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Azogues y su Bicentenario de Independencia
(4/11/1820-4/11/2020)
Lauro R. Yumbla Lucero
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«La Historia es amiga del tiempo y las nuevas generaciones deben escribir sus propias páginas».
El proceso de independencia de los pueblos de América inicia en 1804-1809 y finaliza en 1825, con algunas excepciones, como los casos de Cuba y Puerto Rico, que permanecieron como Colonias españolas hasta 1898. El proceso de independencia empezó con la ocupación napoleónica de España y Portugal, ocasión que propició los primeros movimientos independentistas en
Latinoamérica.
En lo que respecta a nuestro país, como es conocido por todos, a través de la historia, los ansiados anhelos de libertad se manifiestan a partir del 10 de Agosto de 1809, con el Primer Grito de la Independencia gestado en Quito. A partir de esta fecha, diferentes pueblos y ciudades, de la hoy República del Ecuador, empezaron a expresar de diferente manera el descontento y la inconformidad por los abusos y excesos de los colonizadores españoles, amparados en la cruz y la espada; logrando, luego de inenarrables sacrificios, proclamar su Independencia. Así reseña la historia: «Para la mañana del 9 de octubre de 1820, la ciudad de Guayaquil había alcanzado su independencia de España y con ello comenzó la guerra de independencia». El 3 y 4 de Noviembre lo lograron Cuenca y Azogues; el 11, Riobamba; y, el 18, Loja.
Los acontecimientos del 3-4 de Noviembre de 1820, en detalle, los conocemos todos; sin embargo, por considerarlo de interés supremo de nuestra amada parcela, Azogues, me permito transcribir lo que relata el insigne historiador, Dr. Octavio Cordero Palacios, desde Crónicas documentadas para la Historia de Cuenca (1920: 67).
Las fuerzas eran desiguales. Al atardecer del día 3 de noviembre, por seguridad, los patriotas prefirieron trasladarse al barrio de El Vecino, desde donde se podía dominar la ciudad y también conseguir refuerzos de gente que venía por los caminos del norte. Esta situación, grave de suyo, y mucho más aún para una ciudad donde era ésta la primera vez que se oía el estrépito de un combate, se prolongaba sin esperanza alguna de solución. Las horas del día 3, desde la del asalto, todas las de la noche del mismo día, y las del 4 siguiente, gastadas en infructuosa lucha, eran para descorazonar a los más bravos. Parece que los patriotas pensaban ya en una retirada definitiva, y que aun la habían comenzado por los dos caminos de El Rollo, cuando asomó allí, este último día, el célebre Cura de Chuquipata, el Maestro Javier de Loyola, con numeroso refuerzo de gente blanca y de indígenas armados. La llegada del Cura Loyola debió ser por la tarde del cuatro, dado el tiempo que emplearía en reunir aquella gente y en formarla, armarla y conducirla para la ciudad, desde cosa de cinco leguas de distancia […] Reforzados y rehechos los patriotas con aquel inesperado y decisivo socorro, cayeron de nuevo sobre la ciudad y ya bien avanzada la noche, en ímpetu incontenible, se apoderaron de la plaza central, tomaron el cuartel que abandonaron en fuga los realistas y proclamaron triunfales la independencia de Cuenca…
Vale decir que el contingente llegado desde el norte estaba integrado por gente de Chuquipata, Azogues, Biblián, Cañar, Déleg, Taday y más pueblos aledaños.
El destacado historiador Dr. Marco Robles López, en su obra Historia de Peleusí de Azogues (p. 240) expresa: «…la acción de los hijos del Cañar fue tan decisiva y oportuna, que no ha podido sino ser reconocida en los mejores términos por cuantos historiadores se han referido a estos acontecimientos». Incluso hay quienes han sostenido que, sin la ayuda efectiva de los patriotas comandados por Javier Loyola y otros «la causa de la independencia de Cuenca hubiese fracasado». En lo que respecta a nuestro país, como es conocido por todos, a través de la historia, los ansiados anhelos de libertad se manifiestan a partir del 10 de Agosto de 1809, con el Primer Grito de la Independencia gestado en Quito. A partir de esta fecha, diferentes pueblos y ciudades, de la hoy República del Ecuador, empezaron a expresar de diferente manera el descontento y la inconformidad por los abusos y excesos de los colonizadores españoles, amparados en la cruz y la espada; logrando, luego de inenarrables sacrificios, proclamar su Independencia. Así reseña la historia: «Para la mañana del 9 de octubre de 1820, la ciudad de Guayaquil había alcanzado su independencia de España y con ello comenzó la guerra de independencia».
De este modo, el cura Loyola se sumó a la lista de héroes de la jornada y el pueblo le aclamaba con entusiasmo: «¡Que viva el cura Loyola,/ que viva la libertad./ Abajo los chapetones,/ abajo la terquedad!», era la copla que resonaba en las calles de la ciudad.
Como un error histórico y de los historiadores se ha reclamado, con toda razón, de diferentes frentes y tiempos, la injusta omisión de nombres de destacadas personalidades de los diferentes pueblos del Cañar que tuvieron lucida y heroica participación en los hechos históricos del 3 y 4 de noviembre de 1820. De ahí que considero que la Historia de Azogues y, particularmente, la de su Independencia está por escribirse. La nobilísima tarea corresponde a los versados en la materia, quienes con conocimiento de causa, debidamente documentados, con mucha pasión y amor a su tierra, y de manera totalmente imparcial, en aras de honrar la memoria de sus héroes. Deben emprenderla considerando que la historia es la «narración verdadera de sucesos pasados» (Aristos-Sopena, mayo de 2015). La posteridad los reconocerá.
Como un merecido homenaje a tan magno acontecimiento histórico de nuestra amada tierra, Azogues, comparto con ustedes unas décimas escritas desde el corazón.
¡El Primer Bicentenario sacude el imaginario!
Azogues en la memoria, revive gestas gloriosas por derecho, luminosas, así registra la historia, para nuestro honor y gloria. Inmortal bicentenario, cuatro de noviembre el día de mil ochocientos veinte, suceso extraordinario, sacude el imaginario.
Un día igual al presente, del norte acudieron pueblos, cual una tromba indignada. a Cuenca del Tomebamba. De Cañar, Biblián y Déleg, Azogues, Rivera y más; Chuquipata y sus labriegos, en unidad de ideales, a dar el golpe de gracia a los vil explotadores.
Noviembre de dos mil veinte, primeros doscientos años de tan memorable suceso que palpita en la memoria, mucho más en el corazón. Llenos de orgullo y pasión, con optimismo y vigor, Azogues, tus hijos cantamos: Vivirá tu «sien valerosa coronada de olivo y laurel».
Tierra heroica, tus recuerdos, por la corona explotada. en tus páginas de gloria, reseña así nuestra historia; los patriotas levantaron su voz de protesta en coro, por la opresión y el abuso de infames conquistadores que con la cruz y la espada esclavizaron al pueblo.
Azogues, septiembre de 2020. ◄