Saca la lengua Descubriendo cรณmo afrontar el cรกncer Claudia Luthiโ ฉ
Luis Delboy / Lรกpix Editores Presentaciรณn del libro
Buenas noches. Soy Luis Delboy y tengo el placer de estar aquí a nombre de Lápix Editores, asociados con la Biblioteca Abraham Valdelomar. ¿Cuántas personas somos en esta sala? Podría apostar que ninguno de nosotros es completamente ajeno al cáncer. O lo hemos padecido o lo tenemos ahora o tenemos casi 30% de posibilidades de tenerlo en el futuro o conocemos de cerca a un familiar o a un amigo que lo tiene y probablemente en el último año o dos hemos tenido por lo menos un muerto de cáncer entre nuestras bajas personales. No digo esto para manipular su atención. El cáncer es simplemente un hecho de la vida, no desde la historia entera de la humanidad, sino desde hace aproximadamente ciento cincuenta a doscientos años. Si vamos a cualquier librería encontraremos numerosos libros, si no anaqueles, sobre el tema. Lo mismo si se nos ocurre buscar en Internet. Al día de hoy Google registra 566 millones de referencias al cáncer en su listado. Para que tengan una idea de la proporción, sólo registra 26 millones de ocurrencias para tuberculosis ¿Qué sentido tiene entonces sumar un nuevo libro a este inabarcable rio de información? ¿No será que ya se ha escrito todo? Debo reconocer que esa fue mi primera impresión cuando escuché hablar del proyecto de este libro. Pero también decirles que me bastaron unas pocas páginas del libro de Claudia Lüthi para darme cuenta que publicar este texto tenía todo el sentido del mundo. Son menos de doscientas páginas, contando muchas de fotos, que gracias al cielo no pretenden un tratado y, mejor aún, no son uno de esos libros de autoayuda de los que está empedrado el infierno. Este libro de Claudia me parece que es algo a la vez muy simple y muy profundo: un recuento de su propia su experiencia personal en relación con el cáncer, sin aspavientos, sin afeites y sin proponer fórmulas universales. Una documento así parece fácil. No lo es. No conozco práctica literaria más difícil que la experiencia personal cruda y sin maquillaje.
Los escritores profesionales, literarios, digamos, tienden a engolosinarse con los artificios de la palabra y los escritores noveles tienden a empantanarse en la ciénaga de los lugares comunes. Este libro no cae en ninguna de esas dos tentaciones. Por el contrario: no sólo es sino que consigue parecer, sin dudas y sin murmuraciones, un legítimo y honesto testimonio personal. Una historia así tiene una eficiencia narrativa casi infalible, porque consigue que el lector se entregue a su lectura desde adentro, dispuesto a aceptar de buen grado aún aquellas cosas con las que podrá discrepar . Y allí, creo yo, es donde radica la utilidad de Saca la Lengua. ¿Dije utilidad? La utilidad de un libro tiende a ser una mala palabra en el mundo de los lectores cultos; espero que no me escuchen. Digo utilidad, porque ése fue un término que me retintineó una y otra vez a lo largo de mi lectura sugiriéndome reflexiones como “Esto me puede servir “Qué útil hubiera sido que fulano leyera esto “Tiene razón, debería hablar de esto con mengana”. Ocurre tendemos a no estar preparados para nada el día en que un médico nos pone cara de circunstancias y nos deja saber con más o menos delicadeza que tenemos un cáncer en el cuerpo . Llegamos desnudos a un evento que nos altera todo. Nuestra razón deja de funcionar. Abandonamos el control de nuestra vida. Pocas semanas atrás vi apagarse a un amigo, un hombre excepcionalmente razonable y racional que, sin embargo, cuando le dieron “la mala noticia” suspendió su habitual y casi proverbial sensatez y se puso ciegamente en manos ajenas. No se si habría cambiado su destino, pero conforme avanzaba la lectura del libro de Claudia no podía dejar de pensar lo útil que le habría sido leerlo tanto a mi amigo como a sus personas más cercanas.
Les habría mostrado, para empezar, que aún en la situación más desesperada uno puede encontrar alternativas y caminos Y tal vez el libro les habría dado razones para buscarlas. Claudia Lüthi no propone una teoría redonda ni recomienda una solución infalible igual para todos. Pero sí cuenta su propia solución. Su propio proceso mental. Su libro tampoco es, por cierto, una guía para todos, pero ¡qué útil es ver en minucioso detalle cuál es el camino que ha seguido una persona como todos nosotros, con dudas, sin soluciones mágicas, con miedo! Es útil también porque habla de cosas que muchas veces se calla, como por ejemplo la reverencial y acrítica visión que tenemos de la medicina, sin reemplazarla, por cierto, con el abismo irracional de la charlatanería. Es útil porque recuerda que cuando alguien tiene cáncer necesita más que nunca la presencia y el apoyo de otros, que piensen con él y por él y lo sigan paso a paso. Es útil porque señala el camino con cantidad de pequeños y detalles prácticos. La vida del que enfrenta el cáncer está llena de cosas nuevas que son más terribles cuanto más desconocidas. Es útil porque toca directa y claramente uno de los temas centrales del cáncer: el punto en que los remedios pueden ser más terribles que la enfermedad. Es útil porque su relato de la exploración de caminos alternativos no está teñido de creencias mágicas o irracionales, sino que puede estar asentado en la razón. Es útil porque quita miedos. Esto del cáncer es una cosa aterradora, donde cada paso es una incógnita. Leer a una persona que pasó por allí y lo cuenta sin dorar la píldora, ciertamente ayuda a estar preparado. Es útil porque insiste en la importancia de los alimentos, sin caer en modas milagrosas. Pequeña digresión. Todos vivimos en nuestros propios mundos. En el mío trato de entender lo que pasa entre la comida y el cuerpo, y se muy poco porque la nutrición es una ciencia en pañales. Pero por el lado de la nutrición llegué a la misma conclusión de uno de los científicos de quienes Claudia escribe con más detalle, el Doctor Richard Lynchitz.
Su investigación de hoy lo llevó a concluir que el azúcar hace crecer las células del cáncer. Esto yo no lo sabía, pero en el mundo en que me muevo es de conocimiento común que hay una relación epidemiológica entre el uso intenso de azúcar y la aparición de cáncer. Para mi fue útil saber esto. Fin de la digresión. Y como ésa hay muchas mas muestras de utilidad. Capítulo tras breve capítulo, Claudia sigue el camino de su cáncer, pero sobre todo su camino personal. Mucho de lo que dice es probablemente intransferible. Es el reflejo de su propia vida y de su propio cáncer, no del nuestro. Pero abre una luz muy transparente para que podamos pensar mejor, y eso es lo que importa y lo que le podemos agradecer a Claudia
25 de febrero, 2016 Casa Cambalache