Leed se ha convertido en un tema snob

Page 1

opini贸n

en un tema

42

snob

Sketch: cortes铆a Camilo Santamar铆a

LEED se ha convertido

Construcci贸n Sostenible 5


opinión

Ante el evidente impulso que ha tomado LEED en el país, y dadas las polémicas internacionales que ha suscitado, Construcción Sostenible invitó al Ing. Mauricio Wiesner Solano* para evaluar la pertinencia de esta certificación en el contexto nacional. Con éste se abre un espacio para el debate cuyo único fin es incentivar, de la manera más diversa posible, los actuales y futuros esfuerzos en la materia.

N

o hace falta certificarse LEED para ser sostenible. Incluso, muchos proyectos en su afán por lograr la certificación emplean estrategias poco efectivas y para nada acordes con la realidad del país. En mi opinión, LEED se ha convertido en un negocio que, lamentablemente, ha desviado los esfuerzos por construir con un menor impacto ambiental. Y les diré por qué. Primero, debo decir que hago parte de un grupo desencantado con la certificación, que creyó en ella y luego tuvo que tragarse sus palabras. Hace unos 10 años, durante un paseo familiar, me escapé de mi esposa y mis hijas para asistir a una charla sobre LEED que casualmente tenía lugar en el lobby del hotel. En ese entonces, el concepto de sostenibilidad no estaba tan arraigado como ahora y me dejé convencer por la bienintencionada retórica que escuchaba; sólo quería volver a Colombia y ‘evangelizar’ a mis colegas. Luego, llegué a entusiasmarme al ver cómo el mismísimo CCCS la acogía y cómo cada vez más proyectos buscaban el beneplácito de LEED. Como era de esperarse, en la marcha pude notar cómo la buena arquitectura era desplazada por el esnobismo de los puntos y las consultorías. La sostenibilidad, en vez de ser un tema de responsabilidad social o

Construcción Sostenible 5

de ética profesional (como debería), pasó a ser un adjetivo de lujo que podían permitirse unos pocos, aquellos con la facilidad de invertir miles de dólares en asesorías y, obviamente, en certificaciones. La búsqueda de la sostenibilidad quedó reducida a LEED y muchos arquitectos se preocuparon más por sumar puntos que por dar respuesta, primero desde el diseño, entendiendo las condiciones ambientales del lugar, y luego sí con ayuda de la tecnología, en caso de requerirse, a las particularidades de cada proyecto y a su posible desempeño eficiente. Estas son mis cinco razones por las que no creo en LEED:

1

Está hecha para un país con estaciones: LEED es la punta de lanza del USGBC, y precisamente por eso está hecha para los Estados Unidos, un país que debe hacer frente al extremo calor de los veranos y a los fríos inviernos. En Bogotá, por ejemplo, las variaciones radicales no son cada año, son entre el día y la noche. ¿Pueden aplicarse las mismas estrategias bioclimáticas en Nueva York que en Bogotá? No creo. ¿Y si nos movemos a Carmen de Bolívar? Menos. ¿Y qué hay del tema de la adaptabilidad? ¿Será que un cajero de un banco en Cali requiere los mismos estándares de control térmico que otro cajero de Ipiales?

Con LEED se imponen unos estándares que no dan cuenta de la realidad nacional y algunos diseñadores se atienen sumisamente a ellos sin conocer siquiera el lugar de emplazamiento del proyecto. Otros se empeñan incluso en implementar tecnología donde no se necesita, por más eco-eficiente que ésta sea: ¿no que Medellín es la “ciudad de la eterna primavera”? ¿Entonces qué hacen pululando tantos edificios con aires acondicionados?

2

No reconoce los sistemas constructivos locales: a esta certificación, enfocada como está en procesos de construcción industrializados, le tienen sin el menor cuidado las tradiciones constructivas de Colombia. Aquí, a diferencia de lo que sucede en Estados Unidos, la construcción liviana en seco o las modulaciones no han sabido ganarle terreno a técnicas que otros podrían llamar artesanales. En Bogotá, por no ir más lejos –y de eso

Hace 10 años me dejé convencer por la bienintencionada retórica que escuchaba; sólo quería volver a Colombia y ‘evangelizar’ a mis colegas en LEED.

puede dar fe el mismísimo Salmona–, el ladrillo predomina por sus propiedades bioclimáticas, ya que en el día literalmente se calienta para dejar la labor de calefacción en manos de la inercia térmica durante la noche. ¿Por ser ladrillos y por colocarse uno por uno son menos efectivos que costosísimos vidrios de especificaciones indecibles que se traen de la conchinchina? (cuya huella de carbono por transporte y producción debería también tenerse en cuenta).

43


opinión

3

Es antidemocrático: si la motivación principal de LEED fuera promover la sostenibilidad, como lo pontifica la USGBC, ¿no debería ser asequible a todos? Miremos el caso colombiano una vez más. Aquí, el posicionamiento de LEED ha sido jalonado por grandes empresas que quieren sumar a su good will el compromiso ambiental o por multinacionales que tienen como política reducir la huella de carbono en todas sus filiales. ¿Pero qué hay de las viviendas de interés social o de los conjuntos residenciales? ¿Qué hay de aquellos que no pueden destinar miles de dólares en consultorías o en pagar las certificaciones? ¿No podría emplearse el dinero que cuesta todo el papeleo de LEED en mejores diseños o capacitación para quienes operan el edificio?

4 Fotos: ThinkStock

Desestima el impacto social en su estimación de sostenibilidad: algo que parecen no entender los genios de LEED es que no es lo mismo ser estadounidense que ser colombiano. En ciertos aspectos, aquí somos sostenibles de entrada. En cuanto a consumo de agua, por ejemplo, un ciudadano

colombiano consume sólo un tercio de lo que consume su par americano, por lo que las cotas de ahorro deberían ser distintas; y en energía, por volver sobre el caso de Bogotá, la nuestra es mucho más verde por provenir de hidroeléctricas, así que los golpes de pecho se los deben dar los gringos.

5

La certificación no se comprueba una vez opera el edificio: ¿cómo se puede certificar un edificio que no se ha visto en operación?, ¿es la certificación una garantía de que se haga buen uso del edificio?, o dígame, ¿con respecto a qué estándar se dice que un edificio ahorra un tanto por ciento de energía? De hecho, no logro entender cómo puede un edificio en planos contar con una “precertificación”, cuando la operación es la que da la pauta de sostenibilidad. Con el perdón de los escépticos, esta precertificación no es más que otra forma en la que LEED gana dinero. De nuevo, el vivo vive del bobo.

Si aún no está convencido de lo dispensable que puede ser LEED, dígame de qué le ha servido la certificación a los edificios

que la han obtenido en Colombia. Acaso si no la pagaban el edificio se iba a resentir y consumiría más energía. Una cosa es asesorarse para emprender las mejores estrategias de sostenibilidad; y otra muy distinta pagar el combo que le viene con certificación LEED, papas y gaseosa. Y una última pregunta para cuando tenga un rato libre: ¿quiénes certifican? ¿Expertos en la materia o asépticos oficinistas que reciben una documentación inabarcable que difícilmente comprueban porque no conocen el proyecto? ¿O serán acaso pelaos que por tomar un curso de unas semanas en Miami ya pueden adoctrinar sobre lo divino y humano en construcción sostenible? Muchos podrán decir que la certificación está en proceso de desarrollo y que constantemente se actualiza. Cierto, pero insuficiente. LEED cumplió con la misión de hacer de la sostenibilidad un tema de moda, una preocupación sobre la mesa; pero creó un efecto contrario y ahora la sostenibilidad parece tema de revistas de decoración. LEED puede dar parámetros de diseños, pero sigue siendo ajena a la realidad colombiana, y de allí que valga preguntarse si lo importante es lograr la eficiencia energética o acumular reconocimientos.

Así como se le exige a un cirujano que al operar no deje gasas dentro del paciente o corte la vena que no es, así mismo un arquitecto debe garantizar sostenibilidad, confort térmico, eficiencia energética…

¿Qué hacer? Pensar global y actuar local Como no basta tirar la piedra y esconder la mano; quiero compartir con ustedes algunas posibles soluciones. Primero, entender que la sostenibilidad ambiental es y siempre será sostenibilidad económica. Lo que quiere decir que contribuir con el medioambiente no cuesta más si se tiene en cuenta el retorno por ahorro en operación, ni se inscribe en

44

Construcción Sostenible 5


opinión

Los genios de LEED parecen no entender que no es lo mismo ser estadounidense que ser colombiano imposición y luego aplicarle los mismos estándares de construcción de Bogotá a un edificio en Espinal.

términos de ser un ‘buen samaritano’. Lo sostenibilidad es un tema de profesionalismo, de responsabilidad social empresarial. Así como se le exige a un cirujano que al operar no deje gasas dentro del paciente o corte la vena que no es; así mismo un arquitecto debe garantizar sostenibilidad, confort térmico, eficiencia energética… Es lo mínimo como parte de su trabajo. Es más, le corresponde también al arquitecto educar al cliente y al consumidor final de cualquier proyecto sobre las trascendencia de ser eficiente en el uso de los recursos y de reducir el impacto ambiental. Al cliente, entrándole por el tema de costos, de cómo ser sostenible supone un significativo ahorro en consumo de agua y energía; y al consumidor final, por el tema de la salud: un hogar confortable es sinónimo de bienestar (y eso sin tener en cuenta lo que se le está aportando a un planeta ya saturado). Afortunadamente para el país, iniciativas como el Sello Ambiental Colombiano o la labor del CCCS hacen que la sostenibilidad cobre protagonismo, se abra un debate a su alrededor y se creen sinergias. Pero, ya que LEED no es una medida acertada para evaluar el impacto de una

Construcción Sostenible 5

construcción en Colombia, se deben promover normativas y políticas de estímulos que fiscalicen el sector, como sucede en Bogotá, donde las secretarías de Planeación Distrital y de Ambiente, desde hace más de un año trabajan en la construcción de una Política Pública de Edificaciones Sostenibles. La solución es, entonces, crear unos estándares mínimos de obligatorio cumplimiento para todas las edificaciones que se adelanten en Bogotá, de acuerdo con la realidad local, así como una certificación para los que van más allá de estos mínimos, basada en un sistema de incentivos. De nuevo: LEED puede servir como referencia, pero si no la apropiamos e interpretamos no será más que un esfuerzo accesorio. Esta política, cuya normativa sería de carácter obligatorio, debe tener mecanismos de estímulos económicos (fiscales, de reducción en los costos de las licencias de construcción, facilidad de créditos...) para incentivar a los actores involucrados. Asimismo, esos “mínimos” serían dinámicos, es decir, la ciudad subiría cada vez más el listón conforme evolucione la sociedad y la industria. Y, finalmente, serían locales: no tiene sentido ver LEED como una

Obviamente, esta política sería el golpe a la primera de muchas fichas de dominó que se impulsarían la una a la otra: con estímulos y el cinturón normativo, el constructor no tendría inconveniente en ajustarse a los diseños sostenibles del arquitecto; con estos diseños, se demandarían materias primas certificadas –¿cómo es posible que en Colombia no contemos todavía con pavimentos permeables?– y sistemas constructivos limpios. Una vez que tengamos edificios cuya operación tienda a ser carbono neutral, podremos educar al consumidor final hasta que, algún día, se preocupe más por los sistemas de tratamientos de agua o las estrategias bioclimáticas que por los acabados de su nuevo apartamento.

Epílogo La buena arquitectura, por definición, es sostenible... O debería serlo. Si bien no hay fórmulas para alcanzarla, sí existen buenas prácticas y referentes que pueden acercarnos a un diseño integral y sostenible. No hace falta “inventar la rueda”: es cosa de conocer a fondo las condiciones ambientales del sitio donde se construirá o de recuperar estrategias de la arquitectura vernácula que no requieren de costosos e innecesarios equipos tecnológicos, de pensar en los usos y ocupantes... es, en últimas, cosa de no distraerse con la pompa de LEED y volver sobre nuestras necesidades y oportunidades. Mauricio Wiesner Solano Ingeniero civil especializado en impacto ambiental con experiencia de 18 años en consultoría nacional e internacional. Hace parte del equipo de Planeación Distrital de Bogotá que trabaja en la consecución de una Política Pública de Construcción Sostenible. mwiesners@gmail.com

45


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.