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Espacios de trabajo: efectos no visuales de la luz Por Julia Erlhoefer
En medio de una sociedad que busca nuevas formas de bienestar y comodidad se ha desarrollado el concepto de iluminación biológicamente efectiva. Dicho concepto, que estudia la luz como un elemento que genera energía para el desarrollo de funciones vitales, se ha convertido en un aspecto fundamental a la hora de diseñar espacios interiores.
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ormas y reglamentos sobre calidad de iluminación en oficinas han sido consideradas necesarias para una buena calidad de vida, no solo para cumplir con exigencias visuales, sino para mejorar aspectos como la productividad y seguridad laboral. Así, la ahora llamada iluminación biológicamente eficiente –idea incluida en el reporte técnico DIN SPEC1 67600–, fue desarrollada por el Instituto Alemán de Normalización (DIN) como resultado de un exhaustivo estudio, publicado en 2013, sobre los efectos de la luz en los humanos.
Iluminación+Redes 13
A partir del descubrimiento en 2001 del tercer fotorreceptor2 en el ojo humano, se concluyó que este es el responsable de los efectos biológicos directos causados por la luz. Desde entonces las respuestas reflejas del cerebro y el cuerpo a la presencia de la luz día dejaron de ser un problema exclusivo de la medicina y han ido ganando importancia en el desarrollo de tecnologías y aplicaciones de iluminación. En la misma línea, numerosas investigaciones científicas han descubierto que la iluminación no solo afecta el rendimiento
visual, también influencia procesos biológicos en el cuerpo que afectan el comportamiento, el bienestar y la salud. De allí que se requieran estudios más profundos sobre estos efectos no visuales para determinar si realmente las oficinas, los colegios y las viviendas cuentan con una iluminación apropiada (ver Gráfico 1). El efecto de la luz sobre el sistema biológico está directamente relacionado con su espectro lumínico, su distribución, la irradiancia y sus ciclos en el tiempo. Bajo condiciones normales, la luz natural es la
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