tardes con kerouac julia scrive-loyer
El martes por la tarde me di cuenta de que tenía gripe y decidí recostarme un rato. En mi casa había una hamaca que aún no había probado y me pareció que aquel día era ideal para pasar la tarde ahí con Kerouac.
Kerouac viajaba con Mississippi Gene hasta Cheyenne, y después de un rato, yo ya no estaba en ningún lado. Sentía el calor de otro sol en el rostro, pero no tenía tiempo para pensar en esto; el camión en el que viajaba Sal iba demasiado rápido.
Lo que estaba segura de no tener eran esos olores a montaña y a caminos y esos cielos puramente estrellados. Eso me faltaba, y lo sabía. Esos días lo sabía más que nunca.
Me dormí. Me dormí y mi sueño hablaba como Kerouac, o más bien dicho como Sal. Y eso era lo único que hablaba y ya no recuerdo si había alguna imagen, o si todo era negro, pero por lo que la voz hablaba se veían cosas.
Y sé que en un momento abrí un poco los ojos y me dije, o dijo Kerouac que todavía estaba ahí, “hazlo sobre todo por Dénver. Hazlo por ella y por Dénver.”
JULIA SCRIVE-LOYER
fotos tomadas entre 2012 y 2017 TEXTO: FRAGMENTO DE "TARDES CON KEROUAC" 2012