion 1990.
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My self-portrait/table center II Laura Duran
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Bibliography
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Bibliography
Bibliography • Comer o no comer o las relaciones del arte con la comida en el siglo XX.
suicidio. Barcelona : Gedisa, 1985.
• Espacio uno III. Museo Nacional Centro
D.L. 2004
Salamanca, Consorcio Salamanca, 2002. de Arte del Reina Sofía, Madrid, 2001
• Restaurant Spoerri. Paris : Éditios du Jeu de Paume ; Réunion des musées nationaux, imp. 2002
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Medusa
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•Spoerri, Daniel: Textos 1960, París 1990
Tabularium, 2000
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FOOD
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