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ESTE ES EL INICIO DE LA SECCIÓN DURANTE LA CUAL CONOCEREMOS CON MÁS DETALLE LAS HISTORIAS DE NUESTROS PERSONAJES. TERESA DE ANGOITIA

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VIRIDIANA ÁLVAREZ

VIRIDIANA ÁLVAREZ

#TERESADEANGOITIA. SOMBREROS. TOCADOS. NOVIAS. ARTESANA. ASESORA

Teresa de Angoitia, marca 100% mexicana, cumple 30 años de exitosa trayectoria en la fabricación de sombreros y tocados; su creadora, homónima de la marca, nos relata cómo han sido estas tres décadas de trabajo, anécdotas y un sinfín de proyectos que aún están por venir.

El arte de vender

La historia de Teresa pareciera ser la de cualquier niña de familia, “siempre he sido súper inquieta, yo te diría hiperactiva, dispersa, que me llamaba la atención todo lo que veía, justo en el colegio me distraía pintando; desde muy niña tomé talleres de pintura y luego fue pasando la vida hasta que entré a la universidad y llegó el momento de escoger carrera, la persona que me hizo el estudio de orientación vocacional me dijo ‘tú eres 100% creativa, ¿qué vas a estudiar?’, le dije Derecho y me cuestionó, ‘¿por qué vas a estudiar Derecho?’”.

Sin hacer caso a esa pregunta, Teresa inició sus estudios pero, “al primer año me digo ‘no, no me gusta la universidad’, empecé en la UP y luego me fui al ITAM, ahí la verdad me encantaba pero, al mismo tiempo, decía ‘no me gusta lo que estoy estudiando’”.

Teresa siempre fue ágil para los negocios, mientras batallaba con la idea de ser abogada ella se distraía vendiendo en la universidad, “en el colegio tenía una tiendita de dulces y de Coca-Cola de dieta, porque no había de estas, o vendía telas, collares, bolsas, siempre accesorios y, en un momento dado, tuve un negocio de moños para el pelo y vendí 3 mil. Los hacía yo al principio, pero después junté una cooperativa de señoras del DIF que me ayudaban a hacerlos. Siempre me ha interesado la conciencia social para apoyar a las mujeres”.

Cambio de carrera

Proveniente de una familia cuya profesión, mayoritariamente, es la abogacía

Teresa de Angoitia se inició en el mismo camino pensando que era lo correcto hasta que decidió hacerle caso a sus pasiones e intereses y se decantó por el Diseño de Modas.

“Mi papá es notario, mi mamá es abogada, mi hermano es abogado, me casé con un abogado, abuelos abogados, tíos abogados, ¡todos!”; así que mientras Teresa seguía estudiando Derecho y preguntándose ¿qué sería de su futuro?, alguien por ahí preguntó dónde conseguir un sombrero y de inmediato ella contestó: “¡yo te lo consigo, te lo hago y te lo vendo!”.

A la par de hacer sombreros “yo necesitaba tener un hobby que no fuera todo el tiempo estar creando lo mismo, como un descanso y, como desde chica pintaba, cuando tenía algún tiempo entraba a talleres de pintura y, sobre todo en los últimos diez años, me dediqué a pintar muy paralelamente a mi trabajo”.

Así que estando en el ITAM dijo “‘¿y si me cambio de carrera?’, y un día que iba a hacer exámenes finales de 4º semestre dije ‘no, yo ya me voy a salir de aquí’, y le dije al director de la carrera ‘le vengo a dar las gracias, ya no creo que presente ni los exámenes, ya me voy a salir’, ¡pero no les había dicho a mis papás!

“Entonces me dijo ‘¿y qué vas a hacer?’, voy a estudiar diseño -le dije-, ‘pues te felicito porque se te ve la creatividad así de verte. Hay muchísima gente que debería hacer lo que tú’”.

Así que el tan temido enfrentamiento en casa llegó, “voy con mis papás y les digo: ‘ya no quiero estudiar esto, quiero estudiar diseño como mi prima’, y mi papá me dijo ‘¡que barbaridad!, es perder el tiempo, es desperdiciar que eres una persona inteligente, preparada, que se te ha dado todo, ¡que horror!’. Fue un drama nacional”.

Primeras Damas

“Cuando murió el Papa Juan Pablo II me buscaron para que Martha Sahagún fuera con un tocado al funeral y así fue, salió elegante, en distinción de la primera dama mexicana. También cuando Margarita Zavala y Felipe Calderón fueron a ver a la reina de Inglaterra fue todo un tema, Margarita no se quería poner un sombrero, luego se puso dos abrigos y entonces yo le decía ‘no, solo uno y tienes que llevar una bolsa’, entonces de alguna manera hasta la asesoré”.

Semblanza DISEÑO DE SOMBREROS

El poder de la perseverancia Una vez tomada la desición de cambiar de carrera, Teresa de Angoitia cumplió su sueño de estudiar Diseño de Moda, “estudié la carrera completa en un lugar que se llama Jannette Klein en la Del Valle y me di cuenta de que a mí lo que más me llamaba la atención eran las ideas raras, lo más creativo.

“Luego trabajé para una persona que vendía textiles y me dijo ‘aprende a hacer sombreros’, y la única persona en México que hacía sombreros era María Victoria y vivía en Lindavista. Yo vivía en el sur, en el Pedregal”.

Por azares del destino, una tía de Teresa era su clienta, pero se negó a darle su contacto, ya que le dijo que era antes de irme, averigué dónde vivía María Victoria, le toqué y salió una mujer muy enojona: ‘¿qué quieres?’, la quiero conocer, ‘pero no tienes cita’, no, pero le dije que vivía en el Pedregal, que me dejara pasar y platicarle; total ya me deja pasar, le platico y me dice ‘sí, se ve que tienes ganas, pero no enseño a nadie’, ándele, piénselo, mire me voy a Londres y regreso en mes y medio y ya usted me da clases, yo puedo traerle libros e información de tendencias, ‘no te aseguro nada, ¿qué no me ves la edad?’; una mujer soltera, muy inteligente, preparada. Acabamos siendo íntimas amigas, pero dura y ruda como ella sola”.

La Sombrerera

“Mi papá me decia ‘la sombrerera’. Un día le dije ‘ya no me digas así’ y me dijo: ‘yo te voy a dejar de decir la sombrerera el día que a mí me pregunten si soy el papá de la sombrerera’. Entonces un día llegué a mi casa y en la noche llega mi papá y me dice ‘¡ya me fregaste!’, ¿por?, ‘porque ya me preguntaron si soy el papá de la sombrerera’, y grité feliz: ¡te lo dije!”.

una persona dificilísima y no le haría caso. Afortunadamente, la mamá de una amiga suya le dio el tan ansiado número y por fin la contactó.

“La busco y le digo ‘oiga soy fulana de tal, soy sobrina de tal, terminé la carrera y quisiera ver si usted me puede enseñar a hacer sombreros’, me dijo ‘no, yo no enseño a nadie’ -muy malhumorada la mujer- ‘yo he vivido de esto toda mi vida y no me interesa, además estoy muy mayor’”.

En tanto, a Teresa se le presentó la oportunidad de ir a pasar un verano a Londres a visitar a una amiga, “pero

Así que Teresa se fue a Londres, viajó y conoció, pero su voz interior le dijo que debía regresar a aprender con María Victoria, “le dije a mi papá ‘yo voy a aprender en México y la viejita esta me va a enseñar’”; así que regresé y le hablo ‘buenas, ya llegué, ¿cómo está?, ya traigo todo lo que acordamos, ¿cuándo la puedo ver?’. Me dijo ‘no, nadie te dijo que yo te voy a enseñar’, no, pero yo sí le dije que le iba a traer unas cosas, ¿no las quiere ver? ‘Pues bueno, si quieres ven, pero no te garantizo nada’”.

Así que con esa perseverancia que caracteriza a Teresa se fue hasta Lindavista a visitarla y María Vic - toria por fin la aceptó pero bajo sus condiciones, “me dijo ‘sí te veo que quieres que te enseñe a hacer sombreros, solo que tengo una sobrina a la que no le puedo quedar mal. Yo no tuve hijos y además mi clientela son tus amigos, le vas a bajar los clientes a mi sobrina’. Le dije ‘no, ¿cómo cree? yo jamás lo haría, soy una gente seria y lo que usted me diga que no puedo hacer, no lo hago’”.

Y le recalcó una cosa más, “‘me vas a tener que tolerar porque soy muy religiosa y aquí en Lindavista hay una iglesia, yo me la paso ahí’, le digo ‘ay, a mí no me importa ni la iglesia, ni rezar, yo voy’. Y le pregunté ‘¿y cómo se llama la Iglesia?’, me dice ‘San Ca- animales, he hecho de todo tipo en 30 años, lo que me pidan para el teatro, la tele, las tiendas, boutiques pequeñas, para una celebridad en Brasil, etc.”.

En estas tres décadas, “he tenido la oportunidad de trabajar para presidentas de la República, para embajadoras, para gente del medio político, para Ascot, en Inglaterra, o sea, ha habido un sinnúmero de posibilidades. A mí me das un tema y yo lo desarrollo, como que tengo, gracias a Dios, ese don y facilidad de lo que me pongas, hacerlo creativamente alrededor de algo que puede usarse en la cabeza o arreglo”.

Y, a pesar de que en México no somos de la costumbre de usar sombreros

De Los Pies A La Cabeza

Es la exposición temporal en la que Teresa de Angoitia mostró 22 de sus obras pictóricas en G56 HUB Creativo Galería ubicada en General Antonio León 56, San Miguel Chapultepec, CDMX.

cotidianamente, “tuve muchos años de gloria de hacer sombreros y, desde hace como 25 años, empecé a hacer tocados de novia, no había competencia realmente y yo siempre estaba súper a la vanguardia”. En el camino “se fueron presentando oportunidades de sombreros y pues todo ha funcionado a lo largo del tiempo”.

Para Teresa de Angoitia aún queda mucho por crear, “siento que hay mucho qué expresar y, en el tema de los tocados, los sombreros, pues seguirlo haciendo ya de una manera un poquito más masiva; además de seguir pintando y exponiendo. Siempre estoy abierta a que me den un tema, lo desarrollo y nunca digo que no”.

yetano, ah, pues ya está, San Cayetano me trajo aquí, porque yo nací el día de San Cayetano, entonces me tiene que enseñar’ -bueno, vamos a probar un mes- y de ahí me seguí con ella dos años y a partir de ahí empecé”.

30 años de hacer sombreros

Fue en 1992 cuando Teresa de Angoitia comenzó la instrucción de hacer sombreros con María Victoria y, en 1993, empezó la aventura de sacar su propia marca. “Todos los días, es algo distinto; hago sombreros, tocados a la medida, tocados para novias, sombreros de

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