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Pandemia en tiempos del Bicentenario
Edgar Palomeque Cantos
RETORNO
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Otra vez de frente al eterno retorno memoria de recuerdos lúgubres pandemia olvidada la Peste Negra, anclada al claustro medieval supersticioso mágico, mítico, aniquilo pueblos, ciudades amuralladas único refugio, sin refugio, otros se acogieron al beneficio del silencio ermitaños, invisibles. los monjes traductores discurrían la razón insoluble… la sinrazón. Y empezaron a morir inocentes culpables los que no sabían del dolor, y así la humanidad y la Peste anochecieron, saturados en el sepulcro, miles gritando ¿Por qué yo? el otro es el pecador merece el juicio prematuro vivió de exquisitos cortejos corporales dulces gulas de caderas ensanchadas codicias infinitas, de la usura, de la avaricia, yo solo me quede con mis sueños rojos. Los hermanos y amigos de siempre se fueron, sin despedirse, sin la última canción, sin el beso del novio que se sube al tren [del olvido. Nunca más aquella alegría que emergía de la luz tibia armonizada con el vino consumido al ritmo de la hoguera que danzaba para los moribundos, aferrados a los néctares difusos de las cavas sumergidos en las delicias de los recuerdos, que aún viven en las gargantas inertes de aquellos [fantasmas diluidos en el polvo no son más que delirios ahogados en un [ataúd enterrados en el olvido.
RETORNO II
La aurora encierra a la noche, la alegría abandona la pena, el amor florece, las delicias de la vida encuentran un nuevo [almíbar que oculta las espinas de raíces profundas. Abruman los arreboles de paz, para qué mirar atrás, resucito el desenfreno los manjares prohibidos endulzadores del [placer, se abrió de par en par el cofre en el que dormitaba la avaricia alimento suculento del egoísmo de la usura intelectual. Hombres y mujeres amnésicos del holocausto renacidos de las cenizas construyen imperios, derrochan parecía que la opulencia y la miseria [convivían en armonía, armonía del silencio resignado de la nada. El mundo giraba como gira la ruleta deteniéndose brevemente en los cuadros negros sin temor, el pasado es historia la vida derrocha alegría, de pronto la noticia asoladora la Gripe Española, La Peste desciende de su globo vestida de púrpura, sin máscara, armada de guadaña invisible, incontenible, tétrica, sin alianzas con Lucifer, un demonio recién bautizado por el monje de la premonición, alquimista que vuelve arcilla al cuerpo. La humanidad noctámbula retorna a la pesadilla lúgubre, mortecina, la Peste cobra tributo, son millones, virtuosos, pecadores, magnates, miserables, se refugian en fortalezas sin cerraduras, el contagio a pleno sol y el miedo insomne se asocian, y como siempre ante lo insoluble el milagro de la fe, renace la esperanza en la imagen del [Salvador único consuelo, juraron y perjuraron su conversión, cesara la desigualdad amaran lo simple, al desvalido, y así florece la nueva conciencia… del olvido del autoengaño, el bien y el mal confundidos en la penumbra.
RETORNO III
La ruleta sigue girando, se detiene es el siglo de la ciencia despertar de la conciencia fragmentada, tecnología embriagante, globalización [disfrazada deshumanizada, pobreza enmascarada desenmascarada, exaltada en discursos espurios comparables con las pandemias, afloran los falsos profetas guías al paraíso, el túnel de luz derrite la bruma espesa alumbra siluetas de viajeros ausentes del vacío existencial sin pesadillas, soñando amaneceres con la suprema virtud el amor, miel revitalizadora de emociones energía longeva
elixir vestido de ternura combatiente del tedio vacuna a lo insoportable, magia que viste y desviste de alegría y dolor, agridulce que nos lleva a Nirvana al paraíso. En este trance, los jinetes acaudalados hacen y deshacen del mundo dueños del oro de casi todo cabalgando en el poder, especialistas de la desigualdad, trasnochados ausentes de la aurora despertaron ungidos propietarios de la tierra sin escrituras sin testamento, irreverentes de la Casa Grande propiedad ancestral contaminada depredada. En esta lucha de contrarios de pronto, casi de la nada o el laboratorio sin solemnidad ni partes de asunción se corona al nuevo Rey… el pueblo de rodillas le llama Coronavirus, implacable recorre las ciudades desoladas, un destructor sin ideología ni ejército se enfrenta al poderoso humano sorprendido, refugiado en aquella cueva de siempre, cálida, dulce custodiado por los mayores tesoros, amor y familia y allí estamos frágiles, temporales, Nuestra levedad despierta a la supra [conciencia hilvanada por la energía en el amanecer de la fe al encuentro con Dios en entendimiento inentendible para la razón y así la fe sosiega, sostiene la esperanza, nos volvemos mansos y piadosos, a través de la oración encontramos la esencia espiritual, aceptamos resignados la enfermedad y la muerte caras de la misma medalla verdaderos maestros. La vida nos trae a los nuevos apóstoles resucitadores enviados por la misericordia, sanan con frecuencia reconfortan siempre. La vacuna de esperanza llegará… sigue en lo onírico, hasta tanto continuamos enmascarados con la piel desgastada, convalecientes, desempleados insomnes, útiles, inútiles. Servimos caminando el tiempo inexorable trae pensamientos [frescos entendimiento de los placeres puros redescubiertos por la cuarentena, y como todo un día la Pandemia se ocultará se marchará al igual que las promesas generadas por el miedo ante el dolor ante el moribundo. Quizá la humanidad entienda, quizá…