Nacida el 23 de abril de 2015 y formando parte del Proyecto de Participación Internacional Leer es un Derecho, presentamos la Edición 2016 de la Publicación Electrónica Tiempo de Poesía: una aventura colectiva que persigue tender puentes de integración entre tierras, voces y personas que han buscado en la palabra, en la poesía, la herramienta común para la resistencia y el encuentro. Tal y como podía leerse en la cabecera de la Edición 2015, la poesía es en palabras del poeta argentino Juan Gelman resistencia contra el mundo sombrío. Frente a la sordidez del mundo, nos queda la palabra, escribía Blas de Otero. La palabra es una herramienta de lucha; de resistencia; un mecanismo de supervivencia de las emociones... De aquí la necesidad de la poesía y de aquí el sentido de esta publicación. Como dice Mar Martínez en la frase que cierra esta Edición: « Poesía no solamente es crear poemas, es defender la Palabra que los sostiene ».
Tiempo de Poesía Edición 2016
Dedicamos esta publicación al poeta Marcos Ana *
Por la calidad de su obra, así como por su ejemplo de coherencia entre palabra y actitud vital en defensa de los valores que la sostienen...
* Nacido en 1920 en un pueblo de Salamanca (España), fue el preso político que más tiempo pasó en las cárceles de la dictadura franquista: 23 años; donde comenzó a escribir. Su poesía es un medio de resistencia, no sólo para mantener la identidad, la coherencia mental y supervivencia intelectual, si no también la memoria histórica.
A Marcos Ana Tenía las ojeras holgadas de pasado Y los ojos de neblina, en la voz un grito que nunca fue encerrado y en la piel el sonido del mar y de la rojas cadenas. Un sin vivir para la cárcel, un alba para resistir, un sueño truncado por lo conseguido. Puedo decir que le conocí. que le sigo conociendo. Sus ojos, de neblina, preguntaron muchas veces para qué. A veces los cerraba para verlo ¡Cuanta sangre perdida, compañero! ¡Cuanta para curar ciegos! Y aún ladran, Mientras tanto, Seguiremos cabalgando Seguiremos....
Ángeles Roda 4 de abril, 2016
¿La Vida...? Decidme cómo es un árbol. Decidme el canto de un río, cuando se cubre de pájaros.
Habladme del mar. Habladme del olor ancho del campo. De las estrellas. Del aire.
Recitadme un horizonte sin cerradura y sin llaves como la choza de un pobre.
Decidme cómo es el beso de una mujer. Dadme el nombre del amor: no lo recuerdo.
¿Aún las noches se perfuman de enamorados con tiemblos de pasión bajo la luna?
¿O sólo queda esta fosa, la luz de una sepultura y la canción de mis losas?
Veintidós años... ya olvido la dimensión de las cosas, su color, su aroma...
Escribo a tientas: “el mar”, “el campo”... Digo “bosque” y he perdido la geometría de un árbol.
Hablo por hablar de asuntos que los años me borraron.
(No puedo seguir: escucho los pasos del funcionario).
Marcos Ana Las Soledades del Muro
Alma, no llores.
Y no basta decir: “alma, no llores”, si ves a un corazón que va dejando la vida entre furiosos desgarrones. Hay lágrimas que tienen estatura de estrellas indomables y es de acero o de roble su ternura.
Marcos Ana Poemas de la Prisión y la Vida
Hablaré por vosotros. Excavaré con mi palabra hasta encontraros en las sangrantes raíces sumergidas de vuestros corazones enterrados. Hablaré por vosotros. Reconstruiré la voz de vuestros labios, su semilla final, la de aquel grito constelado de estrellas y balazos. Hablaré por vosotros. Y extenderé el secreto que os dejaron en la oquedad terrible de los ojos la voz estremecida de los astros. Hablaré por vosotros. Jamás olvidaré aquellas madrugadas, los últimos abrazos, las gargantas de vuestra dignidad amordazadas.
Marcos Ana Poemas de la Prisión y de la Vida
Contra tanto Cuento « la rebelión consiste en mirar una rosa hasta pulverizarse los ojos » A. Pizarnik
Contra tanto cuento, contra la guerra abierta a la Dignidad contra este mundo al revés contra todo y contra nada la Belleza que habrá que buscar hasta en la alcantarilla
Mar Martínez
Oración Ese momento en que repetidas veces pienso en ti en si llamarte en medir los tiempos en no interrumpir en medir las distancias en estar contigo aun sin molestar en saberte bien, si no mejor. Esos momentos a intervalos un día sí y otro también. Que tenía que rezar me decían cuando niña ¿acaso no es esto una oración?
Mar Martínez
Teatro
Para distinguir el cuento de los cuentos chinos el dolor hondo del llanto plaĂąidero el drama real de la comedia artificial la risa sana del payaso de la carcajada histriĂłnica del joker la poesĂa de un atardecer de la pirotecnia de apariencias
un beso de verdad de muchos besos de plĂĄstico la entrega desinteresada en un abrazo de la palmada que conviene el amar del querer el pensar del creer el sentir del fingir
Mar MartĂnez
No sé No sé qué temo más, si verte de nuevo o no volverte a ver
Mar Martínez
Mi casa y mi corazón Si salgo un día a la vida mi casa no tendrá llaves: abierta siempre a los hombres, al sol y al aire. Que entren la noche y el día. Y la lluvia azul. La tarde. El rojo pan de la aurora. El campo: sus verdes mástiles. Que la amistad no detenga sus pasos en mis umbrales. Ni la golondrina, el vuelo. Ni el amor, sus labios. Nadie. La casa y el corazón nunca cerrados: que pasen los pájaros, los amigos, el sol y el aire
Marcos Ana Te Llamo desde el Muro
Última Carta y si muriera mi voz ya no sería de ninguna parte está rota en el tiempo es papel que sangra vacío misterio estigma y ausencia mi tumba es de rocas y no está abierta es una espera en la noche de un grito lejano
la muerte reclama mi nombre me llama pero yo prefiero ser fantasma
si muriera mi voz sería ave promesa jaula un reflejo de sueño tranquilo cicatriz entre las sábanas sí quiero desangrarme sacrificar este dolor de no decir nada tampoco mi voz es de alguna parte quizá la inexistencia no sea solo este deseo de estar muerto hace tiempo que el alma de los hombres no despierta sí al otro lado alguien me espera al otro lado está el orden de las cosas
Julia Avecillas Almeida
Hasta las piedras La piedra silente llora; el muro cerril, el hierro de los cerrojos, las losas. Las cadenas, ya gastadas, sus eslabones deshojan. Hasta el carcelero siente un alma bajo su ropa. (Pero hay un reloj terrible que estanca sus negras horas con odio y sangre en la esfera sin alba de sus mazmorras). La vida entera nos llama. Vierten lรกgrimas las rocas. Se abren las casas. Esperan en los umbrales mil rosas.
¡Nuestro amor reclama el niño con su voz de tiernas hojas! La libertad va dejando de voz en voz, clamorosa, los resplandores de un grito como una estrella en la boca. (Pero hay un reloj terrible –ciego Caín sin aurora– que en su noche de odio y sangre sigue estancando las horas. Guadañas son sus agujas en un cadalso de sombras).
Marcos Ana Te Llamo desde el Muro
Montaña Siglo tras siglo la montaña contemplaba contrariada, las andanzas de los hombres que transitaban por ella. Impotente veía como arrasaban todo a su alrededor, sin encontrar la manera de evitarlo de alguna forma. Su evolución significaba el ocaso para todos nosotros, a medida que su capacidad de destrucción era mayor. Nuestro futuro se adivinaba cada vez más sombrío, pero de poco serviría comentar algo tan evidente. Todos eran muy conscientes del peligro que corrían, desde el mismo momento en que venían al mundo. La sombra de la muerte acompañaba su día a día, pronto aprendieron a disfrutar cada momento dado. La montaña ofrecía su refugio a animales y plantas, atrapando con sus encantos enormes nubarrones.
Sonreía cada mañana enamorada del ardiente sol, que despertaba con sus rayos mil colores distintos. Temblaba de vez en cuando un poquillo asustada con los vaivenes de la tierra que bajo ella bullía. Soñaba con que los hombres respetaran su entorno, aunque la realidad se abría paso de forma brusca. Contaba preciosas historias bajo la luz de la luna, donde los hombres sólo ambicionaban ser felices. Escuchaba con adoración la canción del bosque, deseando que aquellas notas calaran en el hombre.
Aurea Loira García
Abecedario
Amanece poco a poco el día, besando montañas y valles. Cristalina escarcha brilla por doquier derramando pequeñas gotas bailarinas. Elegantes verdes despiertan al sol fogosos los amarillos y naranjas. Goza la vista con tanto colorido, hilando una imagen con otra. Intensos aromas de hierbas y flores juegan con mi nariz alegrándola. Kilómetros de asfalto serpentean, luciéndose sinuosos hasta el pueblo. Lumbre acariciando el pan en las tahonas, mieles dispuestas a sentir su calor.
Niños que despiertan con bostezos, ñoños los padres derramando ternura. Olmos que insinúan el camino por dónde camina el río cantandillo. Quejidos de placer de los amantes, respirando cada vez más agitados. Sombras que juegan con el sol, tocadas por el viento las hojas danzan. Una mágica dulzura lo envuelve todo, viendo cómo despiertas a mi lado. Walquirias envidiosas nos contemplan, Xilófono soy ahora entre tus dedos. Yacemos enredados en mil juegos, zambulléndonos sin medida.
Aurea Loira García
Las Guerras Correctas
Las guerras correctas no huelen a muerte, no queman campos enteros de labranza, arrasando cuanto encuentran a su paso.
Las guerras correctas no traen desolaciĂłn, no tiĂąen de sangre las calles, ni plazas, ni llenan el aire de gritos desgarrados.
Las guerras correctas no violan inocentes, no echan a los caminos a pueblos enteros, ni tornan hombres en miserables bestias.
Las guerras correctas no temen a los libros, no entierran la cultura bajo ninguna bandera, ni torturan al que piensa de un modo distinto.
Las guerras correctas no cierran escuelas, no defienden con armas ningún argumento, ni liberan patrias oprimidas matando al pueblo.
Las guerras correctas no tienen vencedores, no levantan nuevos muros de la vergüenza, ni apoyan dictadores sean del color que sean.
Las guerras correctas traen aromas a pan, a campos cultivados a punto de cosechar, que preceden la fiesta que en breve llegará.
Las guerras correctas construyen puentes, derraman su alegría por las calles y plazas, llenan el aire de voces que sin miedo hablan.
Las guerras correctas respetan la inocencia, acogen al que llega buscando otro futuro, devuelven su sentido a la palabra humanidad.
Las guerras correctas dan valor a los libros, hacen que la cultura traspase las fronteras, cuestionan hasta las verdades mĂĄs absolutas.
Las guerras correctas abren nuevas escuelas, defienden sus argumentos usando la razĂłn, buscan liberar pueblos apoyando su desarrollo.
Aurea Loira GarcĂa
Norma Quiero que mis poemas tengan hueso y estructura de piedras palpitantes; verlos siempre de pie (torres errantes de la vida y el hombre), por su peso. Capaces de ser bala y de ser beso, cantos de paz o puĂąos resonantes; azules como el rayo o verdeantes como olivo maduro... Que su espeso son a metal, colmena o bosque herido, suba desde mi sangre, tensamente, a otro labio desierto y perseguido. ÂĄVersos con alma y versos con simiente, con atlĂŠticos hombros y un erguido pueblo de corazones por su frente!
Marcos Ana Te Llamo desde el Muro
Encuentro
Me encontrarĂĄs, amor, abrazada a tus sueĂąos desde una nube de estrellas, rodeada de la luz de tu cuerpo convertida en tu alma... Nos encontraremos en el aire cuando nuestros ojos se abran para mirar la vida, cuando nuestros brazos se abran para abrazar el aire, cuando nuestras almas se abran para abrazar al Universo.
Te encontrarĂŠ, amor, en un Universo donde el espacio y el tiempo sean sĂłlo un abrazo, donde la luz de tus ojos brille eternamente...
Aseret
Legados Del norte vengo, de montañas azules y viejas miradas marineras La voz de mi madre inundaba de cadencias la casa con algo que llamaban bolero una mañana despertó en mi garganta la voz de mi padre más densa que la mía, con brumas en sepia y rituales vacíos Una voz es una herencia extraña te escuchas en un tiempo no vivido es un camino que sólo puedes ver con los ojos cerrados Cierro los ojos y siento en derredor todo lo que aún estará cuando yo no esté siento al más viejo corsario, el dolor, apuntando hacia mí los cañones del olvido Nada atesoro, sé que el mar está dentro de mí, sé que el mar vendrá por mí.
Orlando Fénix
Indago
A dónde irán mis palabras, mi lengua de sombras si un pájaro vivo aletea en mi sueño y su trino me despierta con la certeza de que a esta hora alguien llora en el profundo sur
Orlando Fénix
Diccionario de un preso Breve es el diccionario de los presos. Tiene palabras frías como espadas: Recuento. Muros, cerrojos. El patio. Celda. Sancionado. Muertos en cruz. El Tribunal. La condena. Losas de piedra. Cemento. Y el “alerta” que deshace la estructura del silencio. Breve es el diccionario de los presos. Tiene palabras que arden en los labios, arrancadas del pecho:
Solidaridad. Amor. Libertad. Patria. Aliento. Creación. Luz. Futuro para todos. Hijos. Mujer. Compañeros. El mundo. La humanidad. La paz. Una bandera, una patria, un pueblo. La amnistía, el mar y el viento para el preso. Con estas pocas palabras sueñan o sufren los presos. Unas las afila el odio,
Marcos Ana Las Soledades de Muro
Te marchaste... Dejando huella Fuiste mi pasaje favorito, mi personaje preferido Encajabas en mi tiempo, en mi espacio No era el sonido de tus cuerdas vocales, eran tus miradas fijas o perdidas las que decían más que el movimiento de tus labios Eras capaz de calmar mis tempestades y la verdad, es que no sé cómo aguantabas todas y cada una de mis imperfecciones
Pensaba que eras el paraíso, el cielo estrellado que las farolas esconden que eras para siempre, como un poema de Bécquer Todavía hoy me pregunto por qué llegué a leer la última página de la novela en la que eras protagonista... Y aunque he intentado evitarlo, ocupas un preciado lugar en esta estantería que llamo vida.
Lidia Martínez Rolando
Voy soñando Soñar; siempre soñar, con banderas y besos; la libertad y el aire soplando en mi cabello. Campo y aire sin fin –oh luz–, sin otro cerco que el amor de unos brazos enlazando mi cuello. Soñar; siempre soñar, con los ojos sin sueño, que soy un hombre vivo... siendo tan solo un preso. Hay árboles y un río fijos en mi recuerdo; una infancia salvaje, un dulce amor ingenuo, y dos nombres grabados en el chopo más viejo.
(El cielo aquella tarde era como un espejo. El choperal tendía, para el amor, senderos. Todo era luz. La gloria de mayo iba en mi pecho. Un vilano de plata se enredó en sus cabellos, acudí tembloroso y con mis dedos trémulos. Sus ojos me invadieron de aroma y sol. El viento, inmóvil, nos miraba: fue aquél mi primer beso). Soñar, siempre soñar que vuelvo a todo aquello, lo que dejé y ya nunca encontraré al regreso.
Marcos Ana Te Llamo desde el Muro
Libertad en el Hombre Yo cuando muera estaré destinado a una fosa común, pero mi vida no … Por algo tengo las alas. Y, aunque me las corten, tengo los pies para descubrir las cosas que este tiempo pasa por alto. Y, aunque me los quiten, tengo el corazón que nunca dejará de latir hasta conseguir lo que busca: LIBERTAD. Crecí en el laberinto. Y por ahí debe estar mi partida hacia el infinito. Qué pocos estamos defendiendo la honestidad en el hombre.
Sergio Gamboa Vega
Límite del Conocimiento
Con una lámpara miro el cielo; hasta donde llegan mis ojos es lo que conozco, lo demás es mi ignorancia. ¡Quién me iluminará de la noche! No es la razón, es la fe.
Sergio Gamboa Vega
Ocaso Grana Quisiera conservar todas mis hojas, sin esa desnudez fría en las ramas del hielo y del invierno. Ser viejo, un árbol viejo. Está Bien. Pero ver todas mis hojas canas, como el árbol que queda por la escarcha y la luna cubierto de plata. O cubierto en los oros que el sol retiene con espaciosa calma en las cimas azules de esas tardes de otoño, un rescoldo de sueños, que en dormidos espejos se mueren reclinadas. Así mi atardecer quisiera... No importa que la trama de mis huesos transluzca sus pálidos encajes si es mi corazón roja rama que canta la alegría de todos.
Si en mi mano florece la callada que cortaron mis hijos, de un fresno encendido por las luces del Alba. Si curando al viento mis banderas heridas, voy caminante, rĂo abajo, hacia la mar ancha, por entre juncos albos y bajo lunas castas, noble y tranquilo hasta la gran orilla donde espera, entre hierbas, amarrada mi barca...
Marcos Ana Te Llamo desde el Muro
Todo será cuestión de tiempo
Todo será cuestión de tiempo, Nada se dejara el pasado. El pasado vive tatuado, Para todos aquellos que saben llorar, La ausencia de un mártir. Habéis matado la inocencia. La inocencia se revela, En la plaga más temerosa, Una tormenta llamada odio.
Odio que nace de una triste convivencia, Como si el débil, O más bien el engañado, Fuera culpable solo por existir. Pero el palestino es un ser humano, Una especie autóctona que creo la naturaleza, Y que solo desea vivir en libertad.
Girón Emilio Emilio Girón Romero
« Poesía no solamente es crear poemas, es defender la Palabra que los sostiene ». Mar Martínez
Tiempo de Poesía
Edita
Proyecto Leer es un Derecho Coordinación y Edición digital:
Antonio Ureña Poemas Originales: Ángeles Roda (España) Mar Martínez (España) Julia Avecillas (Ecuador) Aurea Loira (España) Aseret (España) Orlando Fénix (Colombia) Lidia Martínez (España) Sergio Gamboa (Perú) Girón Emilio (España) Fotografía: Antonio Ureña
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